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The Only One por Nova22

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Notas del capitulo:

>3< Actualización >3<

Capítulo 2


Tsukishima estaba completamente agotado, había pasado un tiempo bastante considerable desde que se había mantenido alejado de su línea de trabajo. Estaba muy fuera de forma. Ayer no había sido muy diferente de ahora. Pesado y frenético. Su cuerpo comenzaba resentir los efectos de un muy largo día de trabajo, lo hacía en cada una de sus extremidades y mente, realmente tenía muchas ganas de dormir, sin embargo sus labores aún no habían terminado. No. Era todo lo contrario, el cielo nocturno abría paso a una noche estrellada, cuyo manto abrazaba la magnificencia de una elegante gala privada y que encerraba la promesa de frenesí.


— Así que tú también te estás escondiendo ¿Huh? — Hinata, quien al igual que Tsukishima parecía encontrarse celosamente oculto bajo la oscura sombra del mismo grueso pilar, le golpeó uno de los costados con el codo al mismo tiempo que agitaba las cejas — Recuerdo que las personas no te gustan mucho, siempre eras muy silencioso...y malhumorado.


El rubio ahogó un suspiro cansado y un lamento nacido desde lo más profundo de su cansada alma ¿Por qué de todas las personas tenía que terminar atrapado con este chico? ¿Era alguna clase de Karma suyo? ¿Lo era? No tenía nada contra Hinata, pero era el tipo de persona que prefería evitar, por su propia tranquilidad y amor al silencio, sin embargo obviamente una persona no siempre podía tener lo que quería...tampoco era como que odiara a este chico, solo no sabía cómo tratar con él.


Era demasiado como para seguirle el ritmo.


— ¿No sé supone que debes estar en la cocina?


— Estoy tomando un descanso — Hinata se asomó discretamente por el borde del pilar y volvió rápidamente a su sitio. Se trataba de un descanso no programado para comer ¿Verdad? Había pequeñas migajas sobre el borde de su labio y barbilla, este chico tenía un apetito demasiado grande para ser tan pequeño. Tenía entendido que los Alfa eran así, pero no tenía idea sobre si podía aplicarse el mismo principio a los Omega. Había servido a algunos antes así que podía decir que no, pero no era posible generalizar — Te gustan los dulces ¿Verdad? Puedo conseguir algunos para nosotros.


— No, ya debería volver...y tú también — se apretó el puente de la nariz. Que Hinata descuidara su puesto de trabajo era un problema, sin embargo no podía regañarlo por eso, estaba haciendo exactamente lo mismo después de todo — ¿Podrías mantener al mínimo lo que sea que estés tratando de hacer al menos por hoy?


Hinata frunció el ceño y ladeó la cabeza — ¿Qué quieres decir con eso? Estoy haciendo mi trabajo.


— ¿Escondiéndote para comer?


— Estaba tomando un descanso — murmuró el menor en un jadeo, le gustaba que su rostro fuera lo suficientemente honesto como para delatar el hecho de que se sentía atrapado — Solo un momento, quería ver el salón...estoy buscando algunas ideas para el futuro — sonrió el menor, esta vez con un poco de ilusión — Esas flores de por ahí son bonitas y los manteles tienen un color agradable...quiero usar algo como eso.


Tsukishima alzó una ceja. Sueños para el futuro ¿Verdad? Para Hinata este podía llegar a ser muy brillante, tenía el talento necesario para llegar a dónde quería, para cumplir con el objetivo que su corazón parecía estar abrazando, sin embargo su condición no cambiaba el hecho de que estuviera esforzándose todos los días. El pelirrojo chico junto a él tenía esa clase de determinación y el rubio siempre pensó que podría llegar hasta donde estaba y que podría ir más allá, y montar el negocio que siempre soñó. No porque se tratara de un Omega sino porque se trataba de él.


A veces esa idea lo molestaba, siempre se sintió como si estuviera elogiándolo cuando esa nunca fue su intención, pero las cosas eran así.


— Espero que ya hayas tenido suficiente de esto, el evento principal está por comenzar y van a necesitarte en la cocina pronto — y a Tsukishima en el salón — Apresúrate y vuelve.


— Está bien, pero...— Hinata volvió a asomarse discretamente en dirección al salón, estaba repleto de personas — Podemos tomar un descanso más tarde ¿Verdad? Creo que en unas cuantas horas debería estar bien ¿No? Hay un lugar en el jardín que Yachi-san y yo descubrimos antes...nadie va por ahí — se acercó a él, esta vez su voz fue un susurro aún más bajo que apenas se abrió paso sobre la fina música que llenaba el salón — Deberíamos reunirnos los tres más tarde ahí, solo tienes que avanzar por la fuente y seguir el camino de rosas ¿Que dices?


¿Qué probablemente se iban a meter en problemas? Los amos de esa residencia eran muy estrictos, lo mejor sería no tentar a la suerte, pero sería problemático si trataba de explicarle sus motivos ahora. No tenían mucho tiempo — Voy a pensarlo, deberías irte por ahora...está por comenzar ¿Recuerdas? Las luces se están apagando y todos reuniéndose.


— Está bien — refunfuñó el más bajo, hizo amago de marcharse, sin embargo volteó en su dirección — Hey...ahí dentro...bueno, he estado aquí un buen rato y vi...— vaciló ¿Ahora qué? Hinata no era del tipo tímido — Vi que estaban mirándote...un tipo...el trasero y pues...deberías mantenerte alejado de las mesas del fondo, es todo...— le dio la espalda y comenzó a avanzar junto a la pared — Nos vemos más tarde — susurró.


— Las mesas del fondo...


Tsukishima volvió la mirada al increíblemente amplió y ostentoso salón. Cuando lo vio esta mañana, no habría podido imaginar que podría verse aún más increíble de lo que ya era. El lugar estaba prácticamente listo para celebrar la llegada del rey de cualquier país lejano, no lo dudaba, sin embargo el resultado después de que su hermano hubiera puesto las manos sobre cada rincón de este era impresionante. Brillaba y resplandecía. No había perdido un solo toque de su esplendor; la decoración, cada ornamento y flor que lo adornaba, en lugar de hacerlo parecer cargado y pesado, era un elemento más que realzaba la etérea belleza del lugar. Como un sueño de diamantes y rubíes brillantes que habían hecho suspirar a más de una persona.


Los demás sirvientes estuvieron impresionados después de ver el resultado final y de vez en cuando podía vérseles detenerse solo un segundo para admirar aquella espléndida obra. Incluso había visto a algunos de los invitados hacerlo también. Era magnífico en cada detalle. Si había conseguido impresionar hasta este punto a esos Alfa y Omega, entonces la primera parte de la velada ya podía considerarse un éxito, lo siguiente dependía de la presentación que estaba a punto de llevarse a cabo y del trabajo de los sirvientes.


Tsukishima contuvo una gran bocanada de aire al mismo tiempo que apretaba la mano en un puño contra su pecho. La mayoría no debería estar ni medianamente interesado en sirvientes como él, algunos ni siquiera le devolvía la mirada o siquiera la palabra, pero tampoco era imposible. Los Omega eran criaturas especiales, mientras que los Beta como él estaban ahí para servir...y aquella palabra podía llegar a tener distintas interpretaciones.


— Concéntrate — susurró para sí mismo y al mismo tiempo que se abría camino por el salón.


Los amos de la residencia, su voz y presencia callaron los murmullos restantes una vez la música cesó. Los demás sirvientes continuaron con su discreto trabajo sirviendo las bebidas, atendiendo a las demandas de los invitados, reabasteciendo las mesas o recibiendo a los últimos visitantes de la velada. Tsukishima hizo lo mismo, el punto más álgido de la velada estaba por comenzar, ya estaba mentalmente preparado para eso.


Concentrase en sus deberes podría ayudarlo a evitar pensamientos inútiles. Todo estaba bien, podía hacer esto.


*****


— ¿Qué fue todo lo que tus padres dijeron ahí arriba? ¿Por qué de pronto parece que eres algo así como el futuro de la humanidad? — Bokuto le ofreció una copa a Kuroo, abordarlo había sido increíblemente difícil, sin embargo había conseguido abrirse paso en medio de la aparentemente impenetrable muralla de personas que decidieron rodearlo — Es aterrador.


Kuroo le regaló una sonrisa cansada — Ha pasado un tiempo, supongo que están felices.


— ¿Seguro? — Bokuto alzó una ceja al mismo tiempo que tomaba un sorbo de vino — Es la primera vez que veo a tu familia en persona y bueno...— lanzó una mirada fugaz a la pareja del otro lado del salón — No sonríen mucho ¿Verdad?


— Supongo que solo cuando tienen que hacerlo, ellos son...— hizo una mueca, no estaba seguro de cómo definirlo, Kuroo ya estaba acostumbrado, pero no era como si no entendiera como Bokuto se sentía — No son el tipo de personas que se divierten a menudo, siempre están ocupados así que...supongo que ya deben estar acostumbrados.


