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El Amor del Vaquero por LadyG

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Notas del capitulo:

Disfruten este capítulo bellas criaturas de Luz. Y que la paz esté siempre con ustedes (nosi la juegos del hambre)

Harland se sentó frente a Jed y Bryson en el Pheasant Run Café. Había ido a recoger su camioneta una vez que Stork llamó, pero para su consternación, Dresden no estaba allí. Se sintió decepcionado, pagó su factura y se fue.
Pero Dresden estaba aquí en el restaurante. …l y Stork estaban sentados al otro lado de la habitación, un niño de unos dos años con ellos. Harland movió sus manos fuera del camino cuando el camarero, Noah, puso la comida delante de él. Todo olía bien, pero el olor más fuerte en el comedor era el aroma de miel horneada de Dresden.
Jed se inclinó hacia delante, mirando alrededor del gran cuerpo de Bryson. -¿Qué estamos mirando?
-El sobrino de Stork - dijo Harland antes de cortar su bistec. …l y sus tres mejores amigos habían crecido juntos, pasaron por el ejército, e incluso habían comprado un rancho, juntos. Harland había conocido a Jed, Bryson, y Clayton, que estaba en el rancho ahora, toda su vida.
Y no había un maldito cocinero entre los cuatro. Si no fuera por este restaurante, ellos lo más probable es que estarían viviendo de perritos calientes y frijoles.
Habían crecido en una comunidad shifter en el norte. Los cuatro tenían grandes sueños, moverse al oeste y ser dueños de un rancho era uno de ellos. Jed era el tranquilo de los cuatro. No hablaba mucho, pero era un maldito buen trabajador y un gran amigo.
Bryson era el más grande y el más amable. El hombre le daría a cualquier persona la camisa que llevaba puesta. A veces cabreaba a Harland, la forma en que algunas personas se aprovechaban de este hecho. No todo el mundo apreciaba a un tipo como Bryson.
La mitad del tiempo Clayton no tenía un hueso serio en su cuerpo. También era un bastardo culo kinky. Clayton era italiano y pensaba en sí mismo como un Casanova hablador suave, pero no lo era…
A Harland sólo le gustaba la vida sencilla, sin complicaciones. Tenía todo lo que podría desear, excepto alguien con quien compartirlo. Coquetear estaba bien y todo, pero estaba buscando algo más.
-¿Por qué lo estás viendo? - Jed preguntó antes de volver a excavar en su propia comida. Era tarde en la noche, pero el sol todavía brillaba. Harland amaba el verano. No había nada como dejar su oso suelto correr por las setenta hectáreas propiedad de ellos cuatro. No era gran cosa en cuanto a la tierra, pero era suficientemente para ellos.
La Triple-B criaba caballos campeones y el dinero era bueno. También era dueño de la mitad del Ugly Broad. Más como socio silencioso porque no conseguía pasar tanto tiempo allí como a él le gustaría.
Harland se bebió la mitad de su té antes de colocar el vaso a un lado. -Yo lo estoy viendo porque huele como a una pastelería.
Bryson arqueó una ceja oscura. Miró por encima del hombro a Dresden y luego de nuevo a Harland. - No jodas.
Harland odiaba el hecho de que Stork estuviera allí. Quería ir al reservado y saber más acerca de Dresden. También quería saber quién era el niñito. Pero después de la conducta cautelosa de Stork esta mañana, Harland sabía que tenía que tener cuidado.
Su oso no estaba de acuerdo. Gruñó para que Harland se acercara, y se deshiciera de Stork, que era una amenaza en la opinión de su oso. Harland era un poco más civilizado que su contraparte, pero no por mucho.
-Olía como a galletas dulces con miel y fresas en lo de Stork. Harland se arriesgó a mirar por encima de Dresden para ver al niñito colgando sobre la parte trasera del reservado. Tenía los brazos colgando y él balbuceaba algo. El niño levantó la mano izquierda y la movió en una onda corta. Harland sonrió antes de mirar a Jed.
- Esa gasolinera apesta - dijo Bryson.- Cada vez que voy me da dolor de cabeza.
-Eso es porque tu sentido del olfato recoge todo - dijo Jed.
Bryson le dio a Jed una mirada cómica. -No, ¿en serio?
Harland estaba sólo medio escuchando a los dos hombres. Estaba sentado allí comiendo su cena, haciendo todo lo posible para no levantarse y arrastrar a Dresden del restaurante. Era una reacción extraña y una que nunca había tenido antes.
