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Joey´s Pizza por Iztaxochitl

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Notas del capitulo:

Aquí seguimos, tarde pero sin sueño

 

Una disculpa por la tardanza.

Situaciones personales y un cambio de vida han sido los causantes de los retrasos, pero estamos de vuelta y ahora sí espero que sea con más constancia.

 

Amor para todos!

Disfruten!

 


Era domingo por la tarde. Un muy cansado Seto Kaiba arribaba a la mansión después de una dura semana de trabajo.


Siendo el jefe y un obsesivo compulsivo en cuanto a trabajar se refiere, no tomaba ni un solo día para descansar.


Ocasionalmente tomaba un día para pasarlo con Mokuba, pero ya hacía mucho tiempo desde la última vez que hizo eso, pues desde que Mokuba había crecido y había empezado a tener amigos, fiestas y parrandas, también se habían distanciado un poco.


Seto pensó que sería bueno un día de estos poder pasarlo con su hermano tranquilamente como lo hacián antes.


-Llegamos Señor- la voz de su guardaespaldas lo sacó de sus pensamientos, y con su inmutable rostro simplemente asintió y salió de la limosina.


Ansiaba con muchas ganas un baño largo y caliente para despejar su mente.


Fue directo a su habitación, un poco extrañado porque Mokuba no salió a saludarlo.


-Hermano, ven por favor- la voz de Mokuba lo sacó de nuevo de sus pensamientos, dándose cuenta de que le hablaba desde su propio despacho.


¿Qué hacía Moki en ese lugar? Él se alejaba de todo lo que tuviera que ver con obligaciones.


Se acercó y entró, viendo a un muy concentrado Mokuba examinar unos papeles.


-Qúe pasa Moki?- la voz del CEO cargaba con un muy tangible cansancio, pero como eran pocos los momentos que podían hablar, Mokuba lo aprovechó.


-Mira esto hermano- le extendió un par de hojas.


Seto las empezó a revisar, y tomó asiento en un cómodo sillón dentro del mismo despacho.


-Aclarame que es esto, por favor- dijo el castaño sin despegar los ojos del documento que le pasó su hermano.


El pelinegro se levantó y tomó asiento junto a su hermano.


-Esto es una lista de los detalles mejorables que identificamos entre Joey y yo en la pizzería- Seto enarcó una ceja y volteó a ver a su hermano.


-Y esto me interesa por?- No terminó, esperando que Mokuba lo hiciera


-Por que esto es una gran inversión!- El pelinegro veía a su hermano directo a los ojos. -Yo se que esto es un gran negocio que puede dar muchísimo dinero. Y aunque a nosotros no nos hace falta y quizás ni nos interese, a Joey sí. Y a mí me interesa ayudarlo- La determinación de su pequeño y hasta ahora irresponsable hermanito sí sorprendió al CEO.


Suspiró.


-Y qué es lo que quieres? Porque esto es una lista, ni siquiera has sacado un presupuesto tentativo de lo que se requiere para arreglar o mejorar todas estas fallas- A pesar de ser menor, Seto sabía que su hermano era perfectamente capaz de sacar esos datos sin el más mínimo problema. Por eso lo cuestionaba fuertemente.


-Porque no creo que sea suficiente solo una suma de dinero para arreglar el negocio de Joey-


-Entonces? ¿A dónde quieres llegar?- Bueno, ciertamente al ser un genio y un gran empresario, ya sabía para donde se dirigía su hermanito. Pero de alguna manera se negaba a aceptar eso que silenciosamente le estaba pidiendo.


-Pues por eso quiero pedir tu ayuda. Que te acerques al negocio, cheques esta lista y le sumes. Con tu gran experiencia se que detectarás más cosas a las que le falta atención- El castaño cerró los ojos y recargó su cabeza en el sillón. Y sin moverse simplemente contestó.


-Esperas que vaya a ese lugar y trabaje para ese perro?- Mokuba aguantó la risa.


