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Notas del capitulo:

¡Hola! Sé que seguro esto ya parece más una excusa que una explicación pero de verdad he estado presionada y un poco desanimada para escribir por diferentes situaciones.

Sin embargo el capítulo aquí está y espero sea de su agrado.

Iba en camino a la escuela cuando el celular sonó, suponía que se trataba del castaño así que hizo una pequeña pausa para poder revisar el mensaje. Sin embargo, la sorpresa fue inevitable pues se trataba de la respuesta que esperaba desde el día anterior.
 
El azabache agradecía por la recomendación y por tomarse la molestia de enviar el menú además de comentar que quizá le daría una oportunidad, simplemente eso. Rio un poco luego de leerlo, definitivamente no era lo que hubiera esperado pero de alguna manera le había alegrado que su mensaje no pasara desapercibido.
 
Siguió su camino hasta llegar a la entrada de la escuela para evitar retrasos, una vez estuvo en el interior caminó por los pasillos hasta su salón mientras redactaba una respuesta, pues no estaba seguro de que decir respecto a su contestación.
 
Se limitó a insistir en una visita al lugar y compartir su opinión al respecto pues tenía la seguridad de que disfrutaría la comida. Una vez terminó, entró a su salón se clases y, tras saludar a sus compañeros, tomó asiento conversando un poco mientras esperaba que la clase iniciara.
 
En cuanto las clases terminaron fue rumbo a su club para realizar las actividades que le habían sido  para el evento del fin de curso, era bastante trabajo por hacer y terminó hasta cerca del atardecer. 
 
Antes de volver a casa revisó sus mensajes, había uno del castaño avisando que llegaría un poco tarde y que lo mejor era no esperarlo despierto además de una nueva respuesta del de ojos azules donde decía que quizá cuando tuviera un poco de tiempo libre visitaría el lugar.
 
Sólo reafirmó su postura ante la comida que ahí servían y siguió con sus actividades, aún le parecía que las respuestas del chico eran demasiado escuetas como para intentar entablar una conversación.
 
Mientras tanto, el azabache se encontraba preparando la cena mientras su amigo repasaba sus apuntes sentado frente a la barra de la cocina. Aún estaba desconcertado debido a la insistencia del pelirrojo y sentía cierta incomodidad, pues aún no lograba disipar esa sensación de conocerlo aún si sólo se habían visto un par de veces.
 
—Haru... —el más alto llamó su atención, lo notaba distraído y no podía evitar preocuparse—. ¿Pasa algo? Estás actuando raro.
 
—Está todo bien, no tienes de que preocuparte —siguió cocinando sin mirarlo, prefería evadir el tema hasta que pudiera entender lo que sentía—. La comida casi está lista, es mejor que te detengas —terminó su labor antes de dejar el delantal en su lugar y lavar sus manos para tomar el celular y revisar el mensaje que acababa de recibir.
 
Nuevamente se trataba del pelirrojo y su recomendación sobre la comida, sólo respondió que cuando lo visitara hablarían al respecto, realmente seguía teniendo una sensación extraña cada que pensaba en encontrarse con él y por más que intentara ignorarla no podía.
 
Junto con su amigo comieron en silencio y mentalmente agradecía que el castaño no insistiera más pues no tenía intenciones de hablar del tema. Se mantuvo absorto en la comida mientras sus pensamientos iban de aquí para allá apenas escuchando lo que el más alto decía.
 
—Haru... —por fin había logrado captar su atención, estaba preocupado y no podía evitarlo mientras el chico siguiera tan distante—. Quería saber como te fue en los exámenes finales.
 
—Todo salió bien, sólo tengo que presentar un par más la próxima semana —no dijo más, simplemente se dedicó a terminar la comida.
 
—Creo que necesitas descansar un poco, has estado muy presionado —esperó que terminara de comer antes de tomar los platos y llevarlos al lavavajillas—. Yo me encargaré de esto, ve a ducharte y duerme un poco.
 
—Estás exagerando, estoy bien...
 
—Haru, no estás actuando de manera normal —lo interrumpió mientras volteaba para mirarlo, su expresión seria y a la vez mostraba su preocupación—. ¿Sigues preocupado por el incidente con el chico del otro día?
 
El azabache desvío su mirada, aunque no quisiera el chico siempre había logrado entenderlo y en momentos como ese preferiría que no fuera así. Sólo se levantó agradeciendo por la comida y anunciando que ocuparía el baño antes de salir.
 
El más alto no pudo evitar soltar un largo suspiro, sabía que lo que fuera que molestara a su amigo era algo de lo que no quería hablar y aún así hubiese preferido que fuera un poco más sincero y enfrentara el tema y lo que le hacía sentir para actuar como lo estaba haciendo.
 
