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LOVE & FATE por The_dark_Duchess

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Notas del capitulo:

Hola bellas criaturitas del yaoi 😄 les traigo un capítulo nuevo ya que, como algunos sabrán, hoy es el cumpleaños de nuestro marimo (:D)/


Y como en este capítulo, de todas maneras iba a ser el cumpleaños de Zoro (necesitaba que cumpliera dieciocho) así que qué mejor publicarlo en su mismo cumpleaños.  XD


Agradecimiento especial a: Valexwalker, Alleisys, tashigi94, Penumbra, Draco DT, Alechan11, kygo, PaolitaTachibana, Pam, Macross, Transfalgar, NatashaDkido, Hades_VKei.


Gracias por vuestro apoyo continuo, tienen mi love 😘


 


 


 


 


 


AL CAPI DE HOY:


"Mojarse": En omegaverso, esta palabra y derivados como "humedecerse", "empaparse", etc; hace referencia al acto biológico que los omegas tienen de auto-lubricarse; es decir, generan su propio lubricante cuando sus cuerpos se preparan para el acto sexual al sentirse fuertemente atraídos por un alfa. Por lo general lo hacen para poder resistir el nudo de éstos últimos.


Explico brevemente esto porque, aunque aún no hay lemon, es mencionada esta palabra, para que se entienda el contexto. Aparte, cuando pase el primer lemon del fic (que no será ZoSan por si acaso, será otra pareja ¬w¬ :'u) XD ya me libro de explicar esto en las notas iniciales del cap 6 u 7 ;'v el nudo alfa y demás detalles, se explicará cuando llegue el momento.

Oº°‘¨" ƸӜƷ "¨‘°ºO

 

 

4

*::. Smell me .::*

 

 

 

•*´¨`*•.¸¸.•*´¨`*•.¸¸.•*´¨`*•.¸¸.•*´¨`*•.¸¸.•

 

 

Ese día de torneo, el segundo; todos los espectadores se habían aglomerado en el gran estadio olímpico de Germa-66, pues la torre más alta del país estaba construida ahí, con una historia que databa desde hacía siglos. La estructura era de piedra reforzada con los años, por lo que era segura; la pila de gruesas y enormes rocas simétricamente esculpidas en figuras cuadriláteras pintadas de rojo vino por el exterior, según las crónicas de los cuentos, era sangre verdadera de antiguos participantes lo que en realidad le daba esa pigmentación. ¿Verdad o mentira? Respecto a esas cosas, no se podría determinar, los arqueólogos decían que algunas manchas, en efecto, lo eran.

Zoro estiraba su cuerpo en la sala de espera para los participantes; unos cuantos alfas dormían y otros simplemente charlaban.

—¿Andas nervioso, Roronoa? —le dijo Lucci, de pronto apareciendo con un bivirí blanco, dejando a la vista sus tonificados músculos bronceados.

—Ja, no me hagas reír. El que debería estar nervioso eres tú, no eres el único felino que sabe trepar, Rob. —El peliverde sonrió con sorna.

—Solo decía, creo que está prohibido... ya sabes, mimetizarse en el torneo.

—No he leído reglas concernientes a ello, no le veo el problema.

Lucci no estaba seguro de quedarse con la duda; con su mimetismo, era capaz de transformarse en un gran leopardo peligroso, pero esa era una ventaja que tenían vedada en la mayoría de lugares de muestra pública. Puesto que no son comunes, la sociedad los perseguía si no tenían el poder para ocultarse como era debido. Así que el alfa de largos cabellos negros y rizados, se acercó al omega pelirrojo, que seguía revisando en su folio los turnos.

Zoro sonrió al ver a un imponente halcón vigilar desde un poste de luz, Mihawk era un alfa excesivamente precavido y gustaba de cuidar su presa, aunque tuviera que hacerlo como halcón. Sin embargo, Lucci no representaba mayor amenaza dado su estilo, pero eso el oji miel no lo sabía.

Zoro resopló un poco hostigado, se moría de ganas por ver a Sanji de nuevo, pero aún faltaban cuatro días para que eso se hiciera realidad. Su omega lo había llamado, había respondido a su presencia, estaba seguro que lograría más de lo que imaginó, dado el orgullo porfío del omega.

