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EL PORTADOR por Day_Abril

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Notas del capitulo:

Hola hermos@s lectores!!

 

Aqui les dejo el siguiente capitulo, espero les guste!

quedo atenta a cualquiet cometario. 

CAPITULO 11

 

 

Se pusieron en marcha varios planes para hacer caer al traidor, inicialmente accidentalmente se dejaba salir información sobre puestos estratégicos de suministros del ejército, se utilizó diferente información de acuerdo al cambio de guardia,  de esa forma sabrían exactamente qué soldado se encontraba vigilando las puertas donde se daba la reunión según el lugar que fuera atacado.  Trataron de revelar información que no fuera indispensable para el ejército pero tampoco irrelevante a fin de que el enemigo no sospechara de sus intenciones.

De acuerdo a los varios ataques realizados resulto ser el guardia Hao, un hombre promedio que vivió toda su vida en la capital del Reino del Este, según la investigación discreta por parte de sus guardianas el soldado no tenía familia y los compañeros  a su alrededor indicaban que era un poco solitario y algo tosco, lo que le hacía suponer a Feng que tal vez el hombre no tenía nada que lo amarrara a su pueblo o le diera sentido de lealtad de modo que pudo parecerle más atractivo lo que sea que el reino del norte pudo haberle propuesto. Todo parecía indicar que era el único hombre que logró infiltrarse dentro del ejército sin ser descubierto, hasta al momento.

Gracias a la vigilancia por parte de Yu y Mei, se conoció  el hombre trasmitía la información al ejército de la Norte a través de notas que dejaba bajo una roca junto a un árbol marcado en el bosque al costado este del campamento, en horas de la madrugada cada dos días, la cual era recogida por un hombre camuflado una hora antes del alba. Ahora que sabían podían utilizar la información según les fuera más favorable.

Por supuesto la situación sobre la salud de Wang seguía siendo un misterio, de forma que  tanto Feng como sus oficiales  disfrazaban su rostro de pesar  y tristeza al entrar y salir de las habitaciones del Rey para así mantener la fachada.

—Feng, no puedo seguir más encerrado—

—Solo es temporalmente puedes soportarlo un poco más—

—Ya son seis días desde que desperté, ha pasado mucho tiempo—

— ¿No soy suficiente para tenerte entretenido mi Rey?—Wang identifico el sonido coqueto en la dulce voz, dejo la ventana por la cual observaba y se acercó al pequeño, tomo a Feng entre sus brazos de manera dominante.

—Si eres mi compañía me temo que podría vivir una vida eterna en esta habitación— se acercó y deposito un suave beso en los labios de su amado— pero, no puedo ignorar la guerra que sucede fuera de estos muros, mi pequeño—

—Se paciente—Feng rodeo con sus brazos los amplios hombros y acaricio la extensión de los fuertes brazos que lo sujetaban para darle consuelo, se deleitó con la vista del imponente hombre, realmente tenia suerte, su padre supo escoger bien a su esposo.

La salud de Wang mejoraba con el tiempo y su vitalidad fue demostrada cada noche sin falta alguna, si seguían a ese ritmo dudaba que pudiera caminar a largo plazo. El golpe en la puerta lo alejo de sus pensamientos.

—Su Majestad, soy Yu—

—Adelante— pese a la visita Wang no lo soltó, por el contrario se ubicó a sus espaldas y reforzó el agarre desde esa posición.

—Me disculpo por la intromisión sus majestades, acabamos de recibir una nota de parte del  Rey Huang en la cual exige nuestra rendición y nos da el término de 3 días para hacerle llegar una respuesta—Sintió como instintivamente el cuerpo de su esposo se tensó.

