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The Door. Between Worlds por MrsHunter

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Notas del capitulo:

¡Hey, que tal!

Espero hayan tenido buenas fiestas navideñas, mis mejores deseos para todos♥

Hoy hay doble capítulo porque no pude actualizar antes♥

 

 

— ¡Pero qué pequeño es el pueblo!

— ¡Hola! ¿Cómo le va?

Al menos el pueblo en aquellos entonces eran igual de amables, todos le saludaban y sonreían. Habían pocas casas, y las demás construcciones que recordaba aun no estaban cerca ni de hacerlas. Sin embargo los puestos coloridos seguían ahí. Frutas, artesanías, ropajes. Había de todo, y todos claro, eran tan serviciales.

—Me pregunto cómo será el tío James, a mis padres no les importara si hecho un vistazo, después de todo iré a una librería a buscar un libro

Pensó como lo más lógico, aunque en realidad era una excusa para ir a divertirse, dejando de lado la búsqueda de ese dichoso libro mágico. Sonriente se encamino hasta donde estaba la enorme librería de los Ford; Se dio cuenta que aún no estaban las construcciones de junto, donde el tío James había colocado una linda cafetería.

Entro por la puerta, escuchando el tintineo de la campana que anunciaba una nueva llegada.

— ¡Que tal! ¿Cómo le va?

— ¡Tío James!

Le grito contento de verlo, aunque claro, en su versión pequeña, por así decirlo. Seguía con las mismas expresiones divertidas e infantiles que le caracterizaban. Aunque se reía ligeramente al verlo de aquella forma, incluso hasta diría que era de estatura más pequeña.

— ¿T-tío, acaso nos conocemos?

—D-discúlpeme—le dijo aún sonriente, ocultándolo un poco con sus manos. Se acerco un poco al rubio, no se quedaría con las ganas de confirmar que en efecto, su tío de ese entonces era muy pequeño— Me habían comentado que así lo llamaban por aquí—mintió, desde luego—.

—Pues, la verdad es la primera vez que me sucede—respondió un tanto confundido, examinando al jovencito de pies a cabeza, continuando acomodando los libros en los estantes— No te había visto por aquí, dime, ¿Eres nuevo acaso?

—Eh… s-sí, soy, ya sabes… extranjero

— ¿Extranjero?—repitió burlón, haciéndole tan conocidas aquellas palabras— tengo un amigo que dijo exactamente lo mismo la primera vez que llego aquí

—Claro pues, porque muchos vienen aquí a visitar y…

—En efecto, era mentira

Se tensó y puso algo nervioso en cuanto su tío le miro divertido. No sabía porque pero, le daba la corazonada de que su papá había hecho tal locura, es decir, era joven y lo más fácil que podía hacer. Aclarándose la garganta y jugueteando con su cabellera de manera nerviosa, fue como por fin se dedico a lo que iba.

—Verá, tío James

— ¿Cómo es que sabes mi nombre, chico?

—P-pues, es muy popular en el pueblo

— ¿Pero que no eres extranjero, cuanto llevas aquí?

— ¡Bueno ya!—le dijo como un infantil berrinche, sintiendo sus mejillas arder de lo avergonzado que estaba. Su tío desde más joven era igual de perspicaz en todo— Estoy buscando un libro en particular, es… color verde, viejo, y con un dialecto extraño

—Vaya… nunca antes habían llegado conmigo con tan pocas referencias hacia un libro…

—No es un típico libro común, verás… Este es parecido al libro profeta que tiene papá, q-quiero decir, el esposo d-del rey…

—Pues… no acostumbro a tener libros así de importantes, de haber visto algo extraño, se lo hubiera comentado a su majestad personalmente.

—Ya veo…—dijo algo desilusionado, pero soltó un suspiro después, sonriéndole a su joven tío— No hay problema, tan solo… si aparece un libro así, coméntalo a los reyes cuanto antes

—Claro…—le respondió aun confundido. No siempre llegaba un joven desconocido en el pueblo a llamarle tío y preguntarle por un libro mágico. Aunque después de lo de Anthony. Nada debía sorprenderle— ¿Cómo te llamas, chico?

—Soy Liam Blake Johnson

Y tras una sonrisa divertida, salió de inmediato de la librería, dejando a un sorprendido rubio. Le daba pena dejar a su tío con tantas incógnitas pero, también sabía que era demasiado divertido. Camino de nuevo hacia la salida del pueblo, respondiendo a todos los amistosos saludos que le daban los habitantes.

