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Joey´s Pizza por Iztaxochitl

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Notas del capitulo:

Hola a todos y todas!

En este capítulo quise ser descriptiva acerca del lugar, para que se dieran una idea de como esta todo.

Espero que sigan disfrutando de la historia. 

A mí cada vez me gusta más, y se esta acercando a la recta final.

 

Amor para todos!

Era increíble. Joey estaba sin palabras de lo bonito que estaba todo.


Seto le estaba mostrando la pizzería remodelada, y estaba en verdad emocionado e impresionado.


Desde su lugar pudo observar los detalles.


Había más mesas que antes y todas eran nuevas, igual que las sillas. Al fondo a la izquierda había una barra para quien fuera solo. Junto a la barra estaba un baño, y del otro lado del cuarto estaba el mostrador. Ahí veías diversos letreros donde se mostraba el menú y todo lo que tenían para ofrecer.


El lugar entero parecía una cabaña. Todo era de madera, con acabados finos y a la vez rústicos. En verdad se veía fantástico todo.


-Que tal?- la voz del CEO también denotaba emoción.


-Está... increíble- Joey casi no podía creer lo que estaba viendo. Solo por que lo tenía enfrente. Si le hubieran enseñado fotos de que así quedaría, no lo hubiera creído.


Lucía espectacular.


-Es increíble lo que lograste- el rubio empezó a pasearse por el lugar, observando todo. Vio el baño, la barra, cada mesa y silla, detrás del mostrador y revisó cada letrero más de una vez.


-Es perfecto- seguía anonadado.


-Me da gusto que te agrade- Joey lo volteó a ver.


-Agradarme? Estás bromeando? Me encanta- el castaño rió suavecito.


-Y eso que no has visto todo- La sonrisa pícara del ojiazul intrigó al menos alto.


-Hay más?- Seto rodó los ojos hacía arriba.


-Dónde se hacen las pizzas?- tenía ganas enormes de reírse del rubio, pero sabía que era un momento especial, así que se contuvo.


-Es cierto, dónde está mi cocina?- Joey volteó a todos lados hasta que se dio cuenta de una discreta y muy bonita escalera detrás del mostrador. Estaba tapada con unas cortinas.


-Vamos, sígueme- el castaño emprendió camino hacia la escalera, seguido por el rubio.


Cuando llegaron al segundo piso, Joey no lo podía creer.


Si el piso de abajo era bonito, esto era cosa de otro mundo.


Una cocina totalmente equipada.


Tres hornos, una estufa, dos refrigeradores de buen tamaño, y una especie de bodega o despensa gigantesca.


Tres mesas de acero inoxidable para poder trabajar cada etapa de las pizzas, desde el horneado de la base, la preparación de la pizza y el cortado para su entrega.


Abrió los refrigeradores y estaban llenos de diferentes ingredientes. Lo mismo con la bodega, y vio que estaba dividida en dos. La parte de los comestibles, y la parte de los utensilios de cocina y cajas. Todo estaba lleno.


No había una lata de salsa de pizza, había 15. Estaba impresionado, nunca había visto tanto material junto, más que en las tiendas.


Dentro de la bodega encontró varios costales grandes de harina, y muchas más charolas de la que él tenía antes. Todo era nuevo y de acero inoxidable.


Joey estaba eufórico.


-En verdad todo esto es para la pizzería?- parecía niño chiquito con juguete nuevo.


-Claro que sí. Para que hagas esa magia que solo tú haces- Joey volteó a verlo, y de una manera ágil y sorpresiva, se abalanzó sobre Seto y lo abrazó.


Lo apretó como nunca antes lo había hecho.


Seto lo abrazó de vuelta.


Y Joey levantó la cabeza y lo besó.


Fue un beso profundo, cargado de emociones y sentimientos.


Era una manera de parte de Joey de expresar su agradecimiento, pero no era algo forzado. Al contrario, al CEO le fascinaba.


Ese chico rubio que conoció de una manera tan especial lo había conquistado tan solo con ser.


Se separaron y se vieron a los ojos. Seto acarició la mejilla del rubio mientras aún se abrazaban.


-Me alegra que te guste, pero...- la sonrisa pícara de Seto se asomó de nuevo.


-Pero...- la mirada de Joey era de lo más brillante.


