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Dimensión Espejo por Whitekaat

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Notas del capitulo:

Espero les guste el nuevo cap.

Saludos

 

 

CAPÍTULO III

PELIGRO

 

Llevaba dos semanas desde aquel incidente, las cosas a su alrededor parecían haber cambiado, o al menos él lo veía con ojos distintos, desde aquel día se encargó de buscar a través del internet, en libros e incluso se aventuró a incursionar en sitios al borde de la legalidad acerca de Niké, la dimensión espejo o lo que fuese relacionado a la información que obtuvo de su profesor, pero cada búsqueda llevaba a lo mismo, a nada, a suposiciones, a temas esotéricos que distaba mucho de lo que él deseaba.

Descubrió que Niké se le llamaba a la diosa de la victoria en la mitología griega, la cual acompañaba a varios dioses, varias de sus interpretaciones no estaban tan erradas a como era la criatura Niké que el vió, pero no hablaba de nada acerca de una diosa que cumpliese deseos, cuando buscó por la dimensión espejo sólo encontró charlatanería de un mundo alterno donde quien entraba robaban su identidad, en los libros no encontró nada y por la web tampoco, única fuente de información era su profesor.

Y él, aquel hombre de cabellos castaños era otro problema, después desde el incidente su existencia ya no contaba para su profesor, su tareas eran como las de cualquier otro docente, supervisión, organización, solución de cuestiones de gestión en torno a su grupo de clases, siempre con una actitud parca con todos, su clase de deportes era algo sádica, como si estuviese entrenando gente para un escuadrón de lucha.

En esa semana a pesar del miedo que pudiese causar Aioria, su hermano fue el único capaz de protestar aludiendo que estaba siendo exigente y que si él no podía realizar todas las tareas que le pedían, no podía exigir de esa manera a los alumnos, grave error por parte de su hermano, el profesor retó a Kanon en distintas disciplinas ese día, en donde su gemelo fue aplastado en cada una de ellas, después de ese día nadie se atrevería a cuestionar su método de enseñanza.

Saga intentó acercarse nuevamente al moreno, pero él hombre no era iluso y cuando lo veía llegar con ese dudoso andar, tímido lenguaje corporal contrastando con aquella mirada decidido siempre lo ignoraba, nunca había tiempo para él y que si era realmente importante lo esperara fuera de horario de clases, cosa que Saga hizo, sólo para enterarse que el profesor ese día tuvo que abandonar antes el instituto.

— Marin necesito tu ayuda— su plan de establecer una mejor relación con la chica si había resultado, al menos era un punto a tachar en su lista.

— Si, Saga. Sabes que puedes pedirme lo que sea— las mejillas de la chica parecía tornarse del mismo color rojizo de su cabello, Saga de cierta forma sabía que Marin esperaba algo más de él, pero por su parte tenía cosas más importantes que hacer o que saber antes de si quiera pensar en alguna especie de relación no amistosa.

— Sé que gozas con el privilegio de la información y me gustaría obtener información del profesor Aioria — la chica lo miró por unos segundos algo confundida por su petición así que prosiguió hablando— no me causa confianza, y quería saber si podías obtener cualquier información, ya sabes, edad, estudios, familia, domicilio, todo lo que esté a tu alcance. —

— Yo no lo sé, Saga, los datos personales de los profesores son un tema delicado. — La chica estaba dudosa, pero el gemelo veía que no se negaba del todo, sólo requería un ligero empujoncito de su parte.

— No es para nada malo, esto quedará entre tú y yo, y prometo regalarte una comida saliendo del instituto ¿Qué dices? — Saga sólo pudo ver aquella brillante mirada asomarse entre su flequillo, ese tono rojizo saturarse aún más para saber que ya tenía a la chica en su mano.

— Está bien, te traeré todo lo que encuentre durante esta semana. — Saga no pudo evitar sonreír frente a su victoria.

De repente el bullicio típico de una sala de clases se detuvo, su compañera frente a él no parecía ni respirar, estaba otra vez ahí en aquel extraño lugar, lo que sí logró escuchar esta vez fue el sonido de un rugido, un rugido que se encontraba más cercano esta vez, la luz dentro del aula disminuyó, y al mirar por la ventana Saga también se congeló horrorizado por lo que sus ojos veían.

Aquello era un monstruo, tan grande como un edificio, su piel como roca volcánica resquebrajada, surcos en su piel por donde se veía algo parecido a lava,  la cual en ocasiones escurría y caía al piso, aunque su profesor no se lo había dicho en esa ocasión ahora Saga tenía claro contra que era lo que luchaban, contra lo que Niké le pedía que batallara, y quizás esa era una de las grandes razones por las que el moreno le ordenó jamás hacer un trato con la diosa.

