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The Only One por Nova22

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Notas del capitulo:

>3< Actualización >3<

Capítulo 5


Kuroo aspiró tranquilamente el aroma del té. Había pasado un tiempo desde que tenía un momento tranquilo, un tiempo en el que fue capaz de tener un respiro, sin embargo este no era un momento en el que podía relajarse a pesar de que se encontraba en la comodidad de su hogar. Habían pasado alrededor de dos meses desde su retorno a la ciudad, comenzaba a adaptarse nuevamente a su antigua vida y a sus nuevas obligaciones, un Alfa no tenía por qué quejarse, podía manejar lo que fuera, sin embargo a pesar de que estaba tranquilo y sereno la mayor parte del tiempo o de que era capaz de mantener la cabeza fría, sentía que necesitaba un poco de tranquilidad.


Pero era todo siempre una obligación, siempre se trataba de trabajo y beneficios.


— Me gustaría discutir sobre eso en más detalle, debería informar también a mi padre y a la junta directiva...es una propuesta interesante — la persona frente a él, Oikawa Tooru sonrió con satisfacción. El negocio sobre el que estuvieron discutiendo la última media hora había captado su interés, su familia manejaba una de las marcas más conocidas a nivel mundial. Este se trataba de un trato sobre el que cualquiera estaría tentado a lanzarse, sin embargo Kuroo sería demasiado tonto si cedía tan fácilmente a una tentación tan favorable como esa. Tendrían que jugar un rato antes de llegar a un acuerdo — Voy a mantenerme en contacto contigo, podríamos reunirnos la próxima semana.


— Si mi agenda está libre — sonrió el castaño, la taza de té rozó sus labios y Kuroo se permitió sonreír, ninguno tenía permitido parecer ansioso después de todo...esto se trataba de un juego psicológico y de poder, uno donde él orgullo siempre estaba en juego. Ya no se parecía en nada a cuando eran niños — Ya tienes mi número de contacto.


— Por supuesto — Kuroo sonrió detrás de su taza de té. Tomó un sorbo, fue un dulce y delicado sabor vibrando en el aroma de las flores de ese amplio jardín — Si tengo que ser franco contigo, este es el mejor trato que nos han ofrecido en este último mes.


Oikawa emitió un suspiro al mismo tiempo que apoyaba el codo sobre la mesa en un gesto relajado que no era propio de la atmósfera pesada y seria que los rodeaba minutos atrás — Mi padre dijo lo mismo, no es del tipo que elogia a alguien a menudo...así que tuve que verme obligado a tomar mi precioso fin de semana para venir hasta aquí — el castaño volvió a suspirar, incluso si no estaba entusiasmado había preparado un resumen increíble...digno de una reputación como la suya — ¿Podríamos evitar ir a beber cuando cerremos el trato?


— ¿Sigues siendo malo con el alcohol? — Oikawa arrugó la nariz, la respuesta estaba ahí, pero también una seguridad digna de un Alfa — Si sigues evitándolo nunca va a cambiar — sin embargo podría tratar de ayudarlo...o no, le gustaba tener ese tipo de destino en sus manos, podría molestarlo después.


Oikawa volvió a hacer una mueca ¿En serio no había mejorado su tolerancia en todo este tiempo? Ya no eran adolescentes — Como sea, probablemente vas a llamar el martes así que debería prepararme para todo lo demás.


— Estás demasiado confiado.


— Supongo que odiarías llamar justo después de presentar mi propuesta...nadie quiere parecer desesperado.


Kuroo sonrió, esa era una gran demostración de arrogancia y seguridad ¿Debería decirle que el hijo de su principal competidor había presentado una propuesta tan buena como la suya? Tenía curiosidad por saber cómo eso podría desestabilizarlo, pero la noticia iba a llegar a él tarde o temprano y a Kuroo le gustaba la tortura lenta. Iba a estar muy feliz de recibir una llamada suya cuando esa noticia llegara casualmente a sus oídos, ya tenía ganas de saborear los beneficios.


— Debería marcharme, mi tiempo sigue siendo valioso, pero...— Oikawa hizo amago de levantarse, sin embargo detuvo elegantemente sus movimientos ¿Aún tenía algo más para decir? El castaño no era el tipo de persona que perdería su tiempo en una charla trivial cuando podría ir y ser adorado en otra parte en su tiempo libre — Tienes una vista agradable.


Kuroo alzó una ceja ¿Qué se suponía que eso significaba? Claramente este tipo no estaba hablando del precioso jardín que los cobijaba y solo bastó con que siguiera aquella intensa mirada castaña para descubrir a que se refería. Parecía que alguien había captado su atención y robado su interés. Tsukishima debía estar encargándose del jardín en la rotación del calendario de esta semana, su vestimenta era un poco más ligera a diferencia de los sirvientes que se movían en el interior, resaltaban una figura que ya sabía que era agradable a la vista.


Hablaba con dos de los sirvientes que también tenían esa tarea en sus manos, pero ¿Cómo debería decirlo? Ese chico, Tsukishima ya era alguien que simplemente destacaba y debía saberlo tan bien que Kuroo casi fue capaz de notar la tensión sobre sus hombros.


— No sabía que eras de ese tipo — Kuroo carraspeó, aquel sonido fue capaz de llamar fugazmente la atención de Oikawa, este sonrió, se sintió como si ya lo hubiera marcado como a su objetivo — ¿Podrías dejar tranquilos a mis sirvientes?


— O tú podrías llamarlo, me gustaría hablar con él un momento si no te molesta...me gustan las cosas agradables — Kuroo apretó los labios. Al menos estaba siendo lo suficientemente cortés como para pedir su permiso, sin embargo eso no cambiaba demasiado para el moreno, la respuesta era la misma para él — ¿Qué pasa? ¿Ya lo tomaste para ti?


Kuroo frunció el ceño — Por supuesto que no, es uno de mis sirvientes y todo lo que hace es el trabajo al que fue asignado.


— Entonces no deberías tener ningún problema en presentármelo ¿No? — Oikawa insistió, la sonrisa en su rostro era una brillante que no le gustó — Todo lo que quiero es una charla educada, me gustan los buenos tratos y a ellos también.


Kuroo miró en dirección a Tsukishima, su hermano parecía haberse acercado a hablar con él. Luego miró a Oikawa, su mirada no había cambiado demasiado, no le extrañaba que el rubio hubiera captado su interés, parecía alguien muy popular. La última persona que estuvo en el lugar del castaño también demandó una charla con él, pero hacérselo saber solo alimentaria un espíritu competitivo que nadie necesitaba en este momento.


— No es ese tipo de sirviente, Oikawa ¿Podrías hacerme un favor y dejarlo tranquilo?


— ¿No confías en mí?


