Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Otras vidas por Yaoi lovers

[Reviews - 11]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Ya estoy de vuelta! Una disculpa enorme por tanto tiempo que ha pasado desde la última actualización pero estoy terminando el semestre y últimamente estoy bajo mucha presión y mucho trabajo...

¡Pero dejemos mi drama a un lado! Los dejo con el capítulo, que lo disfruten

El tiempo de la terapia había terminado y se despidió de la mujer para volver a casa. En esa ocasión su amigo no había podido acompañarlo pero le pidió que llamara apenas terminara para saber su situación. Así lo hizo y, tras manifestarle que nuevamente tenía hambre, acordaron reunirse en su restaurante favorito para almorzar.
 
Siguió el camino tranquilamente hasta llegar al centro comercial donde se ubicaba el lugar. Iba tan ensimismado que en más de una ocasión se desvío de su camino y dio un par de vueltas por la planta baja del edificio.
 
Estaba un poco desconcertado y a eso se debía su falta de atención. Aún no encontraba una respuesta a lo que le sucedía y, aunque entendía que no podía ser tan rápida su recuperación, le frustraba seguir como al principio.
 
Iba tan distraído que ni siquiera se dio cuenta cuando alguien se cruzó en su camino. El choque fue inminente y, además del ligero dolor a causa del golpe, casi causa la caída de la otra persona de no ser por la rápida reacción de sus reflejos que lo llevaron a sostenerlo.
 
Y ahí estaban nuevamente esos mismos ojos azules que había visto el día que sus pesadillas volvieron y con quien se encontró en la universidad.
 
—¡Cuanto lo lamento! Hace nada te reprendí por no prestar atención a tu entorno y es justo lo que hice—la vergüenza lo invadió, no podía creer lo que acababa de suceder—Discúlpame por favor, estoy demasiado distraído.
 
—No tienes de qué disculparte, todos hemos tenido días así—ahí estaba de nuevo, esa sensación de querer hablar con él pese a que apenas se conocieran—Al menos no ibas por la calle y no soy un auto.
 
—Sé que la vez pasada me disculpé por eso pero de verdad sigo avergonzado por ser grosero—rascó su nuca desviando su mirada al suelo.
 
—De verdad no es importante, no tienes porque sentirte avergonzado—de nuevo no podía irse pese a lo incómodo que resultaba aquello.
 
—Y ¿Qué te trae por aquí?—no debía estar socializando, y menos porque el de ojos turquesa seguramente lo esperaba ya y no era correcto hacer que siguiera haciéndolo cuando fue él quien pidió asistir al restaurante.
 
—Vine a realizR unas compras—su respuesta fue corta, no entendía porque seguía hablando con un completo extraño.
 
—¿Ya almorzaste? Quedé con un amigo para hacerlo y si tienes tiempo podríamos ir juntos—no sabía que estaba haciendo, era como si sus labios se movieran solos—Tienen excelentes cortes y su servicio es maravilloso.
 
—No me gusta la carne, prefiero el pescado—era demasiado extraño para él seguir ahí pero algo había en el pelirrojo que le impedía marcharse.
 
—¿Es en serio? Con mayor razón debes ir, seguro su sazón hará que tu opinión cambie por completo.
 
—Lo lamento, me están esperando—debía poner un alto aún si su mente se negaba a responder.
 
—Claro, entiendo. También debería irme ya...—el azabache simplemente dio la vuelta dispuesto a partir hasta que una mano rodeando su muñeca lo detuvo—Quizá pueda invitarte en otra ocasión, podemos intercambiar correo o nuestros números—era extraño incluso para él pero no pudo evitar decirlo.
 
—Claro—y sin decir más giró hacia él para hacer el intercambio aún sorprendido por lo que estaba haciendo—Soy Nanase Haruka—dijo una vez hubieron terminado.
 
—Yo soy Matsuoka Rin... Supongo que nos veremos después, hasta pronto—y sacudiendo la mano dio vuelta rápidamente para buscar las escaleras y dirigirse al lugar donde su amigo esperaba.
 
Sintió la vergüenza apoderarse de su cuerpo, no podía creer que hubiera hecho aquello y ni siquiera se sentía capaz de mirar hacia el lugar en que dejó al chico.
 
