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Un problema muy problemático por LittleAyla

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Taehyung lo había dejado frente a su edificio después de convencerlo de que se encontraba bien y de que ya se las ingeniaría para tomarse la pastilla de los cojones - el alfa le había dado la caja con todas las que tenía -.

En cuanto el omega entró en el piso - tuvo que llamar a la puerta porque no encontraba sus llaves - se encerró en su habitación sin decirle ni un simple hola a Andrea y dando un fuerte portazo.

¿Y ahora qué? pensó recostado en su cama y cubriéndose el rostro con ambas manos. Estaba totalmente perdido, si bien no era la primera vez que debía tomarse la pastilla del día después nunca antes su cuerpo la había rechazado. Cogió la caja y contó las pastillas que quedaban. Cinco.

Antes de atreverse a malgastar otra se estiró para coger su ordenador del suelo y lo encendió con impaciencia mientras mordía sus uñas de forma nerviosa. Abrió el navegador empezando a buscar posibles causas a lo que le estaba pasando, rezando para que fuera algo solucionable.

Su respiración empezó a agitarse al ver los resultado de su búsqueda.

"Instinto natural del cuerpo del omega"

"El cuerpo del omega reconoce a qué alfa pertenece el feto"

"El aborto en caso de destinados es mucho más difícil"

Ante ese último título su corazón se paralizó y dejó de respirar por unos segundos. ¿Alfa destinado? No, imposible. Negó rápidamente con la cabeza y cerró la pantalla de su ordenador con fuerza.

Andrea seguía llamando a la puerta pero lo ignoró, sin ganas ni fuerzas como para darle explicaciones. Tras unos minutos de silencio, sus manos abrieron el pote de pastillas y, cogiendo la botella de agua que estaba en el suelo al lado de su cama, engulló la pastilla de un trago, aguantando la respiración y cerrando con fuerza su boca.

No tardó en empezar a sentir las arcadas y los líquidos gástricos empezar a subir por su garganta. Era asqueroso pero se obligó a evitar con todas sus fuerzas que siguieran subiendo, haciendo todo lo posible por tragárselos pero aún así el líquido siguió subiendo hasta su boca y cuando supo que ya era completamente inútil seguir aguantando, salió de su habitación apartando a Andrea de un empujón y corriendo hasta el baño.

Pequeñas lágrimas se asomaron en el borde de sus ojos por la acidez del vómito, dejándolo totalmente exhausto. Tiró de la cadena y se limpió la boca para quitarse el mal sabor que tenía. Se refrescó con un poco de agua fresca y miró su reflejo en el espejo. Buen aspecto no tenía, eso estaba claro.

- ¿Yuri? - la voz de su compañero de piso lo sacó de sus pensamientos - ¿Estabas vomitando? ¿Te encuentras bien?

- No pasa nada - dijo cortante sin siquiera abrir la puerta.

Pero el beta que en ese poco tiempo ya había calado al rubio entró al pequeño baño y se apoyó contra la puerta, mirándolo con una ceja alzada.

- ¿Resaca? ¿Te has dado cuenta de que te has acostado con algún beta gordo y feo? - Yuri lo miró mal.

- Dejémoslo en resaca - y dando por finalizada la conversación salió de allí, dejando al beta solo.

No le iba a contar su principal preocupación a su casero, no porque se avergonzara o algo por el estilo, sencillamente porque estaba dispuesto a hacer todo lo posible para asegurarse de no quedar encinta.

Volvió a coger el ordenador, esta vez buscando otros remedios para evitar embarazos. No tardó en encontrar lo que buscaba. Cogió su libreta y se apuntó los nombres de las plantas que podía utilizar para hacer té.

En cuanto tuvo la información se vistió - abrigándose bastante puesto que ya estaban a inicios de diciembre - y salió de su habitación con el papel guardado en uno de sus bolsillos.

- Oye Andrea - habló llamando su atención - ¿conoces algún herbolario?

El nombrado lo miró sorprendido y descolocado ante esa pregunta, pero aún así contestó.

- Cuando voy a la universidad paso por delante de uno, ¿por?

- ¿Podrías acompañarme? Necesito comprar unas hierbas - intentó ser todo lo amable posible, sabiendo que para acabar con eso cuanto antes su ayuda no le estaría de más.

- Huh, supongo - lo miró de arriba a abajo - ¿ahora?

- Es urgente.

