El cementerio era visitado por muchos familiares añorando volver a reencontrarse con sus seres queridos. Naruto transitaba por donde Kakashi le indicaba en busca de la tumba de la difunta Akane, madre de Menma.
—Es aquí-se detuvo abruptamente, y se acercó junto al mayor—Como era de esperarse, el jefe ha venido-sobre la lápida había un ramo hermoso de rosas blancas y a su lado, uno más vistoso y con más contenido, cincuenta tulipanes amarillos para ser exactos.
—El blanco es del señor Minato-intuyó—Y el otro, es Menma, ¿cierto?-preguntó el blondo.
—Si hay un día que nunca olvida, es el aniversario de la muerte de su madre y su cumpleaños. Incluso estando a cientos de kilómetros en otro continente, él no lo ha olvidado. Hay algo muy bueno contra lo que no puedo objetar, y es su increíble fidelidad y amor a su querida madre, a pesar del trato que recibió cuando era pequeño.
Naruto se agachó y acomodó su ramo de tulipanes junto al resto, y con su mano tocó el frio mármol quitando restos de polvo y en el proceso, leyó la escritura. “Amada, hija, esposa y madre, partiste demasiado pronto, pero tu familia nunca te olvidará” terminó por levantarse y observar que la tumba de la señora Akane lucía más colorida
—Sin duda, ha sido muy amada-sonrió conmocionado.
—Ella era muy dulce, lamentablemente enloqueció de un momento a otro y nunca supimos el porqué. Es muy triste, pero así fueron las cosas-puso su mano en el hombro del menor dándole una palmada—Vamos, Naruto, pronto anochecerá. Todavía necesitas recuperar fuerzas.
—Adiós, señora-habló en un bajo susurro.
A su regreso, la cena fue servida por las empleadas, Kakashi y Obito cenaban en la cocina, y en ausencia de su padre pidió que llevaran sus alimentos a la habitación. Una vez satisfecho se recostó tomando su nuevo celular y se dedicó a inspeccionar sus contactos por mera curiosidad. Tenía números de familiares que todavía no había tenido el placer de conocer, daba un poco de miedo saber a cuántas personas debería presentarse. La lista estaba acomodada en orden alfabético y entonces un nombre captó su gran atención.
—“Uchiha Sasuke”-leyó incrédulo. Y deletreo las letras sorprendido. ¿Por qué Kakashi pondría su número?—Bueno… en un conocido-recordó—Sé que debo permanecer alejado de él, pero me sostuvo de no caer…-un lado de él quería agradecer el gesto que tuvo el día anterior con su recaída, Kakashi le había contado los detalles, el otro estaba todavía ofendido y molesto con sus hirientes palabras. Pero nunca había dado la espalda a las personas que le ayudaban, de algún modo se sentía en deuda con él. No era la clase de persona que ignoraba esas acciones—Un simple mensaje de agradecimiento será suficiente-habló convencido.
Sus dedos se pusieron en movimiento intentando dar un correcto mensaje sin tener que humillarse.
“Hola. Soy Naru…
—Mierda. No puedo ser tan estúpido de delatarme por un mensaje…-borró las letras y retomó una vez más.
—“Hola. Soy Menma, solo quería darte las gracias por lo que pasó el otro día, en fin, espero que estés bien”-leyó en voz alta y no le pareció nada del otro mundo—Enviar, y listo. Quizás… soné demasiado amable-¿pero que podía hacer? El mensaje había sido entregado.
Dejó el móvil arriba de la mesada de luz, suspiró, cerró sus ojos comenzando a pesarles y queriendo dormir. Estaba demasiado perezoso para desvestirse. La deliciosa fragancia en la cama todavía persistía. En algún momento quedó profundamente dormido y las horas comenzaron a transcurrir.