-¿Crees que es tu compañero? - Preguntó Bryson. El hombre estaba arando a través de su segundo plato de carne en conserva y picadillo. Bryson no era un hombre pequeño. Era de unos buenos seis tres y sostenía su peso como un arma. Era más fuerte que Jed, Harland y Clayton combinados.
Harland se sorprendió que sólo hubiera ordenado dos comidas. Se encogió de hombros, fingiendo interés en su cena. - Podría ser.
En realidad, él ni siquiera había pensado en eso. Antes de entrar en el ejército, la tía de Harland le había dicho que los shifters tenían parejas, pero ninguno de los hombres que lo acompañaban estaba apareado. El olor tenía una gran parte que ver con la búsqueda de la pareja, pero un oso no podía seguir solo el aroma. Había momentos en que era engañoso. Su madre le había asegurado que su oso lo sabría, pero Harland no estaba tan seguro.
Tal vez el hombre sólo olía muy bien.
-¿Quieres follar a alguien más? - Jed hizo un gesto con la cabeza hacia la mesa de Dresden.
Harland señaló con el tenedor Jed. - Lo conocí justo esta mañana, ¿cómo diablos voy a saberlo?
-Fácil. - Bryson empujó el pulgar hacia el camarero lindo que había estado tratando de conseguir una cita con Jed desde hace semanas- . ¿Quieres follarlo?
Harland le dio a Noah una fugaz mirada antes de volver a comer. Aunque el camarero era muy bien parecido, Harland no sentía nada por el chico. -No.
-Bueno, ahí lo tienes - Bryson dijo golpeando sus manos y luego se las frotó- . El sobrino de Stork es tu pareja.
-Espero que no utilices esa deducción al balancear los libros - dijo Jed- . El hecho de que él no quiera follar al camarero no significa que el sobrino de Stork sea su pareja.
Bryson dio unos golpecitos con el dedo fornido en la mesa. - Si lo jodes y él termina embarazado, entonces lo sabrás.
Jed rodó sus ojos. - A veces me pregunto si te dejaron caer sobre tu cabeza varias veces cuando eras un cachorro.
-¿Qué? - Bryson preguntó mientras extendía sus manos ampliamente, levantando los hombros al mismo tiempo.- Es cierto.
-Yo no voy a tratar de embarazarlo solo para saber si él es mi pareja - Harland argumentó. Aunque la idea de finalmente tener una familia le atraía en muchos niveles diferentes.
-¿Por qué no? - Preguntó Bryson-. Los osos no salen como los humanos. Follamos, puro y simple. Si termina con un cachorro en el horno, entonces él es tuyo de por vida.
Los osos podrían actuar sobre instintos más básicos que los humanos, pero Harland tenía este sueño tonto de conocer a su pareja antes de empezar una familia. Sabía que era un bicho raro por querer eso. Lo que Bryson dijo era cierto. Los osos tenían sexo. No había citas.
Si una persona resultaba ser su pareja, entonces se establecían. Pero Dresden era humano y no entendería sus formas. El hombre probablemente correría hacia las colinas si Harland incluso mencionaba que el chico podía quedar embarazado.
Pero la idea de pelar las capas y conocer a Dresden fascinaba a Harland.
-Su tío mantiene una estrecha vigilancia sobre él - confesó Harland.- …l no parecía muy feliz de que yo estuviera hablando con Dresden esta mañana.
Bryson agitó los dedos en el aire como si espantara la loca idea. - …l no tiene voz ni voto. Si Dresden es tuyo, entonces Stork puede joderse.
-Tienes sexo en el cerebro - dijo Jed antes de palear un tenedor lleno de macarrones con queso a su boca. …l masticó, tragó y luego continuó.- Necesitas tener sexo.
¿Ofreciendo? - Bryson bromeó.
-Diablos no - respondió Jed.- Montarte serías como montar toros.
Bryson silenció a Jed. - Como estaba diciendo, Harland. Si Dresden es tuyo, entonces Stork no puede detener a su sobrino. Podemos vivir en una ciudad humana, pero vivimos por nuestras leyes. Nadie puede interferir en un apareamiento. Tú sabes eso.
De alguna manera Harland sabía que conseguir a Dresden sería más fácil decirlo que hacerlo. Stork fulminó con la mirada a la mesa de Harland antes de sacar su billetera, pagar la cuenta y luego ponerse de pie. Dresden agarró al niño y se dirigió hacia la puerta.
El olor a pastelería llenó los pulmones de Harland, poniendo su polla dura mientras observaba al hombre irse.
-Muchacho, lo tienes mal - dijo Bryson. - Te ves como un idiota enamorado.
Los ojos de Harland siguieron a Dresden hasta que el hombre ya no estaba a la vista. …l dio un profundo suspiro mientras permitía que su imaginación tomara vuelo. En esa fantasía Dresden no sólo era suyo, sino que estaba hinchado con su cachorro.

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