Mientras tanto, Haru se había sumergido en la bañera intentando despejar su mente; si bien luego de la pequeña conversación que tuvo con el chico de ojos rojos cuando se encontraron en su universidad había dejado de pensar que se conocían antes del incidente, no podía evitar sentirse extraño y ansioso cada que por alguna razón él llegaba a su mente.
 
Escuchó su celular sonar nuevamente, estaba seguro de que nuevamente era Rin y simplemente no quería tener que enfrentarse a sus palabras, así fuera simplemente la insistencia con probar la carne o visitar su restaurante preferido realmente no se sentía con ánimo para responder.
 
Por su parte, el chico se encontraba terminando de preparar la cena, llevaba largo rato estudiando y su estómago pedía alimento. Se sentía aburrido sin la presencia de su amigo y tampoco podía llamarlo debido a que su turno en el trabajo recién comenzaba.
 
Comenzó a comer mientras intentaba distraerse leyendo las etiquetas de los ingredientes que había utilizado para su preparación, luego del mensaje en que se había disculpado con el de ojos azules por ser tan insistente y aclararle que ni siquiera era necesario que respondiera nuevamente, su ánimo había decaído.
 
Y no responsabilizaba al chico pues cargaba con tantas cosas en ese momento que lo único que quería era algo que lo ayudara a pensar en otra cosa y, dado que se había vuelto "su compañía" ahora que su amigo pasaba tanto tiempo alejado, pensó que podría ser el indicado para hablar aunque ahora entendía que realmente no mostraba mucho interés por ello.
 
Terminó la comida y se dispuso a limpiar, comenzaba a sentirse cansado pero no quería ir a dormir, al menos no mientras en la casa no hubiera nadie que pudiera ayudarlo y mucho menos quería tener que volver a llamar al castaño pidiendo que fuera porque lo necesitaba.
 
Suspiró con cansancio mientras volvía a instalarse sobre el sofá encendiendo el televisor para vagar entre la programación buscando algo que pudiera mantenerlo despierto y así continuar un poco más de tiempo con su repaso antes de llamar al de ojos turquesa y hablar un poco de su sentir para despejar su mente.
 
Había detenido su recorrido en un programa de entretenimiento al azar simplemente porque las risas y los efectos de sonido en él eran lo suficientemente ruidosos como para evitar que el sueño lo venciera, sin embargo, sus pensamientos estaban alejados de lo que la pantalla proyectaba y sólo pensaba en ese par de ojos azules que aparecían en sus sueños.
 
Pensar en ellos le causaba una calidez extraña que recorría por completo su cuerpo y le daban cierta paz, pero recordarlos llenos de lágrimas y con ese brillo tan intenso que los caracterizaba perdido hacía que su pecho doliera como si el mismo fuera quien sufría. No dejaba de meditar sobre aquello intentando encontrar la fuente de la que esas imágenes provenían aunque sin obtener resultado.
 
De sus ojos brotaron un par de lágrimas y una disculpa se atoró en su garganta. Limpió su rostro sin entender lo que acababa de sentir cuando su celular comenzó a sonar, haciendo que volviera en si y recordara lo que pasaba. Tomó la llamada intentando sonar tranquilo, acto que no sirvió pues de inmediato el castaño supo lo que había pasado.
 
—¿Te sientes bien? ¿Necesitas que vaya?
 
—Tranquilo, Sousuke... —una pequeña risa salió al notar lo preocupado que sonaba, seguía sorprendiéndole que el chico lo conociera tan bien para entenderlo sin necesidad de explicar las cosas—. Veía algo en televisión, fue conmovedor.
 
—¿De verdad fue eso? Como sea, ya sé que eres un romántico, no me sorprendería que fuera así. ¿Ya comiste? —presentía que no estaba siendo sincero, pero al menos hasta no poder hablar con él directamente prefería creer en su palabra.
 
—Lo hice más temprano, está guardada tu porción para cuando regreses. Iba a estudiar un poco más antes de dormir —apagó el televisor ahora que su mente se encontraba despejada gracias a la conversación.
 
—No te desveles, suficiente tienes con despertar entre sueños. Me tengo que ir, sólo llamé para saber como estabas, te veré en la mañana.
 
—No lo haré, descuida. Te veo por la mañana —y con un pequeño suspiro y estirando sus extremidades se levantó del sofá para ir en busca de su libro y un vaso con agua sólo por si el sueño amenazaba antes de que pudiera repasar la lección.
 
Había terminado antes de lo que esperaba y, dado que el cansancio era mucho mayor que sus ganas de conversar con alguien antes de dormir optó por guardar su libreta y comenzar con los preparativos para ir a la cama. 
 
