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The Only One por Nova22

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Notas del capitulo:

>3< Actualización >3<

Capítulo 7


Tsukishima pasó lentamente un inmaculado trapo blanco sobre la superficie de la ventana, el movimiento fluido de su muñeca no se detenía, un y otra vez como un elegante baile rítmico sobre un cristal increíblemente transparente y brillante. Era un trabajo complicado, mucho si se tomaba en cuenta el tamaño de semejante residencia y el ligero dolor sobre su hombro y cuello después de más una hora trabajando en la misma posición, sin embargo también resultaba tranquilo, silencioso y solitario. El rubio casi podía llamarlo terapéutico, podía relajarse un poco más con trabajos como este. Le gustaban.


En general, ser un sirviente al servicio de una familiar como esta no era tan malo. Lo mantenía ocupado, siempre había algo por hacer, desde el amanecer hasta el anochecer. El contacto entre los sirvientes se reducía al mínimo, ser ocioso no estaba permitido por lo que todos estaban siempre en constante movimiento, así que Tsukishima era capaz de sentir que no había nada malo con él, pero algunas cosas tampoco eran tan fáciles de vez en cuando.


Por una u otra razón.


— ¿Crees que no he notado que has estado limpiando el mismo libro desde que llegaste? — murmuró Tsukishima al mismo tiempo que sus ojos encontraron la figura de Hinata a través del reflejo del cristal. Fue lo suficientemente paciente en todo este tiempo, el chico no estaba molestándolo tal y como prometió desde que llegó, pero su presencia tampoco estaba ayudándole en nada — No necesito decirte que vas a arruinarlo si sigues frotándolo de esa manera ¿Verdad?


— ¿No lo estoy haciendo bien?


El rubio volteó en dirección al chico que aún se mantenía sentado sobre el suelo como un niño, su mirada era una mezcla de frustración, enojo, exasperación y también confusión ¿En serio no se daba cuenta de que estaba haciéndolo terriblemente mal? Tenía mucho que decir sobre esto, pero estaba más curioso por el motivo que lo había llevado a irrumpir con su trabajo.


También tenía ganas de saber cómo este chico siempre conseguía encontrarlo cada vez.


— ¿Y? ¿Qué fue lo que hiciste esta vez? — decidió comenzar con lo que era más obvio. Estuvo tratando de ignorarlo porque pensó que podría aburrirse, pero nada había sucedido después de una hora y de alguna manera comenzaba a tener curiosidad acerca de que tan terrible había sido esa metida de pata — No te estás saltando el trabajo solo porque si ¿Verdad? Hoy tenemos visitas.


— Tengo tiempo libre, esta vez compraron todo de una agencia de banquetes.


— Hay algo más ¿Cierto? — Tsukishima se bajó de la pequeña escalera sobre la que estaba parado y jugueteó con el trapo entre sus manos. El trabajo aquí dentro había terminado, tenía que moverse a la siguiente habitación, pero tenía la impresión de que su nuevo asistente también estaría dispuesto a incluirse en la ecuación — ¿Qué fue tan malo que te hizo correr hasta aquí?


— ¿Me creerías si te dijera que ya estaba extrañándote?


— Por supuesto que no — Hinata frunció los labios y volvió a separarlos rápidamente dispuesto a protestar, sin embargo Tsukishima cortó de inmediato cualquier intento de alegato con una cortante palabra al mismo tiempo que se cruzaba de brazos — No.


Esta vez el pelirrojo chico frente a él infló las mejillas, era más adorable de lo que debería, pero no estaba cayendo en eso — Solo estaba caminando por el jardín — murmuró con voz débil, Tsukishima asintió suavemente. Estaba dispuesto a ayudarlo siempre y cuando no fuera tan terrible o estuviera dentro de su control. No era tan desalmado como para abandonarlo a su suerte — Y había alguien — el rubio volvió a asentir, deseaba que fuera más rápido y claro, no tenía tanto tiempo — No estaba haciendo nada malo ¿Esta bien? El jefe de cocina dijo que podía salir y...


— ¿Lo ofendiste? ¿Lo golpeaste? ¿Derramaste algo sobre él? ¿Provocaste que hiciera el ridículo? — comenzó a enunciar Tsukishima, quería llegar a la parte en la que este chico había cometido una falta para evaluar la gravedad del problema.


Pero no estaba seguro de que estuviera preparado para lo que escuchó a continuación.


— Me dio una flor.


— ¿Qué?


— Una flor, él me la dio...pero creo que daba un poco de miedo así qué...— Hinata se encogió de hombros, básicamente estaba tratando de decirle que salió huyendo de esta persona ¿No? — No hice nada malo — se defendió — Mi madre siempre dijo que no era bueno hablar con extraños y este daba miedo...sonreía como el carnicero de esa película ¿Recuerdas? La vimos todos juntos una vez.


— Claro, entiendo.


Tsukishima suspiró, no era tan malo como imaginaba. Miró fugazmente a la ventana, Hinata debía estar refiriéndose a una de las personas que habían venido a la residencia este día ¿No? Un Alfa probablemente, alguien que había decidido interesarse por Hinata, un Omega. Que adorable. Cualquiera recibiría la noticia con un asentimiento de cabeza, las personas de su raza nacieron para estar juntas después de todo...pero quizá Hinata no estaba tan de acuerdo con eso.


A este chico no le gustaban mucho los Alfa, tenía entendido que las feromonas que estos emitían lo hacían sentir enfermo. Tenía un olfato muy fino. Era demasiado para que él pudiera soportarlo así que prefería evitarlos. Tsukishima no podía entenderlo, pero al menos si sabía lo que era sentirse incómodo frente a uno como ellos.


— Si vas a rondar por aquí por más tiempo, entonces procura no causar ningún problema o ir más allá de los límites — Tsukishima arrojó el trapo al interior de un cubeta, necesitaba trasladar todas sus cosas a la siguiente habitación. Su trabajo con las ventanas estaría terminado para entonces y podría seguir con lo demás en su lista de deberes — Hay una biblioteca para el personal de cocina abajo tal vez podrías quedarte ahí hasta que él encargado vuelva a llamarte.


— En realidad, estaba pensando que podría acompañarte — Hinata sonrió al mismo tiempo que apretaba el libro con el que estuvo jugueteando todo este tiempo contra su pecho — ¿Qué piensas? Si estamos juntos podemos terminar más rápido, va a ser divertido.


O podría hacerlo más difícil. Personalmente Tsukishima pensaba que su opción era más creíble a pesar de que Hinata era una persona muy diligente y trabajadora en la cocina. Sus roles eran distintos y estaban asignados a la persona que estaba capacitada para ello, pero el pelirrojo prefería ignorarlo la mayor parte del tiempo. De la misma manera que los roles sociales de siempre.


Hinata siempre estuvo algo apegado a él, Tsukishima sabía que no estaba siendo llevado por alguna clase de sentimiento romántico a pesar de lo que algunas personas insinuaban. No era lo que estaba sucediendo o al menos no era esa la impresión que tenía, se sentía más como si estuviera cómodo a su lado o como si se sintiera seguro. Antes ese chico se había atrevido a decirle que le recordaba a su madre y qué olía como ella. Seguía sin entender que era lo que trataba de decir en realidad, pero la respuesta estaba ahí y no se trataba de amor.


No era diferente tampoco en su empleo anterior, siempre estaba al rededor; todo el tiempo...quizá por ese motivo había notado aquello antes de que él mismo Hinata pudiera hacerlo.


— ¿Puedo preguntarte algo?


— Claro — el menor comenzó a levantarse con una expresión animada, parecía haber dado por hecho que estaría de acuerdo con su anterior propuesta — ¿Qué es?


De pronto Tsukishima se sintió renuente a continuar. No le gustaba esto, pero era la única persona que podía ayudarlo, sin embargo no tenía demasiadas expectativas — ¿Conoces o has visto antes a un Alfa llamado Ushijima?


Hinata frunció el ceño en una mueca confusa, había pasado más de un año así que entendería si no lo hiciera, pero Tsukishima aún quería confirmarlo y dejar de sentir esa desagradable inquietud — Creo...en otro lugar ¿No? — murmuró — Ese era el tipo que me miraba mal...creo que a ti también te miraba a veces, era...diferente y ¿No estaba aquí también el otro día? — volvió a hacer una mueca, la nariz de Hinata era especialmente sensible así que podría no estar en un error — Estaba en el salón, me miró como si fuera una cucaracha...quería decirle unas cuantas cosas, pero alguien estaba llegando.


— ¿Así que huiste? Bonito pretexto, pequeño cobarde.


— Tu dijiste que no debía causar problemas — Hinata lo miró mal y Tsukishima le sonrió con burla — ¿Ese tipo te dijo algo? ¿Estuvo molestándote? — Tsukishima negó con la cabeza — Pero tú no preguntarías eso solo porque si ¿No?


Tal vez podría decirle que la persona que estaba llegando aquella vez era él y que ese tipo le había hecho pasar un trago amargo y desagradable, pero no sé trataba de un asunto que quisiera ir ventilando por ahí — Si quieres acompañarme entonces ayúdame a llevar estas cosas a la otra habitación — señaló el pequeño carrito con las cubetas y productos de limpieza que traía consigo; no debería ser un problema para Hinata — Yo voy a llevar la escalera, démonos prisa...hoy es un día ocupado para nosotros.


Hinata estaba mirándolo con recelo. No quería pensar que era más suspicaz de lo que parecía, sin embargo tampoco quería sentir que no estaba dándole suficiente crédito. Hinata era atolondrado, despistado y extremadamente problemático, pero no era un idiota y su instinto era muy bueno. También era más curioso de lo que debería y realmente Tsukishima no quería pensar en Ushijima, sus intenciones o lo que su presencia e interés por él podrían significar.


