Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Joey´s Pizza por Iztaxochitl

[Reviews - 46]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Bueno, aquí lleha uno de los últimos capítulos de esta historia.

Como siempre, deseo que la disfruten y que se la sigan pasando bien.

 

Amor para todos!

Eran las 6 de la tarde del miércoles. Un muy ocupado Seto Kaiba estaba tratando de terminar sus pendientes para prepararse e ir con su querido novio. Fue por esa razón que malhumorado contestó el teléfono que lo interrumpió.


-Kaiba al habla- su tono de voz denotaba molestia.


-Vaya, y yo que pensé que era buen momento para hablar contigo- el Kaiba reconoció de inmediato esa voz.


-Noah-


-El mismo que viste y calza- pudo escuchar al otro suspirar por el teléfono.


-Qué pasa? Todo bien con Mokuba?- Seto se las ingenió para empezar a acomodar todo lo que necesitaba para retirarse.


-Claro que todo bien. Aunque yo me pregunto por qué ya no hablas tanto como antes- el peliverde encontraba una extraña satisfacción en molestar a su cuñado.


-Bueno, me dijiste mil veces que te encargarías de cuidarlo, que todo estaba bien y que no llamara tanto. Entonces hago lo que me dices y me hablas para reclamarme?- mientras hablaban, Atemu asomó la cabeza y el ojiazul le hizo señas para que pasara.


-Esta bien, te doy la razón en eso. Pero esa no es la razón de mi llamada- el castaño se estaba empezando a desesperar.


-Y entonces cuál es?- Yami esperaba paciente junto a la puerta, observando los gestos de su jefe, quien no se veía muy contento.


-La verdad es que Mokuba quiere que vengas a comer. Tiene ganas de verte y platicar contigo- eso sorprendió al castaño. Y si Noah lo hubiera visto, habría visto su cara de sorpresa como lo hizo el tricolor.


-Bueno, esa esa una buena noticia. Al menos ya no huye de mí- había un cierto algo en la voz de Kaiba, que denotaba que estaba un poco herido por las actitudes de su hermano.


-Así es. Déjame decirte que este tiempo que ha pasado conmigo ha sido de mucho bien para él. Por fin está comprendiendo más las cosas. Ya dejó de tener pesadillas, y me parece que ahora ve el mundo con otros ojos- esa noticia hizo sonreir al ojiazul.


-Ya sabes que empieza a trabajar el viernes?- Noah se quedó mudo por unos instantes.


-Pues no me ha comentado nada, pero supongo que podemos hablarlo cuando vengas. Podemos contar contigo para que nos acompañes mañana?- el CEO sonrió. Por fin su hermanito se abría a verlo, sería una espectacular ocasión para darle la nueva noticia.


-Claro, ahí estaremos a las 2:30- eso extrañó al peliverde.


-Estaremos? Tú y quien más?- Noah había caído en el juego del castaño.


-No seas tan preguntón Noah, confórmate con saber que llegaremos a comer mañana como quiere mi hermano. Dale mis saludos- ignorando la perorata del otro chico, Seto colgó.


Un par segundos después volteó a ver al tricolor.


-Atemu- regresó a su asiento.


-Me mandó llamar jefe?- aunque los últimos días no habían estado juntos, la confianza que sentían entre ellos era intocable.


-Voy a salir. Estás a cargo de cualquier cosa que pueda surgir- el tricolor asintió.


-Gusta que lo acompañe o lleve?- el CEO sonrió del lado, y ni siquiera se dio cuenta de que Yami se dio cuenta de su sonrisa.


-No, iré solo. Prefiero que estés aquí al pendiente. Solo que fuera una verdadera emergencia me hablas al celular, de otra manera lo solucionaré mañana- entre líneas, el castaño le estaba dando el mensaje a su guardaespaldas de «no me molestes para nada, o sino alguien saldrá despedido y podrías ser tú».


-Entendido señor- Seto siguió acomodando los últimos detalles.


-Por cierto, Yugi me comentó que a Joey le había encantado sus sorpresa- el castaño despegó los ojos de lo que estaba haciendo y volteó a ver al tricolor.