Pero estaba ahí, tan cerca de él, quizás no era buena idea, pero Saga jamás se caracterizó por seguir las ordenes de alguien que apenas conocía, así que superando su shock inicial comenzó a correr  por los pasillos y las escaleras del instituto, viendo como todo seguía inmóvil hasta lograr salir del lugar.

Mientras corría pudo escuchar los rugidos de aquel ser,  mientras seguía avanzando por las calles a lo lejos Saga logró ver tres destellos en color oro que venían desde distintas direcciones y una de ellas pasaba por sobre su cabeza y tenía claro de quien se podría tratar.

Sus piernas estaban fatigadas de tanto correr y aún le quedaban bastantes cuadras antes de estar cerca de la criatura, pero mientras más se acercaba más cosas lograba escuchar, gritos, explosiones, cosas chocar entre sí, veía luces doradas impactarse contra el cuerpo del monstruo y ver las doradas siluetas de tres sujetos batallar contra él.

Pero Saga no pudo correr más, no cuando algo se puso frente a él impidiéndole avanzar, o más bien dicho alguien, Niké estaba frente a él con aquella cálida sonrisa que tenía como la primera vez que la conoció.

— Saga, no puedo permitirte ir ahí, no así ¿Ya decidiste cuál es tu deseo? — preguntó la diosa alada frente al muchacho que se había petrificado con tan sólo verla.

— Yo… aun no sé qué desear, es algo difícil pensarlo, podrían ser muchas cosas, no logro decidirme — La voz del castaño resonaba en su mente, y a las voces de los recuerdos se le sumaban frases que suponía que el hombre le diría si se enteraba que estaba en ese instante junto a Niké cuando le advirtió que se alejara de ella.

— Niké ¿Me podrías decir que es esa cosa? — se atrevió a preguntar buscando de algún modo desviar la conversación del deseo.

— Claro, aquel ser que ves ahí, se llama Hiperión, un titán, un ser maligno que busca salir de esta dimensión e ingresar a la tuya y parte de mi deber es lograr que aquellos seres no cumplan su cometido — respondió tranquilamente la divinidad.

Pero su conversación se vió interrumpida por un escombro de roca volcánica que caía a su costado logrando expulsarlo hacia el otro lado por la fuerza con la que venía aquel proyectil. El corazón de Saga se detuvo unos segundos después que abrió sus ojos nuevamente  al ver una gran roca que antes aparecía ser el brazo del titán se dirigía directo hacia él, se vio perdido, inmóvil y hasta por un momento muerto pero aquello  no ocurrió ya que con una rapidez sobre humana  fue tomado por uno de los hombres de armadura dorada llevándolo lejos de lo que fue el brazo de Hiperión.

— ¡Shura, Camus háganlo ahora! — la voz del castaño retumbó en sus oídos y vio como desde lejos como una especie de poder salido desde los otros dos sujetos atravesaban el cuerpo del titán.

Aquel pilar de luz volvió erguirse hacia el cielo, se escuchó aquel mismo rugido agónico de la última vez. Cuando sus pies tocaron el piso volvió a sentir el temblor y tras unos segundos ya estaba preparado para ver como la ciudad se reflejaba sobre su cabeza hasta desaparecer por completo.

Saga vió a otros dos hombres aparecer frente a él caminando con total tranquilidad, uno de largos cabellos azul verdosos  de rostro inexpresivo vistiendo un traje y el otro de cabellos puntiagudos, de color obscuro y con largas patillas que iba vistiendo ropa formal; cuando ellos llegaron a su lado se escuchó otro estruendo, como el de un accidente, una explosión y a lo lejos gritos y llantos.

Saga se atrevió a levantar su rostro observando la iracunda mueca que ahora era la cara de su profesor, se sentía intimidado aún más con los otros hombres de rostro serio frente a él.

— Con que él es el nuevo elegido de Niké— dijo el hombre de cabellos largos mientras lo observaba con su penetrante mirada.

— No — fue la escueta respuesta del castaño.

—  ¿A qué te refieres con no, Aioria? — Fue el turno del otro sujeto de hablar — Sabes más que nadie que necesitamos toda la ayuda posible, afrodita ya no está, Mu tampoco y… — pero su voz fue interrumpida sin poder seguir hablando.

— Esto no está a discusión, el no será una caballero, nos las arreglaremos hasta que aparezca otro, es apenas un chico y es mi última palabra. — Aioria se giró dándole la espalda a los otros dos hombres y miró al menor con seriedad antes de hablarle — vamos, debemos regresar. —

— Lo eligió, sabes que volverá por él cada vez que pueda y estará en peligro si no se puede defender. — el hombre de cabellos oscuros volvió a hablar pero el castaño lo ignoró comenzando a caminar en dirección del instituto junto a su estudiante a un costado.

 

 

 


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