— Vamos, date prisa...— lo supuró con un movimiento de mano — Vamos — repitió.


Entonces Hinata aferró las manos al carrito y comenzó a empujarlo lentamente a la salida con murmullos de protestas acompañándolo, sin embargo Tsukishima no se movió de inmediato. Sus ojos buscaron la profundidad del cielo a través de la ventana y su estómago se apretó. Estaba tratando de no pensar, quería mantener la mente ocupada de cualquier clase de idea innecesaria, lo intentaba. Lo más probable era que ese hombre no tratara de darle demasiada importancia a un sirviente cualquiera, pero se sentía más inquieto de lo que quería admitir...lo hacia ese día más que cualquier otro.


*****


— Tengo hambre — murmuró Hinata, sus pasos se habían vuelto tambaleantes y torpes a medida que avanzaban de vuelta a la residencia, apenas podía mantener abiertos los ojos, apenas estaba moviéndose ¿De verdad estaba tan hambriento? — Tsukishima.


— Si, si, si, ya escuché — respondió el rubio, prácticamente había estado haciéndolo por todo el camino. Estaba volviéndose molesto, sin embargo Tsukishima no creyó que tuviera derecho a quejarse. Hinata había sido de más ayuda de lo que imaginó, pudo terminar más rápido gracias a él; aun había un atisbo de luz en ese oscurecido atardecer, probablemente también se había salvado de quedar atrapado en una de las solitarias residencias secundarias de la propiedad en medio de un muy posible y próximo aguacero — La mansión esta justo frente a nosotros, solo tienes que caminar por unos cuantos metros...podemos llegar más rápido si dejas de arrastrar los pies. 


— Si me cargas también.


— No gracias.


— Tacaño.


Tsukishima resopló. Si Hinata tenía la energía suficiente para quejarse, entonces no veía un problema en que fuera capaz de volver por sí mismo para recibir el regaño que debía estar esperándolo por haber desaparecido todo este tiempo. El rubio no era tan tonto como para no imaginarlo, se suponía que el pelirrojo debía estar alerta a cualquier llamado, pero en su lugar había decidido correr detrás de él. Este chico tenía habilidades excelentes, sin embargo necesitaba ser más consciente de su posición y el rubio se alegró de ver a Akiteru esperándolos frente a la puerta trasera para empleados. Con los brazos cruzados.


Cierta persona iba a estar en problemas muy pronto. Estaba seguro de que Hinata también había llegado a una conclusión similar, así que no le sorprendió que tratara de ocultarse a su espalda. Como respuesta Tsukishima apretó el paso; mientras más pronto aceptara su error, más pronto obtendría su castigo si era el caso y podría terminar con esto. Podría tratar de abogar un poco por él ya que lo había ayudado. Su hermano era alguien muy comprensivo también, debería estar bien.


— Kei ¿Crees que podemos hablar un momento? — el rubio menor se detuvo abruptamente y su mirada se cruzó con la de Hinata ¿No estaba llamando a la persona equivocada? Estaba seguro de que no había hecho nada malo, siempre fue muy bueno en su trabajo — Tienes tiempo ¿Verdad?


— Acabo de terminar, pero...— volvió a mirar a Hinata y ambos a Akiteru; no había nada de lo que tuviera que preocuparse ¿No? Tal vez su hermano solo estaba tratando de pedir su ayuda para algo, no necesitaba estar tan confuso, pero él había dicho que quería hablar y de alguna manera la expresión de su rostro había conseguido descolocar también al pelirrojo chico aun oculto a su espalda — No hay problema ¿Necesitas algo?


— Es solo una corta charla, no necesitas estar tan tenso — Hinata comenzó a escabullirse lentamente, el pequeño traicionero trataba de salvar su pellejo escapando, sin embargo una afilada mirada de Akiteru lo hizo detenerse — Todavía no me he olvidado de ti, sé que tenías tiempo libre, pero alguien podría haber necesitado tu ayuda en la cocina — el menor asintió con un suspiro de alivio, había vuelto justo a tiempo para los preparativos de la cena de los empleados, así que se apresuró a entrar regalándole una mirada de despedida antes de correr — Es un buen chico, pero tiene demasiada energía ¿No crees? — suspiró el mayor.


Kei se encogió de hombros, no había nadie que no lo hubiera notado a estas alturas — Dijiste que querías decirme algo ¿Estoy en problemas por Hinata?


— Claro que no, solo quería saber si todo estaba bien contigo...hoy fue una tarde agitada, las visitas todavía no se han ido y solo quería asegurarme — dijo — Has tenido fiebre otra vez y no podía estar tranquilo.


— ¿Te preocupa que alguien trate de acercarse a mí? — Kei se cruzó de brazos, el viento comenzaba a soplar un poco más fuerte alrededor, agitando su cabello. Últimamente estaba lloviendo más a menudo, la tormenta de la última vez había causado muchos problemas alrededor del jardín. Dos árboles cayeron, había ramas y objetos por doquier, fue lo suficientemente malo como para que su hermano se preocupara como un loco. Akiteru siempre era así, todo el tiempo — El amo me dijo lo que pasó, sobre que alguien habló contigo...él no estaba molesto, estábamos hablando y solo pensó que me lo habías dicho.


— Entonces te lo dijo — murmuró el rubio mayor con una sonrisa tensa — Te lo dijo — repitió ¿Había algún problema con eso? Tal vez le preocupaba que esto pudiera causarle problemas, esta familia no admitiría cualquier clase de comportamiento deshonroso de sus sirvientes. Eran muy estrictos, pero Kuroo era diferente — Parece que el amo Tetsurō está siendo amigable contigo, los he visto hablar antes...él fue quien te dio los boletos del otro día ¿Verdad? Esa noche también te quedaste con él...— le dijo su hermano ¿Insinuaba algo? Esta conversación estaba transformándose en algo inquietante — ¿Seguro que está todo bien?


Kei apretó su abrazo — ¿Qué quieres decir con...? — Akiteru no estaba pensando que algo estaba sucediendo entre ellos ¿Verdad?


— Solo quería saber si algo está sucediendo — el rubio mayor avanzó un paso en su dirección y alzó ambas manos tratando de tomarlo de los hombros, sin embargo desistió a la mitad del camino y se mordió el labio inferior. Su mirada tambaleaba — Si está haciendo algo que pudiera hacerte sentir incomodo, si te dijo algo o trató de...de insinuar que quiere alguna clase de retribución o que espera algo de ti por su amabilidad — su hermano estaba ansioso, lo conocía lo suficientemente como para saberlo, lo suficientemente como para asegurar que no era el tipo de persona que perdía la calma tan fácilmente —  No tienes que guardarte nada para ti mismo, entiendo cómo funciona esto....te conozco y puede ser que no quieras causar problemas o que no quieras involucrarme, pero, Kei...antes que nada, soy tu hermano y la verdad es que no me importaría tener que...


— No...— susurró Kei, negaba con la cabeza ¿Cuándo había comenzado a temblar? Tenía frío, pero no sé trataba de eso, era solo que esto estaba yendo demasiado lejos de lo que debería, que comenzaba a abrumarlo — No es lo que crees — se cubrió la boca con la mano, la otra trató de alcanzar a su hermano en un movimiento temblorosos ¿Cómo había llegado a esa conclusión? ¿Cómo terminó de esta manera? ¿Desde cuándo su hermano estuvo atormentándose con algo como eso? — Es un...un malentendido, el amo jamás...no...él no...nunca...— se mordió el labio inferior, esto lo había desestabilizado — Es un malentendido — susurró.


— Kei, no tienes que guardarte algo como esto para ti mismo ¿Si? Nada es más importante que tú.


El rubio menor volvió a negar, de alguna manera sintió que esto era doloroso — No se trata de eso — suspiró, una mano sobre su pecho; estaba ansioso. No quería causarle problemas o que tuviera que preocuparse tanto por él. No todo el mundo era tan terrible — El amo no tiene ese tipo de intenciones conmigo, pasaron...tuvimos algunos malentendidos antes, pero nos llevamos bien y él solo trata...— calló por un momento, se atropellaba con sus propias palabras, no tenía idea de que fuera tan complicado. Se pasó los dedos entre el cabello, necesitaba aclarar este malentendido pronto — Va a casarse y me propuso ir a trabajar con él cuando eso suceda...piensa que podría manejar los asuntos de su residencia tan bien como tú lo haces aquí.


¿Por qué no se lo había dicho antes? Habría sido un buen tema de conversación ¿No? Podría pensar que fue porque no quería preocuparlo, pero la verdad podría ser que le gustaba la sensación de intimidad que venía con ese pequeño secreto.


— ¿Te pidió algo o dijo que tenías que...?


— No — respondió rápidamente — No es ese tipo de persona, confío en él ¿Sí? Y...— se acercó a su hermano y para sorpresa del rubio más alto, sus manos le sujetaron los hombros. Era la primera vez, la primera después de mucho tiempo — Confía en mí, no está sucediendo nada de lo que imaginas y nada sucedió esa noche...el amo es más agradable de lo que parece, es alguien bueno.


Apretó los hombros de su hermano, era difícil de explicar; una historia larga y llena de malentendidos de la que podría hablarle después para ofrecerle un poco de tranquilidad. Por ahora, esperaba que esto pudiera calmarlo, sabía que estaba ocupado y que lo estaría aún más si los invitados todavía no se habían marchado. Solo tenía que confiar en él, porque no estaba mintiendo.