Su celular sonaba pero no podía responder, prefería llegar con su amigo y hablar de lo ocurrido antes de hacer cualquier otra cosa. Quizá ni siquiera era el de ojos azules quien llamaba pero no podía responder de tan sólo pensar en la posibilidad.
 
-
—¿Dónde estabas? Llevo mucho tiempo esperándote—apenas el castaño lo distinguió se acercó a él desconcertado por la expresión del pelirrojo.
 
—Acabo de intercambiar correo con un desconocido—sintió su rostro palidecer mientras buscaba apoyo en los ojos del más alto.
 
—¿Hiciste qué?—creía haber escuchado mal así que simplemente lo miró intentando entender lo que ocurría.
 
—No tengo idea, lo detuve e incluso lo invité a almorzar—chasqueó la lengua antes de hacer una mueca de molestia sin dejar de mirar a su amigo—Es el chico del auto y que encontré en la universidad hace unos días.
 
—Al menos no fue un completo desconocido.
 
—¿¡Ah!? ¿Qué se supone que significa eso? Desconocido o no, no había razones para intercambiar correos como si nos conociéramos desde hace tiempo—entraron juntos al restaurante mientras el pelirrojo seguía quejándose de lo que había ocurrido.
 
—¿Que tal fue la terapia hoy?—no entendía porque el chico armaba tanto escándalo por lo ocurrido así que prefirió cambiar el temas; además, su salud era algo mucho más importante.
 
—Bien, supongo—habían recibido su pedido y, sin mencionar que llevaba rato deseando comer, el filete frente a él lucía demasiado apetitoso para solo contemplarlo así que tomó los cubiertos y cortó un trozo para devorarlo.
 
—No creo que haya estado "bien" si no estás seguro de ello—imitó la acción de su amigo esperando que el más bajo hablara.
 
—Sólo... No me agrada esto, no soporto tener que revivir lo que pasó antes y menos aún ahora que soy consciente de ello.
 
—Pero confías en tu doctora ¿O no? Eso debería bastar para que asistas a tus terapias sin desanimarte.
 
No respondió, realmente no pensaba dejar de asistir pero la frustración que causaba no poder solucionar nada era latente y no podía simplemente ignorarla.
 
Tomó la carta que permanecía sobre la mesa, sabía de sobra lo que iba a pedir pues sus gustos estaban bien definidos y sus hábitos eran constantes, pero sintió la necesidad de revisarlo por completo como la primera vez que asistieron.
 
—No tenía idea de que también preparan pescado—miró con curiosidad una sección hasta ese día desconocida leyendo atentamente los diferentes platillos que presentaban—Siempre pensé que su especialidad es la carne.
 
—Lo es, pero deben pensar en las personas que no la consumen o que simplemente la evitan—el castaño no se sorprendió en lo más mínimo y siguió con su comida—Incluso tienen postres, quizá no lo recuerdes pero la primera vez que vinimos intentaste probar casi todo lo del menú.
 
—Que curioso, no recuerdo eso y pese a tantos años que llevamos viniendo no lo había notado. 
 
—¿Vas a pedir pescado?—no entendía porque su amigo insistía tanto en el tema, simplemente esperaba que dijera algo que explicara su curiosidad.
 
—No, sabes que siempre he preferido la carne. Además, tengo demasiada hambre para pensar en otra cosa más que comer—le dedicó una pequeña sonrisa antes de volver a concentrarse en el plato frente a él sin decir nada más.
 
Terminaron su almuerzo con tranquilidad antes de partir. La conversación era casual sin darle mucha importancia al tema del encuentro con el azabache y sólo con algunos comentarios respecto a la terapia del pelirrojo.
 
—Las cosas no han ido mal, en realidad me ayuda bastante hablar con la doctora, al menos para dejar de pensar un poco en todo lo que ha pasado—suspiró profundo sin detener sus pasos seguido del más alto—No recuerdo cuanto tardé en salir adelante la primera vez pero supongo que no fue rápido. Sólo que ahora que tengo más conciencia de lo que pasa pareciera que esto no tendrá fin.
 
—Y yo prometí apoyarte, no tienes de que preocuparte. El tiempo que tardes me tendrás ahí.
 