— Tengo curiosidad por tu infancia.


— ¿No puedes imaginarlo?


Ambos sonrieron. Si ¿Verdad? Nunca fue muy diferente de lo que era ahora, quizá ese había sido el motivo por el que no había sido tan difícil abandonar su hogar. Sus padres solían tratarlo como un adulto desde la infancia, nunca tuvo mucho tiempo para jugar. Tenía que admitir que solía vestir una expresión muy similar a la de ellos, dura y carente de emociones, al menos hasta que conoció a Bokuto.


El bicolor era un poco distinto a lo que estaba acostumbrado, no podía decir que le hubiera agradado mucho cuando lo conoció. Creía que era alguien muy molesto y quizá también alguien demasiado relajado para ser un alfa también, incluso poco digno. Tenía una imagen distinta de todo. Estaba seguro de que no podrían llevarse bien, parecía insoportable, sin embargo estaba feliz de haberse equivocado y de sentirlo como un miembro más de su familia.


Bokuto siempre estaba ayudándolo y pensaba que sería genial si también pudiera hacer lo mismo por él ahora, sin embargo en sus circunstancias parecía un poco difícil.


— Supongo que se trata de Akaashi...esa persona — Kuroo señaló con un discreto movimiento de su copa a la joven pareja que se mantenía charlando tranquilamente en una zona un poco más alejada de la multitud. No podía estar seguro, nunca lo había visto antes, pero, aunque trataba de no parecer obvio, los ojos de Bokuto lo buscaban con insistencia y la expresión de su rostro delataba sus emociones — Es...supongo que todo lo que has dicho sobre él le hace justicia.


Bokuto suspiró. No estaba muy seguro de eso, ya no. Era diferente a la imagen del chico que alguna vez le robó el corazón. Tenía la impresión de que algo iba a ser diferente cuando puso el primer pie en el interior de esa residencia. Podría ser que estuviera algo impresionado o cohibido, sabía que la familia de Kuroo era importante, pero no tenía idea de que el hogar de su infancia fuera así de imponente. Incluso un Alfa como él podía percibirlo y dejó pasar todo lo demás por esa idea, no quiso pensar en ese algo que lo inquietaba.


Quería olvidarlo, sin embargo sus ojos lo encontraron.


Sin siquiera tratar de buscarlo, sin esperarlo, sin poder imaginarlo, sin que hubiera podido advertirlo y todo este esplendor, la elegancia del lugar, el sueño etéreo que vivía en cada detalle y suspiro que nacía de este, palideció por su presencia, por la luz en su mirada y el anhelo que le quemó el pecho por su sola sonrisa...una que no era para él.


— ¿Sabes? Anoche tuve una pesadilla — se miró la mano, esa sensación no había desaparecido todavía, tampoco lo había hecho el nudo en su estómago o la sensación de que algo estaba mal. Seguía ahí, como la verdad de la que nunca podría escapar — Ibas a casarte con él, se sintió como si me hubieras estado engañando todo este tiempo, pero...no podía decir nada, no pude — suspiró — Eres un tipo genial así que pensé que Akaashi sería muy feliz.


— ¿No crees que aquel sea un tipo genial?


— Debe serlo...si él lo eligió, entonces...si, debe serlo.


Bokuto suspiró nuevamente con desánimo. Se permitió mirarlo, tanto como a Akaashi, solo había visto a ese chico una o dos veces antes y solo cruzaron palabras una sola vez, era muy reservado y parecía algo lúgubre a su parecer. Oscuro cabello ondulado y una profunda mirada negro amatista, no le agradaba, pero si él le sonreía así, si lo veía de esa manera, incluso si dolía, si podía estar destrozándolo o no, entonces no debía existir mejor hombre ¿Verdad? y frente a algo como eso Bokuto no podía hacer frente.


Lo sabía bien. No se podía pelear contra el destino y estaba tratando de entender que incluso si estaba ahí, justo frente a sus ojos y al alcance de su mano, este no era para él.


— Te menosprecias demasiado — Kuroo le golpeó suavemente la espalda con la palma de la mano, un golpe que agitó su cuerpo, pero no sus ideas — No es muy propio de ti que digamos.


Bokuto le sonrió con amargura. No estaba tan seguro, pero podía ser el caso, habían pasado solo veinticuatro horas desde que volvió a esa ciudad y en todo este tiempo había dejado de sentirse como él mismo. Su madre estaba un poco preocupada, su padre también estaba algo inquieto y entendía que no había sido una compañía tan agradable cuando cenó con ellos anoche, sin embargo no había tenido la energía para hablar de esto con nadie más que con Kuroo.


— Supongo que voy a superarlo algún día ¿No?


Ahora fue el turno de Kuroo para sonreírle con amargura — Hey...— negó con la cabeza, no necesitaba decirlo. No era tan fácil ¿Verdad? el moreno de todas las personas también podía entenderlo, Bokuto podría tratar de engañarse con esa dulce mentira, pero al final de cuentas su corazón no podría dejar de sentir. Estúpido destino de mierda ¿Por qué había tenido que ser así? ¿Por qué? — Tus padres no están obsesionados con la idea de que te cases, pero antes dijiste que tenían algunas opciones para ti...había una chica con la que creciste ¿No? Parecía bastante linda ¿Por qué no lo intentas?


— Porque...— murmuró, sus ojos volvieron a buscar los de Akaashi; esta vez él y su pareja caminaban tomados de la mano hacia la pista de baile...estaba tan precioso con las mejillas así de sonrojadas, le brillaban los ojos de una manera que tomaban toda la luz del lugar para sí mismos, que era luz. Tan hermoso, tan dulce, tan perfecto que no pudo evitar nuevamente suspirar y morir lentamente de amor por él — No quiero un sentimiento a medias...no podría — no quería ofrecerle algo como eso a alguien más — No lo sé, no está bien...— no era como que no hubiera tratado de hacer algo como eso antes, pero tal vez necesitaba un poco más de tiempo.


Encontraría una manera.


— ¿Por qué no pruebas hablar con alguien? También hay muchas personas jóvenes por aquí, la mayoría son Omega de familias respetables ¿Quieres tratar?


— No lo sé, creo que hoy...— arrugó la nariz — No es un buen día para eso.


— ¿Seguro? Al menos podrías tratar de tener una conversación, para como lo veo, vas a terminar recluyéndote en un rincón todo lo que la velada dure...la mirada que tienes ahora tampoco es tan agradable como crees — era un poco melancólico.


Kuroo dirigió la mirada hacia el inmensamente amplió salón. No quería forzar nada, quería que Bokuto tuviera su propio espacio, pero no quería tener que dejarlo solo, él nunca lo hizo y sabía que no lo haría jamás. No sabía que esta persona estaría ahí, no se había tomado el tiempo para revisar la lista de invitados, pero podía entender la razón por la que el bicolor estaba tan encantado con él, era alguien difícil de ignorar. Del tipo al que alguien querría ver más de una sola vez, lo admitía, pero no necesitaba que dijera nada más ¿Verdad? Bastaba con verlos para entender lo que esas dos personas tenían, sin embargo quería tratar de animarlo o al menos de ayudarlo a distraerse un poco más.


Había muchas personas reunidas en ese salón. No tenía por qué jugar al casamentero o nada por el estilo, tampoco tenía la intensión de forzar nada si no era el deseo de Bokuto, quería respetar sus deseos tanto como le fuera posible, pero se negaba a permitir que se recluyera en su amargura. Él siempre fue una persona muy sociable, a veces pensaba que hablaba más de lo que debería, sin embargo era lo que lo hacía más sencillo acercarse a él y también bajar la guardia. Kuroo pensaba en esta fiesta como en algo que era también para él y esperaba que pudiera divertirse.


— ¡Oh! Ese es...— su cuerpo, por algún motivo avanzó un paso, era ese chico ¿Verdad? No estaba seguro de que lo recordara bien, estaba un poco oscuro, también había sido solo un momento y estaba cansado. Todavía no recordaba que lo había llevado hasta ahí, solo había sentido el repentino impulso de salir por aire fresco y tal vez recordar viejos tiempos, pero no podía estar equivocado. Pocas veces podía ver a una persona tanto o más alta que él — ¿Cuál era su nombre?


Obviamente no lo sabía, nunca se relacionó demasiado con los sirvientes de su residencia, sus padres tampoco estaban demasiado interesados en ello más allá de conocer quien se encargaba de dirigir el personal. Tendría tiempo suficiente para conocer a todo el mundo aquí, no necesitaba precipitarse. El chico estaba haciendo su trabajo con gracia y elegancia, no quería interrumpirlo a pesar de que sabía que podría hacerlo si era su deseo, pero ¿Qué era eso?


— ¿Kuroo? ¿No estabas diciendo algo antes?


— Si, pero...