-Así es. Hiciste un muy buen trabajo Atemu, todo quedó de maravilla- Yami se sintió bien consigo mismo.


-Me alegra que haya sido un éxito- Seto siguió con lo suyo.


-No solo el departamento, la verdad es que la pizzería se ve muy bien, está muy bien equipada y tiene un aspecto excelente para el público. Cómo van los preparativos para la inauguración?- el CEO no se detuvo ni un momento de lo que hacía, pero escuchaba con atención.


-Todo en marcha, jefe. Lo único que no está todavía es una lona que colgarán afuera del lugar anunciando la apertura del lugar- Seto cerró su inseparable laptop y la guardo.


-Y para cuando piensas hacer eso? Ya es miércoles y se supone que abrimos el viernes- esa era una muy leve llamada de atención para el tricolor.


-Ya la tengo conmigo, iré a colocarla en cuanto salga de aquí- el castaño asintió.


Cuando por fin terminó de guardar sus cosas, se dio cuenta de que apenas tenía tiempo de ir a la mansión a cambiarse para ir con su cachorro.


-Me voy. Encárgate de todo. Por mis cálculos, no vendré a la corporación hasta el sábado, a menos de que algo suceda. Hazte cargo de aplazar todas mis citas para la próxima semana y de que todo marche como debe de ser- la siempre autoritaria voz del CEO de Kaiba Corp era imponente.


-Así se hará señor. Que disfrute su noche- Seto supo que Atemu sabía a dónde iba y con quién. Aún así no hizo ni dijo nada, solo salió de su oficina un poco sonrojado.


Y eso hizo reír al tricolor, quien se fue a cumplir todos los pendientes que le habían dejado, para después ir a pasar la noche con su amado Yugi.


 


Eran casi las 8 de la noche cuando Seto estacionó su vehículo en el estacionamiento de la pizzería.


Para cuando llegó, Yami ya se había encargado de la cuestión de la lona, y ésta colgaba afuera del lugar, anunciando la apertura el próximo viernes. Le gustaba la eficiencia de ese empleado. Ya casi hasta podría considerarlo una especie de amigo/confidente... casi.


Entró con la copia de las llaves que tenía.


Llevaba una botella de un vino muy fino para compartir con ese cachorro. En verdad lo traía vuelto loco.


Subió hasta el segudno piso, y justo abajo de las escaleras hacia el departamento, se dio cuenta de que no había manera de timbrarle ni nada. Solucionaría ese asunto.


-Cachorro, llegué- dijo mientras subia las escaleras.


Llegó y vio varias luves prendidas, pero no había ratro de su chico.


Un delicioso aroma lo guió hasta la cocina. Dejó la botella de vino en la mesa, y vio una nota.


«Me estoy bañando».


El baño estaba abierto, por lo que supuso que se estaba cambiando.


Se dirigió al cuarto abriendo la puerta muy suavecito.


Desde ahí pudo ver a su cachorro con una toalla en la cintura, tratando de elegir qué usar para la cena.


-Por mí no uses nada, así te ves mejor- un coqueto castaño recargado en el marco de la puerta asustó, de nuevo, a Joey.


El rubio lo vio con los ojos entrecerrados, finjiendo enojo.


-Sabes que odio esa maldita tendencia tuya a asustarme? Un día de estos te pegaré con algo por mera reacción, y no me voy a disculpar- el castaño se acercó a su rubio y le dio un beso.


-Es que te ves tan lindo cuando te molestas- el tono de voz que usó el castaño molestó más al rubio, quien se dio vuelta a seguir buscando algo que ponerse.


-En serio, no uses nada- el castaño rió por lo bajo.


-Si no uso nada, querrás comer el postre antes del plato fuerte, y no me gustaría ya que en verdad me esforcé en hacerlo- el rubio le hablaba sin voltear, por lo que no se dio cuenta cuando el ojiazul se le acercaba. Solo lo sintió abrazarlo por detrás.