— Estás tenso — Akiteru le sujetó las muñecas, el calor de su tacto fue perceptible aún a través de las capas de tela que los separaban. Fue raro, había pasado mucho tiempo desde que se atrevió a algo tan normal, mucho desde que tuvo el valor de hacer algo por sí mismo y sin pensar — ¿Estás seguro de que está bien?


El rubio liberó una bocanada de aire contenido. No lo estaba en realidad, o no estaba seguro. Sentía algo extraño ¿Ansiedad? La conocía lo suficientemente bien como para saber cómo identificarla a estas alturas, pero comenzaba a darse cuenta de que no era tan malo, de que algo estaba cambiando lentamente — Eres cálido — le dijo. Akiteru sonrió, no estaba mintiendo. Él siempre lo abrazaba cuando era más pequeño, era su refugio y lugar seguro...era el hogar que volvía a él en medio de ese calor.


El pequeño mundo que alguna vez le fue arrebatado. Su pequeño mundo.


— ¿Lo odias? — el menor negó con la cabeza, era mejor de lo que alguna vez, aunque había algunas cosas que se negaban a desaparecer, aunque eso todavía viviera en su piel y mente — Entonces...entonces solo un poco ¿Si? — Akiteru avanzó un paso en su dirección, sus movimientos fueron lentos, tímidos y fluidos; se quitó el guante, deslizó los dedos sobre la mejilla del rubio más joven, sin apresurarse, sin forzar nada y le acunó el rostro. Esa calidez fue esparcida por su piel en caricias dulces, un pequeño latido nació en su pecho a la sonrisa gentil de su hermano y un ligero jadeo al contacto de sus frentes. Fue una sorpresa, pero no una mala sorpresa — ¿Puedo llorar?


— Sería muy feliz si no me hicieras esto — respondió Kei, con un poco de súplica en la mirada, sin embargo cantaba su corazón en latidos llenos de entusiasmo — ¿Por favor?


— Supongo que no es un buen momento, pero...— se separó de él dando un pequeño paso hacia atrás, su mano liberó el contacto, sin embargo se deslizó esta lentamente por la longitud de su brazo hasta que alcanzó sus dedos...hasta que estos decidieron entrelazarse con los del rubio menor — ¿Al menos puedo tomar tu mano? — Kei arqueó la comisura de sus labios ¿Lo preguntaba después de tomarla? Había alguien aquí que era más atrevido de lo que parecía — Oye — lo llamó su hermano — Confío en ti, si tú dices que todo está bien y que fue un malentendido, entonces te creo...pero no te presiones a ti mismo ¿Esta bien? — le apretó la mano — No tienes que soportar nada, no tienes que callar nada o ceder a nada...pase lo que pase, yo siempre voy a estar de tu lado, toda la vida; eres el hermano al que amo — le sonrió — Lo que trataba de decirte antes es verdad; no me importaría tener que empezar de nuevo...dónde sea, este trabajo no es más importante que tu...así que, por favor, no lo olvides...no olvides tu orgullo, no olvides que vales más de lo que otros puedan decir.


Ahogó un sollozo. Tonto Akiteru. Después de todo, Kei sintió que tenía ganas de llorar porque le dolía y porque estaba feliz de que alguien lo amara tanto, que lo amara por sobre cualquier cosa — ¿Por qué te pones tan sentimental ahora? Ya te dije que nada de lo que imaginas está pasando.


— Pero lo entiendes ¿Verdad? ¿Entiendes lo que quiero decir?


— Si — murmuró él rubio menor — Lo entiendo.


Pero tampoco era como que pudiera detenerse a sí mismo de no pensar o de tener miedo. Quería hacer esto bien porque su padre decidió que quería creer en él una vez más, porque no quería arruinar todo el trabajo duro de su hermano, porque él lo amaba tanto que sentía que sería desconsiderado fallarle, porque quería responder a ese amor protegiéndolo. No quería que Akiteru tuviera que llegar a ese extremo, no lo quería porque él también era importante para él...porque también lo amaba por sobre cualquier cosa.


Por eso quería hacer todo lo que pudiera para proteger lo poco que tenía y todo lo que había detrás de él, porque si su hermano estaba dispuesto a sacrificarse por él, entonces Kei no tenía por qué dudar. Pero ¿Qué tan feliz podría esto hacerlo? Era un sentimiento conflictivo.


— Tengo que volver adentro, los invitados todavía no se han ido...están celebrando algo muy importante en el salón principal — miró hacia atrás — No estoy seguro de que vaya a terminar temprano, están muy animados.


— ¿Necesitas ayuda con algo?


Akiteru negó con la cabeza, volvía a poner devuelta el guante del que se privó antes — Lo tengo todo cubierto aquí dentro, Hinata debería estar ocupándose ya de los preparativos de la cena de los sirvientes, pero...— hizo una mueca al mismo tiempo que veía al oscurecido cielo que era engullido por la noche — Preferiría no tener que pedirte esto, porque es parte de mi trabajo...tuviste fiebre después de mojarte la última vez en la ciudad y no quisiera que...


— Solo dilo — habló el menor, sus ojos buscaron el interior de la residencia en un impulso que le resultó inquietante y peculiar — Mientras más pronto lo hagas mejor ¿No?


Tenía tiempo libre antes de la cena de todos modos.


— Supongo — suspiró su hermano, aún parecía renuente — ¿Puedes ir a la residencia del sur? Todo lo que tienes que hacer es comprobar las ventanas...la última vez fue un desastre y prefiero no tener que arriesgarme esta noche.


— Entiendo — su hermano le entregó las llaves, tal vez tendría que correr a pesar de que no estaba demasiado lejos —  Debería darme prisa — se giró, la lluvia no tardaría en caer y no tenía ganas de mojarse otra vez, comenzó a avanzar.


— Kei — lo llamó su hermano, repentinamente. El aludido volteó — La persona que preguntó antes por ti también está aquí, así que usa la entrada de la cocina cuando vuelvas ¿Está bien? Solo por seguridad.


Akiteru se marchó apresuradamente después de permitir que esas palabras se mezclaran con el aire y el rumor de las hojas y Kei apretó las llaves entre sus manos ¿Ese hombre estaba ahí? Había pasado alrededor de una semana después de aquello, no lo suficiente como para que pudiera olvidarlo, pero de alguna manera ya lo había rechazado ¿No? Podría ser que no lo hubiera hecho feliz, sin embargo ningún Alfa estaría dispuesto a dar demasiada importancia a un sirviente. Kuroo tenía razón, eran criaturas orgullosas.


Pero no le gustaba, un orgullo herido podría trabajar de formas distintas ¿No? No quería pensar que esta persona lo conocía o siquiera que pudiera recordar que alguna vez podría haberlo visto después de tanto tiempo, pero le inquietaba y como si tratara de responder a esa inquietud un relámpago rasgó el cielo nocturno y el rugido de un trueno despiadado azotó la tierra bajo sus pies, marcando el fin del silencio.


*****


— ¡Oh! Creo que viene una tormenta...es esa temporada ¿Huh? — Tanto Kuroo como Bokuto miraron en dirección a la ventana, la noche que se cernía lentamente sobre la propiedad parecía más oscura de lo normal — La última vez un espectacular salió volando y casi golpea nuestro auto...debiste haber visto lo cerca que estuvo, mi padre...


Otro relámpago atravesó el cielo. Los árboles se agitaban furiosamente en el exterior en una amenaza constante y despiadada que evocó algunos recuerdos no tan lejanos en la mente de Kuroo. No había pasado mucho tiempo, sin embargo se sentía como tal ¿Dónde podría estar ese chico ahora? No lo había visto ni siquiera por un segundo en todo el día y no se había unido a los sirvientes que estaban atendiendo la reunión. La última vez tampoco.


Hizo una mueca, lo dos estuvieron ocupados, él debía estar encargándose de otros asuntos. No era un problema, probablemente podría verlo la próxima vez. Trabajaba en su residencia después de todo, era inevitable, pero estaba tan acostumbrado a hablar con él que ahora era más consciente de su ausencia.


— Ni siquiera estás prestándome atención ¿Puedo ponerme a llorar? — Kuroo miró a Bokuto, le gustaba la idea de que su ánimo era lo suficientemente bueno como para tratar de molestarlo ahora — ¿Te pasa algo? Acabas de cerrar un trato millonario ¿No sé supone que deberías estar feliz? Incluso tus padres están sonriendo, creí que era algo bueno.


— Si, las proyecciones fueron muy buenas, esto va a traernos muchas ganancias a futuro — Kuroo tomó un sorbo de vino, el alcohol tenía un sabor más agradable después de una larga jornada. Hasta ahora no había sido fácil tomar una decisión, pero al final de cuentas Ushijima había sido la respuesta más adecuada. Oikawa no estuvo para nada conforme, pero habían sido capaces de renovar un contrato a punto de expirar con ellos así que no había sido una pérdida total para él, sin embargo fue una ganancia más grande para la compañía de su familia y un logro que se había ganado todos los elogios de sus padres — Fue un buen trato.


— Seguro que lo fue, felicidades...pero sigo pensando que no estás tan emocionado como debería ¿Tu Omega sigue ignorándote? — Kuroo sonrió con amargura — Entiendo, eso es un si ¿Y?


— ¿Qué?