Todavía era algo temprano, sin embargo eso no detenía a los bebedores más habidos ¿No? Su padre solía decir que era muy fácil que un hombre perdiera en honor en esas condiciones, pero para Kuroo también podría tratarse de tan solo un buen pretexto. Reconocía bastante bien la mirada de ese hombre y creía entender sus intenciones. Parecía que ese sirviente rubio aún no lo había notado, pero estaba siguiéndolo casi discretamente y una de sus manos se movía peligrosa y desvergonzadamente en su dirección, esperando el momento indicado.


Arrugó la nariz. Podían haber decidido llamarse la élite, pero eso no cambiaba en hecho de que algunos Alfa fueran criaturas con comportamientos poco dignos al menos para él. Realmente era desagradable.


— ¡Hey! Kuroo ¿Por qué de pronto parece que estás ignorándome? Estoy tratando de hablar contigo aquí — Bokuto agitó la mano justo frente a sus ojos ¿Estaba diciendo algo? — ¿Qué te pasa? ¿Te sientes mal o algo así?


Kuroo apretó los labios, ese podría ser el caso, estaba un poco incómodo — Dame un segundo, tengo algo que hacer...volveré en un momento.


No se detuvo a dar explicaciones y entregó su copa a un confundido Bokuto. Necesitaba solucionar esto pronto antes de que se transformara en un problema. No podía admitir una situación de ese tipo en su propia residencia y a uno de sus empleados. Kuroo tenía esa clase de sentido del deber y orgullo, y los gráciles pasos de una pantera en terreno de caza lo llevaron a su objetivo. No estaba tratando de hacer un escándalo de esto, era un caballero y jamás haría nada que deshonrara el nombre de su familia, por lo que se limitó a sujetar la tambaleante mano de ese "confundido" hombre mayor y tomar toda su atención para sí mismo.


— ¿Debería llamar a su coche? No parece que se esté sintiendo muy bien, bebió demasiado ¿Verdad? — le sonrió amigablemente, pero con un pesado tinte cayendo sobre aquella ahora tensa persona. No estaba ebrio, lo imaginó por lo que también podía imaginar lo claras que eran sus intenciones. Era un hombre mayor, no quería ser grosero, sin embargo no podía admitir un comportamiento de ese tipo en su propiedad. No lo haría y quería que él lo supiera...que no estaba para nada feliz en este momento — ¿Está de acuerdo?


Fue solo un instante de contacto visual, una sonrisa amigable que acompañó a una atmósfera tan pesada que las personas a su alrededor comenzaron a alejarse con discreción, excepto por el sirviente rubio que los observaba con discreción, entonces todo terminó. Probablemente el chico había notado lo que estaba sucediendo antes y trataba de lidiar con ello, el moreno le sonrió conciliadoramente. No tenía que soportarlo, nadie tenía derecho a hacerle algo así.


Parecía preocupado, tal vez también un poco agitado y comenzó a preguntarse desde hace cuánto estaba tratando de lidiar con eso. Volvió a sonreírle y aquel chico le devolvió aquel gesto acompañado de una reverencia. Había terminado antes de empezar y el rubio decidió continuar con su trabajo. Parecía una persona muy sensata, sin embargo sus ojos, tenía la impresión de que ese hombre lo había asustado.


— Eso salió muy bien...creo, pero ¿Que se supone que estaba sucediendo? — volteó, Bokuto estaba detrás de él y sus ojos no dudaron en seguir la dirección por la que el rubio se había marchado — ¿Se trata de ese sirviente? — alzó una ceja — Para ser un Beta tiene un rostro bonito y una figura agradable — no era imposible, pero tratándose de un chico debería serlo, también lo había notado, no antes, pero si ahora.


— ¿Interesado?


— No se trata de eso, solo trato de decir que estoy empezando a entender la situación o que puedo darme una idea de lo que estaba pasando — dijo — Solo eso.


— Pero te parece atractivo...


— No estoy ciego, Kuroo y...supongo que ese tipo o esas otras personas aquí tampoco lo están — señaló al salón con un movimiento de barbilla. El muchacho parecía algo tenso e incómodo también, sin embargo no podría decirlo jamás por la tranquilidad de su rostro...aun así era perceptible al menos para él — No es de ese tipo de sirvientes ¿Verdad?


Kuroo miró en dirección al rubio. No lo había notado antes, pero algunas personas reparaban más de lo que deberían en su presencia; la mayoría prefería ignorar a los sirvientes. La élite podía llegar a ser muy arrogante y soberbia, nunca entablarían una amistad con alguien como ellos o siquiera se permitirían tener una conversación sería, sin embargo no quería decir que no hubiera cierto porcentaje que disfrutaba de sus servicios.


Algunos podían ofrecer ese tipo de atenciones, no era nada raro y era más fácil escalar para ellos de esa manera, pero no este chico. Kuroo podía decirlo con tan solo un vistazo, incluso parecía que trataba de evitar el contacto con otras personas.


— Mis padres no admitirían un comportamiento tan deshonroso aquí...no es de ese tipo de sirviente — Bokuto hizo un sonido que delataba su entendimiento, su mirada aún sobre el joven sirviente que ahora se había detenido a hablar con otro. Kuroo sonrió — Te interesa ¿Verdad? ¿Quieres tratar de hablar con él?


Bokuto miró en dirección a Kuroo, luego hacía el techo, como tratando de encontrar las palabras adecuadas — No se trata de eso...— murmuró ¿Tenía curiosidad? Era algo como eso, no iba a negar que llamó su atención o que su rostro era muy agradable, pero también estaba algo curioso; era más alto de lo que debería para ser un beta ¿No? Lo había pensado antes, a simple vista podría confundirlo con un Alfa, pero su figura era más estilizada y de cierto modo delicada y fina, tenía la cintura estrecha y su trasero parecía bastante redondo y suave al tacto...y no parecía que fuera el único que lo pensaba.


— ¿Dijiste bonito trasero? No estoy escuchando cosas ¿Verdad? — música y murmullos llenaban el enorme lugar, pero Kuroo estaba bastante seguro de que no estaba equivocado. Sonrío, esta vez más ampliamente y golpeó juguetonamente al bicolor con el codo — ¿Qué fue eso, Bo?


Bokuto parpadeó — ¡Oh! ¿Hablaba en voz alta?


— ¿Por qué no solo admites que estás interesado? — Bokuto no era del tipo prejuicioso y tenía entendido que sus padres tampoco eran ese tipo de personas. Kuroo pasó una muy corta temporada en una de las residencias de su familia por vacaciones y había notado que eran muy amigables y cercanos con sus sirvientes, no eran extraños o entes sin importancia para ellos — ¿Quieres tratar de hablar con él? Podría llamarlo, no debería haber algún problema, puedo permitirlo.


— Ya te dije que no se trata de eso — ¿Cuántas veces tenía que repetirlo? Sin embargo tenía ganas de hablar un poco con ese chico, se sentía algo curioso con respecto a él. A Bokuto le gustaba hablar con las personas, el muchacho era atractivo, no estaba tratando de negar algo como eso, pero su corazón no era tan voluble — Es solo curiosidad, yo...


Akaashi. Lo que sentía por él no era tan débil como para que pudiera olvidarlo tan fácilmente. Siempre quiso creer que estaba aferrándose al recuerdo de ese primer amor, pero después de todos estos años, de todo este tiempo, solo había bastado con volver a verlo para sentir que su corazón nunca había sido suyo, que siempre perteneció a él. No existía nada más precioso o especial para Bokuto. No lo hacía y ahora más que nunca sentía que no lo haría jamás.


— Quiero mantenerme al margen de ese tipo de situaciones por ahora — volvió a hablar el bicolor. Aprender a aceptarlo, a ignorar ese constante y extraño dolor en su pecho, a sentir que era un ser humano incompleto y vacío. Ellos aún no habían anunciado su compromiso, pero si Akaashi sonreía de esa manera, si ese tipo lo abrazaba así, si se miraban como lo hacían, entonces no había espacio para dudas acerca de lo que tenían...o para una sola esperanza inútil — Y eso es todo...— suspiró, quería evitar pensar en eso ahora aunque pareciera difícil — ¿Tu Omega no está por aquí? Antes pensaba que se trataba de él, pero parece que me equivoqué.


Kuroo suspiró, Bokuto parecía otra vez algo decaído. Quizá lo mejor era no insistir por ahora — Hablé con él antes...iba a volver ayer, pero su vuelo se retrasó por el clima — debería haber estado de vuelta para hoy por la tarde o mañana en la mañana, pero aún no tenía noticias de él — Quiero verlo ya, pero...— tenía la impresión de que podría estar castigándolo por haberse marchado tanto tiempo sin decir nada y por no haberlo contactado todo este tiempo — Es frustrante — y estaba matándolo, nunca se sintió tan ansioso o tan fuera de sí mismo...como si perdiera la cabeza lentamente.


