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Vida fingida por pri_sasukelove20

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Notas del capitulo:

 

Hola queridos lectores pasó a dejarles rápido la continuación. Comento que para este fanfic tengo Beta exclusivamente por eso notaran un cambio en la narración. Le agradezco a ella por su ayuda es escritora aquí también (Gracias Nilda <3) Me voy de viaje a visitar familiares así que por cinco días no escribiré nada… espero que disfruten el capítulo.

(Personajes de Masashi)

 


La casa estaba silenciosa, como normalmente solía permanecer. Sin embargo, unos pasos resonaban a lo largo del pasillo, siendo el único sonido que se lograba discernir. Se trataban de dos jóvenes de rasgos orientales, expresiones entre serias y divertidas, y que tranquilamente se encaminaban a una habitación en particular.

No tardaron mucho en llegar.

El pomo de la puerta fue girada y ésta fue nuevamente abierta, emitiendo un leve chasquido. El interior del cuarto les devolvió una imagen que para nada se esperaban.

Ambos muchachos quedaron petrificados y anclados al suelo, ante lo que sus ojos veían. Sorprendidos, cada uno con los mismos gestos de incredulidad, se miraron de reojo por un momento, e intentaron por todos los medios no soltar una blasfemia.

La escena lo ameritaba. Sasuke y Menma estaban en el suelo. El primero debajo del otro, sujetando los hombros del contrario en un vano intento de levantarlo. Ciertamente, la situación podía ser malinterpretada y muy comprometedora. Sin embargo, Menma parecía estar más muerto que vivo, y eso les hacía sospechar que tal vez el Namikaze había tratado nuevamente de sobrepasarse con Uchiha, y éste se había defendido, golpeándolo y dejándolo inconsciente.

Pero solamente era una teoría. Una muy divertida.

—Al menos espera hasta que se recupere, Uchiha—se mofó el pelinegro, sin pelos en la lengua y una sonrisa que para nada lucia verdadera. Gaara se pregunto si es que Sai estaría celoso, por la manera en que fruncía las cejas y se metía en asuntos que ya eran bastante obvios.

—Tsk. No es lo que piensan—aunque en un primer momento sintió la necesidad de dar una explicación y apartar el cuerpo de Menma, su cerebro lo forzó a mantenerse quieto para no lastimarlo más. En ves en eso, trato de sobrellevar la vergüenza con un ademan de cabeza y su usual carácter orgulloso—En vez de estar parados sin hacer nada, ayúdenme a quitármelo de encima.

Gaara y Sai se dieron una mirada cómplice, con apenas una leve sonrisa que Sasuke detestó más que nada. Asintieron y caminaron hacia ellos para ayudar al moreno. Levantaron a Menma con cuidado y sin mucho esfuerzo, dejándolo acostado sobre la cama. Gaara agarró las sabanas y la colcha, arropándolo en silencio, al tiempo que Sasuke se sacudía el leve polvo que se había adherido a sus ropas. Justamente ese día tenía una reunión en la empresa, y no podía presentarse así.

—Yo me retiro—anunció, antes de que retomaran el tema de cómo lo habían encontrado hace un momento. Solo quería marcharse ya, y aquellos dos no le caían precisamente bien. Sobre todo porque se trataban de los mejores amigos de ese mujeriego.

—Que buena noticia— comentó Sai, sentado en el borde de la cama con las piernas cruzadas y mirándolo de forma no tan amigable.

Gaara rodó los ojos, ante el comportamiento inmaduro de éste. Aunque también ese concepto podía ser aplicado en Uchiha, que fulminaba a Sai con la mirada. En realidad, ambos lo hacían, pero a Sai no se le daba tan bien como a Sasuke. Éste solamente le dedicó una sonrisa arrogante.

—Yo nunca voy a agradarte, ¿no?

—Mientras estés en la lista de conquistas de Menma, no—sentenció, calmado como ningún otro—No me agradarás hasta ese momento.

—No es mi culpa que tu ex novio ande detrás de mí. Y tú eres testigo de ello.

—Oigan, ambos—interrumpió Gaara aquella estúpida conversación que no llevaría a ninguna parte—Sepan que Menma ha cambiado—miró al moreno—Sai, deja de ser tan celoso. Tu y él terminaron hace tiempo ¡Supéralo!—luego miró a Sasuke—Dudo que Menma esté detrás de ti como un perro faldero, despreocúpate, finalmente ha madurado y abierto sus ojos.

La tensión podía respirarse en al aire.

Nadie dijo nada luego de aquello.

Sasuke frunció el ceño y Sai, menos expresivo, se mantuvo en silencio. De un momento a otro, Uchiha dio media vuelta y salió de la habitación, aparentemente marchándose. Sai fue el segundo, pasados unos minutos.