Kuroo se apretó el puente de la nariz — No se trata de eso — lo miró. Tampoco había escuchado que fuera el tipo que iba hasta un extremo por lo que quería, era alguien caprichoso, pero sensato. Si Tsukishima lo rechazaba no debería haber ningún problema, dejarlo conocerlo podría ser lo mejor, pero no quería exponer al rubio a algo que podría ser desagradable — No es ese tipo de sirviente, ya te lo dije...su escuela es respetable así que permítele hacer su trabajo tranquilamente, no lo molestes.


Oikawa alzó una ceja, lo miraba en silencio y una tranquilidad que no le parecieron muy propias de la situación. No iba a insistir más con esto ¿Verdad? Sería demasiado solo por un sirviente, no estaba tratando de menospreciarlos ni nada parecido, pero la mayoría no los tomaba mucho en cuenta más allá de lo que podían o no ofrecerles.


— Ya estás durmiendo con él ¿Verdad? Si era así, solo tenías que decirlo...tampoco estoy tratando de quitarte tus cosas.


— Por supuesto que no es así — suspiró Kuroo. Tenía sus propias razones para esto, Tsukishima era uno de sus sirvientes y también alguien a quien quería llamar amigo, no una cosa de su propiedad — ¿Podemos dejar esta conversación hasta aquí? — sugirió, comenzaba a dolerle la cabeza — Creí que ya tenías un amante.


— Algo así — Oikawa suspiró y con ello, Kuroo esperó que esto hubiera terminado — Como sea, es una lástima, lo habría tratado bien, pero...— miró hacía el rubio y sonrió — Bien por ti, tiene una figura agradable y un rostro bonito, pero no parece frágil...odio cuando se ven delicados — se levantó de la mesa, el moreno sintió que tenía mucho que decir al respecto, este no era el tipo malentendidos que le gustaran, pero al menos había terminado y por ahora estaba satisfecho — Te veré después.


Oikawa lanzó una última mirada a Tsukishima y sonrió, su mano agitándose en su dirección en un saludo que el rubio respondió con una reverencia impecable que a Kuroo le pareció rígida. Sintió que quería acercarse a hablar un poco con él, o tal vez disculparse, sin embargo sus visitas no habían terminado y mientras un sirviente escoltaba al castaño hacía la salida, uno más acompañaba a su nuevo invitado; Bokuto.


Kuroo se levantó inmediatamente para ir en su encuentro, solían verse muy a menudo, sin embargo eso no cambió el hecho de que estuviera sonriendo debido a su presencia o que se permitiera saludarlo fuera del formalismo de un anfitrión. El moreno ya estaba cansado de fingir dignidad y sabía que Bokuto encontraba algo como eso tonto a pesar de también ser un Alfa. Era el tipo de persona con el que podía relajase fácilmente, incluso alguien con quien podría permitirse bajar la guardia sin problemas...la otra persona era aquella que aún se encontraba cruzando palabras con el mayordomo principal y quien parecía también haber captado la atención de su bicolor amigo. 


— ¿Vas a decirme que también estas interesado? — murmuró Kuroo con resignación al mismo tiempo que se sentaba.


Bokuto gradó silencio por un rato y se volvió para mirarlo, de alguna forma su expresión era una más pensativa de lo que creía ¿Estaba de verdad interesado? Antes lo había negado, pero podría entender si su opinión hubiera cambiado — Creo que he visto su rostro en algún otro lado, pero...— hizo una mueca, el moreno estuvo tentado a preguntar el significado de sus palabras, sin embargo el suspiro de Bokuto se anticipó a sus acciones y el flujo de la conversación caminó en una dirección distinta — Tu casa sigue dando tanto miedo como la última vez ¿Has pensado en mudarte a un departamento tranquilo? — el bicolor tomo asiento frente a Kuroo, un sirviente había reemplazado la vajilla por una nueva y servía el té, de verdad quería preguntar qué era lo que estaba diciendo antes, pero se convenció a si mismo con la idea de que debió ser nada — El edificio que visité ayer tiene una vista increíble.


Kuroo negó con la cabeza a su amigable sugerencia, sabía que él estaba entusiasmado con esto, pero era complicado y no tenía tanta de la libertad de la que Bokuto gozaba a pesar de que no era imposible. Iba a ser muy problemático — Tal vez después, pero cuando lo haga va a ser...ya sabes...


— ¿Matrimonio? — le sonrió, sabía que Bokuto no quería que fuera considerado con él, pero después de lo que había pasado en el cumpleaños de su madre, él había estado un poco menos enérgico que de costumbre. Era más duro de lo que Kuroo creía y aún deseaba poder hacer algo más para ayudarlo a pesar de que era cuestión de tiempo...uno muy largo — ¿Todavía no responde tus llamadas y ya estás pensando en matrimonio? No sabía que fueras tan optimista.


— Sigo trabajando en eso.


— Bueno, todo debería estar bien ¿No? Ustedes ya están comprometidos.


— No es tan simple, es mucho más especial que eso — dijo. No sé trataba de una persona cualquiera, no era un juego o una relación pasajera. Kuroo sabía que fue un idiota en todo este tiempo, sabía que él tenía razones de sobra para estar molesto y para evitarlo, pero al menos quería una oportunidad para mostrarle que estaba comprometido con esto y para hacer las cosas de la forma correcta. Sin embargo no había noticias suyas — Pero tal vez estoy un poco desesperado.


Bokuto sonrió con un poco de culpa — Estaba tratando de fingir que no lo había notado.


Kuroo le devolvió la sonrisa — Siempre puedo contar contigo ¿Verdad? — de pronto comenzó a preguntarse cómo estaría manejando esto o como sería ahora sí Bokuto no estuviera aquí. Antes no era tan abierto o paciente y quizá no se habría molestado por algo que sería un hecho en el futuro. Era demasiado orgulloso — Gracias por eso.


— Voy a ayudarte a hacer algo increíble para impresionarlo cuando esté de vuelta ¿Está bien? — Bokuto tomó una de las galletas que se encontraban sobre la mesa — No va a tener dudas después de eso, te lo prometo.


Tal vez podrían asustarlo más. Su Omega era alguien tranquilo, sin embargo podrían tratar de idear algo juntos. Dos cabezas pensaban mejor que una, además sería bueno para los dos pasar un poco de tiempo después de todo lo ocupados que estaban y de lo que había pasado — ¿Quieres hablar de eso?


— Quiero hablar de eso — dijo — No me gusta la idea de seguir evitándolo...no tiene mucho sentido.


— ¿Quieres salir a otro lado? Todavía es muy temprano para beber, pero conozco un lugar agradable...también es discreto — aunque estaba seguro de que algo como lo de la última vez no se iba a repetir — Todo lo que he hecho en esta semana es hablar de negocios, también necesito un respiro — Bokuto sonrió, parecía que era un trato.


