Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Reo Mibuchi's pain por Dakuraita

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Este capitulo se sintió personal hasta cierto punto, creo que dejé mucho de mí aquí...

Disfruten la lectura, y Fire, si lees esto, no llores por favor <3 xD

¿Estás ocupado, Kotaro? Sí, ya sé que es extraño que te esté hablando a esta hora, pero está bien, apenas me puse mi mascarilla y debo dejarla una hora, ya sabes como son estas cosas, ¿recuerdas cuando practiqué esa nueva receta con aguacate contigo? Sí, todo un desastre- ¿Hm? No, no he sabido sobre Nebuya, ¡Ese bruto! ¿Qué tanto le cuesta responder una simple llamada? Bueno, ya veremos eso luego, entonces, ¿estás libre, cierto? Excelente, tengo que contarte más de lo que pasó el otro día, bueno, más bien cosas que han sucedido y sin duda necesito analizar, no siempre se puede pensar con claridad cuando se tiene tanto en que pensar, ya sabes que suelo pensar bastante todo, eso de ser precipitado no es nada elegante, no me sienta, es algo más tu estilo, pero no te preocupes, ¡A ti te queda de maravilla! Los salvajes tienen su encanto, aunque te rías y aunque te hagas el ofendido sabes bien que sé admitir que tienes un par de cositas buenas, si, solo un par, no presiones tu suerte, ¿de acuerdo?... Oh, si, ¡El tema!


Verás, nada es tan sencillo como uno desearía que fuera, tristemente hablar las cosas después de momentos extraños es lo más difícil, nunca se sabe que decir y sinceramente parece que decir algo tal vez no sirva, así como no decirlo también es catástrofe; al final alguien se tiene que tragar el orgullo y decir algo si se quiere enmendar lo que pasó. No es que yo estuviese molesto por el beso de Kiyoshi, lo sabes bien, hablamos de eso y en exceso diría yo… ¿Eh? ¿La receta para el pan de plátano? Luego te la paso con gusto, aunque si quieres ayuda puedes decirme, me sentiría culpable si por mi culpa incendias la casa o envenenas a ese bruto que todo se lo come sin pensárselo dos veces, ¿recuerdas cuando comió esos mariscos echados a perder? Qué cosa más espantosa, sinceramente… ¡No me regañes! Por dios, tú cambiaste el tema con su interrupción. Sí, sí, ya continuo. Pero espera un segundo, voy a poner el altavoz, estoy arreglándome las uñas y necesito ambas manos, la manicura es algo que se debe tomar en serio y hacerse correctamente, si no, mejor no se debe hacer, ¿quieres que después arregle tus uñas? Quieras o no creerlo, tener unas uñas bien cuidadas es una ventaja, ¿recuerdas a ese chico lindo, el de cabello verde? Sí, el amiguito de Sei, ¡Toda una monada! Me ha hablado de horóscopos y sin duda es alguien que se lo toma en serio, me agrada eso, puede que yo un día de estos vaya y le lea las cartas… Ah sí, el caso es que él también se arregla las uñas, y no tiene nada de malo, ¿no te agrada la idea de un servicio gratis?... No es que solo quiera algo con que entretenerme, ¡Ay Kotaro! De acuerdo, tal vez un poco. ¿Hm? No, no está nade conmigo, por algo puedo poner el teléfono en alta voz, ¿y tú? ¿Chihiro? ¿Está ahí? Oh entiendo, dile que en la caja del ático dejé nuestro álbum de fotos, ahí estamos todos juntos, ¿acaso no somos una monada? En especial Sei, se veía tan precioso con su uniforme, ¡Lo extraño tanto! ¡Ash! ¡Sí, sí, ahorita te cuento!