Gaara soltó un bufido y cruzó los brazos, pensando en qué de malo había hecho para que ellos reaccionaran de esa manera. Suspiró. Al menos no estaba solo. Menma seguía durmiendo y de vez en cuando soltaba un ligero ronquido.

—Sera que... ¿Herí sus orgullos?

Se mordió el labio inferior, sin tener idea de qué hacer.

*

Transcurrieron varias horas y para ese entonces el sol ya se estaba ocultando, dando paso a la noche y al firmamento. A duras penas se lograba oír el canto de los grillos que pululaban por el jardín de la casa.

Naruto despertó, aunque no supo porqué estaba acostado ni en qué momento se quedó dormido. A parte, no entendía como era de noche si hace un momento parecía haber sido de día. Alguien más estaba en la habitación, y no se dio cuenta de eso hasta que Kakashi habló:

—Hola—sonreía y parecía contento por verlo despierto. Además, a simple vista Naruto lucía mucho mejor de salud. Era impresionante como se recuperaba ese chico.

—Hola...—respondió con voz queda, aún con los resquicios del sueño en su rostro—¿Qué sucedió?

Vagamente recordaba la visita de Sasuke, y que éste le estaba molestado con comentarios que para nada entendía, pero que le hicieron enfadar muchísimo. Luego... nada. Simplemente eso era lo último que podía recordar.

—Te desmayaste—contestó Hatake, volviendo a sacar unas pastillas que le servirían para ayudar a mejorar su condición— Descuida, fue solo cansancio. Sasuke se fue hace horas. Pero también vinieron Sai y Gaara, estuvieron muy poco tiempo, querían dejarte descansar.

Naruto asintió, con la mente puesta en otro lado. No dejaba de darle vueltas a la discusión que tuvo con Uchiha. Había muchas preguntas en su cabeza, y esperaba que Kakashi se las aclarara.

—Estaba discutiendo con Sasuke, ese chico... me hizo perder la paciencia—frunció el ceño, todavía sentía esa amargura, ese enojo que casi lo hace explotar de rabia. Probablemente si hubiera tenido sus energías al cien por cien, le hubiera encestado un buen derechazo a su atractivo rostro.

—Ya lo creo—decidió ocupar la silla, pasándole un vaso de agua que Naruto aceptó con ansias. Se aclaró la garganta y espero a que el muchacho terminara de hidratarse la garganta. Luego le miró fijamente—Naruto, yo no fui completamente honesto contigo...

—¿De qué hablas?—preguntó confundido, depositando el vaso vacio sobre la mesita de noche.

Kakashi soltó un largo suspiro.

—Con Obito, acordamos decirte toda la verdad—comenzó— No ha pasado casi nada de tiempo y te has esmerado mucho en tu papel. Mereces saber un poco más de la persona que estás suplantando. Esto que te diré, solo lo sabemos Obito, el jefe, Menma y yo.

Inconscientemente, el corazón de Naruto empezó a latir a un ritmo más rápido.

—Kakashi, me estás poniendo nervioso...

No le agradaba pensar que existía algo tan grave que solo un puñado de personas pudieran saberlo. Y la actitud misteriosa y el semblante preocupado del mayor no ayudaba mucho a disminuir esa inquietud.

—Tranquilo, no es algo de lo que asustarse—le tranquilizó, como mejor pudo—Es algo muy personal de la familia, confió plenamente es que no divulgarás nada de lo que te diga a otras personas.

—No es mi estilo entrometerme en asuntos ajenos, ¿Sabes? Te doy mi palabra de que lo que me digas, se quedará solo entre tú y yo—le sonrió abiertamente, y con toda confianza.

Kakashi le devolvió la sonrisa y comenzó a narrar la historia.

—Se trata de la mamá de Menma, Akane—hizo una pausa. Naruto le escuchaba con mucha atención—Hasta el día de su muerte, ella... estuvo internada en una clínica psiquiátrica.

—¿Que…?—quedó boquiabierto. No se esperaba eso.

—La señora Akane comenzó a comportarse extraña, no quería ver a nadie. Le gustaba estar encerrada en la habitación, no quería que el jefe la tocara. Estaba temerosa de todo, incluido de su propio hijo. Pero además de estar aterrada, también era agresiva, lo fue con Menma desde muy pequeño. Cuando Menma tenía seis años... la señora intentó estrangularlo. Ella le gritaba: “Arruinaste mi vida, muere”.

—Kakashi, lo que me dices es... horrible—no había otra palabra para definirlo. Sintió un nudo en la garganta, al comprender. Menma también tuvo un pasado doloroso como él. Algo los unía...

Kakashi asintió, nada impresionado ante la reacción del muchacho.

