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Dimensión Espejo por Whitekaat

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Notas del capitulo:

Feliz año nuevo a todos, desde el año pasado que no actualizaba *inserte musica de mala broma* 

Espero que este año sea mejor para todos, que vengan cargados de nuevas lecturas, nuevas actualizaciones, de esta hermosa y poco querida pareja y todas esas cosas. Gracias a los que leen y aun le dan una oportunidad a este fic.

Saludos.

 

 

CAPÍTULO VI

VENENO

 

El menor comenzó a hacer todo casi de manera automática desde que salió de la ducha; secar su cuerpo, ignorar a su profesor, vestirse, ignorar a su profesor, llevar las ropas húmedas a la secadora, ignorar a su profesor, ir por algo para comer y beber y otra vez, ignorar a su profesor.

Saga aún tenía su rostro rojo, aún sentía el peso de sus acciones y junto con ellas las imágenes de lo que había pasado en el baño y las manos del castaño recorriendo su cuerpo, suspiró una vez más cargando su cabeza contra el mesón de la cocina, se estaba volviendo un horrible mal hábito, que ya comenzaba a detestar, Saga maldijo mentalmente en querer una semestre con cosas diferentes, se maldijo a sí mismo, a Niké, a los titanes y maldijo por sobre todo a Aioria, que luego de todo lo ocurrido actuó quitado de pena como si no hubiese hecho nada, como si no hubiese tomado parte de su inocencia, su primer beso y sus muchas primeras veces en tan sólo un día.

— ¿Saga, estas bien? te ves algo cansado y tienes tu rostro rojo— Su madre se acercó hasta él poniendo su mano sobre su frente mientras acariciaba maternalmente sus cabellos.

— Si, mamá estoy bien quizás sólo algo cansado y con hambre, cenaré en mi habitación — respondió obteniendo otra caricia y otra sonrisa de su madre para luego sentarse en el sofá y ver la televisión junto a su padre.

El geminiano tomó pan, llenó un vaso con jugo, y sirvió un gran plato de spaghetti con salsa boloñesa, todo puesto en una bandeja donde ya tenía dos cubiertos para ambos, sólo un plato, sólo un jugo, porque no podía llevar dos sin que sus padres sospecharan, suficiente era que su madre lo notara extraño y que estuviese secando ropa a esa hora, en ocasiones agradecía que sus padres ignoraran todo a su alrededor cuando daban de su programa favorito.

Saga subió las escaleras con cuidado para evitar derramar o botar algo y llegó hasta su habitación dejando la bandeja sobre su cama, ignorando nuevamente a su profesor de cabellos castaños que se encontraba sentado en la silla de su escritorio, pero la voz del león no se hizo esperar tras su llegada y sus planes de seguir haciendo como si no existiera se había acabado.

— No sé si sentir molestia por lo curioso y metiche que puedes ser o asombrado por tu capacidad de buscar información y saber con quién conseguirla, realmente estoy impresionado, Saga — el moreno giro la silla del escritorio, clavando su mirada verdosa en el menor mientras en una de sus manos sostenía la carpeta que Marin le había entregado esa tarde. — ¿Pudiste encontrar algo interesante? —

— No mucho, la verdad sólo datos básicos y otros que ya había deducido — el gemelo había decidió que era mejor apartar su mirada y acomodar las cosas sobra la cama mientras respondió tranquilo, aunque él supiese que en realidad en su interior se contaba otra historia. — Traje comida, espero le guste profesor, Aioria — sólo pudo escuchar un chasquido de lengua como respuesta y supuso que el tema había quedado pausado por el momento.

 

 

***°***°***°°***°***°***

 

El fin de semana pasó, sin ninguna perturbación luego de aquel día viernes, el y el castaño sólo dijeron escuetas palabras, respondiendo de forma monótona, durmieron en la misma cama, o al menos esa era la idea cosa que el menor no logró por tener a su profesor pegado a él y a veces en contacto, Saga estuvo toda es anoche molesto, despotricando contra su profesor en su mente mientras el otro imaginaba dormía plácidamente, sin hablar de la situación por la que habían pasado, sin tocar el tema, sin siquiera mencionarlo. Su rabia y lívido no lo dejaron dormir durante esa larga noche.

El mayor se marchó cuando comenzaba a nacer el alba, sin palabras de despedida, ni nada, sólo se vistió abrió la venta y se fue, Saga luego de eso logró finalmente dormir.

Pero aquello había quedado atrás, ya era lunes, un horrible lunes debía aclarar, había dejado su celular en casa y con él el dinero para el almuerzo, al descanso se topó de frente con su profesor tutor ignorándose mutuamente, y cuando se volvió a encontrar con él nuevamente fue en el aula, Saga en su silla y  Aioria tras la mesa de profesor con una pila de hojas blancas en su mano y una mirada severa, un examen sorpresa, para el cual ninguno de sus compañeros estaba preparado y él no era la excepción, lo maldijo una vez más, otro nuevo hábito que se comenzaba crear además de suspirar.

