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LOVE & FATE por The_dark_Duchess

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Notas del capitulo:

Hola!!! Sí, hoy estoy mucho antes de lo pronosticado D: es que vuestros ánimos me entusiasman ♥

Un agradecimiento especial a:  kena86; Alechan11; Penumbra; Alleisys; Dragneel D. Dash; NatashaDkido; tashigi94 y Ruffus.

♥♥♥♥ Tienen mi love~ Estaba pensando en compensar los reviews, cuando lleguen a cierto número de revs acumulados en el fic y eso :’v ya saben; algún drabble o one-shot, pero me estoy acomodando al horario XDD primero tengo que estabilizarme con los capis :’u 

SSP será acabado, definitivamente, antes de navidad XDDD jajajajaa algo es algo (?) :v no me juzguen please, peor es nada ;-; 

 

 

 

 

 

 

AL FIC:

Notas iniciales del episodio:

 

La melodía: es una condición exclusiva de los omegas que ya tienen crías, es como un tono de voz arrullador y cálido que ellos desarrollan por instinto para alejar a sus pequeños de la tristeza y brindarles consuelo. Se dice que ninguno (ni alfa, beta u omega) puede resistirse a las melodías de sus omegas progenitores, a menos que sea una excepción única de crueldad e insensibilidad.

 

NOTA ADICIONAL: Seguro muchos dirán: “se menciona la palabra ‘cría’ a menudo”, es cierto, recuerden que el omegaverso es una condición alternada con los instintos animales, así que aproximadamente en el 95% de los omegaversos suelen usarse la palabra “crías” o "cachorros" como sinónimo de bebés, hijos, etc. ¡Condición más exclusiva para los hijos de omegas, de betas no mucho!

 

 

Carruaje donde llega Zoro XD: FOTO 1  -  FOTO 2

Vestimenta de Sanji:  FOTO

 

 

Oº°‘¨" ƸӜƷ "¨‘°ºO

 

 

2

*::.  Fated  .::*

 

 

 

•*´¨`*•.¸¸.•*´¨`*•.¸¸.•*´¨`*•.¸¸.•*´¨`*•.¸¸.•

 

 

 

Shanks era el encargado de anotar a los participantes mientras entraban, al menos eso era desde las cinco de la mañana; de verdad estaba cansado y si no fuera porque Sanji se lo pidió personalmente, no estaría ahí escuchando alguna que otra grosería dictada por algún insulso alfa que manejara la carroza o limosina correspondiente.

 

Fue así como llegó una carroza tradicional, era oscura y los retoques de oro no eran exagerados, las ruedas eran de oro y cobre con un incrustado de amatistas en el centro de cada circunferencia. Aparentaba ser del barroco o el renacimiento.

 

—Nombre, rango e inscripción por favor —pidió Shanks sin desviar la mirada de su fichero

 

En el asiento de conductor del carruaje había dos personas, a la izquierda estaba un beta uniformado de negro absoluto con el semblante apagado que parecía tener sueño, a su lado y a la derecha —que era por donde Shanks ‘recibía’ a los visitantes— un hombre vestido elegantemente que tenía los brazos cruzados miraba cabizbajo y de reojo todo a su alrededor con su sombrero de mosquetero y una plumilla blanca cubriéndole la cara del sol. Era alfa.

 

—Zoro, el Cazarrecompensas, así inscríbalo por favor —dijo el beta desde su posición.

—¿Solo eso? —inquirió Shanks con un tono divertido, a esas alturas había recibido hasta a peleadores callejeros que se inscribían con mejores apelativos.

 

Al escuchar la divertida voz del omega, el hombre de elegantes vestimentas abrió uno de sus ojos y levantó la cara, acomodándose el sombrero para ver quién era el atrevido. Su pálida piel se dejó ver de a poco y sus estridentes orbes de color miel se abrieron como nunca antes cuando vieron al omega en cuestión. Nunca en su vida había visto un omega así, mejor dicho, ninguno lo había dejado tan absorto. Sus fosas nasales pusieron manos a la obra intentando rastrear el aroma del pelirrojo, pero lejos de todo a lo que estaba acostumbrado, apenas y pudo sentir una deleznable fragancia que no supo distinguir entre cerezas o fresas.

