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No me mientas. por Scheidl

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Notas del capitulo:

¡Hola! Por fin pude darme el tiempo de poder escribir este capítulo.

¡Muchas gracias por la lecturas del capítulo anterior!

Capítulo 2.

Los primeros síntomas

Descubrir que existían las almas gemelas; era malo.

Descubrir que tenía un alma gemela;era peor.

Descubrir que con cada mentira que dijera ésta era sentir como si le sacarán las tripas directamente: era un asco. (por no decir doloroso).

Tener un alma gemela y que esta dijera mentiras; era la combinación de asco y peor.

Era una mierda.

Y que la tía Cass lo perdonará; ¡Pero esto era una mierda!

Los próximos días posterior a la primera manifestación de la mentira en su brazo Hiro detestó la existencia de su alma gemela.

Hiro había pasado desde la cama odiando la existencia de las almas gemelas con todo lo que su pequeña y joven mente podía aberrar.

Y no es como si no pudiera lidiar con ello, es que, literalmente no podía lidiar con ello. Desde la primera mentira su cuerpo había caído como plomo sobre la cama, lo único que sintió fue a Tadashi llamarle mientras sentía que algo le atravesaba el estómago, mareos, y después, su mente se desconectó.

Después de eso, le costó acostumbrarse a la tambaleante sensación de su estómago palpitando y los mareos llegarle, pero, al final pudo solucionarlo, Hiro al fin podía volver a su rutina.

Pero, su inteligente alma gemela había dicho otra mentira.

Y de nuevo, quedó postrado durante los próximos dos días sobre la cama. Hiro estaba en cama por la sencilla mentira de:

No fui yo quién se lo comió

Ni siquiera podía mover un brazo sin sentir que su estómago le perforaba de dolor. Esto era una situación pésima; Pasaba la mayor parte de la cama hecho un ovillo en su cuarto, a veces, tenía que gatear por la cama, ir al baño era una de las peores torturas que tenía e inclusive el olor de la comida de la tía Cass le mareaba hasta hacerlo vomitar.

La luz del sol le molestaba, la comida le daba nauseas y el estómago no le dejaba estudiar ni hacer actividades normales.

Tadashi lo había llamado síntomas, algo de conexiones primarías que sentiría, la verdad, no le había prestado tanta atención porqué estaba más pendiente en trata de armar su robot, desearía poder prestarle la atención debida en su tiempo.

—Oye, grandulón —Tadashi lo llamó, moviendo la cobija, pero él se hundió en la cama tratando de cubrirse lo que podía. No estaba de humor para escuchar el sermón de su hermano.

—Mhn...

—Llevas días sin querer moverte, ¿de verdad es tan mala tu conexión? —preguntó, con los brazos cruzado, Hiro rodaría los ojos, si pudiera hacerlo.

—¿Tú crees? —le miró con molestia, más era parecida a un pequeño berrinche, otro dolor punzante lo hizo regresar a estamparse contra la almohada en un gemido de dolor.

Tadashi lo escrutó; acostado en posición fetal, cubierto por varias cobijas y sólo quejándose en silencio.

Había oído que la primera conexión con la alma gemela traía problemas, pero no pensaba que los de Hiro lo fueran a obstaculizar, a lo mucho pensó que los síntomas de Hiro serían como el picazón, como la de sus padres.

—Deberías hablar con la tía Cass.

—Lo haré cuándo tenga la ocasión.

Al final, tuvo un poco de empatía por su hermano menor, despeinó la alborotada cabellera negra y bajó las persianas para no dejar entrar la luz del sol.

—Gracias...

—Le diré a la tía Cass que te traiga algo. —Tadashi dejó de insistir al ver que esta vez no estaba fingiendo, y que el rostro partido en dolor si era muy verdadero.

Dejó caer su cuerpo a lado de su hermano y se encargó de cubrirlo mejor, sea quién sea el alma de su hermano. Estaba afectándole.

—¿Te sientes mejor?

—Un poco.