Estaba feliz por tener al fin un poco de tranquilidad y tiempo para sí mismo. No estaba tratando de decir que quería huir, este era su hogar, sin embargo no siempre se sentía como uno. Volteó en la dirección donde Tsukishima se encontraba, estuvo evitándolo desde su conversación con Oikawa, por razones obvias, pero el castaño tampoco estaba tan equivocado; rodeado de flores ese chico era una visión agradable...muy agradable.


*****


Fuera, el tránsito de la ciudad le pareció un ritmo tranquilo y melancólico, como una melodía apagada y serena que era capaz de absorber sus sentidos. Era agradable. Nunca había prestado demasiada atención a eso, Akaashi sabía que cualquiera en su posición estaría más ocupado admirando la grandiosa elegancia del restaurante en el que se encontraba o disfrutando de la música que llenaba el lugar, esto último era una de sus más grandes pasiones, sin embargo su concentración era un poco inestable últimamente. Su estado de ánimo tampoco era muy bueno, no se sentía muy bien, trataba de no pensar en eso, trataba de dejarlo atrás, de olvidarlo, sin embargo lo atormentaba cada vez más.


— ¿Hay algo mal? ¿La comida o el lugar no son de tu agrado?


Akaashi se agitó suavemente sobre su asiento y volvió la mirada hacia su acompañante, Sakusa, y le regaló una sonrisa suave; era mucho mejor cada vez que lo miraba a los ojos, sin embargo últimamente era más difícil — El lugar es precioso y la comida increíble, todo es perfecto...gracias por invitarme — tomó un trozo del filete en su plato, era suave, tierno, jugoso y el vino lo hacia una compañía muy agradable, este lugar había sido reservado solo para los dos. Era muy extravagante, pero le hacía sentir entusiasmo.


— Sé que has estado ocupado, tu madre me habló sobre eso.


Sakusa tomó un sorbo de vino, su estoica elegancia era una de las cosas que más gustaban a Akaashi. El moreno mayor tenía un aura de madurez que le estremecía la piel, era tan atrayente que lograba avergonzarlo cada vez que se perdía en él — ¿Lo hizo? — sonrió con resignación — Tenía pensado hablarte sobre eso esta noche, es la primera vez que intento algo como esto...sé que la orquesta filarmónica es exigente, es un nivel más alto al que estoy acostumbrado, solo tienen a lo mejor, pero aceptaron hacerme unas pruebas después de postularme — sonrió con más entusiasmo. Fue increíble que volvieran a llamarlo, todavía no sabía cómo tuvo el valor de solicitar una oportunidad — Me programaron para la próxima semana, el violín es el instrumento que mejor manejo...pero todavía no sé lo que va a pasar.


— ¿Estás seguro de eso? — Sakusa agitó su copa de vino, el rojizo líquido bailando una lenta danza cadenciosa — La orquesta filarmónica es un grupo grande ¿Qué crees que es lo que pasa cuando uno de sus miembros tiene una resolución tan pequeña o avanza con sentimientos a medias? El error de uno es el de todos y también una invitación al fracaso...todo lo que has hecho hasta ahora ha sido presentarte como un solista ¿Estás seguro de que puedes cargar con una responsabilidad tan grande?


Akaashi se tensó — Eso...es verdad, es la primera vez que trato de hacer algo como eso, pero tengo esta oportunidad y no sé si quiero dejarla ir.


— ¿Puedo preguntar qué fue lo que te llevó a querer intentarlo? Creí que te gustaba trabajar como solista.


— Yo también, pero...— sonrió, sus sentimientos eran complicados. El mundo en el que se movía era competitivo especialmente para los Alfa y Omega, a decir verdad Akaashi nunca tuvo muy buenas experiencias en el pasado y eligió un sitio seguro para hacer lo que amaba, pero tal vez no estaba tan satisfecho como pensaba. Lo notó aquella noche, en la fiesta de la familia Bokuto — Alguien que conocí me dijo que mi presentación le había robado el corazón...lo llamó arte, dijo que fue como si el universo también cantara, él y su esposa fueron muy amables conmigo — el joven bicolor también había dicho algo que lo hizo sentir abrumado y orgulloso, y pensaba que quería que hubiera más personas que sonrieran así, que se sintieran de esa manera...que pudieran amar aquello que él también amaba — Estuvieron animándome y me dieron esta oportunidad.


— ¿Así que quieres intentarlo porque alguien te lo dijo?


— No, por supuesto que no — el moreno menor se mordió el interior de la mejilla y apretó los cubiertos en sus manos. No sentía que esta situación debería haber sido así, estaba imaginando algo diferente, en su lugar se sentía como si estuviera siendo empujado. Fue un poco extraño — Yo solo no quiero quedarme en el mismo lugar para siempre...me gustaría...quisiera...— sonrió suavemente — Quiero ser capaz de hacer que mi música llegue a todas partes...no quiero tener ningún remordimiento, esta es una oportunidad que solo voy a tener una vez en la vida.


Akaashi no era el tipo de persona que tenía mucha confianza en sí mismo, él conocía sus carencias mejor que nadie, sabía que era la primera vez que se atrevía a algo tan grande como esto...sabía que podía fallar, pero no estaba arrepentido.


— Entiendo, supongo que es algo que ya decidiste — Sakusa volvió a tomar un sorbo de vino, no podía ver mucho en la expresión de su rostro, ni molestia o preocupación. El ambiente que los rodeaba tampoco era malo — Puedo ver que reconocen tus habilidades, pero no necesitas preocuparte por lo que suceda o no...vamos a casarnos y cuando eso suceda voy a necesitarte a mi lado, es un trabajo mucho más exigente de lo que hemos hecho hasta ahora y va a cambiar mucho de lo que conoces.


El menor bajó la cabeza. Eso podía ser cierto. Al final de cuentas Akaashi no sabía si tendría el talento necesario para conseguir tal hazaña, esa compañía era conocida por su alto nivel de exigencia. Había muchas personas que podrían tener mejores habilidades que las suyas, que eran más dedicados, que amaban la música más de lo que él o que tenían más experiencia y fluidez. Tampoco podía olvidar su futuro compromiso y todo lo que implicaba, quería formar una familia con la persona que amaba y eso también significaba hacer algunos sacrificios. Estaba por convertirse en el compañero de alguien que era muy importante, tenía que apoyarlo en todo lo que pudiera en el futuro y no tendría tiempo para la música o para dedicarse a ella de lleno.


Lo entendía y tal vez no estaba pensando tan claramente como creía, quizá había hecho mal al no consultarlo primero con él.


— Lo siento — el mayor se inclinó y sujetó la barbilla de Akaashi entre sus dedos — Tal vez no fue la mejor forma de decirlo, solo quería que supieras que estoy esperando por ese momento...antes no me hablaste sobre este asunto y creo que me inquieta, tu siempre me dices todo.