-No entiendes, cachorro bobo. A lo que me refiero es que no te tienes que romper la cabeza en escoger ropa para que cenemos juntos. Se tú mismo y usa lo que quieras- el castaño le dedicó una mirada llena de amor, mientras le acariciba la mejilla.


Joey le sonrió de vuelta.


-Gracias Seto- sin pensarlo ya tanto, se soltó del agarre del más alto, y se puso una playera y un pants.


-No tienes remedio cachorro- en realidad el castaño lo hacía más por molestarlo que por otra cosa.


-Oye, fuiste tú quien me dijo. Ahora no te quejes- Salieron de la habitación y se fueron a la cocina.


Seto le mostró la botella de vino que había traído, y Joey la destapó para brindar juntos.


El rubio checaba el horno mientras el castaño servía el vino.


-Un par de minutos y estará en su punto. Cómo andas de hambre?- el castaño le dedicó una mirada casi felina al rubio.


-Depende de que estemos hablando- le pasó su copa a su chico y éste lo golpeó en el brazo, más de juego que otra cosa.


-Seto! Estoy hablando en serio. Que no puedes pensar en otra cosa más que en sexo?- el rubio casi se carcajeaba, pero el castaño se abalanzó sobre él, puso ambas copas en la mesa, y empezó a besarlo apasionadamente.


-Cuando estoy solo contigo me es tan difícil- le dijo al oído para luego empezar a lamer y morder, hasta que fue empujado por Joey.


-A mí también me encanta estar contigo Seto, pero vamos a comer primero, sí? Además tengo algo que decirte- el rubio se sonrojó cuando dijo esas palabras, y volteó la mirada a otro lado, huyendo de la del ojiazul.


Esto le pareció curioso, pero no le dio mayor importancia.


Se sentaron a la mesa y comieron una deliciosa ensalada que había preparado el rubio. Unos minutos después el rubio sacó un refractario del horno con lasagna.


-Wow, eso huele espectacular- el rubio sonrió.


-Sabe mejor de lo que huele- le pasó su plato al CEO y luego él se sentó con el suyo.


Kaiba estaba en alguna nube. El sabor de la cena era de lo mejor que había probado en su vida.


-Tengo una pregunta Joey, le cocinaste esto al chef Tristan la otra vez que estuviste con él?- el menos alto lo pensó por un momento.


-No, quería hacerlo pero no tuve oportunidad. Por qué lo preguntas?- el rubio disfrutaba de su propio plato. La verdad es que le había quedado mucho mejor que otras veces.


-Por que estoy seguro de que si se lo hubieras preparado, te hubiera querido tener trabajando para él. Esto esta exquisito- el rubio se sonrojó. No estaba acostumbrado a que lo adularan tanto.


-Me da gusto que te gustara Seto- el castaño le sonrió y siguió disfrutando su cena.


 


Había pasado ya un rato de que habían terminado de cenar, y se habían pasado a la sala. Estaban en el mismo sillón, el más grande, uno en cada extremo, viéndose.


Joey había apagado la luz y había prendido una vela en la mesa de centro. Compartían una copa de vino mientras hablaban de esto y aquello.


-Por cierto, esta tarde me habló Noah. Mokuba quiere platicar conmigo y quiere que vayamos a comer mañana a su casa- lo autoritario no se le podía quitar al castaño.


-Los dos? Osea quiere que vaya yo también?- eso sorprendió al rubio.


-Pues no me dijo eso, pero yo quiero que vayas conmigo. Quiero que mi hermano sepa que ahora estamos juntos. Se que se pondrá feliz- el rubio dio un trago a su vino, esperando que le diera valor para hablar.


-Tu hermano es un buen chico- Seto sonrió y asintió.


-Me acompañas entonces?- el rubio terminó su vino y dejó la copa vacía en la mesa junto a la vela.


-Claro que sí. Al fin y al cabo, ahora sí tengo ropa presentable para ir a un lugar así contigo. Aunque si me lo preguntas, sigo pensando que tener tantos cambios de ropa es innecesario. Creo que no tendré que volver a comprar nada en toda mi vida- el castaño soltó la carcajada a pesar de que el pizzero hablaba en serio.