Iban a ser tres trepadores por turno, asegurados con un equipo especial en caso cayeran "por casualidad". Qué irónico, en los libros de historia se decía que la mayoría moría aquí al caer desde alturas peligrosas. Pero los tiempos estaban cambiando.

Lucci fue el primero en participar, con una destreza única, trepó hasta que ya no se le pudo ver más, junto a otros tres alfas más pesados. El estadio estaba lleno y objetante, la mayoría de personas esperaban ver sangre, de hecho.

Zoro no se sorprendió cuando vio a un gordo alfa caer y colgar con rudeza a pocos metros del suelo, espantado e intranquilo.

Pasaron cerca de dos horas entre gritos de gente que miraba entusiasmada la manera en la que los alfas se peleaban por tumbarse unos a otros. Un tal Pica había botado a sus competidores ni bien inició su prueba; Zoro alzó una ceja, ese parecía un contrincante algo digno.

Cuando le tocó el turno a él, se estiró los músculos y se sacó un par de conejos de sus dedos, listo para trepar. Dejó que la señorita asistente le colocara el cinturón y demás implementos de seguridad, vio de reojo a los otros dos que treparían junto a él en la torre, uno era delgado y el otro musculoso.

La torre era más gruesa de lo que parecía de lejos, Zoro se alistó y cuando tocó el silbato, dio un salto elevado y se enganchó del primer pictograma circular que sus dedos palparon. Asimismo, con sus hercúleos músculos se impulsó y trepó un buen tramo con la sola fuerza de sus tonificados brazos. El sol no jugaba de su lado, pues en ese momento se alzaba furioso sobre su ángulo y quemaba parte de su espalda, haciéndolo sudar y la ropa pegarse a su cuerpo.

De entre los alfas más populares del torneo, Zoro tenía una buena clasificación; hasta tenía su pequeño grupito de omegas jovensísimas que chillaban coreando su apelativo. Típico de púberes.

Sanji por poco y les lanza un zapatazo o lo que sea, tenía la desgracia de tenerlas cerca del palco de la Familia Real, no las soportaba.

—Tranquilo, hermano, ellas no tienen oportunidad alguna con tu alfa —intervino Reiju con picardía.

—No estoy celoso. —Sanji se cruzó de brazos.

—Yo no he dicho que estás celoso.

El rubio se ruborizó al evidenciarse él solito, y prefirió no mirar más a su hermana.

—Qué aburrido —espetó Ichiji mientras comía una bolsita de maníes—. No veo sangre por ningún lado.

Niji permanecía a su lado, con una mueca que hasta daba miedo acercársele. El peli azul no tenía intención alguna de asistir ese día, pero lo estaban obligando. Era de esperarse, la Familia Real debería estar presente en todas las pruebas.

—Quita esa cara, Niji. Lo hecho, hecho está.

—Y un carajo. Si tú estuvieras en mi lugar...

—Me hubiera fugado, obviamente.

—Ojalá fuera tan fácil. —Niji chistó los dientes.

—Mira, te casas, y si deseas, te ayudo a asesinarlo en la noche de bodas...

—Niños, no planeen asesinatos en mi delante —les resondró Sola, sabiendo que si Judge no lo autorizaba, ellos no harían nada, por mucho que hablasen.

—Madre ya vamos a cumplir dieciocho. No somos unos niños.

—Entonces dejen de comportarse como tales.

El único que estaba tranquilito era Yonji, pero no porque lo hiciera en pos a su educación de príncipe, sino porque dormía tiesamente, sin que nadie se diera cuenta.

Pasaron cerca de diez minutos, mientras la pantalla de los estrados amplificaba lo que estaba pasando. Uno de los alfas se había desviado en diagonal hasta treparse del pie de Zoro. Algunos gritaban "que se caiga", otros simplemente pifeaban al alfa que forzaba desde el pie al peliverde. A Sanji casi se le va el alma cuando Zoro se soltó un brazo; pero los gritos de júbilo aumentaron exponencialmente cuando el alfa de cabellos verdes comenzó a escalar aún con el peso del otro alfa colgando de sus pies.

Y a Sanji casi se le sale el corazón del pecho, aquella estrategia era demasiado peligrosa, en cualquier momento podrían caer; y por mucho que estuviesen asegurados, nada le garantizaba que estaría totalmente a salvo.