El caso es, que no hablamos en un buen rato, yo veía mi teléfono y pensaba que quizá debía escribirle, pero, ¿y si no se acordaba? ¿Qué tan ebrio estaba? No sé demasiado respecto a como es Kiyoshi tras estar ebrio, cuando nosotros nos juntábamos solíamos evitar cosas como el alcohol, incluso cuando había salidas grupales la mayoría no tomaba nada, creo que Makoto tomaba sake pero no recuerdo, ¿tú te acuerdas? ¿No? Bueno, será tema de otra ocasión. En fin, la cosa era, ¿y si se había olvidado y yo se lo recordaba? Sería incomodísimo y encima podría acarrear tantos problemas… Además, ¿acaso hay forma de escribirle que fuese decente? “Hola, Kiyoshi, ¿recuerdas nuestro beso, ese que nos dimos cuando estabas con el corazón roto y ebrio? Bien pues no lo he olvidado así que, si no te duele mucho el corazón, ¿qué te parece si lo hacemos de nuevo?” ¡Suena tan estúpido y horrible! Hay que tener tacto y clase para estas cosas, en especial algo tan serio para mí, y sé que se te hace una tontería Kotaro, aun por teléfono sé que estas poniendo esa sonrisa burlona, siempre te has mofado de mí: Te mofaste como loco cuando te conté que no quería perder la virginidad a menos que fuese alguien a quien amara, y bien te burlas de un pequeñito beso, pero no todos podemos dar besos estando ebrios o bien recibirlos y seguir con ello, no cuando esa persona es alguien que derrite tu corazón.


¿Qué si le escribí al final? No, por supuesto que no, tengo un envidiable auto-control. A veces se debe tener confianza en el destino, o en el universo, no lo sé, como desees nombrarlo, uno debe saber esperar y saber actuar según sea prudente, sinceramente, si siquiera yo sé exactamente cómo funciona eso, y a veces pierdo la paciencia rápidamente, en este caso tuve que morderme el labio y dejar mi celular lejos de mi alcance, mejor me puse a leer algunos libros que tenía atrasados… Y por suerte la universidad me tuvo ocupado, ¿y tú? ¿Terminaste ya el proyecto del que me platicaste o vas a dejarlo para el final? ¡Uhg! ¡Kotaro! No, no digas algo tan tonto, ¿qué trabajas mejor bajo presión? Ridículo. Mejor date prisa, yo ya no estudio contigo y ya no puedes colgarte de mis trabajos.


¿Qué pasó después? Verás, decidí salir a correr un rato, hace tiempo que no lo hacía y pues extrañaba un poco tomar aire fresco, a veces uno necesita algo de cardio y aunque el yoga es maravillosa para ciertas cosas no puede sustituir ciertos gustos míos. Tomé el balón que me regalaste la navidad pasada y salí dispuesto a jugar, cuando me topé con… ¡Sí! ¡Adivinas! Kiyoshi estaba ahí, con su ropa deportiva, estaba calentando. Me dio gusto verlo practicando deporte, pese a su lesión mi querido siempre se ha mostrado fuerte y determinado, ¿no es maravilloso?... ¿Uh? ¿De qué hablas? No le dije “mi querido”… ¿Lo hice? ¿De verdad? Oh cielos… ¡Qué vergüenza! Bueno, no importa, ¡cállate y deja de reír! ¿Ya terminaste de reír? Gracias. Lo vi, como te iba diciendo, ¿qué hice? ¡Pues obvio me quedé helado! ¿Qué debía hacer? Fue como si todo mi cerebro hubiese renunciado, no podía saludarlo como siempre y tampoco me daban las piernas para huir y ocultarme. Entonces él me vio y, cree que pudo disimular, pero yo lo conozco, no disimuló correctamente, fueron segundos, pero yo vi la duda en su cara antes de poner su usual sonrisa, ¡Él lo recordaba! Y pues naturalmente yo lo recordé también otra vez, y casi podía jurar que había dejado de respirar. Por suerte, de alguna forma, pude disimular y seguirle el juego, en parte tenía ganas de verlo así que… hablar con él no podía ser algo tan terrible, ¿no crees? ¿O tú qué hubieras hecho?... ¿“Lanzarme a sus brazos y besarlo de nuevo para romper el hielo”? ¡Kotaro por favor! Aunque te creo totalmente, tú si que eres capaz de algo así, pero no, yo no podría, de hecho, estaba tan rígido que pensé que yo me había vuelto de cartón o algo del estilo. ¿Lo imaginas? El beso hechizado que me dejó maldito hasta recibir otro, ¡Qué romántico, qué trágico!