-Esto aún no termina. Te dije que tenía una sorpresa para ti- la mirada de Seto estaba cargada de sentimientos.


-Una sorpresa? Y esto que es?- Joey lo miraba extrañado. Y el ojiazul rió fuerte.


-No cachorro, esto no es una sorpresa. Esto ya lo sabías, ya lo esperabas aunque no fuera hoy. Tengo una verdadera sorpresa para ti- Seto lo tomó de la mano y lo jaló como hacia las escaleras.


-Ves eso?- señaló al techo y Joey notó una cuerda colgando.


-Jálala con cuidado- el rubio tuvo que estirarse, y cuando la alcanzó la bajo de un tirón, revelando otras escaleras.


-Pero que...- Seto lo abrazó por detrás.


-Esa es tu sorpresa. Esta ahí arriba- Joey le besó la mejilla y subió las escaleras.


Y vaya que si fue una sorpresa, pues nunca en su vida ni en sus sueños esperó algo como lo que estaba viendo en ese momento.


Lo primero que notó fue una mesita frente a él, recargada en la pared. Tres puertas frente a él, y a su izquierda una sala color azul, decorada muy bonita.


Había una cortina al fondo que de seguro guiaba a otro lugar.


-Qué es esto?- Joey no entendía nada.


-Anda, recorre el lugar- fue lo único que Seto le dijo, quería que se diera cuenta por si mismo de todo.


Joey caminó hacia la primera puerta, y dentro se encontró con un pequeño baño completo, regadera y todo. Tenía decoraciones del mar. Sin entender nada aún, fue a la siguiente puerta.


Al abrirla se dio cuenta de que era un espacio más amplio, pero estaba todo oscuro. El castaño se deslizó detrás de él y encendió la luz.


Era un pequeño pasillo de unos dos metros y medio, que tenía de un lado un gran librero con muchos libros de diversos temas, y del otro había un mueble lleno de películas y otros artículos de entretenimiento, como videojuegos.


Caminó hasta el fondo y vio un cómodo sillón, y al voltear se sorprendió de la gran pantalla que tenía enfrente. La más grande que había visto jamás. Al lado de esta, estaba un gran y moderno equipo de sonido, y por debajo un mueble con diversos aparatos.


Anonadado y sin explicación alguna, volteó a ver al CEO con genuina duda en su mirada.


-Sigue explorando cachorro- Seto le sonreía de manera tierna.


Salió y decidió asomarse a la cortina antes de ir a la última puerta. Detrás había una pequeña pero bien equipada y cómoda cocina, una pequeña mesa con cuatro sillas y además de una barra.


Ya no volteó a cuestionar al ojiazul, tan solo avanzó y abrió la última puerta.


Lo que vio lo sorprendió aún más, si es que era posible.


Era una habitación. En el centro había una cama enorme, gigantesca diría Joey, con sus respectivos burós a los lados. Había dos closets distintos en la habitación, y además un escritorio de madera, en donde se encontraban una laptop y un celular, ambos muy novedosos.


Joey se acercó a examinar esto último, y se quedó quieto durante un par de minutos. Seto lo esperaba pacientemente en la entrada de la habitación.


-Seto- el rubio rompió el silencio.


-Dime cachorro- y el ojiazul estaba inmutable, y satisfecho con lo que había hecho..


-Qué es todo esto? Acaso piensas vivir arriba de la pizzería?- eso sí que hubiera hecho que el CEO soltara una gran carcajada, pero la expresión en el rostro de Joey le indicaba que estaba hablando en serio, así que decidió no burlarse de él.


-En verdad no has comprendido?- al rubio nomás le faltaba el signo de pregunta arriba de su cabeza, para completar el cuadro.


-Pues, es que la verdad esta todo muy bonito, pero no se si pueda empezar a pagarte una renta por este lugar pronto, y no me quiero endeudar más contigo y...- El castaño le tomó los hombros e hizo que lo viera a los ojos.


-Joey. Esto es para ti. No te lo estoy rentando, te lo estoy regalando- el rubio abrió sus ojos de sobremanera.


-No, espera, yo no puedo aceptar algo así- la voz del rubio se denotaba alterada.


-No te estoy preguntando si lo quieres o no, si lo aceptas o no, te lo estoy dando- ahí estaba el lado mandón del CEO.