Andrea asintió y, cogiendo un anorak, un gorro y las llaves, le indicó al omega que lo siguiera con un gesto de cabeza aunque este ya lo esperaba en la puerta de entrada moviendo el pie nerviosamente.

Salieron del edificio en silencio, el mayor mirando a Yuri de reojo de vez en cuando mientras este mordía su labio inferior y fruncía el ceño de una forma claramente ansiosa.

- ¿Está todo bien, Yuri?

- Sí, claro, todo perfectísimo - murmuró con un tono claramente sarcástico.

Andrea rebufó al ver el tono y la actitud de Yuri, estaba claro que algo malo le había pasado como para estar con ese humor de perros. Intentó sacarle conversación por unos minutos más hasta que - después de muchos insultos, sarcasmos y palabras cortantes - se rindió.

Siguieron caminando en un silencio incómodo para el beta y tenso para el omega. Yuri no podía dejar de pensar en el por qué su cuerpo había rechazado las pastillas y si eso que había visto en internet era cierto. Si era verdad que el organismo de un omega podía reconocer si su bebé era de su alfa destinado y protegerlo con todas sus fuerzas.

- Es aquí - la voz de Andrea lo sacó de sus pensamientos.

Miró la pequeña tienda frente a él y sin pensárselo mucho entró. El lugar era muy pequeño y repleto de diferentes aromas que le provocaron un pequeño mareo por unos instantes aunque rápidamente se recompuso y fue hasta el mostrador con Andrea a su lado.

- ¿Podrías pedirle si tiene alguna de estas hierbas? - pidió intentando no sonar demasiado borde y tendiéndole el papel que había quedado completamente arrugado.

- Claro.

El italiano cogió la lista y se la enseñó a la anciana que estaba frente a ellos, que los miró con una ceja alzada pero, luego de unos instantes de silencio, asintió y se giró para empezar a rebuscar por las estanterías repletas de plantas que tenía detrás suyo. Los diez minutos que estuvo rebuscando - a una velocidad muy lenta, cabe decir - se le hicieron eternos a Yuri y pesados a Andrea, que no entendía por qué las quería el menor.

Finalmente se giró, dejando frente a ambos jóvenes cuatro plantas diferentes e indicando el nombre de cada una. El omega hizo memoria, intentando recordar cuál era la más utilizada y efectiva.

- La ruda - decidió señalando la que estaba más a la izquierda.

Cuando la mujer le indicó el precio casi le dio un infarto, era casi más caro que la pastilla del día después, pero aún así pagó el dinero, sabiendo que a fin de cuentas eso le saldría muchísimo más barato que tener un hijo. Salieron del herbolario y volvieron a caminar hacia casa.

- ¿Ruda? ¿Para qué la quieres? - el mayor intentó sacarle la verdad una vez más pero la mirada que recibió por parte del omega le hizo callar al instante.

Llegaron a casa y Yuri no tardó ni un instante en ir hasta la cocina y empezar a hervir agua tal y como había leído que tenía que hacer en internet. Ignoró olímpicamente todas las preguntas que le hizo su casero durante los minutos en los que el agua tardó en hervir y en cuanto lo hizo la sacó del fuego poniéndola en una taza y colocando dos hojas de ruda.

Tal y como había leído tapó la taza con un pequeño plata y esperó unos minutos más hasta que el agua hubo captado suficientes propiedades de la planta. Destapó el recipiente y - sin importarle abrasarse la lengua - empezó a beber rápidamente el contenido de esta.

Cuando ya no quedó nada en el vaso esperó.

Pasaron dos minutos y nada sucedió.

Seguía inmóvil.

Dos minutos más y nada cambió.

Sus músculos - que hasta el momento estaban tensos - se relajaron y pudo respirar en condiciones. Soltó un pequeño suspiro de alivio y cogió la taza para lavarla. Al moverse tampoco sucedió nada, eso lo relajó aún más y su "buen humor" - si es que tenía de eso - pareció volver.

Vertió las hojas en el agua sobrante - la cual había guardado en una botella de agua vacía - y la dejó en el refrigerador, según internet debía tomar tres o cuatro tazas diarias por tres días como máximo.

Pasó la mañana estirado en el sofá mirando películas por su ordenador y agradeció infinitamente que sus padres no hubieran dejado de pagar su querido netflix. Al parecer ni se acordaban de que lo hacían.

Cuando el reloj marcó las siete de la tarde - cabe decir que había regresado de casa del alfa al mediodía - se levantó y volvió a tomarse una taza de ruda. Estaba completamente asqueroso. En lo que restó de día tomó dos tazas más y cada vez que lo hizo Andrea se burló de él por las muecas de asco que hacía pero no volvió a preguntar sus razones para tomárselo.

