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Dimensión Espejo por Whitekaat

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Notas del capitulo:

Han pasado casi 5 meses sin actualizar, soy una verguenza, no cumplo mis promesas, pero su pongo que los que estan acostumbrados a leer alguno de mis fics, conocen de mis desapariciones.

Espero les guste el nuevo capítulo. 

Saludos

Advertencias/spoilers: un intenso odio mantenido hacía Aioria y muerte de un personaje.

 

 

CAPÍTULO VII

REALIDAD

 

Muchos se llevaron una sorpresa al ver a Saga con su rostro lleno de rabia, tomar sus cosas de su  asiento, no mirar a nadie y salir del aula como si nada la importara, en esos apenas dos minutos que todo sucedió nadie ni si quiera se atrevió a respirar, ni mucho menos decir una palabra, el ambiente relajado del lugar se había tensado por completo dejando a todos los estudiantes con un escalofrío, pero alguien si reaccionó, alguien que compartía las mismas facciones y  el color de cabello, Kanon salió en busca de su hermano, para averiguar qué había ocurrido.

El gemelo menor lo encontró por uno de los pasillos del primer piso con su paso apresurado, con esa misma aura asesina cubriéndolo y aumentando su paso lo alcanzó y tomó su brazo para que lo mirara, ahí vio algo que Kanon creyó que jamás volvería a ver en su frío hermano, sus ojos estaban bañados en lágrimas, mientras un par de hileras del mismo líquido salado corrían por sus mejillas.

— ¿Saga estás bien, alguien te hizo algo? — El gemelo mayor por un momento detuvo su ira ante la mirada seria de su hermano, mientras sus manos buscaban algún indicio de haber sido lastimado, pero en ese momento no creyó que volviese a ser posible pero sintió aquella calidad y fraternal preocupación por él y Saga se quebró abrazando a su hermano.

— Descuida, todo estará bien, sea quien sea que te haya hecho algo juro que lo haré pagar — le susurró Kanon a Saga mientras era abrazado con fuerza, su mano se posaba sobre la cabeza de Saga acariciándolo a medida que el otro dejaba salir todo lo que sintiese en ese momento.

El llanto comenzó a cesar de a poco, y tanto la tristeza como la rabia del gemelo fueron controlándose hasta llegar a un estado de calma en donde sólo pudo mirar a Kanon a los ojos y agradecerle por su preocupación.

— Y bien ¿Qué sucedió? — preguntó el gemelo menor ya apartado de los brazos de Saga.

— No quiero hablar de eso, Kanon, tampoco creo que sea correcto hablarlo aquí— le respondió haciendo una pausa en sus palabras — pero prometo decírtelo cuando me sienta preparado y oye, gracias hermano — Saga pudo ver una sonrisa formarse en el rostro de su igual y aceptó el trato.

Tras aquello se despidieron y tomaron sus rumbos, uno de vuelta la sala de clases donde debía mentir y decir que su hermano había sido venido a buscar por sus padres porque se sentía mal, y otro directo a casa para alejarse lo más que pudiese del idiota de su profesor.

 

 

***°***°***°°***°***°***

 

Después de la quinta vez Saga había dejado de contar las veces en que el castaño se le acercaba a hablar, no necesitaba responder de mala manera aunque por dentro quisiese gritarle que lo dejara en paz, no, el menor era más inteligente que eso y rápidamente se zafaba de él con la mayor cortesía que podía obtener y sus compañeros siempre eran una de sus grandes salvaciones, prefería comenzar a hablar con alguien que apenas conocía de su clase, antes que volver a cruzar palabras con su profesor, y así lo había estado haciendo durante las últimas tres semanas.

Su plan continuó, ya tenía más amistades, sus días habían comenzado a cambiar, Marín se había transformado en una gran amiga con la que fácilmente podía conversar durante los recesos y el almuerzo, su relación con Kanon también había mejorado, habían comenzado a darse cuenta que por mucho que se parecieran por el exterior, sus personalidades eran distintas, dando por terminado la lucha silenciosa entre ellos de buscar su identidad, todo salía bien hasta ese momento, ni rastros de Niké, ni rastros de los titanes, todo en calma como una vida normal de un estudiante de secundaria.

La estación estaba un tanto vacía pudo ver con un vistazo rápido, bostezó tapando su boca, estaba cansado, su día había sido agotador y no sabía cómo seguiría con energías en lo que quedaba de semana, se prometía a sí mismo que haría los últimos esfuerzos de la semana como lo hacía cada semana, manteniendo esa esperanzadora ilusión que podría descansar cuando llegara el viernes.

Saga sacó su celular de su bolsillo mientras esperaba el metro, pero la pantalla se no prendió por más que apretara el  botón, se escuchó el rugido y a lo lejos pudo ver la figura de otro monstruo alzando sus grandes alas hacia el cielo bloqueando parte de la luz que le llegaba, otro titán, esta vez no tentaría a su suerte, no desde la última vez que casi muere con la aparición del último, así comenzó a correr  para esconderse lo más lejos de esa cosa.