Akaashi parpadeó, sus dedos abandonaron el tenedor y buscaron el calor de la mano que le sostenía la barbilla hasta entrelazarse estas — No, no era mi intención tratar de ocultarte nada...fue solo un impulso y la verdad no quería...no quería ilusionarme y crear expectativas antes de tiempo — le sonrió con remordimiento, tal vez no lo había hecho de la mejor manera y debió haberlo pensado mejor. Nunca fue así de impulsivo — También lo siento, no quería que sintieras que estaba excluyéndote o que nuestro matrimonio era poco importante...— la sonrisa de Keiji cambió a una más dulce y con ello sus mejillas también se encendieron — También estoy esperando porque ese momento llegue.


Sakusa apretó el agarre que los unía. Las emociones de ambos estaban en ese agradable y dulce calor, Akaashi lo percibía en el cada vez más tranquilo y pacifico latido de su corazón, y sabía que no existía música más hermosa que esta. Había pasado un tiempo y la verdad era que todavía no se sentía del todo bien, su relación se había mantenido cubierta de tintes de tensión después de la noche que solo quería olvidar y su mente estaba constantemente absorta, más confusa.


Sin embargo, cuando estaba con Sakusa todo cambiaba, como si estuviera inmerso en él, en su mirada y todo lo que lo hacía sentir con tan solo su presencia. Sus emociones eran absorbidas, olvidaba todo, sonreía, gritaba su corazón en cada latido, como el anhelo que siempre estaba ahí. Era tan natural, tan correcto, su lugar, el mundo al que pertenecía y al cual quería proteger, pero la verdad era que también estaba avergonzado, profundamente avergonzado por desear a un hombre que no era él...por permitirse ser corrompido.


Incluso se había atrevido a mentirle, nunca sucedió nada como esto, no le gustaba, no lo entendía. Su pequeño mundo estaba tambaleándose y estaba asustado.


— ¿No te estás sintiendo bien? ¿Quieres que vayamos a otro lugar? — el moreno le besó el dorso de la mano, un pequeño estremecimiento fue la respuesta de su piel a ese agradable estimulo — Todavía es temprano.


— Si, es temprano...— murmuró Akaashi, sus dedos regalaron una caricia dónde aquel contacto aún latía. Salían a menudo, pero no había podido hablar a solas por mucho tiempo últimamente, las reuniones a las que asistían podían ser algo demandantes. Estaban tratando de forjar una buena imagen y para alguien como Keiji, que no estaba acostumbrado a ese tipo de cosas era difícil. Le gustaba más cuando estaban a solas o cuando eran solo los dos, pero esta noche no se sentía muy bien — Me gustaría volver...mañana tengo que ensayar temprano, lo siento.


— ¿Todavía piensas presentarte a esa prueba?


— Yo...— apretó los labios — Quiero hacerlo...— al menos quería intentarlo; entendía lo que Sakusa quería decirle, también sabía que su talento podría no ser suficiente, que no era único en el mundo, pero esa oportunidad estaba ahí para él — Está bien ¿Verdad? Antes dijiste que también vas a estar libre mañana en la noche.


El moreno mayor lo miró en silencio por un instante, sin embargo sonrió suavemente para él.


No tuvieron muchas complicaciones para salir del local, estaba reservado solo para los dos y el auto estaba esperándolos fuera, dónde una tranquila brisa anunciaba la llegada del verano. Era agradable y Akaashi sintió que tenía ganas de caminar un rato. Era una noche tranquila y él necesitaba pensar un poco, quería poner en orden sus ideas, sin embargo no se atrevió a sugerir tal cosa y abordó vehículo una vez la puerta fue abierta para él.


Suspiró y su mirada se perdió entre el tráfico, en cada edificio, pintoresco negocio y grupo de personas que surcaban las calles. No recordaba haberse sentido así jamás, antes todo era mucho más simple, nada era complicado. Entendía lo que sentía, sabía que era lo que quería, lo esperaba con todo el corazón. No existían este tipo de emociones conflictivas, nunca se sintió tan ausente y tan melancólico, nunca mintió, nunca se sintió así se atrapado o así de solo.


Alzó la mirada, el reflejo de Sakusa a través del espejo de la ventana le arrancó una sonrisa. Lo miraba intensamente, como si lo fuera todo en el mundo para él y Akaashi se sintió de esa manera, como su todo, como algo que solo podía pertenecerle a esa persona.


— Me miras demasiado — volteó, estaban lo suficientemente cerca como para tocarse, lo suficientemente como para que la mano de Sakusa le acariciara el rostro, deslizándose sus dedos lentamente hasta que su pulgar le tocó los labios. Sabía lo que estaba pensando, sabía que lo deseaba y el estómago de Akaashi ardió — ¿Pasa algo?


— Quería preguntarte lo mismo — se inclinó hacia él, Akaashi hizo lo mismo por puro instinto y suspiró a la caricia de los labios de Sakusa sobre la sensible piel de su nuca — Estás más callado de lo normal — un suspiro. Ese aliento entrecortado le acarició la piel, el estímulo de placer casi fue suficiente para que quisiera dejar atrás su racionalidad, para que quisiera olvidar dónde se encontraban y lentamente se aproximó en busca de ese calor. Más, más y más, hasta que solo fuera capaz de pensar en él — ¿Está sucediendo algo que no me has dicho?


Akaashi separó lentamente los párpados ¿Cuándo su corazón se había disparado de esa manera? Aferró las manos al pecho de Sakusa y le apoyó la cabeza contra el hombro, no creía que pudiera verlo a los ojos, no ahora, sin embargo se forzó a sí mismo a alzar la cabeza.


— No es algo tan importante — comenzó a hablar. Sin embargo se detuvo y un nudo le apretó el estómago — Podría decirse que conocí a alguien — Sakusa alzó una ceja, Akaashi quería reír a la expresión de su rostro, pero de una forma u otra no estaba mintiendo — Hace dos meses en una fiesta, hubo un sirviente con el que estuve hablando...creo que es alguien agradable y un buen chico — sonrió. Alguien estaba tratando de molestarlo y Keiji decidió ayudarlo. Era alto, rubio y adorable, el chico estaba un poco alterado, pero consiguieron entablar una conversación y aunque los dos no eran seres muy sociales, parecía que habían logrado sentirse cómodos con el otro — Era un sirviente de la residencia, es un poco más joven que yo, pero fue muy fácil hablar con él.


¿Tal vez podrían ser amigos? Lo pensó, pero no tuvo el valor de decírselo, además era muy pronto y probablemente sería raro. Akaashi no tenía ninguna persona a la que fuera cercano a demás de Sakusa, no existía nadie a quien pudiera llamar amigo a excepción de su madre, sin embargo había ciertos temas que no podía tocar con ella.


— No deberías relacionarte demasiado con los sirvientes, no es necesario — Akaashi sonrío con amargura. Tal vez iba a parecer raro a ojos de otros. La mayoría solo les dirigía la palabra para darles órdenes y era como si no existieran para otros la mayor parte del tiempo, también había escuchado ciertas historias y notado como otros lo miraron solo por haber acaparado la atención de aquel chico esa noche. No estaba bien, pero fue la primera vez que se sintió menos fuera de lugar en un lugar como ese...o quizá la segunda — Hay personas mucho más adecuadas para ti, pero si lo que estás buscando es un sirviente personal, entonces puedo arreglarlo para ti.