Pero en todo el día no pudo quitarse de la cabeza el recuerdo del aroma de ese alfa que tantos problemas le estaba portando por no poder controlarse. En varios momentos sintió ganas de patear lo primero que encontraba por no poder concentrarse en la película y estar pensando en él. Andrea fue el que recibió casi todos los golpes.

El siguiente día no fue muy diferente, lo único que cambió fue su despertar, que en vez de encontrarse con el miembro de un alfa en su interior y unos brazos a su alrededor, despertó con su habitual humor de perros en el suelo de su habitación. No era una novedad caerse de la cama mientras dormía.

El resto del día siguió igual, mirando netflix y tomándose sus tazas de ruda. Pero cuando dieron las diez de la noche Andrea salió de su habitación.

- Oye Yuri, el amigo que nos coló la última vez acaba de decirme que hoy también podría colarnos en una discoteca - habló - ¿te vienes conmigo?

El omega lo pensó unos instantes. Si bien no estaba de ánimos para salir - algo muy extraño, a decir verdad - no le vendría nada mal despejar su cabeza por un rato y distraerse con alguna presa que encontrara. Y dejar de pensar en Kim Taehyung.

- Claro - aceptó levantándose del sofá - ¡dos minutos! - exclamó corriendo a su habitación para cambiarse el chándal viejo y mugriento que llevaba por sus habituales jeans y una sudadera de los Rolling Stone. Oh claro, y sus botines militares no podían faltar.

***

Apenas había pasado una hora des de que habían llegado a ese lugar y Yuri ya estaba harto. No era porque el volumen extremadamente alto de la música lo molestara. No era por estar constantemente pegado a alguien por la inmensa cantidad de gente que había. No era porque el alcohol no le gustara, todo lo contrario.

Era por el aroma que desprendían los alfas de esa habitación. Lo odiaba. Lo detestaba. No soportaba como impregnaba sus fosas nasales y parecía no querer desvanecerse. Nunca antes le había sucedido algo como eso pero su maldito cuerpo los comparaba con el relajante aroma de Kim Taehyung y todo se iba a la mierda.

Sin poder aguantarlo ni un segundo más buscó al maldito de su casero entre el gentío y lo encontró besuqueándose con una chica cualquiera. Sin importarle su posible reacción, lo agarró de la camisa y lo arrastró hasta el exterior del local, haciendo caso omiso de sus quejas.

- ¿¡Qué mierda Yuri?! - exclamó indignado una vez salieron del sitio.

- Nos vamos.

- Oh, ¿y eso lo has decidido por...? - preguntó enfadado y sarcástico - ¿Te han rechazado acaso? Oh vaya, pobre omega que nadie podrá follarlo esta noche. Pues te jodes, no voy a perder a esa chica, es la mejor conquista de una noche que he hecho en mi vida y no voy a dejar que la arruines.

Yuri lo miró rabioso y le lanzó una cachetada. Su mal humor aumentaba por momentos.

- Cállate y escúchame, maldito - Andrea se cruzó de brazos esperando una explicación - los olores de los alfas me están dando arcadas, me repugnan, me mareo y si paso un minuto más allí dentro te juro por mis muertos que me desmayo. Así que ahora llévame a casa.

- ¿Y no puedes solo llamar un taxi? - escupió el otro.

- ¿Olvidas que no entiendo una mierda de coreano? - respondió en tono sarcástico.

- ¡Mierda, joder! - Andrea se estiró los cabellos, frustrado.

- Si has podido hacerlo una vez podrás hacerlo otra - Yuri hizo un gran esfuerzo por suavizar su tono de voz - Pero a menos que quieras llevarme a un hospital, necesito que me lleves a casa.

Al parecer su cambió de actitud ayudó a que Andrea se relajara un poco también porque su mirada enfadada cambió a una de preocupada al darse cuenta que la frente del chico estaba empapada por sudor y su respiración un poco más acelerada de lo normal.

- ¿Tan grave es? ¿Ha sucedido antes?

Yuri negó.

- Nunca - miró hacia otro lado - solo me gustaría alejarme de este sitio porque aún des de aquí puedo olerlos.

- Bien.

Notas finales:

Un poco aburrido, lo sé, pero necesario. 

Espero pronto poder subir el siguiente, la cosa va a animarse bastante pronto ;)

Nos leemos.

 


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