Joy se dio media vuelta y le dio la espalda al ojiazul. Bajó la cabeza, y Seto supo que estaba pasando por una lucha interna.


Una parte de él quería aceptar y agradecer todo esto, pero su gran orgullo se lo impedía. Toda su vida se había ganado sus cosas, y recibir algo de esta magnitud era demasiado para él. Seto podía comprender a la perfección al rubio por que se parecían.


Seto se acercó y lo abrazó por detrás, y de una manera muy cariñosa le habló al oído.


-Cachorro, eres un gran ser humano. Has vivido muchas cosas y has demostrado ser fuerte, valiente y tener mucho amor por lo que haces y por los demás. Es hora que la vida te regrese un poco de ese gran esfuerzo que has dado en todo. Déjate regalar, déjate mimar y ser tratado bien- Joey no se movía, pero Kaiba sabía por todo lo que estaba pasando.


De una manera muy sutíl y cargada de cariño, empezó a besar su mejilla. De ahí pasó a su cuello, en donde además empezó a dar suaves y sensuales mordidas.


Joey se dejó hacer, pero cuando la cosa estaba empezando a subir de tono, se separó algo brusco y le buscó la mirada al castaño.


-No creas que me acostaré contigo a cambio de esto- era casi como si se sintiera ofendido.


En otras circunstancias Kaiba habría gritado y ofendido, pero con Joey todo era tan distinto. Y eso era algo de lo que le gustaba de él.


Le sonrió y acarició su mejilla.


-No cachorro, no has entendido- Seto lo tomó de la mano, se sentó en la orilla de la cama, y lo jaló para que se sentara en sus piernas. Joey lo hizo, aunque seguía un poco receloso.


-Cachorro, desde que te conocí mi vida cambió de una manera que no me esperaba. Es cierto que la primera vez que nos vimos no fue muy agradable para ambos, pero te he ido conociendo y creeme en lo que te voy a decir. Cada vez me gustas más- el rubio se sonrojó violentamente, y bajó la mirada.


-Yo no he hecho nada especial- dijo levantando los hombros y bajando la mirada algo apenado. Seto le levantó la barbilla para que lo viera a los ojos.


-Para ti no ha sido nada especial porque tú manera de ser es especial y diferente a la de cualquiera. Pero a mí me cambiaste la vida. Para empezar, la relación con Mokuba estaba muy rota, y gracias a ti se ha ido reparando poco a poco. Él ha crecido mucho estando contigo y yo valoro eso muchísimo- Seto juntó su frente con la de Joey.


Era obvio y evidente que el pizzero estaba cohibido.


-Además de eso, he podido conocerte a ti como ser humano, y me has hecho sentir muchas cosas que jamas creí posible sentir. Me siento vivo cuando estoy contigo. Y has despertado en mí un deseo de ayudarte, no por lástima o compasión, sino porque quiero verte crecer y lograr todo lo que quieras lograr. Cumplir tus sueños. La vida me ha obsequiado muchas cosas materiales, y yo me siento feliz de compartirlas contigo. No se trata de sexo, nunca se ha tratado de eso. Por supuesto que siento ganas de hacerlo contigo. Vaya que sí, y creo que lo sabes. Pero no es que sea a cambio de un algo, sino porque ambos queremos- Joey no sabía como Seto podía hablar así sin sonrojarse ni un poco.


-Esto es demasiado para mí. Me sobrepasa. No es que quiera rechazarlo o ser grosero. Al contrario, todo es tan bonito. Es solo que nunca nadie ha hecho algo así por mí. No a esta escala. Y me sobrepasa- Seto le sonrió.


Lo acercó a él y lo besó.


Fue un beso suave al principio. Sin prisa alguna. Tan solo disfrutando y saboreando.


Y como era de esperarse, poco a poco fue subiendo de tono.


Pero antes de que pasara a más, Joey se separó de él.


-Te agradezco mucho, Seto. Estos detalles son tan lindos de tu parte. En verdad nadie había nunca hecho nada así por mí, y por eso es que me siento mal por que me des algo así, yo no he hecho nada especial. Desde el momento que entró Mokuba, fue tratado como alguien más, porque no soy un interesado- Seto le acarició la mejilla.


