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The Door. Between Worlds por MrsHunter

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—Era una raza desconocida, tenían particularidades de humano pero, de reptil también

— ¿Tal como Colt?

—Exacto. Sin embargo, mi padre no me dejaba acercarme a aquellos libros, ya que la mayoría solían tener extraños poderes, no entendía a que se refería hasta que tuve el conocimiento de la existencia del libro profeta.

—Pero no entiendo Jack… Dices que, no lo creo… Colt… ¿Colt viene de ese libro?

—A como Liam describe el libro, y ahora que veo a Colt con mis propios ojos, estoy seguro de mis palabras…

—N-no puede ser…

 

+

 

Aún se sentía algo culpable, Liam ya estaba por llegar a su límite, aunque no sabía que eso iba a suceder tan pronto. Tenía la esperanza de que el chico soportara unos cuantos días, sin embargo ya estaba presentando complicaciones. Y un solo día llevaba, sin duda las cosas con la línea de tiempo empezaban a colapsar.

Lo vio dormir, tan tranquilamente bajo aquel frondoso árbol que soltaba unas delicadas flores blancas, cayendo a su lado, dándole un toque aun más encantador al bello príncipe.

Sonrió con delicadeza, colocándole su gabardina para cubrirle. Miro el atardecer, a lo lejos unas inmensas nubes negruzcas amenazaban con ocultar las estrellas esa noche. Liam seguía inconsciente, y ambos estaban ocultos en la profundidad del bosque, no sucedería nada si echaba un vistazo al libro…

 Cerró por un momento sus ojos, sintiendo un cosquilleo después, prueba de que estos habían cambiado, casi siempre lo hacían y se tornaban a una tonalidad verdosa, como aquella vez en que peleo con el chico.

Hizo aparecer el viejo libro en la palma de su mano, rodeándole aquella luz grisácea.

Las hojas iban pasando una por una, observando con algo de tristeza y rabia ciertas imágenes, ciertas palabras… Hasta que se detuvo en la última. Soltó un suspiro, dándose valor, cerrando los ojos para lo que venía.

 

—Sí estás aquí quiere decir que encontraste el libro, o en su defecto, mataste al chiquillo ese

—No, su majestad—Como siempre fue transportado al libro, llevándolo cara a cara con aquel fornido hombre, cubierto por piel de serpiente, portador de unos ojos tan oscuros como la noche misma—.

— ¡Pedazo de imbécil, no puedes hacer nada bien!

Y luego de tanto tiempo, su cuerpo sintió aquellos golpes, como años atrás, cuando solía ser un niño solamente. Un fuerte puñetazo en su rostro, tirándolo al suelo donde repetidas patadas lo recibieron.

— ¡No entiendo como alguien tan imbécil como tú es el único que puede salvarnos de esta miseria!

Lo tomo con fuerza de su larga cabellera oscura, estampándolo repetidas veces contra el suelo, para después alzarlo hasta que le viera de frente. Sentía la sangre escurrir por sus labios y frente, y aún así no hacía nada, tan solo veía con ira al que se hacía llamar “líder”.

Le odiaba, ¡le odiaba tanto, quería matarlo!

—Te mataré, beberé tu sangre hasta que estés vacio por completo, ¡veremos si al menos así puedo tener la habilidad que tanto malgastas, infeliz!

Sintió de nuevo como lo golpeaba contra el suelo, repartiéndole patadas una vez más. Porque el único defecto del rey, era que no podía entrar y salir del libro a voluntad, estaba encerrado ahí para siempre, igual que los pocos habitantes que restaban.

—P-podemos…—intento hablar una vez que el otro le dejo. Se levanto con pesadez del suelo, limpiando la sangre que brotaba de su boca—Podemos charlar con los reyes, ellos son amables, seguro que aceptaran el tratado de paz, y así…

— ¿Paz?—repito con burla la regordeta criatura— ¿Acaso no lo entiendes? Ese lugar debe ser nuestro, ¡Yo soy su rey, no puede haber nadie más!

— ¡Pero eso es algo injusto, usted no puede…!

—Escúchame bien, maldito impertinente—lo tomo con fuerza del mentón, viendo como la piel se tornaba rosada, después blanca debido a la fuerza que ejercía— Con o sin tu ayuda me las ingeniare para salir de aquí, y lo primero que haré será torturar y matar lentamente a ese chiquillo que tanto proteges

Tras un empujón, y con la grotesca risotada del hombre, fue como abrió los ojos, regresando al bosque, viendo el libro flotar frente suyo. Recobro lentamente el aire, sintiendo los golpes en todo su cuerpo, quizá no había sangre pero el dolor persistía.

Paso su mano por su cabello, echándolo hacia atrás, no sabía qué hacer… Y el segundo libro no aparecía…

—Ese… ese libro…

— ¡Príncipe!

Se levanto enseguida, aun con el libro flotando a su lado. Observo con algo de culpa como Liam le miraba, con sus ojos cargados de tristeza, con aquel semblante que parecía fuerte, pero sabía, era un espejismo y se rompería en cualquier momento.

—Tú… ¡Eres tú, cómo pudiste!

 

 

Notas finales:

¡Chan, chan, chaaan!

Actualizo hoy porque no podré mañana (Viernes) <3


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