Prólogo: Nueva Luna.
- Cuida de su alma y de la tuya. Lo que tienen ahora, es lo más hermoso que pueden tener en toda su vida.
Sonrió emocionado. Mientras asiento lentamente a las palabras que Pumara nos dirigía a Tigro y a mi, que hacía más de dos horas nos manteníamos juntos, tomandos de la mano con cariño.
- Quizás los demás no los hayan tomado de la mejor manera. - Mi sonrisa se borró rápidamente.
- Quizás hayan opiniones y comentarios sobre su nueva relación, pero tengan esto en cuenta, ha comenzando algo hermoso que muchas veces los demás no pueden ver con simple mirada.
La menor simplemente nos sonrío algo emocionada.
Se veía tan dulce y hermosa, ojalá algún día pueda tener algo hermoso y ser feliz como lo estábamos siendo.
- Aunque nos hayas dado una mano. - Oigo la voz profunda de mi amado sonar con serenidad.
- Eso no quita que hayas tomado una de mis esferas de mi látigo sin mi permiso, Pumara. - Cierro con fuerza mis labios. Evitando reír por el comentario del siempre serio y sereno tigre de la manada.
La menor únicamente nos mira con asombro y cierto reproche en su mirada.
- ¿Si quiera han oído mis palabras?. - Se veía enojada. Se veía linda aún estandolo.
- Te hemos oído perfectamente. Pero una cosa no está peleada con la otra. - La castaña unicamente nos miró con molestia, antes de irse rápidamente de ahí, con algo similar a un berrinche entre manos.
" Es demasiado raro.". - Me aferro a la cálida mano de mi actual pareja. " No me mal entiendan. Sencillamente me parece difícil y hasta imposible creer que sean pareja. Dos machos siendo pareja, es incongruente.".
Cheetara fue la primera en hablar sobre el tema. Después de varios minutos en dónde nadie dijo nada y miradas de todos lados, decían demasiado en compensación de la voz.
" Yo no entiendo nada. ". - Pantro se compuso como pudo.
El más maduro de todos en la manada no entienda nada y se negaba a entender. Negaba la idea de que ambos, el príncipe de Thundera y el segundo al mando tuvieran algo más allá de la clásica camadería que se suponían debían de tener.
" Estoy agradecido de que hayamos dejado a Felino y a Felina dejos de esto.". - Se atrevió a hablar el viejo Lynx O, quién se encontraba molesto.
" No les entiendo. Esperaba que estuvieran felices.". - Ni yo, ni nadie podía comprender como los que eran parte de su familia se encontrarán tan incómodos con la idea de que su líder hubiera encontrado el amor con quién siempre admiro.
" Eres demasiado joven. ". - Bengali se aproximó hacia nosotros.
Mire con cierto miedo como Tigro daba un paso hacia adelante, molesto.
" Crees amar a alguien cuando no sabes nada. Me parece una falta de respeto hacia las hembras de tu especie, que prefieras a un macho en lugar de alguna de ellas, cuando tu deber como macho alfa, es renacer tu especie con alguna de ellas.". - Era lo más estúpido que había oído.
" Bengali. Todos ustedes pueden irse al demonio. ". - Miró ahora con preocupación a Tigro.
" Nos amamos. Aunque ambos seamos machos. Aunque piensen que es lo más enfermo que puedan imaginar, los dos hemos hecho demasiado por este renacer de nuestra especie, jamás nos hemos rendido. "
Cheetara se veía nervioso y Pantro asqueado, pero aún con algo de nerviosismo tome la palabra con dureza.
" Han sido mi familia por tanto tiempo. Los considero como algo importante en mi vida, pero si creen que es algo malo este sentimiento... No me interesa. "
Después de eso nadie nos dirigió la palabra, excepto Pumara quien nos detuvo afuera del cubil felino, con cierta tristeza en su cara.
Había sido apartado junto a Snarf y los gemelos, debido a el tema quizás no podía ser bien comprendido por ellos.
" Cuida de su alma. Es lo más hermoso que tendrás en tu vida.". - Asiento en silencio.
Pumara se aleja poco a poco hacia el cubil, mientras que al otro lado, Tigro me ve amorosamente.
- Te amo. - Sonrió emocionado.
- Y yo a ti, hermoso ángel. - Ronroneo extasiado.
- Pequeño gato hermoso... - Suspiro, mientras beso con delicadeza aquellos carnosos labios sabor a miel.
Fin.
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