—Gracias Yu, puedes retirarte —Dejo que pasaran unos momentos en silencio antes de hablar—Wang, es momento, debemos definir qué haremos— El silencio se prolongó más tiempo, giro su cuerpo para ver el rostro de su esposo—los ojos del mayor eran turbios y llenos de indecisión, seguía mirando la puerta por la que Yu había salido.  Tomo entre sus manos el rostro del mayor e hizo que su mirada se fijara en la suya—es hora, sabes que nadie más puede  hacer esto, podemos salvar más vidas—

—Feng Y-yo…no puedo perderte—

—No lo harás, volveré a ti — lo haría, regresaría aunque sea lo último que hiciera. Wang lo estrecho aún más en sus brazos.

—No alargues la situación más de lo necesario, de lo contrario no me importa que atravesare y matare todo lo que se cruce en mi camino para ir por ti— Sabia que el hombre lo haría y una vez más se sintió tan amado.  

Beso el cuello de su amado con ternura de esa forma queriendo decirle que todo estaría bien. Esa noche Wang no le hizo el amor solo lo abrazo, se observaron y acariciaron el uno al otro hasta caer dormidos.

****

—No iras solo, iras con tus guardianas. Necesito tener información sobre todo lo que respecta a ti constantemente Feng, quiero saber cómo y dónde estás sin que me ocultes información—le hablaba su esposo mientras terminaba de arreglarse.

—Wang sabes que no puedo escribirte cartas de amor, el tiempo apremia y no puedo dedicarme a escribir detalladamente—

—Si pero…— el mayor suspiro pesadamente.

—Tranquilo daré información sobre mí pero estrictamente la necesaria,  la prioridad es el plan— vio al hombre en la silla lleno de angustia, se inclinó a su altura — iré a hablar con el Concejo— repentinamente fue tomado en brazos y besado.

—Tengo un mal presentimiento de esto…deberíamos replantearlo —

 —No hay tiempo…Ey, todo saldrá bien— se acercó nuevamente y beso con cariño sus labios, para luego soltarse y salir.

Al otro lado de las puertas estaban sus guardianas esperándolo, lo escoltaron por los pasillos del palacio hacia el salón de la reunión. Antes de llegar un repentino mareo llego, estuvo a punto de tropezar y caer de no ser por los reflejos Mei, atribuyo su malestar a que en los últimos días su alimentación no había sido la más sana, las recientes circunstancias y las pocas horas de sueño que tenía gracias a su esposo.

—Feng, ¿estás bien? —pregunto Mei con preocupación.

—Si… solo fue un pequeño mareo—

—Te ves algo pálido…creo que es mejor que descanses— intervino Yu —la reunión puede esperar—

—No…no es nada, sigamos— tomo un poco de aire y se soltó de los brazos que lo sostenían, continuo con su recorrido.

Fue recibido con la respectiva inclinación de los mayores quienes se ubicaron en la respectiva mesa, Feng ocupo el puesto que comúnmente estaba designado a esposo como jefe, nadie pareció disgustado o incómodo con el hecho. Ese dia la vigilancia estaría estrictamente hecha por sus guardianas a fin de impedir cualquier fuga de información.

—Los he citado hoy ya que se ha tomado una decisión— los hombres lo miraron expectantes— Como ya sabrán Huang exige nuestra rendición, si no lo hacemos en el término indicado seremos atacados, así que es hora de poner en marcha nuestro plan—

—Su Majestad, si Huang nos ataca podemos resistir nuestra defensa es de las mejores y la más reconocidas en el continente — menciono el Concejero Zhi.

—Así es, pero si hacemos cálculos el ejército de Huang nos supera, pese a que el Rey Zhu nos dio un buen número de soldados estos parecen insignificantes comparado al que le dio el Rey Xhao al Reino del Norte— intervino el General  Min con cierto desagrado en su voz, a Feng le pareció que el hombre tenía más que decir respecto al tema, pero prefirió  guardárselo.

—No sabemos qué estrategia tenga el enemigo para atacar ni cuanto pueda resistir nuestro ejército, además necesitamos tiempo para organizarnos y avivar los ánimos de nuestros soldados— hablo nuevamente Feng— en esta guerra no podemos vivir de supuestos o tomar riesgos cuyo resultado no son más que adivinanzas,  por eso es ineludible tomar decisiones que garanticen la vitoria… iré al Reino de Norte, eso nos dará el tiempo que necesitamos—

Sabía que estaba siendo un tanto duro con sus generales y oficiales ante la necesidad y esperanza de no hacerlo pasar por esas circunstancias, pero no podía darse el lujo de ser flexible.