 

Pero aún esa mísera cantidad percibida le supo a gloria.

 

Aquello llamó su curiosidad, por lo general los omegas llenaban los rededores donde caminaban con aromas agradables y endulzantes, y eso sin necesidad de que ellos lo provocaran; además, el sentido del olfato alfa estaba lo suficientemente agudizado como para ser capaces de percibirlos en instancias corrientes; el alfa enarcó una ceja al advertir que este omega privaba al ambiente de su aroma natural, y según él, eso tenía que ser un pecado.

 

—Sí, verá… No se reservaron el derecho de admisión y… —El beta calló con una muda indicación del alfa a su costado.

—Ajá, afortunados son por la bondad del Rey —farfulló Shanks aún sin quitar la concentración de su listado, comenzando a contar cuántos iban.

—Afortunados son aquellos rayos de sol que tienen la dicha de acariciar tus cabellos de fresa.

 

Automáticamente, Shanks alzó la vista con una ceja exageradamente alzada para encarar al idiota de esta vez, aunque debía de darle crédito ya que otros alfas habían profesado mañosería y media, este al menos tuvo la decencia de ser más recatado; pero era un alfa, y eso le quitaba cualquier atractivo para Shanks.

No obstante, algo tenía ese alfa que cuando sus miradas se cruzaron logró que una corriente escandalosa viajara por su sistema nervioso, desequilibrándolo un poco; sin embargo, tragó saliva y se recompuso tan rápido como pudo, adoptando un semblante tan relajado como si se tratara de cualquier alfa.

 

Shanks conocía muy bien esa reacción, pero fue decisión suya ignorarla olímpicamente.

 

El alfa no había sido indiferente a la sensación de igual manera, y no pudo evitar atisbar un fiero brillo en sus ojos color caramelo.

 

—Gracias, por favor continúen su camino —pidió Shanks con una sonrisa fingida, intentando librarse del alfa lo más rápido posible.

—No nos hemos presentado, mi nombre es Dracule Mihawk —vociferó con la voz más seductora que tenía, crispando al omega—, me gustaría que me dieras la oportunidad de conocer el tuyo.

—No es necesario, ahora hagan el favor, la cola está larga.

—Pero no superará a aquella que adornará tus vestimentas el día de nuestra boda.

 

Cielo Santo, este alfa era persistente.

 

—¿Quién ha creído usted que soy yo? Está tratando con el ayo real, así que tenga cuidado con sus acosos, para eso hay otros omegas —se defendió.

—No sé qué puesto sustente, pero de lo que sí estoy seguro es que serás mi futuro esposo.

—¡Por favor! Llamaré a los guardias y los echarán a patadas.

 

Mihawk se estiró lo suficiente como para apresar con tosquedad el antebrazo del pelirrojo y aprovechando el desconcierto en los ojos color maní del omega, lo atrajo hacia sí para depositar un hambriento beso sobre el dorso de su mano sin apartar la mirada de su víctima. Una vez lo soltó, Shanks retrocedió abrumado.

 

—Continuemos el camino —ordenó el alfa—, nos vemos luego, omega.

 

«¡En tus sueños, idiota!» gritó en su mente «Haberse creído la gran cosa, ese simple alfa conductor de carrozas» culminó sacudiéndose la ropa para seguir listando a los pretendientes que llegaban.

 

 

 

 

═════════๑۩۞۩๑═════════

 

 

 

Sanji se miró al espejo por enésima vez, a ojos de cualquier alfa, se veía precioso. Llevaba una tela satinada de paño bordeada con hebras de oro resplandeciente para cubrir la seda interior.

 

«Patético» se regañó a sí mismo por preocuparse tanto en los detalles de su ropa, por alguna razón temía que algún troglodita fuera el ganador y lo primero que hiciera al ‘ganarlo’ fuera follárselo sin cuidado, tantos años encerrado en el palacio y siendo cuidado como para perder su virtud de esa manera. La tentación de escaparse martillaba su cabeza sin descanso, a esas alturas, ya no le importaba la corona y toda la inversión en preparar el torneo. ¡Que esto no era un matadero de la Edad Media! Pero al menos el Rey tenía una mente arcaica y retrasada.