Una vez que estuvo listo tomó su celular para avisarle al castaño que iría a dormir y recordarle que la comida estaba lista para calentarse y así pudiera comer al regresar. Grande fue su sorpresa cuando comenzó a buscar entre sus mensaje y encontró uno nuevo por parte del azabache.
 
Redactó rápidamente el mensaje para su amigo mientras iba rumbo a su habitación, se instaló sobre la cama y bastante intrigado abrió el enviado por el de ojos azules. Una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios al leer el contenido pues el chico le aclaraba que no eran molestos sus mensajes sino simplemente que estaba ocupado y no tenía mucho tiempo para responder o visitar el lugar que recomendaba.
 
Creía que no era la hora adecuada para seguir enviando mensajes pero lo último que leyó había conmovido sus sentimientos y quería responder lo más pronto posible. Era extraño que se sintiera tan cómodo hablando con alguien que apenas conocía pero, por alguna razón, quería saber más de él.
 
Sonrió luego de enviar el mensaje en que le recordaba que no tenía de que disculparse, y que tampoco era necesario que asistiera al lugar de inmediato si no le era posible, que sólo quería conocer su opinión al respecto una vez que fuera.
 
Luego de un par de minutos más, mientras aprovechaba para esperar respuesta del de ojos turquesa, corroboró que la alarma estuviera encendida antes de dejar el aparato sobre la mesa de noche y cerrar los ojos intentando dormir.
 
El sueño había vencido más pronto de lo que esperaba y, contrario a las noches anteriores, su pesadilla inició mucho más temprano aunque en esta ocasión la sensación de calidez fue mucho más larga. Esos ojos azules rebosantes de alegría y con la ilusión resaltando en ellos estuvieron presentes durante un largo rato.
 
No había más que el profundo azul y las pequeñas sonrisas que de vez en vez los acompañaban. Era consciente de que esa calidez sólo podía ser amor, era evidente que quien fuera poseedor de esa mirada sólo transmitía un profundo amor por lo que fuera que estuviera observando.
 
Y fue ahí cuando nuevamente todo volvió a ser gris y sofocante, el brillo se desvaneció de los ojos azules y fue reemplazado por las lágrimas y el dolor que, aparentemente sin razón, había llegado.
 
Nuevamente comenzaba a sentir esa necesidad de consolar a quien fuera que sufría tanto, de salir e intentar calmar tanto sufrimiento pero le era imposible hacerlo. Las lágrimas habían comenzado a brotar sin que fuera consciente de ello, el dolor era mucho más intenso que las noches anteriores y no era capaz de despertar por si mismo.
 
Aún no comenzaba a sofocarse pero el sufrimiento era suficiente para hacerlo sentir pesado, cada vez más. No podía parar de llorar y se removía sobre la cama como si intentara huir, el sudor recorría su frente y apenas era consciente de lo que ocurría en su sueño.
 
Mientras él seguía sufriendo con las pocas imágenes que aún lograba ver su amigo por fin regresaba al departamento. Luego de tomar un vaso con agua fue hacia la habitación y corrió hasta donde el chico estaba al verlo en ese estado. Era menos grave que la primera vez pero seguía preocupado.
 
Llamó su nombre un par de veces y no reaccionaba, intentó sacudir un poco su cuerpo para despertarlo y tampoco funcionó, de nuevo estaba comenzando a sofocarse y fue ahí cuando no pudo hacer más que tomarlo de los hombros y gritar su nombre.
 
El pelirrojo despertó de golpe y con las lágrimas sin dejar de brotar se aferró al cuerpo del mayor, intentando tranquilizar lo agitado de su corazón mientras Sousuke frotaba su espalda dando palabras de aliento para tranquilizarlo.
 
—Tranquilo, tranquilo. Estás bien, estás en casa, estoy aquí contigo —se mantuvo cerca de él dejando que se desahogara mientras sentía su ritmo cardíaco disminuir hasta casi volver a la normalidad—. Empezó más temprano... ¿Quieres agua? —buscó varios pañuelos para ofrecérselos y que así pudiera limpiar su rostro.
 
—Sólo necesito limpiarme, estaré bien... —su voz salió entre hipeos mientras comenzaba a secar sus lágrimas intentando reponerse de lo que acababa de pasar—. Llegas temprano ¿Ya comiste?
 
—Deja de preocuparte por mí, en este momento es más importante que estés bien ¿Quieres hablar de lo que sucedió?
 
—Y tú tienes que comer y dormir, estaré bien... —limpió su rostro una vez más antes de mirarlo—. Es lo de siempre, sigue igual y no hay nada nuevo. Estoy cansado, como siempre.
 