-No. ¿En qué cabeza cabe que yo te pediría que trabajaras para alguien? Como si no te conociera.- Ahora sí volteó a ver a su hermano, silenciosamente esperando una explicación más detallada.


-Quiero que vayas y te acerques al negocio de Joey, y al mismo Joey, para que, como te dije, puedas detectar qué mejorar y hacerlo, pero además le enseñes como llevar este negocio para que pueda crecer y desarrollar todo ese potencial que tiene- Mokuba pudo escuchar a su hermano suspirar.


-Y qué gano yo con eso? No le veo beneficio alguno- El castaño cruzó los brazos mientras pronunciaba sus palabras.


-Hermano, hermano, hermano... Hay 2 razones por las que deberías aceptar- El pelinegro se puso de pie frente a su hermano y se quedó un momento en silencio.


-Estoy esperando- Mokuba tomó aire.


-Número 1, podemos hablar con Joey para llegar a un acuerdo y una vez que esto despegue como yo creo que va a despegar, entonces nos pague, o nos llevemos un porcentaje, como él también lo decida- El pelinegro pudo ver en la expresión de su hermano mayor que lo estaba empezando a considerar.


-Y el número 2?- Mokuba sonrió ampliamente.


-Vamos hermano, la verdad es que quiero ayudar a Joey porque es un gran ser humano y él me ha ayudado a mí también. Me he dado cuenta lo que significa tener una responsabilidad como lo es un empleo y todo lo que ello implica.- El chico tomó asiento de nuevo junto a su hermano en el sillón y lo vio directo a los ojos.


-Esto es importante para mí. Joey se ha vuelto importante para mí, y si nosotros tenemos los medios para ayudarle y no lo hacemos, y después su negocio se va a la quiebra, me arrepentiré toda la vida. Quiero ayudarlo. Y además, él es mi jefe pero también es mi amigo- Seto Kaiba estudió por unos momentos todo lo expresado por su hermanito, y vio su mirada sincera. Se pudo dar cuenta que, por primera vez en mucho tiempo, el pequeño Mokuba estaba empezando a madurar. Y también pudo darse cuenta que esta petición era un voto de confianza para él, y que si no lo hacía, todo el avance que estaba demostrando tener, se iría por el caño.


Por enésima vez en esa noche, suspiró cansado.


-Muy bien Mokuba. Llevaremos a cabo el proyecto. No se realmente que tanto podamos sacar ese lugar adelante, pero si es importante para ti, entonces te ayudaré- Mokuba se levantó y dio un grito de alegría.


El CEO solo pudo pesadamente pensar en lo difícil que sería llegar a un buen resultado, dado a las discusiones que había tenido previamente con el jefe de su hermano, pero por su pequeño hermanito estaba dispuesto a tragarse su orgullo y ofrecer disculpas para poder trabajar mejor.


-Por cierto, hay algo de debes saber que también es muy importante- El súbito cambio de alegre a serio le dijo a Seto que su hermano hablaba en serio. No dijo nada, y esperó expectante.


-Joey no sabe quien soy. Sabe que soy Mokuba, pero no que soy Kaiba. Y al parecer tampoco sabe quien eres tú- Eso sí que sorprendió al empresario más importante de todo Japón.


-Acaso ha vivido toda la vida bajo de una roca?- Mokuba soltó una risilla.


-Pues no se, pero la verdad así lo prefiero yo. Me siento más cómodo, y de seguro él también sin saber quienes somos y lo que eso implica-


-Esta bien, no diré nada. Aunque es demasiado extraño eso que dices- Mokuba solo levantó los hombros en señal de no saber más.


Seto dio las buenas noches a Mokuba para ir y tomar ese tan ansiado baño caliente que ya no solo deseaba, sino que también necesitaba.


 


Durante todo el día siguiente el CEO tuvo dolor de cabeza. Con solo pensar que había quedado con su hermanito en que llegaría a su hora de salida para entre los dos hablar con el rubio, su dolor aumentaba.


