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Joey´s Pizza por Iztaxochitl

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Notas del capitulo:

Uno más y la historia sigue caminando.

 

No pensé que sería tan larga, pero es que al estar escribiendo los personajes fluyen por si mismos y la historia toma rumbo desconocidos hasta para mí.

 

Sea como sea, espero que la sigan disfrutando.

 

Amor para todos

Había llegado el martes.


Mokuba sabía que su hermano iría con Joey a ver uno de los restaurantes de Seto, y eso lo ponía nervioso. Seguía negándose rotundamente a que el rubio descubriera sus identidades. En verdad pensaba que lo empezaría a tratar diferente si supiera que es un Kaiba.


-Estás seguro que no te descubrirá? Por qué lo tienes que llevar ahí?- Mokuba sonaba molesto, pero su inteligente hermano mayor sabía que tan solo era miedo.


-Porque Tristan es de confianza. Se que no dirá nada, y es lo suficiente renombrado para que el terco ese lo escuche- decía mientras terminaba de vestirse.


-Sigo creyendo que no es buena idea- puchero de parte del pelinegro.


-Lidia con eso Moki, la cita está hecha. Y para tu tranquilidad, estaremos solos con él en el restaurante. Le pedí discreción y privacidad, y bien sabes que es o suficiente inteligente para no meter la pata- la voz de su hermano sonaba seguro. Y además, aunque siguiera dudando, Seto seguiría con su plan.


No quedaba más que resignarse.


-Oye Seto. Mientras te vas con mi querido jefe, puedo salir a dar una vuelta?- Mokuba pidiendo permiso? El castaño lo volteó a ver muy sorprendido.


-A dónde quieres ir?- desde que lo había castigado tan severamente hacía ya varias semanas, Mokuba no había incumplido las reglas impuestas. No tenía la más minima razón para negarselo.


Pero Seto Kaiba era un poco sobreprotector con su preciado hermano menor.


-Pues, a caminar. No es que tenga algo que hacer en realidad, solo que estos días que se detuvo el trabajo he estado aburrido. Y tomar aire freco me caerá bien- la sonrisa y voz de Mokuba eran inocentes.


-Atemu no está para acompañarte- el pelinegro rodó los ojos hacia arriba.


-Y que bueno, no quiero que me acompañe. Quiero pasear solo un rato- el mayor tan solo suspiró.


-Puedes salir. Pero quiero que seas consciente que es la primera vez que sales solo en mucho tiempo, por lo que no quiero sorpresas desagradables- la voz del CEO era algo severa, pero para su punto de vista era necesario.


-No te preocupes, no tengo la más mínima intención de ir a tomar nada más allá de un helado. Y en verdad quiero ir solo-


-Entonces está bien. Pero cualquier cosa te comunicas conmigo o con Atemu- el pelinegro le sonrió.


-Entendido capitán- luego de esto, se despidieron y Seto partió a reunirse con Joey.


«Será que puedo juntar a esos dos? De repente hasta parece que hay atracción entre ellos» Moki pensaba en ello.


Fue a darse un rico y largo baño, y se dispuso a salir. Se fue sólo y caminando, necesitaba ese espacio.


Mientras caminaba, reflexionó un poco acerca de su vida. Había obtenido un empleo y un amigo valioso. Y ahora su vida giraba en torno a eso. Todo estaba cambiando para bien, hasta su hermano sonreía más.


Y lo mejor de todo es que había conseguido que su hermano le ayudara a mejorar su negocio y su vida.


Todo a ese respecto daba vueltas en su cabeza, y aunque estaba distraido llegó a su destino sin problemas. Pidió un helado de limón con chocolate, la mejor combinación de helado doble segun él.


Se sentó tranquilo un rato en una banca afuera del lugar, pensando en su hermano.


En realidad no supo cuánto tiempo pasó, pero después de un buen rato empezó a caminar sin rumbo fijo.