— ¡Oh! No, no se trata de eso — negó con la cabeza — Solo pensaba que era un buen chico, lo vi otra vez hace tiempo...en otro lugar y pensaba que era una lástima que no hubiera podido preguntarle su nombre.


— ¿Dónde lo viste?


— ¿Dónde? — el auto de balanceó suavemente y se detuvo frente a un semáforo ¿Por qué sentía que estaba siendo empujado otra vez? ¿Por qué le apretaba tanto el pecho? — En el hospital, fue cuando te dije que no estaba sintiéndome bien...él también estaba ahí, dijo que estaba teniendo un resfriado y eso fue todo de lo que hablamos — Akaashi se encogió bajo la mirada contraría — ¿Hay algo mal? — se le agitó el corazón.


No estaba tratando de hacer nada raro, pero el ambiente era más pesado de lo que recordaba, hasta un punto en el que Akaashi no estaba seguro de que pudiera soportar más de ese silencio — No, no se trata de eso — él le sonrió, todo estaba bien ¿Verdad? — Solo me tomó por sorpresa, pero ¿Estás seguro de que necesitas algo como eso? Puedes tener todos los sirvientes que quieras después.


¿Sirvientes? Akaashi no se sentía muy cómodo con la idea de tener algo como eso, no se trataba de ese tipo de cosas. La verdad nunca pensó en relacionarse con alguien más de forma amistosa, siempre fue así para él y no le importaba, tenía a Sakusa a su lado y siempre fue todo lo que necesitó. Nadie pertenecía a su mundo más que ellos, no necesitaban nada más, tal vez esto solo se trataba de la distancia que se vieron obligados a tomar debido a sus deberes o a esa constante melancolía. Se sentía diferente desde hace un tiempo.


Sakusa tenía que encargarse del negocio de su familia y el tiempo que solo era para los dos se dividió en labores sociales. El moreno mayor podría tener razón, todo era caótico para Akaashi y sus ideas debieron haberse mezclado, pero al final de cuentas siempre fueron los dos y era así como quería que fuera siempre. No necesitaban nada más si se tenían al otro.


Pero todavía pensaba que era una lástima.


— No es tan importante — sonrió. Sakusa siempre quería hacer todo lo que estuviera en sus manos por él, para complacerlo y cuidarlo, se preocupaba demasiado — No necesitas hacer nada como eso...todo está bien, es solo que es la primera vez que conozco a alguien que me agrada, pero no creo que vaya a volver verlo otra vez...y tampoco importa mucho, es solo un sirviente ¿No?


Sakusa sonrió y lo envolvió entre sus brazos, sin embargo Akaashi no se sintió tan bien como debería. Cerró los ojos, había demasiado en su cabeza como para que pudiera llegar a un acuerdo consigo mismo. Estaba inquieto, pensativo y tal vez algo malhumorado. Solo quería que se detuviera y lo besó, se atrevió a hacerlo con timidez y el mayor reclamó sus labios en una oleada de calor, con todo su desespero y agresividad. El menor tembló a la exigencia de cada roce y se entregó a la pasión que lentamente comenzaba a doblegarlo.


Lo embriagaba, se apoderaba de él y tomaba su voluntad hundiendo su conciencia en una espesa bruma de sensaciones.


Era lo único que podía callar las voces en su cabeza, lo único que lo devolvía a sus sentidos tanto como lo invitaba a perderlos ¿Por qué se sentía tan extrañó últimamente? ¿Por qué se sentía tan confuso? ¿Por qué no se entendía a sí mismo?


Su vida era perfecta, lo tenía todo, era feliz y soñaba con el futuro como no lo había hecho jamás, con ilusión, con ansia. Había pasado tanto tiempo, años y habían pasado por mucho para llegar hasta donde estaban, para darse cuenta de que Sakusa era su hogar, que lo amaba con toda el alma y que quería formar una familia a su lado, entonces ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué sentía que todo lo que conocía se estaba cayendo a pedazos? ¿Por qué parecía que estaba perdiéndolo todo?


Era una locura. Estaba asustado de esto, de sí mismo y de todo ¿Cómo era posible? ¿Cómo? ¿Cómo una sola persona podía ser capaz de destrozar todo lo que conocía? ¿Por qué Bokuto? ¿Por qué ahora? ¿Por qué trataba de arruinarlo todo?


*****


— ¿Seguro que quieres quedarte a esperar? — Akiteru miró la puerta que llevaba al dormitorio de sirvientes y luego a Kei — Hoy tuvimos invitados, pero también fue un día más tranquilo de lo normal, puedo encargarme de esto también.


— No, estoy bien...mañana es mi día libre de todos modos, no tengo que dormir temprano.


Akiteru lo miró con duda ¿Por qué siempre se preocupaba por él? No tenía que ser tan sobreprotector o un mayordomo tan perfecto, podía relajarse un poco de vez en cuando, a demás Kei también quería hacer esto por él. Su hermano trabajaba más que cualquiera, todo el personal funcionaba de forma eficiente gracias a él, descansar no iba a matarlo.


Pero tampoco era como que no entendiera que era lo que le preocupaba.


— ¿Vas a estar bien?


— Todo lo que tengo que hacer es esperar a que el amo vuelva ¿No? No lo hice mal la última vez, no voy a arruinarlo.


— Yo sé que no, todo salió bien aquella vez ¿Verdad? — el rubio menor asintió. Había resultado de una forma u otra, Akiteru no conocía todos los detalles, fue una noche muy extraña y vergonzosa, pero una que había resultado en algo mejor de lo que imaginó — ¿No confías en mí?


— Confío en ti — respondió, Akiteru sin una pizca de vacilación y el menor sonrió, no era como que tuviera mucha confianza en sí mismo, todavía dudaba, sin embargo podría decirse que tenía una nueva resolución, aunque no sabía que tan fuerte era — No estaba tratando de insinuar que no es así.


— Entonces...— presionó el menor con un aire algo animado, no era un trabajo difícil de todos modos y aunque podía imaginar que él aún estaba preocupado, Kei ya sabía cuál sería el resultado.


— Está bien — suspiró ¿Por qué era tan difícil para él? Le preocupaba que pareciera tan resignado, sin embargo también le resultó gracioso — Todo ha estado bien ¿Verdad? ¿No volvió la fiebre? Antes dijiste que te sentías un poco resfriado ¿Tomaste la medicina que te recetaron?


— Sí, creo que solo fue una falsa alarma...pero tomé la medicina como el médico lo indicó, no necesitas preocuparte.