— A mí me parece que estás muy feliz — Bokuto lo invitó a caminar con un movimiento de mano y Kuroo lo dirigió a dónde sus padres se encontraban; habían escuchado mucho sobre él, pero también quería que lo conocieran en persona — ¿Piensas casarte con él de inmediato?


— No, ha pasado mucho tiempo y quiero hacer las cosas de la forma correcta.


— ¿Hablas de romance y esas cosas?


— Algo así, tengo mucho por hacer...mis padres quieren que comience a familiarizarme de inmediato con todo lo referente a sus negocios...él también es una persona ocupada y vamos a tener mucho que aprender del otro — sonrió, volvía nuevamente ese intenso entusiasmo a su pecho. Quería ser discreto por Bokuto, pero era más fuerte que él, tan fuerte como lo que ya sentía — Tenemos todo el tiempo del mundo, también me gustaría que lo conocieras pronto, es algo reservado, pero...


Saludos y sonrisas, palabras de cortesía y fugaces charlas, por un momento Kuroo había olvidado que era el centro de atención de la velada y que había muchas personas que querían acercarse a él. Iba a ser una noche agotadora y aunque ese parecía ser el caso, se sentía más animado de lo que imaginaba, con una energía que no debería estar ahí.


Pensar en él siempre lo hacía sentir se esa manera, fuerte y vivo.


*****


Akaashi sentía repentinamente un extraño y lejano sentimiento de familiaridad ¿Cómo le llamaban a eso? No podía recordarlo con exactitud, pero sentía que ya había estado en una situación similar en el pasado; una vez cuando era un niño de apenas ocho años, otra más durante su adolescencia y parecía haber vuelto a caer en el mismo juego de infantes ahora ¿Por qué lo había hecho? No sé reconocía como una persona fácil de influenciar, no habría cedido a la presión social a pesar de que había bebido un poco, pero pensaba que podría ser divertido.


Todo lo que tenía que hacer era encontrarlo ¿No? Se trataba de algo similar a una carrera, otras tres personas además de él también tenían los ojos vendados y avanzaban con pasos cautelosos y movimientos frágiles por ese inmensamente amplio jardín en una búsqueda por su destino. No tenía mucho sentido, sin embargo era un juego muy popular entre los niños Alfa y Omega.


Se detuvo, había algo casi frente a él ¿Que era? Sus dedos se deslizaron a tientas por aquella estructura. Parecía ser un árbol, a lo lejos también podía escuchar al sonido de una fuente, música, ahogados murmullos y algo más sobreponiéndose a todo lo demás. Tan suave y dulce, sin embargo tan grande. Parecía imposible, pero Akaashi sabía que no estaba equivocado. Sonrío, su corazón comenzó a agitarse alegremente. Siempre le pareció curioso que, dentro de ese mundo oscuro, pudiera ver más de lo que sus ojos podían mostrarle.


Comenzaba como un latido distante, algo distorsionado, a veces apagado, pero siempre ahí y nacía un fino hilo brillante. Estaba ese calor gentil y la sensación arrasadora de que era suyo, de que era su lugar, de que estaba llamándolo, de que lo añoraba. Sonrío. Lo empujaba y Akaashi quería correr tras él, con un entusiasmo que rayó en la euforia. Rió suavemente, estaba llenándolo todo. Rápido. Él era el único que despertaba sus sentidos de esa manera, la luz que brillaba en ese mundo oscuro, aquello que lo llamaba y guiaba a través.


Sus sueños, el futuro...su destino.


Volvía a sonreír. Unos cuantos pasos más, metros y cortos centímetros que se sentían como una eternidad, que alimentaban su ansia. Sakusa era una persona muy reservada y correcta, Akaashi también, le gustaba lo mucho que se parecían en ese sentido, pero también era cierto que quería más, que quería sentirlo con aún más intensidad y que se estaba volviendo cada vez más más codicioso.


Como si nunca pudiera ser suficiente, como si le quemara la sangre y le ardiera la piel. Lo añoraba tanto que era desesperante y lo único que podía calmarlo, aquel único ser capaz de acabar con su ansiedad, de desaparecer el mundo y devolverlo a su centro junto con todo lo demás, su hogar y su refugio estaba aquí. Era él, la misma persona que también era capaz de hacerle perder el control y despertar sus sentidos.


Lo había encontrado. No podía verlo, pero Akaashi era capaz de percibirlo, de sentirlo en la piel y sus ansiosas manos no dudaron en apoyarse contra el cálido y fuerte pecho contrario. Buscando y sintiendo, reconociendo en sí mismo lo que ya sabía. Agradables tintes en un aroma que lo aturdió, algo intenso y sin embargo más suave de lo normal. Gentil, picante, emocionante, dulce y suyo. Siempre se sintió de esa manera y en este momento, más que nunca, con toda la intensidad que no podía contener, quería que él lo tocara un poco más. Quería sentirlo y sentirse en él.


Y sus dedos buscaron aquel rostro, se deslizaron tímidamente y con ansia, por una piel que quemaba a la suya con intensidad. Él le sujetó de las muñecas, su contacto siempre era muy limitado, sin embargo Akaashi se negó a detenerse ahí. No ahora. No en este momento. Se paró de puntillas buscando los labios contrarios y rió suavemente a la caricia de su aliento, más cerca. Por favor ¿Podía ser caprichoso solo esta vez? Sabía que a Sakusa le gustaba, podía percibir en la piel cuánto lo quería, todo el tiempo, sin embargo lo apartó.


Lo hizo sin dar lugar a una nueva oportunidad y eso lo inquietó ¿Estaba molesto? ¿Lo había hecho mal?


— ¿Kiyoomi?


Akaashi quería saber que era lo que estaba pasando, que su corazón dejara de doler.


— Creo...— carraspeó, entonces Akaashi se reconoció algo aturdido. Esa no era la voz que conocía ¿Era un error? No podía ser posible. Estaba paralizado y confuso ¿Que estaba pasando aquí? No estaba equivocado, no podía estarlo, quizá había escuchado mal. Comenzaba a sentirse ansioso — Te equivocaste de persona.


Akaashi jadeó. No era él, no podía ser posible, era una locura ¿Qué estaba pasando aquí? Se apartó de inmediato, tan frenéticamente que terminó tropezándose con sus propios pies, entonces no pudo hacer más que esperar por un destino final que no llegó gracias a que fue sujetado por este confuso extraño. Le quemó la piel, fue ansiedad. Sus ideas eran un desastre, volvió a jadear y a apartarse. No estaba calmándose, nada era silencio. Caos y tempestad, confusión, aturdimiento


— Disculpa...


— No...— murmuró volviéndose a apartar, le quemaba la piel donde él le había tocado, no podía dejar de percibirlo, como si lo traspasara — Lo siento — bajó la cabeza y se mordió el labio inferior — De verdad...— se llevó una mano a la venda de sus ojos, un mundo ligeramente borroso apareció ante él ¿Qué estaba sucediendo? ¿Cómo había terminado así? Quería que fuera un error, estaba asustado.


Apretó los labios. Necesitaba calmarse primero, estaba un poco impactado por esta situación. Tenía que encontrar una explicación, esto debía tenerla, necesitaba pensar un poco. Tenía las ideas revueltas, pero sabía que la verdad estaba ahí, que tenía que estarla. Sus sentidos nunca fueron los mejores, pero una confusión de este nivel no debería ser posible. Había algo muy extraño aquí ¿Perfume de feromonas? Eran muy populares, pero no sentía que fuera el caso.


No lo era ¿Verdad?


— Disculpa — él lo llamó, una voz algo áspera y aun así agradable que lo invitó a alzar la cabeza, entonces su cuerpo se estremeció con una emoción que no fue capaz de entender — ¿Te asusto?


Akaashi separó los labios sin saber lo que debía responder, negaba suavemente con la cabeza. Esos ojos eran muy grandes, muy dorados y brillantes, ardían como el oro ardiente. Le quemaron la piel y el pecho, y se sintió aún más confuso, aún más extraño ¿Por qué sentía que lo había visto antes? Otra vez. Esto no debería tener mucho sentido. Los dedos estaban temblándole ¿Qué era esto? ¿Qué? ¿Por qué de pronto todo parecía estar bien?


— ¿Nos hemos visto antes? — aquella persona parpadeó, sus pestañas eran largas y ligeramente rectas, su cabello tenía un color poco común, surcado por mechones grisáceos que brillaban como hilos de plata bajo la luz de la luna, que ondeaban como las olas del mar ¿Por qué era tan familiar? — Creo...


— Si — respondió aquella persona de cabello bicolor, Akaashi tenía la impresión de que quería avanzar, pero no estaba seguro de que se hubiera tratado solo de él. Se sentía extraño, algo aturdido — Hace mucho tiempo...en la fiesta de una de las amigas de mi madre, te escuché tocar el violín — él le sonrió, el moreno sintió que quería hacerlo también, un poco más suavemente — Creo que no te sentías muy bien esa tarde...


