— ¡Príncipe, no debería hacer esto, usted no entiende!
— ¡Tan solo quiero regresar a mi hogar!
Y después de lanzarse contra él, ambos libros entraron en contacto, brillando de una manera intensa, en un tono verdoso. Ambos chicos se miraron sorprendidos, mientras esa luz les iba cubriendo poco a poco el cuerpo entero. Lo que vino después fue una sensación extraña, sentían que flotaban, pero a la vez unas nauseas inmensas se apoderaban de su estomago. Su cabeza daba vueltas, y cuando creían que estaban por desmallarse, chocaron de manera brusca contra el suelo, como si recién se hubieran caído de un árbol de altura promedio.
Ambas cabelleras revueltas y gargantas secas. Liam parpadeo un poco, cejado por segundos debido a la resplandeciente luz del sol. Se levanto despacio, sobando un poco su lastimada espalda.
— ¿Dónde…?
Era la aldea, su amado hogar estaba ahí. Y a lo lejos, el inmenso castillo se alzaba, más grande y hermoso que como lo recordaba. El pueblo había crecido de igual manera, más casas, más farolas y puestos. Más gente.
— ¿Dónde estamos? Exijo que me lo digas a-ahora—pidió un tanto nervioso. Era muy conocido por ser amable, sin embargo en aquellos momentos estaba asustado. Demasiadas cosas en tan poco tiempo— ¡Hey!
—L-lo siento príncipe, no sé exactamente qué fue lo que sucedió—respondió algo apenado, desviando su mirar al notar aquellos ojos rosados sobre él. Le escucho soltar un suspiro, después una mano frente suyo, ayudándole a levantarse— Gracias…
—Bien, hay que averiguar dónde estamos, y que sea rápido… Mis padres aún me esperan…
—Príncipe, sobre eso…
—Liam
— ¿D-disculpe?
—Mi nombre es Liam, no me digas príncipe todo el tiempo—le dijo algo avergonzado, viendo también como se coloreaban de rosa las mejillas del chico serpiente— Aunque aun estoy molesto contigo, ¡De la nada atacaste mi hogar, no sé qué pasó con mis padres, y cuando te veo de nuevo me mientes!
—Eso fue porque…—se cayó por un momento, no sabía exactamente que hacer o que decir, después de todo tenía un trabajo que hacer, pero simplemente no podía matar al chico, era tan dulce…— ¡El libro!
Liam se sorprendió un poco, dando un ligero salto en su lugar, mirando al otro con la ceja alzada. Se preguntaba si realmente era el mismo encapuchado que ataco su hogar; Es decir, el sujeto frente a él en esos momentos, era un completo despistado, estaba en su lugar balbuceando cosas que seguro ni él entendía, agitando los brazos una y otra vez. Así que sin más, Liam soltó una ligera risilla que aumento al ver como el otro cambiaba hasta que su rostro pareciera un tomate.
—Lo siento pero, es que eres algo extraño, Colt…Sí es que ese es tu verdadero nombre…
—Liam…
Bajo su mirada, sintiéndose algo culpable. Ciertamente no era su intención dañar al chico, era especial para él, pese a que no le conocía realmente, sin embargo había sido tan bueno con él, en cada momento… desde que le conoció aquella vez que estuvo en la aldea por primera vez, incluso ahora seguía siendo amable. Mordió sus labios con algo de frustración; Se acercó hasta él y tomo delicadamente sus manos, notando como el otro se sorprendía y bajaba su mirada empañada de tristeza, intentado apartar sus manos, sin embargo se lo impidió, mirándole con decisión.
—Te lo explicaré todo, Liam… solo… confía en mí, por favor…
— ¿Cómo confiar en ti después de todo lo que hiciste?—Le dijo resentido, aun sin verle a los ojos. Y estaba en lo correcto, ni siquiera sabía quién era con exactitud, solo conocía su nombre, de ahí en más nada—.
—Liam yo…— ¿Te quiero? ¿Me gustas? Deseo protegerte. Palabras como esas serían vacías para el chico, estaban destinados a ser enemigos, su líder lo repetía. Debía destruirlo a él y a su mundo. Sin embargo, ambos lugares podían coexistir en paz, ¿No?— Yo…
— ¡Colt, escucha!
— ¡No, Liam, deja ya de evitarme, yo quiero decirte que…!
—No, no. Lo digo enserio, ¿Escuchas eso…?
