Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Joey´s Pizza por Iztaxochitl

[Reviews - 46]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Una entrega más, y aquí seguimos disfrutando de escribir esta locura para ustedes.

Espero la sigan disfrutando mucho, igual que yo disfruto escribirla.

 

Un agradecimiento especial a todos aquellos que se toman el tiempo y con mucho cariño dejan un review!

 

Amor para todos!

Era viernes por la noche. Y bastante tarde.


Seto Kaiba se daba un gusto que pocas veces se daba.


Salió de Kaiba Corp y fue a su mansión, pero lo hizo caminando.


Tenía mucho tiempo que no se iba así. Le servía para despejar la cabeza de tanto trabajo, pendientes, problemas... de todo en general.


En realidad lo hacía menos de lo que quisiera. Siempre había sido un poco ideático en cuanto a lo que seguridad respectaba. Por eso Yami estaba con él para todos lados.


Y a su vez eso había generado que se empezaran a volver buenos amigos.


La noche era fresca, muy agusto para andar caminando y disfrutando de la maravillosa compañia de uno mismo.


La mansión Kaiba estaba a unos 20 minutos de la corporación. Una buena distancia para recorrer.


Mientras caminaba, Seto pensaba en los últimos acontecimientos de su vida.


Por un lado, estaban todos los altibajos con Mokuba. Un momento estaba bien, otro se quedaba pensando mientras veía a la nada. Estaba empezando a pensar que debía llevarlo con alguien que lo pudiera ayudar.


Por que el problema no era que él no pudiera, sino que su hermanito seguía hermético en cuanto a lo que le había sucedido. Y siendo así no podía hacer nada.


Por otro lado, todo lo que estaba sucediendo en torno al cachorro, el cariñoso apelativo con el que mentalmente llamaba a Joey.


Le estaba ayudando a mejorar su vida, y aunque sabía que él también saldría beneficiado, no podía dimensionar que tanto.


Porque no solo estaba el tema de la mejoría de Mokuba con su ayuda, también estaba él mismo.


Cada vez que estaba con el cachorro, se sentía diferente. Nunca se había sentido así con nadie más. Nunca había llegado a esos niveles de confianza con alguien que no fuera cercano a él.


Y debía de admitir que le emocionaba igual que le asustaba. Uno no puede amar lo que no conoce, y todo lo vivido con el rubio era nuevo para él.


Y le gustaba. Y mucho.


Cada vez que pensaba en ese beso que le dio... estaba seguro que se sonrojaba, y aparecía un suspiro en sus labios.


Igual que estaba pasando en este momento. Iba caminando por la calle, a unas dos cuadras de su mansión, y estaba seguro de tener una sonrisa medio estúpida por culpa del recuerdo del beso que le dio el cachorro.


Deseaba poder repetirlo. Aunque estaba seguro de tener que esperar.


O no?


Cuando iba a una media cuadra de distancia, y veía muy claro la reja de la mansión, vio como esta se abría y de ahí salía su rubio delirio.


Pero qué hacía ahí?


-Que hace un cachorro perdido a estas horas de la madrugada fuera de mi casa?- solo cuando terminó la frase, cayó en cuenta de lo que había dicho, y se sonrojó un poco.


Por su lado, un sorprendido rubio volteó de inmediato, y al escuchar la pregunta del CEO, sonrió.


-Cachorro? Qué me ves cara de perro o qué?- no estaba molesto, solo fingía estarlo. Pero con la radiante sonrisa que tenía, podía parecer todo menos molesto.


-La cara no, solo los modales- Seto también sonreía.


-Pues vine a visitar a Mokuba. Alguien que sí es responsable me dijo que había pasado por una mala experiencia, y vine a verlo- al ojiazul le sorprendió la respuesta.


-Es muy tarde, sabes eso?- fue hasta entonces que se dio cuenta de la cara de cansancio que tenía el rubio.


-Lo sé, y mañana tendré que levantarme temprano. Pero Mokuba necesitaba apoyo y vine- dejó a Seto sin palabras.


