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El Suspiro de un Rey por yue-sama

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Notas del capitulo:

Hola! cómo están?

 les agradezco mucho de verdad por todo, por apoyarme y por sus rw, tambien ellos ya fueron contestados.

 Quería informar que en mi página de facebook les dejare una imagen-un dibujo que hice- por el capítulo y espero que se paseen por ahí para verla y dejarme ver si les gusto, sin más aquí el cap.

Cuando abrió los ojos, notó que estaba en su nido, trató de enfocar bien la mirada, y, al lograrlo, pudo ver que pegado a la pared estaba ese extraño y hermoso hombre, entre sus fuertes brazos cargaba a Badén, y, aunque debió sentir miedo, no pudo.

 

 

Sasuke, en cambio, no había quitado sus ojos negros de encima de su cuerpo.

 

 

—Se desmayó, su majestad —formuló despacio, dejando que Naruto saboreara las notas de sus cuerdas vocales—. Lo cargué en mis brazos para traerlo al palacio, espero no se moleste por haberlo tocado con este cuerpo pecador.

 

 

El misterio que envolvía al azabache lo dejaba indefenso, podía ver la nota de peligro en sus ojos, pero no sentía la necesidad de salir corriendo, aun cuando la perversidad y amabilidad se fusionaban en su mirada. ¿Cómo era eso posible?

 

 

—Gracias por no dejar al rey tirado en el sucio suelo, aun cuando por ello tuvo que desviar su camino.

 

 

—Aunque parece que a usted no le disgusta el sucio suelo, estaba embarrado de él cuando nos encontramos, así que creo que no le hubiera importado quedarse en él.

 

 

—Correcto —se sentó poco a poco, despejándose y notando que llevaba una ropa diferente y que ya no tenía nada de tierra en su cuerpo—. ¿Usted me limpió?

 

 

—Como me hubiera gustado majestad, ver su tierno cuerpo lleno de sutiles curvas… —Naruto trató de no flaquear y dejar ver su nerviosismo, intentando evitar sonrojarse—. Pero no, su esclava lo hizo y mientras eso pasaba yo cuidaba a esta pequeña niña de tiernos ojos azules.

 

 

Eso explicaba porque Badén estaba en sus brazos.

 

 

—¿Y por qué no se la ha devuelto a mi esclava? —hizo referencia a la cachorra.

 

 

—Porque ella se siente cómoda en mis brazos, ¡no hay necesidad! —hizo un grácil movimiento de brazos—. Además, soy un inofensivo bardo, relator de las leyendas más grandes, ¿qué podría hacer yo? Tan sólo cuento las historias de los mismos dioses. De hecho, su majestad, ¿podría usted ser servicial con este humilde bardo?

 

 

Naruto no estuvo muy seguro de responder afirmativamente, pero, sin pensarlo, sus labios habían murmurado una afirmativa.

 

 

—¿En qué puedo ayudarle?

 

 

—¿Me permitiría quedarme aquí? Sólo mientras recupero fuerzas…

 

 

El pelirrubio lo pensó por un momento en total silencio.

 

 

—Cualquiera que se tomé la molestia de tráeme en sus brazos a mi hogar, es aceptado por mí.

 

 

—Muchas gracias, mi señor. Estaré bien con poder dormir en una cama de paja junto a los esclavos. No tendré ningún problema.

 

 

—Claro que no —dijo de inmediato—. Dormirás aquí en el palacio, en un suave nido de pieles, comerás nuestra comida y te saciarás, y, mientras eso pasa, cantarás y contarás todas esas leyendas de las que tanto alardeas.

 

 

Se le aceleró el corazón al ver al hombre por fin moverse de su lugar, dejando a su cachorra por un momento en el suelo para luego acercarse con pasos seguros al rubio, quien instintivamente cubrió su regazo. Cuando las rodillas de Sasuke tocaron el suelo y sus caras quedaron a pocos centímetros, Naruto quiso alejarlo alzando una mano, pero el Alfa la agarró y beso la punta de su dedo, lamiéndolo ligeramente. El fuerte aroma a cedro y vainilla se dejó sentir en su esplendor y Naruto gimió quedito, era un Alfa poderoso.