 

«¿Por qué no intentarlo?» se animó con exultación, después de todo, quien no intenta nada es quien se queda estancado.

 

De su gran guardarropa sacó una caperuza del color de la noche y se cubrió con ella antes de trepar por su balcón y escabullirse por la marmoleada decoración del palacio, además, al ser el exterior directo de la habitación de un príncipe, con lo que se topó fue un bonito jardín de distribuciones simétricas entre flores de muchos colores, con el estanque típico que permanecía ahí desde hace más de cincuenta años.

 

Con cuidado, aterrizó en la húmeda yerba con un sonido seco. Sanji evaluó sus opciones, y la más segura era en definitiva el pasaje secreto de la construcción antigua, aquella por la que se escapaba cuando era niño. Corrió y corrió hasta llegar a los campos abiertos del palacio y siendo sigiloso, burló fácilmente a los cazadores furtivos que se reunían a diario con su padre por esa zona.

 

—No puedo creer que enserio lo intentes, te creí más cobarde —azuzó una voz que Sanji conocía.

—Gané, Ichiji, creo que me debes más moras —celebró otra voz un poco más traviesilla.

 

El rubio se giró tempestivamente dejando de lado su acecho, no tenía sentido pues sus hermanos lo acusarían, de eso seguro.

Frente a él había dos omegas, uno de cabellos rojizos y semblante serio que tenía los brazos cruzados sobre el pecho; el otro de pelo azulejo que sonreía socarronamente y cuyas manos reposaban en cada lado de sus caderas: eran Ichiji y Niji. Sanji siseó un poco ya que ambos no llevaban sus lentes oscuros, pues éstos solían llevar los benditos lentes hasta dentro del palacio; pero ese no era el punto, el problema era que ese par estaba ahí… ¿Cómo lo ubicaron?

 

—¿Qué mierda hacen aquí? —inquirió con molestia.

—Por favor, hermanito, tu asqueroso aroma se podía rastrear desde el ala norte del palacio —contestó el mayor—. Apostamos, Niji a que intentarías largarte; yo a que tus instintos llorica no te dejarían siquiera intentarlo.

—Desgraciadamente debo agradecer tu atisbo de valentía —reconoció el segundo de los cuatrillizos.

 

Tal vez Sanji se hubiera dado cuenta que ambos lo estaban siguiendo si es que fueran un poco más normales; todo omega desprendía un aroma único y fácil de percibir, pero estos dos no eran parte del grupo “todo omega” gracias al tratamiento de Judge sobre ellos durante la gestación y los inicios de la infancia; Ichiji y Niji no desprendían ninguna especie de aroma, habían aprendido a suprimir e inhibir sus fragancias a una manera horripilantemente experta.

 

—¿Y qué van a hacer? ¿Acusarme? —retó el rubio.

—Eureka, falla, creo que disfrutaríamos mucho viendo cómo padre te da una de las mejores golpizas de tu vida.

—¡Pues andando! Vayan a lloriquearle a padre —animó con hipocresía—, para cuando eso pase, nunca sabrán de mi.

—¡No sabes cuánto nos encantaría eso! —respondió el segundo—, pero si eso pasa tendrías una oportunidad de ser feliz y ello perseguiría nuestras conscientes hasta atormentarnos.

 

Los hermanos de cabello rojo y azul adoptaron una posición de pelea muy conocida para Sanji, con ese par las conocidas “riñas de omegas” nunca eran justas, porque ellos no eran omegas cualesquiera.

 

Y como si la cosa no fuera del día, Sanji se defendió con sus fuertes patadas mientras que los otros hacían maniobras para transfigurarle la cara. Quizá los hermanos Rojo y Azul hacían una buena combinación, porque entre tanta lluvia de disparos de golpes al aire, lograron atinarle en el abdomen y el pecho, dejando al omega rubio con poco aire en los pulmones y forzándolo a inhalar el faltante del ambiente.

