Capítulo 2:
La puerta de la casa se abrió dejando ver a un Tsuna sudoroso por correr tanto y también por el fuerte calor que hacía fuera de unos 39°C aproximadamente. Respiraba agitadamente mientras se recargaba en sus rodillas.
-¡Oh! Tsuna-kun ¿no se supone que deberías estar en la escuela -pregunto Nana un poco confundida.
-Sí, pero olvide que hoy… no había clases -respondió.
-A la otra deberías apuntarlo en el calendario, así le hago yo cuando se me olvidan algunas cosas -aconsejo Nana cerrando los ojos y con una sonrisa sincera. Tsuna sonrió, su madre siempre era exageradamente amable.
-Tsuna, tenemos que hablar -dijo Reborn seriamente desde el segundo piso. Tsuna se tenso ante las palabras de Reborn, sonaban frías y con promesas oscuras (K: ¬w¬, I: ¡Que no, aún no! >:/) las cuales era su mayor miedo, hasta ahora.
-Bueno, iré de compras, Bianchi cuidara a los niños mientras yo vuelvo, no tardo -dijo Nana saliendo de casa. Tsuna subió las esclareas temeroso por lo que podría decirle Reborn, o incluso hacer.
-¿Qué pasa, Reborn? -pregunto temeroso el castaño, viendo a su tutor con su expresión seria.
-Es un tema muy delicado así que quiero que te mantengas calmado, o si no -Leon, sin acento obligatorio, se transformo en la típica pistola de Reborn pasando de estar en la fedora (¿se escribe así?) a la mano de Reborn, el azabaches disparo a un lado de la cabeza de Tsuna pasando su bala a unos cuantos centímetros de la mejilla de Tsuna. El castaño se exalto mirando a la pared en la cual se encontraba la bala, asintió hasta no más poder, no quería morir a manos de Reborn, aunque todos saben que nunca lo mataría- como sea, lo que quiero decirte es que tu padre va a volver temporalmente a casa debido a ciertos acontecimientos -el menor iba a decir algo pero otra bala fue disparada cerca de su mejilla, en ningún momento Reborn dejo que Leon se convirtiera de nuevo en camaleón.
-Pero… -iba a decir algo pero fue interrumpido.
-Nada de peros, vas a quedarte en esta casa y no te vas a ir a dormir a otra como la última vez, te quedaras aquí quiera o no, entendido -odiaba cuando se ponía así, le aterraba y nunca podía hacer nada para evitar que le hablara así. Le estaba dando una orden y tendría que obedecerla.
-¡Ha-hai! -dijo Tsuna asustado, Reborn sonrió y se fue a la habitación que compartía con Tsuna, siendo seguido por este.
Al entrar en la habitación Reborn salto hacia su hamaca mientras que Tsuna dejaba su mochila para luego buscar ropa y meterse a bañar, después de todo apestaba.
-¿Te cae mal tu padre solamente porque te dejo solo con Nana haciéndote creer que estaba muerto? -de la nada saco esa pregunta, Tsuna se sorprendió por eso y volteo a mirarlo un poco molesto.
-Por supuesto que sí, ¿qué clase de padre abandona a su familia durante 2 años? -toma su ropa y se dirige a la puerta.
-¿Aún sabiendo que Vongola lo necesitaba? -interrogo observando si podía conseguir otra respuesta.
-Sí, se supone que la familia es importante ¿por qué nos dejo entonces? -eso último se lo pregunto para sí mismo, salió de la habitación dirigiéndose al baño, ya era hora de que su apeste desapareciera.
Reborn se quedo mirando fijamente la puerta, muchas cosas pasaban por su mente después de lo que le dijeron en su anterior conversación por teléfono.
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El resto del día transcurrió normal, era Lunes e iba a disfrutar de su día libre, más o menos, no podía evitar pensar que su padre volvería, prácticamente no había una muy buena relación de padre e hijo en esa familia. Tsuna y Lambo se la pasaron jugando en la consola de videojuegos, era algo muy adictivo tener una consola, una vez que clavas tus ojos en la pantalla durante mucho tiempo no puedes dejar de usarla, sino hasta que tus padres vayan a tu cuarto y te la desconecten.
¿Comer? no era problema hacer pausa para comer, pero era algo exagerado que comiera mientras jugaba. Sin duda alguna los videojuegos eran la droga para tus ojos, una droga tan potente que suele caer mayormente al género masculino.
No obstante, realmente no es necesario que sea a todo ese género ya que algunos lo consideran una pérdida de tiempo, otros no podrían con tales lujos o cualquier otro motivo.