 

 

—Será todo un placer.

 

 

Y así, tan decidido cómo se acercó, se apartó, abriendo las puertas de su cuarto y alejándose. Segundos después Ino entró a la habitación y verificó al rubio, hallándolo despierto, cosas que la alivio, luego hizo una reverencia y el rubio sonrió un poco.

 

 

—La comida ya casi esta lista, mi rey. ¿Quiere que lo ayude a vestirse?

 

 

—No, déjalo así, cámbiale la ropa a Badén, yo bajaré de inmediato.

 

 

La rubia asintió, acercándose a la cachorra y llevándosela de ahí. Cuando Naruto se vio solo, salió de su nido con las piernas temblándole, ¡oh, dioses! ¿Por qué le pasaba eso a él?

 

 

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Naruto comía en la gran mesa acompañado de varias personas, los jóvenes que soñaban con ser gerlaris estaban sucios, pero felices con una buena comida, además, la bebida nunca hacía falta y varios bailaban alegres por el alcohol.

 

 

La fogata estaba encendida y parecía haber quemado a más de un incauto, sus hijos mayores peleaban con espadas de maderas y su dulce Mahats repartía coronas de flores, mientras tanto, él mecía a Badén entre sus brazos dándole de comer y miraba feliz como todos disfrutaban, quizás lo único que le molestaba era sentir muy frío el asiento de al lado, donde se suponía que Kakashi debería estar.

 

 

Antes de molestarse de nueva cuenta, miró al frente, pidió más cerveza y la tomó de un sólo trago. Todos hacían escándalo y cantaban toscas canciones que hacía que moviera el pie al son de la música, pero todo se detuvo al ver a entrar a Sasuke. Naruto se puso inquieto de inmediato y tuvo que rozar sus muslos para bajar, siquiera un poco, el calor que le provocaba verlo.

 

 

—¡Tranquilos mis amigos! ¡Sigan festejando!

 

 

Y, como era de esperarse, todos continuaron, permitiendo que Sasuke se escabullera fácilmente hasta él, quedando al otro lado de la mesa, aquella que lo obligaba a mantener la distancia de ese adorado cuerpo.

 

 

—Mi buen rey —dijo Sasuke, quien parecía feliz—. ¿Quisiera acompañarme escuchando mi primera historia?

 

 

Naruto asintió y sonrió cuando Sasuke le pidió a Badén, él se la dio y la niña pareció muy feliz tocando la trenza del Alfa, luego se levantó de su asiento y rodeó la mesa para poder estar al lado del pelinegro, que le tendió su mano libre para que la agarrara, y, al hacerlo, sintió un fuerte estremecimiento recorriendo todo su cuerpo. De esa manera caminaron hasta que llegaron cerca de la fogata.

 

 

—Si alguna vez han escuchado magníficas historias, déjenme decirles, mis señores, que agregaran una nueva a la lista. Sean bienvenidos a disfrutar una muy triste historia…

 

 

Naruto tomó asiento y sus hijos llegaron corriendo, sentándose cerca al fuego, Sasuke cariñosamente le devolvió a Badén y la música fue detenida para dar paso al bardo.

 

 

—Oh, mis señores —hizo un gesto humilde—, me halaga que quieran escuchar a este pobre hombre… Cuentan, que el dios Bizitza, como cualquier hombre normal, cayó enamorado ante la belleza de un Omega y sufrió mucho por ello, dicen que la belleza de ese Omega era tal, que parecía la luz de sol filtrándose por las nubes, ¡radiante y alegre! Tan hermoso como las flores, así, como su rey.