—Es normal...Las primeras conexiones son las más duras, verás que te acostumbrarás —intentó animarlo.

Y, ahí venía de nuevo...

Hiro miró como su brazo hormigueaba, puso una expresión llena de desagrado al sentir las nauseas aumentarle junto a las letras negras que se entremezclaban de nuevo.

Dejo caer su rostro contra la almohada, pero de inmediato se levantó al tener las nauseas y algo atorandosele en la gargante, Hiro empujó a su hermano lejos, fue corriendo al baño y aún el dolor salpicandole en todo su cuerpo.

—Bienvenido a los síntomas del alma gemela, hermanito.

Hiro le hubiera respondido con algo sarcástico si tuviera el humor de hacerlo.


Bien, su cuerpo al fin podía caminar sin caerse, se había acostumbrado a la conexión; era hora de obtener respuestas.

Respuestas a la cosas que le habían explicado, pero no puso atención. Respuestas que sólo alguien que ya tenía un alma gemela la respondería; Tadashi estaba descartado, seguramente lo sermonearía con algo de la disciplina y de escuchar cuándo es necesario, así que eso le quedaba con la opción de emergencia.

Misma opción que ahora mismo estaba peleando con la sartén.

—¡Ay cariño! —exclamó preocupada, mientras iba en su auxilio, revisando de pies a cabeza, Hiro le sonrió para despreocuparla. —Estaba preocupada —y con eso último, lo abrazó, dejando al Hamada sin aire — ya que no bajabas en los últimos días, ¿realmente tuviste dificultades con la conexión?

—¿Cómo lo suspiste? —Hiro se dejó guíar por su tía hasta la silla en dónde lo sentó.

—Tú hermano me contó —y ella se giró para buscar el cereal favorito de Hiro, ese que le compraba para subirle el animo.

Hiro maldijo a Tadashi por ser tan boca suelta con sus cosas, bueno, no es como si tampoco fuera.

—De hecho tía Cass...—jugueteó con sus propios pies, haciendo dos o tres golpecitos antes de hablar —, quería hablar contigo...

—¿Sobre qué? —preguntó alegre, después de ubicar la caja en la esquina de la barra.

—...Es sobre lo que me pasó...

Porqué él quería encontrar una manera de parar esto. O al menos un remedio más efectivo que pastillas y reposar en cama.

—¡Oh! ¡Eso fue por las mentiras de tu alma gemela, Hiro! —añadió ella mientras buscaba algo de leche en el refrigerador, Hiro jugueteó con la cuchara y se miró su distorsionado reflejo.

—Sí, tía Cass maravilloso, pero...lo que me interesa es...

—Hubieras visto cuándo yo conocí la mía —la castaña habló interrumpiéndolo, Hiro rodó los ojos al ver que no obtendría respuesta.

—Tía Cass...

—No podía creerlo.

—Tía Cass.

—Ah, fue demasiado vergonzoso, —llevó su mano a la mejilla, poniendo una expresión rara para el menor —, no podía levantarme de lo mucho que me reía.

La mirada de Hiro quedó en molestia al ver que el tema de había distorsionado a su conveniencia.

De acuerdo, la tía Cass no le daría las respuestas que quería. Ya lo investigaría él por su cuenta, de nuevo.

—¿Qué sucedió? —se acomodó mejor sobre la silla, incluso arrastrándola un poco al frente. Resignándose a no recibir más de su parte que la anécdota.

La tía Cass paró de reír y ahora le miró con esa sonrisa grande, parecida a la de una chica enamorada, Hiro se sorprendió que a su edad todavía fuera tan alegre y soñadora.

—Me había hecho reír bastante, cada mentira que decía era como si yo sintiera que alguien más estuviera haciendo millones de cosquillas —exclamó, poniendo una mueca de recordarse en su juventud riendo y retortijándose en la alfombra —, no podía levantarme una semana de tanto que me reía, me puse morada por la falta de aire.

Hiro parpadeó, y luego tuvo una expresión desaprobatoria adornándole.