— Me refiero a ¿Qué has hecho además de esperar sentado a qué venga a ti? — Kuroo parpadeó ¿Qué quería decir con eso? No estaba sentado, estuvo tratando de contactarlo todo este tiempo, envió obsequios, mensajes, cartas, incluso flores, aunque él devolvió todo al principio. Estaba haciendo todo lo que podía, pero era una persona ocupada también, los dos lo eran — Solo estaba pensando que esto se trata de romance ¿No? Y si quieres demostrarle algo entonces deberías hacerlo con acciones, no lo sé...— Bokuto se encogió de hombros — Tal vez el chico podría estar esperando que vayas por él ¿No lo pensaste antes? Tal vez también quiere verte.


Kuroo separó los labios en un jadeo, tal vez no lo había hecho o quizá algo como eso había cruzado por su mente en algún momento, pero no estaba seguro. Tenía mucho en que pensar, tenía mucho que hacer, se adaptaba después de mucho tiempo y tenía que atender las exigencias de las compañías de sus padres. Estaba haciendo todo lo que podía, pero tal vez, inconscientemente, estaba dando por hecho algunas cosas que comenzaban a preocuparlo ahora.


Ellos iban a casarse en el futuro, los dos conocieron esa verdad desde el principio...así que, podría ser que, su mente lo hubiera catalogado como algo no tan importante o que hubiera decidido que podría darle todo el espacio que quisiera porque iban a estar juntos de todos modos. Era solo una cuestión de tiempo.


— ¿No considerarse la idea ni siquiera una sola vez?


— No, no se trata de...no..._ respondió Kuroo de inmediato, sin embargo el dolor de esa verdad lo atravesó — No es eso — volvió a tomar un sorbo de vino. Tal vez no estaba pensándolo tan profundamente como creía ¿Cómo fue tan idiota? ¿Qué tan grande de podía ser su ego?


— Solo considéralo — dijo. Se encogió de hombros — Tu lo conoces mejor de lo que yo lo hago y supongo que sabes lo que tienes que hacer...lo único que trataba de hacer es darte mi opinión.


No. Bokuto podría tener razón, quizá no lo estaba haciendo tan bien como creyó y maldijo al orgullo de Alfa que había nublado su juicio, a sus prejuicios, a su soberbia y arrogancia. Se suponía que quería hacer las cosas bien, de la manera correcta, pero la verdad era que, tal y como el bicolor, sugirió, solo estaba esperando que su Omega volviera a él después de la insensible forma en la que se había marchado. Porque su matrimonio era un hecho y una parte de él decidió que no tenía que preocuparse demasiado.


Tenía ganas de golpearse en este momento. Estaba furioso consigo mismo, ansioso, preocupado y dolía.


Él no necesitaba joyas, una mansión llena de flores o cualquier clase de regalo vacío, merecía mucho más que cartas inútiles o llamadas pretenciosas, mucho más que su arrogancia. Merecía que lo intentara de verdad, no sus intenciones a medias. Se trataba de la persona con la que pasaría el resto de su vida, la persona cuya mano añoraba tomar con el corazón, así que necesitaba ser más decidido. Debió haberlo sido, haber corrido a su lado a una vez puso el primer pie en esta ciudad.


No para decirle que lamentaba haber sido un idiota insensible y desconsiderado, sino para mostrarle el valor que tenía en su corazón, todo lo que su existencia misma pesaba en este, todo lo que lo había hecho suspirar todo este tiempo. Era realmente simple ¿No?


— Dices cosas buenas de vez en cuándo — suspiró Kuroo, Bokuto rodó los ojos y resopló una maldición por lo bajo ¿Estaba buscando a alguien? De pronto parecía que su mirada estaba deslizándose por el salón más de lo que debería. No era una celebración grande, pero había un par de las hijas de los socios de su padre al rededor, aun así su bicolor amigo no estaba mirándolas demasiado. Tal vez algo estaba molestándolo — ¿Pasa algo?


— Nada, solo me preguntaba dónde estaba ese sirviente rubio — frunció el ceño — ¿Cómo dijiste que se llamaba? Tsukishima...Kei ¿Verdad?


— Si, así es ¿Tienes algún asunto que tratar con él? ¿Después de todo si estabas interesado?


— No se trata de eso, pero Oikawa dijo algo antes y tengo curiosidad — Kuroo frunció el ceño ¿Que podría ser eso? Hasta donde sabía ellos no tuvieron contacto, fue claro con él — Bueno...— Bokuto lo miró como si se debatiera entre hablar o no — No estoy tratando de ser entrometido, tampoco es como que sea tan raro, pero...digamos que no estoy seguro sobre que pensar si tu vinieras a decirme que decidiste tomar a uno de tus sirvientes para el tipo de servicio por el que no se supone que están aquí...ya sabes ¿No?


— ¿Ah? — quería decirle que no tenía idea de a qué se refería, pero estaría mintiendo. Agradecía que Bokuto fuera consiente del lugar en el que estaban y que estuviera tratando de ser discreto, pero esto había sido como un golpe directo al estómago — Es solo un malentendido ¿Puedo preguntar porque te lo dijo? No sabía que ustedes fueran cercanos.


— No lo somos, pero conozco a su hermana mayor...trabaja para nuestra compañía y digamos que hemos hablado unas cuantas veces — se encogió de hombros — Estábamos teniendo una conversación mientras hablabas con tus padres y otras personas, Oikawa solo quería saber si eras serio, insinuó algunas cosas que se suponía que yo debería saber.


Frunció el ceño ¿Ese chico todavía estaba interesado? Tal vez solo estaba siendo entrometido, Kuroo esperaba que hubiera olvidado el asunto, pero haber vuelto a poner un pie en esta residencia debió haber traído de vuelta el recuerdo de su interés. Ya sentía como la cabeza podría empezar a dolerle. Podría ser que estuviera algo malhumorado y solo quisiera molestarlo. Una mirada en su dirección y esa sonrisa agradable y brillante le dio la respuesta, ya sabía que no era el tipo que iba esparciendo rumores por ahí para arruinar la reputación de alguien, pero que estaría feliz de disfrutar ponerlo nervioso.


— ¿Qué es lo que esperabas obtener viendo a Tsukishima? No pensabas ir y preguntarlo directamente ¿Verdad?


Bokuto sonrió — Claro que no, solo quería verlo un momento...los sirvientes en ese tipo de relación tienen un aura diferente ¿No lo has notado?


Kuroo alzó una ceja ¿Que se suponía que eso significaba? ¿Se refería a las feromonas del Alfa involucrado? Suspiró.


Entonces ¿Podría decirse que solo estaba tratando de comprobarlo por su cuenta echando un vistazo? Tenía ganas de preguntarle si confiaba o no en él, pero esperaba que Bokuto ya lo supiera...de lo contrario iba a estar muy triste y dolido — Eso fue solo un malentendido...él solo sacó sus propias conclusiones y no pude aclararlas a tiempo — volvió a decir, asegurarse no estaba de más. No podía hablar sobre los asuntos personales de Tsukishima, pero al menos podría explicar la situación más tarde — ¿Ushijima también estaba con ustedes?


— Si, no dijo nada, pero estaba prestando atención a lo que estábamos diciendo ¿Por qué?


— Por nada...— quería hacer más preguntas, pero tal vez no era buena idea — Solo tenía curiosidad — Kuroo apoyó la espalda contra la pared, las cosas ahí afuera no se veían tan bien como hace unos minutos; tal vez sería buena idea despedir a los invitados, aunque forzarlos a irse cuando el ánimo parecía tan bueno sería grosero. Bokuto también estaba de mejor ánimo a pesar de que era una reunión pequeña y no podía compararse a los alegres eventos de sus padres; había sido una buena idea invitarlo — Deberíamos hablar de otra cosa...escuché que la compañía de tu familia está preparando un proyecto muy grande


— ¿Quién te habló sobre eso? No se suponía que íbamos a anunciarlo sino hasta el final de este verano.


Kuroo rió ¿Bokuto de verdad había olvidado que se lo dijo antes? Iba a divertirse un rato atormentándolo con esto.


Estaban en un momento agradable, el ánimo de los dos estaba aumentando y mezclándose con la atmósfera que los rodeaba. Era una buena señal, sin embargo sus ojos buscaban constantemente el oscuro panorama que se alzaba fuera del amplio ventanal. No había nada que le molestara de las tormentas, no pensaba en tal evento como algo bueno o malo, pero podía prestarse a ciertas situaciones ¿No?


Y hubo un rostro que volvió fugazmente a su mente, que lo hizo una y otra vez a medida que invadía sus pensamientos.


*****


— Está terminado — suspiró Tsukishima, la residencia no era tan grande como la mansión principal y no estaba tan repleta de habitaciones, pero había tomado más de lo esperado asegurarse de que todo estuviera en orden.


Escuchó que la última vez una de las habitaciones había quedado arruinada por la tormenta y tuvieron que cambiar incluso el revestimiento de las paredes, también los seguros de todas las ventanas. Aun así, necesitaban ser comprobadas para momentos como estos; era una temporada problemática después de todo. Lo había vivido en carne propia y sufrido con una molesta fiebre persistente.


Se detuvo en medio del salón principal, estaba oscuro alrededor, sin embargo Tsukishima era capaz de apreciar la sobria elegancia que lo rodeaba. Tenía entendido que este lugar estaba siendo preparado para el prometido de Kuroo, sin embargo nadie tenía idea de cuando vendría a ocupar su lugar. Escuchó que se trataba de alguien con un rostro muy hermoso, los sirvientes murmuraban sobre ello de vez en cuando durante los descansos, pero nadie sabía demasiado al respecto. El moreno tampoco le había hablado sobre ello, aunque no tenía por qué hacerlo y el rubio tampoco tenía derecho a preguntar, incluso si tenía curiosidad.