 

 

—¡¡Si!! —aclamaron todos y Naruto se sonrojó levemente, no se había esperado eso.

 

 

—Sin embargo, con todo el caos que la guerra desató entre los dioses, Bizitza descuido a su único tesoro, a su único amor. El terrible dios Mafiaren, envidioso y colérico por la belleza ajena, no pudo evitar mandar a uno de sus secuaces para que empujara al bello Omega desde el cielo, haciéndolo caer a la tierra. Un fuerte golpe que el dios Bizitza no pudo detener.

 

 

«Cuando el dios Bizitza tocó el suelo en el que todos sus dioses yacían sin vida, buscó entre los escombros a su amor, a quien encontró, irremediablemente, encima de un gran charco de sangre, con su inmaculado rostro apenas tocado por el dolor y con una sutil mueca de adorado amor, pero su bella rosa, su hermosa flor, nunca se marchitó. Con decisión, manchó su propia cara haciendo dos líneas en sus ojos y prometió siempre amarlo, un amor tan efímero y ligero que nunca llegó a consumarse. Nunca hubo algo más puro que ese sentimiento.

 

 

Desde ese día, los vientos cantan que, ellos se reencontrarán una vez más, y que juntos, verán el fin del mundo. Así, cuando al fin llegue ese momento, ni siquiera Mafiaren podrá volver a usar el mismo juego, y, en su lugar, viviría envidioso por la eternidad.

 

 

A pesar de esto, hasta hoy, el dios de dioses vive en la triste espera de poder ver nuevamente aquellos ojos que una vez lo cautivaron...»

 

 

Naruto miró de reojo a su pequeño Mahats limpiándose una lagrimilla mientras Haize le abrazaba suavemente, el rubio tenía que admitir que nunca había escuchado esa historia. Vio cómo otros se lamentaban, pero lo cierto era que estaban muy borrachos para comprender totalmente el relato. Finalmente, pudo ver a Gaara a lo lejos, tenía un semblante frío y escuchaba atento todo.

 

 

La fuerte voz de Sasuke se fue apagando poco a poco, dejando una nube de ensoñación tras de sí. Naruto se levantó y notó a su bebé dormida, supuso que era momento de acostarla, así que se fue tranquilamente al cuarto de la cachorra, la metió en su nido de pieles y la arrullo un poco más, asegurándose de que nada la perturbara. Cuando terminó, salió al pasillo sin cerrar la puerta completamente y se asustó al chocar con el azabache, que parecía una sombra delante suyo.

 

 

—¿Le gustó la historia, su majestad? —preguntó el azabache.

 

 

—No sé si sea verdadera.

 

 

—Oh, claro que lo es —dijo tranquilo mirándolo a los ojos—. Yo estuve ahí —sonrió de lado.

 

 

—¿Qué? ¿Acaso eres un dios, Sasuke? El único ser que pudo haber visto eso y recordarlo, es la diosa Ederra, aquella que sufrió más que otros y vivió en carne propia la tristeza de la guerra, y, hasta donde veo, tú eres hombre.

 

 

—Conoces las leyendas muy bien —dijo sonriente—. Tienes razón.

 

 

Naruto arregló su vestimenta suavemente, acomodó el escote de su túnica que llegaba hasta su ombligo y apenas tapaba su pecho, además su rebelde cabello se mantenía en orden gracias a las flores que Mahats había puesto en su cabeza. Al terminar, avanzó decidido por los pasillos dispuesto a regresar al comedor, pero Sasuke lo tomó de la cintura sobresaltándolo.

 

 

—Es usted un poco atrevido.

 

 

—Su cuerpo me llama irremediablemente y su aroma es mi favorito —suspiró contra el cuello del Omega haciéndolo temblar.

 

 

—¿Está tratando de seducirme? —pudo sentir el momento preciso en el que Sasuke se colocó tras su espalda, topando ambos cuerpos y rozando su pelvis contra su trasero, por lo que trató de evitar un gemido.