De pronto, Zoro empezó a sacudir sus pies sin parar de escalar, sudoroso por la luz fulgurante del sol de medio día, agotado pero no derrotado. Por favor, en su entrenamiento había pasado por cosas peores.

En una peligrosa maniobra, se soltó de un brazo para forzar la sorpresa sobre el alfa que estaba debajo colgado, antes de hacer uso de sus fuertes pantorrillas para sacudirlas con fuerza, logrando que el alfa que intentaba tumbarlo cayera hacia el vacío, aunque claro, terminó colgando bruscamente de la cuerda de seguridad.

Sin más percances, Zoro llegó primero en la prueba de escala; sudoroso y bronceado. 
A propósito, miró fijamente hacia los ojos celestes de Sanji, y el corazón de los dos se aceleró a dimensiones mágicas. Haciendo sonrojar al rubio, pero gruñir orgulloso al peliverde.

 

 

 

 

 

═════════๑۩۞۩๑═════════

 

 

La sala de espera era un loquerío, cuando Zoro llegó hacia donde yacían los participantes que ya habían competido, encontró un panorama poco usual, si se podía decir así.

Estaba su amigo Lucci intentando defenderse de una retahíla de insultos junto a una lluvia de objetos que amenazaban con partirle la cabeza al alfa de rulos. Todos los ataques provenían de una misma fuente, un chico de nariz larga y delgada, con cabellos ondulados amarrados en una coleta.

Sí, Zoro lo conocía, era Usopp, el tío de Galley -La Company que siempre tenía un ojo encima de Lucci. Y no, no porque le gustase o algo, por favor, que era Usopp, un beta con complejos de alfa bastante definidos; sino que... Usopp se la tenía jurada por andar detras del trasero de su hermano, un omega inseguro de si mismo, callado, pero muy hábil y talentoso que también formaba parte de Galley -La Company y del CP9. Bastaba con decir que ambas organizaciones trabajaban asociadas junto al FBI de los americanos, la KGB de los rusos e incluso con el Scotland Yard de los británicos. Las organizaciones habían tenido sus diferencias a lo largo de la historia, pero desde hace unos años trabajaban asociados en contra del tráfico de omegas o la explotación de betas, que se habían expandido como las setas sobre el bosque. Un problema difícil de erradicar, y tenían a los mejores alfas, betas y omegas trabajando para ellos.

Por ello, Zoro era parte de esa organización en silencio. Parte de su entrenamiento como un gran alfa estaba ligado a la comprensión de la sociedad en todos sus ámbitos.

—¡Asqueroso alfa sin honor!

—¡Maldita sea, Usopp! ¡No es lo que piensas!

—No te vuelvas a acercar a mi hermano, pendejo, ya le hiciste demasiado daño. ¡Te lo advierto!

Auch, Zoro, que conocía a Lucci un poco más, sabía que aquello era un tema delicado para él. Porque de verdad se estaba tomando enserio el asunto del cortejo para con Kaku, el hermano de Usopp.
Pero también entendía la posición del beta, si encontrara en una situación parecida a cualquier alfa que estuviera cortejando a Kuina, no dudaría en cortarle las pelotas.

—¡Para qué osas ilusionar a mi hermano si encima vienes a competir por otro omega! ¡Está triste ahora, idiota! —Sí, Usopp estaba muy enojado con Rob.

Kaku era muy inseguro con respecto a temas amorosos, y Rob lo tenía pendiendo de un fino hilo ya que era un alfa muy cotizado. Y Kaku era un omega casi reprimido, de hecho se había resignado a no tener pareja nunca, por ello se metió a organizaciones como Galley -La Company y el CP9, donde fue admitido rápidamente por su talento.

—¿Kaku está triste? —inquirió Rob, intrigado.

—Y lo preguntas encima, este torneo está siendo televisado. Prendimos para ver a Zoro y resulta que tú "iluminaste" nuestro día con tu aparición.

—¿Podrían ir a pelear a otro lado? —intervino Zoro, que se recostada sobre la primera pared que estaba cercana.

—Zoro.

—Usopp. Menuda manera de aparecer, tío.

—Es que este me saca de mis casillas.

—No sabía que Kaku se iba a sentir mal por mi participación en este torneo... Mis intenciones no son ir tras el príncipe omega. Solo quería medirme con Roronoa. Pensé que mis intenciones con Kaku... él las tenía bien claras.

