CAPITULO 13
Entro en el gran salón, no pudo evitar reparar que la infraestructura del castillo era muy similar a la del Reino de Este, sin embargo, tenía características en decoración muy propias de su región, aquello le recordó su origen y la casa de su crianza. Sintió dolor por no haber podido darle a su padre un funeral digno de su nombre, se preguntaba si algún día podría volver a al lugar que nació sin inconvenientes…para ver las ruinas de su hogar.
Anhelaba hacerlo para poder restituir la casa Feng a su antigua gloria en honor a su padre y a toda su familia, era lo mínimo que podía hacer. Las tierras de su familia eran extensas, se permitió imaginar aun pequeño corriendo en el gran jardín, la imagen hizo que una sonrisa se colara en sus labios.
Dejo de admirar la belleza de lugar y centro su atención en los hombres que se encontraban sentados en la gran mesa dentro de los cuales pudo distinguir a Rey Xhao y el Rey Huang. Su padre lo guardaba celosamente así que pocas veces llevaba visita o si lo hacía siempre era una reunión privada a la cual obviamente él estaba excluido, así mismo nunca había salido a algún evento excepto el día en que tuvo la mala suerte de conocer a Huang de modo que no tenía información de cuál de los presentes podía ser un aliado de la casa Feng.
—Saludes Señores del Norte, Soy Feng Li, acudo a ustedes con el título de mensajero político — inclino su mirada y reverencio a los presentes.
Los hombres los miraron con asombro, seguramente admirando la belleza ante sus ojos. Feng ya no se sentía incomodo por ese tipo de miradas, además no tenía tiempo para tener ese tipo de conflictos pensó, ya resignado a su destino. El trance se prolongó un momento antes de que alguno se decidiera a hablar.
—Rey Consorte Feng, el Rey Xhao nos ha citado hoy con el objeto de escuchar su petición, la palabra es suya— ofreció amablemente uno de los oficiales.
— Les agradezco por su atención, mi reino está pasando por situación crítica y el Rey Wang este herido de gravedad— sabía que la noticia no era novedad para los presentes, pero debía informar, respiro profundamente como si le pesara el hecho — A fin de detener esta guerra y las muertes que consigo ha traído, vengo a ofrecer paz entre nuestras naciones—
Los hombres en lugar se quedaron en silencio ante su revelación. Pudo observar como rostro de los presentes adoptaban la expresión de sorpresa para luego transformarse en diferentes emociones, algunos demostraban desconfianza, otros incertidumbre o preocupación, el más impasible era el Rey Xhao mientras que el Rey Huang no podía disimular su sonrisa contundente.
—No creo que un consorte sea apto para negociar sobre estas termas, no tiene autoridad alguna— agrego uno de los hombres de forma resolutiva, cuyo rostro se mostraba poco convencido.
—No soy un simple Consorte, Mi señor. Mi padre líder de la casa Feng reconocida por su servicio al Reino del Norte y uno de los mejores hombres del reino, me instruyo bien en mis deberes— hablo con orgullo. — de igual manera soy el Consorte Real del Este indica que lo único por encima de mi es el Rey.
— ¡¿Cómo podemos creer en esto?! — acuso —como bien lo dijo es hijo de casa Feng y no ha hecho más que deshonrar a su padre, es un traidor al no estar de parte de su país de la nación que le dio de comer —
—Mi padre y el antiguo Rey Huang escogieron mi matrimonio, soy un esposo y como dicta el deber y honor es hacia él mi lealtad, los que lo conocieron sabían bien que así él lo hubiera querido— devolvió la ofensa, su voz fue firme y altiva— Yo honre la decisión de mis ancestros MI SEÑOR y solo me despose, pero por alguna razón nada coherente nos hemos encontrado en esta guerra cuando se supone que mi matrimonio debería traer alianza entre nuestras naciones, así que dígame ¿Quién deshonro a quién? — escupió las palabras con rabia con la mirada fija.