 

«Estos infelices golpean como alfas» susurró en su fuero interno mientras era arrastrado por sus hermanos nuevamente hacia el palacio.

 

 

═══════ 〠 ═══════

 

Quien se cruzó con los tres de los cuatrillizos fue la Reina, Sola, ésta al ver un show típico entre sus hijos nuevamente, fue a intentar interrumpir esos abusos.

 

—Niños, dejen a su hermano en paz por favor —ordenó con la típica amabilidad que la caracterizaba.

—¡Madre deja de tratarnos como si tuviéramos ocho años! —reclamó Niji.

—Lo haría si dejaran de comportarse como tales.

—Madre, capturamos a Sanji intentando escapar —acusó el mayor—, ahora mismo vamos hacia padre para que le dé la reprimenda correspondiente.

—Oh, no, no niños —dijo con cariño la Reina, derrumbando los frívolos muros de los dos primeros—, yo me hago cargo.

—¡Pero…!

—Si los pretendientes vieran a tu hermano magullado ¿crees que querrían seguir compitiendo por él? —instó a la piedad en sus hijos por un lado que ellos no podían negar.

 

Rojo y Azul chasquearon los dientes y dejaron de mala gana a Amarillo a merced de su madre, no estaban muy de acuerdo con la dulce justicia de una omega madre hacia sus crías, pero era mejor que nada; además, la sola idea de que los alfas competidores no compitan animados por la ofrenda, los desanimaba, ellos querían ver ‘sangre’, literal.

 

Cuando la reina se quedó a solas con Sanji, éste se sacudió la ropa con ímpetu antes de ponerse de pie.

 

—Mi dulce Amarillo ¿estás bien? —cantó Sola dirigiéndose hacia Sanji.

 

Oh, fuck; el canto de un omega progenitor hacia cualquiera de sus crías era capaz de consolar y remover aún si éstas tenían corazones fríos o llenos de odio. Así como los alfas tenían La Voz autoritaria; los omegas tenían La melodía, que era un tono de voz tan lleno de arrullo que los omegas desarrollaban para sus crías una vez daban a luz. La melodía de Sola era, para Sanji, la más cálida con la que ningún otro omega podrá hablarle jamás, sintió que a su lado, ningún mal podría alcanzarle; el consuelo fue tal que sus ojos se aguaron por la ironía de la circunstancia.

 

“Amarillo”, así era como Judge y Sola lo apodaron cuando su matita de pelo fue distinguible. Rojo, Azul, Amarillo y Verde; así fue como el Rey solía referirse a ellos años después cuando le daba apatía recordar los nombres de los cuatrillizos —y eso que eran fácilmente reconocibles— ya que, hasta sus diez años, Judge no tenía tan fijado qué color había salido primero o segundo, aunque con Sanji fue claro, al ser el menos deseado, era obvio que no era el primero. Mientras Judge los apodaba autoritariamente con los colores de sus cabellos —sí, como un campo de entrenamiento militar—, Sola hasta tenía canciones con el tono de sus cabellos, como toda madre, ella sí sabía el orden y peso de sus hijos, así que llamarlos por el color de sus cabellos y relacionarlos con frutas era más un juego cariñoso.

 

 

 

 

 

 

—¡Padre! ¡Padre! —corría un peli azul niño en el despacho del Rey.

 

En la estancia estaban tanto Judge como Sola, y muy discretamente, el pequeño rubio omega detrás de su madre.

 

—¡Mira esto! —Enseñaba el omega un oso de papel dorado hecho a punta de origami.

—Sí, sí… qué poco productiva actividad —farfulló el soberano casi sin prestarle atención mientras leía unos reportes.

—¡No me estás prestando atención! —reclamó el niño con fastidio.

 

El Rey levantó sus lentes de lectura para otear a su hijo.

 

—A ese oso le faltan las orejas —criticó el origami—. Hummm ¿Tú eres Ichiji, Niji o Yonji? No recuerdo muy bien qué color es quién —inquirió con desinterés—; porque Sanji no eres, esa escoria fallida es de color amarillo.