Debía ser alguien que estaba a la altura de la reputación de su familia, un Omega de clase alta...imaginaba un evento maravilloso que Akiteru estaría encantado de su supervisar.


Volvía a tener curiosidad, se suponía que sería el nuevo amo al que tendría que servir en el futuro ¿No? Un Alfa y un Omega de la más alta aristocracia, cualquiera estaría dispuesto a pelear por semejante honor; era como llegar hasta la cima, pero Tsukishima no estaba seguro. No lo sabía, tal vez porque no quería dar por hecho nada. No podía ser tan confiado, hasta donde sabía, Kuroo podría cambiar de opinión, por ahora solo debía hacer su trabajo y observar si tenía que hacerlo, como un espectador silencioso a que el destino hiciera lo suyo.


No tenía nada más de todos modos.


Salió. Finas gotas de lluvia se mezclaban con el impetuoso aire nocturno, los relámpagos danzaban entre las nubes de tormenta, descomponiéndose en matices de brillantes colores fugaces, en un espectáculo inquietante que le erizaba la piel. Avanzó a grandes zancadas. Sabía que Akiteru no quería enviarlo precisamente porque estaba preocupado por la tormenta, de niño tampoco le gustaban demasiado y después de lo que pasó se había vuelto peor, sin embargo Tsukishima podía manejarlo sin problemas la mayor parte del tiempo. Nunca fue el tipo de persona que se dejaba derrumbar tan fácilmente frente a otros, tenía su propio orgullo, pero noches atrás sintió que sus defensas se habían vuelto más débiles.


Quizá por la fiebre o por el ambiente tan fuera de lo ordinario; todavía quería disculparse con Kuroo por su comportamiento, pero hasta ahora no tuvo una oportunidad para hablar con él.


— ¿Una persona? — se detuvo, había alguien caminando en la parte más profunda del jardín, Tsukishima se dirigía hacia la entrada destinada al personal de cocina por lo que no podía verlo bien. No podía imaginar quien podría querer dar un paseo con una tormenta a punto de estallar; las gotas que corrían con el viento comenzaban a hacerse más constantes y gruesas, y el ambiente a pagarse.


¿Debería preocuparse por eso? Como un sirviente de esta familia, su principal prioridad, además de procurar el esplendor de la residencia, era atender a los invitados con la etiqueta apropiada de una familia de aristócratas. Tsukishima no lo había olvidado, pero esta persona no podía ser tan tonta como para no saber que tenía que volver dentro ¿Verdad? No estaba haciendo lo correcto, pero todavía podía fingir que no lo había visto y seguir como había planeado. Técnicamente su trabajo había terminado por este día y todo lo que restaba era tomar la cena con los demás empleados.


Le gustaba la idea de dejarlo pasar o la de fingir que nada estaba sucediendo. Si tenía que ser sincero, diría que era más cómoda, sin embargo Tsukishima tenía su propio sentido de la responsabilidad...y había sido eso lo que lo llevó a esa oscura habitación aquel día.


Porque era estúpido.


— Señor, no debería estar aquí...llueve, por favor vuelva dentro — Tsukishima habló en un tono suave y calmado cuando la distancia que los separaba se hizo más corta. El tremendo aguacero que el cielo prometía aún no era una realidad, sin embargo se trataba de una cuestión de tiempo. El aire era cada vez más frío y las gotas que bailaban entre sus acordes era cada vez más gruesas — ¿No sé siente bien? ¿Necesita que lo ayude con algo?


Aquel hombre volteó; ojos oliváceos, cabello revoloteando al viento, una expresión estoica que parecía no cambiar y un silencio repentino y pesado envolviéndolo. Esa persona otra vez. Lo sabía. Después de todo no se podía escapar del pasado, no había un lugar a donde pudiera ocultarse. Nunca tuvo tanta suerte y a veces pensaba que este trabajo podría no ser para él, pero ¿Qué tendría entonces?


— ¿Le gustaría que pidiera que alguien lleve su auto a la entrada principal? Si no se siente bien, podría pedir que uno de los choferes de la residencia lo lleve de vuelta o podría pedir un taxi para usted si se siente más cómodo...alguien va a llevar su auto a la ubicación que nos indique mañana a primera hora...por ahora debería volver o va a mojarse.


Tsukishima se mordió el interior de la mejilla. Solo estaba haciendo su trabajo, este hombre no tenía que recordar si lo había visto alguna vez en el pasado. Podría estar preocupándose por nada, pero ¿Por qué antes estaba tan interesado en hablar con él? ¿Por qué todavía lo miraba de esa manera? No parecía ese tipo de Alfa, pero tratar de juzgarlo sería irrespetuoso.


También decirle que despreciaba la forma tan fría y arrogante en la que estaba mirándolo, que lo hacía sentir como un objeto.


— No es necesario.


Ese hombre, Ushijima, le dio la espalda. El fugaz calor de su mirada lo forzó a contener el aliento por un instante tan largo como una eternidad ¿Iba a marcharse sin más? El estómago de Tsukishima se apretó, significaba eso que había terminado ¿Verdad? A un hombre como él no le importaba un sirviente cualquiera, no tenía por qué ofrecerle tanta importancia. Debería ser un alivio, sin embargo el rubio no estaba tranquilo.


— ¿No vas a acompañarme? — Tsukishima jadeó a la repentina y profunda voz de ese hombre ¿Por qué se había vuelto para mirarlo? — Si eres un sirviente, entonces tienes que hacerlo...muéstrame el camino de vuelta.


— Es mi trabajo, señor...es verdad — asintió el rubio. Apretó suavemente las manos, después de todo no podría alejarse de esta persona inquietante tan pronto. Al menos no estaba exigiendo su atención como la última vez, sin embargo esos ojos verde olivo, esa mirada tan oscura...se sentía como si estuviera siguiendo atentamente cada uno de sus ínfimos movimientos — El camino no es...no...— alzó una mano en dirección a la residencia y se mordió el interior de la mejilla. Bajó la cabeza, comenzaba a sentir como su corazón se agitaba a medida que era más consiente de como él peso de la tensión caía sobre sus hombros...después de todo no podía fingir que estaba bien — Señor...esto podría ser irrespetuoso de mi parte, pero ¿Nos hemos visto antes en otro lugar?


No. De verdad no podía fingir que estaba bien, no podía negar que tenía miedo...porque la verdad era que lo recordaba y que podía verlo también en los oscuros ojos de este hombre. Una noche tan oscura como el infierno.


— Eras el amante de mi tío.


Y el mundo se detuvo por un instante — ¿El...? — murmuró Tsukishima con un hilo tambaleante de voz, una ráfaga de aire lo golpeó como un frío latigazo. Se sintió indefenso y expuesto. Se hizo más pesada su respiración, comenzaba a sentirse inestable y confuso — No señor...eso no fue...jamás...— se cubrió la boca con una mano, temblaban sus dedos y cada palabra que emergía de sus labios.


Comenzaba a ahogarse ¿Entonces él sabía sobre eso? Su padre dijo que estaría bien, Akiteru también. Había pasado mucho tiempo y fue un incidente que en realidad a nadie había importado demasiado a pesar de que había involucrado también a la escuela de su familia. Qué un sirviente tuviera ese grado de intimidad con su amo no era tan extraño en estos días, por lo que no fue un problema tan difícil de cubrir y su nombre fue borrado del asunto. Ambas partes querían evitar cualquier posible escándalo por lo que hicieron un trato.


Nadie debería saberlo, a nadie debería importarle, nadie debería si quiera recordarlo. Había terminado, lo hizo, sin embargo ese tormento aún gritaba en la mente de Tsukishima. Aún vivía en su piel, aún lo asqueaba.


— No estaba especialmente apegado a él, pero pensaba era interesante — Ushijima avanzó un paso en su dirección y Tsukishima contuvo el aliento con desesperación, se abrazó a si mismo enterrándose los dedos a los antebrazos, sintiéndose incapaz de retroceder al poder esa mirada despiadada — Era un hombre mayor que fue seducido y encantado por un sirviente hasta que su locura lo llevó a la muerte...tenía curiosidad.


Le zumbaron los oídos. Tsukishima separó débilmente los labios y emitió una única palabra apagada. Retrocedió un paso tambaleante que estuvo a punto de hacerlo ceder a las confusas emociones que lo golpeaban. Tenía un nudo en la garganta, no podía respirar, no podía, no podía, no podía y quería llorar ¿Qué era lo que ese hombre había dicho? ¿Creía que era su amante? ¿Alguien había muerto? Se apretó su abrazo. Esto no tenía sentido, no lo entendía, no podía ¿Qué estaba diciendo? ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué estaba agitándose? Le quemaba la piel, gritaban sus recuerdos, era insoportable, esos latidos, todo. Gimió. Se lamentó. Sollozo.


No estaban calmándose ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué no se detenía? No quería recordarlo, por favor, no. No ese dolor, no esa frustración, no esa desesperación, no quería derrumbarse otra vez, ya no más. No de nuevo...pero no podía detenerlo.


Y se estaba cayendo a pedazos.


— Me preguntaba qué tan hermoso podría ser ese sirviente...que clase de belleza sería — la mano de ese hombre le sujetó bruscamente la barbilla y el cuerpo de Tsukishima se estremeció, esa tensión lo atravesó como si quisiera romperlo. Estuvo a punto de sollozar. Tuvo miedo, lo abrazó ese horror, la frustración e impotencia de saber que no podría hacer nada contra esos oscuros ojos — Tu rostro es más simple de lo que imaginaba, aunque es algo delicado para un Beta, no puedo verlo como algo demasiado especial...pero...— el rubio tembló. Ese hombre se inclinó hacia él y la mano que le había capturado el rostro se deslizó por su cuello hasta la garganta, mientras que la otra se atrevió a tocarle la cintura, a tomarla y apretarlo — Digamos que es agradable...y ese aroma es dulce.