-Que divertido eres cachorro- Joey no se lo tomó a mal. Al contrario, gateó hasta Seto y le dio un beso. Se sentó encima de su cadera, pero sin la más mínima intención de nada.


-Sabes? No solo soy gracioso, también a veces hago unas travesuras muy grandes- no había tono pícaro en su voz, ni sensual. A Seto le extrañó lo que le decía el rubio.


-Ah sí? Y como de cuál travesura estamos hablando?- ambos se veían con mucha intensidad a los ojos.


-Pues... hace un tiempo empecé con una travesura, la mejor de mi vida si me lo preguntas, y creo que es tiempo de confesarte lo que hice- eso sí que extrañó al castaño.


-De qué hablas cachorro?- algo le decía que no le iba a gustar lo que estaba por escuchar.


-Solo prométeme que me vas a escuchar hasta el final, sin que te aceleres- este rumbo no le gustaba nadita.


-Creo que esto comienza a asustarme Joey- el tono de voz de Kaiba había cambiado y Joey supo que podría ser malinterpretado.


-Seto, confías en mí? En todo lo que te he dicho? En todo lo que hemos compartido? En que te amo?- la mente de Seto Kaiba explotó.


Joey tomó la mano del castaño y la puso sobre su pecho, donde podía sentir los latidos de su corazón.


-Sí cachorro, confío en ti- la voz de Kaiba era seria.


Joey le sonrió como siempre, y se acercó a besarlo. Fue un beso tranquilo, muy profundo, y sobre todo muy cargado de muchas emociones y sentimientos.


-Oye, no es nada malo- el beso y la sonrisa del pizzero tranquilizaron un poco al CEO, quien seguía algo inquieto.


Seto suspiró.


-Qué pasa cachorro?- con su otra mano le acarició el rostro y el cabello.


-Es que he hecho una travesura- el rubio sacó la lengua, tal cual como cachorro travieso.


-Eso ya me lo dijiste, qué fue lo que hiciste?- la voz del ojiazul era serena.


-Es que yo...- se detuvo. Estaba nervioso por lo que iba a decir. Y un poco asustado por la reacción del castaño.


Seto le tomó el rostro con ambas manos y pego ambas frentes.


-Cachorro, estás conmigo. No temas- el rubio cerró los ojos.


-No es que tema, es que estoy nervioso- el CEO, como buen genio que era, vio una oportunidad.


-Si te sirve de consuelo, yo también tengo algo que decirte que me pone nervioso- el rubio abrió los ojos y se separó de él, viéndolo muy sorprendido.


-En serio?- Seto siguió acariciando su cabello.


-Sí. La verdad es algo que no te he dicho aún, y espero que no te molestes conmigo por eso, pero ahora que somos pareja quiero que lo sepas- la perspicacia de Joey salió a flote, y sospechó lo que le iba a decir.


-En serio?- pero es que no quería arruinar el momento.


-Sí cachorro. Quiero que sepas algo sobre mí que aún no sabes, pero ese algo, por más importante que sea, no cambia lo que siento por ti- el castaño siguió acariciando su cabello.


Joey, que no era para nada tonto, se dio cuenta de que hablaban de lo mismo. Se dio cuenta de que el castaño nunca se había dado cuenta de su travesura, y se aguantó las ganas de reír.


-Bueno, quien habla primero, tú o yo?- le daría a escoger.


Seto tomó su rostro con ambas manos y lo acercó para besarlo. Entrelazó su lengua con la del rubio y degustó una vez más ese sabor que le estaba empezando a causar adicción.


Se separó y Seto lo se lo pegó en un abrazo, y Joey pudo sentir su nerviosismo. Pero antes de que pudiera decir nada, el CEO habló.


-Cachorro, yo soy Seto Kaiba- Joey se enderezó y lo vio a los ojos. Parpadeó un par de veces, y tuvo la única reacción que Seto no se hubiera esperado de él.