 

El pequeño rubio bajó la mirada hacia el suelo con lastimera sensación; Sola fulminó a su marido mientras consolaba silenciosamente al omega.

 

—¡Papá! ¡Soy Niji! ¿¡por qué siempre nos confundes!?

—¡Cómo sea! ¡Rojo, azul, amarillo y verde! ¡Preséntense ahora!

 

Niji corrió hasta quedar frente al escritorio de Su Majestad el Rey; segundos después, llegaban dos niños más desde fuera del despacho; Sanji caminó con parsimonia hasta quedar en fila con sus hermanos.

 

—¡Rojo y Azul, denle diez vueltas al palacio por el borde de las verjas! ¡Verde, tú dale veinte! —dijo lo último orgulloso y socarrón por su hijo alfa—. Amarillo, si es que aún te queda algo de dignidad, ojalá puedas dar una vuelta.

 

Ichiji, Niji y Yonji se echaron un par de risas de mofa antes de salir entusiasmados por los retos diarios de su padre. Sanji apretó los puños con impotencia y caminó hacia la puerta.

 

—Mi dulce Amarillo —le dijo la Reina cuando lo alcanzó fuera del despacho—, no hagas caso al tonto de tu padre, sé que puedes hacerlo…

 

 

 

 

 

 

 

Para cuando Sanji terminó de recordar esa lejana circunstancia familiar, su madre ya estaba cara a cara con él, curioseando sus ropas.

 

—Son telas muy finas, cariño —afirmó tomando un poco de la tela.

—Mamá, te agradecería que tocáramos el tema principal de una vez.

 

La omega suspiró pesadamente.

 

—Así qué pretendías escapar…

—Apostaría que todos los omegas anteriores a mí que fueron ofrecidos también lo intentaron.

 

Sola sonrió y asintió con suavidad.

 

—Es normal que tengas miedo…

—¿Quién ha dicho que tengo miedo? ¡No quiero a un salvaje que lo único que le interese es llenarme de crías!

 

La Reina rió ante la idea de su hijo, bueno, su temor era el mismo de todos los omegas actuales por el estereotipado perfil alfa que se tenía.

 

—Sanji… verás…

 

 

 

═════════๑۩۞۩๑═════════

 

 

 

Zoro había recibido el número tres en su cinta de brazo de participante. Ya casi eran las seis de la tarde y lo único que había pasado en el coliseo eran ciertos espectáculos de inauguración para el público espectador.

 

La variopinta variedad de concursantes lo tenía un poco decepcionado; es decir, a simple vista todos parecían mequetrefes con aires de gran cosa, aunque en parte era cierto; muy pocos podían hacerle pelea, era uno de los mejores espadachines de su país por no decir del mundo, detrás de su segundo maestro, Mihawk. Aunque Zoro estaba seguro de que pronto lo superaría, estaba en su destino, o al menos eso le había dicho su padre antes de…

 

Las campanas y tambores de bienvenida empezaron a resonar escandalosamente en la arena principal del coliseo, que inclusive estaba siendo televisado. Este último hecho era todo un acontecimiento histórico así como lo fue la Coronación de Isabel II, ya que ambos tenían en común ser los primeros de su especie en ser televisados.

 

El administrador de esta vez no era otro más que el ayo real. Los silbidos groseros cuando él apareció barbullaron la sala donde todos estaban amontonados. Cualquier aficionado de las historias medievales diría que esto parecía una escena muy bien recreada de la saga “Juego de tronos”.

 

—A ver, alfas —azuzó Shanks con un folio color vino entre sus brazos—; todos pasarán al campo para ver al príncipe por el que se lleva a cabo este torneo.

—Eres muy bonito omega ¿por qué no me das un besito? —Un alfa tambaleante y con harapos de cuero se acercó al pelirrojo, el tipo era bastante grande y regordete, intimidaría a cualquier alfa y omega que no tuviera bien definida su postura.