Tsuna siempre le ganaba a Lambo y este se molestaba, pero a veces él le dejaba ganar para que se sintiera feliz aunque eso significara que tendría que soportar lo presumido que era el niño baka, digo… vaca siendo una verdadera molestia, como siempre, para Tsuna o cualquier otra persona.
Nana grito dulcemente avisando que la cena ya estaba servida, Tsuna y Lambo se dispusieron a ir a cenar poniéndole pausa al videojuego. Bajaron las escaleras, Lambo apurado para llegar antes que Tsuna, y Tsuna calmado, no quería caerse como siempre lo hacía por ser el Dame.
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Después de cenar (1) Nana lavaba los utensilios, Bianchi llevaba a los niños a dormir, Reborn y Tsuna se van a su respectivo cuarto compartido para dormir.
Reborn de la nada ya tiene puesta su pijama y Tsuna se cambia para ponerse la suya.
------------(K:Dejenme)------------
Al día siguiente la mañana fue más relajada, pues Tsuna se había despertado tiempo antes de que el reloj marcara la hora mala para Tsuna en la cual este se despertaba apresurado, se caía de las escaleras, tomaba su pan y se iba corriendo como alma que le chupa el diablo o como si fuera un Omega en celo (2) a punto de ser violado, pero bueno, es un decir.
Desayuno tranquilamente junto con la familia que tenía en casa, Nana, Lambo, I-pin, Futa, Bianchi y Reborn, pues su familia fuera de casa eran la relación que tenía con sus amigos.
-Ya me voy a la escuela -avisa el castaño, saliendo por la puerta de su casa y encontrándose con Gokudera esperándolo fuera de casa como siempre- Gokudera-kun, hola -saludo Tsuna.
-¡Juudaime! buenos días -saludo alegre de estar con su líder- ¿cómo ha estado? -pregunto respetuosamente (3) queriendo saber cómo había estado, siendo su mano derecha debía, y quería, saber y estar a su lado día a día, eso si, no estando de acosador, sabía muy bien que eso no estaba bien y que también debía darle espacio a su jefe al igual que darse su tiempo para él mismo ya sea para mejorar por el bien de Vongola y de Tsuna, para estudiar o para darse un respiro para él mismo.
-Muy bien, supongo -dijo con una sonrisa y rascándose la nuca.
-Que bien -dijo el orbes esmeraldas, ambos caminaron hacía la escuela, sin ninguna prisa pues aún tenían tiempo para llegar.
En el camino se encontraron con Yamamoto, las chicas se habían adelantado junto a Ryohei.
-Hola chicos -saludo Yamamoto con su típica y usual sonrisa.
-Hola Yamamoto -saludo esta vez Tsuna.
-¿Qué quieres maldito friki? -se fastidiaba cada vez que veía al moreno con su eterna alegría, no lo soportaba, encima tenía que soportarlo todos los días al igual que a Ryohei y Lambo. Se partiría la cabeza hay mismo si fuera posible, pero ahora se encontraba con Tsuna y no cometería tal estupidez en frente de él ni por más confianza que hubiera entre ellos.
-Gokudera-kun -dijo Tsuna mirándolo con esos ojos que rogaban que no tratara así a Yamamoto.
-Ma, ma, tranquilo Gokudera -dijo relajadamente y risueño por la actitud de Gokudera a lo que este se molesto internamente, como ya se menciono, él no perdería el control en frente de Tsuna solo por Yamamoto, y si no dejaría de llamarse él mismo "Hayato Gokudera".
-Tsk! no me molestes -dijo cruzándose de brazos, cerrando los ojos y mirando hacia otro lado dándole la espalda a Yamamoto y un poco a Tsuna.
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El timbre de la escuela sonó y todos se sentaron para dar comienzo a clases, claro está que primero debía entrar el profesor quien se había quedado afuera por alguna razón.
Solo paso un minuto cuando el profesor entro al aula junto con sus cosas como lo era el folder, el libro, marcadores, el borrador de pizarrones, lo usual de cada profesor.
-Muy bien chicos, hoy tenemos un nuevo alumno, espero que le den la bienvenida y lo traten bien en su primer día ¿de acuerdo? -todos asintieron- ya puedes pasar -la puerta del salón se abrió y de ella entro un chico rubio de tez(piel) normal, sus ojos era de color azul. Llevaba puesto lo mismo que llevaban todos, el uniforme de la escuela muy bien acomodado sin arrugas, impecable, llevaba también el chaleco de la escuela que era de color azul- preséntate, por favor.
-Buenos días, mi nombre es Minoru Kairi, es un gusto conocerlos…