—Y yo creí que le habías avisado a Kaku de esto. —Zoro se cruzó de brazos—. Rob, si no quieres perder a ese omega, creo que deberías regresar. Por mucho que hubiera querido aplastarte en el torneo.

—No, ya no regreses, mucho daño le has hecho a mi hermano. Créeme que ya ni te quiere ver...

Lucci tomó sus cosas y de inmediato salió del lugar, sin terminar de escuchar lo que Usopp tenía que decirle. Pero en fin, lo hecho, hecho estaba.

—¿Viniste desde Galley solo para reclamarle a Rob lo de tu hermano? —preguntó Zoro, alzando una ceja.

—No... También para desearos feliz cumpleaños, Zoro. Kaya insistió en que te traiga esto. —De su bolsita pequeña, sacó un muffin de pecanas que la beta que era pareja de Usopp mandaba. A la chica le encantaba hacer regalos.

—Oh. Gracias, aunque mi cumpleaños es mañana.

—¿Ah? Bueno, como sea, para que no digas que Galley no se acuerda. Todos casi enloquecen cuando anunciaste que venias a por un príncipe, tío. Ya sabes... Sobre todo los omegas...

—¡Jajaja! Mi omega es celoso, así que habrá de dejarles las cosas claras.

—Y que lo digas... Además, también estoy aquí porque habré de ir a hacer unos encargos...

Zoro frunció el ceño.

—No seas imprudente, Usopp.

—Nah, me conoces, ¡nadie puede derrotar al gran Usopp!

Si hasta había un pueblito donde le decían "Dios Usopp" gracias a que rescató a los niños omegas que habían sido secuestrados, hace unos años atrás.

—¡Cuando ganes, no olvides presentar al equipo a tu omega!

Zoro sonrió de lado por la confianza que sus compañeros le demostraban.

—¡Y pobre que olvides invitarnos a la boda!

 

 

 

 

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Ese tercer día de torneo, realmente iba a resultar difícil de pasar.

Es que la prueba era de locos, enserio, ¡el destino quería joderle o algo! Porque no era posible que la tercera prueba fuera... El laberinto de Diagon.

¡Que alguien maldiga a Diagon y a toda su descendencia! 
Ah, no... Parte de su descendencia tenía incluido a Sanji...

Pero en fin, el problema es que... Tenían que salir del laberinto, de donde se decía que tenía criaturas fantasmagóricas habitando. Pero a Zoro eso le importaba poco, él conocía su debilidad, pero detestaba admitirlo, ni siquiera frente a su madre lo había admitido, mucho menos frente a otros burdos alfas. Diablos, tenía puntuación perfecta, y seguro ahora se iba a arruinar.

—Trata de llegar lo más lejos que puedas —aconsejó Mihawk, su mentor—. El puntaje depende de cuán lejos has llegado al final de las dos horas, hay cámaras por todos lados, según informan. Te daría una brújula pero sé que sería igual de inútil.

Zoro gruñó por la mofa del mayor, pero sabía que tenía razón.

—Al menos los dioses te ayudarán porque es tu cumpleaños, espero.

—Maestro, ¿por qué mejor no va a perseguir al omega pelirrojo que regula el torneo?

El de ojos caramelo soltó una seca carcajada casi imperceptible, su pupilo era muy directo cuando quería deshacerse de él.

—Suerte. Por cierto, tu omega no ha dejado de mirarte.

Y se retiró dejando a Zoro buscando en el palco al rubio omega, y en efecto, Sanji no dejaba de mirarlo, pero cuando sus miradas se cruzaron, los ojos celestes del príncipe se desviaron.

Sanji era consciente de que Zoro se perdía con extrema facilidad, y ponerle un laberinto de prueba era, literalmente, un reto perdido. Cosa que no le agradaba, por supuesto.

—Deberían de haber puesto leones o serpientes en el laberinto —sugirió Yonji, sentado al lado de Ichiji y Niji.

—Yo sugerí que fueran mercenarios —habló Ichiji.

Y aunque Niji permanecía callado, asintió levemente.

—¿Y a éste qué le pasa? —inquirió Yonji a Ichiji, mirando a Niji.

—Está en depresión pre-matrimonial —contestó el pelirrojo.

