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Un problema muy problemático por LittleAyla

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- ¡Yuri! - la exclamación de Adela solo le hizo apartar la mirada - ¿Qué te ha sucedido?

La mujer se había empeñado días atrás en acompañarlo en sus consultas al médico y ayudarlo con cualquier cosa que estuviera a su alcance, así que cuando quedaron ese mismo día frente al hospital de qué no le provoca un paro cardíaco a la pobre anciana cuando esta vio sus marcas en el rostro y el cuello.

- He hablado de más - dijo escuetamente - Me he pasado de la ralla y me lo han hecho ver.

Adela lo miró preocupada, mordiéndose el labio sin dejar de acariciar con suavidad su pómulo hinchado y sin atreverse a fijarse demasiado en las marcas que tenía en el cuello.

- Hay chico... - murmuró esta - no debería ser así, pero los omegas debemos ir con cuidado, ¿sabes? Mucha gente nos tiene como la clase más baja y vulgar, nos tratan como a animales... Deberías aprender a controlar tu genio - pese a sus palabras serias, Adela no pudo evitar que una pequeña sonrisa asomara entre sus labios - Ahora dime, ¿qué has hecho para que pasara esto?

- Um, bueno primero deberías tener en cuenta que no he podido pegar ojo en toda la noche - empezó intentando allanar el terreno - y ya no me quedaba demasiado para terminar mi turno cuando un alfa estúpido a empezado a marearme con gilipolleces y al final... le he echado café caliente por encima - se mordió el labio inferior - se me ha ido la olla, ¿cierto?

- ¡¿Que si se te ha ido?! - exclamó Adela - ¡se ha volatilizado! ¡desintegrado!

Yuri soltó una pequeña carcajada.

- Ahora vamos - continuó la mujer, cogiéndolo por la muñeca - tienes que ver a tu bebé - finalizó mientras empezaba a arrastrarlo al interior del edificio.

Se sentaron en la sala de espera que les indicaron en recepción, Adela con calma y a su ritmo y Yuri aceleradamente, moviendo los pies de forma nerviosa. Pese a que no lo reconociera estaba entre ansioso y asustado por ver al engendro. Gracias a Dios no tuvieron que esperar demasiado. El mismo doctor que lo atendió la última vez que estuvo en el hospital - una que prefería no recordar - los llamó y entraron a la sala que les indicó.

- Bien Yuri - habló en cuanto la puerta se cerró - puedo tutearte, ¿no? - el omega asintió mientras se sentaba en la silla frente a la mesa del médico con Adela a su lado - Antes de hacer la ecografía, te haré unas preguntas, te pesaré y te tomaré la tensión, ¿sí? - Yuri asintió, dándose cuenta que el hombre no lo había mirado hasta el momento, al parecer estaba bastante concentrado con la carpeta que tenía entre sus manos. Cuando finalmente levantó la cabeza, frunció el ceño al ver su rostro - ¿Qué ha pasado?

- Que tengo que aprender a controlar mi malhumor - cortó Yuri, cansado solo de pensar que tendría que volver a explicarlo.

El hombre lo miró poco convencido y Adela solo tomó su mano, intentando darle apoyo.

- Entonces... ¿cómo te has sentido estos últimos días? - preguntó poco convencido.

- Tengo náuseas por todo, incluso cuando solo es un pensamiento relacionado con comida, mi estómago se revuelve y la mayoría de las veces acabo corriendo al baño para vomitarlo todo - suspiró - algo muy poco conveniente puesto que trabajo en una cafetería - el doctor frunció el ceño ante eso último pero se abstuvo de hablar - También me he sentido totalmente agotado y más irritado de lo normal, por no hablar de los asquerosos antojos que tengo a media noche - se frotó la barbilla, pensando en si se olvidaba de algo - Ah sí, cuando hago movimientos bruscos me mareo y alguna vez he llegado a caer al suelo. Todo a mí alrededor empieza a dar vueltas y veo las cosas dobles, aunque por el momento no me he desmayado... - se mordió el labio inferior - bueno sí, pero solo una vez.

El hombre asintió apuntando algo en el ordenador de la mesa y cuando terminó se levantó en silencio y le indicó que se levantara.

- Por favor, pasa a esta habitación - señaló una puerta en la que aún no habían reparado - quítate toda la ropa, incluida la interior, y ponte la bata que encontrarás.

Yuri sintió su rostro enrojecer pero asintió. Ya había discutido suficiente por ese día. Entró al baño sin hacer ningún comentario más. De manera muy desganada comenzó a desprenderse de la ropa: primero del abrigo para seguir con el jersey y la camiseta, las botas, los pantalones y antes de quitarse la ropa interior se puso la bata que tan solo había visto en películas.

