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—Volveré en un momento… vigila que no se queme la preparación — Enma se mostraba calmado en la mayor parte del tiempo, pero Skull notaba que esa calma se estaba desvaneciendo de a poco

—Claro — lo vio desaparecer por el pasillo y él analizó sus dudas. ¿Enma estaba raro? — no debe ser nada — pero simplemente no quería pensar mucho en su día de descanso

 

 

Enma se fijó en que su novio estuviera más atento en mirar la televisión que en lo que ocurría a su alrededor, antes de, con extremo cuidado, tomar la chaqueta que dejó en la entrada y escabullirse a uno de las habitaciones de su departamento. Apretaba aquella prenda mientras cerraba la puerta y suspiraba profundamente mientras sus mejillas se volvían rojas. Tenía en custodia la chaqueta de Skull, la misma que desprendía el aroma del alfa de forma tan especial que tembló ligeramente cuando se atrevió a sostenerla cerca de su rostro. Suspiró antes de emitir una sonrisa avergonzada y se internó en la habitación. Las cortinas semitransparentes que puso le permitían a la luz natural ingresar sin restricción, tenía las paredes pintadas de un celeste pastel bastante cálido, el piso era de madera bien encerada que brillaba y en medio de todo estaba… su tesoro.

Desde hace días que estaba inquieto, hasta el punto en que colocó un futón en medio de esa habitación y poco a poco empezó a traer diversas cosas para adornarlo. Al final se volvió un revoltijo de acolchonadas cobijas, almohadas, cojines… y ropa. Era su pequeño y vergonzoso secreto, pero no podía evitarlo, era algo natural para su clase. Enma sabía perfectamente la razón de su raro comportamiento y era por eso que sonreía triunfal cuando adquiría algo más para acomodarlo en aquel hermoso, cálido y cómodo… nido… La bufanda de Skull estaba en la cabecera, la chaqueta la pondría a la izquierda, una camiseta estaba por allí y otra allá. Tesoros que disimuladamente obtuvo desde hace dos días o que tenía de recuerdo cuando Skull se quedaba con él, en aquellas noches en donde hacían de todo excepto dormir

 

 

—Estoy actuando raro otra vez — suspiró mientras se acomodaba un momento en medio de todas esas cosas y sonreía — pero…

—¡Enma! ¡Ya está listo!

—Voy enseguida — se levantó de un salto mientras se aseguraba de tener todo bien ubicado y salir con cuidado para no mover nada — aún no se lo diré — susurraba para sí mismo mientras cerraba la puerta

—Huele bien — sonreía el mayor mientras acomodaba los platos en el comedor — vamos a probarlo

—Claro — permanecía levemente sonrojado, pensando en su lindo secreto… esperaría un poco más, sólo un poco

 

 

Era común que pasaran los fines de semana juntos, sin líos de trabajo, sin preocupaciones, se decidían simplemente a gastar el tiempo en el departamento de alguno de ellos. A veces salían a pasear, pero con el clima frío de ese día no deseaban más que acomodarse en el sillón y ver algo mientras se daban mimos mutuos; porque si bien ellos parecían ser bastante discretos cuando estaban delante de otras personas –especialmente de sus amigos o serían presas de las burlas generales- cuando estaban sólo ellos dos, las cosas cambiaban. Un beso en la mejilla, uno en los labios, caricias en sus manos, sus dedos entrelazados, toques sutiles y sin malas intenciones, susurros con palabras tiernas, risas quedas después de que alguno dijera una tontería o algo vergonzoso sobre sus propios sentimientos. Así de cursis eran, pero ese era su secreto compartido

 

 

—¿Y qué haremos hoy?

—Dormir — Enma rió al ver la ceja levantada de su novio — para eso se hizo la noche — concluyó con normalidad

—No juegues, Enma — se puso a pensar un poco, ¿de cuándo acá pasaban el primer día de su descanso de fin de semana sin hacer nada más que dormir? Eso era nuevo

—No estoy jugando — se adelantó hasta el pasillo, escuchando los pasos detrás de sí — hoy sólo quiero… dormir — lo enfrentó con las mejillas rojas, pero en ese instante quería escabullirse a su nido, aunque sea un rato… esa ansiedad no le dejaba en paz

—Pero yo no — hizo una leve mueca de inconformidad mientras se acercaba al pelirrojo que retrocedía las veces que él se adelantaba

—Skull — decía riéndose con nerviosismo — es en serio… hoy no…

—¿Y si te ayudo a decidir? — sonrió con picardía mientras se adelantaba al escape de Enma y lo acorralaba contra una de las paredes — Enma— susurró sobre los labios de aquel pelirrojo antes de besarlo con tanta dulzura que nadie que lo conociera diría que eso era posible… o tal vez le harían burla para toda la vida. Quién sabe

—Espera… — sintió aquellas manos en su cintura y el aroma del alfa tan cerca, que soltó un suspiro involuntario — Skull — se quejaba al sentir los besos en su mejilla que iban descendiendo hasta su cuello con rapidez, tanta como para hacerlo temblar — yo…

—Te amo, Enma — usaba su carta más poderosa y sonreía al percibir que el aroma de su pelirrojo se volvía más fuerte, suponía era por vergüenza