Si bien llevaba el peso de la culpa por la situación, era los hombres que estaba allí la principal causa de su desgracia, les echaría en cara su falta de honor antes. El hombre se removió incomodo en su puesto y carraspeo desviando la mirada. Aquello acallo cualquier tipo de desacuerdo sobre su presencia en el lugar, sin embargo, se permitió continuar un poco más tranquilo, el comentario anterior realmente lo había alterado.
— Además, como la tradición indica que cuando el Rey no puede acudir a sus deberes su Consorte queda facultado para remplazarlo y sus decisiones tiene la misma fuerza, yo hablo por mi Reino hoy y lo que se acuerde no debería ponerse en cuestionamiento —
Trato Debía ganarse la confianza del presente para que estos no sospecharan de sus intenciones, aquello solo era un mero trabajo de distracción, darles la seguridad de que todo se haría de acuerdo a sus condiciones. El Rey Xhao parecía de momento satisfecho con sus palabras, pero no sabía si aquello era solamente una expresión de admiración hacia él o si realmente había ganado la confianza del mayor. Sabía que Huang también lo observaba, pero prefirió ignorar el rostro.
—Joven Feng, todos los que estamos presentes nos unimos en esta guerra por intereses particulares— dijo otro hombre en el lugar.
—Me gustaría escuchar sus demandas mis señores, estoy seguro que podemos llegar a un acuerdo—
— ¿Su gente lo apoya? —
—Mi gente sabe que lo hago es por su bienestar y me han dado su voto de fe—
La mañana trascurrió discutiendo los detalles de la concesión que se harían por parte del Reino del Este, las cuales giraron en torno a entrega de territorios, acceso al uso de rutas comerciales y baja de precios frente al mercado entre países así como derechos políticos frente al trono y manejo del Reino.
—Queremos asegurar la continuidad de este trato por ello, es pertinente que el trono del Reino del Este sea ocupado por algún heredero del Reino de Norte o del Oeste—
—Quitar el linaje del Reino de Este no es algo que el pueblo aceptaría fácilmente, La familia Wang ha estado siempre en el poder, es amado y respetado por su gente, aquello desestabilizaría la nación y caería — alego el joven Feng.
—En todo caso joven Feng, el Rey Wang está más muerto que vivo y su unión no ha dado fruto alguno —Aquello lo ponía en un aprieto, no sabía que beneficios o desventajas podría darle el hecho de revelar que llevaba en su vientre al heredero del Este, o si eso despertaría la rabia de los presentes.
—Yo… aún no se eso— insinuó generando duda —aún es muy pronto para decir…-—pondría a prueba a los hombres en el lugar.
Los portadores era casi inexistentes él era el único en años, aquello significaba que no había muchos experto sobre cómo era la gestación de uno, se aprovecharía de ese hecho. Pudo notar como el rostro de Huang se crispaba con rabia y apretaba los puños sobre la mesa. Los demás tenían una expresión incrédula pero el Rey Xhao tenía una mirada más inteligente
— Si es el caso no le puedo quitar a mi hijo lo que su derecho natural— continuo.
—Ciertamente así es…— reflexionaba el Rey Xhao —de todos modos, es un hecho que debe constatarse con un médico—
—No lo permitiré — hablo con resolución el Rey Huang, conteniéndose – Todos ya han acordado y veo que se está asumiendo que así será, pero en todo caso mis demandas no han sido resueltas— parecía un niño mimado exigiendo ante adultos — Reclamo a Feng como mío, sin ello no se llevara a cabo ninguna negociación y no lo puedo tener si lleva al hijo de otro en su vientre—
—Ya soy un hombre casado, Mi señor— respondió serio, nadie parecía sorprendido ante tal exigencia.
— ¿Por cuánto tiempo? —hablo como si ya diera por sentado la muerte de Wang. Silencio a fin de dar la sensación de no poder responder la pregunta, pero en el fondo ansiaba que Wang le diera su merecido al desgraciado.
—No podemos permitir que la casa Feng muera de esa forma y menos que su estatus como portador sea desperdiciado, las personas de su clase son valiosas para todos los Reinos y más la descendencia que pueda dar— hablo uno de los oficiales.
—Pero…— su ceja se alzó en un pequeño tic, allí estaban nuevamente utilizándolo como si fuera un objeto. En definitiva no quería entrar en una discusión de moral con los mayores pero si tenía que hacerlo lo haría.