—¿Y soy yo quien está tomándose las cosas demasiado en serio?—soltó una pequeña risa, sabía de sobra que su amigo no expresaba abiertamente sus sentimientos y se entretenía molestándolo por ello cada que tenía oportunidad.
 
Y así siguieron, entre bromas y comentarios al azar hasta llegar a casa. El de ojos rojos había vuelto a sumirse entre las páginas del libro que estudiaba, repasando sus notas y las paginas marcadas mientras el más alto cocinaba su platillo favorito.
 
Una vez más sus pensamientos habían quedado regados entre las páginas del libro y apenas prestaba atención a su alrededor. Había perdido toda intención de seguir estudiando y todo debido a la extraña sensación que no abandonaba su pecho desde un par de horas antes.
 
Fue un impulso que no pudo detener, abandonó el libro sobre el sillón en que estaba instalado y tomó su celular mirando la pantalla atentamente. Sus dedos se movían sobre ella sin que siquiera estuviera consciente de ello. Había escrito tan rápidamente que apenas pudo notar cuando volvió a tener el libro entre sus manos.
 
—La cena está lista—el castaño caminó hasta donde se encontraba y lo miró con curiosidad al notar su expresión—Rin, deja ese libro ya y ven a comer.
 
—Claro, ya voy—aun sin entender lo que acababa de hacer volvió a cerrar el libro y lo dejó sobre la mesa junto al sillón guardando su teléfono en el bolsillo.
 
Ambos chicos se encontraban frente a la mesa comiendo tranquilamente, aunque el más bajo seguía sin prestar atención a lo que ocurría a su alrededor y apenas había tomado un par de bocados.
 
—Llevas todo el día actuando extraño, lo que sea que te tenga así olvídalo al menos mientras comes.
 
—No pasa nada, sólo estaba pensando en lo que me falta por estudiar aún—no quería preocupar más a su amigo así que simplemente evadió el tema—También deberías estar estudiando, sé que tienes mucho por hacer entre el trabajo y ayudarme pero no puedes descuidar tus calificaciones—el más alto no respondió, siguió comiendo en silencio ante la mirada de su amigo.
 
Terminaron la comida y luego de ello Sousuke entró al baño para darse una ducha. El otro chico seguía instalado en el sofá dando vuelta lentamente a las páginas, anotando un par de cosas más entre sus apuntes para estudiar. Comenzaba a sentirse cansado así que decidió despejar su mente para no desistir.
 
Fue a la cocina y tomó un vaso con agua, una vez terminó y lavó el recipiente tomó de su bolsillo el celular. Había estado tan concentrado en sus estudios que ni siquiera notó las notificaciones que la pantalla mostraba.
 
Había un par de mensajes de sus compañeros de equipo recordándole las actividades que tenían pendientes para el inicio de la semana y otra más del club para pedirle su participación de último momento en las actividades de fin de curso.
 
Respondió los mensajes y nuevamente el aparato regresó a su bolsillo. Un ligero suspiro de decepción escapó de sus labios mientras miraba hacia la nada. Ni siquiera notó cuando los ojos turquesas se posaron en él con una sonrisa burlona.
 
—¿Tu conquista no resultó?—estaba apoyado sobre el marco de la puerta con la toalla rodeando su cuello—Deberías pensar en los exámenes y no en eso ¿No fue lo que me aconsejaste?—tomó la toalla y se la lanzo intentando que su mente volviera a su cuerpo.
 
—No es una conquista y tampoco es eso lo que pasa—no pudo evitar reír también mientras atrapaba la toalla—Sólo revisaba lo que tengo por hacer, al contrario de ti tengo muchos compromisos—lanzó el objeto de regreso sin dejar de ver al chico quien esquivo sin ningún esfuerzo su ataque.
 
—¿Hambre nocturna? El baño está libre, por si quieres usarlo ya.
 
—Sólo vine por agua, me estaba quedando dormido—sonrió antes de caminar hacia la puerta para salir—Iré a ducharme, si eso no me despierte iré a dormir y puedo despertar temprano.
 
—De acuerdo, estaré en el cuarto si me necesitas—y sin decir más caminó hacia la habitación mientras el pelirrojo iba hacia el baño.
 