Nunca había sido muy partidario de ofrecer disculpas, pero era consciente de que era partidario de ser honesto. Y si era de verdad honesto consigo mismo, debía de admitir que había sido su culpa y no la de Joey, auqel día que casi lo atropella.


Y también sabía que si quería ayudar aunque fuera un poco a sacar adelante el negocio donde trabajaba Mokuba, debía de ofrecer esas disculpas y llegar a un acuerdo de paz.


No podían estarse peleando o discutiendo si querían trabajar juntos, mucho menos cuando se había dado perfectamente cuenta de que el otro chico no tenía pelos en la lengua y estaba dispuesto a dar batalla sin importarle que su contrincante fuera Seto Kaiba.


 


En fin, eran ya las 7:15 y el castaño mandó llamar a su guardaespaldas, mientras comenzaba a alistarse para retirarse.


-Me mandó llamar Señor Kaiba?- un pelicolorido habló desde la puerta de la oficina.


-Es hora de irnos Atemu. Iremos a recoger a Mokuba a su trabajo. Estaremos un rato en ese establecimiento y después a casa- El empleado pudo notar la voz molesta de su jefe.


-Quiere la limosina o el carro listos?


-El carro esta bien. Adelantate, estaré ahí en unos minutos- dijo el castaño a la par que terminó de guardar un archivo en la computadora y la cerró. El guardaespaldas no dijo nada, tan solo se retiró obediente a seguir las instrucciones de su jefe.


Un par de minutos después, salía el CEO de su oficina con su inseparable laptop y una gran jaqueca.


-Por qué dejé que Mokuba me convenciera de esto?- No terminaba de entender la respuesta.


 


Llegó al estacionamiento, y Yami ya lo estaba esperando con el carro encendido y listo para partir.


Seto decidió subir al asiento del copiloto. Lo hizo y emprendieron marcha.


 


-Se encuentra bien señor?- cuestinó Yami a su jefe.


-Sí. Es solo que Mokuba me pidió que ayudara a su jefe y no es una ide a que me emocione mucho que digamos- Con el poco tiempo que llevaba a su servicio, Yami Atemu había demostrado ser digno de confianza para el CEO de Kaiba Corp.


-Será por una buena causa, me imagino- El tricolor pudo escuchar al castaño suspirar.


-Sinceramente no me interesa. Pero es importante para Mokuba, y él sí me interesa. Por eso lo hago- El guardaespaldas estaba atento al camino, pero también a la plática con su jefe.


-Pero no me refiero a eso. Digo que, aunque Mokuba y su recuperación sea su principal motivación, hará algo bueno por alguien, y eso es de admirarse- Aún con su atención al camino, pudo darse cuenta de que el ojiazul enarcó una ceja como cuestionando silenciosamente.


-Sí. Me refiero a que estamos en una época en el mundo que no cualquiera hace algo por alguien desinteresadamente. Siempre hay alguna motivación detrás, algo que se va a obtener, o algo que se busca. Para que alguien haga algo por otra persona sin otro motivo, es porque esa persona tiene buenos sentimientos y amor por el prójimo- Bueno, eso sí que sorprendió al CEO. No que se considerara mal ser humano, pero tampoco se consideraba un mesenas ni nada por el estilo. Era 100% consciente de que trabajaba por Mokuba y por él mismo, y aunque siempre procuraba dar trabajo a la mayor gente posible, así como buenas posibilidades de mejorar su vida, tampoco o hacía gratis sino a cambio de sus servicios. Y si la gente no era eficiente, tampoco se tentaba mucho el corazón para despedirlos.


-No estoy del todo seguro de lo que estás diciendo Atemu, pero coincido contigo en que hoy en día no es fácil encontrar a gente que le guste dar por dar- El castaño se dio cuenta que estaban llegando al establecimiento donde laboraba su hermanito.