El roce de su nariz, el calor de su aliento y la suavidad de la textura de sus labios sobre la piel de su nuca, y el cuerpo de Tsukishima reaccionó. Se agitó con violencia, con todo el horror que se apoderó de su torturada alma y golpeo a Ushijima, con todo el peso de su ansiedad desesperada, con el delirio de su locura. En una bofetada que le fue devuelta antes de que hubiera podido ser consciente de la falta que había cometido frente a ese Alfa.


Tsukishima se tambaleó torpemente hacia atrás, como una marioneta frágil y rota, sangre cálida brotó lentamente sobre su lengua. Sollozó. Apretó los labios y los puños, se atrevió a buscar la mirada de Ushijima y a sostenerla, por qué tal vez estaba molesto, porque quizá resultó insoportable, porque no quería perder a pesar de que ya no tenía nada a qué aferrarse, al mismo tiempo que buscaba la zona donde él lo había tocado, que enterraba las uñas en un intento desesperado por desaparecer la sensación del calor de su aliento.


Se tragó un sollozó. Volvió a morderse el interior de la mejilla, más sangre brotó, sin embargo no fue capaz de sentir dolor. Podía hacer esto ¿Verdad? No quería derrumbarse, no frente a este hombre. No ahora. No de nuevo. Tsukishima todavía tenía algo que quería proteger, todavía quería creer que servía para algo.


— Le ruego...le ruego que me disculpe, señor — se inclinó frente a él, estaba bien. Todo estaba bien. Podía manejar esto, podía hacerlo bien; había ofendido a este Alfa, esto era su culpa, necesitaba disculparse primero — Por favor, perdone mi atrevimiento.


— ¿Intentas terminar de esta manera con una conversación que tú mismo iniciaste?


Tsukishima, aún sin levantarse, apretó los labios experimentando una profunda amargura. Tal vez no sería tan fácil, quizá ya no valía la pena intentarlo ¿Por qué era tan inútil? ¿Por qué era tan estúpido? No servía para nada — También me disculpo por eso, señor...fue grosero de mi parte detenerlo, está lloviendo cada vez más fuerte, debería volver dentro...por favor.


— Tienes una actitud muy extraña — ese hombre murmuró algo y Tsukishima alzó levemente la cabeza, recibiendo el permiso de este para erguirse nuevamente — ¿Finges que eres amable? Cuánto trate de hablar contigo la última vez hiciste lo mismo.


— Solo con las personas que no me agradan, señor.


Tal vez estaba cavando su propia tumba en este momento, tal vez ya estaba harto. Estaba soportándolo, sin embargo también estaba rompiéndose. No lo estaba haciendo bien, lo estaba arruinado, todo su trabajo, todo el trabajo de su hermano...su pequeño mundo y fue una agonía similar a la muerte — Entiendo — pero, ese hombre, Ushijima, alzó la comisura de sus labios y le dio la espalda — Conozco el camino, no necesitas seguirme.


Sin decir más, sin hacer nada más, él se marchó y Tsukishima emitió una risa estrangulada y ansiosa. Un lamento apagado que, lentamente, fue transformado en sollozos. Estaba hecho pedazos, sus emociones eran un desastre, lloraba, gemía y agonizaba sin ser capaz de entender a las emociones despiadadas que lo atormentaban ¿Qué era lo que estaba haciendo? ¿Qué era lo que pasaba con él? ¿Qué tan roto estaba en realidad?


También debería entrar ¿Verdad? Estaba lloviendo y el aire era muy frío, no le gustaban los truenos, temía las sombras que esos constantes relámpagos proyectaban en todas direcciones. Necesitaba refugiarse pronto o tendría que volver a lidiar con un resfriado. Rápido. Rápido. Pronto. Sin embargo las piernas de Tsukishima no estaban moviéndose.


Rió, que débil, que cobarde. No estaba bien ¿Verdad? Idiota ¿Por qué no podía engañarse a sí mismo? ¿Por qué no podía fingir un poco más? Lo estaba intentando, maldita sea, pero estaba apretándole la garganta, estaba privándolo de la respiración, de su control, de su voluntad. Resultaba doloroso, de verdad era insoportable. Quería que se detuviera, quería desaparecer de una maldita vez, quería gritar, fuerte, fuerte, tanto fuerte y aun así trataba de soportarlo por todos los medios.


Una y otra vez. Una y otra vez. Una y otra vez, pero no estaba funcionando y su mente estaba colapsando.


¿Ese hombre ya no estaba más? ¿De verdad? ¿No podría volver a verlo? ¿No podría lastimarlo? Jamás ¿Verdad? Entonces ¿Por qué Tsukishima no podía sentir alivio? ¿Por qué nada estaba desapareciendo? ¿Por qué estaba llorando? ¿Por qué? ¿Por qué estaba derrumbándose? No estaba bien, no era feliz, su corazón no era libre y estaba consumiéndolo esa fría oscuridad.


A la nada, al vacío, a la soledad.


*****


— ¿Seguro que no quieres quedarte a pasar la noche? Hay suficientes habitaciones en la mansión


— No, está bien...no está lloviendo demasiado, puedo conducir sin problemas — uno de los sirvientes había traído el auto de Bokuto hasta la entrada principal. Solo había bebido un par de copas en toda la noche por lo que Kuroo no dudaba que todo estaría bien, sin embargo estuvo sintiéndose inquieto la última hora — No tienes que preocuparte — el bicolor le palmeó el hombro, fue un gesto muy reconfortante, pero no lo suficiente — Fue una fiesta interesante, hasta ese tipo, Ushijima, estaba sonriendo ¿Lo viste?


Kuroo se encogió de hombros. Habían cerrado un trato millonario, no veía razones por las que no debería estar complacido — Nos veremos después, conduce con cuidado.


— Claro — se despidió el bicolor, un sirviente lo protegió con un paraguas y acompañó hasta su auto, este arrancó y desapareció lentamente a la distancia en medio de esa suave tormenta gentil, entonces Kuroo se permitió suspirar.


Este tipo de reuniones siempre resultaba agotadora, nadie le había dicho que sonreír podría llegar a ser tan molesto. Sonrió con amargura. Los elogios y alabanzas tampoco le gustaban demasiado, pero no quería decir que no estuviera acostumbrado a ellos.


Volvió a la mansión y se asomó discretamente al salón que antes estuvieron ocupando, algunos sirvientes estaban limpiando y moviendo algunas mesas, pero él no estaba ahí — Tal vez ya se fue a dormir — era media noche y los otros empleados debían haberse marchado hace mucho, pero a Tsukishima no le gustaban las tormentas ¿Estaba bien? La última vez dijo que no era un problema, el rubio era alguien que podía manejarse muy bien a pesar de todo lo que había pasado entre ellos.


Eso último todavía le inquietaba; Kuroo no era idiota y el comportamiento de Tsukishima sugería algo que era muy grave. No estaba tratando de ser entrometido, sabía que tratar de forzar la verdad solo sería peor para el rubio, pero no estaba olvidándolo y cada vez que lo veía, cada vez que se daba cuenta de lo frágil que ese duro témpano de hielo era, más sentía que no quería dejarlo solo.


Que no podía hacerlo, Tsukishima era un enigma cuyos misterios comenzaban a obsesionarlo lentamente.


Volteó. El rumor de una charla apagada llegó repentinamente a sus oídos. Avanzó, provenía del salón principal; dos sirvientes estaban hablando junto a la escalera, reconoció al más alto como Akiteru, el hermano mayor de Tsukishima. No recordaba el nombre del más bajo, temblaba o salía huyendo cada vez que se acercaba, pero sabía que trabajaba en la cocina. Fue quien había hecho el postre que había encantado a sus padres. Los dos parecían preocupados.


— ¿Hay algún problema? — se acercó a ellos e inmediatamente lo hizo, el rubio más alto se inclinó en una reverencia; siempre le pareció un hombre muy correcto, pero era fácil hablar con él — ¿Pasó algo que necesito saber?


— No, señor...solo — el rubio miró al pelirrojo chico que trataba de minimizar su presencia detrás de él — Le pedí antes que hiciera algo por mí, pero parece no estuvo durante la cena y no está en su habitación.


— ¿No está? — señaló Kuroo, los sirvientes no tenían permitido usar teléfonos móviles durante sus horas laborales por lo que sería difícil tratar de contactarlo de esa manera — ¿Cuándo fue la última vez que lo viste?


— Lo envié a inspeccionar la residencia del sur, señor...creo que podría haber quedado atrapado en la tormenta — Akiteru se forzó a sonreír, sus palabras tenían sentido, el rubio debía estar refugiándose solamente. Probablemente volvería cuando lo creyera seguro, pero la persona frente a él no parecía muy conforme — Estoy seguro de que no va a causar ningún problema, no tiene que preocuparse por eso, por favor vaya a descansar.


Kuroo negó con la cabeza, no estaba molesto por eso; no tenía hermanos, pero creía entender como Akiteru se sentía — No voy a pedirte que dejes de buscarlo, sigue siendo tu hermano...eres libre de moverte por la piedad como te plazca ¿Esta bien?


— Gracias, señor, es muy amable — el rubio chico frente a él le dio una reverencia menos rígida que la anterior — Por favor, descanse.