¿Qué?, o sea...¿qué? ¿El alma gemela de la tía Cass le causa cosquillas?

—O sea...que cada qué él dice mentiras...

—Yo siento cosquillas —completó divertida.

Genial, osea que la tía Cass siente cosquillas y el con cada mentira que dice su alma gemela siente que le perforan el estómago. Muy justo, muy justo.

—Así que ...—Hiro lo repasó lentamente, pareciendo preocupado ante la idea de que las nauseas en el estómago aumentarán más que unas simples ganas de vomitar y un dolor de estómago insoportable. —básicamente si ella dice una mentira; seré yo quién sufra las consecuencias.

Por un segundo tuvo la tentación de pasarse las manos por su cabello y suspirar en frustración. Ah, esto de las almas gemelas iba directamente a algo más allá de sus capacidades, ¡cómo podía lidiar con ésto! El no quería sentir este dolor estarle molestando, sería un obstáculo para él.

Su cabeza chocó contra la madera con un gemido adolorido, llevó sus manos a su ya muy sensible estómago, quería golpearse contra la mesa varías veces de lo injusto que sonaba eso.

—Hiro...—el tono reprendido de la tía Cass lo hizo elevarse hasta enfrentarle, tenía los brazos cruzados y las manos cruzadas sobre el pecho —, ¿creíste que lo de afectar a tu alma gemela era una mentira? —preguntó de nuevo.

Hiro se mordió el labio, lo repasó mentalmente, no estaba en condiciones deplorables para recibir un regaño rápido de la tía Cass.

—No, para nada Tía Cass.

Ah, mierda, había dicho otra mentira.


Tadashi observó como la puerta fue abierta con demasiado violencia, luego, un alma moribunda entró por ésta, arrastrándose hasta la cama en dónde dejo que su cuerpo hiciera rechinar los resortes, gimió unas veces y al final se hizo una pequeña bola de la cama.

Tadashi comenzó un reconteó mentalmente después de que éste se quedará inerte, viéndolo estar en esa posición hasta que el dolor cesará. Luego, Hiro se levantó tirando la sábana a su lado, miró a su hermano con verdadero lamento, y después furia.

—¿Mintió de nuevo? —preguntó al ya saber casi la rutina de su hermano.

La cuál consistía en entrar en la habitación, agonizar lentamente y cuándo se sintiera mejor, refunfuñar en contra del causante de ésto.

—¡No quería ir a la tienda! —levantó la mano y gateó hasta la orilla de la cama, intentando no caer por el brusco balanceo.

Tadashi entrecerró los ojos ante la mano que mostraba la tinta.

—Lo siento mamá Elena, no me siento bien —añadió con un tono infanti

—Wao, que mentirosa.

—¡Lo es! ¡No ha hecho más que causarme molestia.

Hiro volvió a acostarse sobre la cama, las nauseas no fueron indulgentes con él, lo hicieron hacerse ovillo entre las sábanas y esta vez estaba acompañado con jadeos pequeños de dolor.

—Vaya, si que es una molestía.

A estas alturas, verlo soportar ese dolor casi a diario, Tadashi se alegraba de que su alma gemela sólo mintiera de vez en cuándo. Aunque ahora lo pensaba, nadie podía ser tan sincero a su edad. Bueno, sea como sea, sólo esperaba poder conocerlo pronto y agradecerlo de que no lo tuviera como su hermano lamentándose encima del edredón, lo único de lo que su brazo se llenaba era tinta que hablaba de super héroes y cómics.

Y bueno, sus síntomas...No eran como los de su hermano. Sus síntomas sólo eran los menos adecuados para hablar.

—Oye Tadashi...—la reprochable voz de Hiro llamó su atención, dejó su libro a un lado.

—¿Sí?

—La tía cass dice que todos sufrimos síntomas...

Oh, oh, esa mirada, esos ojos curiosos, ya debía venir. Era lo mismo cuándo Hiro había descubierto sus libros de robótica a temprana edad.