—Pero… espera — se sentía tan idiotizado de escuchar aquello, la euforia lo estaba ahogando porque sentirse amado, escucharlo con ese tono de voz, siempre le gustó. Cuando Skull mordía su clavícula levemente, sus piernas le temblaban, estaba cediendo… y no se arrepentía — no lo haremos en el pasillo — se quejó mentalmente por su falta de voluntad, pero las reprimendas mentales se fueron cuando aquella lengua lamió su cuello con suavidad

—Usemos esta habitación — ni siquiera se fijó mucho cual de todas estaba más cerca, sólo giró el pomo mientras besaba a su lindo e inofensivo novio… pero…

—¡NO! ¡Esa no! — fue sólo un segundo, tan rápido que Skull hasta tambaleó al ser empujado por Enma y casi cae de sentón — esa no — el pelirrojo estaba alterado, asustado, mientras cerraba de nuevo esa puerta y sus mejillas tomaban un rojo más intenso

—¿Eh? — ladeó su cabeza mientras se sostenía de una pared para recobrar equilibrio — pero no le veo el problema

—Esta no — volvió a replicar mientras se alejaba de la puerta — es que está…

—¿Desordenada?... eso no importa, la vamos a desordenar más — sonrió con malicia, intentando captar la atención de su novio para que lo mirara

—No. No es por eso — jugaba con sus dedos y se mordía el labio inferior

—¿Sino?

—Es… de acceso restringido por ahora — no sabía ni qué excusa dar, pero tenía que pensar en algo y rápido

—Me estás ocultando algo — Skull lo miró acusadoramente mientras cruzaba sus brazos — Enma… — advirtió, pero el otro negó con la cabeza — ¿qué tienes ahí?

—Nada — su voz tembló y obviamente se delató sólo

—Pues ahora quiero ver — dijo acercándose a aquella puerta, pero Enma no lo dejó

—Por favor, no — su mente se puso en blanco de repente — es que… yo… —. No podía mostrar su nido aún. No sabía ni qué pensaría Skull. Ni siquiera estaba terminado

—Estás actuando muy raro, Enma

—Es que yo… — quería huir en ese mismo instante. No estaba pensando con claridad y tenía muchas dudas como para que su valentía saliera a flote — yo…

—¿Es algo malo? — investigó acercándose a Enma y elevando ese rostro con sus manos — ¿Me dices? — intentó sonar dulce, tranquilo, incluso sonrió, pero sólo sentía el pánico de su pequeño

—No sé — sus ojos se cristalizaron de repente. ¿Era malo? ¿Su instinto omega era malo? ¿Querer hacer un nido era malo? ¿Esconder sus deseos por tener un celo junto con Skull era malo? ¿Su naturaleza era mala? Querer, tal vez, que Skull lo marcara, ¿era malo? — yo… yo… — nunca hablaron sobre un celo juntos o una marca. Skull respetaba su timidez, decisiones y su espacio… pero ahora…

—Tranquilo — Skull sintió pánico al verlo aguantar las lágrimas y le acarició las mejillas usando sus pulgares — no llores… sabes que no sé qué hacer cuando lloras

—Es que yo…

—¿Qué tienes?

—Soy extraño — soltó con la voz ahogada, soportando un sollozo — yo…

—¿De qué hablas? — lo abrazó con un poco de miedo, no quería hacerle daño — ambos sabemos que aquí el raro y extravagante soy yo — escuchó a Enma soltar una leve risa opacada por las lágrimas que mojaban su pecho — Enma… me estas asustando, ¿qué tienes?

—Yo no quiero que te alejes de mí… no quiero presionarte — se aferró a Skull, sus manos temblaban, estaba inseguro

—¿Presionarme? — hizo un leve recuento de sus acciones, pero no se dio cuenta de qué cosa hizo mal como para causar esas dudas en su pequeño novio — si no mal recuerdo el que te estaba presionando era yo… pero no te iba a obligar a tener sex… — esas cálidas manos cubrieron su boca y sonrió divertido al ver a Enma tan rojo que ya no distinguía donde empezaba su cabello

—¡Idiota! — insultó con vergüenza, sin atreverse a mirarlo y alejando sus dedos de esos labios que le dieron un beso en las palmas — no digas cosas tan a la ligera

—Pero estamos solos… y estaba aclarando un punto

—Ahora estoy muy avergonzado como para verte — susurró mientras negaba, pero las caricias en su cabeza lo hicieron sonreír — eres un tonto

—Es mi atractivo personal — bromeó mientras poco a poco elevaba ese rostro antes de besarlo una y otra vez, simplemente uniendo sus labios en un roce tierno — lamento si presioné mucho o dije algo malo… a veces no pienso las cosas

—Nunca piensas las cosas que dices — rió divertido por ver la expresión ofendida de Skull

—Ya — revolvió los cabellos de Enma, deslizando sus dedos por esas hebras suaves y sonrió aliviado — vamos a dormir entonces

 

 

Continuará…

 

 

Notas finales:

 

Vaya, corté el capítulo, así que mañana subiré la última parte

Espero que les haya gustado… y espero que este intento de “dulzura” no fracase XD

Nos vemos~

Besitos~


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