 

Shanks dio un salto ágil y de un giro en el aire, su talón le propinó al alfa un golpe tan certero y fuerte que lo dejó knock out en cuestión de segundos. El incidente dejó boquiabiertos a casi todos los presentes, porque era absolutamente inadmisible ver a un omega dándole una lección de esa índole a cualquier alfa; Shanks se acomodó los cabellos con enteresa y continuó—. ¿Alguien más quiere ser descalificado antes de iniciar el torneo? —inquirió harto—. Bien, ahora por favor pasen a la arena; cuando regresen, les anunciaré los números con los que les tocará enfrentarse en la primera prueba, la cual es lucha sin armas

 

«Como si fuera un torneo de artes marciales» sugirió Zoro en su mente al recordar esa serie de las tierras de su madre.

 

Todos los alfas salieron a la arena con flashes de todo tipo centelleando desde los rededores y los clamos de los espectadores; la gran mayoría saludaba regodeándose de sus imponentes músculos y gran tamaño; Zoro solo optó por amarrarse una banda oscura sobre la cabeza, cubriendo gran parte de su cabellera y adoptando una apariencia más misteriosa.

 

—Sean bienvenidos al coliseo germánico más antiguo del continente —saludó Judge desde su posición con micrófono en mano.

 

La Familia Real estaba sentada en un estrado en lo alto de un palco exclusivo de donde podrían tener buena vista. En ese momento, Judge se dispuso a dar sus respectivos saludos a los visitantes.

 

—Como de seguro saben, el motivo de este torneo es para evaluar quién es digno de ganar la mano del tercero de los príncipes omegas de la Casa de Vinsmoke —Una porra de júbilo se escuchó tanto de los alfas de la arena, como del público.

 

«Mugrosos cerdos» Despotricó Sanji en su fuero interno, asqueado al evaluar unos cuantos alfas desaliñados que parecían tener pinta de no bañarse años; si no fuera porque estaba en el palco, no intentaría reprimir esas incesantes ganas de vomitar que tenía, y eso que había cenado apenas una fruta.

 

—Y como una vez lo hizo mi abuelo con la princesa Joko, mi adorada tía; me corresponde presentar a una de las joyas más preciadas de mi familia —mintió con hipocresía, porque en realidad quería desligarse de la cría débil omega—. Ante ustedes, el cuarto de mis hijos, el príncipe Sanji.

 

El rubio omega se levantó de su respectivo asiento y escoltado por Reiju, fue al lado del Rey mientras este sonreía con sorna y autosuficiencia, como cuando un joyero presenta una joya codiciada en una subasta. Los aplausos y ánimos volvieron a abarrotar el coliseo; la bruma dispareja de alfas rugió de manera irregular ante la presencia del omega, como una manada de salvajes animales con sed de popularidad; Zoro simplemente permanecía cruzado de brazos, observando al rubio desde su posición.

 

«Esta sensación…» se miró las manos «Mamá tenía razón…»

 

—Ese omega es hermoso —musitó un alfa larguirucho con una gran sonrisa—, imagínense lo delicioso que sería follárselo.

 

Cuando el peli verde alfa escuchó lo que ese hombre dijo, sus instintos más sobre protectores se encendieron y sin pensarlo dos veces, se abalanzó sobre el mal educado, bramando un rugido histérico.

La gente del público celebró la riña en el centro del tumulto de alfas, rápidamente todos éstos hicieron un círculo alrededor del par en cuestión. Literalmente Zoro estaba trapeando el piso con el otro alfa, y lo hubiera hecho más trágico si la guardia alfa real no los hubieran separado. Como el agredido estaba demasiado magullado, fue llevado fuera de la arena para atenderlo; Zoro fue impuesto de rodillas muchos pasos adelante del grupo de alfas, con un par de guardias a cada lado, forzándolo a levantar la cabeza ante el Rey.

