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Recuerdos por CaedesDarkParadaise

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- Oh, por merlín. - gruñó Neville al ver que su túnica de siempre, una que se había comprado hacia cinco años y el cual había usado no más de dos veces, tenía un desgarro en la tela.- ¡Maldición! Justamente hoy que es la fiesta en el ministerio.

Si no iba Luna lo iba a matar.

Bueno...no...ella no era así, pero su mirada de decepción sería peor que mil crucios y Neville apreciaba mucho a su amiga.

- Necesito ayuda.- Penso inmediatamente en Draco, pero este estaba ocupado preparando física y psicológicamente a Hermione para esa misma noche por lo que decidió que su amiga necesitaba más a Malfoy que él. Por lo que calculando quien de sus amigos tenía un gusto aceptable mando una carta a los gemelos de urgencia.

Ellos no tardaron en llegar.

- Longbottom, ¿Qué te ocurre?- le pregunto George saliendo de la chimenea seguido de Fred.- ¿Hoy no era la fiesta del Ministerio?

- Si, pero...

Y miro su túnica rota con furia.

- Ya veo. - dijo Fred tomando la ropa con disgusto.- Este traje se parece a los que usaban mis abuelos. ¿Ibas a usar esto?

- Es el único que tengo.- Neville empezó a angustiarse. Faltaba una hora y media para que tuviera que ir a recoger a Luna.- ¿Qué hago?

- Compras urgentes.- dijeron a la vez y los dos lo tomaron de los codos para luego meterlo de frente a la chimenea. - ¡Callejón Diagon!

Prácticamente lo arrastraron a Madame Malkin. Ella se horrorizo al verlo en pijama y le regaño por no haberle encargado antes un traje nuevo.

Él ya sabía que no tenía mucho estilo y que apenas andaba en el mundo del glamour por haber metido sus narices en los libros de Herbologia.

- Oye Neville.- le llamo Fred para que lo mirase mientras Madame Malkin le arreglaba los bajos de su pantalón.- ¿Van a ir todos los departamentos del Ministerio?

- Eso creo. - contesto con simpleza.

- Entonces va a estar tu susodicho amor.- Levanto las cajas pícaramente.- ¿O no es así?

Neville se sonrojo como un niño.

El gemelo tenía razón.

No había querido pensar en él en todo el día pero parecía ser que ni podía quitárselo de la cabeza aunque quisiera. Siempre salía a colación.

Blaize Zabinni.

Ese hombre del que estaba prendado a más no poder desde el colegio, pero del que definitivamente se enamoro de él cuando Draco lo llevo a una fiesta que le prepararon por el día de su cumpleaños. Hablaron toda la noche, e incluso Neville se dio cuenta que intentaba ligar con él, pero no quiso dar el paso.

¿Porqué?

Era muy sencillo.

Zabinni era famoso por coleccionar hombres y dejarlos después como si fueran pañuelos.

Obviamente Neville no quería ser uno de ellos.

En el momento que quiso besarlo, Neville lo rechazo y huyó inmediatamente.

Fue un cobarde.

Pero si lo hubiera dejado se habría arrepentido después. Neville quería que Blaize lo respetara y lo quisiese en el momento en el que se entregase a él.

Y aunque Neville intento rehuirle después del suceso, Zabinni no dejó que él se escapara. Por algún motivo podía encontrarlo en cualquier parte y no paraba de pedirle citas. Neville pensaba que todo aquel interés se debía al morbo de que lo rechazara.

Si lo pensaba demasiado sentía que se le subía un nudo en la garganta.

- Ouch.- se quejo cuando Madame Malkin le pincho.

- No te muevas, muchacho.- le regaño.- Estabas inquieto.

- Lo siento.

Fred le miro burlón.

- No me has respondido.

- Si, va a estar ahí.

- Vamos, vamos.- George le ayudo a bajarse cuando la Madame terminó de dar las últimas puntadas.- Hay que ser sincero.- dijo con tono solemne. - Zabinni te va a atacar esta noche.

Neville puso cara de horror.

Y Fred a su lado sonrió divertido.