Empezó a reír por lo bajito, subiendo cada vez más de intensidad, hasta que se estaba carcajenado a un muy alto volúmen.


Seto nada más veía como estaba revolcándose de la risa en el sillón, aún entre sus piernas.


Qué acaso no le había creído?


-Joey- le llamó el ojiazul, pero estaba muy ocupado riéndose.


-Cachorro, responde- poco a poco, Joey fue tratando de calmarse hasta conseguirlo. Tenía lágrimas en la cara de tanto reír.


Se sentó de nuevo en las piernas de Seto, puso las manos en sus hombros, y respiró profundo para tratar de no volverse a reír.


-Crees que es una broma?- el castaño no estaba enfadado. Aunque no esperaba esa reacción, podía entenderla.


-Por supuesto que se que no es una broma. Yo no me río por eso- el castaño no entendió nada.


-Entonces me explicas por que...- Seto fue interrumpido por Joey y un largo, profundo, húmedo y fogoso beso. Al terminar, un radiante Joey veía a los ojos al castaño.


-Te amo Seto. Créeme que sí- Joey lo volvió a besar, y Seto correspondió ese beso con todo lo que sentía.


-Cachorro...- Joey puso su dedo en los labios.


-Me reí por lo que me dijiste, pero no por que no te crea. Al contrario, yo se que tú eres Seto Kaiba. De hecho, lo que yo intentaba decirte, es que yo ya se quien eres- La cabeza del CEO explotó.


Cómo era posible eso?


Esta era una de las pocas veces en su vida que se quedaba atónito y sin poder decir nada.


-Estaba un poco nervioso porque pensé que quizás podrías enojarte conmigo por ocultarte el hecho de que yo se quien eres tú y quien es Mokuba. Lo supe desde el principio, desde la primera vez que Mokuba pisó la pizzería- Joey estaba feliz de poder compartir esta verdad. Era un verdadero alivio para él.


-Entonces por qué no dijiste nada?- fue lo único que el castaño pudo articular.


-Por qué Mokuba no estaba nada bien. Aquella tarde que entró a mi pizzería por primera vez, tenía un semblante terrible. Su energía se veía de lo más apagada, y para mí fue todo muy evidente. Entonces pensé que quizás era por el hecho de ser un Kaiba, todo el peso y la responsabilidad que eso conlleva. Y lo traté como alguien más, como Mokuba y ya. Por supuesto que noté lo sorprendido que estaba cuando me dijo su nombre y yo no dije nada, cuando fingí no saber quién era. Pero al irme acercando a él, vi como poco a poco se iba viendo y sintiendo mejor- Joey se acercó y juntó sus frentes. Cerró sus ojos y sintió la calidez del castaño frente a él, a quien escuchó suspirar.


-Bueno, es explica el por qué no le dijiste nada a Mokuba en un principio, pero por qué no se lo dijiste cuando se volvieron más cercanos?- Joey se separó de él y le dio un beso.


Luego se dio la vuelta para quedar sentado en el sillón, aún entre las piernas de Seto, pero sin aplastarlo con todo su peso. Se recargó y sintió como el ojiazul lo abrazaba.


-Pues por que Mokuba estaba poniendo mucho empeño en ocultar su identidad, así que supuse que estaba en lo correcto y era importante para él estar en un ambiente donde solo era Mokuba, sin cargar con su apellido. Hubo muchas veces donde pude haberle dicho, pero es que él se mostraba tan cómodo conmigo que no quería romper eso. Pensé que si le decía, quizás se sentiría presionado, y cambiaría su forma de ser conmigo, ya no sería una relación con tanta naturalidad- Seto besó los cabellos rubios mientras procesaba toda la información.


-Vaya, y Mokuba que se estresaba tanto de pensar que tú cambiarías tu forma de ser con él si sabías quien era en realidad. Hasta le pidió ayuda a Yugi- el rubio tomó la mano del castaño entre las suyas y le dedicó unas caricias.