— ¿Fue una caída? Creo...— ¿Podría ser?


— Las escaleras de la parte trasera del jardín...te escuché.


Akaashi sonrió en un jadeo. Se había torcido el tobillo aquella tarde, además de ganarse un feo moretón en el brazo, sin embargo eso no había sido lo más destacable ese día. Creía que se trataba solamente de fiebre, no quería causar molestias a sus padres y decidió callar, pensaba que debía ser cuestión de un par de horas para que pasara o que podría soportarlo hasta volver a casa. No tenía idea de nada. No vio las señales hasta que fue muy tarde y su primer celo estuvo ahí para paralizarle el cuerpo.


Estaba muy asustado. No sabía lo que iba a pasar, quemaba, estaba consumiéndolo por dentro. Como si lo ahogara, era tan sofocante, tan desesperante que deseó arrancarse la piel. Ardía, quemaba tanto que era insoportable y su cuerpo añoraba el alivio que solo podía encontrar en las caricias de un Alfa. Tanto. Solo quería ser tocado, lo necesitaba con locura y desesperación, estaba perdiendo la cabeza. No lo quería, pero no podía negar lo que su cuerpo deseaba, no podía contener a esa parte primitiva de sí mismo, esa que estaba tomando el control de sus impulsos. Sabía que era solo una cuestión de tiempo, que alguien podría notarlo en cualquier momento y entonces no podría hacer nada.


Se había rendido antes de decidir que quería intentar pelear contra esto, decidió que era inútil y se resignó. Lo inevitable sucedió como había imaginado, un Alfa acudió al llamado desesperado de su piel, a esas alturas no le importaba de quien se trataba. Lo deseaba con el mismo ardor que le quemaba la piel, con la misma insoportable desesperación que destrozaba su razón. Estaba tan avergonzado, se sintió tan sucio y estúpido por no haber sido más cauteloso. Tan bajo, tan indigno y aun así, no fue capaz de parar, no pudo permitírselo.


No recordaba demasiado de aquella vez, vivía en su mente como un cumulo de imágenes borrosas y confusas, sin embargo sabía que nada había pasado. Esa persona lo había sujetado fuertemente, los ecos de su voz todavía estaban ahí, como un distante murmullo que se negaba a morir, así como el aroma de su piel, su calor, tan distinto y a su vez tan familiar.


Cuando despertó se encontró a sí mismo en una silenciosa habitación, tranquilo, pacifico, estaba un poco letárgico y cansado, pero entendió que había sido protegido, que estaba a salvo y sonrió, aun así había llorado tanto que su madre estuvo asustada...porque estaba aliviado.


Se trataba de él ¿Verdad? Akaashi no sintió que tuviera que dudar y su cuerpo lo llevó un paso más cerca de él sin que siquiera lo notara, como guiado por el calor que irradiaba, por el aroma de su piel y el hechizante ardor de sus ojos.


— No estoy asustado...— ni en ese entonces o ahora. Sonrió al mismo tiempo que apretaba aquel pañuelo de seda contra su pecho ¿Qué era esto? ¿Qué estaba pasando? — Creo...estaba sobreactuando un poco, estaba...— miró hacia aquel trozo de tela y se mordió el interior de la mejilla ¿Por qué? ¿Por qué sus pasos lo habían llevado hasta aquí? ¿Quién era esta persona? — Fue todo una confusión, lo siento...


Alzó la cabeza y le sonrió. Esperaba que se hubiera tratado de eso, sin embargo Akaashi no podía olvidar como se sintió y no podía entenderlo.


La persona que estaba buscando no se encontraba alrededor, en realidad se había alejado más de lo que imaginó del grupo de personas con el que se había reunido ¿Cómo podía haber sido siquiera posible? No debía estar muy lejos, aun escuchaba sus voces, pero no podía verlos y ellos tampoco, sin embargo había una persona más junto al bicolor; la figura central de esta celebración. Un Alfa de sangre pura y aun así, no había notado su presencia hasta ahora, estaba alejándose lentamente como si tratara de ofrecerle un poco de espacio y Akaashi se sintió cohibido.


No porque tratara de dejarlo solos sino porque esta persona lo hacía sentir inquieto y a su vez no lo hacía.


— ¿Te perdiste? Es un lugar muy grande.


— No, no es...o tal vez...— murmuró para sí mismo, comenzaba a creer que esa idea le gustaba, pero siendo lo que era, pedía un poco de credibilidad. Lo miró ¿Por qué esos ojos eran tan dorados? ¿Era solo una impresión suya o estaba nervioso? Tal vez solo estaba imaginando cosas — Bebí un poco y no soy muy bueno con el alcohol.


— ¿Quieres que te traiga un poco de agua?


— ¡Oh! No, no es necesario.


— Entonces ¿Quieres sentarte?


El bicolor señaló una solitaria banca cercana a la fuente, pequeños pétalos traviesos se agitaban sobre esta con el cálido susurro del viento y se mezclaba su aroma con el de esta persona en una agradable fragancia. Deseó suspirar. Debería marcharse en realidad, Akaashi sabía que tenía que hacerlo, sin embargo se encontró a si mismo deseando quedarse ahí un poco más — Debería volver, pero...sobre lo que hablábamos antes...— suspiró bajito — Me ayudaste y nuca pude agradecerte...ni siquiera se tu nombre y no sé por dónde debería empezar, yo...


— Bokuto Kōtarō, podíamos empezar por ahí ¿Verdad? — él le sonrió, encendiéndose su mirada como la luna plateada.


— Bo...— ¿Su nombre? Akaashi sonrió, por un instante pensó que era agradable, lo sintió y aquella sensación perduró en su pecho como un latido — Akaashi Keiji.


— Lo sé.


¿Lo sabía? Akaashi comenzó a peguntarse porque estaba sonriendo, no pudo detenerse una vez el bicolor, Bokuto también hizo lo mismo. Estuvo agitado tanto como los latidos de su corazón, como las emociones que deberían estar en calma y ambos, emitieron una suave risa nerviosa y alegre. Era agradable — Gracias por ayudarme aquella vez, siempre pensé que quería conocerte...agradecerte — el color de los ojos de Bokuto era realmente bonito, tan brillante y tan lleno de vida, como el verano tal vez...con ese ardor.


Era una persona muy extraña, pero quizá era Akaashi quien debía llamarse extraño a si mismo por pensar de esa manera. No estaba siendo muy racional ¿Verdad? tendía a ser siempre muy receloso de otras personas, él y Sakusa se parecían mucho en ese sentido, pero no estaba levantando la guardia, sus defensas no eran tan altas como debería y en realidad, se descubrió cómodo a sí mismo. Al mismo tiempo también sentía que necesitaba retroceder cuanto antes.


— No fue nada.


— Para mí lo fue.


Volvieron a sonreír al otro, parecía que ninguno de los dos podía sostener la mirada del otro ¿De vería llamarlo una situación incómoda? Estaba absolutamente seguro de que en circunstancias distintas ese debería ser el caso, la atmósfera era un poco peculiar. Antes estaba muy asustado, estaba aún confuso por todo lo que había pasado para llegar hasta aquí y no sabía si quería entender esto. Continuaba sintiéndose aturdido.


La noche le parecía oscura y brillante, latiendo a su propio ritmo, con su propia luz en un resplandor plateado que pintaba al cielo de profundos tintes azules. Era tranquilizador. Silencio que no era silencio, uno que debería ser incomodo cuando ya no había nada más por hablar con esta persona ¿Por qué? Necesitaba poner en orden algunas cosas aquí, sus ideas y sus emociones. Apretó la prenda de seda entre sus dedos, quería encontrar una razón para todo esto, pero tampoco quería hacerlo.


— Estaba asustado — volvió a hablar ¿Por qué? — Era la primera vez y  no sabía que hacer...no me sentía como yo mismo, creía que era inevitable, fui tonto y creo que entiendo que debió haber sido difícil también para ti.


— A mí me pareció que lo manejabas muy bien, me golpeaste bastante.


— ¿De verdad? — Bokuto asintió ¿Así que lo había hecho? ¿No se había rendido después de todo? Quería creer que fue así — Me disculpo por eso.


— Está bien, no sabías si estaba tratando de atacarte...hiciste lo que deberías y lo hiciste bien.


Akaashi comenzaba a pensar que le gustaba un poco cuando esta persona sonreía, prácticamente acababa de conocerlo, pero le parecía que era agradable. Tal vez lo que había pasado antes se debía a ese viejo recuerdo del pasado, debió haberse sentido así porque, de alguna manera, había reconocido su presencia. No quería pensar mucho en esto y pensaba que podría conformarse con esta explicación. Era lo correcto y lo más sensato.