—Yo diría, depresión pre-"le van a romper el culo". —Yonji se mofó con ganas, provocando que Ichiji también sonriera sarcásticamente.

—Estúpidos. —Niji se levantó de su asiento, pidió permiso a Judge para ir al baño, y se fue dando fuertes zancadas.

—No molesten a su hermano, niños. —Sola miraba a su peliazul hijo con un poco de lástima.

No había sido su decisión entregar a Niji, pero es que Judge tenía una ligera preferencia por Ichiji, por ser el mayor de los cuatrillizos claramente; y no iba a entregárselo a cualquier loco sin analizarlo. Menos a un hijo de la afamada "Big Mom", además, el Rey estaba seguro de que Niji era más dócil si sabías llevar el rumbo.

El silbato dio inicio al turno donde estaba incluído Zoro, y como máximo tenían dos horas para salir del laberinto, mientras cada hora se incorporaban un nuevo grupo de alfas.

Zoro entró a eso de las once, maldiciendo su suerte y este castigo de los dioses. ¡Cómo le mandaban una prueba así, justo el día de su cumpleaños!

—Argh... No puedo creerlo —musitó cuando se encontró con esos altos muros de piedra, con la escasa iluminación ya que eran lo suficientemente altos como para dejar que los rayos del sol se filtren con facilidad. Bueno, no le quedó otra más que seguir para adelante.

Y sí que terminó mal, porque en menos de cinco minutos, ya no supo identificar si debía caminar hacia la derecha o la izquierda. A lo lejos, se escuchó un grito haciendo eco por las paredes, cosa que de seguro hubiera asustado a muchos, pero Zoro ni se inmutó.

—Estúpido cumpleaños. —Zoro refunfuñaba mientras caminaba en una dirección no fija, sin querer y mandando su suerte al demonio. Si lo hubieran dejado cargar con sus katanas, al menos hubiera cortado las paredes y se hubiera abierto paso a punta de espadazos, para qué hacerse más problemas.

De pronto, un alfa altísimo y grandulón se cruzó en su camino, con las manos manchadas de sangre mientras sonreía sádicamente. Genial, lo que le faltaba, un loco psicópata que cumplía su fantasía de asesinato en un lugar de poca iluminación. 
Y como Zoro lo predijo, éste susodicho lo atacó, pero como el peliverde no era ningún dejado, lo enfrentó.

Las cámaras se concentraron en mostrar la riña, había otras más, pero la de Zoro captó atención por las acrobacias que hacía para esquivar los golpes del gran alfa que había empezado a acorralarlo.

—Tu alfa es muy ágil —susurró Reiju al lado de Sanji, con una sonrisa perversa.

Y el rubio se sonrojó bochornosamente, sin palabras para replicar pues también era cierto que estaba viendo a Zoro lucirse mientras se defendía.

—No-no me importa.

—Ay, Sanji... Por qué será que todos ustedes son tan tercos...

—¿Yo y cuántos más?

—Todos ustedes, Ichiji, Niji, Yonji... y tú, detestan que los molesten con la verdad.

—No me metas en el mismo saco que esos zoquetes.

La pelirosa rodó los ojos, entendía y a la vez no la posición de Sanji. El chico había desarrollado una psicología defensiva, obviamente claro, por el "cariñoso" trato al que estuvo sometido desde pequeño por parte de su padre.

Todos gritaron un "Uhhh" cuando en las pantallas, Zoro le atinó un buen cabezaso en las costillas al otro alfa.

—Ese alfa parece bastante fuerte —dijo Judge a Sola.

—Sí, me gustaría que ganara.

—No, demasiado famoso se está haciendo, le quitará popularidad a la familia con su incorporación.

—Solo piensas en ti, Judge.

—Pienso en la familia, omega. La reputación es primero.

—Que gane quien tenga que ganar. ¿Por qué no lo ves desde mi perspectiva? Si gana un alfa verdaderamente fuerte, la popularidad de la familia subirá como espuma.

El rubio Rey analizó las palabras de Sola, y aunque no le hizo mucha gracia admitirlo, debía darle crédito en algunas cosas.

Algunas púberes omegas que siempre tenían la desgracia —según Sanji— de estar cerca del palco donde estaba la Familia Real, gritaron enloquecidas cuando Zoro dejó inconsciente al alfa que lo agredía.

