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Joey´s Pizza por Iztaxochitl

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Notas del capitulo:

Una nueva entrega, esperando que sigan disfrutando de esta loca idea que se me ocurrió.

 

Y no se preocupen, nuestro cachorro saldrá pronto.

Habían pasado ya 5 días desde que a Mokuba le quitaran el respirador.

Esa fue una de las peores sensaciones que había sentido en toda su vida. Tan fuerte, que apenas empezaba a poder hablar de una suave manera.

Por qué le había afectado tanto el habla? Los doctores no sabían, normalmente la garganta no quedaba tan resentida. Pero bueno, este caso era diferente, y había que observarlo de cerca y corroborar que todo estuviera bien.

 

Durante estos 5 días, cada vez que el pelinegro despertaba, se encontraba con su hermano. En algún momento, incluso jugó a suponer que KC había ido a la quiebra y que Seto estaba desempleado, y por eso estaba con él todo el tiempo.

Menudo chistecito. Porque Mokuba conocía a su hermano, y sabía que jamás permitiría que eso pasara.

En estos días, Seto le había llevado comida, lectura, películas, e incluso algún videojuego. Todo con tal de que su hermanito querido estuviera más tranquilo y su estadía en el hospital fuera más llevadera.

Ahora, ya más recuperado con estos 5 días de alimentación sana y balanceada, y pudiendo hablar en susurro y con lentitud, el castaño esperaba que pronto les dieran el alta, para poder llevar a su hermano a casa, y cuidarlo y alimentarlo como se merece.

Y es que, la verdad no le gustaban los hospitales. Además de que le consumía mucho tiempo. En este último mes, poco había ido a la empresa. Claro que estaba perfectamente al pendiente, pero no era lo mismo.

Todos los días le dedicaba un rato a asuntos pendientes, proyectos y negociaciones, pero no había podido tener reuniones con la mesa directiva, ni con ninguna de las gentes que esperaba ansiosamente una cita con él para presentarle algún proyecto en el que quizás pudiera invertir una fracción de su gran fortuna para sacarlo adelante y así generar ganancias para ambas partes.

Eso era algo que era muy importante para el CEO, porque parte de su filosofía de vida era que todos ganen.

Ya no era el “chiquillo egoísta” que quería aplastar a cuanta competencia tenía. Ya sabía que la libre competencia le daba la posibilidad de atraer más clientes justamente, y dejar que estos vean su calidad en los productos y lo eligieran a él.

De alguna y muchas maneras, Mokuba agradecía de corazón que su hermano estuviese al pendiente de él, aún con la irresponsable actitud que había tenido. Y Seto estaba seguro que su hermanito haría lo mismo por él si se diera el caso. Su amor fraternal era total y recíproco.

 

-Seto- El pelinegro habló suavemente, sacando al mayor de sus pensamientos para darle toda su atención.

-Sí? Qué se te ofrece Moki?- Era la manera cariñosa en que Seto lo llamaba desde que eran niños. Pero algo atormentaba a Mokuba, y era hora de descubrir la verdad.

Vaciló unos momentos, y luego habló, temiendo la respuesta.

-Hermano, que pasó con Rolan después del accidente?- La temida pregunta había llegado.

El castaño se tensó. Mokuba no alcanzó a notar esto, pero su hermano hubiera preferido evitar el tema por un tiempo más. No sabía cómo se lo iba a tomar el menor, y debido a que estaba en recuperación, no quería alteraciones.

Suspiró suavemente.

-No creo que sea momento de hablar de eso Mokuba, debes concentrarte en tu recuperación- Y era verdad, pero el pelinegro, igual que el ojiazul, era terco por naturaleza.

-Estoy mejor Seto, lo sabes. Y quiero saber qué pasó con Rolan. Él iba manejando durante el accidente, y no lo he visto por aquí. No me niegues eso que quiero saber desde el mero momento en que recobré la conciencia- La voz de Mokuba sonaba tranquila, pero Seto Kaiba entendió que Mokuba se había atormentado a si mismo desde que despertó, pues recordaba el accidente y no sabía lo que había sucedido con el guardaespaldas.

