— ¡Colt, despierta, soy yo, Liam!
—No sea estúpido, joven príncipe. ¿Acaso no ve como su amado es consumido por el odio y el poder?
— ¡Es mentira, él no haría…!
No le dio tiempo a reaccionar cuándo Colt ya lo había golpeado con fuerza, lanzándolo varios metros lejos, corriendo enseguida a su lado, agarrándolo de su ropa para después estrellarlo contra una roca que flotaba cerca. Liam tosió un poco, notando como unas delicadas gotas de sangre paraban en el rostro de un serio y molesto Colt. Miró a su alrededor. Todo el lugar parecía un espejo roto. Las personas parecían estar en cristales, los arboles y rocas flotaban alrededor. El suelo estaba en fragmentos.
— ¡Colt, debes despertar, hay que detener esto!
Tosió y se quejo de nueva cuenta al sentir como el otro lo alzaba de su ropa para golpearlo de nueva cuenta contra la roca, una y otra vez. Sin que el otro lo esperará, lo pateo con fuerza en el pecho, provocando que retrocediera lo suficiente como para zafarse de ahí, apareciendo el libro profeta a su lado.
Lo abrió y las hojas comenzaron a pasar, sin embargo Liam observaba con algo de temor como el azabache lo miraba furioso, acercándose con lentitud hacía él, con no muy buenas intenciones.
Nunca había hecho algo como eso, era la primera vez que pondría a prueba las habilidades del libro profeta. Contaba la historia de su pueblo, sí, ¿pero podía contener memorias? Aquellos sentimientos de todos plasmados en deterioradas hojas, escritas con tinta dorada.
— ¡Colt, alto!
Y antes de que el aludido pudiera lanzarle un golpe, el libro profeta se detuvo enseguida, apareciendo unos trozos, fragmentos de lo que parecían recuerdos que, hasta Liam se sorprendió al verlos.
Se le veía caminando, tan animado como siempre. Su padre le había dejado marcharse temprano, luego de su práctica de combate. Caminaría unos momentos por la ciudadela antes del anochecer, después quizá iría a conseguir algo nuevo a la librería de los Ford. Claro, así pasaría lo que quedaba del día.
Todos le saludaban y regalaban sonrisas, mientras unos cuantos acomodaban lo último para finalizar su jornada diaria de trabajo y guardar todo en su lugar. Iba tan concentrado en el cielo pintado de naranja y rosado, que ya había dejado la ciudadela atrás, chocando con un encapuchado.
—L-lo siento… iba algo distraído—Se avergonzó y golpeo mentalmente tras aquello, sin embargo su curiosidad apareció al ver al sujeto frente sí, completamente cubierto, tan solo sus ojos amarillos resaltaban un poco—.
—No hay problema—Y Liam jamás creyó haber escuchado una voz tan varonil como esa, estaba seguro que la recordaría—.
— ¿Eres nuevo por aquí?
—Ya había estado merodeando días atrás
—Qué extraño… no te había visto
—Era de esperarse—Bufo con algo de molestia, dándole la espalda a tan fastidioso chico— Todos se la pasan evitándome
—Eso sí que es raro… Yo me hubiera acordado de ti con solo verte, eres… interesante…
Y el castaño sonrío una vez que vio girar al contrario, parecía encararle con cierta confusión. Vio los últimos rayos de sol y sabía que debía marcharse cuanto antes o su papá se molestaría.
—En fin, fue un placer. Soy Liam, por cierto
Le sonrió al otro por última vez, despidiéndose ligeramente con su mano mientras emprendía su alegre y apresurada marcha hacía el castillo.
Liam no recordaba aquello, creo que estaba demás el decir que ni siquiera sabía que la verdadera identidad de aquel sujeto era Colt. Y lo más extraño, es que durante ese pequeño fragmento, se notaba un delicado hilo rojo atado en su muñeca, y el otro extremo terminaba atado de la misma forma a la muñeca de Colt.
— ¿Q-que es…?
El libro profeta le había mostrado como es que su destino fue forjado desde aquel entonces, como debía continuar con aquello. Sonrió ligeramente y fijo su vista en el azabache, que se había quedado de piedra tras aquello. Ya no parecía querer atacarle, y hasta sus ojos adquirieron un brillo que se había desvanecido, pero ahí estaba de nuevo.
— ¿Colt…?
—Yo no sabía… q-que nosotros…
Y Liam se echo a reír al notar como el otro había vuelto a la normalidad, sin poder evitar lanzarse a abrazarlo con efusividad.
— ¿Qué paso…?
—Eso es historia para otro momento, Colt
— ¿¡Cómo es posible!?
El hombre serpiente lanzó un potente rugido de molestia que enseguida hizo temblar todo alrededor. Miro con enfado a la recién pareja, tomando con fuerza la inmensa espada a su lado. Debía acabar todo ahí de una vez por todas.
— ¡Acabaré con el maldito rey oscuro de una vez por todas, pero primero vendrás tu conmigo!
Como le fue posible, Liam esquivo aquel potente ataque, girando rápidamente a la par del otro, quien continúo su vuelo en picada hacia él, intentando darle en algún momento.
— ¡El rey oscuro ha muerto!
— ¡Mientes!
— ¡Es verdad, eso paso hace mucho tiempo!
— ¡Solo lo estas encubriendo!
Liam esquivaba, pero el enemigo estaba más molesto que antes, sus ataques eran fuertes y rápidos, su cuerpo comenzaba a cansarse un poco. Colt enseguida fue a ayudarle, y aún así se les dificultaba a ambos detener tan fuertes arremetidas. Llego un momento en que el azabache fue lanzado con fuerza, volando varios metros, estrellándose contra un árbol.
— ¡Colt…!
Ya no pudo emitir más. De pronto sintió como de su boca se deslizaba algo húmedo. Acerco sus dedos, tocando un poco ahí para luego mirarlos, notando aquel tono rojo en ellos. Sangre.
Fue ahí que, al mirar abajo, noto aquella espada negruzca incrustada en su abdomen.