 

 

—No he parado de hacerlo desde que lo cargué en mis brazos, mi rey —dijo en su oído, dejándolo caliente, luego apresó las caderas del rubio con sus grandes manos y ejerció presión en ellas, logrando que ambos jadearan.

 

 

Y ahí estaban, entre las sombras que la noche les otorgaba para protegerlos de miradas indiscretas, con sus cuerpos unidos. Una realidad que no podía permitirse.

 

 

Con dificultad, Naruto quitó las manos del Alfa de sus caderas y trató de alejarse, pero la voz de Sasuke, llena de deseo, se dejó oír, rompiendo el delicado silencio de los pasillos.

 

 

—¿Por qué te alejas si la humedad entre tus piernas clama por mí?

 

 

El rubio tuvo que contener un fuerte jadeo mientras aceleraba sus pasos, decidió no regresar al comedor, en su lugar fue directo a su cuarto y ahí pudo dejar salir todos sus sentimientos.

 

 

Sasuke le llamaba fuertemente, su Omega quería enseñar el cuello y dejarse hacer, incluso sólo con el aroma a cedro del Alfa se sentía deseoso, y ni hablar de esa ronca voz y de sus ojos sensuales que lo tenían al filo.

 

 

Trató de tranquilizarse e ir a dormir, mañana seria otro día. Un día más para pensar en lo indecente que resultaba su comportamiento.

 

 

*

*

*

 

 

Entró en el comedor vistiendo unos pantalones y una camisa simples, optó por ponerse lo menos sensual y más holgado que tenía en su armario con la intención de disminuir la atención que el azabache tenía en él, Kiba estaba ahí, sonriente y feliz, tomando cerveza a tempranas horas y dejándose envolver por las historias que Sasuke contaba.

 

 

Suspiró quebrado, parecía que Sasuke se estaba ganando rápidamente la confianza de todos en el castillo, daba la impresión de que él no era ningún forastero sino más bien alguien que siempre había vivido entre ellos.

 

 

Se sentó y trató de comer un poco, pero al parecer el hambre lo había abandonado tal como Kakashi lo había hecho. Se concentró en su plato tratando de evitar escuchar la voz del Alfa, pero todos sus intentos se acabaron cuando dejó su plato de lado y lo vio sentarse a su costado.

 

 

—Quería dejarlo comer tranquilo, su majestad —dijo suavemente—, pero parece que no tiene apetito.

 

 

—No es algo que le incumba —dijo calmado—. Espero disfrute su estadía.

 

 

Estaba listo para marcharse, irse lejos de él y no caer en su red, pero él tomó su mano suavemente impidiendo su huida y Naruto no pudo evitar mirarlo, viendo solamente como sus labios rojos se abrían para hablar.

 

 

—Y yo espero que me honre con su presencia este día.

 

 

—¿Todo mi día? —lo vio asentir divertido—. Soy un rey, tengo deberes con mi pueblo, no puedo andar correteando de aquí para allá.

 

 

—Pues, realmente no pensaba llevarlo tan lejos, su majestad —sonrió más grande—. Sólo pensaba dar un pequeño paseo por su maravillosamente enorme castillo.

 

 

Naruto se sintió tonto, de verdad que sí, ¿cómo iba a pensar que el Alfa quería llevárselo de ahí? Se molestó consigo mismo por dejarse embobar tan rápido, tenía que despabilarse y rápido. Sacudió sus hombros ligeramente y sonrió con gusto.

 

 

—Claro —dijo al fin.

 

 

Sasuke se levantó dejando admirar su imponente altura, ambos comenzaron a caminar lejos de la multitud y con calma pasearon por los pasillos. Las pequeñas pláticas que mantenían evitaban que el ambiente se tornara incómodo, y, además, Sasuke no había hecho nada raro, así que se permitió darle un poco confianza y bajar la guardia.