Seto Kaiba volvió a suspirar, esta vez más profundamente.

 

-Moki… tienes derecho a saber, pero… lo único que te pido es que no te alteres. De verdad que tu recuperación es lo más importante en este momento- Mokuba lo vio a los ojos, con temor reflejado en ellos. Asintió suavemente.

 

-Después del accidente, Rolan tuvo conciencia y fuerzas para llamar a emergencias y reportar lo que había sucedido. Pero… cuando la ambulancia llegó a buscarlos y llevarlos al hospital, Rolan ya estaba sin vida… y ya no pudieron hacer nada para salvarlo- La voz del mayor sonaba acongojada. Volteó a ver a su hermanito, quien empezó a llorar.

-Lo maté Seto…- dijo entre sollozos, lágrimas y mocos.

-Eso no es cierto Mokuba. Fue un accidente- Seto se acercó a su querido hermanito, lo abrazó e intentó consolar, pero Mokuba lloraba cada vez más abundantemente.

-Fue un accidente, pero… yo causé ese accidente- El pelinegro estaba realmente acongojado. Y el ojiazul no hizo otra cosa que abrazarlo.

-Justo antes de que impactáramos con el otro vehículo, yo me alteré porque no quería ir a casa todavía, siendo que tú me habías dicho que llegara temprano. Grité y tire manazos sin control… y logré desconcentrar a Rolan y que nos accidentáramos- El menor sufría. Y su hermano tan solo lo abrazaba mientras acariciaba sus cabellos.

-Me merezco estar en esta cama. Me merezco no poder hablar bien. Y  yo merecía haber muerto, no él- A estas alturas, el llanto de Mokuba era incontrolable, y Seto supo que si no lo calmaba, sería peor para él.

Discretamente, tocó el botón de las enfermeras. Rápidamente una llegó, y Seto le dijo que su hermanito se estaba alterando más y más, y que no estaba seguro de que eso fuera sano para él. La chica asintió, salió un momento y luego regreso. Inyectó una sustancia en el suero de Mokuba.

Todo esto fue casi imperceptible para el pelinegro, que lloraba su pérdida en los brazos de su hermano. No es que estuviera gritando, manoteando, o siquiera tan alterado.

Pero si era real que sólo no se podía tranquilizar. Poco a poco, entre el cansancio y el sedante que le habían suministrado, fue cayendo en un profundo sueño.

 

El pecho del castaño estaba oprimido. Ver a su hermanito sufrir no le gustaba para nada. Pero él debía ser fuerte para que ambos pudieran salir adelante.

Él debía ser fuerte, no solo por sí mismo, sino porque Mokuba estaba en un hoyo del que necesitaría una mano para salir. Y él era quien debía tenderle esa mano.

 

 

 

Una semana después de saber la verdad acerca del accidente, ambos hermanos estaban en la habitación de hospital esperando al doctor para poderse ir a casa.

Era el día en que Mokuba sería dado de alta, y los Kaiba aguardaban ansiosos a que llegara el doctor y firmara el documento que los dejaría salir de ahí.

 

Después de conocer la verdad acerca del accidente, y saber que Rolan había fallecido, Mokuba estaba un poco deprimido. Mentalmente seguía culpándose de ello, aunque prefería no mencionar nada a su hermano, que cada vez que decía algo así intentaba convencerlo de que estaba en un error y los accidentes suceden y ya.

 

Pero Mokuba era un chico inteligente, y a pesar de sentirse terriblemente culpable, y sin ganas de nada, supo que si era transparente y se dejaba llevar por eso, no lo dejarían irse de ese odioso hospital, y ya no quería estar ahí.

 

Así que simplemente se mostraba tranquilo y meditativo todo el tiempo. Comía, descansaba, y en ocasiones charlaba con su hermano, aunque la verdad tenía el ánimo por los suelos.

                                                                                                   

Y qué sucedió?

 

Pues que le dieron el alta a Mokuba, y empezó a echar a perder todo.