—Su Majestad sabemos que esto ya fue dicho y en su momento incluso pensamos que era buena idea, pero ahora las cosas han cambiado y usted es muy valioso para el Reino— hablo el General Min.

—Estoy de acuerdo — hablo el Consejero Zhi.

—Yo también—

—y yo—

—Mi señor, reconsidérelo— se alzaron las voces en el salón.

—No tenemos tiempo, entre menos recursos utilicemos para ganar esta guerra más vidas se salvaran eso es algo que todo gobernante debe saber y estoy seguro que mi enemigo piensa lo mismo y es por ello que no han atacado aun—Por lo menos quería creer que si bien es cierto Huang era un estúpido estaba rodeado de concejeros que tenían el sentido real de una guerra— Iré en condición de mensajero político, si bien es cierto son leyes que poco se aplican en tiempos de guerra no pueden hacerme daño alguno lo que se ve reforzado por el título que ostento como Consorte Real… además como ya se han dado cuenta puedo poseer un gran talento persuasivo— agrego con gracia, quería aligerar la tensión pero los hombres en el lugar seguían renuentes.

—Pero…Mi señor…—

—No hay nada que decir al respecto, el Rey ya ha aprobado mi partida, me iré mañana en la madrugada—No hubo más objeciones al respecto— Agradezco su preocupación…en sus manos dejo esta nación y a mi esposo, mi más preciados tesoros… por ello confió en que ustedes sabrán proteger lo que hoy les dejo— ante las palabras dicha los hombres en la sala dejaron de lado su postura de derrota y lastima para adoptar una firme y orgullosa ante el honor de tener tal responsabilidad. El cambio se sintió en la atmosfera, hablaba con hombres que darían todo para proteger a su país—ahora bien, debemos determinar los detalles a fin de que todos estemos coordinados al final de todo esto—

Planearon los tiempos y las formas en las que daría la batalla en la que se definiría de una vez el destino de las cuatro naciones.

****

Feng salió agotado de la reunión, esta se prolongó hasta horas después del medio dia,  además su estómago exigía algo de comida, iría a la concina por algo antes de ir a las habitaciones del Rey.

—Feng,  no luces bien ordenare que traigan al médico real  para que te revise antes de nuestra partida—

—No es necesario, estoy bien—

—Tu cuerpo está ligeramente inclinado a un costado y se nota que te estas esforzando por no apoyarte en la pared—odiaba que fueran tan observadoras, decidió ignorar el comentario de Mei,  era cierto que se sentía cansado pero tenía un objetivo en su mente y ese era la cocina.

—Oye, escúchame— hablo Yu, acelero el paso ignorando los comentarios de sus guardianas, hasta que súbitamente fue detenido al ser jalado de su mano, se giró  y enfrento el par de ojos es que lo escrudiñaban.

—Ya lo dije Yu, no es nada… estoy agotado con todo lo que ha pasado, nada más…—

— ¿Haz revisado tu marca? —

— ¿Mi marca? — de repente recordó.

La Forma en la que se reconocía si un bebe era portador o no era a través de una marca conformada por un círculos, en su caso se trataban de tres círculos ubicados de forma vertical a lo largo de su cuello, no eran grandes pero tampoco tan pequeños. La cantidad de círculos podía variar dependiendo de la persona, no tenía una  lógica determinada solo se sabía que siempre eran circunferencias que aparecía sin falta en cualquier orden.  

Además de identificar a  los portadores están también tenían la funcionalidad determinar si estaba en cinta ya que se tornaba rojiza si era el caso. En su mente llego el eco de las palabras de las ancianas: “Cuando eso pase joven Feng, la bendición habrá llegado a su vida y los dioses se alegraran en los cielos porque una nueva leyenda renacerá”. En definitiva no era momento para ser bendecido.  Si estaba pálido antes,  ahora lo estaba más, sintió como de repente el hambre que tenía se esfumaba y un nuevo mareo lo atacaba, sujeto su cabeza y se recostó en la pared queriendo darle sentido a sus pensamientos.