Y cuando se dio cuenta, estaba frente a la obra de remodelación que se estaba llevando a cabo en la pizzería. Y se dio cuenta de que parecía más grande de lo normal.


«Quizás Seto decidió agrandarla un poco más» pensó, aunque la verdad era que los planos originales estaban muy bien hechos y distribuidos, por lo que le extrañó aún más.


-En fin, ya veré que pasa- En definitiva era mas grande de lo que recordaba, pero estaba todo tapado al público, por lo que no podía distinguir bien que estaba pasando.


Siguió su camino, otra vez sin rumbo fijo.


Cuando estaba a unas cuadras de la pizzería, fue sorprendido.


-Mokuba- la voz se escuchó detrás de él. Volteó al instante.


-Duke!- Parado frente a él estaba su amante. O debería pensar ex amante? Ya ni sabía.


-El mismo que viste y calza- le dijo con su típico guiño de ojo, coqueteando con él.


-Dónde has estado? Te llamé mil veces-


-Por aquí y por allá. Cambié mi número de teléfono, no quería llamadas indeseadas- al decir esto, el pelinegro se dio cuenta de que su amigo/amante/ex se veía muy raro.


Su mirada estaba casi normal, pero podía distinguir un cierto fuego en ella. Como si estuviera muy enojado, y eso le inspiró mucha desconfianza.


-Y si no querías mis llamadas, entonces qué es lo que estás haciendo aquí?- para Mokuba fue evidente que el otro chico se molestó con su cuestionamiento.


-Cómo que qué estoy haciendo aquí? Pues quería ver a mi novio- a Mokuba cada vez le daba un presentimiento peor.


-Que yo sepa, no somos novios. Y es porque tú nunca quisiste formalizar nada- el pelinegro se cruzó de brazos, haciendo lo posible por no mostrar lo que estaba sintiendo.


-Pues hoy es tu día de suerte- de manera intempestiva, Duke tomó el brazo del Kaiba y lo metió en una callejón que estaba a unos metros.


-Suéltame Duke!- el menor le gritaba, pero el otro chio no le hacía caso.


Una vez en el callejón, Duke acorraló a Mokuba contra una pared y se le acercó para besarlo. Mokuba pudo distinguir un profundo olor a alcohol en el aliento del chico más alto, y entonces giró la cabeza para no permitirle que lo besara.


Eso enfureció al otro chico.


-Qué demonios te pasa?- ahora sí estaba asustado. Nunca había visto a Duke tan enojado. Pero no era momento de tener miedo.


-Qué carajos te pasa a ti?- exclamó mientras lo empujó con todas sus fuerzas para atrás, casi haciendo que se fuera hasta el suelo.


-Sabes que somos amantes! Por lo tanto es mi derecho!- los gritos eran cada vez más fuertes, y Mokuba rogaba dentro de si mismo que alguien llegara en su ayuda.


-Claro que no! Somos amigos con derecho cuando tú quieres, cuando a ti te conviene, cuando a ti te dan ganas! Si yo no quiero soy un aburrido insensible, y si quiero y tú no, me dejas con las ganas. Eso no es ser amantes ni compañeros!- El Kaiba comenzaba a estar fúrico como pocas veces en su vida.


-Pues no me interesa niño mimado- Duke puso su antebrazo en el cuello del menor de los Kaiba, dificultándole la respiración.


-Su...el...tame...- Mokuba cerró los ojos. Qué demonios tenía el idiota de Duke en la cabeza?


Un par de segundos después, escuchó un fuerte golpe y se sintió liberado. De manera inevitable comenzó a toser.


Se puso en cuclillas en el suelo ya que le costaba trabajo sostenerse, y sintió unas cálidas manos en sus hombros dándole soporte.


-Estás bien? Creí que te desmayarías- el Kaiba aún respiraba con dificultad, pero la tos estaba cediendo.


Levantó el rostro y vio a un chico de cabello color verde, con un semblante preocupado. De manera automática y sin quererlo se sonrojó por tenerlo tan cerca.