—Entiendo su sentir Joven Feng, pero los concejeros tiene razón en ello, debe desposarse nuevamente — hablo Xhao mientras lo miraba con aprensión —No es de extrañar que lo quiera para sí el Rey Huang, el solo verlo inspiraría el amor de cualquier hombre y ciertamente su carácter es aún más atractivo, no podemos permitir que su belleza y el fruto de su vientre se marchite —
— Mi Rey aún no está muerto y en todo caso la ley indica que no podría ocupar el lecho como Consorte Real, sería un viudo y eso solo despertaría inconformidad en el Reino —
—No me importa lo que digan, soy el Rey y se tendrá que respetar— interrumpió Huang.
— Según usted indica sus heridas son de gravedad y su esperanza de vida escasa, es una realidad inevitable que lo estará pronto — Dejo que sus lágrimas llenaran sus ojos y mordió su labio con frustración, no sabía en qué momento había adquirido dotes de actor, pero pudo ver como los hombres presentes lo miraban con simpatía — Es un tema que tiene que hablarse, espero lo entienda– dijo Xhao con amabilidad — Si es el caso igual podría ocupar el título de primer Concubino Real, sé que no es digno de un portador pero…—carraspeo el hombre incomodo —deberá hacerse—
—Por su linaje y como portador son pocos los dignos de su mano— meditaron los presentes
—El Rey Huang es el único candidato apto— odio la a sonrisa de suficiencia Huang. Daría más tiempo a su situación.
—Debo poner mis condiciones al respecto si ha de ser así— si todos dieron por sentado que se callaría mientras escogían sobre su futuro, estaban realmente mal— si llevo en mi vientre al hijo de Wang no se le negara a este su derecho al trono de Este, obviamente hasta que este tenga la edad para gobernar, un regente de mi confianza ocupara su lugar hasta entonces— no cedería aquello — el matrimonio se llevara a cabo una vez haya dado a luz a mi hijo y se cumpla el tiempo de luto
—Si el niño existe se criara en el Reino del Oeste bajo mi cuidado hasta que tenga la edad, si es niña será dada a uno de mis hijos como prometida— demando el Rey Xhao, nadie se apuso a la idea. Aquello realmente lo sorprendió.
—Es mi hijo…no me pueden, yo me ocupare de su crianza —
—Es la única forma en la que será criado como un leal siervo del Reino del Norte y el Oeste, o en caso tal sería una forma perfecta de poner en el trono del Este a uno de los nuestros al estar desposado con la única heredera del Rey Wang, una excelente alianza política ante los ojos del pueblo —
—Pero mi señor…por favor…— trago con dificultad y rogo con la mirada.
—Se le permitirá visitarlo joven Feng – dijo el mayor con una mirada llena de cariño —no siendo más, creo que sería un trato – miro a los presentes que asintieron antes su pronunciamiento— siempre y cuando esté de acuerdo con todas las condiciones joven Feng. —
Se tomó su tiempo para responder, por un momento lo invadió el temor, en su mente se dibujaba dicha realidad y sus lágrimas se acumularon en sus ojos, la sensación de pérdida lo invadió, respiro un varias veces para recordarse que eso no era más que parte del plan y que nada de lo que se hablo era cierto…Wang estaba bien…su hijo no le seria apartado… se repetía. Si ello algo salía mal…el trato hecho seria su única salida. Ante los ojos de los demás era un joven debatiéndose ante una importante decisión en la cual las mayorías de decisiones no estaban a su favor.
—Que así sea— levanto Feng su mirada y dijo con determinación —hizo una reverencia— en sus manos pongo a mi pueblo, cuiden de nosotros. Regresare y hablare con mi gente de lo acordado, retiraremos nuestro ejército si ustedes también lo hacen— Huang se tensó ante el comentario.
—Lo haremos joven Feng, pero necesitamos garantía de que se honrara el acuerdo…me temo que no podemos dejarlo ir — hablo nuevamente Xhao.
