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Viejo Amor - CHERIK AU. por AlatheaMorwellan

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Una semana había pasado desde su cita con el atractivo pero bobo rubio, y Charles evadía con destreza a su hermana. La joven lo había llamado infinitas veces luego del mensaje que él le envió donde le había explicado brevemente que la cita había sido un desastre y que no quería que ella volviera a armar ninguna otra. El problema era que Raven no se caracterizaba por ser de fácil resignación, y sabía que no sería tan sencillo disuadirla. 

Sin embargo lo que a Charles más le molestaba era que toda la cuestión de las citas y tener que volver al "ruedo" en lo que a parejas respectaba, lo había revuelto por dentro. Haciéndole añorar, aunque le costara admitírselo, lo agradable que era sentirse amado y cuidado por otra persona. Algunos recuerdos comenzaron a arremolinarse en su cabeza, recuerdos que contenían a Erik y a él en sus mejores momentos, y agradeció que el timbre estuviese sonando. Añorar su fallido matrimonio era un desperdicio de tiempo.

- ¡Ya voy! - Gritó mientras dejaba los papeles sobre el escritorio, y corrió a abrir la puerta. Probablemente era Peter que se había olvidado sus llaves.

- Hola Charles, ¿qué tal? - Erik lo saludó con una sonrisa y el menor tuvo ganas de cerrar la puerta en su nariz. ¿Qué demonios hacía ahí?

- Estaba bien hasta que llegaste. ¿Qué quieres, Erik? tengo trabajo que hacer... -

- Siempre tan educado. Necesito hablar contigo. ¿Serías tan amable de permitirme pasar? - Repuso con ironía y Charles dejó escapar un suspiro y se hizo a un lado. 

Erik entró y se sentó en el sofá de tres cuerpos que estaba en el living. Se hundió en él y cerró los ojos placenteramente.
- Éste sofá fue la mejor compra que pudimos haber hecho. Sigue tan cómodo como hace quince años atrás. -

El estómago de Charles se revolvió al oír esas palabras. Podía recordar a la perfección el día que lo habían comprado. Era un día soleado, eran jóvenes y eran felices.

- Sí, es cómodo. Peter y Lorna lo adoran. Supongo que por eso es que no lo cambié aún. - 

- ¡Heredaron nuestro buen gusto! - Erik sonrió pícaramente y Charles no pudo evitar sonreír también. Por más de que se esforzaba en mostrarse serio delante suyo, a veces le era prácticamente imposible.

- ¡Hey, sonreíste! ¿Me gané algún tipo de premio? - Se puso de pie y se acercó con un gesto divertido en el rostro, Charles volvió a ponerse serio.

- Sí, te ganaste ir a buscar a tu hija al colegio por el resto de la semana. - Charles le dedicó una falsa sonrisa inocente y Erik encarcó una ceja mientras eliminaba la distancia que los separaba.

- ¿Para que puedas seguir teniendo citas? - Inquirió mordazmente y el color desapareció del rostro de Charles. ¿Cómo demonios lo sabía?

- M-mi vida es asunto mío, Erik. No creo que deba... - Erik silenció su balbuceo.

- Tu vida es asunto tuyo pero afecta a nuestros hijos también. Espero que tengas en claro que no puedes meter a cualquiera aquí. - Erik escupió repentinamente enojado.

- Mis hijos son mi prioridad, Erik. Jamás traería a un desconocido aquí, así que si eso es lo que te preocupa, puedes estar tranquilo. Ahora dime de una vez a que viniste. Tengo que seguir trabajando! - Charles espetó molesto. Quería que Erik se fuera, se sentía incómodo y le molestaba demasiado que se hubiera enterado.

- ¿Es por lo que te dije? ¿Necesitas demostrar que si sientes deseo y por eso sales con los idiotas que tu hermana elige por ti? - Erik rebatió con saña, mientras se acercaba aún más, arrinconándolo.

Esas palabras fueron como un puñetazo en el estómago y toda la tranquilidad que comúnmente caracterizaba a Charles se esfumó.

- ¡No necesito demostrarle nada a nadie! ¿Piensas que soy un robot que no siente nada? Porque si es así estás equivocado! Soy un ser humano, Erik. Tal vez nunca terminaste de notarlo, pero tengo las mismas necesidades que el resto de mundo! Así que no te atrevas a criticarme por querer tener una vida amorosa cuando tu no dejaste de follarte a todo lo que se te cruzara en los últimos siete años, y antes también! - Escupió con furia y el rostro de su ex-esposo se contorsionó.

Erik lo tomó de los brazos y lo empujó contra la pared. Estaba colérico y Charles se estremeció bajo su agarre. No sabía si de enojo o por la cercanía.

- ¡Estás malditamente equivocado! - Erik gruñó con rudeza. - Jamás te engañé, Charles. Y es algo que jamás pudiste creer ni entender. Nunca hubo nadie más que tú mientras fui tu esposo. - Suavizó la presión de su agarre y su mirada perdió el enojo para ser reemplazada por resignación. Se miraron fijamente durante un momento, como hacía mucho tiempo no hacían y Charles sintió el molesto impulso de besarlo. Ansiaba creerle, y ansiaba volver a sentir esos labios sobre los suyos. Erik parecía haber adivinado sus pensamientos porque repentinamente comenzó a acortar la distancia entre sus bocas.

La mente de Charles pedía a gritos salir de allí, pero su deseo claramente iba en dirección opuesta. Estaban a escasos centímetros, presa de sus más bajos instintos cuando el timbre sonó y los sacó del sopor. Charles maldijo al timbre y a su frustración por ese beso no concluído y Erik bufó en voz alta.