-Estoy bien- alcanzó a articular. El otro chico le ayudó a levantarse.


Volteó para ver en dónde estaba Duke, y tan solo lo vio tirado entre basura. Era evidente que estaba inconsciente.


-Será mejor llamar a la policia, despertará en un rato- dijo el peliverde, expectante de la reacción del pelinegro.


-Déjalo así. Que pese sobre su consciencia-


-Estás seguro? Podría volver a atacarte- Mokuba le sonrió.


-No pasará, no te preocupes- el desconocido ayudó a Mokuba y salieron del callejón.


-Vamos, te llevaré a un lugar seguro- al pelinegro le dio algo de desconfianza. Acababa de ser atacado por un conocido, podría pasar lo mismo con este otro chico.


-Agradezco tu preocupación, pero será mejor irme de aquí-


-Olvídalo. No te dejaré ir en ese estado. Si un borracho como ese pudo contigo estando bien, ahora con ese susto encima serás blanco fácil para cualquiera. Vamos, no te haré nada. Iremos a un lugar seguro para que puedas hablarle a alguien para que te recoja- era sensato lo que estaba diciendo. Sin objetar nada más, emprendieron su corto viaje.


Mientras caminaban el peliverde no se le despegaba. Y Mokuba notó que estaba muy alerta. Se sentía cohibido con semejante atención, pero quiso agradecerle.


-Aquí es- el chico interrumpió sus pensamientos, y Mokuba vio que estaban frente a una panadería.


-Trabajas aquí?- Moki aun estaba algo azorado del ataque, no comprendía bien lo que pasaba.


-Mmm... algo así, pero entraremos por acá- al final de la panadería había una puerta, que al abrirla daba a un pasillo.


-Después de ti- dijo el caballeroso salvador de Mokuba.


Y el pelinegro se puso nervioso. Se obligó a si mismo a caminar, pero estaba casi temblando. Parecía que el ataque de Duke le estaba afectando.


Caminaron y subieron unas escaleras hasta un pasillo muy angosto, donde solo cabían unos frente al otro. Y el pelinegro iba por delante.


Llegó hasta una puerta, y cuando iba a decir algo, sintió que el otro chico se le pegaba un poco por atrás y pasaba su brazo por la derecha.


-Disculpa esto, el pasillo es muy pequeño y casi no cabemos- casi le susurró al oído a Mokuba, y este cayó en cuenta de que el muchacho estaba abriendo esa puerta.


-Bien, adelante- Mokuba pasó y vio una pequeña sala de color blanco, adornos por aquí y por allá, y algunas puertas más.


-Ponte cómodo, regreso en un momento- el peliverde pasó de largo a Mokuba y este decidió sentarse en un sillón.


Se sentía un poco incómodo. No sabía dónde estaba ni con quién, y Duke lo había dejado en verdad asustado.


-Toma- el otro muchacho lo sorprendió, y al voltear vio que le estaba dando un vaso con agua. También notó que traía un teléfono en mano.


-Estás mejor?- había preocupación en su voz.


-Pues... no lo sé. Me siento extraño. Me ayudaste, pero no se ni quién eres ni dónde estoy. Y perdóname pero eso me asusta- Pese a que el pelinegro sentía algo bueno en ese chico, estaba demasiado asustado. Fue por eso que decidió externarle lo que sentía.


-Tranquilo, no te haré daño. Perdón por el descuido, me llamo Noah- y le dedicó una sonrisa a Mokuba con la cual quiso transmitirle confianza.


-Pues primero que nada mucho gusto, y muchas gracias Noah. Yo soy-


-Mokuba Kaiba, lo sé- el pelinegro se sintió un poco más aliviado. Si ese Noah sabía quien era, seguro no se atrevería a tocarle un pelo.


-Pues sí- el Kaiba menor nunca se había sentido tan cohibido con alguien. Hasta se sorprendía a si mismo.


-Bueno, quieres hablarle a tu hermano?- le ofreció el teléfono.