— Sigues siendo mi hermano pequeño, Kei...me gusta sentir que estoy cuidándote aunque ya seas un adulto — Akiteru alzó una mano en dirección al rubio menor, fue un movimiento tentativo, Kei se tensó ligeramente sin embargo no lo rechazó o apartó cuando el contacto sucedió y los dos sonrieron — Te veré mañana — miró hacía la puerta ¿Todavía no quería irse? — Puedes relajarte en el jardín mientras esperas, esta noche hace buen clima.


— Lo voy a pensar — respondió — Descansa.


Despidió a su hermano y lanzó un largo suspiro. La verdad Tsukishima nunca fue tan diligente, pero esta era una de esas noches en las que no estaba seguro si podría conciliar el sueño. Tal vez podría llamarlo una inquietud o una sensación que de vez en cuando le erizaba la piel. Akiteru estaba en lo cierto, había sido un día tranquilo, sin embargo tampoco podía estar del todo seguro de ello, todavía no podía deshacerse se la sensación de esas miradas. No podía.


Volvió a suspirar, ese enorme salón parecía mucho más solitario que de costumbre en medio de la oscuridad de la noche. Era una visión fantástica, la luz de la luna acariciando algunos rincones, el silencio y la sensación de que era la única persona en ese lugar. Hinata había dicho antes que lo encontraba aterrador, especialmente con esa tormenta, sin embargo la última vez él y Yachi se habían quedado para acompañarlo aunque les repitió constantemente que no tenían que hacerlo.


Todavía se sentía como si ese chico fuera a aparecer en cualquier momento, tenía esa extraña habilidad, su calma no fue perturbada. Pero fue curioso que no supiera si estaba aliviado, ya se había acostumbrado a su presencia, pero no a los viejos recuerdos que lo atormentaban.


Avanzó. El sonido de sus pasos resonaron gentilmente en la inmensidad del amplió salón, había un libro esperando en una pequeña mesa en un rincón perfectamente iluminado por la luz de la luna de plata; lo había preparado especialmente para este momento. Su único deber era esperar a su amo, pero no sabía en qué momento estaría de vuelta, podrían pasar unos cuantos minutos o largas horas hasta la madrugada, podría llamarlo una apuesta en la que las horas de sueño de un sirviente estaban en juego.


Abrió el libro, era una de las pocas pertenencias que había traído consigo, un obsequio de su madre, como un amuleto de buena suerte que lo acompañó durante su primer trabajo. Traía recuerdos agradables, hacia un tiempo desde la última vez que visitó su hogar — Tal vez la próxima vez...— murmuró para sí mismo, pero se había prometido a si mismo que esa próxima vez seria cuando fuera una persona distinta a la que estaba dejando atrás.


Pasó una página ¿Algo había cambiado en él? La verdad no se sentía tan diferente, no podía decir que hubiera cambiado mucho en tan solo unos cuantos meses. Era lo mismo del primer día, pero ¿Quizá no del todo? Se había adaptado a esta nueva rutina, la indiferencia de sus amos lo había hecho mucho más fácil, no iba a negar que este lugar tenía un ambiente más pesado de lo que normalmente podía percibirse en otras residencias aristocráticas y el nivel de exigencia era mucho mayor. Cualquiera tendría razones para estar nervioso, pero Tsukishima tenía a su hermano.


Sonrió, una página tras otra era agitada mientras los minutos pasaban lentamente. Akiteru era un respiro muy agradable para todo el personal de servicio dentro de esta propiedad y por supuesto también lo era para Kei. Su hermano era como su soporte, pero también era aquello que ejercía más tensión sobre él. No quería ser malinterpretado, lo adoraba, pero temía hacer algo que pudiera dañarlo y echar a la basura todo lo duro que había trabajado hasta ahora. Ya se había equivocado antes, cometió faltas tan graves que jamás serían perdonadas por cualquier amo...sin embargo Kuroo no era cualquier amo y por supuesto tampoco era un Alfa cualquiera. 


¿Estaría bien que tuviera el atrevimiento de decir que lo incomodaba? No odiaba su presencia, a pesar de que era increíblemente abrumadora, tampoco repudiaba su amabilidad aunque en un principio le pareciera extraña y sospechosa, era solo que todavía no terminaba de entender todo esto. Tal vez incomodo no era la palabra adecuada aquí. Pensaba mucho en esto aunque no quisiera y cada vez que lo hacía, sus emociones seguían un flujo inestable, quizá porque tenía miedo de hacer algo mal o porque la presencia de un Alfa de sangre pura tan dominante era suficiente para someter a cualquier otro alfa.


Las posibilidades estaban ahí, pero no lo hacían las respuestas que estaba buscando.


— ¡Oh! — una estela de luz le indicó la llegada de un auto y cerró el libro entre sus manos ¿Cuánto tiempo había pasado? El pequeño reloj en uno de sus bolsillos le dijo que debió ser alrededor de una hora y media, más temprano que la última vez.


Tsukishima se levantó al mismo tiempo que guardaba el reloj y sus elegantes pasos apresurados lo llevaron directamente a la puerta principal. Tal y como Akiteru había sugerido antes, el clima del exterior era más agradable que la última vez, tan cerca como el verano lo estaba, la brisa tibia lo recibió con un saludo gentil y lo acompañó en su corto camino hacia el auto de su amo, y esperó a una distancia prudente hasta que la puerta se abrió.


— Bienvenido de vuelta, señor — se inclinó en una reverencia impecable y suave, el protocolo a seguir era muy simple en esta ocasión, acompañarlo, tomar su chaqueta, responder sus preguntas y servirle en caso de una demanda — ¿Hay algo que necesite?


— Tan formal como siempre ¿Verdad? Tal vez un poco de café...pero no estoy seguro de poder recordar tu explicación de la ultima vez — Tsukishima escuchó el sonido de la puerta cerrándose y al mismo tiempo volvió a alzar la cabeza con una ligera sonrisa complicada. Kuroo le sonrió y miró hacían lo alto de la residencia, se masajeaba el cuello, un ligero aroma a alcohol y tabaco provenían de él y se mezclaban con el aroma de su colonia de una forma peculiar — No sabía que fueras tan popular.


— ¿Disculpe?


Kuroo lo miró y Tsukishima ladeó la cabeza, ese rostro confundido era algo que pocas veces podía verse — Bueno — comenzó a hablar — Hemos estado recibiendo algunas visitas y hubo algunas personas que mostraron...cierto interés en ti después de verte — confesó. Esos ojos estaban sobre sus movimientos, incluso había robado toda la atención de un individuo más problemático de lo que Oikawa podía ser y fue muy directo con sus intenciones — Querían hablarte...y también a tu hermano.


Tsukishima hizo una ligera mueca complicada parecida a una sonrisa incomoda, tal vez podría haber notado algo, estaba en su piel...en esa desagradable sensación — Lo lamento, señor.