Claro que en estos momentos puedo contártelo con normalidad y reírme, pero en su momento de verdad fue algo duro, creo que jamás había estado tan ansioso y triste, de alguna manera esperando lo peor. Si fuese como en los libros, él me diría que nuestro beso lo había enamorado y que deberíamos estar juntos para siempre, pero la vida no es un libro, aunque es el mejor de los dramas, la mejor de las comedias y una continua tragedia con sus altos y bajos, al final la ficción y la literatura no es más que una realidad inventada con los detalles precisos de algo que desearíamos ver, de algo que sería hermoso si fuese real. No, no es que te quiera dar una clase de literatura clásica, y sé bien que no todos escriben cosas así, pero al menos, hablo respecto a esas historias que han roto mi corazón. Cuando era más pequeño, soñaba con el romance y la tragedia, aunque dolorosa, era incomprensible. Soñaba con enamorarme, Kotaro, soñaba con el amor ideal, con el príncipe, e ignoraba que tras el amor había oculto dolor. “El amor es bello, lo que es feo son los celos y otras emociones feas que lo corrompen”, así solía pensar, yo era todo un iluso y pese a todo, mis consejos siempre fueron fantásticos para otros, como si yo fuese un escritor, un directo que sabía qué cuerdas mover en escena para hacer funcionar el gran cuadro, pero que cuando le tocó ponerse bajo el reflector y vivir su propia obra, fue tan maravillosa como catastrófica. Moría por amar, por tener un romance fabuloso, y aunque me enamoré y me sentí volar, pronto conocí las amarguras que a veces el amor trae consigo. Por eso, no me sorprendió que nuestro encuentro pronto se tornase incomodo y extraño, el silencio no decía mucho para ninguno de los dos, ambos parecíamos debatirnos internamente, ¿qué decir? ¿qué no decir? ¿Callar o hablar? Es algo tan difícil cuando se está en el momento, y tras ello, te imaginas mil diálogos, escenarios, y cosas que pudiste hacer y que en su momento no te cruzaron por a cabeza, es algo un poco frustrante. Pero esa era la realidad, y sabía que, en la realidad, la nuestra, las cosas no cambiarían porque sí. Y yo entendía a Kiyoshi, como te dije, entiendo su dolor, y sé que un simple beso estando ebrio no hubiese sido suficiente para arrancar el amor de mi memoria, para hacerme olvidar lo que jamás he podido olvidar, eso que el tiempo se negó a curar. Me pregunto, ¿sabes? Quién habrá dicho que el tiempo lo cura todo, porque si supiera quien es, lo golpearía. El tiempo es una maldición para quienes recordamos, para quienes jamás olvidamos esa dulzura y para quienes siempre amaremos hasta el final de nuestros días, ¿crees que le daría la espalda a Kiyoshi alguna vez? Si yo supiese que él me necesita, haría lo que fuera. Puedo decir sin miedo a exagerar que daría mi vida con tal de salvar la suya. Si la magia fuese real, si los tratos existieran, yo ya le habría dado a Kiyoshi mis piernas saludables, ¿crees que quiero verle sufrir? No, por supuesto que no. Por ello es tan duro no tener palabras. Llámame egoísta, pero las cosas son aún más difíciles cuando te sientes como en una cascada, estás a punto de desbordarte, todo está atorado en tu garganta y muere por salir, pero te contienes porque las palabras no regresan a ti, son una bala… Ninguno quería apretar el gatillo.