— Gracias también por eso — lo hacía sentir un poco mejor, pero ya no tenía nada más para decir a esta persona — Y de verdad lamento lo de hace un rato, estaba un poco confundo...discúlpame también con tu amigo, debí haber interrumpido su conversación.


Bokuto avanzó un paso en su dirección, la distancia entre ellos siendo aún más corta — ¿Te vas tan pronto? — no, aún no, solo un poco más. Bokuto quería guardar este momento en su memoria, quería quedarse con la imagen de esas delicadas hebras azabache bailando con el viento, del azul profundo cubierto de estrellas en sus ojos, de esa sonrisa tímida, del calor que nacía en su pecho. Solo un poco, por favor, solo un poco más — ¿No quieres sentarte un momento?


— No debería...tengo que reunirme con alguien y volver a casa — sin embargo estaba vacilando ¿Verdad? Cómo si una parte de él lo instara a tomar la mano que Bokuto le ofrecía — Es tarde — una parte de él, una que no debería estar ahí, continuaba empujándolo y lo invitó a alzar la suya y a rozar la contraria ¿Quería esto? ¿Estaba bien? ¿Por qué no estaba deteniéndose?


¿De verdad lo quería? ¿De verdad?


— Keiji...— por supuesto que no y el oscuro amatista en los ojos de Sakusa lo devolvió rápidamente a su centro. Tal y como debería ser, se transformó rápidamente en su todo, en el todo de su corazón. Le sonrió, estaba feliz de verlo, estaba aliviado — Estás muy lejos del salón...


— Lo siento, yo...— avanzó, quería llegar rápidamente hacía él, sin embargo recordó a su acompañante y la razón por la que había llegado hasta aquí. Miró a Bokuto, le sonrió suavemente como despedida al mismo tiempo que se permitía ocultar el pañuelo a su espalda. Lo mejor sería que olvidara esto — Voy a explicártelo más tarde, es una historia algo vieja y larga.


Le sostuvo la mano y el moreno lo hizo con la cintura de Akaashi, su cuerpo encajaba perfectamente entre los brazos de esta persona. Suspiró y cerró los ojos. Así era como debería sentirse, era así como debería ser. Su cálido refugio, latidos tranquilos y una revolución de emociones que le cosquilleaban la piel. Querer fundirse en él con desesperación, sentir tanto, de tal manera que parecía estar volviendo a la vida, que el tiempo simplemente se detenía en ellos. Este era su mundo, este era su corazón, lo supo desde el primer momento y no había una sola duda en Akaashi.


Sabía que había encontrado su lugar, lo hizo desde hace mucho tiempo y entendía que nada sería como esto o como Sakusa. Nunca y ahora más que nunca, no tenía dudas, bastaba con percibir la alegría que nacía de esa certeza para saberlo.


Pero ¿Que había pasado antes? ¿Qué fue? No quería pensar en eso...había sido solo una extraña confusión.


*****


— Ha sido una noche larga ¿Cómo te sientes? — Akiteru caminó por el ya vacío salón de fiestas, el sonido de sus pasos rebotando como un eco por las paredes hasta perderse en la inmensidad del techo. Júbilo aún podía percibirse en el ambiente, también lo que fue una muy larga jornada en los ojos de Akiteru — ¿Cansado?


— No creo que más que tú — suspiró el rubio menor al mismo tiempo que apretaba fugazmente los párpados y se reclinaba contra una mesa solitaria y aún llena de restos de aperitivos. Estaba seguro de que podría quedarse dormido en cualquier momento, odiaba tanto no estar en forma, sin embargo incluso Hinata, quien parecía tener energía ilimitada se había quedado dormido en una esquina del salón — ¿Siquiera tomaste un solo descanso en toda la noche?


Cada vez que volteaba Akiteru estaba en un sitio diferente, sonriendo y trabajando, siempre cerca de los amos y atento a las necesidades tanto de ellos como de los invitados. Incluso se había tomado el tiempo para dar más instrucciones a los demás sirvientes y ayudarlo. Era increíble.


— Estoy bien — el rubio mayor se encogió de hombros, parecía relajado, sin embargo su rostro estaba diciéndole otra cosa — Deberías ir a descansar, trabajaste toda la mañana y la noche...puedes tomar el día de mañana para descansar ¿Está bien?


— Puedo ayudar un poco más, sería un problema si me voy ahora.


— Sería un problema para mí si tú o alguno de los otros empleados colapsa por exceso de trabajo — le sonrió, la mano de su hermano se alzó en su dirección, sin embargo no lo tocó y acomodó con una cansada sonrisa la solapa de su uniforme — Mi trabajo también es cuidarlos, algunos ya se retiraron, puedes hacerlo tú también.


Pero su hermano iba a quedarse, no le sentaba bien dejarlo solo con todo el trabajo. Kei estaba muy fuera de forma, ciertamente había llegado en un momento en el que todo era una locura, pero estaba seguro de que podría soportarlo un poco más. Incluso Hinata se había ofrecido a ayudar, sin embargo había pasado comiendo la mayor parte del tiempo.


— Fue una noche larga para ti, Kei...ve a descansar — volvió a hablar Akiteru — Puedes tomar algo de tu tiempo libre de mañana para ayudarnos un poco si quieres.


— Pero...


— ¿Necesitas que te lo ordene? — Akiteru lo miró con fingido reproche — Ve y descansa, no podemos dejar la comida aquí, nosotros vamos a terminar de levantar las mesas y también vamos a irnos...sé que pasaste por mucho hoy, pero lo hiciste muy bien.


Kei suspiró suave y casi imperceptiblemente. No había sido nada demasiado importante y tampoco la única persona que había tenido que padecer un trato como ese. Era parte de su trabajo y estaban obligados a soportarlo, a fingir que nada estaba sucediendo y continuar sirviendo con una sonrisa cortés, sin embargo había sido más desagradable de lo que habría querido para el rubio menor.


Se frotó el brazo con una mano, fuerte, lo suficiente como para percibir claramente un ligero ardor sobre su piel. Lo había hecho mejor de lo que creyó, pero aún no y no podía negar que sus niveles de estrés y ansiedad habían alcanzado su punto máximo en algún momento. Era desagradable.


— Llámame si necesitas un poco más de ayuda — enderezó el cuerpo y echó un rápido vistazo por el salón, solo unos cuantos murmullos aislados podían percibirse, la mayoría estaba centrado en su trabajo, sin embargo aún había mucho que hacer — ¿Qué pasa con ese chico? — señaló a Hinata, estaba levantándose nuevamente con una expresión confusa en el rostro, luego volvió a dejarse caer sobre aquel cómodo rincón — Si dejas que se quede ahí alguien podría tropezar y caerse.


— ¿Preocupado? — la sonrisa de su hermano le pareció algo confusa ¿No era obvio que iba a ser un desastre? Pensaba que Akiteru debería estar más preocupado — El jefe de cocina ya debería haber enviado a alguien por él, estuvo regañándole mucho hace rato...pero creo que le agrada bastante.


— Entiendo...— avanzó un paso, sin embargo la voz de su hermano lo hizo detenerse abruptamente.


— Pero ¿Quieres hacerlo tú? Parece que le gustas mucho...siempre está a tu alrededor — Kei frunció el ceño ¿Qué estaba diciendo? — Creo que es un buen chico y que podría ser bueno para ti...también me da la impresión de que se llevan bien, te agrada ¿No? — la expresión del menor se crispó en una mueca extraña ¿Estaba insinuando lo que creía? ¿Por qué? ¿Por qué su único hermano querría arrojarlo a esa esquina? ¿Por qué querría hacerse eso a sí mismo? — Santo cielo, Kei...ya deja de mirarme así, es aterrador....ya entendí, es un no ¿Verdad? Está bien, lo siento...pero entonces tal vez Yamaguchi...— esta vez frunció el ceño y Akiteru se tensó — No, está bien...no es el momento.


Kei suspiró, no era el tipo que apuntaba a cazar un Omega. Algo como el matrimonio no estaba en su plan de vida, aunque su padre lo había mencionado una o dos veces antes. Con los contactos que se había garantizado a lo largo de su trabajo podría ser posible, pero prefería pasar de algo como eso...no era bueno para nadie de todos modos — Voy a mi habitación...descansa tú también antes de que sigas diciendo cosas extrañas.


Comenzó a avanzar ignorando la risa suave de su hermano a su espalda, recibió un par de saludos de algunos de sus compañeros en su larga travesía hacía la salida y ayudó a un par más a doblar unos manteles antes de salir. Hinata ya estaba siendo llevado a cuestas, la mirada paternal del jefe de cocina le pareció agradable, ese chico siempre causaba problemas por ahí, pero nadie podía odiarlo. Ni siquiera Tsukishima.


Salió al jardín. El edificio que fungía como salón de fiestas estaba separado de la residencia principal por varios metros. Parecía mucho más imponente y grande bajo el silencio de la noche y su estructura aún más magnífica cubierta de esas tenues luces. Como un místico castillo oculto en un bosque de hadas. Era toda una maravilla, tenía que admitirlo, tan tranquilo, como si de pronto el tiempo se hubiera detenido o como si avanzara al mismo perezoso ritmo de la brisa que agitaba las hojas.