Pero el menor no alcanzó a correr mucho, su brazo fue apresado por la mano de alguien y tras girar su rostro se encontró con un hombre de largos cabellos azul violáceo y ojos verdes que lo miraban con una mueca divertida con una sonrisa en su rostro.

— No esperaba a encontrarme a otro caballero tan rápido, Niké me dijo que habría otros como yo, pero no esperé que fuera un chico de secundaria — el hombre le habló soltando su brazo mientras Saga lo analizaba con su mirada — Mucho gusto soy Milo, ahora caballero de escorpión — se representó el mayor extendiendo su mano.

— Mucho gusto, mi nombre es Saga — le respondió escuetamente.

— Bien, es hora de entrar en acción, Saga — y en lo que Milo decía eso su cuerpo se envolvió en un halo dorado que cubrió cada parte de él mientras aquella luz se comenzaba a materializar en un metal de color oro.

— ¿Y tú? —preguntó confundido el más alto al ver que el otro no se transformaba.

— Aun no soy un caballero, no he pedido mi deseo — Saga respondió fríamente y si lo pensaba bien jamás se atrevería a pedir uno, no si eso lo obligaba a estar cerca del castaño y mucho menos por dar su vida por una luchaba que aún n entendía del todo el propósito.

— Está bien, espero verte en el campo de batalla, pequeñín deséame suerte — el caballero de escorpio guió sus ojos al estudiante antes de dar un salto y marcharse hacia donde estaba el titán.

Saga a lo lejos vió otros tres brillos dorados en esa misma dirección y no debía ser un genio para saber de quienes se trataba, Saga caminó de nuevo hacia adentro de la estación, esperaba que los otros cuatro hombres acabaran con la pelea fácilmente mientras el esperaría sentado en una banca y así no perdería su transporte por si se alejaba demasiado.

Pero el menor no se lo espero, no espero que la criatura abriera sus grandes alas y comenzara a aletear separándose del piso y creando una enorme ventolera que desprendió árboles, voló autos, destruyó vidrios, lanzó objetos por todos lados e inclusive él tuvo que afirmar su cuerpo con fuerza para terminar como todo lo demás.

La bestia alzó s vuelo en la dirección en la que él se encontraba, pero por más que quisiese correr el feroz viento no lo dejaba despegarse de la banca,  con cada aleteo y cada metro que se acercaba el viento se hacía más fuerte, sus nudillos y dedos estaban blancos tratando de afirmarse, sus brazos ya le dolían, si aquella cosa iba por él una vez más sabía que esta vez no viviría para contarlo, con ese enorme titán, pero cuando estuvo cerca de él no bajó su vuelo, ni viró su camino, su objetivo era otro que estaba por aquella misma dirección, pero para los brazos de Saga el viento era demasiado intenso, y cuando pasó sobre él ya estaban muy fatigado para poder sostenerse elevándose siendo llevado por la corriente de viento hacia el cielo sintiendo el aire por cada porción de piel descubierta.

Tres de los hombres pasaron cerca de él siguiendo al titán atacando sus alas provocando que este cayera al suelo y el poderoso viento cesara, y con ello la única fuerza que mantenía a Saga suspendido en el aire, esperó una caída mortal, esperó morir estrellado contra el suelo destrozado como Humpty Dumpty, pero el golpe no llegó, sus ojos se enfocaron en el hombre que lo llevaba en sus brazos, aquel castaño que ignoró por tres semanas, su pecho se aceleró y se recriminó por sentirlo.

Al llegar al suelo Saga notó sangre manchando el rostro del león y parte de su armadura, una parte de él se congeló al existir la posibilidad de verlo herido así que con sus manos tomó el rostro del mayor y buscó alguna herida encontrándola justo en el borde de su ceja pero las manos del menor se detuvieron cuando el dorso de ellas fueron tocadas por la palma de otras junto a aquella profunda mirada verdosa.

— Cuando ese titán caiga, tú y yo debemos hablar y ya no podrás huir, Saga — Por primera vez sentía que aquellas palabras no eran dirigidas como una orden y quizás sólo por eso el gemelo había asentido con su cabeza.

La atmosfera entre ellos se rompió por un poderoso grito de dolor que caló en el interior de todos los presentes, tres pares de ojos mirando asombrados  y el otro par que quedaba mirando con pavor total como el cuerpo de uno de los caballeros era tomado cual muñeco y era destrozado a la mitad  y ambas partes siendo lanzadas, cayendo la parte superior del caballero de escorpión a unos metros de Aioria y Saga mientras lentamente su cuerpo se desvanecía en un brillo dorado hasta desaparecer por completo.

 

 


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