Se dejó caer sobre la cama con los brazos extendidos mientras miraba hacia el techo intentando que su mente pensara en algo diferente a lo que había sucedido. El castaño seguía junto a él mirando lo que hacía, le preocupaba que el chico pareciera ignorar lo que su situación pese a estar asistiendo a terapia e ir avanzando gracias a ella.
 
—Comer solo es aburrido, acompáñame mientras me cuentas como estuvo tu día —dio un par de palmadas en su hombro antes de levantarse mientras lo miraba—. Me adelantaré para calentar la comida, no tardes.
 
—Deberías dejarme dormir, eres un pésimo amigo —sonrió un poco antes de tomar la almohada y lanzarla contra su espalda haciendo que el chico también riera y le lanzara el objeto de regreso.
 
—Sí, sí. Date prisa que tengo hambre —salió con dirección a la cocina negando con la cabeza.
 
Tomó la almohada y se apoyó unos instantes sobre ella, entendía que el de ojos turquesa lo hacía para que estuviera más tranquilo y se sintiera mejor. A veces aún se sorprendía de que ese chico lo conociera tan bien pese a que se conocieron en su segundo año en la universidad.
 
Se estiró un poco volviendo a acomodar las cosas sobre su cama antes de levantarse, empezaba a acostumbrarse a que las noches fueran largas y dado que esa también lo sería prefirió intentar animarse un poco y olvidar lo ocurrido mientras acompañaba a su amigo.
 
Pasaron largo rato conversando mientras el más alto comía, las palabras habían logrado distraer al pelirrojo y ahora su vida expresión era totalmente diferente pues no había parado de sonreír mientras le hablaba de las cosas que ocurrieron durante el día.
 
—Al parecer tuviste un día bastante ocupado, se nota que el semestre está por terminar.
 
—Sólo espero que termine, quiero un poco de tiempo para poder ejercitarme más. Aunque entiendo que no soy el único que necesita descanso, seguro que tú y Nanase también deben esperarlo —bostezó mientras estiraba sus extremidades mirando al chico.
 
—¿Nanase? ¿El chico del auto? —lo miró con una ceja levantada, le sorprendió que hablara de él en un momento así.
 
—Sí, le mandé un mensaje por la tarde y me dijo que estaba ocupado con los exámenes y demás actividades —se estiró una vez más apoyando su codo sobre la mesa y a la vez su rostro sobre la palma.
 
—¿Seguiste insistiendo con ir a comer? —lo miró unos instantes esperando respuesta.
 
—Le dije que en cuanto fuera me diera su opinión, pero sentí que comenzaba a parecerle molesto y le dije que no era necesario responder más. Creí que en verdad no volvería a contestar más pero hace poco me envió otro mensaje para disculparse y decirme que también está ocupado con los exámenes —se estiró una vez más entre bostezos—. En verdad necesito volver a mi rutina normal, tendré que intentarlo una vez pase todo esto.
 
—Puedo acompañarte el próximo fin de semana a tu terapia y saliendo podemos dar un par de vueltas por el parque.
 
—Pero seguro tendré hambre al salir, no creo que resulte ¿No estás libre uno de estos días?
 
—Probablemente el viernes, si tienes ánimos ese día podemos ir —Sousuke terminó con la limpieza antes se mirarlo—. Ahora deberías ir a dormir, no has dejado de bostezar y es lo suficientemente tarde para que sigas aquí.
 
—También deberías darte prisa e ir a dormir, tuviste un día mucho más pesado que el mío —se levantó de su asiento estirándose una vez más frotando sus ojos antes de comenzar a caminar hacia la habitación—. Iré a dormir, date prisa también...
 
—Claro, sólo ve de una vez —negó con la cabeza antes de realizar los preparativos para ir a dormir también.
 
Estaba preocupado por el de ojos rojos pero también sabía que tendía a mostrarse fuerte pese a que no pudiera con la carga. Intentaba apoyarlo pero era difícil cuando no permitía que lo hiciera.
 
Por fin entró a la habitación y lo encontró durmiendo, observó por unos minutos como empezaba a sudar y su respiración se agitaba; sacudió suavemente su cuerpo mientras llamaba su nombre intentando tranquilizarlo. Vio como volvía a dormir como si no hubiera ocurrido nada, cualquiera que lo viera pensaría que todo era normal aunque no fuera así.
 
Suspiró profundo asegurándose de que estuviera tranquilo antes de poder dormir, conocía a su amigo lo suficiente como para saber que en cualquier momento sentiría su presencia y terminaría por despertar para llamar su atención y mandarlo a la cama. Sonrió antes recostarse intentando dormir, después de todo, no podía apoyarlo si él mismo no estaba bien.
Notas finales:

Eso ha sido. Todo por hoy, espero les haya gustado y nos leamos más pronto de lo que fue esta vez.


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