Vio que el cariño por su hermanito era auténtico, y eso lo conmovió.


El CEO cerró los ojos por un momento, lidiando con olas de emociones distintas y desconocidas para él.


Sin previo aviso para el castaño, pasaron dos cosas simultaneas.


Sintió la mano de Joey acariciar su mejilla, mientras escuchó su voz dedicarle unas tiernas palabras.


-Además quería verte- Seto abrió los ojos y sonrió de una manera sincera, más que nunca en su vida.


-Y por qué querías verme?- la voz del castaño salió casi ronca.


-Es que te extrañaba- y con esas palabras y una rofunda mirada, fue acortando la distancia hasta juntar sus labios con los del castaño.


Seto se dejó llevar sin preguntarse si estaba bien o mal, si era correcto o no. Se sentía bien, así que mandó lo demás muy lejos.


Seto tomó a Joey de la cadera y lo acercó más a él, mientras el rubio lo abrazaba por la espalda.


Se besaron sin contenerse, sin dudas ni cuestionamientos. Tan sólo se entregaron el uno al otro en ese beso.


Sus lenguas danzaban mientras ellos se degustaban.


Fue en ese momento que Seto se dio cuenta que no solo lo había recordado estos días, sino que también lo había extrañado. Tanto al ruidoso rubio como a sus labios.


Un rato después, se separaron sin romper el abrazo. El ojiazul atrajo la cabeza rubia a su pecho, y así se quedaron un poco de tiempo, con respiraciones acompasadas, compartiendo su existir.


Estaban en silencio, uno muy plácido. Tan solo compartiendo su respiración y su presencia.


Y fue Joey quien rompió ese silencio.


-Me gustas- dijo. De una manera suave, tierna y hasta tímida. Contrario a lo que Seto conceptualizaba cuando pensaba en él.


Y vaya que sorprendió al CEO.


Lo tomó por sorpresa, no tanto por la confesión, sino que además le hizo cuestionarse si sentía lo mismo. Y estaba en esa divagación cuando Joey se separó un poco pero sin soltarlo.


Lo vio a los ojos y le sonrió.


-No tienes que decirme nada, o contestarme. Se que es repentino, y lo único que quiero es que lo sepas- la mirada del rubio estaba cargada de emociones, y aunque muchas de ellas eran indecifrables para el ojiazul, lo que sí pudo ver fue un brillo muy especial cuando lo veía a los ojos.


Seto no, dijo nada. Tan solo volvió a besarlo.


Esta vez era el castaño quien llevaba la iniciativa, por lo que, de acuerdo a su carácter, el beso era más intenso y demandante.


Claro que a Joey no le costaba trabajo seguirle el ritmo que marcaba.


Y fue eso lo que hizo preguntarse al CEO si Joey ya habría estado con alguien más. Y sin más, y tan solo con ese pensamiento, se puso celoso y pegó a Joey más a él.


Joey estaba extasiado. Un poco sorprendido tal vez, pero más que otra cosa estaba en las nubes.


Después de un poco más, se separaron, y Joey juntó su frente con la de Seto.


Estuvieron así unos segundos, hasta que fue el rubio de nuevo quien rompió el silencio.


-Debo irme- el castaño tenía los ojos cerrados.


Y cuando se empezó a separar de él, Seto lo agarró del brazo y lo detuvo.


-Quédate- la voz del empresario casi pareció una súplica, y aunque eso no había sido intencional, era lo que sentía. Por primera vez en mucho tiempo, o quizás en su vida, habló sin detenerse a pensar.


-No- el castaño abrió los ojos, y vio a un Joey radiante.


Por lo mismo, fue que se sorprendió con su negativa.


-Por qué?- además de que el castaño no estaba acostumbrado a que le llevaran la contra.


-No es un buen momento. Además necesito descansar, y si me quedo contigo dudo que lo haga- el CEO entendió a la perfección a que se refería.


Y una vez más sin pensar jaló a Joey y lo abrazó con todas sus fuerzas. Y fue correspondido.