—Afortunadamente, una empleada la descubrió y gritó espantada, alertando a todos en casa. El señor Minato supo finalmente que su esposa no estaba en sus facultades mentales. Aunque fue difícil, por su bien y el de su único hijo, la señora Akane tuvo que ser internada. Se buscó a los mejores médicos capacitados para su cuidado, y la familia la visitaba a diario. Recuerdo perfectamente aquel amargo día de noche buena, quedó gravada en mi memoria. Acompañé a Menma, en ese entonces tenía nueve años...

La puerta fue abruptamente abierta.

Un niño pequeño, con el cabello negro y los ojos empañados por lágrimas, salió de la habitación. Al verlo en ese estado, Kakashi dejó de hacer lo que hacía y no dudó en correr en esa misma dirección, preocupado por el niño que estaba pasando por un mal momento. En cuanto lo tuvo frente a él, se agachó y gentilmente puso una mano sobre su pequeño hombro. Menma seguía llorando, pero se notaba que trataba de retener todo el llanto que pudiera. No le gustaba que lo vieran así.

—¿Por qué llora?—inquirió, usando un tono de voz bajo—Hoy es navidad. Se supone que este día debe sonreír. Es lo único bueno de las fiestas, ¿no?—pero el niño escondía su carita y continuaba llorando—Por favor, no llore. Me está preocupando.

Kakashi, sintiéndose impotente, sacó un pañuelo del bolsillo interno de su abrigo y empezó a limpiarle las lágrimas que caían interminables de esos ojos azules, tan parecidos a los de su jefe.

Pasaron casi diez minutos. Y por fin el niño alzó su cabeza con cierta timidez. Parecía encontrarse mejor, pero la tristeza en su mirada le provocó una especie de sobrecogimiento. Un niño no debería estar triste, fue lo que pensó.

—Kakashi... mamá no me habla—ahogó un sollozo, sus cejas fruncidas—Parece una estatua... esto... esto que le pasa a mi mama es culpa mía...

—¿Cómo puede decir algo así?—los ojos de Kakashi se abrieron ligeramente, no por la sorpresa, sino por las deducciones que había sacado el menor—Usted no es culpable de nada, su madre no querría verlo en esas condiciones. Mire, estoy muy seguro que sería feliz, si usted sonriera.

—Y-yo....— le tembló la voz, mirando al mayor con los ojos rojos y levemente hinchados—Yo no debí haber nacido, Kakashi. Yo fui un error. Mamá estaría bien si no hubiera existido…

Kakashi abrazó efusivamente el pequeño cuerpo que no paraba de tiritar.

—No diga algo como eso nunca más, por favor.

—Kakashi… me siento tan solo… mi padre está tan distante... Aunque tengo t-todo lo que un niño pudiera desear... me falta algo muy importante…—sus pequeños brazos se aferraron a la parte delantera del abrigo de Kakashi, ahogó otro sollozo
Que... ¿Qué es el… a-amor? Yo no... no lo conozco. No...

—¿Naruto…?

Kakashi había detenido el relato. Algo andaba mal con Naruto. Vio como éste se abrazaba así mismo, con las rodillas tocando el pecho, buscando el modo de contener las lagrimas que ya empezaban a ser visibles, y empapaban parte de sus mejillas y piyama. Kakashi estaba atónito, no podía creer que sus palabras hubiesen conmovido tanto al menor, como para que éste se pusiera a tal extremo de llorar.

—¿Naruto...?

—M-me duele el pecho…—ahogó un sollozo, que mas bien pareció un quejido—¿Porque me duele tanto…?

—¿Sera que tu herida...?

—No puedo respirar…—le interrumpió, apretando su piyama en esa zona—¿Por qué lloro por él…? No lo entiendo...

Al darse cuenta de que no tenía nada que ver con la herida que tenia, Kakashi se preguntó que estaría pensando el menor. Ciertamente, le confundía y le sorprendía esa extraña reacción. Sin embargo, lo único que se le ocurrió fue inclinarse y darle un poco de consuelo. No le gustaba verlo así, era como ver a Menma de niño. Lo abrazó y dejo que el chico se desahogara por unos minutos largos.

Naruto no lo aparto. Trataba de deshacerse de ese nudo en la garganta que no lo dejaba respirar, y ese punzante dolor en el pecho, junto con la tristeza que se cernía hasta lo más hondo de su ser. El pasado de Menma lo había tocado demasiado. Aunque era un completo desconocido para él, sus emociones habían entrado en conflicto; las cosas malas por las que había tenido que pasar, y las cuales lo marcaron de por vida, se asemejaban demasiado a las suyas. Por esa razón, y sin ser consciente de ello, empezaba a crearse una especie de conexión entre ambos muchachos.