Había pasado largo tiempo bajo el agua y aún no tenía intenciones de salir, sabía que el líquido corriendo por su cuerpo hasta el drenaje no arreglaría nada y que era desconsiderado de su parte dejar que la situación siguiera así, simplemente sus pensamientos no lo dejaban concentrarse en lo que hacía.
 
Por fin cerró el grifo y, con ayuda de sus manos, limpió el agua de su rostro restando en el proceso humedad a su cabello. Su frente se encontraba apoyada en la puerta corrediza que separaba la regadera del resto del cuarto de baño y apenas podía ver lo que había fuera, tanto por el vapor impregnado como por el tratamiento del vidrio que componía la puerta.
 
Suspiró profundo y salió para tomar la toalla y rodear su cintura con ella mientras con una más pequeña secaba su cabello y la colocaba sobre sus hombros mientras se miraba en el espejo. Ya era parte de su rutina evadir la imagen reflejada mientras comenzaba a vestirse, no quería pensar en lo que sucedía y evitar el tema era lo más sencillo.
 
Quería regresar a su lectura pero de tan sólo pensar en ello los bostezos escapaban de sus labios y la sensación de sueño se apoderaba de su cuerpo. Intentar estudiar no serviría de nada así que volvió a su habitación sólo para encontrarse a su amigo durmiendo profundamente con el libro sobre su rostro como prueba de ello.
 
Quitó el objeto dejándolo sobre la mesita de noche, apagó la luz y se acostó en su cama mirando al techo. Se había resignado a no recibir respuesta a su mensaje y quizá era mejor así pues no tenía razones ni para intercambiar correo y mucho menos para enviar un mensaje como aquel.
 
Contrario a sus expectativas, y las experiencias de las noches pasadas, logró conciliar el sueño rápidamente y no tardó en caer profundamente dormido. Quizá era a causa de todas las dudas que rondaban su mente o que su subconsciente sólo quería jugarle malas pasadas pero antes de que pudiera sentir la tranquilidad de conseguir dormir todo comenzó a nublarse y ser borroso.
 
Ahí estaba de nuevo, en ese ambiente sofocante y desagradable al que cada noche volvía sin saber porqué. Todo seguía tan real y vívido como en cada ocasión pero esta vez la sensación era diferente pues no se sentía como un simple espectador.
 
Los ojos azules aparecieron tan brillantes como siempre y pudo apreciar la tímida sonrisa que su poseedor le brindaba; sin conocer la razón, su ritmo cardíaco aumento y una cálida sensación invadió su cuerpo. Si eso no era amor no encontraba mejor definición para lo que esa expresión transmitía.
 
Pero tan pronto como esa sensación de confort y seguridad había llegado desapareció y sólo quedó la tristeza, el dolor y la frustración. Sin importar el causante de aquellos sentimientos estaba seguro de que eran intensos y que no había manera de que se detuvieran. Sintió una lágrima correr por su rostro y un inmenso sentimiento de culpa invadió su ser.
 
Volvieron los ojos azules pero esta vez llenos de lágrimas y de esa cálida sonrisa llena de amor sólo quedaba el recuerdo pues ahora no hacía más que soltar gritos desgarradores y dolorosos como muestra de que no asimilaba lo que acababa de suceder.
 
Pero esta vez hubo una revelación: las lágrimas caían sobre un cuerpo mientras un par de brazos se aferraban a él y otros tantos hacían lo posible por separar al causante del alboroto del cuerpo inerte que con tanta fuerza sujetaba.
 
Fue entonces que despertó, mucho más tranquilo de lo que esperaba pero con el sudor frío recorriendo su cuerpo y las lágrimas aún corriendo por su rostro además de la presión en su corazón que se clavaba como si fuera el mismo quien hasta unos momentos antes lloraba.
 
—¿Está todo bien? No te escuché despertar—el castaño apenas podía mantener los ojos abiertos y ni siquiera era capaz de mirar el estado de su amigo.
 
—Estoy bien, sólo necesito volver a dormir—su voz aún estaba entrecortada y apenas podía disimularlo pero, dado que estaba en mejores condiciones que el resto de ocasiones, no quería preocupar de más al chico—También deberías volver a dormir, mañana tienes clases y por la noche debes ir al trabajo—estiró sus músculos antes de volver a recostarse fingiendo dormir.
 