Pero antes de salir no pudo evitar posar una mano temblorosa encima de su bajo vientre, notando allí una pequeña, muy, muy pequeña protuberancia que le acabó sacando una pequeña sonrisa.

Dejó a un lado sus pensamientos tontos salió del pequeño cubículo. El doctor Jang lo esperaba al lado de lo que al parecer era una báscula y Adela lo observaba con una sonrisa.

- Antes de empezar comprobaremos tu peso y tu tensión - le recordó sin variar su expresión seria e imperturbable. El rubio se subió encima del aparato tal y como le indicó el médico y cuando vio su peso frunció el ceño, sabía que lo regañaría por eso - Ya debes imaginarte que no es recomendable estar tan delgado, ¿cierto? - habló el doctor haciéndolo bajarse y apuntando algo en su libreta - Ahora mismo estás en los 43kg, muy por debajo de tu peso ideal. Para la próxima revisión deberías llegar a los 47kg, ¿queda claro? y ese es el mínimo.

- Como si estuviera así por gusto - escupió Yuri de mala gana. Efectivamente el malhumor había vuelto - Lo que pasa es que no puedo comer nada sin después tener que vomitarlo.

El doctor abrió la boca para volver a hablar pero Adela se le adelantó.

- Le aseguro doctor Jang, que cuando volvamos Yuri estará en los 50kg - aseguró - La comida de la abuela se encargará de eso.

El doctor rió levemente - dejando sorprendidos a ambos visitantes, era la primera vez que parecía relajarse un poco - y continuó hablando. Yuri le extendió el brazo cuando este se lo pidió y observó con curiosidad cómo le ponía el manguito y le indicaba que se relajara y no hablara. No tardaron demasiado y cuando se la quitó le indicó que estaba en perfectas condiciones.

- Bien, ahora recuéstate en la camilla, por favor - le indicó al lado de esta.

Con paso vacilante se subió a la camilla y siguiendo las instrucciones que el médico le daba, alzó sus piernas hasta apoyarlas en los brazos que tenía. Bajó la mirada completamente sonrojada hasta que sintió como una mano suave y pequeña le acariciaba la frente con dulzura. Era Adela. Le sonrió e intentó no pensar demasiado en lo que estaba pasando cuando el doctor tapó sus piernas con una frazada médica para luego coger un taburete y sentarse entre ellas.

- Bien, ahora voy a introducir en ti esta pequeña cámara, vas a sentir una leve presión pero no dolerá nada - Yuri no podía creerse que se encontrara en esa situación y antes de que el doctor empezara, habló.

- ¿No hay otro método? - preguntó mordiéndose el labio - pensé que solo iban a ponerme ese gel en el vientre y pasar la máquina por encima.

- Eso será en la próxima ecografía, como aún estás de ocho semanas es más recomendable hacerlo de esta forma, para poder ver mejor al bebé, escuchar sus latidos y comprobar que las condiciones del útero sean las adecuadas - explicó el hombre.

El rubio asintió y casi al instante sintió la prisión que el doctor le había indicado. Tal y como le había dicho no dolía pero era incómodo y se sentía extraño. Cuando empezó a mover la cámara no pudo evitar dar un pequeño respingo que le sacó una risa tanto a Adela como al doctor Jang. "Esto es malditamente vergonzoso. Siento que ya no tengo dignidad" pensó en sus adentros.

- Yuri - la voz de Adela le hizo alzarla mirada - mira a la pantalla - no había ni reparado en ella.

Al principio no vio nada, solo blanco y negro dibujando manchas sin sentido. No fue hasta que el médico señaló un punto en la pantalla que su corazón pareció detenerse por unos segundos. Era una pequeña mancha blanca que había pasado completamente por alto pero que ahora no perdía de vista.

- ¿Quieres escuchar su corazón? - esta vez el tono de voz del médico era suave.

- S-Sí... - cuando habló se dio cuenta que su voz se había roto. Estaba llorando. Él, que nunca derramaba ni una sola lágrima, no tardaba ni dos segundos en hacerlo al ver esa pantalla en blanco y negro en la que apenas se podía diferenciar qué era qué.

Los tres integrantes de la sala se quedaron en completo silencio, apenas se escuchaba las respiraciones de los presentes cuando, de pronto, un potente bum resonó en la habitación, seguido de otro y otro y otro y otro... eran latidos, latidos verdaderamente fuertes. Yuri, al escuchar eso, sintió que su propio corazón se detenía por unos segundos para luego comenzar a latir a un nuevo ritmo, al mismo ritmo que escuchaba. Y con ese latido tan fuerte y continuo que escuchaba, sintió que todo su mundo cobró sentido. Ya no había vuelta atrás. Si es que en algún momento había habido.

- Oh cariño... - murmuró Adela sin despegar la mirada de la pantalla - Es increíble.

