Luhan acompañaba a Kyungsoo en cada una de sus horas, dormían juntos, despertaban juntos y vivían juntos, literalmente.
Cada tarde todos los días Luhan acompañaba a Kyungsoo en su hora del almuerzo, al salir de la oficina un hermoso ángel con ojos de ciervo estaba a su espera para pasar juntos 40 minutos más de sus días.
-¡Hora del almuerzo muchachos!- grito un empleado de la oficina pasando por los cubículos.
Eran las doce treinta del medio día y Kyungsoo tenía una cita muy importante, con un semidiós muy especial.
-¡Oh por dios! ¿El señorito Kyungsoo se prepara para salir?- exclamo sarcástico uno de los compañeros de oficina de Kyubgsoo en voz alta para llamar la atención de sus séquito de idiotas para molestar al susodicho.
-¿A dónde demonios vas a estas horas Kyungsoo? tu nunca sales a la hora del almuerzo.- Así era todos los días en la oficina, cada vez que Kyungsoo hacia algo diferente, era molestado por sus compañeros del trabajo, pero al final, él era el que reía más alto.
-Hoy no, tengo una cita con el culo de tu madre, estaba muy excitada en el teléfono cuando llamo rogando por más.- respondió por ultimo Kyungsoo, antes colocarse su saco y salir de la oficina con una sonrisa de superioridad.
- Cuídense imbéciles!-se despidió con un ademan de despedida antes de salir.
-¡¡Kyungnee!!- grito un hermoso chico de estatura media vestido completamente de blanco hacia lo brazos del joven enanito que salí contento de la entrada de SM corporation.
-¡Luhan!- respondió por último el enanito de traje abrazando y besando cariñosa mente a su amado.
Kyungsoo al vivir en un complejo de departamentos justo al lado del edificio en que trabajaba hacía mucho más fácil la tarea de Luhan, de acompañar a Kyungsoo en todos lados a los que él fuera, y que era menos dañino que cinco minutos de camino.
A pesar de las de demandas de Kyungsoo, Luhan siempre se aseguró de acompañar en todo momento a su chiquitín sin importar que.
Más tarde al finalizar su jornada Kyungsoo traía consigo un hermoso ramo de doce rosas para Luhan cada semana como habían acordado.
-¡Kyungsoo son hermosas! ¡No te hubieras molestado!
Y para hacerlo mucho más especial Luhan siempre fingía sorpresa.
-No es ninguna molestia, pensé en ti al verlas.
-Ohhh
Sus nuevas rutinas diarias no eran para nada aburridas o tediosas ya que su propia compañía siempre era algo nuevo que disfrutar.
Luhan le contaba a Kyungsoo una que otra anécdota acerca de él en el Olimpo y su duro trabajo como semidios, y Kyungsoo alguna que otra de su vida y su niñez, ambos habían llegado a tener la confianza y comprensión que siempre habían deseado. Convirtiendo sus vidas en un sueño.
El tiempo paso y después de un año de amor, pasión, ternura y comprensión, MUCHA, Luhan y Kyungsoo por fin decidieron hacer oficial su amor eterno contrayendo nupcias y casándose el año siguiente.
En su primer año de matrimonio la chispa del nuevo amor eterno era más que evidente su pasión era tan grande que la disfrutaban todos los días.
En todo ese año nunca se separaban, las llamadas a la oficina de Kyungsoo eran más acostumbradas incluso las visitas privadas de Luhan en la oficina, ya que en su primer año de casados Kyungsoo obtuvo su gran y merecido aumento de puesto, convirtiéndose en el jefe mayor de todo el departamento de ventas al que pertenecía.
No solo ganaba más dinero si no que las vacaciones que le dieran en gana eran bien recibidas.
Obviamente él era más que responsable en cuanto a su trabajo y vida laboral, ya que gracias a Kyungsoo la compañía ganaba más dinero, y con el merecido cambio de puesto en el trabajo de Kyungsoo este compro un nuevo departamento para él y su bello esposo.
Juntos y en familia con un nuevo integrante de nombre Mango (un perrito pastor ingles) que se les uniría logrando conquistar todo su corazón, el cual no se pensaba que tuviera más espacio.
En esta nueva etapa de sus vidas. Kyungsoo era más que feliz con su vida, tenía el trabajo de sus sueños y el esposo más maravilloso del mundo.
Cada uno de los días en los que alguna vez se preguntó si su vida tenía sentido fueron respondidos con una sola palabra y esa era Luhan.
Ya no más soledad, ya no más angustia ni tristeza, Kyungsoo se sentía feliz al por fin haber resuelto su incógnita en todo ese tiempo, y no podía dejar de sorprenderse de que solo una persona en todo el universo podía mover, tierra mar y cielo para crear un amor tan puro como el que recibía de parte de Luhan.
Luhan era feliz al igual que su adorado Kyungsoo. Si él era feliz él también recibiría la misma cantidad de felicidad de ambos por igual.
Luhan comenzó a amar completamente y con cada una de las partes de su alma a Kyungsoo y al momento de este pedirle matrimonio, ¿Cómo decirle que no? si era el más grande de sus nuevos sueños. Luhan prometió a kyungsoo darle la mejor vida que él pudiera tener y así fue como lo lograron con el paso de los años.
Al pasar el tiempo su amor seguía creciendo con gran intensidad, pero no la juventud de Kyungsoo.
Kyungsoo al ser un humano este envejecía con el tiempo y al sobre pasar de todo tipo de obstáculos jamás dejo que un mísero problema como la edad le arrebatara al creador de toda y cada una de sus esperanzas de vivir.
Ambos entendían que la edad quisieran o no realmente importaba demasiado en sus vidas, pero no podían rendirse tan fácilmente después de todo lo que habían conseguido juntos.