- Lo estamos asustando, Feorge.- le advirtió pero su tono de voz no coincidía con su expresión.- Pero sí, tiene razón, está noche dejaras de ser puro.

- Yo no soy... puro.- dijo. Y avergonzado les retiro la mirada.

Ellos abrieron los ojos.- ¿¡Quién!?

- Un chico de Ravenclaw, en mi último año.

Los gemelos hicieron un follón de eso y luego lo sacaron a rastras de la tienda para meterlo en el nuevo salón de belleza del callejón.

- Pongalo muy guapo...

- Hoy tiene que ser conquistado.

- Chicos, no tenemos mucho tiempo.- se quejo al ver el reloj.- No puedo...

- Si puedes...

Y cuando salió del salón ya no era el soso y anticuado Neville Longbottom sino uno que él no habia reconocido si se miraba al espejo.

- Wow.- Fue lo único que soltó George. - Definitivamente dejare atrás a ese tipejo. - Se refería al hombre del que estaba perdidamente enamorado.- por ti, mi querido Nev.

- Tonto.

Y todos soltaron una carcajada.

- Estáis muy enamorados de ellos, ¿no?

Los Weasley cambiaron su expresión de felicidad a una resignada.

- No nos hacen ni caso.

- No lo creo. Simplemente no habéis jugado bien vuestras cartas.- les dijo, convencido.- Por merlín, sois guapísimos. Es imposible que no se hubieran fijado en vosotros. ¿Os habéis declarado a ellos?

- No, yo...- Fred gruño.

Y sus palabras se cortaron cuando entró por la puerta un patronus en forma de liebre.

Neville reconoció al de Luna. Este se quedó quieto frente a él y empezó a hablar.

- Lo siento mucho, Nev. - soltó la voz de Luna con un tono culpable.- Tengo que salir esta misma noche de Londres porque han encontrado pistas de una nueva especie y tengo que ir a la expedición.

- ¿Como?

Neville se decepcionó de inmediato.

Lo habían dejado vestido y alborotado.

- Pero no pienso dejarte así, ve tu por mi a la fiesta y lleva a un acompañante.- dijo.- Siento haberte avisado tan tarde. Por favor perdoname. Nos vemos pronto.

Y la luz desapareció tan rápido como vino.

- Ya no voy.

- ¿¡Pero que dices! ?- exclamó Fred, disgustado.- Después de todo lo que te hemos ayudado para que estuvieses guapo esta noche.

- Más que de costumbre.- George le guiño un ojo.

Neville le sonrió y poco a poco su sonrisa fue desvaneciendo.

- ¿Y con quien voy a ir?

- Eso esta demás decir.- se indigno Fred.- Uno de nosotros.

- ¿Quien?

- ¡Yo!

Y comenzó una guerra entre los gemelos hasta que decidieron jugársela a un juego de gonstones, por supuesto, Neville les dio el pare porque no tenian mucho tiempo.

Así que les propuso decidirlo a un juego muggle que les enseño Hermione: Piedra, papel o tijeras.

Lo hicieron y ganó Fred.

George estuvo maldiciendo un buen rato, pero le presto su collar más elegante a Fred para que lo luciera en la fiesta.

- Estáis guapísimos. - los halago George.

- Gracias.

- Pasadlo muy bien.

Neville miro dudoso a los gemelos que de hacía rato se miraban mutuamente.

- ¿Estais planeando algo, cierto?

Ellos rieron.

- Como nos conoces. - Y los despacho. Unos minutos después Neville entraba al salón de fiestas del ministerio con los nervios carcomiendole.

- Tranquilizate.- le susurro Fred y le ofreció su brazo, que Neville acepto sin pensar.- Demos una vuelta para que todo el mundo te vea. Hay que lucirse, ¿no crees?

Y era verdad. Tanto Fred como Neville se habían esmerado para arreglarse, en caso de Neville con mucha ayuda, pero a Fred no le había costado nada ponerse ropa elegante y atractiva, y peinarse de forma sexy. El pelirrojo había echado todo su cabello hacia atrás.

Y el mundo de Neville dio una vuelco al ver a Blaize Zabinni en la esquina hablando con el primer ministro, su esposa y otros magos de distintos departamentos. Neville no quiso mirarlo demasiado asi que aparto su mirada, pero noto por el rabillo del ojo que Blaize había desviado su mirada en su dirección.