-Lo sé, Yugi me lo dijo. La primera vez que lo vio le sorprendió mucho, y más cuando se dio cuenta de que yo actuaba comosi no supiera quien era él. Entonces me llevó afuera y me cuestionó. Fue ahí que le expliqué sin muchos detalles. Después Mokuba le pidió que no me dijera nada, así que el pobre quedó un poco entre los dos, cumpliendo con ambos a la vez- Seto divagó en su mente unos momentos.


-Espera, quieres decir que Atemu también sabía la verdad?- si era así, la confianza que le tenía se vería afectada.


-La verdad lo desconozco, pero si te soy sincero no lo creo. Si en un amigo puedo confiar es en Yugi, no creo que le haya dicho nada- eso le brindó calma al ojiazul.


-Bueno, eso me explica todo acerca de Mokuba, pero qué hay de mí? Por qué no me dijiste nada cuando empezamos a conocernos más?- Joey volteó su rostro y besó la mejilla del ojiazul, quien se encontraba algo serio.


-Bueno, para empezar porque si yo denotaba saber quién eras tú, tendría que saber quién es tu hermano. Y en segundas... bueno, esa es una historia más larga- el CEO enarcó una ceja, y Joey se sonrojó.


-Bueno, no me iré a ningún lado cachorro, soy todo oídos- a Joey le daba calma que el castaño quisiera escucharlo. Por algún tiempo pensó que cuando le confesara la verdad, Seto se enojaría mucho con él y lo sacaría de su vida, y todo avance se hubiera perdido.


-Bien. La verdad es que tú siempre me has gustado, desde la primera vez que te vi- el cachorro estaba cohibido y muy sonrojado.


-Desde aquella vez que casi te atropellé?- el rubio rió un poco, y se enderezó para quedar sentado frente a frente con su amado castaño.


-Uy no, esa no fue la primera vez que te vi- ese comentario sorprendió al Kaiba.


-Entonces? Por que soy bueno pra recordar gente, y no recuerdo haberte visto antes- el rubio le sonrió con mucho cariño, y le acarició la mejilla con su mano.


-Pues por que la primera vez que yo te vi no nos conocíamos- bueno, el castaño nunca había estado tan confundido en su vida. Entendía que al ser una figura pública, el rubio pudo haberlo visto donde fuese, pero la mirada de Joey le decía que había algo más. Lo bueno era que la linda sonrisa de Joey lo tranquilizaba.


-Cachorro, ayúdame por que de verdad no te entiendo- Seto vio a Joey suspirar, y con un semblante un poco triste por primera vez desde que lo conoció.


-Bueno, déjame contarte algo de mí que no sabes. Cuando yo era pequeño, vivíamos juntos mi papá, mi mamá, mi pequeña hermana Serenity y yo. Vivíamos bien, no es que tuvieramos grandes lujos, pero nada nos faltaba. Por circunstancias que uno no puede controlar, mi papá perdió su trabajo, y fue ahí donde todo empezó. Mi padre se emborrachaba cada noche, y ahogado en alcohol peleaba con mi mamá. Todo transcurrió muy rápido. Un par de meses después, mis padres se separaron, mi mamá se llevó a Serenity y yo me quedé con mi papá. Tuve que aprender muchas cosas desde pequeño, porque a pesar de solo tener 7 años, si no hacía algo nos ibamos a morir de hambre- Seto estaba muy sorprendido, no imaginaba que el muchacho que lo había conquistado con una sonrisa brillante y constante, hubiera pasado por cosas tan duras.


-Cachorro, no sabía...- Joey puso su dedo en los labios del castaño para silenciarlo, y le dedicó una sonrisa.


-No te platico esto para que me tengas lástima Seto. Odiaría que me vieras así- Seto se acercó y lo besó. Luego juntó sus frentes.


-No podría sentir lástima por ti Joey, eres fuerte y seguramente eso que viviste, a pesar de lo duro que fue, te sirvió para convertirte en lo que eres ahora- Joey se separó y volvió a quedar sentado frente a él.


-Exacto. Ahora, con 7 años no había mucho que yo pudiera hacer, asi que de una manera muy amable, un vecino me pagaba por pequeños favores, como lavar su auto, llevar mensajes o barrer su banqueta. Era el señor Watanabe- a Seto le sorprendió el dato.