Sonrió suavemente al mismo tiempo que continuaba su camino lentamente y se frotaba nuevamente el brazo. Comenzaba a sentirse un poco mejor. Cerró los ojos. Más murmullos y agradables sonidos. Comenzaba a recordar algo ¿No había dicho Hinata que había algo así como un lugar secreto por aquí? Estuvo tan ocupado toda la noche que lo había olvidado por completo ¿En qué dirección?


Se detuvo, estaba justo a su izquierda — La fuente y...— había muchos arbustos de grandes rosas al rededor — ¿Izquierda o derecha? — hizo una pensativa mueca tranquila, no estaba interesado, pero pensaba que podría venirle bien tener un sitio para respirar un poco sin meter en problemas a su hermano.


Pero ¿Izquierda o derecha? Hinata no había dado demasiados detalles y Tsukishima comenzaba a lamentar el no haber preguntado, sin embargo no habría querido ofrecerle el placer de verlo interesado ¿Debería dejarlo? Dudaba mucho que alguien pudiera descubrirlo siendo más de las tres de la madrugada, podría echar un vistazo rápido antes de volver a su habitación.


Avanzó, el cada vez más intenso murmullo de la fuente ahogó unos pasos ya gráciles y silenciosos. No conocía el sitio exacto, sin embargo siguió de todos modos, sintiéndose curiosamente animado a cada paso de quedaba entre los arbustos de rosas, entre lo que parecía ser un muy estrecho y casi oculto sendero sin espinas. Era un aroma agradable, sedosos pétalos de rosas y suaves hojas le acariciaban la piel del rostro, mezclándose todo con el cálido aroma de la brisa, en una esencia que pareció aturdirlo lentamente...que lo empujaba.


Había girado un par de veces, y seguido en línea recta por aquel pequeño camino ¿A dónde estaba yendo? No estaba seguro, lo más probable era que se hubiera perdido, lo más sensato sería volver y olvidarse del asunto, sin embargo sus cansadas piernas no dejaron de moverse hasta que aquel laberinto de altos arbustos arrojó a su cuerpo a un pequeño espacio oculto junto al muro que protegía la enorme propiedad.


— ¡Oh! — se paralizó, pequeños nubarrones surcaban el encendido cielo nocturno, filtrándose la intensa luz de la luna a través de estos en una obstinada caricia sobre el rostro de la durmiente y solitaria persona que descansaba sobre la única banca del lugar — ¿Amo Kuroo? — susurró Tsukishima.


Se negó a avanzar, su cuerpo paralizado en una maraña de pensamientos confusos ¿Qué estaba haciendo esta persona aquí? No sé atrevía a acercarse, no sabía que hacer además de mirarlo y dudar de sí mismo y cada posible paso. No debía permitir que permaneciera ahí ¿Verdad? Podría enfermar, esta persona también era su empleador y como su sirviente era su prioridad procurarlo y atenderlo.


No entendía la raíz de su duda. Él no era una mala persona, lo había ayudado antes ¿No? Sin embargo, no podía negar que su presencia resultaba intimidante o quizá mucho más inquietante, Tsukishima no estaba seguro sobre cómo se sentía y comenzó a sentirse molesto ¿Desde cuándo era un niño asustadizo? Habían pasado muchas cosas, pero quería hacer esto bien y volver a sentirse como él mismo, por ese motivo no podía permitirse frenarse. Podía ver esto como una prueba final.


— Señor, va a enfermarse si se queda aquí más tiempo...— avanzó lo que debió haber sido un corto espacio de dos metros de distancia y se inclinó hacia el moreno — ¿Amo? — lo llamó. Aquel Alfa arrugó suavemente el entrecejo, su nariz era algo alargada, pero agradable a la vista, no lo había notado antes. Hacía juego con ese masculino rostro — Amo Tetsurō — volvió a llamarlo.


Entonces el moreno, Kuroo abrió los ojos. Había sido más fácil de lo que imaginaba, había escuchado que los Alfa y Omega tenían sentidos más finos que las personas ordinarias. Lo miraba, unos ojos tan profundos como el latido de la luna, despertó en Tsukishima una inquietud que no deseaba sentir.


— Nariz pequeña...— susurró él, Tsukishima parpadeó tratando de decidir si realmente había escuchado eso o no — Trasero suave...


— ¿Disculpe? — alarmado, Tsukishima retrocedió un par de apresurados pasos ¿Era esto alguna clase de intento de acoso sexual? ¿Su amo estaba ebrio? Había llegado en el peor momento posible, no podía dejarlo ahí, pero tal vez lo mejor era marcharse. Apretó las manos en un puño, estaba temblando, no quería tener que pasar por algo como esto otra vez. No más — Debería volver dentro, señor — volvió a retroceder un paso.


— No, no...espera un momento — murmuró él moreno, una de sus manos se alzó hasta su rostro y se apretó los ojos, estaba un poco aletargado ¿Cuándo se había quedado dormido? ¿Cuánto tiempo? Había dicho algo bastante indigno y tonto ¿Verdad? — Me disculpó si te asusté o si te hice sentir atacado...no era mi intención — se masajeó el cuello, había elegido un lugar incómodo para quedarse dormido — Creo que estaba hablando dormido, no estaba tratando de insinuar o hacer nada — trató de sonreírle ¿No era esta la misma persona que había conocido anoche? De verdad era muy alto y su rostro muy fino.


— Entiendo — el rubio trató de devolverle la sonrisa, no parecía un ebrio, pero no estaba seguro de que debiera quedarse ahí o de que lo quisiera — La noche no es fría, pero no creo que sea un buen lugar para dormir...señor, podría enfermar.


Kuroo arrugó la nariz ¿Señor? No creía que esa palabra le gustara demasiado — Eres Tsukishima ¿Verdad? Pregunté antes al jefe de mayordomos...tu hermano — el rubio asintió, su nombre era bastante bonito también. Este chico parecía estar cubierto de un dorado brillante — Esta bien si no eres tan formal conmigo.


— ¿Disculpe?


Los labios de Kuroo formaron una mueca. No iba a llegar tan lejos como para pedirle que lo llamara por su nombre o algo así. Podría hacer que Tsukishima se sintiera más incómodo de lo que ya estaba, pero una excesiva formalidad tampoco le gustaba — No soy tan viejo como para ser llamado señor — la palabra "amo" también se sentía como demasiado, quizá se debía a qué había pasado mucho tiempo con Bokuto, pero no quería sentir que era superior a sus sirvientes — No me siento muy cómodo con la formalidad excesiva.


Tsukishima lo miró con confusión ¿No quería que fuera tan formal? ¿Con que motivo? Sintió que debería sentir recelo, sin embargo le pareció que era algo que Kuroo diría. Era lo que pensaba y apreciaba ese gesto, la mayoría estaría dispuesto a castigarlo por no mostrar el respeto debido, pero no creía que fuera posible que siguiera esa sugerencia. No quería hacerlo, al menos no del todo, sin embargo había algo que si quería hacer.


— Sobre lo que pasó en el salón...— avanzó un corto paso en dirección al moreno. Tsukishima no era un malagradecido — Gracias por ayudarme — incluso si no lo sabía jamás o si parecía poco, lo había salvado de un colapso nervioso...le había devuelto la estabilidad.


— ¡Oh! No hay problema, no apruebo ese tipo de comportamiento...— se levantó de su asiento, había escuchado que estaba esperando a alguien antes, pero esta persona no se presentó. Debía ser una alguien realmente importante para él si se había quedado hasta tarde solo por él o ella — Si algo vuelve a pasar, no dudes en hacérmelo saber ¿Está bien? Voy a encargarme de todo.


— Es muy amable de su parte — le ofreció una reverencia cortés como agradecimiento, comenzaba a sentirse menos tenso. Su nuevo amo parecía alguien amigable, sin embargo Tsukishima no estaba bajando la guardia — Voy a asegurarme de hacerle saber si algo sucede.


Volvió a ofrecerle una reverencia en un muy agradable y fluido movimiento como una despedida, había escuchado que este chico venía de una escuela muy famosa. Sus padres no estarían conformes con nada más que lo mejor, esa digna figura, cada uno de sus movimientos, su presencia, incluso su apariencia física era muy agradable a la vista, lo hacía a pesar de que su aspecto era el de alguien cansado y algo desarreglado ahora mismo.


Sonrió.


— ¿Puedes esperar un momento? Hay algo que quisiera preguntarte...— el rubio se detuvo, su cuerpo estaba a punto de perderse entre los matorrales. Se giró para mirarlo ¿Cómo debería decir esto? — ¿Tienes alguna clase de preferencia...o gusto en específico...por, ya sabes...personas?