—N-no lo he hecho— Estaba aterrado, sentía que sus piernas no lo sostendrían por mucho tiempo.

—Yo lo hare— noto como Mei se ubicó a su espalda para levantar su cabello y verificar.

— ¡Espera! — aparto la mano de su guardiana—No lo haremos ahora, Y-yo no puedo… ahora… —realmente tenia los nervios de punta.

—Feng es mejor que sea ahora, si estas…—intervino la cual se vio interrumpida.

—Shhs— puso una mano en la boca de la mujer— no debemos hablar de eso en los pasillos no sabemos quién este escuchando —hablo Feng, decidieron tomar precauciones.

—Bien iremos a otra parte, vayamos a nuestra habitación— hablo Yu. Fue básicamente arrastrado aun paralizado por el miedo. No podía estar embarazado no ahora, no en esta  situación…Dioses se iría mañana.

—Creo que estamos exagerando…quiero decir, es imposible es muy pronto para estarlo — hablo en la puerta antes de entrar.

—Si lo es o no hay que salir de la duda—fue empujado al interior. Mei se acercó a él con resolución, esta vez no iba a permitir interrupciones o por lo menos eso transmitía su mirada.

— ¡Espera!— Feng puso sus manos como barrera para detenerla.

— ¡¿Ahora qué?! — dijo la mujer casi desesperada, todos estaban nerviosos.

—L-lo hare yo— respiro profundo y con pasos lentos se acercó al pequeño tocador que había en la habitación, con manos temblorosas aparto su cabello y miro. 

 

****

En serio se sentía frustrado, no podía hacer nada más que permanecer en esas cuatro paredes intentando hacerse el enfermo cuando lo que en verdad quería era ir el mismo a partirle la cara al estúpido de Huang, pero sabía que ese momento no podía actuar a su antojo y no podía olvidar que era el regente de un país y debía procurar el bien común. Pero era condenadamente difícil.

El sentimiento que más lo agobiaba era sentir que no podía proteger a Feng, mañana Feng ya no estaría durmiendo entre sus brazos. Llevo sus manos a su rostro, no quería dejarlo ir… pero sabía que con el carácter de Feng no se trataba de aprobación. El menor no necesitaba el permiso de nadie solo  espero su respuesta por el respeto y el amor que le tenía y si no lo obtenía de todos iría por sí mismo tal y como lo hizo cuando lo dejo en el palacio.

Dejo de lado sus pensamientos cuando la puerta se abrió y la figura de su esposo entro, su expresión le preocupo así que se levantó de su sitio  y se dirigió al menor que se encontraba recostado sobre la puerta.

— ¿Estas bien? — Tomo el rostro del pequeño entre sus manos haciendo que lo mirara— ¿paso algo? —

El semblante su pequeño no lucia bien, en estos días a Feng había perdido el color que siempre acompañaban sus mejillas.  Se reprendió por ser tan descuidado, estaba tan distraído en otras cosas que no  se había dado cuenta.   

Realmente la preocupo justo en ese momento Feng no solo lucia agotado, lo había visto cansado pero su espíritu siempre era el mismo… pero ahora parecía tan débil…como si estuviera a punto de romperse.

—E-estaré bien…—Wang no sabía si era una respuesta para él o si se lo decía a sí mismo. Feng miro hacia la nada y se perdió en sus pensamientos.

— ¿Feng? —el pequeño pareció reaccionar nuevamente.

— ¿Eh? Ahh…si… la reunión se hizo más larga de lo que pensamos y mi apetito se abrió así que ordene a mis guardianas que trajeran algo de comida, mientras tanto iré a tomar un baño— y así se le escurrió de las manos.  Era cierto que era bastante tarde ya el sol se estaba escondiendo.