— ¿Qué quiere decir? — mostro su mejor cara de sorpresa, debía mostrar su ingenuidad, sabía que no lo dejarían ir tan fácil.
De igual manera lo mejor era poner cierta resistencia y desviar la atención de sus verdaderas intenciones, después parte de su papel era volver al Reino del Norte y buscar alianzas. El mayor carraspeo antes de continuar.
—Sabemos de sus buenas intenciones al venir aquí y creemos en su palabra, pero en situaciones como estas no podemos darnos el placer de depender solo de eso, por ello regresara con nosotros al Reino del Norte como…como Invitado— más bien como rehén, Abra querido decir.
—Entiendo… pero Rey Xhao no tengo nada que garantice la seguridad de los míos y mucho menos la mía, me temo que ando en desventaja frente a ustedes— los miro a todos— iré por mi cuenta una vez pueda dejar a cargo y determinar los detalles de lo acordado con mis concejeros—
—Lo siento Joven Feng, pero me temo que es algo en lo que no puedo ceder— hablo el hombre con voz inflexivo pero con una mirada amable, como si con ella quiera darle consuelo al pequeño. Se mantuvo en silencio.
—Mi Rey está convaleciendo…no puedo dejar que muera de esa forma, por favor… soy el que está entregando mis tierras, mi pueblo y hasta a mi hijo, pero a cambio no puedo despedirme del hombre que amo. No estoy exigiendo ninguna garantía, solamente confió en su palabra y no se me retribuye de igual forma — dejo que las lágrimas salieran sin pena.
—Joven Feng…—
—P-por Favor…—
— ¡No!, no ira— los presentes se alteraron ante ello, Huang continuo — podría huir y no pienso darle esa oportunidad. Se disponía a refutar pero fue interrumpido por el Rey Xhao.
—Si quisiera huir no estaría aquí en primer lugar Rey Huang— Xhao lo miro con fastidio antes de dirigirse nuevamente a el— bien…antes de partir le permitiré se reúna con el Rey Wang como despedida pero será acompañado por mis hombres y escoltado de vuelta —
—Gracias, agradezco el buen gesto — reverencio, la reunión se dio por terminada y los hombres se levantaron y se retiraron, excepto uno. Huang lo miraba desde su asiento con una mirada dura.
—Ese niño…si existe…lo matare —
—Si lo haces me matas con el…morderé mi propia lengua — el hombre se levantó con rabia hacia el para tomarlo del cuello y apretar de él.
—No me amenaces Feng—dijo con los dientes apretados.
—No es una amenaza, es un hecho—no dejo que lo intimidara y lo reto con la mirada.
—Dioses… eres realmente hermoso— se acercó y rozo sus labios contra los del menor y acaricio su rostro y suavizaba el agarre sobre su cuello. Huang profundizo el beso para luego retirarse conteniéndose apenas —¿Por qué no puedes solo someterte a mí?... dejar de pelear…— susurro sobre su labios—realmente espero que el niño no exista y me ahorre el trabajo–
El hombre se alejó y camino a la puerta, no se giró pero antes de que saliera Feng decidió hablar.
–No le hagas daño…— escucho la puerta cerrarse.
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Suspiro con fastidio, la ansiedad estaba en cada parte de su cuerpo ante la lejanía de Feng. Se preocupaba por que no tenía a su lado a su pequeño y sentía que aquello lo llevaría a la locura y apenas había pasado un dia desde que se separaron.
Necesitaba escuchar pronto noticias de su pequeño, tener la seguridad de que Huang no había puesto un dedo sobre él. Sentimientos como impotencia, rabia y temor estaba en su mente y la sensación en su pecho no se borraba.
Hablo con sus hombres para descubrir el comportamiento extraño de Feng pero no se había encontrado con nada, absolutamente nada. Ninguno daba pistas de saber algo.
Trato de concentrarse en otras cosas a lo largo del dia tales como reuniones e informes que les daban sus concejeros y oficiales. Si las cosas se daban según lo planeado se retiraría y despacharían una parte de su ejército, el cual retornaria al palacio para su estricta protección. El junto a un grupo de hombres se infiltrarían en la capital del Reino del Norte para reunir aliados y cuando la señal fuera dada atacar el palacio.