Eran las dos de la mañana, el rubio abrió los ojos sintiendo el frio impregnar la habitación. Se estaba helando, somnoliento se quitó el calzado y desprendió los botones de su camisa blanca para quedarse con la playera que tenía debajo y taparse con las sabanas y el cobertor. Incluido con los pantalones. Entonces de golpe vino a su mente el rostro de Sasuke y tomó su móvil junto a él. Cuando la pantalla se encendió comprobó que Sasuke no le había respondido, de alguna manera se sentía decepcionado y triste. Movido por sus impulsos volvió a escribirle y envió otro mensaje sin importar la hora.
“No importa si no me contestas, solo quería que supieras como me sentía”
—¡Maldición!-maldijo en voz baja, ¿Qué clase de mensaje era ese? ¿Qué mierda significaba eso? Sasuke podría malinterpretarlo como acoso o algo parecido—Voy a echar todo el plan por la maldita borda-se ruborizó al volver a releerlo, tomó la almohada y hundió su rostro demasiado avergonzado y ahogando sus gritos en el proceso—Por mi maldita culpa todo podría irse bien a la mier-
La vibración de su móvil sobre la cama le advirtió de que Sasuke había devuelto su contestación, que Sasuke había leído el último y erróneo mensaje. Con un poco de miedo, pero mayor curiosidad tomó el celular y su pantalla se iluminó indicándole que Sasuke le había mandado un mensaje. Vio arriba la hora, dos y diez de la mañana. ¿Ese chico no dormía o sufría insomnio?
Sin más suspenso hizo click para leer. Le sorprendió, era un mensaje largo.
“Lamento la demora. Te lo resumiré rápido, estoy con mi hermano mayor en la empresa ayudándole a organizar unos documentos. No pensé que nos tomaría tanto tiempo, pero a esta altura por suerte, falta menos de la mitad. Aunque probablemente no duerma en casa, voy dos tazas de café…”
—Ja, ja, ja-no pudo evitar emitir una carcajada e inevitablemente imaginar a un Sasuke cansado con ojeras e implorando por terminar.
“Tengo el celular en modo de silencio y recién he notado tus mensajes cuando decidí ver la maldita hora. La verdad, me has sorprendido, Menma, no sé qué decirte… acepto tu agradecimiento aunque no creo haber hecho la gran cosa. Dejando de lado mi falta de sueño, estoy bien, gracias por tu preocupación aunque sinceramente estoy desconcertado con el segundo mensaje ¿Qué quisiste poner? Y otra cosa, ¿Cómo has obtenido mi número?”
—¡Lo sabía! Sabía que preguntaría, rayos… al menos no se enfadó-sonrió aliviado, decidió contestarle algo simple.
“El número me lo dio Kakashi, lamento si te molestó, pero debía escribirte ya que no sé si después podría encontrarme contigo. En cuando al otro asunto, ignóralo, estoy somnoliento”
Puso enviar y espero pacientemente una respuesta, milagrosamente el mensaje tan bien recibido de Sasuke lo había despertado completamente y por alguna manera estaba muy emocionado. Su móvil volvió a vibrar y reviso tan rápido como pudo.
“¿Kakashi? Porque debería de extrañarme. Ignoraré el segundo mensaje, pero sigo curioso. Itachi dice que me tome un descanso, por eso puedo escribirte… me preguntó quién era y le dije que eras tú. Su quijada cayó al suelo, no podía creerlo, yo aún no lo creo. Menma, jamás me habías mandado un mensaje tan civilizado y normal. De verdad eres otra persona”
Naruto se debatió si seguir con esta extraña conversación o dejarla ir así nada más, pero no podía apartarse quería saber más de Sasuke y quería saber exactamente como era Menma con él por mensajes de textos. Entonces se arriesgó.
“Sasuke, ¿todavía puedes recordar lo que te escribía?”
Pasaron diez minutos. Se había hecho eterna la espera, esperaba no haberlo ofendido. Entonces, él respondió otra vez.
“¿Qué? ¿Ahora sufres demencia senil? Que conveniente. Desde luego que lo recuerdo, tonto. Seré explícito. Me escribías mensajes obscenos, ¿vale?