El pequeño esquivaba su mirada… algo andaba mal. Frunció el ceño, no dejaría que Feng se fuera del palacio de esa forma, no era el mismo que salió de su recamara esa mañana.

Poco tiempo después de que el pequeño se escapó  hacia lo baños se escuchó el golpe en la puerta.  Dejo entrar a Yui y a Mei que traían un par de bandejas con alimentos, ambas se inclinaron y las depositaron en la mesa de la habitación

—Feng se está dando un baño—hablo.

—Entonces nos retiramos— ambas se inclinaron y se apresuraron a salir de la habitación en un intento de escape, el cual se vio frustrado.

—Esperen— las mujeres se detuvieron, pero no se giraron lo que hacía su comportamiento más sospechoso—Feng está actuando extraño ¿Hay algo que deba saber? — la respuesta no fue inmediata,  aquello en definitiva no era buena señal.

—No, Su Majestad—

—Dense vuelta—ordeno, no le gustaba que la gente no le hablara a la cara —Realmente odio que me oculten cosas—les dio su mirada más seria — ¿Están seguras? —Ambas se miraron antes de contestar. No sabía si realmente podría sacarles algún tipo de información después de todo las mujeres no le servían a él precisamente, pero confiaba en el sentido común de ellas y en que de tratarse de algo importante se lo dirían.

—Si Mi señor — el observo con mirada dura, Yu se atrevió hablar — ¿Podemos retirarnos? — como respuesta solo obtuvieron un leve asentimiento para luego salir rápidamente de la habitación.

Obtendría una respuesta.

 

****

 

Feng sumergió  la cabeza bajo el agua tibia, sentía como poco a poco su mente se fue despejando de la niebla que hasta hace poco ocupaba todo.  Necesitaba pensar con cabeza fría, no podía dejarse llevar por sus emociones, no ahora que había llegado tan lejos. La sensación de las baldosas fue su único consuelo.

Noto como la imponente figura de su esposo se hizo lugar entre la neblina producto de la humedad y el agua caliente. El hombre lo observaba desnudo bajo el agua, su mirad dura se transformaba en deseo, le devolvió la mirada igual, retándolo.

Sin apartar la vista el mayor empezó a desvestirse, lentamente  las prendas fueron dejadas a un lado, a medida que la tela era retirando la piel expuesta mostraba  el cuerpo bien trabajado, los achos hombros, los fuertes brazos, el abdomen marcado, la sensual figura de su pelvis, la ardiente hombría y las firmes piernas. Wang lo estaba seduciendo aunque le mayor tal vez no era plenamente consciente del hecho, pero le funcionaba, ohh claro que lo hacía.

Wang bajo los escalones hasta sumergirse en el agua y acercarse a él. Feng abrió sus piernas recibiendo a su amado, Wang se ubicó entre ellas tan naturalmente…era como volver a casa. Poso sus manos a los costados de su esposo acariciando sus costillas camino a su espalda, para luego acariciar la extensión de esta, la sensación en ese momento estando entre el cuerpo de su esposo y las baldosas a su espalda lo hacía sentir tan bien. Hundió su rostro en el cuello del mayor, era un momento tan puro tan sincero que sabía que si seguía mirándolo a los ojos no podría ocultarse y  pretender que su corazón no era un conjunto de emociones en ese momento, estaba hecho y lio.

 

—Feng, amor mío, ¿Qué sucede? ¿Que está mal? —Wang lo acariciaba con cariño esperando una respuesta de su parte. Se tomó un tiempo para respirar a su esposo, buscaba tranquilizarse con ello,  sabiendo que sería uno de los pocos momentos que pasarían juntos antes de su partida.

—Estoy triste…Y-yo…te voy a extrañar tanto— decidió disfrazar la mentira a través de una verdad. Sintió como se reforzaba el abrazo.