Un hombre alto y de porte fuerte entro a su habitación, portaba su pulcra armadura y cargaba su casco en un costado
—Mi señor — el hombre se arrodillo ante el mayor.
— ¿Qué noticias traes?— Yen era uno de sus hombres de confianza, uno de los principales comandantes de su ejército y con quien compartía una historia —quiero saber cualquier novedad—
El hombre era apenas unos años menor que él cuando lo había encontrado en la frontera del Reino de Sur, su país de origen. El entonces adolecente le había jurado lealtad a él y su nación a raíz de una serie de circunstancias.
Había forjado su futuro en el ejército bajo la tutela de su tío el General Min uno de los más temidos del Reino. Con sudor y sangre gano su puesto y el respeto de sus hombres y por supuesto el de él.
—Si mi señor—
— ¿Qué averiguaste? —Yen, recién se había incorporado a las líneas del ejército. Wang le había encargado la misión de infiltrarse y averiguar todo lo posible acerca de lo que ocurría dentro del palacio del Norte.
—El país se ha debilitado desde el ascenso del Rey Huang, y el pueblo está inconforme con el nuevo mandato, corre entre ellos el rumor de que está en el poder de manera ilegítima y que conspiro contra su propio padre—
—Ciertamente nada alejado de la realidad — la mejor forma de conocer al enemigo era infiltrarse con su gente. En ocasiones los reyes creían que lo que pasaba en el palacio no salía a de las puertas de este, pero la realidad era que gente siempre hablaba, todo comenzaba con una pequeña conversación que por accidente o no escuchaba una sierva o un guardia — ¿Qué hay del palacio? —
—Me hice cercano de algunas de las doncellas, me invitaron en ocasiones al palacio, gracias a eso pude hacer un plano detallado del mismo y encontrar los puntos débiles—
—Bien hecho — observo al hombre que lo igualaba en estatura, formo una sonrisa — Ahora ven aquí viejo amigo y salúdame como es debido — Wang abrió su brazos para recibir al hombre que era familia y quien se levantó con una sonrisa que tampoco pudo disimular y lo estrecho con fuerza—
—He escuchado que ahora eres un hombre casado, has fallado a nuestra promesa Wang— El sonido de su risa fue alto.
A su mente llegaron recuerdos de como tontamente en una noche de tragos en sus días de formación en el ejército habían jurado entre ellos jamás centrar cabeza. Ambos sabían que era ilógico ya que él era el futuro Rey pero de todos modos brindaron mientras prometían.
—Mi mejor decisión, querido amigo — palmeo el hombro de su compañero y lo invito a tomar asiento — sé que te agradara Feng… he sido afortunado—
—Tu cara de idiota lo indica…has caído realmente profundo — Yen le devolvía una mirada burlona, sus ojos verdes tenian un toque de envidia — Me sorprendió cuando estando en la frontera hacia el este de Reino me enviaras una misiva indicando tus planes de que viajara del Reino del Norte para reunir toda la información posible y cuando llego aquí resulta que me topo con una guerra, me alejo unos meses y eres un desastre—
—Hay mucho que decir, pero para hacerte un resumen, el Rey Wang quiere a mi esposo, ha iniciado esta guerra para reclamarlo con ayuda del Rey Xhao y como sabrás no me gusta que se metan con lo mío y más con Feng—
Yen conocía a Wang desde que eran jóvenes, sabía que el hombre tenía un instinto de posesión por los que apreciaban y amaba. Los consideraba suyos de una manera protectora y abstracta, como atesorando…sabiendo que si le era arrebatado su corazón también lo seria. El hombre había sido criado para proteger para ser un pilar y el soporte de una nación completa, tocar lo suyo era convocar al mismísimo demonio.
— ¿Y dónde está tu esposo? —
—En la frontera del Norte—
— ¿Qué? Estas haciendo un pésimo trabajo aquí amigo— Lo miro con incredulidad marcada en su rostro su expresión de descoloco totalmente sin creer lo que pasaba— ¿Fue llevado a la fuerza? ¿Cómo paso eso? — trato de justificar.
