—Al fin, he terminado contigo y ahora sigue el miserable de tu padre—Iba a sacar con fuerza el arma, sin embargo al intentar tomarla, el castaño aferro sus manos al filo, dejándola ahí, sin importar que se llegara a lastimar—.
— ¿Q-que no entiendes…?—Respiro con algo de dificultad, sosteniendo aun el arma entre sus manos, impidiéndole al otro moverse— ¡El rey oscuro ha muerto ya!
—P-pero… No… ¡Eso es mentira, solo lo estas encubriendo!
— ¡Deja ya de hacer daño y negarlo todo!
Hizo que el libro emitiera de nuevo fragmentos de historia, observando como el enemigo miraba con detenimiento mientras sus ojos se ensanchaban por la sorpresa. Liam se sentía algo cansado, y al utilizar el libro aún más.
—M-mis padres… acabaron con él…
— ¡Liam!
Gritó el pelinegro, acercándose hasta él; enseguida el castaño le detuvo, haciéndole una señal con la mano, evitando que se acercara. Colt no podía verle en aquella situación, agradecía internamente que el malvado rey estuviera de espaldas, ocultando aquella escena. El castaño le sonrió débilmente al otro, aún impidiéndole el acercarse.
—Esto… ¡No puede ser, no puede ser! Todos estos años…
Liam cerró sus ojos por un momento, ya no sentía el ligero escozor en ellos, seguro porque volvieron a la normalidad. El libro profeta irradio una extraña luz dorada, algo ligera, pero que atrajo enseguida ambos libros verdosos que estaban anteriormente junto al azabache. Ambos libros color verde se hicieron uno solo, siendo ahora un libro más grande y con mayor cantidad de hojas. Liam extendió sus manos hasta la nueva unificación, acercándose el libro profeta y el nuevo de color verde, fusionándose estos dos para convertirse en un libro blanco con detalles en verde.
—La venganza nunca es buena, hay otras maneras de solucionar todo…—Sonrió aún débil, sintiendo enseguida todos los sentimientos que el libro verdoso emitía al ser ya uno mismo con el libro profeta— ¿No era eso lo que pensaba Eryx?
Y como si le hubiesen clavado una daga, Seth retrocedió del cuerpo contrario, mirándole sorprendido, notando como la cabellera castaña del chico se tornaba blanca y sus ojos de un brillante verde. Le sonrió de una extraña manera, señalando después a su lado, y como si estuviese loco, justo ahí, en aquel lugar, la delicada figura de Eryx apareció.
—Él quería buscar la paz por otros métodos, ¿No es así?
— ¡Liam!
Cuando el hombre serpiente se movió, fue que Colt se dio cuenta de todo, notando como su amado yacía con aquella arma en su cuerpo, y extrañamente su apariencia había cambiado. Estaba ahí de pie, con una ligera sonrisa, observando a Seth y el espejismo que tenía frente suyo.
—E-Eryx… ¿Enserio, e-eres tú…?
—Seth…
Y su nombre proviniendo de aquellos delicados labios fue lo que le derrumbo por completo. Ya no más maldad, no más daño. Todo lo que busco por tantos años se esfumo al ver de nuevo al ser que con tanto amor continuaba recordando.
—Discúlpame Eryx, discúlpame—Abatido, se arrodillo frente al espejismo del chico pelirrojo, tomando delicadamente su mano entre las suyas, besándole con delicadeza— Realmente soy un monstruo…
—Oye, ¿pero qué dices?—el jovencito rió ligeramente, arrodillándose de igual manera, limpiando aquellas gruesas lágrimas que brotaban sin parar del rostro contrario— Tú eres mi héroe, ya te lo había dicho…
—Eryx…
Lo sentía tan vivo, tan real. Su amado pelirrojo estaba ahí a su lado. Sonrió como estúpido, como hace tanto tiempo no lo hacía. Se rió a carcajadas y lleno de besos al otro, no quería dejarlo ir de nuevo.
—Estás perdonado, Seth… Vayamos a casa ahora…
— ¿Casa…?
—Claro, nuestro hogar…
El otro estaba tan feliz. Ya no había odio, se fue la tristeza, la soledad. No le importaba nada cuando ya lo tenía todo de nuevo. Liam, aún con aquel extraño poder y apariencia, sacó la espada de su propio cuerpo, tiñéndose enseguida de color dorado. Se acerco al cuerpo del hombre serpiente, y sin dudarlo la incrusto ahí, a la altura de su corazón. Aquel que dejo de latir pero que comenzó con su ritmo de nuevo.
—Sí, vayamos a casa, Eryx…
Tomo su mano, viendo como se volvía traslucida al igual que la del pelirrojo, caminando hacía aquella luz que apreciaban a lo lejos. Enseguida ambos cuerpos no fueron más que pequeños fragmentos que brillaban como cientos de luciérnagas, atraídas al nuevo libro que las acepto dichoso. Las páginas pasaron con rapidez, para al final, tan solo cerrarse con delicadeza, brillando un poco tras aquellos hermosos destellos.
— ¡Liam!
Al fin la apariencia del joven volvió a la normalidad. Su cabello se torno castaño de nuevo y el rosado encantador de sus ojos estaba ahí, sin embargo se sentía cansado, dejándose caer a los brazos del que ahora era su amado.
—C-Colt…
—Tranquilo Liam, tranquilo… estarás bien
Vio con sus últimas fuerzas la herida en su abdomen, su traje blanco comenzaba a cambiar por sus ropajes habituales, desaparecido de igual manera el libro. Ahora tan solo quería dormir. Dormir como nunca y acompañar a sus padres en cuanto pareció verles a lo lejos.
Sonrió ligeramente y dio todo por terminado.