-El antiguo dueño de este lugar?- Joey asintió.


-Así es. Nos volvimos cercanos, y al darse cuenta de mi situación y los vicios de mi padre, cada que podía me invitaba a su casa. Muchos días comí con él, en invierno me invitaba a tomar chocolate caliente, o a veces solo me llamaba para que fuera por un dulce. Todo era a escondidas de mi papá, porque si se daba cuenta de que iba con él, se molestaba conmigo y a veces hasta me pegaba- Seto cerró los ojos, sintiendo dolor por la situación de aquel niño pequeño que ahora era su pareja.


-Por qué no hizo nada por ayudarte?- Joey volvió a tomar entre sus manos las del ojiazul.


-Claro que lo hizo, todo los días lo hacía. Pero si te refieres a denunciar a mi padre, él sabía que si lo hacía, me llevarían a un orfanato, por que mi mamá se fue del país y nadie sabía a dónde. No dijo nada para evitar que mi padre intentara seguirla o hacerle algo, pues en los últimos tiempos juntos se había vuelto agresivo, y mi mamá tenía miedo- en los ojos azules de Seto se podía ver comprensión, y dolor por lo que estaba escuchando.


-Por qué no te llevó con ella?- Joey suspiró, pero no bajo la mirada.


-No lo sé. Quizás por que mi papá la amenazó, quizás por que no podía mantener a dos niños, o por miles de razones que podría darte y cada una es tan loca como probable. El punto es que me quedé- Seto abrazó al rubio con mucha fuerza, haciéndole sentir que ya no estaba solo.


-Cachorro, siento escuchar eso. En verdad. Eso no tiene perdón- Joey se separó del castaño y le dedicó una mirada muy seria.


-Seto, no te atormentes con fantasmas que no te corresponden. Hace tiempo que perdoné a mi mamá. De seguro tuvo una buena razón para hacer lo que hizo, y yo no soy quien para juzgarla. El tiempo y la vida nos da lo que sembramos, y yo lo único que pido es que mi hermanita esté bien. El cariño que le tengo a mi mamá es intocable, y aunque llegué a odiarla, después crecí y comprendí que haciendolo solo me hacía daño a mi mismo, así que la perdoné y solté cualquier sentimiento tóxico que llegué a tener por ella- a Seto le sorprendió la madurez de su compañero, y lo besó.


-Me pareces admirable, cachorro- eso hizo que Joey se sonrojara.


-No, soy solo un chico normal- quiso restarle importancia al asunto.


-Todo menos normal, eres un lindo cachorro- Seto le sonrió por primera vez en mucho rato, y Joey se acomodó entre sus piernas de nuevo, dándole la espalda y agradeciendo el abrazo que le daba su amado ojiazul.


-En fin, el caso es que una tarde, cuando estaba con el Señor Watanabe, me invitó a ver la tele con él mientras comiamos unas palomitas. No estabamos viendo algo en particular, así que cada pocos minutos le cambiaba de canal para ver qué podíamos encontrar. Y fue en ese momento que lo vi. Mi vecino cambió a un canal en donde unos aultos hablaban, y cuando el señor Watanabe iba a cambiar de nuevo el canal, yo me puse de pie, haciendo un regadero de palomitas por todos lados. Volteó a verme y vio que estaba clavado en la pantalla, viendo a un niño que evidentemente era un poco mayor que yo- Joey se quedó unos momentos en silencio, viendo a Seto nada más.


-Y quién era ese niño?- bueno para ser un genio era algo lento.


-Eras tú. Fue la primera vez que saliste en televisión. Fue como tu presentación al mundo empresarial, o algo así. El caso es que recuerdo levantar mi mano y señalarte. Me quedé tan impactado contigo. Y lo supe en ese momento, y se lo dije al señor Watanabe, que estaba muy sorprendido con mis acciones- Joey se acercó más al castaño y le dio un beso profundo.


Se separaron con las respiraciones agitadas.