—Malditas, deberían prohibir la compra de entradas para los púberes. —Sanji chasqueó los dientes.

—Sanji, son omegas. Déjalas vivir su pubertad con emoción.

—¡Pero que no miren alfas ajenos!

Sanji calló al percatarse de lo que había dicho, haciendo sonreír a Reiju.

—Kyahahahahaha

—¡No te rías!

Los minutos pasaban como agua entre los dedos, y ya faltaban solo quince minutos para que el turno de Zoro culminara, e increíblemente, había avanzado poco más de la mitad, perdido y avanzando de manera random, encomendándose a todos los dioses que le dejaran llegar a la salida.

Pero no fue así.

Al final, vio al dron llegar por los aires, anunciándole que su turno había culminado, y que por favor lo siguiera para poder salir.
El peliverde masculló entre dientes su suerte, pero decidió seguir al robot para tener la oportunidad de salir al menos.

Diablos.

 

 

 

 

 

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Estaba saliendo del estadio tres de Germa-66, secándose con una toalla el cabello, luego de haberse bañado en los vestidores de los participantes. El reto del día siguiente sí iba a ser interesante, pues ahora sí eran peleas, pero no a puño suelto, sino peleas con sus herramientas, excepto pistolas claro, solo armas blancas; y Zoro sabía que tenía altas probabilidades de ganar ahí.

—Roronoa Zoro ¿verdad?

El peliverde alzó una ceja cuando una alfa pelirosa le interceptó en la salida del estadio turístico.

—Sí, ¿se le ofrece algo? —Zoro creía haberla visto, pero no estaba seguro en dónde.

—Haga el favor de subir a la limosina —pidió amablemente la pelirosa. Con el dichoso vehículo estacionado frente.

—Perdone, pero si piensan que soy fácil de asaltar, se equivocan. —Zoro adoptó una posición de pelea.

—Parece que no nos hemos presentado adecuadamente —dijo ella—, soy Vinsmoke Reiju, heredera al trono y... hermana de Sanji.

Bueno, no había mucho chance de quitarle credibilidad, pues la ceja en espiral que dejaba ver era demasiado evidente. No todos los días encontrabas gente con cejas en espiral.

—¿Cuál es su propósito?

—¿Quiere ver a mi hermano?

Y en menos de media hora, Zoro llegaba al palacio en la limosina. Habían estado callados todo el trayecto, Reiju se dedicó a analizarlo de pies a cabeza y había descubierto en él más de lo que imaginó en un principio, pero no dejó que su impresión aflorara al exterior.

Bajaron por la entrada para la Familia Real, lejos de todo paparazi. El peliverde estaba un poco curioso por conocer el palacio donde vivía la familia de su omega, aunque no era nada que no hubiera visto antes. Es decir, ¿quién nunca había visto antes un palacio?

—Por favor, aquí. —Reiju lo hizo pasar a un hall bastante lujoso y clásico, con muebles de terciopelo y brocados de oro, junto a retratos antiguos y un balcón bajo—. Por cierto, Sanji no sabe de esto.

—¿Perdón?

Pero la pelirosa salió antes de que Zoro pudiera replicar. 
De esa manera, pasaron unos eternos minutos en los que Zoro estuvo muy tentado a coger las galletitas que yacían en una fuente que estaba sobre una mesita de centro, con bordes de plata.

¡Cielos! Cuánto se invertía en una vida plagada de éste tipo de lujos.

Pero Zoro también sabía, que la realeza no era una finta de lujos y diversión, no, tenían un deber, y tampoco podían tener sueñor ordinarios. Nunca un príncipe o princesa podría siquiera atreverse a soñar con ser cantante, modelo, actor, escritor, reportero o esas cosas. No, ellos no podían soñar así.
Lo mucho que aspiraban, era a estudiar una profesión relacionada con la economía, política o cultura; y de ahí, dedicar su vida a llenar sus cerebros de conocimientos para cuando tengan que encontrarse con otros líderes, y así establecer lazos en beneficio del país; ah... También sentarse sobre el escritorio Real a leer y revisar pilas y pilas de papeles oficiales que el parlamento mandaba a diario.

Y si no te tocaba ser un líder Rey, pues entonces, si querías seguir formando parte de la Familia Real —de cualquier país monárquico—, era lo mismo, solo que obviando la parte de revisión de documentos parlamentarios.