 

En varias ocasiones, Seto llegó a la casa y lo encontró totalmente ahogado en alcohol. Sin necesidad de salir, Mokuba se había emborrachado con lo que encontraba.

Otras veces salía, y al regresar no podía ni mantenerse bien de pie. Incluso en más de una ocasión había azotado dentro de la mansión de lo borracho que llegaba.

Y el castaño trataba de guardar compostura, pues quería ser suave pues entendía que acababa de pasar por una experiencia traumática y su mayor deseo era que su hermanito se recuperara de ello.

 

Pero, al paso de los días, y al ver que Mokuba seguía insistiendo en tomar y tomar has la inconciencia, supo que debía hacer algo, o terminaría mandando a Mokuba a alcohólicos anónimos.

 

Así que una noche llegó, y al verlo borracho se prometió a si mismo que eso tenía que cambiar.

Agarró a un muy ebrio Mokuba y lo metió a la regadera. Agua muy fría. El pelinegro gritó, no quería entrar, y cual niño chiquito fue arrastrado y metido por el hombre que era responsable de él. Y mientras, habló.

-Escúchame bien, Mokuba Kaiba! Esta es la última vez que te emborrachas! Es hora que tomes responsabilidades!- Seto sostenía a Mokuba bajo la regadera de agua helada, mientras el otro se resistía como si fuera un gato que no se quiere bañar.

Después de un poco de estar así, y que el castaño considerara que ya era suficiente, reguló la temperatura del agua para que entibiara y fuera menos duro para el menor.

Mokuba dejó de resistirse tanto, y volteó a ver a su hermano. En ese momento, los ojos se le llenaron de lágrimas, y empezó súbitamente a llorar.

-No entiendes Seto! Yo lo maté!- Mokuba estaba atormentado por lo que había sucedido con Rolan, y no había nada ni nadie que lo hicieran sentir mejor. Por eso ahogaba sus penas en alcohol.

Y ahí, bajo el chorro de agua tibia, Seto lo abrazó mientras Mokuba externaba su dolor.

 

Después de unos minutos, el ojiazul cerró la llave del agua, y acomodó todo para salir y sacar al menor.

 

Unos 10 minutos después, Mokuba estaba cabizbajo sentado en su cama, mientras el mayor secaba sus cabellos como cuando eran niños pequeños.

 

El castaño habló.

-Entiendo tu dolor Moki. Yo también he resentido la muerte de Rolan, pero no debes culparte por ello. Las cosas pasan, los accidentes también. Ahora Rolan nos cuida desde donde quiera que este- Se dio cuenta como Mokuba suspiró.

-Para ti es fácil decirlo, tú no provocaste ese accidente en que murió- Mokuba no lloraba, pero si se veía muy triste.

-Y crees que emborrachándote vas a cambiar la realidad?- Sintió otro suspiro de parte de su hermanito.

-No, pero al menos no siento tanto dolor cuando he tomado mucho- Seto Kaiba tuvo que hacer acopio de toda su voluntad para no dejar pasar por alto todo eso, pero es que la situación definitivamente debía cambiar.

-Pues eso se acabó Mokuba. Lo que tú necesitas es terapia ocupacional. A partir de mañana, vas a buscar un empleo por las tardes. Sin tanto tiempo libre y con más cosas que hacer, estarás mejor- Mokuba no podía creer lo que escuchaba.

-Pero hermano! No tenemos la más mínima necesidad de nada…- El castaño dejó de secar el cabello de su hermanito, y se sentó a su lado, haciendo que este lo viera a los ojos.

-No se trata de que tengamos necesidad de dinero. Por supuesto que no la tenemos. Es por tu propio bien. Es para que estés ocupado y tu mente no te distraiga tanto, no te recuerde tanto lo que pasó, y puedas superarlo- A Moki no le terminaba de convencer la idea.

-Y no puedes darme responsabilidades en KC?- Mokuba, a pesar de las resistencias ofrecidas, no estaba muy alterado.