Quiero meter mi grueso pene en tu estrecho culo. Quiero correrme en tu cara, quiero que me la chupes hasta el cansancio, quiero morder tus pezones hasta hacerlos sangrar, quiero hacértelo sin detenerme hasta llenar tus entrañas de mi esencia.
¿Te doy más detalles o es suficiente?”
El intenso carmín llegó hasta sus orejas y dejó caer el móvil sobre las sabanas. Menma era demasiado… intenso e inmoral. Su vergüenza era demasiada, ¿Cómo podría ver a Sasuke a la cara ahora que le había mencionado tal vulgaridad? Tomó el móvil rápidamente y se dispuso a responder.
“Verdaderamente me desconozco, por favor, olvida lo que dije. No seguiré distrayéndote, espero puedas descansar algo. Buenas noches”
El muchacho ojiazul se dispuso al fin a dormir. Eran las tres de la mañana y no quería pensar demasiado en lo que acababa de vivir.
*
En otro lado, en un enorme edifico con varias oficinas, Itachi terminaba de acomodar unas carpetas según el orden de importancia de cada una.
—Sasuke-se levantó de su silla, bostezando—Ya podemos irnos a casa…-dirigió su mirada a su hermano quién estaba sentado y en otro escritorio frente a él, sus ojos seguían enfocados en su celular y una ¿Sonrisa?—¿Por qué sonríes?-preguntó impresionado, era pocas veces que mostraba una sonrisa, y en esta ocasión era demasiado extraño. Lucía muy feliz.
—Aah…-miró a su hermano y apresurado se levantó guardando su móvil en el bolsillo trasero y tomando su saco—Lo siento, estaba distraído-respondió un tanto avergonzado.
—Eso noté-frunció el ceño—Hermano, no te entiendo. ¿Fue Menma otra vez?
—Solo le deseaba buenas noches…
—¿Te estás oyendo?-preguntó casi espantado.
—¿Qué?-el Uchiha parecía prácticamente ido, en las nubes.
Itachi se acercó lo suficiente y le tomó de los hombros suavemente.
—Dijiste que Menma era un maldito manipulador y estaba fingiendo ser bueno, y mírate ahora, Sasuke, tienes esa tonta sonrisa plasmada en toda tu cara como si a un niño le hubieran dado el mejor de los obsequios.
El menor apartó a su hermano de encima y frunció el ceño igual o más que Itachi.
—No exageres. Quizás estaba equivocado respecto a él, soy humano y puedo cometer errores-se encaminó hasta la salida para posteriormente tomar el ascensor.
Su hermano mayor seguía cuestionándole mientras apagaba las luces e iba tras él. Una vez los dos estuvieron dentro del elevador, continuó preguntando.
—¿Y que sigue ahora?
—¿Qué?-una venita iba apareciendo en la frente del menor.
—¿Saldrás con él como pareja o será algo informal?
—¡Itachi!-lo miró y le gritó levemente sonrojado—No pasará nada de eso, deja de imaginar cosas-los números en la pequeña tabla seguían descendiendo. El azabache todavía tenía aquellos mensajes memorizados en su memoria—¿Y que si saliéramos? No es como…-habló quedito y el sonrojo volvió a sus mejillas—Como si fuera la primera vez que saliera con un chico-suspiró—Pasará lo que tenga que pasar.
El elevador se detuvo y las puertas se abrieron automáticamente. Sasuke salió casi con prisa, y su hermano le seguía pisándole los talones. Profundamente preocupado.
—¡¿Qué se supone que significa eso, hermanito…?!-cuestionó con gran incertidumbre.
—¡Déjame en paz, por favor! ¡No seas tan sobreprotector conmigo!-el menor comenzó a correr.
—¡No huyas!
Una escena demasiado cómica para cualquiera que estuviera observando.
Sin embargo, Naruto había dado un gran paso sin proponérselo y mostrándose tal cual era en realidad, una acción tan simple como esa… le había otorgada una hermosa amistad.
(Continuará)