El de ojos turquesa se limitó a dormir nuevamente pues sabía que el otro estaba preocupado y no quería causarle problemas, suficientes tenía ya. Mientras tanto el pelirrojo simplemente permaneció sobre el colchón mirando hacia la pared.
 
Sus sueños siempre habían sido confusos pero simplemente no sabía que pensar luego de la última revelación. No entendía quién era esa persona de ojos azules ni que relación tenía con él.
 
¿Por qué aparecía en sus sueños? ¿Qué le había sucedido y por qué parecía tan triste? No dejaba de preguntárselo por más tiempo que pasara. El reloj indicaba casi la hora de levantarse y apenas había conseguido dormitar unos minutos luego de despertar pero eran demasiadas las preguntas que tenía como para ignorarlas.
 
Terminó por levantarse e ir a la cocina para preparar el desayuno. Su amigo aún dormía y prefería dejar que descansara un poco más, lo merecía luego de tanto esfuerzo que ha puesto y no sólo para ayudarlo. Una vez que estuvo listo llamó al chico y se sentaron frente a la mesa.
 
—¿Al menos dormiste algo? Te ves horrible.
 
—Lo de siempre, pero no me siento cansado y tampoco me veo tan mal—rio un poco mientras tomaba una cucharada de alimento sin prestar mucha atención a lo que hacía—Pude despertar por mí mismo así que estoy bien.
 
—O no porque estás a punto de tomar con una cuchara el jugo—lo miró con curiosidad, era evidente que no estaba concentrado y ni él mismo lo había notado pues en cuanto vio lo que hacía chasqueo su lengua—Rin ¿Qué sucede? Has estado actuando extraño aunque te niegas a aceptarlo.
 
—Es por todo este asunto de las pesadillas, no me siento del todo tranquilo.
 
—Date prisa y termina de desayunar o llegarás tarde a clases—terminó lo que restaba de comida y se levantó—Debo irme, si necesitas algo llámame. Llegaré un poco tarde, a menos de que pienses y puedas estudiar ve a dormir temprano—y sin esperar más salió de la habitación para recoger sus cosas y poder partir.
 
Estuvo un par de minutos más frente a la mesa intentando terminar su desayuno, se dio por vencido luego de que apenas pudiera dar un par de bocados y la hora de partir casi llegara. Miró la pantalla de su celular revisando por última vez que no hubiera mensajes y tomó sus cosas para partir. Definitivamente enviar ese mensaje para el chico que apenas conocía era una de sus peores decisiones.
 
Mientras tanto, el azabache por fin regresaba de su recorrido diario antes de partir a su escuela. Su amigo había salido un poco antes así que él era el único en el departamento. No estaba seguro del tiempo que llevaba fuera y como el otro chico no estaba no tuvo más alternativa que tomar su celular para revisar la hora.
 
Fue entonces que se dio cuenta del mensaje recibido desde el día anterior y que, debido a que había estado demasiado concentrado en otros asuntos, ni siquiera sabía que existía. Revisó rápidamente su contenido bastante sorprendido al notar que se trataba del chico pelirrojo.
 
En el mensaje sólo adjuntaba una fotografía del menú de un restaurante donde presentaban los diferentes platillos con pescado y, además, un pequeño mensaje "Si es demasiado pronto para probar la carne prueba con esto, seguro te gustara".
 
No sabía que responder ante aquello ¿Era acaso una invitación? Es cierto que cuando se encontraron en el centro comercial eso fue lo que hizo pero una imagen y un mensaje tan corto como aquel podían no significar lo mismo. Además, estaba el hecho de que no podía aceptar salir con alguien que apenas conocía, aún si la persona en cuestión provocaba en él sensaciones extrañas que lo llevaban a actuar de manera diferente a como acostumbraba.
 
No podía detenerse demasiado tiempo a pensar en aquello, y tampoco quería ser más descortés de lo que había sido anteriormente, así que rápidamente tecleó una respuesta que pareciera correcta y salió del departamento sin esperar más, ya habría tiempo para reflexionar si su decisión había sido la mejor.
 
Notas finales:

Eso ha aido todo por este capítulo, espero que les haya gustado y les pido paciencia con las actualizaciones, voy lenta pero tengan seguro que no dejaré abandonada la historia.

Y nada, espero que podamos leernos en el siguiente. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).