Naruto parecía estar más tranquilo, ahora respiraba con normalidad, y Kakashi no perdió ningún detalle de su semblante alicaído.

—Ahora sé porqué tiene esa personalidad—murmuró Naruto, con la vista clavada en algún punto de las sabanas—Kakashi… él aparenta ser fuerte en el exterior, pero en su interior Menma se está derrumbando poco a poco. Sé que llegará un momento en el que explote. Y podría resultar en algo muy, muy feo—su semblante cambió a uno más serio. Kakashi oía atento—Menma podría suicidarse.

Los ojos del mayor se abrieron desmesuradamente. Naruto hablaba como con tanta seguridad, que hasta daba un poco de miedo. Pero se refería a Menma como si ellos dos fueran cercanos o algo parecido. Y aunque Naruto hubiera aprendido a comportarse como Menma, y conocer parte de su vida, la persona que estaba frente a él se comportaba como si ambos mantuvieran una estrecha relación de hermanos.

—Yo también había pensando igual—hizo una pausa, buscando las palabras indicadas. Se levantó de improvisto—Pero esperaba que fuera solo una tontería que pasaba solo por mi cabeza. Naruto, reconozco que ahora estoy mucho más temeroso que antes.

Naruto asintió, con un claro gesto de meditación. En ése momento se parecía mucho a Menma... demasiado.

—No lo hará ahora.

—¿Eh?

—Lo hará cuando regrese—explicó, tratando de creer en sus propias palabras—No se iría así como así, sin dejar aunque sea una nota, él volverá. Necesita hablar con su padre antes, entonces cuando todo esté dicho, él tomará una decisión.

Los ojos de Hatake se entrecerraron.

—Naruto, ¿Cómo puedes estar tan seguro de lo que dices?

—Una corazonada—sonrió fugazmente—Sé que es estúpido, y no puedo explicarlo muy bien. Pero siento como algo de empatía por él. No puedo describirlo, ya que no logro entenderlo del todo, pero siento que lo conozco y sé exactamente lo que hará.

Kakashi asintió, con un vago gesto de comprensión.

—Estoy intrigado y a la vez asustado. Solo queda esperar su regreso—suspiró, y luego se aproximó hasta la puerta cerrada para dejarlo descansar. Sin embargo, se detuvo, recordando otro importante detalle. Torció el cuello un poco—Además de decirte el pasado de Menma, tienes que saber que pasado mañana es el cumpleaños de la señora Akane, si te sientes bien para ese entonces, iremos a dejarle flores. Menma siempre en su día fue a visitarla, probablemente este sea la primera vez que no asistirá.

—¿El Sr. Minato irá con nosotros?—le asalto la duda. Nunca había ido a un cementerio a dejarle flores a nadie.

—El jefe siempre va por la mañana a primera hora y solo. Menma hacía lo mismo por la tarde.

—Entiendo...—asintió con un movimiento suave de cabeza—Seguramente, tendrán mucho que decirle. Llevaré un ramo muy bonito para ella—sonrió, entusiasmado ante la idea—¿Cuál me recomiendas? ¿Qué flores eran sus favoritas?

—Hum, pues... Tulipanes amarillos. Menma, siempre dejaba un ramo en su tumba. La señora las apreciaba muchísimo.

Naruto asintió.

—Entonces, esa flor será.

*


El algún lugar del mundo, en una lujosa habitación, parado junto a la ventana con vista al mar y una cama enorme revuelta, alguien tomó la bocina del teléfono proporcionado por el hotel y marcó un número que sabía perfectamente de memoria. Con solo una toalla cubriendo su entrepierna, recién salido de la ducha, todavía persistía ese horrible dolor de cabeza.

—Hola, florería el Edén, ¿Con quién tengo el placer de hablar?

—Soy Namikaze Menma, necesito hacer un pedido, y que sea llevado a mi domicilio.

—¡Oh, señor Menma, es usted!

El pelinegro rodó los ojos con fastidio, su irritante voz le había perforado el tímpano.

—Gracias siempre por su preferencia—continuó la dependienta, mas entusiasmada que antes—Estamos a su entera disposición.

—Me encuentro en el extranjero, por eso, necesito que alguien lleve el ramo de flores al cementerio de la ciudad. Pagaré lo que sea—dijo tajantemente.

—Creo que no habrá ningún problema con eso. Usted es un muy buen cliente, podremos hacer este favor. Solo dígame el día, hora y si las flores serán las mismas que el año anterior.

Menma soltó un suspiro, a través de la ventana observaba las olas levantarse una y otra vez contra la orilla.

—Pasado mañana, por la tarde. Y serán las mismas que el año anterior...—contestó—Tulipanes amarillos.



(Continuará)


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