-Nos veremos pronto, ya verás- le dijo el rubio al oído y se separó.


Dio unos pasos para atrás mientras sonreía y veía como bobo al castaño, y dio media vuelta y se fue caminando.


Seto se quedó hasta que ya no lo vio, y de inmediato entró a su mansión.


Todo el camino entre la reja de la entrada y la puerta principal, que aunque no era muchísimo sí era más grande de lo normal, se lo dedicó a pensar en ese rubio que le empezaba a más que gustar.


Y vaya que sí.


 


Un par de días después, Mokuba estaba solo en su habitación.


Seto estaba trabajando, Yami con él, y el personal de la mansión estaba ocupado cada uno en sus asuntos.


Y Mokuba estaba en el aburrimiento total.


-Cielos, extraño ir a trabajar, por más Seto que suene- dijo divertido.


Y es que desde que su trabajo cerró por la remodelación, sus tardes eran monótonas y aburridas. Llegaba de la escuela, hacía su tarea y de ahí a jugar videojuegos y ver películas toda la tarde.


Y por más bien que eso sonara, para un joven como Mokuba, en la plena edad física y de más energía, llegaba a ser aburrido y tedioso.


Estaba seguro de que si le pedía permiso, su hermano lo dejaría salir.


Pero desde aquel incidente con Duke, el pelinegro no había querido salir.


De hecho, si no se encontraba ocupado haciendo lo que fuera, no podía dejar de pensar en esa fea experiencia.


Y esa era otra de las cosas que le desagradaba y frustraba mucho. Ese encuentro con Duke le había afectado mucho más de lo deseado, y le estaba causando problemas indeseados, y no sabía que hacer con ello.


-Tal vez si voy con Noah- lo había pensado una y mil veces, pero siempre desistía porque no quería inportunar o ser un estorbo.


Y cada vez que pensaba eso, las palabras de afecto de Noah, diciéndole que cuando quisiera lo buscara, resonaban en su cabeza.


Y aun así no se había animado a ir.


Suspiró, recostado en la cama, viendo el techo.


Y de un momento a otro, la sombra de un ave pasando por fuera de su ventana le generó un sobresalto. Y se molestó consigo mismo.


-No puedo estar así- se levantó, se puso unos zapatos, y con todo y uniforme de la escuela arrugado y un poco manchado, se fue.


No avisó a nadie, ni dejó ninguna nota. Solo salió de la mansión, diciéndole al guardia de la puerta que regresaría en un momento, que iba a comprar un pan.


Bueno, no es que hubiera mentido. No se le ocurrió mejor excusa para ver a Noah que ir por pan, aunque la realidad era que quería hablar con él de cómo se sentía.


En el camino, varias veces estuvo a punto de desistir y regresarse, no por no querer lograr lo que se había propuesto, sino porque el pánico que sentía era más fuerte que él.


Cuando estaba a un par de cuadras de la panadería, pasó por afuera del callejón donde lo metió Duke. Volteó hacia el, y se quedó paralizado. Todo se volvió en cámara lenta. Pudo verse ahí parado siendo atacado por Duke.


Empezó a respirar con mucha dificultad.


Y por puro instinto, empezó a correr. Quería alejarse de ahí lo más rápido posible.


Pasó una calle sin fijarse, pero como no venía ningún carro no hubo ningún problema.


En realidad, él no podía escuchar nada a su alrededor, estaba totalmente asustado y lo único en lo que podía pensar era en correr y alejarse rápido de ahí.


Justo cuando estaba por cruzar la próxima esquina, sintió como alguien lo jaló del saco y lo tumbó. Fue en ese instante que regresó a la realidad, y vio como varios carros pasaron frente a él.


Carros que lo hubieran atropellado si alguien no lo hubiera tumbado.


-Estás bien- un preocupado y raspado Noah se acercó a él.


Mokuba no respondió de inmediato. Estaba desorientado y no sabía bien a bien qué estaba sucediendo.


-Ven acá- dijo el peliverde y lo levantó del suelo. La respiración de Mokuba seguía muy alterada, y su mirada estaba perdida. No lo reconocía del todo.