¿Cuento de hadas? ¡Ja! Pues dependía mucho la perspectiva de quien lo analizaba, así seas un vagonete sin aparente responsabilidad ni aspiraciones, si querías ser royal, tenías que ser jodidamente culto, como mínimo. Es decir, un come libros, y no de los "entretenidos"; ah... Y saber expresarte en público y hacer conversación a políticos... Porque los Reyes no podían asistir a la mayoría de eventos oficiales, y en muchas ocasiones, como royal, habrás de ser quien vaya en representación de la corona.

Zoro chasqueó los dientes entre sus elucubraciones, pues el sabía de eso, ¿por qué sabía?
Bueno, pues simplemente porque...

—¿Qué? ¡Reiju! —Un rubio omega era empujado por la pelirosa alfa dentro del hall, interrumpiendo los pensamientos de Zoro. Antes que la puerta fuera cerrada.

El peliverde se irguió ni bien pudo percibir el aroma suave y delicioso de Sanji llegar sutilmente hasta sus fosas nasales.
Asimismo, cuando el aroma tosco pero varonil de Zoro llegó hasta las fosas nasales de Sanji, prácticamente, el omega se erizó antes de que una firme corriente atravesara su cuerpo entero.

Entonces Sanji se giró para poder ver la fuerte silueta del alfa ahí presente, alto, joven y firme. Si no fuera porque tenía un entrenamiento especial, se hubiera mojado ahí mismo.

Zoro aspiró el aire con avidez el aroma de Sanji. Cielos, era exquisito; vainilla dulce con duraznos frescos, miel de algarrobo y esencia de coco. Demasiado delicioso, demasiado acogedor.
Por su lado, el aroma a cacao y café tosco más la testosterona propia del alfa era irresistible para Sanji, olía a bosque, a plantas. El rubio esbozó una sonrisa burlona al pensar en... "algas" en vez de plantas, como burlándose de su cabello en silencio.

Se reconocieron, se reconcieron en silencio, y si sus aromas eran suaves debido a sus estados calmados de ánimo, ahora eran más dulces y acogedores, porque estaban felices.

—Sanji... Tanto tiempo —dijo, suspirando entre sílabas, entonces, Zoro intentó acercarse para tocarlo, aunque sea una mejilla.

—No te acerques... Alfa —amenazó el rubio, retrocediendo un par de pasos, pues era consciente que no se creía muy capaz de evitar contactos más indebidos con el peliverde.

Llevaba años anhelándolo. Pero también era muy orgulloso como para admitirlo.

—Estás a punto de mojarte con mi presencia. —Zoro sonrió con picardía.

—¡No te burles, marimo tonto! —Sanji gruñó a la defensiva.

Entonces, una carcajada fue liberada de la garganta del peliverde, un poco más calmado al comprobar que la aparente confianza no se había destrozado del todo.

—¿Qué es tan gracioso? —replicó el rubio.

—Tu actitud, claramente.

—Por favor, soy un omega responsable y no me dejo...

Pero el rubio no pudo terminar de hablar, ya que el alfa corrió con agilidad para atrapar los rosados labios del omega, bruscamente. Un beso sorpresa, enérgico. 
Y demonios, el rubio correspondió, sí, le correspondió con la misma o más desesperación. Los brazos de Sanji se abrazaron, casi aferrándose, al cuello de Zoro, mientras sus lenguas se enfrentaban en una lucha campal.

Entonces, los fuertes brazos del espadachín lo elevaron sin casi nada de esfuerzo, para estamparlo en la pared más cercana y apretarse con el cuerpo del rubio de manera sugerente, Sanji se liberó del beso con el único objetivo de gemir ansioso por el frote de su cuerpo con el del alfa.

Zoro empezó a besarle la mejilla y el cuello, cada vez más y más... Perdiendo el control a medida que avanzaba.

—Te extrañé, Sanji...

—Ah, yo tam- —Pero paró su frase, entonces, el rubio lo empujó aún cuando sus piernas seguían enroscadas a las caderas del peliverde—,¡suéltame! ¡Tú me abandonaste, estúpido!

Zoro se sorprendió por el repentino cambio de actitud de Sanji. Cielos, iba a ser más difícil de reconquistar de lo que calculó.