Extrañamente ambos continuaban tomados de las manos, prestando atención a su alrededor. El bosque estaba algo apartado del pueblo, por lo que el sonido del canto de las aves e insectos siempre reinaba aquel lugar, pero en ese momento un ligero llanto opacaba el canto de la naturaleza misma.
— ¿E-eso es…?—miro al castaño, sabiendo que no vendría nada bueno al verle con aquella sonrisa juguetona y aventurista—.
—Alguien llora… ¿Qué tal si es un fantasma?—y sonrió divertido, olvidándose por unos momentos que la persona frente suyo era el enemigo. Era uno de sus principales defectos, era tan confianzudo— ¡Vayamos a ver, Colt!
Y sin más tuvo que seguir al hiperactivo chico que salió corriendo de inmediato, apartando todas las ramas y saltando los arbustos que se encontraba en su camino.
— ¿Por qué hacemos esto?
—Pues, porque es divertido—le respondió como si fuera lo más lógico del mundo, mientras seguía escuchando a su alrededor— Además, quiero saber de dónde viene… ¿Tú no? Quizá y hasta sea una pista para saber en dónde estamos
—B-bueno… — ¿Cómo decirle que aquello le parecía muy infantil? No es como si hubiese alguien en ese apartado bosque— Pero príncipe, debemos darnos prisa y regresar a nuestra línea de tiempo antes de que…
— ¡Colt, mira!
Le interrumpió el castaño, deteniendo su paso cerca de un riachuelo, donde un pequeño niño se encontraba arrodillado, tallando una y otra vez sus ojos, intentando en vano detener las gruesas lágrimas que surcaban a cada segundo sus regordetas y sonrosadas mejillas.
—Pobrecillo… Debemos ayudarle
— ¿Qué? Ni siquiera sabemos dónde estamos, príncipe.
—Soy Liam—le corrigió de nueva cuenta, haciendo un ligero mohín—y el niño tampoco sabe donde se encuentra, está perdido y vamos a ayudarle, andando
— ¿V-vamos?—quería preguntarle el porqué del plural, sin embargo el castaño ya se encontraba halándolo del brazo, quedando ambos frente al chiquillo que de inmediato alzo su mirada acuosa— S-seguro que nos tiene miedo…
—Silencio—le reprocho de inmediato, dirigiendo después una cálida mirada al niño— Hola pequeño, ¿Qué haces aquí solo?
—Y-yo…Yo… ¡Me perdí!
Liam sentía que iba a explotar de ternura, el niñito era tan lindo. Con su vocecilla tan infantil, y esas sonrosadas mejillas húmedas. Se le encogía el corazón de tristeza al verle ahí solo, no quería ni imaginarse que le hubiese ocurrido si tan solo no aparecían a ese lugar.
— ¡Que padres tan irresponsables al dejar a un niño abandonado en el bosque!—hizo un ligero puchero y de inmediato tomo al niñito en brazos, seguro tenía unos cuatro o cinco años cuanto mucho— Nosotros te ayudaremos a encontrar a tus padres, ¿De acuerdo?
Colt miro con atención al niño en brazos del castaño. Tenía cierto… parecido… En cuanto el chiquillo dejo de llorar y les miro de una sonriente manera, ambos jóvenes lograron notar con mayor claridad el tono rosado en los ojos del pequeño niño de alborotada cabellera azabache.
—P-príncipe…
—Colt, el pequeño tiene los mismos ojos que los míos…
— ¡Sí, sí, mi mami también los tiene como tú!
— ¡Ow, eres una ternura!
El niño tan solo se río de la forma tan divertida en que el otro le abrazaba con fuerza, restregando su mejilla con la suya. Pero pensándolo bien, no conocía a alguien más con un color de ojos tan peculiar, al menos en su tiempo. Quizá y sus padres tuvieron una hija, y está, en un futuro tuvo a tan adorable niñito.
— ¿En qué tiempo estaremos ahora?
—Temo decirle que no lo sé, príncipe… pero hay que mantenernos alejados, los libros no pueden estar tanto tiempo en contacto… no sé qué pasaría si…
—De eso nos ocuparemos después, Colt. Ahora hay que encontrar a sus padres, Dime, ¿Cómo te llamas?—Se sorprendía a sí mismo al utilizar un tono aun más delicado y algo dulce que de costumbre, hasta sonaba algo… maternal…—.
—Soy Haruka
— ¡Haruka, eres tan lindo!
Y de nuevo el chiquillo reía por el efusivo abrazo y mimos del castaño, formando una escena de lo más tierna para el chico serpiente, quien tan solo los veía con una ligera sonrisa.
¿Podría ser que aquellos dos…?