—Todo estará bien amor— Sabia que Wang en ese momento solo quería consolarlo y por un momento funciono aunque no precisamente bajo el mismo contexto ya que Wang pensaba que su comportamiento era a causa de la distancia que tenían que poner entre ellos —no será mucho tiempo, volverás y cuando lo hagas no te dejare ir—

—Wang…— suspiro el nombre en el oído de su esposo —Hazme tuyo… — Necesitaba alejarse de sus pensamientos, una salida de lo contrario terminaría explotando. No podía explotar, no ahora.

Fue levantado del agua, por instinto aferro las piernas a la cadera del mayor, observo su rostro y grabo cada línea de expresión del hombre que lo llevaba a la habitación. Tanto los baños como la habitación estaba conectados así que eran los únicos en el lugar, sin vergüenza alguna de su desnudes, no se molestaron siquiera en secar sus cuerpos.

Fue recostado en la cama con suavidad, Wang se ubicó encima y empezó hacer un recorrido de suaves besos a través de su cuerpo empezando por su frente, nariz y labios para luego retirase a otros terrenos como su cuello y hombros, a medida que bajaba le susurraba dulces palabras como íntimas plegarias.

En cada tacto de sus manos sobre su piel y los besos dejados en su piel como marcas su cuerpo se estremecía, estaba tan sensible. Sus pezones fueron torturados un tiempo y luego esa dulce boca siguió su recorrido a lo  largo de su pecho para finalmente detenerse en vientre. Wang dedico especial atención a esa parte de su cuerpo apoyando su frente.

 

—Cuando todo esto acabe amor, podremos tener una familia — eso fue un golpe directo a su corazón — ansió tanto ver a un pequeño con tus hermosos ojos —el hombre sonreía sobre su vientre seguramente visualizando la escena —imagínalo corriendo por los pasillos del palacio, seguramente heredara tu carácter… nos sacara canas— decía con humor.

Las lágrimas se deslizaron por la orilla de sus ojos ya no podía contenerlas, Wang no se la estaba poniendo fácil… ¿por qué no lo tomaba con pasión y dureza? hasta el punto de quedar agotados y así caer en un sueño profundo sueño  en el que no se le permitiera pensar en nada. No hoy,  entre todos los días tenía que decirle esas palabras y hablarle tan dulcemente, justo en ese momento cuando luchaba tanto por no desmoronarse  en los brazos del hombre que amaba.

—Feng, ¿Te gustaría? — el hombre pregunto mirando directamente a sus ojos, las lágrimas en sus ojos hicieron que el  ceño del mayor se arrugara en señal de preocupación.  Asintió, no podía hablar tenía un nudo en su garganta. Tomo el rostro que lo miraba para finalmente acércalo a sus labios. Lo diría —Feng, háblame… ¿Qué es lo te preocupa mi pequeño?, no puedo dejarte ir así…— quería decirle, pero sus palabras lo hicieron detenerse, Wang no lo dejaría ir si le decía y en este momento el país era más importante, debía ser fuerte y ocultarle la verdad  a su esposo. Respiro hondo y hablo.

—Mi señor, no es nada de lo que debas preocuparte, he estado sensible por que justo cuando por fin estamos juntos de nuevo debo alejarme de tus brazos, no me he ido y ya  quiero volver a ti—No mentía amaba al hombre pero sus temores iban más allá de los sentimiento de alejarse, esperaba que Wang lo perdonara por lo que estaba haciendo. —No quiero olvidar tu toque mi amor, quiero sentirte—sedujo a su esposo, en parte para distraerlo de la verdad, si Wang seguía interrogándolo de esa forma dudaba que pudiera ocultarlo más.

El mayor volvió a retomar su tarea y volvió a besarlo con ánimos, en sonido de los besos en  la habitación y el calor de ambos cuerpos. Hicieron el amor como amantes llenos de deseo y pasión pero también con el cariño y el anhelo de un recuentro,  para finalmente caer rendidos en el abrazo de dos amantes.

 

****

 

Se despertó temprano esa mañana, debían partir lo más pronto posible a fin de llegar en la noche al Reino del Norte. Se arregló  sintiendo la mirada de Wang  en cada uno de sus movimientos, cuando por fin estuvo listo miro al hombre que se encontraba sentado.