-Lo espero aquí?- cuestinó el guardaespaldas.


-Esperame en la puerta- Cuando el ojiazul se bajó del carro, pudo notar las primeras fallas. La pizzería tenía un estacionamiento más grande que el que verdaderamente necesitaba. Es más, podrían ampliar un poco el lugar y quedaría suficiente espacio para los clientes. Además de que el letrero que decía «Joey´s Pizza» estaba oscuro y nada llamativo. El lugar por fuera no era feo en si, pero le faltaba mucho si querían llamar la atención como un lugar de comida higiénico.


-Y aquí vamos, a ver en que me he metido- escuchó el tricolor dcir a su jefe, no dirigido hacia él, sino más bien pensando en voz alta.


No dijo nada y lo siguió a la entrada, esperando afuera como se lo había pedido.


 


 


Por su parte, Joey le mostraba una vez más como se hacía la masa a Mokuba. Ya habían mezclado los ingredientes y el pelinegro la había amasado un rato, pero cuando llegó Joey le dijo que le faltaba amasado, igual que siempre lo hacía. No se lo tomaba a mal ni mucho menos, ya que el rubio sabía perfectamente que para dominar ese hacer era cuestión de muchísima experiencia. Era Mokuba el que se frustraba cada vez que le tocaba hacer eso.


Después de unos 10 minutos y habiendo tapado la tina con un costal vacío, el rubio se lavaba las manos del embarradero que traía.


-En serio Joey, creo que nunca podré hacer una buena masa- El mayor le sonrió de manera amable.


-No te preocupes tanto Mokuba, ya lo lograrás. Es cuestión de mucha práctica, empeño y entusiasmo. Y poco a poco te quedará mejor- Ambos iban caminando hacia la entrada de la pizzería cuando fueron sorprendidos por Seto, quien estaba parado a un lado del mostrador con cara de pocos amigos.


El rubio frunció el ceño cuando lo vio, pero no pudo decir nada.


-Hermano! Qué haces ahí parado?- Mokuba pudo notar que estaba algo molesto. No le gustaba ser ignorado y como que eso había sucedido.


-Llevo aquí unos 10 minutos esperando, pero no hay manera de llamar la atención de nadie. Ni una campana en la puerta, ni en el mostrador ni nada- Parecía que Joey sacaba chispas por los ojos.


-Pudiste haber hablado- Todas las 30 contestaciones que pensó el castaño en cuestión de milisegundos las tuvo que hacer a un lado para no echar a perder la petición de su hermano. Era consciente, aún con lo poco que lo había tratado, del carácter del otro, e intuía que si decía la más mínima cosa que no le gustara al otro, lo echaría a patadas sin importarle su ayuda.


Y a él le importaba un pepino, pero a Mokuba no, y por eso se controló.


Y Mokuba, que lo conocía tan bien, se dio cuenta de eso.


-Bueno, aquí estás y es lo bueno- sonrió nervioso ante la tensión del ambiente generada por los dos adultos.


-Buenas noches- se escuchó detrás de ellos, y Joey se dio cuenta de que un cliente había entrado.


-Hola que tal! Bienvenida. Qué te gustaría ordenar?- Ambos hermanos se hicieron a un lado mientras el rubio tamaba la orden de la chica. Una vez hecho esto, indicó a Mokuba que le sirviera algo al castaño y que lo acomodara en una mesa.


Así lo hizo y luego fua a ayudar a su jefe.


 


Mientras Seto Kaiba esperaba, observó el lugar. Era un lugar definitivamente acogedor. Estaba decorado mayormente con madera, cosa que lo hacía un lugar con calidez. Alguna tapicería de las sillas ya estaba algo rota y definitivamente le hacía falta pinturaa las mismas. Las mesas estaban mejor.