-Si me permites, me gustaría calmarme un poco más antes de llamarlo, de lo contrario llegará aquí con media guardia nacional- Noah soltó una risa fuerte ante el chiste, y eso aligeró el ambiente.


-Como gustes. Ten- le ofreció el agua de nuevo, y esta vez el pelinegro sí la recibió. Bebió un poco y comenzó a sentirse menos nervioso.


-En serio Noah, muchas gracias. No se qué hubiera pasado si no hubieras llegado. Duke estaba como loco- el peliverde se sentó en el sillón frente a Mokuba, y se recargó relajado.


-Conoces a ese tipo?- el pelinegro tan solo asintió.


-Somos amigos. O ahora eramos. No sé qué le pasó, siempre fue agradable conmigo- había dolor en su voz, y no pasó desapercibido por el otro.


-Pues en definitiva estaba borracho, y eso cuenta mucho- el Kaiba negó con la cabeza.


-Lo he visto borracho muchas veces, pero hoy fue diferente- él tan solo tenía la vista clavada en el vaso, y eso preocupó a Noah. Y decidió cambiar de conversación.


-Pues ya pasó. Tuviste la suerte de que iba pasando por ahí cuando escuché el escándalo y deidí asomarme. Pero pensé que tú no andabas solo por la ciudad así por nomás- el pelinegro levantó la mirada y lo volteó a ver.


-Pues sí. Tú vives aquí?- Noah le sonrió de nuevo.


-Sí, este es mi departamento. Y la panadería que viste abajo es mía. En este momento ahí es donde trabajo- el Kaiba se sorprendió.


-Oh que bien, entonces eres panadero?- Mokuba siempre tragón.


-Pues la verdad es que yo estudié psicoterapia, y aunque sí trabajo algo de eso, me encanta hacer pan. Es mi gran pasión- de alguna extraña y muy rara manera, Noah le recordaba a Joey. Tenían ciertas similitudes.


-Que rico. Amo el pan. En si amo la comida, pero el pan tiene un lugar especial en mi panza- dijo mientras daba unos ligeros golpecitos en ella y sonreía.


-Que bueno que te gusta el pan- Noah se levantó y entró por una puerta, y un par de minutos después salió con una canasta llena de diferentes panes y dos platos.


Los puso en la mesa de centro y le dio un plato a Mokuba.


-Sírvete- y él mismo agarró un pan.


-No, cómo crees? Ya has hecho suficiente por mí, no puedo llegar a quitarte tu pan- el pelinegro estaba sorprendido.


-Y quién te ha dicho que tú me estas quitando algo? Porque hasta donde yo se, cuando alguien te comparte algo no le estas quitando nada- dijo y mordió su pan sin vergüenza alguna.


Mokuba todo sonrojado no supo qué decir o argumentar y escogió un pan sin objetar nada.


-Wow, esto está buenísimo. Qué es?- el pelinegro fue sorprendido por el delicioso sabor que probó.


-Es un biscuit. Nunca lo habías probado?- Mokuba negó mientras comía más de ese rico pan.


-No pero está buenísimo- el peliverde rió de una manera sutil, y Mokuba pensó que estaba siendo descortés. Se sonrojó todo.


-Perdón, creo que fui grosero- no sabía con exactitud por qué, pero la presencia de aquel chico lo ponía nervioso.


-No te disculpes, no hay por qué hacerlo. Sé espontaneo, así es mejor- se produjo un silencio un poco incómodo después de esas palabras. Ambos chicos comían en silencio. Y es que el Kaiba no sabía exactamente que decir para aliviar la tensión del ambiente.


-Quieres más agua?- su vaso estaba vacío, y Noah estaba siendo en verdad atento.


-Pues sí, un poco- el peliverde volvió a desaparecer por la misma puerta que antes, y al poco tiempo regresó con una jarra llena de agua. Le llenó el vaso, y después volvió a tomar asiento.


-Muchas gracias- el pelinegro disfruto de su bebida.