Noah sabía lo peligroso que era si lo dejase ahí por su cuenta, así que tomó las cosas que traía del suelo, y tomó al pelinegro del brazo con cierta fuerza y se lo llevó sin decir nada.


Estaba muy preocupado.


Si sus cálculos no fallaban, Mokuba venía desde la dirección de donde se encontraba el callejón donde lo encontró la otra vez. Y eso tenía sentido por el estado en el que estaba.


Noah sabía que debía actuar pronto para evitar algo más grande.


Entraron a su departamento y el pelinegro seguía ido.


Sin pensarlo dos veces, lo metió en su habitación y comenzó a quitarle la ropa.


Cuando Mokuba estaba en ropa interior, Noah lo vio a los ojos. Seguía mal, no lograba encontrar su mirada ni hacercontacto con él.


Así que lo tomó de la mano y lo metió bajo el chorro de agua fría en la regadera. Después de unos segundos en el agua fría, llegó efecto deseado.


Mokuba se sobresaltó y miró a su alrededor.


Estaba en un lugar desconocido, tomando un baño de agua helada y Noah lo veía preocupado.


-Está fría- dijo suave, y cuando se dio cuenta que estaba en ropa interior, se sonrojó como nunca antes.


-Mokuba?- el peliverde se veía en verdad preocupado.


-Si?- y Mokuba estaba incómodo.


-Regresaste- Noah suspiró soltando algo de tensión. Cerró el agua.


Mokuba se sentó en el suelo de la regadera. Por alguna razón se sentía cansado.


-Espera aquí-Noah salió del baño y regresó unos segundos después con un par de toallas.


Como si fuera un niño chiquito, Noah empezó a secar el cabello pelinegro. Mokuba no protestó ni se quejó, solo se dejó hacer.


-Ven- el peliverde sacó a Mokuba de ahí, y fueron a su habitación.


Mokuba se sentó en la orilla de la cama con una toalla bajo de él.


-Qué hago aquí?- el pelinegro volteó a verlo a los ojos.


-Te encontré cuando estabas en la calle. Corrías y tenías la mirada perdida. Parecía que huías de alguien- las palabras de Noah fueron elegidas con mucho tiento, para no perturbar más al Kaiba.


-Oh, disculpa la molestia por favor- Mokuba estaba muy apenado.


-No tienes nada por lo que disculparte. Hice lo que cualquiera hubiera hecho. Aunque he de decirte que me sorprendiste mucho cuando te vi- el peliverde recostó al chico sobre sus piernas.


Al pelinegro en un principio no le gustó. Se sentía vulnerable y tratado como niño chiquito. Pero el peliverde no lo dejó levantarse. Y poco a poco fue cediendo.


-Tranquilo, todo está bien- le decía el chico más alto mientras acariciaba sus cabellos.


-Lo sé, es solo que me da pena estar así- le dijo con un ligero sonrojo.


-No creo que sepas que todo está bien. Has hablado con tu hermano acerca de lo que te pasó?- Noah no dejaba de mover su mano en su cabello, y el pelinegro se relajó cada vez más.


-No. No quiero hablar con él- Noah hizo consciencia de que, así como el chico Kaiba se estaba relajando físicamente, también lo hacía a otros niveles. Tal vez era lo que necesitaba para hablar con alguien.


-Por qué no? Te da pena?- Mokuba seguía acostado y su rostro no mostraba ninguna emoción.


-Pues, un poco. Pero es más que eso- su voz también era apagada.


-Y qué es? Cuál es la razón?- Por una fracción de segundo, Mokuba tensó algunos músculos.


-Es que hablar con alguien de lo que me pasó con Duke, sería enfrentar la verdad de que él me quiso hacer daño- unas finas lágrimas escurrieron desde sos ojos. Y Noah entendió que ese era el mejor momento para ayudarlo.


-Sabes que eso fue lo que quiso hacer. Aprovecharse de ti- la voz de Noah seguía siendo suave, a pesar de la dureza de sus palabras.