— ¡Oh! No — negó el moreno — No es tu culpa, no estoy tratando de decir que estas causando problemas...no tienes que preocuparte por eso, tu eres uno de los sirvientes al servicio de esta familia; nadie tiene derecho a tocarte sin mi permiso y...— le sonrió, la respuesta estaba implícita en ese gesto tranquilo; Kuroo nunca haría algo como eso...a estas alturas Tsukishima ya lo sabía y su alivio se transmitió a la sonrisa que este devolvió.


— No sabía que fuera tan difícil, antes lo dijiste, pero...


El rubio negó con la cabeza — No lo es, señor...pero... — hizo una pausa ¿Podía ser un poco más sincero? Estaba frente a quien era su amo, no necesitaba molestarlo con sus quejas, pero estaba un poco más inclinado a hablar de lo que creyó — Es molesto y no creo que sea el honor del que todos hablan...es más fácil cuando no notan nuestra presencia o cuando no están mirándonos.


Kuroo volvió a mirar hacia lo alto de la residencia, era tan oscura como lo recordaba a pesar de la tenue luz que la rodeaba. Sonrió, repentinamente había pensado en sus padres — Debes sentirte muy cómodo aquí. 


— ¿Usted no?


— Quien sabe — la sonrisa en el rostro de Kuroo resultó enigmática para Tsukishima, tal vez también melancólica y un poco ausente, no era algo que fuera de su incumbencia. Tratar de inmiscuirse en los asuntos de su amo era una falta de respeto, sin embargo sintió curiosidad — Sé que es un poco tarde, pero ¿Quieres charlar un rato? No tengo muchas ganas de entrar todavía.


Pasaba de la una de la mañana, era tarde y obviamente no era el momento indicado para dar un paseo o nada medianamente parecido, sin embargo Tsukishima se sentía de la misma manera. Todavía no quería ir dentro, no tenía muchas ganas de tumbarse en una cama donde sabía que esta noche no podría conciliar el sueño y accedió a la petición de Kuroo. Rodear la residencia para llegar al jardín trasero tomó unos cuantos minutos, largos minutos cuyo silencio fue llenado por el susurro de las hojas y el canto de la noche...minutos que no resultaron incomodos para ninguno.


— Ya has visto a mis padres ¿Verdad? — Kuroo caminó tranquilamente entre los arbustos y flores del amplio jardín trasero, sus dedos de vez en cuando rozando la copa de estas — Te dije como era antes y creo que puedes imaginar que tuve una crianza muy estricta...esperaban grandes logros y siempre fueron duros conmigo...no estoy tratando de decir que los odie o que les guarde rencor, pero no estoy muy apegado a ellos o a esta residencia — sin embargo Kuroo entendía lo que significa el orgullo de su nombre, lo que era el deber y todo lo que implicaba ser un Alfa en una familia como la suya — Y a veces creo...solo creo que resulta sofocante.


Tsukishima separó los labios ¿Hasta una persona como Kuroo podía sentirse así? Siempre parecía que los Alfa tenían todo bajo control o que habían nacido para tener el mundo en manos y controlarlo a su antojo — No se ve como el tipo de persona que...— apretó los labios ¿Debería decir esto? ¿No estaba tomándose demasiadas libertades? — Lo que quería decir es que siempre se ve...que parece...que no lo parece.


— Eso es porque me enseñaron muy bien — rió Kuroo — Todos llevamos una máscara ¿No? ¿No te sientes así de vez en cuando? ¿Sofocado?


— Tal vez — susurró, sus pasos se detuvieron al mismo tiempo que los de Kuroo también lo hicieron entre las grandes rosas del jardín. Ser un sirviente era fácil porque nadie esperaba demasiado de ellos en primer lugar, pero era verdad, a veces resultaba sofocante — Este trabajo me gusta, no tengo demasiadas quejas...es demandante a veces y...usted ya sabe lo que puede ser...como es...y lo que sucede con algunas personas — se encogió de hombros, también había una sonrisa en su rostro — Pero supongo que también me enseñaron a manejarlo muy bien.


Tal vez podrían tener más en común de lo que parecía a simple vista, era lo que Kuroo creía y fue el pensamiento fugaz que cruzó por la mente de Tsukishima. La familia del rubio no era tan exigente como la suya, pero había cierto nivel que necesitaba ser alcanzado y como sirvientes también tenían mucho que soportar lo quisieran o no. Si lo veía de una forma más profunda, eran muy similares.


— Escuché que tu madre es una Omega inglesa.


Tsukishima emitió un jadeo ahogado que se asemejó más a un suspiro, eso lo tomó por sorpresa, pero no pasó mucho tiempo para que asimilara la situación y comenzara a sentirse a la defensiva — Eso no lo leyó en mi currículum ¿Verdad? — apretó los labios, no estaba investigando sobre su vida ¿o sí? — ¿Está pasando algo que debería saber?


— Bueno, no, pero...— Kuroo le sonrió, resultó encantador, sin embargo Tsukishima no borró la duda en su mirada o la inquietud en su pecho — Bokuto, la persona de la que te hablé el otro día, te vio esta mañana y me lo dijo.


— ¿Me conoce de algún lado? — Tsukishima se cruzó de brazos, estaba a la defensiva. No sé sentía muy bien — No recuerdo haberlo visto antes...no lo conozco.


— La escuela de tu familia es muy conocida, tu padre es un hombre respetable y tu madre es un tipo de Omega difícil de encontrar...Bokuto dijo que solo la vio una vez, pero creo que todavía lo recuerda...dijo que te pareces a ella — Kuroo se frotó la nuca ¿Tal vez había dicho algo que estaba fuera de lugar? Había muchas cosas que quería saber de Tsukishima, pero sus asuntos personales eran solo suyos y no quería que sintiera que trataba de entrometerse — Lo siento ¿Es un tema delicado?


Tsukishima apretó su abrazo, nadie se había atrevido a preguntar algo como eso jamás en primer lugar. No era un buen sentimiento cuando alguien trataba de entrar en su vida de esa manera o que tratara de mirarlo tan profundamente — No...no lo es, pero no creo que sea un tema tan importante.


— ¿No es un tema tan importante? ¿Sabes quién es tu madre?


— Mi madre es mi madre, señor — el rubio se encogió de hombros — ¿Necesito verla de otra manera?


Kuroo hizo una mueca pensativa con los labios, Tsukishima tenía un punto perfectamente válido y lógico, pero se trataba de un raro caso de un Omega con tendencias dominantes. Bokuto decía que eran criaturas aterradoras, sus feromonas resultaban tan pesadas y abrumadoras que podrían doblegar la voluntad de un Alfa sin problemas. Su linaje era muy fuerte, no son el tipo que obedecen el reclamo de cualquiera, no estaban sujetos a un enlace y podían romperlo si era su deseo y sobrevivir.


Encontrar a uno como ellos en el mundo era una rareza.


— Solo pensaba que era curioso.