Pero su expresión maravillada pasó a otra de preocupación cuando vio el ceño fruncido y la expresión totalmente seria del doctor Jang.

- ¿Qué sucede? ¿Hay algo malo en el bebé? - preguntó Yuri alterado y sintiendo que su mundo se desmoronaría si le llegaba a pasar algo a su hijo nonato.

- No es nada malo... - el hombre estaba totalmente concentrado mirando a la pantalla. Cuando pasó de mirar el monitor a Yuri, sonrió - Es solo que hay muchas probabilidades de que sea un embarazo gemelar, aún no es cien por ciento seguro puesto que tan solo estás de ocho semanas...

El doctor Jang siguió hablando pero Yuri había desconectado al oír las palabras embarazo gemelar. Su respiración empezó a acelerarse y adivinó que estaba empezando a hiperventilarse. Dos bebés. No podría hacerlo, era imposible. Si con uno ya parecía algo demasiado imposible... dos era impensable. Sus ojos empezaron a humedecerse y el doctor dejó de hablar, tanto Adela como él lo miraban preocupados.

- ¿Podría dejarnos un momento a solas, por favor? - pidió la anciana al doctor mientras acariciaba los cabellos de Yuri.

Este asintió y salió de la sala yendo a la contigua, seguramente a lo que sería su despacho. En cuanto se quedaron a solas Adela obligó a Yuri a dejar de esconder su rostro y mirarla directamente.

- Yuri, ¿qué pasa? - lo intuía bastante pero aún así lo preguntó.

- No puedo hacerlo - sollozó - No voy a poder cuidar a dos engendros yo solo.

Adela sonrió de una forma maternal y lo abrazó con cariño, acariciando su cabeza para intentar calmarlo y balanceándose de atrás para delante con suavidad, como si acunara a un bebé.

- Ay mi niño... no estás solo - le aseguró - Tal vez no te conozco de hace mucho tiempo pero yo no voy a abandonarte, de eso puedes estar seguro, ¿de acuerdo? - Yuri asintió sin decir nada, aún envuelto en ese reconfortante abrazo - Además, aunque en los primeros meses no vas a dormir una mierda, te lo vas a pasar en grande con dos niños correteando por la casa, y créeme cuando te lo digo, que soy madre de tres hombres y abuela de siete niños y niñas.

El omega soltó una pequeña risa y volvió a asentir, sintiéndose mucho mejor por las palabras de Adela. Cuando se separó se secó las lágrimas y los ojos con sus manitas y miró a la anciana.

- Hay una cosa que no le he dicho al doctor... - dijo - El... Los engendros - se corrigió - exigen a su padre y me mantienen toda la noche en vela sin dejarme descansar y con ganas de llorar.

- ¿Y por qué no lo buscas? - Yuri negó rápidamente.

- Imposible, ni siquiera recuerdo dónde vive - era mentira puesto que por más que intentara olvidarlo no podía - además, si llegara a encontrarme con él seguro que no me querría cerca y lo único que conseguiría sería sentirme peor. Así que no.

Adela volvió a sonreír y a acariciarle la cabeza.

- Ya encontraremos una solución.

Pocos minutos después, cuando Yuri se hubo calmado, el doctor volvió a entrar y al ver una sonrisa en el rostro del paciente no necesitó preguntar. Le indicó a Yuri que ya podía volver a cambiarse y una vez estuvo nuevamente vestido, los tres se sentaron en la mesa del doctor.

- Bien, como ya sabes al no ser un omega marcado y no tener cerca a tú alfa tu embarazo es mucho más delicado de lo normal - el omega asintió y Adela le cogió la mano para que no se pusiera nervioso - lo recomendable sería que hicieras reposo durante todo lo que reste el embarazo, así que tal vez deberías plantearte dejar de trabajar por unos meses - Yuri lo interrumpió.

- Imposible, necesito el dinero - el médico suspiró.

- Entonces intenta ser cuidadoso y procura que tu jefe sepa tu condición - habló - ¿trabajas en una cafetería, cierto? - Yuri asintió - Pues podrías pedirle que te ponga en la caja o en la barra, intenta estar sentado el máximo tiempo posible y no hacer grandes esfuerzos, ¿sí?

- Entendido.

- Mientras te hacía el ultrasonido he podido ver el tamaño de los fetos - Yuri lo miró intrigado - miden cerca de 1,4 mm. Son algo pequeños, deberían estar por los 1,7 mm pero nada preocupante - tanto Yuri como Adela suspiraron aliviados - y ya está por hoy - al parecer no tenía intención de volver a adoptar su actitud seria porque les regaló una sonrisa - ¿tenéis alguna pregunta?

Negaron con la cabeza.

- Entonces nos vemos en un mes.

Notas finales:

Sip, ¡Adela volvió para quedarse definitivamente!


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