—Nada de eso…veras él es algo difícil de manejar—
—Así que te lo está poniendo difícil —
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Feng llevo su mano a su vientre, lo acaricio con suavidad apoyado en el marco de la ventana observaba el remolino de hombres caminando de un lado para otro mientras que se les dictaban órdenes, aquello era señal de que ya se había informado sobre la retirada y procedía a alistar todo para la partida. Yu y Mei habían salido a dar una leve mirada y ver si podrían reunir información de algún soldado que se dejara cautivar por los hermosos ojos de las damas. El toque suave en la puerta lo alerto haciendo que su cuerpo se tensara.
— ¿Quién es? —
—Soy Xhao— se preguntó que quería el hombre en el lugar, ya lo que se tenía que hablar se discutió en la reunión de aquella mañana.
—Adelante — el hombre entro en la habitación lo observo con detenimiento antes de cerrar la puerta. Feng reverencio como señal de respeto — ¿Qué lo trae por aquí, mi señor? —
—Mañana podrá partir al Este, se dispuso de un pequeño grupo de hombres que lo acompañaran —no era necesario su presencia para comunicar ello, cualquiera de los sirvientes era apto para ello. Sospecho de otros motivos.
—Agradezco su amabilidad —
—Tengo curiosidad por algo Joven Feng… — espero a que el hombre continuara — Sabiendo las circunstancias en la que esta su reino, porque se empeña en guardar el trono del Rey Wang ¿seguro de que no sabe si esta en cinta? — Abrió sus grandes ojos sorprendido ante la pregunta inquisitiva y hasta personal.
— ¿Por qué lo pregunta, Mi señor? —
—En la reunión el brillo de sus ojos cambio… protectora, así era su mirada — lo miro fijamente. El silencio ocupo el lugar, no sabía cómo responder a ello — No pretendo incomodarlo con mi pregunta joven Feng, pero si me gustaría una respuesta en lo posible—
—Y-yo ¿puedo confiar en usted? —
—Puede hacerlo — observo los ojos del hombre, vio sinceridad en ellos.
—Así es Rey Xhao, estoy embarazado — Xhao no se mostró sorprendido ante su respuesta, solamente asentía lentamente en silencio. Feng se aventuró — Mi señor, lo oculto porque temo por mi bebe, temo por Huang y el cómo reaccionara si se entera, pido clemencia por mi hijo — se arrodilló ante el mayor pegando su frente a su piso.
—Cada vez me sorprendo más…— no entendía a lo que se refería el mayor. Fue levantado lentamente, Feng alzo su vista y observo el rostro conmovido ante el — Los dioses son crueles al dejar a tan magnifico ser habitar un mundo de hombres llenos del maldad y ambición — su rostro fue acariciado suavemente, como un susurro.
—Mi señor…—
—Es un hecho que se notara con el tiempo. Huang lo descubrirá tarde o temprano, hare lo posible para que tanto usted como el niño se encuentren bien —
—Gracias…gracias— Feng tomo la mano del hombre y la beso en agradecimiento. Xhao se apartó de Feng, componiendo su expresión a la seria que habitualmente llevaba.
—A cambio prometa que volverá en dos días, después de visitar al Rey Wang— el hombre necesitaba probarlo también. Huang tenía razón cuando dijo que podría huir, sería el momento perfecto para hacerlo y si quisiera su gente lo ayudaría a su escape.
—Rey Xhao, ¿Cuáles son intereses en esta guerra? —
—Temo que detrás de ese rostro tiene una mente astuta Joven Feng— Xhao miro a la nada — realmente no hay motivo oculto, soy un hombre ambicioso y las tierras de Este son fructíferas.
—Algo debió ofrecer el Rey Huang a cambio, ¿Por qué no acepto nuestro llamado? — busco respuestas más profundas. —Podíamos haber llegado a un acuerdo si con ello conseguíamos alianza.
—Mis razones pueden no ser honorables, joven Feng, pero busco lo mejor para mi pueblo también—Feng quería entender al hombre y lo que pasaba por su mente, sin embargo este no dio mayor información y simplemente se retiró.
Continuara...