Lo que de manera definitiva se necesitaba era un menú nuevo. Y no se refería a lo que se servía, pues Seto reconocía que no era gran conocedor de pizzas ni de nada de ese rubro. Se refería a donde la gente veía para poder ordenar. Era opaco, con letra muy pequeña y nada vistoso.


-Esto será un largo y arduo trabajo- lo dijo en voz alta para si mismo.


-Definitivamente hermano- lo sorprendió Mokuba mientras tomaba asiento frente a él.


-Tienes idea de la cantidad de detalles mejorables en este lugar?- Mokuba le dio un sorbo a un agua fresca que traía en la mano.


-Idea sí, pero me alegra que aquí estés tú para ayudarnos porque, como te dije, este lugar tiene mucho potencial. Te diré que son las mejores pizzas que he probado. Y mira que yo sí conozco de esto- Por primera vez el CEO probó el agua fresca que Mokuba le había dado un rato atrás. Y vaya que lo sorpendió.


-Esta rica, verdad?- Le dijo con una amplia y segura sonrisa su hermanito.


-Más de lo que podría pensar. Sí que me sorprendió- Exclamó mientras daba otro sorbo.


-Quieres saber el secreto? Esta hecha por Joey- Seto se le quedó viendo, y de manera automática volteó a la puerta de la cocina, que ni puerta tenía sino que era una cortina.


-Y qué le pone?- Mokuba se anotó un punto a si mismo. No cualquier cosa despierta la curiosidad del gran Seto Kaiba.


-Agua, azúcar y limón. Y según dice, mucho amor- Okay, el CEO ahora sí estaba atónito. Asintió sorprendido mientras tomaba más agua.


-Pues la verdad es que podría afirmar que es la mejor agua de limón que he probado hasta ahora- Mokuba seguía sonriendo.


-Pues imagínate que el sabor de la pizza es equivalente al sabor de esa agua- ahora fue el castaño quien sonrió.


-Si es así, encontraste una mina de oro en potencia, hermanito- ambos se sonrieron complices.


Unos minutos después, una feliz chica salia con las 2 pizzas que había encargado y Joey entraba una vez más a la cocina.


-Por qué tarda tanto?- Ahí estaba el espíritu impaciente del castaño.


-Joey es así. Es muy esponaneo. Se le ocurre algo y lo hace. Una de las cosas que le hace falta es sistematizar más su manera de hacer las pizzas. Sería más fácil y podría contratar más gente. Pero, como no tiene presupuesto para ello, ni lo piensa- El castaño se quedó un momento en silencio pensando en lo que acababa de escuchar. Y de repente salió Joey de la cocina con una bandeja en una mano.


Se acercó a la mesa y puso una pizza grande en el centro.


-Mokuba, trae platos por favor- Mokuba se puso de pie en seguida. Y Joey por su parte se sentó frente al castaño.


El ojiazul se le quedó viendo en silencio, y de inmediato llegó su hermano con 3 platos.


-Yo no tengo hambre, gracias- declinó la oferta el ojiazul. Joey volteó y se le quedó viendo fijamente a los ojos, de una manera que hasta hizo sentir incómodo al castaño.


-Mokuba dijo que vienes para que hablemos para ver si me puedes ayudar. Es eso cierto?- El CEO no se dejó amedrentar.


-Es cierto, a eso vine- Joey asintió en silencio, como para si mismo.


-Y me puedes explicar cómo podrías ayudarme a sacar adelante un producto que ni siquiera conoces?- El pelinegro estuvo a punto de reír, pocas veces había visto a su hermano en jaque como en ese momento.


-Conozco las pizzas, y no me encantan la verdad- Contrario a lo que Seto esperaba, Joey le sonrió. Eso lo hizo sentir aún más incómodo y extraño.


-Oh, pero no conoces la pizza de Joey- y con toda seguridad cortó un pedazo de pizza, lo puso en un plato y se lo puso enfrente al terco ojiazul.


 


Tendría que probarla.


 


 

Notas finales:

Hermoso día!

 

Linda noche!


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