—Ajam...—el mayor recogió el libro al ya saber a dónde iba esto. Necesitaba una distracción a la mano.

—Entonces...

Tadashi guardó silencio, preocupado por la mirada insistente reflejada en Hiro. Él no quería hablar de los síntomas del alma gemela, menos con su hermano menor.

Ah, mierda, ya venía venir esto, pero no quería que fuera demasiado pronto.

—¿Cuál es la tuya?

Oh, ahí estaba.

La pregunta, la maldita pregunta.

No quería hablar de ese tema con Hiro, no ahora, no en esta situación. Sus síntomas no era lo mejor de lo que quería hablar, en realidad, prefería tener los síntomas de Hiro a los que él sufría.

Su cama fue asaltada por el peso extra del menor haciéndolos a ambas sumirse. Tadashi reculó hasta pegarse con la fría pared, Hiro gateó aproximándose cada vez más a él, sin poder pararse, ya que el dolor insistente sólo le permitía estar en esa posición.

—No te lo diré —fue su última oración, intentó elevar el rostro fuera del angulo en dónde se encontraba su hermano menor.

—¡Vamos! —levantó uno de sus brazos y apresó el de Tadashi entre el suyo, volvió a moverlo a pesar de que el mayor ya había insistido en que no.

No, él no iba a hablar de eso.

—¡Vamos!

—No.

—¡Eres un mal hermano!

—No quiero hablar de eso, Hiro.

—¡Mal hermano!

Sus síntomas no eran graves como los de su hermano, pero tampoco eran tan tiernos como los que sufría la tía Cass. Eran vergonzosos, no era de los que uno decía adecuadamente para mejorar tu apariencia.

—¡Vamos!

—No —quiso elevar más su libro, pero Hiro lo detuvo de una mano y presionó hacia abajo.

La cabeza de Hiro se asomó sobre su campo de visión, no había notado que su hermano era muy cabezón.

Tadashi estaba acorralado.

Por un momento, estaba sin escapatoria puesto que la pared obstaculizaba y su hermano estaba enfrente; su brillante mente no ideaba algún escapa, Hiro era demasiado listo para engañarlo y así como él podía ver fácilmente sus mentiras, apostaba que Hiro podía leer las suyas.

Añadiendo a parte, su alma gemela no le había hecho nada para dañarle con una mentira. Todavía no lo conocía para saber si sus síntomas eran tan graves como los de Hiro, Tadashi no podría con esa culpa de dañar a un inocente.

—¡Dime! De seguro no son como los míos —se apuntó con ambas manos a la parte de su estómago.

—No, bueno...no tan así...—desvío la mirada, las mejillas comenzaban a colorearse de un tono rojizo, reemplazando el blanco.

¡Esto no era algo de lo que quería hablar con Hiro!

—¿Son graves? —Hiro se preocupó ante la idea de que él estuviera sufriendo como él lo estaba haciendo.

—No.

—¿Entonces?

—Hiro...

—¡Quiero saber!

Hiro frunció la ceja, no era justo. Quizá

—...Me huelen los pies.

—¿Qué?

—Sí, cada que mi alma gemela dice una mentira, me huelen los pies.

Tadashi levantó el libro que estaba leyendo hasta ser cubierto por la gruesa portada, Hiro quedó pasmado por la revelación y apenas procesandola en su mente.

De acuerdo, había cosas de las almas gemelas que no necesitaba saber.

Regresó a su cama, justo a tiempo para sentir que su cuerpo vibraba y algo cosquillaba en su brazo, las letras comenzaron a volverse un torbellino de tinta negra.

Hiro lo miró con horror al sentir una punzante sensación atacándole.

Un momento...

A Tadashi le olían los pies, la tía Cass recibía cosquillas, ¿acaso él era el único que sus repercusiones eran graves?

Maldita alma gemela.

Notas finales:

¡Gracias por leer hasta aquí!

Espero que no les moleste que las cosas se estén desarrollando un poco lento, pero todavía queda un poquito de cosas de explicar antes de ese gran encuentro xD.


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