Todo era tan mágico, cálido… las personas no tenían la culpa de nada, no podían incendiar sus hogares, destruir la paz que tanto les caracteriza. Observo sus manos, pensando seriamente en todo. Por algo estaba ahí, e iba a proteger todo aquello. El hogar que ama, la gente que ama. Lo haría como el príncipe que es.

Tan concentrado estaba que no pudo evitar el chocar con alguien, que al parecer estaba distraído de igual manera, ya que ambos cayeron estrepitosamente al suelo.

—D-discúlpame, iba distraído—Sobo un poco su espalda, levantándose enseguida para sacudir un poco sus ropas, tendiéndole su mano al otro para ayudarle—.

—N-no hay problema…

Observo al joven desde el suelo. Su cabellera castaña brillaba de una manera especial debido al atardecer y las farolas del pueblo que comenzaban a encenderse para darle la bienvenida a la noche. Tenía una amable sonrisa dibujada en su rostro, aun con su delicada mano frente a él. Dudo unos momentos, observándole, sin embargo no le hizo esperar más y acepto ese gentil gesto, recorriéndole una corriente eléctrica enseguida, sintiendo su mano algo tibia al contacto con la del otro.

—Oye… discúlpame pero, nunca había visto a alguien como tú por aquí, ¿De dónde vienes?

Sabía que esa pregunta era un poco menos…grosera, por así decirlo. A que si le decía sin más: ¿Qué eres?

Porque, vaya, ni siquiera en su tiempo había visto a un chico como aquel. Tenía la cabellera color azabache, un tanto larga y alborotada. Llevaba tan solo un pantalón algo desgarrado, dejando ver así su torso de una tonalidad un tanto morena, cual pan tostado, al igual que su cuello y rostro. Sin embargo sus brazos tenían la apariencia a la de las serpientes. Con escamas, y esa sensación helada y suave, de un color verde claro con ciertos tintes oscuros en algunos lugares.
Sin duda era como la piel de dichos reptiles, no tenía duda de eso. Y sus ojos… eran tan bonitos, brillaban de una tonalidad ámbar, con la pupila en forma vertical cual reptil. Sin duda una apariencia así no pasa desapercibida por nadie.

Escucho los murmullos a su alrededor, viendo después como el otro se incomodaba un poco, agachando la mirada. Miro a ambos lados, localizando un puesto que estaba por cerrar, donde entre tantas cosas, para su suerte, encontró una gabardina color marrón. Pago y se la coloco al otro por los hombros, ocultando un poco sus brazos al quedarle la prenda casi hasta las rodillas.

—Vamos

Tomo su mano, sintiendo como estaba cada vez más fría. Seguramente era porque las serpientes son de sangre fría, y al caer la noche, su cuerpo adaptaba aquella temperatura. Se llevo al otro lo bastante lejos, donde pudiese estar más cómodo, sin miradas curiosas.

—E-esto…

— ¿Oh, la gabardina? Puedes quedártela—le dijo sonriente, observando divertido como el otro se avergonzaba. Desvío su mirada al cielo que comenzaba a pintarse de estrellas. Y sin más, continuó—Me imaginaba que estabas un tanto incomodo, espero no faltarte al respeto con esa tontería de mi parte

Le vio reírse un tanto nervioso, pasando su mano tras su nuca, dándole ese toque tan encantador típico del chiquillo. Se sentía atraído cual imán por él. Tenía esa aura tan cálida. Todo en él era gentil, delicado, hermoso… Sonrió ligeramente, acariciando aquella prenda entre sus manos.

—Por cierto, soy Liam, puedes llamarme Li. ¿Cuál es tu nombre?

— ¿N-nombre? P-pues…yo…


[Para mí nunca fuiste un simple número… Colt… claro, así te vez…]

[¿Un nombre? Pero que estupidez más grande. Solo eres un número más del montón. No eres nadie importante y jamás lo serás]


—Soy…el número seiscientos cincuenta y cinco

— ¿Qué?

Observo como el otro alzaba las cejas algo sorprendido, para después soltar una ligera risilla encantadora, derritiéndole el corazón de a poco. Tuvo que desviar la mirada para no sentirse más idiota de lo que ya estaba.

—Ese no es un nombre, algo me dice que tú definitivamente no eres de aquí, ¿cierto?

—Colt

— ¿Hm?

—M-mi nombre… es Colt


[Siempre sonríe para mamá, ¿De acuerdo, Colt?]

 

—Colt… que lindo…


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