 

 

Cuando pararon en el pequeño jardín lleno de flores —que Mahats cuidaba—, Sasuke admiró la belleza del campo mientras el rubio se sentaba en la tierra tocando suavemente las flores, sintiéndolas aterciopeladas en sus manos. Segundos después sintió como Sasuke se ponía nuevamente muy cerca, y se sobresaltó cuando lo tuvo sentado tras él, rodeándolo con sus brazos y jalándolo hasta pegar su espalda contra su pecho. Claro que, el hecho de sentir la respiración del Alfa en su cuello, lo puso sumamente nervioso.

 

 

—Ellos tenían una canción —dijo Sasuke.

 

 

—¿Ellos? ¿Quienes?

 

 

—El dios Bizitza y su Omega.

 

 

—Y tú, ¿cómo lo sabes? —dijo en un susurro.

 

 

—Recolecto historias de todos lados, podría asombrarle todo lo que sé.

 

 

—A ver, cuenta...

 

 

—Bizitza tenía la voz ronca y fuerte y al Omega le gustaba mucho escucharlo hablar, así que cuando el dios de todo, vio a su bella flor en el suelo desangrándose, lo tomó entre sus brazos y le cantó a su dulce amor moribundo.

 

 

 

Estas cicatrices han anhelado tanto tus tiernas caricias

 

Para atar nuestras fortunas,

 

Maldigo lo que las estrellas poseen.

 

 

 

Sasuke comenzó a cantar suavemente en su oído y Naruto se congeló.

 

 

 

Abre estas heridas y juega a cerrarlas

 

Un destino se teje y nos une sin remedio.

 

 

 

Sasuke besó con cuidado su cuello, a donde la marca de los dientes de Kakashi estaba, se estremeció por completo y su ronca voz siguió.

 

 

 

Tú huyes de mi sueño cuando llega la mañana,

 

Tu perfume, tarta de moras, dulce lila.

 

Para soñar con bandadas de cuervos arremolinados, tormentosos.

 

Y tus ojos violetas, brillando mientras lloras.

 

 

 

Las manos del Alfa pasaron por sus mejillas haciendo la ilusión de estar llorando, las sutiles caricias se sintieron heladas en su piel caliente.

 

 

 

Hasta la tormenta seguiré al lobo más fiero

 

Para dar por fin con tu corazón terco,

 

Con rabia y tristeza hechas acero, en tus duros labios prenderé un gran fuego.

 

 

 

Sus manos se juntaron y Naruto jadeó suavemente.

 

 

 

No sé si fue el destino quien nos ha tenido viviendo como uno

 

O si será por azar del amor ciego que estemos atados.

 

El deseo que susurre cuando todo esto empezó,

 

¿Habrá forjado un amor que tú nunca has encontrado?

 

 

 

Naruto se quedó callado, pensando, si esas habían sido las últimas palabras del dios a su amor, habían sido muy tristes.

 

 

—Y así, Bizitza le dijo adiós con su triste mirar, con su triste tacto —después de una larga pausa el Alfa volvió a hablar—. ¿Por qué tan callado? ¿Acaso no le ha gustado mi voz?

 

 

—Tienes la voz más hermosa que he escuchado —dijo sincero.

 

 

—Me alegra escucharlo —parecía orgulloso por ello—. Ahora…

 

 

Sasuke lo apretó más contra él y posó sus manos contra su estómago por un rato, luego lo sintió alejarse y cuando Naruto volteó Sasuke ya estaba cruzando un pasillo, sin embargo, no pudo hablar, ya que un hambre voraz se abrió paso en sus entrañas, sus tripas rugieron deseosas de comida y el rubio enmudeció…

 

 

¿Qué había pasado?

 

Notas finales:

aqui la pagina de facebook.

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Si les gusto por favor quisiera saber sus comentarios, también sus votos.

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sasuke

 esta es la canción que sasuke canta.

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