Respondió con un asentimiento de cabeza y les permitió a las dos personas frente a él marcharse. El chico pelirrojo emitía un aroma que delataba su preocupación, los Omega tendían a parecer más frágiles en situaciones como esta, leer a un beta no era tan sencillo, pero tampoco era difícil. La tensión ya estaba sobre los hombros del hermano de Tsukishima ¿Cuantas horas habían pasado desde que esos dos se separaron? Tal vez debió haberlo preguntado.


Tal vez de esa manera no se sentiría tan ansioso por la ausencia de Tsukishima.


Avanzó por la escalera, solo un par de escalones y se detuvo al mismo tiempo que aferraba la mano al pasamanos. Su hermano ya estaba buscándolo así que debería estar bien, hasta donde sabía, Tsukishima podría solo estar refugiándose en la otra residencia. La lluvia debió haberlo atrapado antes de que pudiera volver, pero estaría aquí cuando lo considerara prudente. Era la respuesta más lógica, cualquiera en su situación lo habría hecho, sin embargo no estaba devolviéndole la tranquilidad.


Maldijo. De alguna manera esto comenzó a molestarlo, porque no tenía ningún sentido. Sin embargo, con toda su inconformidad y molestia creciente, volvió sobre sus pasos y tomó uno de los paraguas de la entrada principal. Estaría bien si echaba un vistazo ¿No? No tomaría mucho tiempo y fue por la parte trasera al jardín, pero se detuvo.


Era difícil desde su posición y con la vegetación entorpeciendo su visión, pero no podía ver luces en el interior de la residencia. Eso no determinaba si Tsukishima se encontraba o no dentro, Kuroo creía estar seguro de que debería ser el caso. Si no estaba en la residencia principal, entonces no podía imaginar algo diferente en medio de ese aguacero, sin embargo volvió su inquietud como una vocecilla latente entre el murmullo de la lluvia en el exterior.


¿Podía llamarlo un presentimiento, algo como intuición o instinto? Solo estaba pensando que, lo que parecía ser más obvio, podría no ser la respuesta que buscaba.


Kuroo no tenía motivos para haber llegado a esa conclusión, en realidad podría encontrar muchas razones para dudar, para que supiera que esta situación no era un problema que requiriera de su atención, incluso podría llamarlo un problema de poca importancia, pero no se sentía de esa manera para él. No era indiferente a Tsukishima y no estaba tratando de negar que, aunque parecía que no era nada importante, esta situación le preocupaba lo suficiente como para querer salir en medio de esta tormenta, para sentir que quería ir ahí, que quería encontrarlo y callar esa aflicción sin sentido, pero no sabía por dónde empezar.


Aun así, comenzó a avanzar por el jardín, el sonido apagado de la lluvia sobre su superficie se mezcló con el murmullo de sus pensamientos. Akiteru debería haber ido a buscarlo a la otra residencia en este momento, quizá lo mejor sería esperarlo, era la mejor solución, no podía imaginar nada por más que pensara, sin embargo, los pies de Kuroo continuaron avanzando entre los arbustos y sus ojos buscando en medio de aquella noche tomentosa.


Sin detenerse.


Sin dudar.


Hasta que fue capaz de encontrarlo, bajo la copa de un árbol que a penas y lo protegía de la lluvia, hecho un ovillo tembloroso y empapado.


— ¿Tsukishima? ¿Por qué...? — susurró ¿Qué demonios? ¿Por qué? ¿Desde cuándo? Esto no tenía sentido, pensó que debía ser un error, que tenía que serlo, pero no podía dudarlo cuando estaba viéndolo con sus propios ojos — Tsukishima — llamó a su nombre y se apresuró hacia él sin esperar por una respuesta, la ansiedad en su pecho se mezclaba con su confusión, con las dudas que se clavaban en su mente y se dejó caer de rodillas su lado, temblaba ¿Por qué? ¿Qué estaba pasándole? ¿Por qué estaba tan ansioso? — Tsukishima ¿Qué pasa? — le sujetó los hombros, estaba agitado su corazón, latía tan frenéticamente que volvía pesada su respiración — Tsukishima ¿Puedes responder? ¿Puedes decirme algo, por favor?


Era tan frío, la brisa que arrastraba la tormenta, el agua que salpicaban entre las hojas, la hierba filtrando su humedad a través de la tela de su pantalón y Tsukishima. Maldita sea, este chico estaba helado y empapado — Quiero volver a casa.


Kuroo lo miró sin comprender ¿Qué estaba diciéndole? ¿A casa? Esto no tenía sentido, nada de lo que estaba sucediendo frente a sus ojos lo tenía para él, la mansión estaba a tan solo unos cuantos metros ¿No podía moverse porque temía a la tormenta? Antes lo estaba manejando muy bien, no podía ser el caso ¿Qué era lo que estaba sucediendo entonces? Sentía que necesitaba peguntarlo desesperadamente, sin embargo lo más sensato aquí era hacer que este chico entrara lo más pronto posible. Necesitaba hacerlo rápido o iba a enloquecer por esa maldita ansiedad.


— Deberíamos volver dentro primero, tu hermano estaba preocupado, nadie sabía nada de ti — instó al rígido y frío cuerpo de Tsukishima a levantarse apresuradamente, le apretó los hombros, lo llamó, sin embargo este chico no estaba moviéndose, en serio no se daba cuenta de la situación ¿Qué estaba sucediendo? Kuroo estaba tratando de no pensar en eso, pero tenía la impresión de que antes lo había escuchado sollozar — Tsukishima, tenemos que ir dentro — insistió — Es una locura que te quedes aquí, soy tu amo ¿Debiera ordenártelo?


— No es necesario que se preocupe por mí, señor...estoy bien.


Kuroo frunció el ceño ¿De verdad creía que podría caer en eso? antes había creído que estaba molesto, se sentía de esa manera, pero comenzaba a entender cómo se sentía; comenzaba a darse cuenta de que estaba frustrado, de que estaba más preocupado de lo que creía...de que lo que más lo molestaba era que no podía controlar sus propias emociones. Un Alfa como él no podía hacerlo — Entonces voy a llamar a tu hermano — también podría forzarlo a entrar, pero de ser posible no quería hacer algo que pudiera alterarlo más de lo que ya parecía. Solo necesitaba que lo escuchara, seguir aquí era una locura — Debería estar cerca, antes estaba buscándote, así que...— Kuroo hizo amago de levantarse, podría intentar con esto, pero si tenía que arrastrarlo, entonces lo haría...sentía que podría llegar a cualquier extremo ahora.


— Señor, no es...no es necesario...— afortunadamente Tsukishima reacciono a su amenaza y alzó la cabeza, entonces, con el corazón apretado, Kuroo entendió que era lo que el rubio no quería que su hermano viera ¿Qué demonios había sucedido? Su aspecto era un desastre, obviamente; no tenía que mencionar que su ropa estaba completamente empapada, su rostro era tan pálido que destacaba a lo enrojecido de sus ojos, a su pena, a su dolor, a su fragilidad y a la hinchazón de su labio herido — ¿Los invitados ya se marcharon? No quisiera dar una mala imagen.


Tal vez no lo habría notado en otro momento, pero ese pequeño corte estaba ahí y Kuroo era tan consiente de él como lo era de su molestia — ¿Quién te lastimó?


Tsukishima primero lo miró con horror en esos ojos llenos de lágrimas, luego bajó la cabeza y llevó uno de sus largos dedos a la zona inflamada — No es nada importante, no tiene que molestarse con eso.


El moreno apretó la mandíbula. Si no era nada importante, entonces decírselo no debería ser un problema ¿Verdad? Kuroo tenía ganas de escuchar un nombre, no le importaban las razones, nadie tenía derecho a tocar a ninguno de sus sirvientes, pero no podía insistir demasiado en ello en esta situación. No ahora, sin embargo no lo estaba olvidando — Vamos dentro — se levantó para tenderle una mano — No necesitas decirme nada, no voy a hacer preguntas si no las quieres, pero que te quedes aquí es una locura...no voy a permitirlo.


— No necesita...


— Si tengo que hacer algo como esto o no, tú no tienes derecho a juzgarlo — lo interrumpió el moreno, alzando la voz, el rubio se tensó. No estaba equivocado, Kuroo estaba molesto, sin embargo le sonrió gentilmente; el rubio debía ser la segunda persona que se atrevía a rechazarlo de esta manera, pero si había sido la primera en golpearlo, la primera en gritarle y ponerlo en su lugar, la primera en agitarlo y abrumarlo de esta manera ¿Por qué estaba pensando en algo como eso ahora? ¿Por qué era tan confuso? — Estoy aquí porque estaba preocupado, así que ¿Puedes permitir que te lleve de vuelta? Vamos ¿Si?


La mirada cristalina de Tsukishima tembló ¿Qué era lo que estaba pasando por su cabeza? ¿Cómo había terminado así? ¿Quién demonios lo había lastimado? Cuando lo veía de esa manera parecía una criatura muy frágil y pequeña, parecía tan desamparado y solitario, que ese desasosiego le apretó el corazón y cuando tomó su mano, cuando percibió el débil calor de su piel y el temblor de su cuerpo, la ira de Kuroo se diluyó lentamente...y sintió que estaría bien si podía sostenerlo.


Sintió que de verdad quería hacerlo.


*****


Tsukishima apoyó la cabeza contra la madera de la puerta de su habitación, de alguna manera su cuerpo había recuperado un poco del calor que había perdido a causa de la lluvia, sin embargo no se sentía diferente de antes. No. Ese sentimiento vacío seguía ahí, haciendo un hueco en su pecho, privándolo de cualquier otra sensación además de las frías manos que alguna vez profanaron su cuerpo. Sintió amargura. Había pasado un tiempo desde que se sintió así de derrotado y roto...desde que había permitido que alguien lo viera así.