-Se que no eres un interesado. Creeme, conozco a muchos y tú no te pareces ni en un pelo a ninguno. Eres más integro y sincero- Joey le sonrió.


Aún en las piernas del castaño, volteó a todos lados y suspiró.


-De verdad es para mí?- el lugar estaba decorado de una manera muy bella, y en verdad le había gustado mucho al rubio.


-Todo tuyo cachorro- Joey se le quedó viendo.


-Creo que me tendré que acostumbrar a que me digas así- el pizzero fingió fruncir el ceño molesto.


-Eres como un lindo cachorro, tierno y ruidoso. Nomás te falta babear- cuando Joey iba a empezar a reclamar, sus labios fueron atrapados por los del castaño, cautivándolo una vez más con sus besos.


-Podría hacerme adicto a esto, sabes?- dijo el rubio al separarse.


-Es tu culpa, tú lo provocaste- la cara exagerada que puso Joey ante su comentario le pareció muy gracioso.


-Yo? Y yo por qué?- la sonrisa de Seto era pícara.


-Pues por que tú me besaste primero. La otra vez en el carro, fuiste tú quien se abalanzó sobre mí- Joey cruzó los brazos.


-Pues no es como que obtuve mucha resistencia de tu parte- Seto tomó su barbilla y lo acercó de nuevo como para besarlo, pero justo antes de juntar sus labios se detuvo.


-Es que soy irresistible- y entonces sí lo besó.


La verdad era que el ojiazul quería comérselo a besos, pero fue en eso que su celular sonó, interrumpiéndolos.


-Espera un momento- Seto contestó aún sentado en la cama, y Joey pudo notar que era Yami por la familiaridad con la que hablaba. Se notaba que le tenía mucha confianza a su guardaespaldas.


Y entonces se le ocurrió un muy divertido juego al travieso cachorro.


Se puso de pie y se inclinó en la cama, tumbando al CEO boca arriba, que a pesar de estar sorprendido siguió resolviendo el asunto que tenía.


Empezó a jugar con el cuello del castaño, lamiendo y besando por doquier.


Y como Seto no lo rechazaba ni lo detenía, siguió con su idea.


Fue bajando y empezó a desabrochar su fina camisa. Se deleitó y dio gusto acariciando su bien formado pecho a su antojo. Si bien la voz del ojiazul seguía sin alterarse, la respiración poco a poco comenzaba a agitarse.


Empezó a besar el pecho y puso su mano sobre la hombría del castaño, quien soltó un suave suspiro.


Siguió bajando y desabrocho el pantalón de su acompañante, mientras le dirigía una mirada intensa. Su miembro no estaba bien despierto, solo un poco.


Y sin aviso previo, lo metió en su boca.


El castaño se separó el teléfono de la boca y ahogó un gemido. Siguió dándole instrucciones al tricolor, pero ya no podía hablar bien.


Joey pudo sentir como el miembro del castaño se paraba por completo dentro de su boca, y eso sí que lo calentó. Subía y bajaba, lamiendo y mordiendo, disfrutando de Seto como si de un apetitoso dulce se tratase.


-Si eso no funciona, haz lo que tengas que hacer para solucionarlo, y ya!- Kaiba colgó el teléfono y empezó a gemir con un generoso volumen, desquitándose por haberse tenido que contener.


Joey continuaba en lo suyo, escuchando los gritos de Seto, que lo excitaban muchísimo. Podría venirse nomás de escucharlo.


No pasó mucho tiempo para que el castaño llegara a un poderoso orgasmo. Casi podría decir que era el mejor que había tenido en su vida.


Joey se recostó en la cama junto a él, tratando de regular su respiración.


Un poco más recuperado, Seto se giró sobre si mismo para poder ver al rubio, que tenía los ojos cerrados y se veía bastante relajado.


-Necesitas ayuda cachorro?- Joey entendió a que se refería.


-No es necesario. La verdad es que yo también me vine- el rubio estaba muy relajado, Seto se dio cuenta de que se iba a domir.


Era en momentos como este en los que agradecía profundamente que Mokuba estuviera con Noah.


Con movimientosde sus pies, se deshizo de sus pantalones. Se acercó al rubio y lo abrazó por la cintura. Y ambos se quedaron dormidos.

Notas finales:

Bonito día!

Hermosa noche!

 

Amor para todos!


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