—Y-ya me voy—El hombre se levantó y acorto la distancia entre ellos, lo sujeto en un fuerte abrazo mientras arremetía contra sus labios, Feng se sujetó del cuerpo como si su mera existencia dependiera de eso. Ninguno de los dos necesitaba aire en ese momento.

Se separaron agitados, aun aferrados el uno al otro, queriendo prologar la despedida. Alzo su ojos para mirar los profundos y turbios ojos del hombre que amaba, el azul era tan intenso. Feng una vez más se sintió tentado…quería decir tantas cosas…

Con pesar sujeto las manos que lo abrazaban con fuerza y las cuales se vieron algo renuentes cuando las alejo de su cuerpo.

—Feng prométeme que volverás a salvo— se acercó una vez más y deposito un casto beso en los labios del mayor—

—Lo hare— ahora tenía un motivo más para hacerlo, ya no se trataba solo de su propia seguridad. Se giró y salió de la habitación sin mirar atrás.

 

****

En su pecho tenía una sensación que lo molestaba, en su mente analizo cada gesto del pequeño y en definitiva algo le angustiaba, lo sabía aunque el intentara ocultárselo lo conocía muy bien. No estaba tranquilo sabiendo que Feng se había ido de esa forma, no entendía que podía ser y porque no quiso hablarlo con él, le preocupaba.  Llamaría  a sus oficiales a fin de saber de qué se estaba perdiendo.

 

****

En entrada lo esperaban los Generales y  Oficiales  a fin de despedirse de su gobernante, se sintió agradecido y no dudo en expresarlo. A partir de ese momento no podía ser o verse vulnerable, tenía que mantener la cabeza alta y ser el ejemplo que todos necesitaban.

—Hoy me voy con la plena confianza de que ustedes protegerán todo lo que dejo atrás, que los dioses guíen su camino y sus mentes— hablo a los hombres alineados frente a él.

—Su majestad, esperamos su pronto regreso, que su camino a casa este siempre iluminado por los dioses— se inclinaron mostrando su respeto. Las guardianas ya tenían su montadura lista pero antes de montarse se giró.

—Oficial Jian, ¿puede darme un momento?— hablo al hombre, se alejaron de la multitud para hablar en secreto, entrego una nota al mayor— Sé que esto es algo repentino pero le dejo esta nota porque sé que es un hombre en el que puedo confiar—

—Mi señor,  ¿de que se trata? — lo miraba con una interrogante plasmada en su cara.

—Le pido que por favor solo la lea si por alguna circunstancia las cosas se ponen realmente mal…solo en ese momento, no antes, no después, si nada acurre cuando esto haya terminado lo que está escrito lo escuchara de mis labios— lo miro que absoluta seriedad. —Confió en que puede hacerme ese favor—

— ¿Hay algo que debamos saber su majestad? — Feng lo miro sin decir nada, el hombre pareció entender la situación—Esta bien, recibiré la orden que se me ha sido dada— puso sus manos juntas y recibió su misión con honor. Palmeo el hombro del mayor y se giró para retirarse.

 Monto su caballo, miro una vez más  los hombres para despedirse. Por instinto levanto su mirada a la ventana de la habitación del Rey, sabiendo que estaba siendo observado desde la misma.  Pateo su montadura la cual inicio su carrera, seguido de sus guardianas.

 

Cha, Cha chan!!

Notas finales:

¿Que pasara con Feng cuando llegue al Reino del Norte?

¿ A que se enfrentara?

¿Podra acultar su secreto?

bueno ya saben nos leemos la proxima semana, veremos como maneja Feng la situacion con Huang y si logra convenserlo de que se retire. 

Siempre quise usar lo de la marca y pues me dije ¿por que no?, me arrepenti de no haberla incluido antes para dar un contexto pero pues ya que...

esta vez tambien trate de que fuera un momento mas especial entre ambos. 

 

Se les quiere!! Espero Reviews! 

perdonen los errores de ortografia que se encuentren por ahí


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