-Qué fue lo que supiste al verme en la tele?- el castaño estaba muy impresionado con toda esa historia.


-Las palabras que le dije a mi vecino fueron «yo voy a conocer a ese niño, y haré que me quiera. Seremos novios y estaremos juntos siempre»- Joey le sonrió al castaño, quien trataba de procesar toda la información que estaba recibiendo.


-Cómo?-


-Lo que oíste. Yo sabía que terminaríamos juntos porque yo así lo quería. Imagínate mi sorpresa cuando casi fui atropellado por ti, o cuando llegaste ese viernes a la pizzería a recoger a Mokuba. Imagínate todo lo que sentí cuando, gracias a tu hermano, comenzaste a ayudarme para construir algo que yo ya estaba dando por muerto. No solo has cambiado mi vida, Seto, te has convertida en parte central de ella- el castaño estaba sobrepasado por todo esto.


Le resultaba entre que fascinante, sorprendente, y también le daba un poco de miedo cómo todo se había dado para que estuviera con ese chico, del que ahora estaba enamorado.


-No se qué decir- era la verdad.


-Entonces no digas nada- el cachorro se subió otra vez y abrió las piernas para sentarse sobre su cadera. Lo besó, como no lo había besado antes. Con entrega, con pasión... con amor.


Seto correspondió el beso porque así transmitía mejor lo que sentía.


Joey se acercó a la oreja del CEO y la lamió, sacando un gemido del castaño, quien estaba comenzando a excitarse.


Joey movió sus caderas, frotando su miembro con el del castaño e imitando un movimiento de penetración, y al mismo tiempo gimió en el oído de su amado, quien empezó a volverse loco con esa estimulación. No podía creer que pudiera sentir tanto con tan poco.


-Recuerdas que fuiste tú el que me dijo que somos forjadores de nuestro propio destino?- Seto recordó que justo antes de su primer beso le había dicho esas palabras, así que asintió.


-Yo quiero un destino a tu lado, siempre lo he querido. Por eso mismo fue que te dije el otro día que esto es un sueño hecho realidad para mí- Joey volvió a besar al castaño, intensificando el movimiento de caderas.


Al reflexionar por unos momentos, Seto cayó en cuenta de que había sido Joey quien le brincó encima. Él había propiciado que estuvieran juntos. Cada vez que había habido un beso, o un contacto más íntimo, el rubio lo había generado. Incluso en ese mismo departamento, Seto recordaba haber sentido cosas y sensaciones nuevas al verse «atacado» por su hambriento cachorro.


-Ahhh!- estaba tan absorto en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando Joey desabrochaba sus pantalones. Fue cuando apretó su miembro que lo regresó al presente.


Con cuidado, el rubio tomó la hombría del castaño y la sacó del pantalón, para estimularlo fuerte y firme.


El castaño estaba extasiado.


Y su sorpresa fue mucho mayor cuando abrió los ojos y vio cómo el rubio se sentaba sobre él, ya sin pantalones, auto penetrándose.


Gimió lo más alto que pudo.


Esa estreches del rubio lo volvía loco.


No pasó mucho tiempo para que el rubio se empezara a mover. Y aunque comenzó a hacerlo de una manera suave, no tardó en volverse loco y enloquecer al castaño con movimientos frenéticos.


El castaño se dejó hacer. Se dejo amar.


De todos los encuentros y aventuras que había tenido a lo largo de su vida, este era el primero en donde el otro le daba toda su atención. Normalmente él era activo, y fuese chica o chico, siempre esperaban que el castaño hiciera todo el trabajo.


Pero con Joey era distinto.


Todo era distinto. Y eso le encantaba de él.


Con ese cachorro se sentía amado y atendido. Sentía que podía ser él y se sentía cómodo. Por eso Joey era diferente a los demás. Por eso era especial.


El castaño gimió muy fuerte, y se derramó en el interior del rubio, quien también se vino un par de estocadas después.


 


 


 

Notas finales:

Hermoso día!

Bonita noche!

 

Amor para todos!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).