— ¿Disculpe? — duda y recelo se dibujaron en el rostro de Tsukishima ¿Por qué sentía que la dirección que esta conversación estaba tomando no era buena para él? No le gustaba — ¿Está tratando de decirme algo con eso? — o de insinuar algo que quizá el rubio no quería escuchar.


— No o, quiero decir...si, algo así...lo que pasa es que un amigo te vio antes y...creo que estaba un poco interesado en conocerte...y pensaba que podría presentarlos.


¿Amigo? ¿Una presentación? ¿Con que propósito? Si estaba hablando de un amigo suyo, entonces debía estarse refiriendo a otro Alfa ¿Verdad? No tenía nada en contra de los de su clase, sin embargo los aristócratas en espacial podían llegar a ser excéntricos, caprichosos...y peligrosos. Estaban acostumbrados a obtener lo que deseaban, tenían la fuerza para conseguirlo, los veían a ellos como escalones o herramientas. No podía imaginarlo queriendo ser amigo de un sirviente como él, era imposible y la única explicación que podía encontrar hacia al repentino interés de esa persona estaba lejos de inclinarse a sus habilidades como sirviente ¿No?


No podía culparlo por tener esa clase de interés. Lo quisiera o no, fuera bueno o malo, algunos beta de la clase sirviente tenían ese tipo de reputación, existían escuelas que instruían a sus alumnos en ese tipo de artes. Algunas personas se esforzaban demasiado por complacer a los Alfa, en todos los sentidos. Eran situaciones que sucedían y tanto él como su hermano, y probablemente cualquier otro destinado a la servidumbre, había tenido que pasar por una situación de este tipo. Sin embargo Akiteru decía que incluso las personas como ellos tenían derecho a tener orgullo.


— Lo siento, señor...pero no ofrezco esa clase de...de servicio — hacía mucho tiempo que no se sentía tan digno u orgulloso, había pasado demasiado, sin embargo Tsukishima no quería ser menospreciado — Si está tan interesado en algo como eso, entonces quizá debería tratar de buscar en un lugar más apropiado, señor — le hizo una reverencia — Me retiro, descanse, por favor.


— ¿Servicio? No, no se trataba de...— Kuroo negó con la cabeza. Comenzaba a darse cuenta de la magnitud de sus palabras y sintió pánico. Esa jamás fue su intensión, no trataba de ofenderlo así. Comenzó a sentirse agitado, tenía que disculparse, esta clase de malentendidos no le gustaban, no era ese tipo de persona — ¿Puedes...puedes esperar un momento? — avanzó grandes y veloces zancadas en dirección al rubio, algo en él le decía que si no se apresuraba entonces no podría hacer mucho. Tenía que hacer esto ya, necesitaba detenerlo y le sujetó rápidamente la muñeca.


Entonces, como una reacción automática, el cuerpo de Tsukishima se tensó. Kuroo nunca había visto hombros tan rígidos antes, nunca pensó que alguien podría reaccionar así, tan frenético o tan desesperado solo por algo como esto. Él se agitó con violencia, notó el pánico en su mirada, ni siquiera lo había sujetado tan fuerte, no trataba de acorralarlo o atormentarlo, pero este chico estaba en pánico. Retrocedió, la respiración pesada, tembló, de una forma que lo había llevado a abrazarse a sí mismo y ceder al peso de su ansiedad ¿Por qué? ¿Que estaba sucediendo? ¿Que había hecho?


Para ese punto el moreno estaba tan confundido y alarmado que, aunque parecía algo contraproducente, solo pudo sujetarlo para evitar que se hiciera daño con los arbustos de rosas y caer de rodillas al suelo. Había hecho algo terrible aquí ¿Verdad? Kuroo de verdad estaba en pánico, pero este chico, Tsukishima, parecía estarlo aún más...tanto que no sabía qué hacer.


— No me...no me toque — susurró el rubio, su cuerpo ligeramente encogido y una mirada tan tambaleante como su propio cuerpo — No me toque.


Kuroo abrió y cerró los labios sin saber que decir, estaba confundido y en shock. Automáticamente alzó ambas manos y se alejó alrededor de un metro del rubio. Él respiraba suavemente y con dificultad ¿Estaba bien? ¿Lo lastimó? Los Alfa podían ser físicamente más fuertes, pero nunca tuvo la intensión de hacerlo. Tal vez solo estaba cansado ¿Estrés? Le gustaba esa excusa, pero creía entender que podía ser más complicado que eso. Tal vez si hablaba un poco con él podría calmarlo, podría entender que no quería hacerle daño.


— Discúlpame — suspiró suavemente, sus dedos acariciaron el fresco césped — Te juro que no era mi intensión ofenderte, no estaba tratando de...— trató de acercarse. Fue un error e inmediatamente su cuerpo se movió, Tsukishima volvió a tensarse. Tenía los dedos fuertemente aferrados a los antebrazos, no se estaba haciendo daño ¿Verdad? — No estaba tratando de insinuar algo como eso, nunca fue mi intensión y creo que todo lo que dije estuvo fuera de lugar...también me disculpo por eso y si es tu deseo entonces no voy a volver a mencionarlo, fue mi error y es mi culpa.


— No...— tal vez él estaba hablando enserio. El rubio apretó y relajó suavemente los dedos, le dolía el estómago, tenía ganas de vomitar. Había tratado de manejar esto toda la noche, pero no era tan fácil como quería creer, sin embargo pensó que sería más terrible. Siempre fue insoportable y aunque no era diferente ahora, aunque fue abrumado y apenas podía respirar, aun se sentía en sí mismo — Se toma muchas molestias por un sirviente, señor.


— Bueno, te ofendí...y creo que también te asusté, lo normal es tratar de enmendarlo.


— Eso no debería...no debería importar mucho, esto no va a afectar mi trabajo.


— Supongo que no, pero...— los dedos de Kuroo volvieron a juguetear con el césped — No creo que me guste la idea de dejar las cosas así, no es muy agradable y tampoco es lo correcto.


¿Incluso si se trataba de un simple sirviente? De pronto Tsukishima tuvo la impresión de que estaba frente a una persona muy extraña. Kuroo era un Alfa de sangre pura ¿Verdad? Creía que sería más altivo y arrogante, había visto a sus padres antes. Tenía un aura similar rodeándolo, era poderosa y pesada, sin embargo también era distinto. Lo abrumaba de una manera peculiar, de una que se abría paso a la ansiedad reinante en su cuerpo...igual que el aroma de las flores que repentinamente la cálida brisa había traído consigo.


De la misma forma que esa agradable esencia.


— Tal vez solo sobrerreaccioné — Tsukishima libreó lentamente las manos, tenía los dedos un poco rígidos, pero estaba bien — También debería disculparme, fui grosero hace un momento.


— ¡Oh! No, está bien...— Kuroo alzó ambas manos — Te repito que no era mi intensión ofenderte o insinuar nada desagradable...la persona de la que te hablé es alguien agradable, pero no voy a volver a mencionarlo otra vez, no estaba pensando claramente...ha sido una noche muy larga.


Kuroo se levantó, al mismo tiempo que se limpiaba el pantalón y extendió una mano hacia el rubio ¿Debería? No estaba seguro, una parte de él lo instó a responder, no reconoció ese impulso y decidió empujarlo rápidamente antes de ser completamente consiente de este — Gracias, pero creo que puedo hacerlo solo...


Comenzó a levantarse cuidadosamente y con lentitud, quería poner un poco en orden sus ideas. Había sido mucho para procesar, había pasado demasiado desde que llegó a esta residencia, de verdad demasiado. Estaba muy agotado y aun así, una pequeña agradable chispa se encendió en su pecho. Tal vez no había sido tan malo después de todo, todo esto. Su nuevo amo parecía alguien distinto, ya sabía que no tenía que preocuparse demasiado cuando llegó a esta casa, sin embargo Tsukishima estaba más tranquilo.


Tanto como no lo estuvo en mucho tiempo y sonrió.


— ¿Estamos bien ahora?


— ¿Eh? — lo miró, el cabello del moreno hondeaba al viento, parecían finos hilos de plata con el reflejo de la luna ¿Eso todavía le preocupaba? Volvió a sonreír y Kuroo lo hizo de vuelta ¿Era así como se sentía cuando el tiempo se detenía? Algo de pronto era diferente, sin embargo nada había cambiado ¿Por qué pensó en algo como eso? Debía estar demasiado cansado si comenzaba a pensar cosas como esa. Necesitaba dormir — Estamos bien


Le sonrió de nuevo, lo hicieron al otro tranquilamente. Tsukishima ni siquiera lo había notado, no lo sabía, no había pensado en ello, pero esta fue la primera vez para él, la primera vez en mucho tiempo. Este lugar parecía más agradable de lo que imaginó en un principio...era lo que Tsukishima sentía en el pecho.

Notas finales:

>3< Gracias por leer >3<


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