Así que suspiré, sonreí lo mejor que pude, y enterré una vez más mis sentimientos. “Kiyoshi, me da gusto verte” le dije por fin, pretendiendo que nada había pasado “Justo iba a jugar un rato, ¿vienes? Aunque tendrás que ser suave conmigo, estoy algo oxidado”; en los ojos de Kiyoshi pude leer un claro ‘gracias por pretender que todo es normal, no sabía qué hacer, perdóname por ser así’ y lo dejé pasar, porque lo amo, yo amo mucho a mis amigos, ¿sabes que también te amo Kotaro? Sí, siempre te voy a querer, y voy a cuidarte, así como amo a Sei, así como en el fondo amo a ese bruto horroroso, y así como amo a otros… ese amor es algo que me impulsa a ser fuerte, a dar sin recibir, y ese amor tan increíble es el que me dejó portarme como alguien decente con Kiyoshi. Y mira que había tanto que quería decir y preguntar… pero no era el momento, no, en estos momentos él ya tenía suficiente con lo que lidiar, ¿Cómo podría atreverme a echarle más encima? Yo podía esperar, yo estaba bien, él necesitaba mi ayuda, él necesitaba ser el centro por una vez, y yo estaba totalmente dispuesto a ser esa persona que estuviera ahí para Kiyoshi. Debe ser duro ser siempre el escudo de todos y sentirte tan solo de todas formas. ¿A quién más podía contárselo? Todos sus amigos actualmente son amigos y conocidos de Hyuuga, algunos conocen su pasado con Riko, otros no, ¿crees que puede hablar de cómo se siente con cualquiera? No, él nunca lo haría, en especial si siente que eso podría afectar a su mejor amigo. Yo soy lo que le quedaba, lo sé… ¿Hm? No Kotaro, no creo que él vaya a contártelo a ti. Eres un encanto querido mío, y confío en ti porque sé que eres alguien leal y maravilloso, pero ustedes nunca fueron cercanos, además, ¿no te parece que tienes suficiente con se mi confidente?... Exacto, eso quería escuchar. Gracias por darme de tu tiempo, por cierto, ¿Cuánto tiempo llevo hablando? No, no es que me importe tenerte en el teléfono, pero la mascarilla la tengo que quitar… Oh, de acuerdo, aun tengo tiempo.


Jugamos un buen rato, el ambiente se aligeró cuando empezamos a hablar del pasado cuando jugábamos todos juntos, hablamos sobre Makoto y lo mucho que nos apenaba lo que había pasado, pero ambos sabemos que pese a todo hay una buena persona en el fondo que se niega a salir, a veces me pregunto porque él es así, pero no me incumbe, no de momento. Y luego hice mis clásicos tiros, era una total mentira que estaba oxidado y él me lo dijo también. ¡Ay Kotaro! Casi se me rompe el corazón cuando observé su cara de dolor cuando después de un rato su rodilla comenzó a cobrarle factura. No bromeo cuando digo que cambiaría de lugar con él si pudiera. Paramos de jugar y fuimos a beber algo, nada muy ostentoso, me refiero a que nos sentamos en una parte de la cancha donde un árbol daba algo de sombra, y de pronto, se hizo el silencio.


“Lo siento, por lo del otro día” me dijo por fin. “No te disculpes, está bien” le respondí de inmediato. “Lo siento, Reo, de verdad… yo…”, puse mi dedo sobre sus labios “Que no te disculpes, en serio está bien” quité mi mano y me recargué en su hombro “Kiyoshi, tú también puedes equivocarte y estabas vulnerable y mal… pasó y punto, ¿de acuerdo? No le daré importancia si tú tampoco lo haces, así que déjate de disculpar, sé humano, o te saldrán alas y no podré alcanzarte”, y era cierto, para mí él estaba cerca de ser ya un ángel, con todo y sus errores, con todo y su necedad y su descuido y su aparente negligencia por su propia salud física, para mí él era ya casi un ángel. Kiyoshi me sonrió y se recargó también en mí. “Gracias” susurró, y yo solo asentí, como diciendo ‘no es nada’. Es lo que un amigo haría por otro, es lo que harías por la persona más especial en tu mundo. El amor nunca se va.


Entonces me llegó una llamada de Sei y Kiyoshi observó el reloj, habíamos pasado casi una hora así, recargados y en silencio… una eternidad vuelta un suspiro, eso es a lo que yo llamo magia. Tras eso nos despedimos, pero, antes que nada, le dije “escríbeme si me necesitas” y el asintió. Estoy un poco más tranquilo, ¿sabes? No quiero que crea que está solo y… ¡Ay, mi mascarilla! Gracias por escucharme Kotaro, eres todo un amor, nos vemos después, ¿ok? ¡Chao, chao! 

Notas finales:

:'D Nos leemos 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).