Charles empujó a Erik, y tras serenar su respiración, abrió como si nada hubiese pasado.

- ¡Papá! - Peter saludó alegremente y entró, deteniéndose sorprendido cuando encontró a su otro padre en el living.

- Hey, viejo! Tú también estás aquí! Es bueno verte. - Erik le sonrió en respuesta y el joven miró con curiosidad a ambos. - Oigan, estaban peleando o algo así? Están raros. - Peter sentenció con su característica sinceridad. Charles se ruborizó y negó rotundamente con la cabeza mientras Erik sonreía.

- No, hijo. No peleábamos. Sólo intentaba explicarle una cosa a tu padre, pero ya sabes. Es bastante cabeza dura. - Erik explicó con burla, aunque a Charles no se le escapó el implícito tono acusatorio en la frase.

- Ajá. Bien... - Peter los miró evaluándolos y finalmente asintió. - Ya veo. En fin, subiré a mi cuarto. ¡Tengo tarea que hacer! Te veo mañana, viejo. - Se despidió de Erik, y subió corriendo la escalera dejándolos solos.

Ambos lo miraron sorprendidos y Erik finalmente volvió su mirada hacia su ex.

- Charles... - Erik comenzó pero el nombrado lo detuvo. 

- Yo... tengo que trabajar. Tengo que estar en el consultorio en menos de media hora así que te pido por favor que te vayas. - Le salió más como un ruego que como un simple pedido, y se enojó consigo mismo por eso. La idea de que Erik le siguiese afectando tanto lo perturbaba.

- Está bien. Pero no dejaremos las cosas así, volveremos a hablar de éste tema. - Erik agregó molesto.

- No tenemos nada que hablar. Ya no estamos casados, y no importa lo que sucedió en el pasado. Haré mi vida, y tu harás la tuya. Cada uno tiene que seguir adelante. - 

- No me trates como a uno de tus pacientes, Charles. No soy imbécil, tu deseaste ese beso tanto como yo lo hice, y si no hubiese sido por Peter hubiera... - Charles lo silenció nerviosamente.

- ¡Cállate! Peter podría oírte y pensará cualquier cosa. - Charles suplicó desesperado.

- Pensará lo que es. - Erik sentenció enfadado.

Charles suspiró cansado. No tenía sentido seguir discutiendo con él, sólo lo desgastaba física y emocionalmente, para llegar únicamente a un punto muerto.

- Bien. Debo irme, si quieres quedarte con tu hijo hazlo. Se me hace tarde. - Charles tomó su saco y su portafolios del perchero, se puso el abrigo y cuando estaba a punto de irse Erik lo tomó por el brazo.

- Despídete apropiadamente. No soy un fulano cualquiera, soy el padre de tus hijos. - Y sin darle tiempo a replicar lo besó fugazmente. Para cuando estaba intentando procesarlo, lo soltó. - Ahora si, adiós Charles. Iré a despedirme de Peter. - Le dedicó una radiante sonrisa que a Charles le causó ganas de asesinarlo y subió rápidamente las escaleras.

- Estúpido, estúpido. - Una vez en el auto, Charles se golpeó suavemente la cabeza contra el volante. Todavía podía sentir el leve contacto de los labios de Erik sobre los suyos, un cálido hormigueo los recorría. ¿Por qué no se sentía horrorizado? Lo avergonzaba tener que admitirse que habría deseado intensificarlo más. Y eso no le gustaba ni un poco. Se había esforzado mucho por olvidar a Erik, no echaría a perder tanto esfuerzo. 
Tomó su celular, marcó y esperó.

- Hola hermanita. Cómo estás? Te llamaba para preguntarte si ya tienes mi próxima cita lista. -

******************************

- Peter, hijo. Vengo a despedirme, tengo que trabajar. Tu padre ya salió también. - Erik le explicó mientras tomaba asiento al borde de su cama donde el joven estaba echado ojeando una revista.

- Está bien, pa. Ve tranquilo. Oye... discutiste con papá? No lo veía con ese semblante desde que atropelló el auto del vecino que estaba estacionado. - Sacó su mirada de la revista para clavarla en su padre.

Erik soltó una carcajada.
- Tan típico de Charles. Bueno, no estábamos peleando exactamente, sólo tenemos diferentes opiniones acerca de algo y bueno, ya sabes. Es todo. -

Peter pareció considerarlo mientras lo observaba fijamente. 
- Entiendo. Bien, ve tranquilo viejo. Estaré aquí haciendo tarea. -

Y viendo porno, pensó Erik por dentro.

- OK, te veo mañana hijo. Comportate y no hagas renegar a Charles. - Se acercó, depositó un dulce beso en su cabeza y salió de la habitación.

El joven esperó prudentemente hasta oir el motor del auto de su padre y finalmente tomó el teléfono. 
- Hola Kurt, soy yo. La primera parte del plan funcionó. Dile a la tía Raven que estuvo estupenda al contarle a papá. Ahora nos queda la segunda parte. Te llamaré cuando averigüe como seguir. -

Peter se sentó frente a su computadora y mientras navegaba una sugerencia de Internet le cayó como un rayo de luz. "Chat para solos y solas."

Sonrió maliciosamente mientras todo el plan iba desarrollandose en su mente. Haría que sus padres volviesen a estar juntos, porque se querían y no tenia ni una mínima duda de eso. 


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