-Por qué hizo eso?- la voz de Mokuba era cada vez más apagada, pero aumentaban las lagrimas que salían de sus ojos.


-No puedes saberlo. Pero estaba alcoholizado, lo más seguro es que no fuera tan consciente de sus acciones- Mokuba siguió llorando, pero se giró para esconder su cara en el vientre de su amigo.


-Ya lo he visto alcoholizado otras veces, nunca lo había visto violento- Noah pensó un momento. No quería ser demasiado duro con Mokuba, pero sabía que era necesario confrontarlo para poder ayudarlo.


-Y las otras veces que él estaba borracho, tú como eras con él?- el cuerpo del pelinegro estaba muy tenso. Desde que se había girado, su relajación se había cambiado por tensión.


-Yo le seguía la onda de lo que quisiera- Bingo!


-Entonces el hecho de que te haya atacado fue tu culpa- la mirada del peliverde era dura y fría. Y Mokuba lo comprobó cuando se levantó de golpe después de haber escuchado lo que dijo.


-Qué dijiste?- casi no podía creerlo.


-Que fue tu culpa- Mokuba cambió toda su expresión corporal por una de rabia.


-Cómo puedes decir eso? Dijiste que me apoyabas, que estabas para escucharme! Cómo puedes decir que es mi culpa que Duke me haya agredido?- el volúmen de la voz del Kaiba iba en aumento. De hecho ya se encontraba gritando.


-Entonces cuál es la razón por la que Duke te atacó? Si eran amigos? O quizás hasta algo más?- al pelinegro le pareció que Noah escupía veneno, y lo hizo explotar.


-PORQUE DUKE ES UN MALDITO INCONSCIENTE QUE SOLO PIENSA EN SI MISMO! PORQUE SOLO ME BUSCA CUANDO QUIERE ALGO DE MÍ, Y SI NO SE LO DOY LUEGO ME TRATA COMO BASURA! PORQUE EL MADITO ALCOHOL SOLO SACA A RELUCIR LO MIERDA QUE ES! YO NO TUVE LA CULPA! YO SOLO IBA PASANDO! FUE SU CULPA!-


-Así es. Tienes toda la razón- Noah se levantó y abrazó con todas sus fuerzas a Mokuba, quien lloraba sin control.


El pelinegro cayó de rodillas y el peliverde con él.


-Ya pasó... tranquilo Mokuba, yo estoy aquí- Noah no paraba de dedicarle palabras dulces y de apoyo incondicional. Y eso poco a poco surgió el efecto deseado.


Mokuba se empezó a calmar y se dejó abrazar.


-Yo no tuve la culpa- lo dijo más para si mismo que para Noah, pero es que necesitaba expresarlo.


-No tuviste la culpa de nada. Él tan solo se desquitó contigo, como llevaba haciéndolo mucho tiempo. Solo que esta vez no te dejaste y por eso reaccionó así- Mokuba se separó de una manera suave del abrazo de Noah, y así cerca de él volteó a verlo a los ojos.


-Muchas gracias por ayudarme ese dia. Me salvaste- pegó su frente a la de Noah, sin más intención que agradecerle.


-No tienes nada que agradecer. Somos amigos y estoy para ti- Mokuba se sintió feliz de escuchar decir al otro chico que era su amigo.


Nunca había tenido un amigo de verdad. Lo más cercano a eso era su hermano, pero las condiciones eran muy distintas. Joey también, tal vez. Pero esto se sintió diferente.


Y sonrió.


Y lo hizo sinceramente.


Noah le regresó la sonrisa, aliviado de que todo estuviera pasando.


-Te sientes mejor- el pelinegro asintió.


Noah se puso de pie y ayudó a Mokuba a hacerlo. Recostó a Mokuba en la cama, y se sentó junto a él, acariciando sus cabellos.


-Me da gusto que estes mejor- fue lo último que escuchó Mokuba antes de quedarse profundamente dormido.


 


 

Notas finales:

Hermoso día!

Bonita noche!

 

Amor para todos!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).