 

Fue en ese momento que tanto Zoro como Sanji cruzaron miradas después de varios años —seis, en realidad—; y la bendita corriente abrazó el cuerpo de ambos; el rubio omega sintió una corriente eléctrica nacer en el centro de su cabeza que luego viajó a lo largo de su columna vertebral, acarició toscamente sus caderas hasta afectar sus piernas como una ciática, pero placentera, y culminó en la punta de sus pies. Un gemido de sorpresa casi inaudible escapó de lo más profundo de su garganta, anunciando la eclosión de pequeñas mariposas en el centro de su vientre. Zoro gruñó en respuesta al llamado del omega, aquel que era inaudible para todos menos para él; sonriendo de lado cuando vio el escepticismo plagar los ojos cielo de Sanji.

En silencio, ambos reconocieron sus aromas; ahora más maduros y mil veces más atractivos, cuando eran niños no pasaban de ser agradables; pero ahora que habían crecido y las feromonas y la testosterona propias de sus cuerpos se sumaban a las fragancias, la etapa infantil alfa-omega había quedado atrás para pasar al auto cortejo inducido desde lo más profundo de sus almas.

 

Sanji cerró sus muslos por instinto para proteger su virtud, aún no lo insinuaba pero sabía que se la entregaría a él, a ese alfa de piel canela llamado Zoro; estaba sonrojado y tan… tan tentado.

 

Destinados a encontrarse; destinados a amarse.

 

Y la omega madre Sola no había pasado desapercibido ese detalle, casi con la emoción en el pecho, asomó para conocer a la pareja destinada de su hijo; todo omega progenitor esperaba ese momento especial para sus crías, era un instinto natural que arrebosaba de felicidad sus corazones porque sus amados hijos habían encontrado a aquel con quien encajarían, con quien serían felices.

 

—¡El torneo aún no ha comenzado! ¡Debería descalificarte! —rumió el Rey con la mirada fija sobre Zoro.

—Mi Rey —fue Sola quien interrumpió entre susurros, tratando de ser amable con un hombre que según ella muchas veces no entendía de razones—; descalificar a alguien a estas alturas podría desanimar al público, piense en la venta de entradas del día de mañana.

 

La Reina siempre sabía por dónde persuadir a Judge, en la mayoría de circunstancias claro está. El rubio alfa hizo una mueca de disgusto antes de acceder al pedido de Sola.

 

—¡Bueno! Serás perdonado solo porque mi misericordia es alimentada por el entusiasmo de los espectadores, a quienes, en nombre de la Familia Real, deseamos ver mañana.

 

Un júbilo abrumador hizo eco por todo el Coliseo, así fue como luego de un par de danzas tradicionales, terminó el día de inauguración de buena manera. El peli verde fue llevado al vestíbulo con los demás alfas para que el ayo real les diera sus números de enfrentamiento del día de mañana.

 

Zoro estaba ansioso; Sanji, nervioso.

 

 

 

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 █▓▒.NEXT.▒▓█►

Notas finales:

Muchas gracias por leer :D

Y disculpen por las imperfecciones en los capítulos, es que me quedé sin beta :'v a pesar de que nos vemos seguido, su carrera en Derecho la absorbe u.u pero igual me esforzaré en cada capítulo ;'D ♥

No tenía planeado publicar "tan pronto", pero me habéis apoyado tanto que hasta me remuerde la consciencia X'D :u ♥

 

No sé por que comparto esto :'v pero no quería que se quedara en mi cabecita XD~ saben que escribo inspirada en canciones :'u Así que, Vinsmoke en canciones :D :

Lonely Night (De Reiju~ ya está en sub español xD)

 

Look what you made me do (es el tema que describe a Ichiji con respecto a sus cambios de vida XD I love you Taylor ♥) En sub-español  

 

...Ready for it? (Para Niji, sí, tengo dos probabilidades de pareja para él XD gracias a todos por vuestras ideas~) En sub español 

 

On Purpose (Para Sanji *^*, de taantas que él me inspira XD jajaja) En sub español 

 

Runaway (Para Yonji, ya está en sub español esa. I love you Ed Sheeran ♥)

 

Espero verlos pronto~ Y disculpen si hay fallas o algo :'v de todas maneras pueden decirlo e intentaré corregirlas ;9

Un abrazote enorme para cada uno de vosotros ♥ Espero que tengáis un lindo fin de semana~

 

 

 

Viernes 20 octubre 2017


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