-No, porque si yo soy tu jefe, y me la paso todo el día diciéndote que hacer, me vas a terminar rechazando y sin querer escuchar para nada. Es mejor un poco de distancia- No cabe duda porqué Seto es un genio. Veía más allá en las situaciones. Y de alguna manera, Mokuba se dio cuenta de esto, y por enésima vez durante la charla, suspiró.

-Pues la verdad no quiero- Necio como Kaiba que es.

-Mokuba… no importa si quieres o no quieres… Lo vas a hacer. La decisión está tomada- Seto estaba de lo más tranquilo. Y Mokuba comenzaba a alterarse.

-NO PUEDES OBLIGARME!- El pelinegro pasó de estar tranquilo y triste, a estar en una postura agresiva.

El mayor suspiró, e hizo algo que esperaba no tener que hacer, pero fue necesario.

-Mokuba, a partir de este momento, no te daré ni un solo permiso, ni un solo centavo. Te moverás siempre con chofer. Comida, desayuno y cena aquí en casa. Te llevarás lonche a la escuela. Y tendrás que venir a casa directamente. Si hay algún trabajo en equipo, lo harán aquí bajo mi supervisión. Y cero fiestas. Se acabaron las comodidades, hermanito- Mokuba estaba que no lo calentaba ni el sol. Se puso de pie y no sabía realmente ni que hacer ni que decir.

-ES QUE SETO!! ESO NO ES JUSTO!! TENGO VIDA SOCIAL!! NO PUEDES HACERME ESTO!!- El castaño estaba muy tranquilo, pero firme como un roble con su decisión. Sabía sus propios motivos, y la importancia de estos.

-No te estoy haciendo nada Mokuba, estoy viendo por tu seguridad y por tu futuro- El pelinegro empezó a tirar cosas de su habitación al suelo, ya sin saber que más hacer.

-MI FUTURO??? LO QUE TÚ QUIERES ES QUE DE GRANDE YO SEA IGUAL DE AMARGADO COMO TÚ!!! QUE NO CONOZCA A NADIE Y QUE NUNCA SALGA DE LA EMPRESA!!! QUE NO TENGA VIDA PROPIA!!!- El pelinegro se estaba cruzando de la raya. Y de alguna manera lo sabía, pero entre su enojo y frustración, y lo alcoholizado que estaba, realmente tenía que hacer algo. No estaba seguro ni consciente de que realmente no había nada que hacer.

-Ya terminaste? Puedes tirar todo lo que quieras. Gritar, patalear… date gusto, y aun así, a partir de este momento, las reglas de la casa son como te las acabo de decir- Seto se levantó de la cama y se acercó a la puerta. Sabía que si no salía de ahí en ese momento, llegaría el punto donde tendría que ser todavía más drástico, pues no permitiría que su hermanito le faltara al respeto.

-ENTONCES ME VOY DE LA CASA!!!!- Eso ya fue el colmo y extremo. Pero ni aun así le funcionó.

-Si te vas de la casa, será sin un centavo de mi parte. Tu parte de la fortuna Kaiba está salvaguardada hasta que cumplas la mayoría de edad, para lo cual faltan 2 años. De qué piensas vivir, hermanito, si no quieres trabajar?- Y ya Mokuba no tuvo mejor idea que comportarse como un chiquillo berrinchudo y chillón.

Se echó a su cama y comenzó a gritar y patalear. Lloraba, y sentía gran impotencia.

El CEO también la sintió, al ver a su “maduro” hermanito comportándose como un bebé.

-A partir de mañana, buscarás un empleo y empezarás a madurar. Yo pensé que tú ya no eras un niño, pero te comportas como tal. En el momento que yo vea que tus acciones sobrepasan tus infantiles actitudes, y que ya te estas convirtiendo en el muchacho que se supone que eres, entonces te empezaré a levantar el castigo. Hasta entonces, buenas noches- El ojizazul cerró la puerta a la par que salía de la habitación. Inmediatamente escuchó los berridos de su hermano menor, y con un suspiro se fue a su propia habitación.

 

Ni toda una semana en Kaiba Corp era tan agotador como el ponerle orden a su hermanito.

 

Necesitaba descansar.

 

Notas finales:

Hermoso dia para tod@s!!!


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