-Sabes algo? No tienes por qué estar nervioso. Estás seguro aquí conmigo- las últimas palabras volvieron a hacer que Mokuba se sonrojara.


-Bueno, es una situación extraña para mí- bajó la mirada.


-Claro que lo es, pero no es como si yo te fuera a hacer algo-


-Y por qué decidiste empezar a hacer pan?- ahora el del giro de conversación fue el Kaiba.


-Pues, es una larga historia. Aprendí a hacer pan hace mucho tiempo y poco a poco he ido perfeccionando mis técnicas y sabores. Como no tengo tantos ingresos por la psicoterapia, decidí poner una panadería y ver como resultaba- el chico de cabello verde hablaba con mucha naturalidad, quieriéndole infundir confianza a su acompañante.


-Y cómo va todo?- Mokuba se interesó de manera genuina.


-Pues si tomas en cuenta que llevo poco más de un año y seguimos funcionando, supongo que bien. Es decir, no es el gran negocio en la vida, pero me da para pagar las cuentas y vivir bien. Y al menos por el momento es lo que necesito- el pelinegro pensó en su siguiente pregunta.


-Ya veo. Y dónde es que das tus terapias?- Noah tomó agua y contestó.


-Mucho es por internet, y para casos muy especificos rento un pequeño consultorio para atender- al peliverde le dio gusto como el semblante de Mokuba fue cambiando poco a poco.


-Suena muy interesante-


-Ni creas, soy medio aburrido- ambos varones rieron ante el sarcasmo del más alto.


-Bueno, creo que es hora de llamar a mi hermano- revolvió sus ropas y encontró su celular. Estaba golpeado pero al parecer aun funcionaba.


-Quieres hablar de aquí?- Noah le ofreció de nuevo el teléfono.


-No gracias. A veces cuando son números desconocidos mi hermano tarda en contestar. Mejor le hablo desde el mío- por primera vez en mucho rato, Mokuba le sonrió de una tenue manera al peliverde.


Mokuba llamó.


-Mokuba- al escuchar la voz de su hermano, volvió a ponerse nervioso.


-Seto- casi sentía como la garganta se le cerraba.


-Qué pasó?- al parecer era demasiado obvio o su hermano lo conocía muy bien. O ambas.


-Mmm, lamento molestarte Seto, pero podrías mandar a alguien para que me recoja?- se sentía inseguro. Y no podía controlar la emocionalidad en su voz.


-Qué esta pasando?- hasta el peliverde frente a él escuchó a Seto.


-Mmmm, mejor te digo cuando te vea. Puedes por favor?- No era su intención sonar tan mal, pero no podía hacer nada.


-De inmediato. Mándame tú la dirección de donde estás y me encargaré de ello- escuchó como se cortó la llamada y procedió a mandarle la ubicación a su hermano.


-Listo- dijo al terminar.


-Estás bien?- Noah había notado todo el proceso de cambio de ánimo que presentó el pelinegro al hablar con su hermano.


-Sí. Así es Seto. Te dije que si le hablaba más alterado vendría con todo un ejercito- Mokuba rió muy tenue, pero esta vez el otro chico lo miró preocupado.


-No lo digo por él, lo digo por ti. En verdad estás bien?-


-Pues... no estoy seguro ni de eso- la voz de Mokuba se quebró, y sin quererlo ni pensarlo empezó a llorar.


De inmediato Noah se sentó a su lado y lo rodeó con sus brazos. Y fue lo que Mokuba necesitaba para soltarse a llorar.


No supo con exactitud cuánto tiempo estuvieron así, pero después de haberlo escuchado gritar entre llanto, Noah se dio cuenta de una respiración acompasada. Vio que Mokuba se había quedado dormido y con todo cuidado se levantó para acostarlo en el sillón. Le subió los pies para que estuviera más cómodo, y sin hacer el más mínimo ruido salió del departamente para esperar al hermano mayor de su huesped temporal.

Notas finales:

Hermoso día!

Linda noche!

 

 

Amor para todos!!!


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