— Lo vi sobre la meza...la nota que dejaste junto con las llaves que te di antes, estaba preocupado...estuve buscándote por todos lados — detrás de la puerta, la voz de Akiteru sonó más apagada y frágil; no necesitaba verlo para saber que estaba preocupado. Lo conocía y lamentaba tener que hacerle esto — ¿Estás seguro de que todo está bien?


— Si, lo siento...acabo de salir de la ducha, me mojé un poco mientras estaba volviendo — apretó los parpados, le ardían los ojos — Pero todo está bien, lamento haberte preocupado.


— Es inevitable, Kei, te quiero demasiado — el rubio sonrió con amargura, no quería llorar otra vez, pero no estaba tan bien como quería aparentar. No se sentía bien, nada estaba bien y poco a poco, la energía que había conseguido reunir para aparentar que era así, para engañarse a sí mismo, estaba desapareciendo. Era tan patético y lamentable — Es tarde, asegúrate de secar bien tu cabello ¿Si? Y descansa.


Tsukishima se abrazó a sí mismo, quería responder, sin embargo no se sintió capaz de hacerlo. No sabría que decir cuando ni siquiera sabía cómo sentirse. Lo que había escuchado antes, lo que ese hombre le dijo, todavía no era capaz de asimilarlo. No podía creerlo y, aunque esa información podría ser cierta, no había traído tranquilidad a su corazón, nada de alivio. No era libre de esas emociones, ni de esa oscura habitación. Estaba encerrado ahí y estaba hundiéndose lentamente, añorando desaparecer de una maldita vez. Nada estaba cambiando, seguía siendo el mismo. Pensaba que lo estaba haciendo bien, pero tal vez ya estaba arruinado para siempre.


— ¿Estás bien?


— No, señor — volteó en dirección a Kuroo, su respuesta inmediata provocó que sus labios formaran una sonrisa amarga. No podría negarlo aunque quisiera cuando lo había hecho presenciar una imagen tan desagradable, Tsukishima estaba tan avergonzado que apenas podía sostenerle la mirada, tanto que quería desaparecer — De verdad, lo lamento, todo lo que he hecho hasta ahora es causarle problemas.


— Al menos estás siendo sincera conmigo.


— No veo como mentir me ayudaría en algo ahora.


Podía imaginar que su sinceridad era una buena señal, sin embargo para Kuroo se sentía como si Tsukishima solo estuviera resignado y cansado. No quería seguir agobiándolo o transformarse en un motivo más para su estrés, sin embargo aún estaba intranquilo, aún no creía que pudiera abandonar esta habitación. No así — ¿Quién te lastimó? ¿Se trata de la misma persona que te llevó a ese estado?


Tsukishima separó los labios y sus dedos buscaron la tibia zona inflamada — Esto es algo que merecía, yo...— bajó la cabeza, era difícil de explicar, amargo y desagradable como las emociones que trataban de enfermarlo — No tiene...no tienes que preocuparte por algo como eso.


¿No? ¿Cómo podía ser tan frío? ¿Cómo podía ser tan distante? ¿Por qué siempre lo empujaba lejos?


— De verdad odio esto — masculló el moreno y Tsukishima lo miró con confusión ¿Había hecho que se molestara? Si ese era el caso, entonces ¿Por qué la mirada de Kuroo era más suave de lo que debería? No podía entenderlo o a sí mismo, a lo poco esquivo que fue cuando él comenzó a acercarse y lo tomó de los hombros. Él estaba tocándolo ¿Verdad? No podía negar ese calor...no podía negar lo que le hacía sentir — Pensaba que éramos un poco más cercanos.


¿Más cercanos? Tsukishima estaba un poco aturdido, muy agitado y demasiado confuso ¿Qué estaba pasando a su conciencia? Todo esto era irreal y nada estaba bien y sus emociones volvían a abrumarlo lentamente. De una manera tan distinta — Yo... — cerró los ojos y apretó los puños. Repentinamente sintió como si estuviera en caída libre, tal vez ya estaba cediendo su cansancio, a todo esto, sin embargo encontró un soporte sobre el hombro de Kuroo, cobijo en el brazo que lo sostuvo gentilmente de la cintura, en ese calor que era solo para él...y descubrió que todo estaba bien otra vez, que se sentía bien. En paz y seguro — No me gusta cuando otras personas me tocan ¿Sabes?


— ¡Oh! Si te hace sentir mejor, voy a fingir que estoy sorprendido por esa confesión — Tsukishima se permitió sonreír. Apoyó una mano contra el pecho de Kuroo y se apartó, le gustó el latido de ese corazón sobre su palma, la sensación de su calor y ese aroma que no desaparecía. Sonrió débilmente. Trataba de decirle que comenzaba a ser más consciente de lo cercanos que eran y que él podría ser más de lo que pensaba o creía — Todavía sonríes ¿Eh? Acabo de recordar que una vez te dije que eras encantador — esta vez el rubio rodó los ojos, ahora ya no lo era tanto ¿Verdad? — Parece que tienes fiebre muy a menudo.


— Parece que la lluvia ha estado sobre mí muy a menudo, debo gustarle mucho.


— Si, es verdad...supongo que está tan encaprichada contigo que no puede dejarte tranquilo, deberías hacer algo con ese encanto tuyo, podría ser peligroso — Kuroo sonrió con amargura, ese silencio fue como la armonía tranquila del canto de la lluvia. Se preguntaba si Tsukishima también podría sentirse igual, pero no lo sabía...no sabía absolutamente nada de él — Dormir...deberías ir a la cama y descansar, si no te sientes bien podrías tomarte el día de mañana.


Kuroo lo invitó a avanzar a la cama, parecía dispuesto a ayudarle a llegar si era necesario, la habitación era pequeña por lo que era inevitable que dos hombres de su tamaño estuvieran muy cerca el uno del otro, sin embargo no lo molestaba. A ninguno. Todo estaba bien, lo hacía porque él estaba aquí, igual que aquella vez, igual que cada vez. Este hombre era algo que no podía descifrar — No tienes que ser tan atento, no es necesario.


— Me gustaría asegurarme, antes tú...— hizo una mueca algo tímida, fue una sorpresa. Kuroo parecía otra persona cuando estaba con él, no ese Alfa altivo de la primera vez — Ya sabes, no estoy tratando de hacer nada raro...solo quiero asegurarme, si necesitas un medicamento yo podría traértelo.


Se dejó guiar, tenía ganas de sonreír. No tenía idea de que Kuroo fuera un hombre tan amable, que pudiera ser tan atento, tan paciente o que pudiera sonreír tan dulcemente. Los otros sirvientes le tenían un poco de miedo, Hinata especialmente, sin embargo no era así para Tsukishima. Lo inquietaba, lo desestabilizaba, sin embargo no era como el hombre que le había dado esa bofetada, no era como la persona que lo lastimó o como aquellos que alguna vez lo miraron con desprecio o indiferencia. Era más real y su presencia devolvía la calma que su corazón había perdido.


No tenía miedo, confiaba en él y quería que se quedara a su lado un poco más. Solo un poco más, lo quería de verdad y no lo entendía, no quería hacerlo, pero estaba sucediendo...sin que pudiera detenerlo.


— Alguien me lastimó — susurró Tsukishima, había pasado un tiempo desde que se sintió así de frágil y roto o así de tímido, sin embargo eso no impidió que sujetara el borde de la camisa de Kuroo ¿Qué estaba haciendo? ¿Qué era lo que pretendía? ¿Porque su corazón quería responder a él? — Hace...hace mucho tiempo.


— ¿Hace mucho tiempo? — Kuroo miró la mano que lo sostenía en un agarre frágil y al cansado rostro indefenso del chico recostado en la cama con aturdimiento y agitación. Estaba a punto de irse, pero esto lo descolocó, eran palabras que no deberían tener sentido, aun así, fueron palabras que él fue capaz de entender — Lo imaginaba — volvió un paso hacia él, no podía encontrar aquello que quería decir, odió que su mente estuviera en blanco, maldijo a la aflicción de su corazón, a su frustración, a su inutilidad, aun así le sostuvo la mano con fuerza — ¿Quieres hablar?


— No quiero — sollozó el rubio, este cerró los ojos. Su expresión se rompía lentamente, temblaban esos labios enrojecidos, se estremecía su cuerpo y Kuroo tuvo el deseo de sostenerlo, de hacerlo con toda el alma que también sufría — No quiero, pero...


— Está bien — susurró gentilmente, Kuroo — Todo está bien...cuando estés listo, cuando sientas que está bien ¿Si? No llores.


Sus dedos se entrelazaron en un agarre suave con aquellos delgados y fríos, y el cuerpo de Kuroo descendió hasta que estuvo sentado sobre el borde de esa pequeña cama. Entonces le acarició el cabello con la otra, lo arrulló deslizando gentilmente los dedos entre esas hebras tan suaves como la seda. No iba a hacer preguntas porque entendía que debía ser duro para él, porque lo había visto en sus ojos y sabía que no era el momento para algo como esto, sin embargo quería decirle que no iba a ir a ningún lado, quería reconfortarlo, que supiera que estaba a salvo, que iba a escucharlo y que estaba aquí.


Que lo estaría todo lo que él lo permitiera si era su deseo, porque ese también era el deseo de Kuroo y se preguntó qué clase de emoción era esa ¿De qué se trataba ese impulso de protección?

Notas finales:

>3< Gracias por leer >3<


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