—¿Ahora qué? Y si quieres que te suelte, deja de sujetar mis caderas con tus piernas.

El rubio automáticamente se soltó, un poco sonrojado.

Sí, lo había extrañado, muchísimo. Pero aún estaba un poco molesto por el hecho de que Zoro se haya ido sin darle mayor información. Esa no iba a ser tan fácil de perdonar. También estaba un asunto... que Sanji no admitiría, pero estaba celoso, celoso de que algún otro omega haya pasado por los brazos de Zoro en todo ese tiempo. Y... podrían decirle infantil pero... para el rubio aquello sería como una infidelidad, porque Zoro le prometió lealtad y fidelidad. 
Estaba tentado a preguntárselo, pero su orgullo era lo suficientemente alto como para no hacerlo.

—Cejas de sushi...

—¡No te tomes confianzas! ¡Mis cejas son la futura marca real de este país!

Zoro volvió a sonreír entre dientes. ¿Los príncipes eran así de quisquillosos?

Uf... Pero no importaba, ese rubio omega lo enloquecía. Además, ya se sentía en la gloria con solo disfrutar de su delicioso aroma. Es que en serio, no existe aroma más exquisito, al menos no para Zoro, no había otro que pudiera superarlo.

—Me sigues gustando tanto o más...

El rubio no le contestó, pues probablemente su respuesta era similar a la del peliverde; sin embargo, aún tomaba sus precauciones para decir ese tipo de cosas.

—Yo...

—No tienes que contestarme ahora, entiendo tu posición. Por el momento me dedicaré a ganar el torneo.

El peliverde le dio un suave beso en la frente, antes de apegar ambas frentes.

—Has sido mi mejor regalo de cumpleaños —susurró despacio, haciendo suspirar al omega.

Sanji lo miró fijamente a los ojos.

—Feliz cumpleaños, tenía presente este día, pero no creí poder verte...

—Supongo que tu hermana tiene complejo de cupido.

Sanji sonrió, negando levemente. Sí, la chismosa de Reiju seguro que ya hab fichado a Zoro. Por hermanas como esas, cupido se quedaba sin trabajo.

—Tórtolos, se nos acaba el tiempo. —Reiju abrió la puerta del hall para poder avisar a la pareja que era hora de separarse—. La merienda va a ser en unos minutos, y obviamente sería raro que yo no esté presente. Pero tampoco puedo dejarlos solos —dijo lo último con cierta picardía, ya que había estado fuera, vigilando.

Era contra las reglas algo así, de hecho injusto para los demás alfas participantes.

—Bueno, hasta que el torneo termine, supongo —se despidió Zoro, acariciando la mejilla de Sanji.

—Estás muy confiado.

—Voy a ganar.

—No soy un trofeo que hay que ganar.

—Lo sé, no de esta manera. Pero esta es la situación ahora... E igual voy a ganar...

—Pero si te perdiste en el laberinto de Diagon.

Zoro gruñó un poco abochornado.

—Ya, tórtolos...

Y Sanji fue el primero en salir, pero cuando pasó al lado de Reiju...

—Y aún así, me dices que no te interesa...

El rubio la fulminó con la mirada antes de retirarse por completo, dejando a la pelirosa alfa sonriente.

—Ven, Roronoa, os dejaré en la entrada trasera del palacio. Normalmente no hay paparazis por ahí, pero sé precavido, por favor.

Zoro asintió mientras caminaban entre los lujosos pasillos del palacio, iluminados por la luz de la tarde y aroma a alelíes proliferando suavemente.

Cuando estuvo entre las verjas de las entradas y salidas privadas del palacio, se despidió de la alfa con un asentimiento mudo.

—Roronoa. —El aludido de giró para ver a la heredera, cuando le llamó—, asegúrese de ganar el torneo.

Y Zoro le asintió muy seguro.

 

 

 

 

 

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Notas finales:

Gracias por leer bellos y bellas, espero que la estén pasando bien 😄 
Ya saben, si tienen alguna duda, queja, saludito, comentario, disparo, etc; :'v podéis dejarlos en la cajita de comentarios, siempre los leo y los respondo. 💕💞

Un abrazo y un beso para cada uno de ustedes, cuidaros~ ♥♥♥

 

 

 

 

 

Sábado 11 noviembre 2017


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