El rubio frunció el ceño — ¿Por qué? ¿Por qué aun así sigo siendo un Beta? — rodó los ojos, había pedido la cuenta de las veces que había escuchado sobre eso. Se suponía que los Omega dominantes garantizaban un mejor linaje, pero tanto Kei como Akiteru nacieron como Beta, así que la familia de su madre, que estaba orgullosa de la pureza de su sangre, ni siquiera se molestó en reconocer la existencia de ninguno — La gente se preocupa demasiado por asuntos que no son de su incumbencia, señor.


¿Era eso un reclamo? La persona frente a él había fruncido profundamente el ceño, su mirada era más fría de lo que recordaba y el aire alguna vez cálido que los rodeaba terminó por enfriarse lentamente a medida que el silencio se hacía cada vez más pesado. Era una mala situación, sin embargo, en medio de esa incomodidad, la repentina risa de Kuroo se alzó.


— En realidad me refería a que tú eras curioso — la mirada del rubio se cubrió con recelo ¿De verdad no sé daba cuenta? Estaba justo ahí y era adorable — Eres educado y un sirviente tranquilo, pero también eres más malhumorado de lo que pareces...te molestas, estabas viéndome muy mal hace rato y tampoco me he olvidado de que me gritaste o que estuviste cuestionándome mucho el otro día y también heriste mis sentimientos.


El rubio se congeló — Eso fue...— negó con la cabeza, el recelo en sus ojos era cubierto lentamente por tintes de ansiedad — No estaba tratando de...— se mordió el labio inferior ¿Por qué siempre tenía que arruinarlo? No sé suponía que fuera así, no era un novato, tampoco era la primera vez que trataba con un Alfa. No era así como debería ser, sin embargo en lugar de disculparse frenéticamente y ceder a sus prejuicios, Tsukishima suspiró — No me gusta mucho hablar de mi familia.


— ¿Es una historia complicada?


— Es...— Tsukishima observó en silencio la palma de su mano, tal vez él podría entenderlo — ¿Tus padres habrían estado igual de orgullosos si hubieras nacido como un Beta?


Kuroo negó con la cabeza, sin embargo estaba complacido por la falta de formalidad del rubio. Su relación estaba mejorando — La mayoría no pondría sus expectativas en un beta...para una familia de aristócratas el linaje lo es todo; si yo hubiera nacido como un Beta, tal vez ni siquiera estaría aquí o tendría un lugar tan privilegiado en esta familia...no tendría sentido para ellos — era la verdad. Decidió responder con sinceridad y fue capaz de entender a qué se refería el rubio.


No conocía mucho de la familia de Tsukishima además de que su padre era un Beta, sin embargo si conocía como funcionaba la aristocracia y todos los prejuicios que estos cobijaban. La madre del rubio seguía siendo una Omega de clase alta, para alguien cuyo linaje era el más alto, las expectativas podían llegar a ser mucho más estrictas, la presión aún más dura y un fracaso frustrante y muy duro.


Kuroo no tenía nada en contra de los Beta, pero sabía lo que las otras personas pensaban de ellos y que la mayor parte de las familias aristócratas encontrarían decepcionante un resultado como ese. Especialmente cuando las expectativas eran muy altas.


— ¿Recuerdas lo que te dije antes?


— ¿Antes? — Tsukishima ladeó la cabeza tratando de recordar.


— No somos una posición o un estatus social, solo somos nosotros...no te veo como un beta tanto como yo no quiero que me veas como un Alfa — dijo — Eres la persona que está frente a mí y yo la persona que está frente a ti.


Jadeó. No lo había olvidado, no esas palabras. La verdad Tsukishima siempre se preocupaba, siempre estaba inquieto, temía hacer algo mal, temía equivocarse. Esa inquietud vivía en él en cada instante, era su compañera, era la voz que gritaba en su cabeza, pero era diferente cuando estaba con él. Kuroo era tan diferente que no tuvo más remedio que rendirse en algún punto y sonreír al reconfortante sentimiento cálido que latió en su pecho.


— Tal vez no sea tan malo como pensaba.


— ¿Todavía es tan difícil para ti? — Tsukishima se encogió de hombros, por supuesto. No era muy fácil olvidar que estaba frente a quien era su amo, Kuroo tenía esa aura y presencia, pero era cierto que algo muy pequeño estaba cambiando entre ellos — Gracias por darme una oportunidad.


Tsukishima negó con la cabeza y se aproximó a los arbustos de flores, se deleitó con aquella fragancia suave y acarició con los dedos una bonita rosa blanca. No había notado antes que una ligera capa de rocío cubría sus pétalos, deberían volver a la residencia pronto, pero tal vez todavía no. Tal vez solo un poco más, pero ¿De dónde venía ese deseo tan insensato y egoísta?


— ¿Quieres intentarlo hoy otra vez? — habló Kuroo, repentinamente.


— ¿Disculpé?


Tsukishima lo miró y parpadeó con confusión a la mano que repentinamente se había alzado en su dirección — Déjame tocarte.


Un jadeó fue emitido de los finos labios de Tsukishima. Su expresión se congelo y sus manos inconscientemente formaron un suave puño contra su pecho. Su guardia en alto, tensión y una mirada pintada de recelo, sin embargo él no retrocedió — Creo...creo que lo llaman acoso sexual, señor.


Kuroo lo miró con una expresión irónica en el rostro, comenzaba a encontrar un poco más divertidos sus malentendidos. Al menos parecía que esta vez Tsukishima trataba de molestarlo un poco, no estaba tan convencido por la expresión tensa en su rostro, pero no estaba siendo rechazado, por lo que el moreno se permitió sentirse alentado — Entonces ¿Puedo?


— Bueno...— Tsukishima se apretó las manos y dio la bienvenida a un muy ligero sentimiento de ansiedad, al latido de su corazón y a la extraña y burbujeante sensación de las emociones en su pecho, cuando su mano decidió, antes de tiempo, extenderse al encuentro de quién la esperaba con impaciencia. Entonces el primer roce sucedió. Kuroo apretó. Contuvo el aliento ¿Dónde estaba el miedo? ¿A dónde había ido esa ansiedad? Suspiró, no había notado que lo hizo hasta que su pecho comenzó a sentirse ligero y sonrió...de verdad sonrió — ¿Kuroo?


¿Por qué se sentía como si esto estuviera bien?


— ¿Si?


— Es cálido.


Un par de manos grandes y gentiles acunando a la suya como aquella vez. Un silencio que no lo era. En lo más profundo de su corazón, emociones que no eran miedo revolotearon y se elevaron con fuerza. Una sonrisa apareció en el rostro de Tsukishima al mismo tiempo que los labios de Kuroo también se arqueaban.


Sus manos siempre estaban frías, pero esta persona lo había llenado de calidez, era calidez y en medio de ese tranquilo silencio lleno con el susurro del viento, las estrellas brillaron sobre ellos.

Notas finales:

>3< Gracias por leer >3<


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