Cuando el timbre sonó todos los alumnos dejaron sus lápices al costado y comenzaron a llevar las hojas hacia el frente mientras se levantaban para abandonar la sala; el estómago de Saga rugía, su esperanza era que Kanon le prestara algo de dinero para el almuerzo y luego se lo devolvería, pudo notar aquella cabeza azulada casi idéntica a la suya traspasar la puerta por lo que se levantó de su puesto para seguir a su gemelo per su caminata se vió interrumpida.

— Saga, debo hablar contigo, ahora — ahí estaba ese tono molesto, ese tono a orden, ese tono de voz que ahora se le hacía más irritante que nunca.

— Lo siento profesor, necesito hablar con mi hermano primero, volveré apenas termine con él — Saga no dio lugar a quejas sólo ignoró al castaño y salió del aula para buscar a su hermano y no volver, sólo debía comer algo e ir a la enfermería e inventar un dolor de estómago para así no verlo por el resto del día.

Y así lo hizo, el menor no volvió a la sala luego del almuerzo y la anciana enfermera le creyó toda su actuación de malestar estomacal así que dejó una de las camillas para que descansara mientras pasaba la hora, otra vez pensó que no debió haber olvidado su celular en casa.

Pasado una hora la anciana mujer le informó que saldría por unos segundo y le sugirió que durmiera para recuperarse, Saga le hizo caso y tras escuchar la puerta cerrarse se acomodó para dormir, su mente comenzaba a relajarse, comenzaba a estar en ese baile de entre dormir y estar despierto cuando la puerta volvió a abrirse provocando un pequeño saltito involuntario.

— Vaya, Rapunzel es ahora la bella durmiente. Sé que no estas durmiendo, Saga — El gemelo sintió la voz de su maestro y el peso de alguien sentarse a los pies de la camilla, había sido descubierto y para su mala suerte esta vez no tenía como escapar.

— ¿No debería estar en clases, profesor? — preguntó sin moverse de su posición ni abrir los ojos.

— Hora de estudio libre, son algunos de los beneficios de los que gozamos los profesores cuando buscamos a jóvenes que se saltan sus clases para evitar a su maestro — la conversación se estaba convirtiendo en un intercambio de palabras mordaces, una plática muy poco agradable y amena.

— Como te dije antes de que huyeras, debo hablar contigo, aún no olvido la carpeta que estaba en tu casa — El mayor miraba fijamente al chico que aún no se dignaba a dirigirle la mirada, comenzando a perder la poca paciencia que poseía.

— Me disculpo por invadir su privacidad, no lo volveré a hacer, sólo quería obtener más información de su osca personalidad y esa horrible actitud de querer imponer sus órdenes ante todos — ahora si Saga había abierto sus ojos y se había sentado en la cama mirándolo con molestia directo a los ojos.

— Saga, mide tus palabras, soy tu profesor — le respondió el mayor apretando sus dientes buscando algún ápice de calma en su interior.

— Si, lo es, pero usted es bastante bueno para olvidar cosas. Como olvidar que era mi profesor en mi baño u olvidar lo que pasó después, actuando como si no hubiese pasado nada, como lo que pasó no tuviese importancia alguna, es un profesor cuando lo conviene, y cuando no, sólo es un idiota que cree puede mandar a quien sea con tan sólo dar una orden — ahí estaba aquel ponzoñoso veneno saliendo de la lengua afilada de Saga descargando toda la ira que mantenía dentro de sí como una cobra clavando sus colmillos en el cuello de su víctima.

Pero aunque sus palabras fuesen tan duras como el hierro y tan tóxicas como el veneno más letal sus ojos siempre lo delataban, como ahora que se humedecían sin poder controlarlo.

— Creí que sería mejor no tocar el tema, que realmente no te era relevante, sólo nos tocamos un poco, nada nuevo para ti puedo imaginarme  — le respondió el mayor tragando saliva al ver a su estudiante mirándolo con un profundo odio.

— Claro que no me era relevante, era de imaginarse ¿no? — habló con ironía mientras su cuerpo se tensaba por completo — porque estoy acostumbrado a llevar gente a mi casa, porque cada fin de semana acostumbro meter a un hombre a mi baño y dejo que me bese y me toque, porque suelo excitarme con los profesores y a cambio de mi cuerpo les pido buenas calificaciones, así es como consigo buenas calificaciones. — la ironía seguía cargada de aquella cizaña, contra su moreno profesor.

— Es un idiota insensible que no es capaz de medir sus palabras, si usted fue así en su juventud me parece bien, pero yo no lo soy, nunca estuve interesado en alguien, jamás me importó llevar a alguien a la cama. Y lo último que le diré es que se aleje de mí o le juro que si vuelve acercase una vez más lo lamentará, profesor. — concluyó con la amenaza.

El rostro de Aioria palideció, Saga había dejado escapar un par de lágrimas de sus ojos con sus últimas palabras pero con su rostro aún lleno de ira, el menor se levantó de la cama tomó sus zapatos y abandonó la enfermería con un aura iracunda envolviéndolo, por unos segundos el castaño se quedó congelado frente a esa imagen, se quedó sin palabras, se quedó inundado en culpa y las palabras de odio de su alumno, sólo reaccionó a apretar sus puños y sus dientes por la frustración que comenzó a sentir. Era oficial se había convertido en el ser más despreciable y detestable del planeta.

 

 

 

 

 


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