- Veo que te tiene muy bien registrado, mi querido Nev.- murmuró Fred en su oído y los dos se alejaron.

Para su fortuna Draco y Hermione llegaron minutos después. Ella tan impresionante como la había visto esa tarde y Draco, que usaba otro de sus miles de trajes caros, empezaban a ser la envidia de los sangre pura.

- Estas hermosa, Mione.

- Gracias, Neville.- le agradeció Hermione con una mirada tensa.- Tu estás muy atractivo.

- Relájate, Granger.

Draco hacia un papel excelente y la tomo firmemente de la mano para apoyarla.- Y, ¿Qué haces aquí, Fred?

- Perdón, Malfoy.- rodó los ojos.- Por no pertenecer a la creme de la creme del Ministerio.

- Luna no pudo venir y me pidió que lo hiciera con un acompañante. - les explico Neville dando un aspaviento.

- Muy bien.- dijo Draco echando un breve vistazo al salón.- Hermione, Krum ya esta aquí y te esta mirando. - Ella se paralizó.- Calmate y comportate como una mujer poderosa.- Ella lo hizo. Neville vio que se alejaba con una sensualidad y elegancia recién adquiridas.- Os vemos después, la llevare a un sitio más tranquilo. Y Neville.- le llamo. - No dejes que Blaize te coma, comele tu a él.

¡Maldito Malfoy!

Se las sabia todas.

Debía seguir su consejo.

- Ese Malfoy da un miedo.- se estremeció Fred, y luego su mirada se desvío. Cuando Neville quiso saber que miraba, él se puso delante y le tapo la vista.- Oye Neville, ¿Porque no bailamos? Así le damos a Zabinni un poco de su propia medicina.

- Eh...

Y de un tirón lo tenia en la pista.

Bailaron un buen rato a pesar de que Neville estuviera nervioso de sentir todas las miradas y cuchicheos sobre ellos. Aún así no evito divertirse de las payasadas de Fred. Al terminar la cuarta canción, Fred lo dejo para ir al baño y Neville fue a dar una vuelta lejos del salón para despejarse.

- ¿Qué demonios estoy haciendo?

- Eso mismo pienso yo.- Neville salto de su sitio y saco la varita preparado para disparar a cualquiera.- Vaya, vaya. Al parecer mi Neville tímido y torpe ha desparecido. ¿Quien eres tu y que has hecho con él?

Zabinni

- Yo-yo... Soy el mismo

- ¿Me estas diciendo que eres el mismo Neville de siempre?- Le miro de pies a cabeza y Neville sintió un revoltijo en el estómago al notar que le observaba con lujuria. Prácticamente le desvestia con la mirada.- Ese Weasley es un idiota.

- ¿De que hablas?

- Te ha dejado solo, ese ha sido su segundo error.

Neville trago en seco.

- ¿Cuál ha sido el primero?

- Haber tomado lo que me pertenecía.- Y Neville tuvo que sujetarse a Blaize en cuanto esté le cogió por la cintura y lo alzó en vilo.- No sabe con quien se ha metido.

- Suéltame, Zabinni.

- Ni hablar.

Él no lo bajo. Lo llevo por unos cuantos pasillos y lo metió en un despacho que resultó ser el suyo. Estaba tan oscuro que Neville no se alejo mucho de Zabinni. Y él debió notarlo.

- ¿Te asusta la oscuridad, cariño?

- Un poco.

Blaize entreabió las cortinas y la luz de la luna incidió en el interior de su despacho.

Neville contuvo un estremecimiento al notar los dedos fríos de Zabinni rozar su mejilla.

- ¿Acaso el Weasel es mejor que yo, Longbottom?

Oh, oh.

Neville había tocado la fibra sensible de Zabinni.

Su ego.

- Déjalo, Zabinni.

Quiso alejarse, enserio que lo deseo, pero las manos de Blaize desanudando su corbata y tocando la piel expuesta de su cuello lo dejaron petrificado y a su merced.

- ¿Me deseas, Neville?

Y no le dio tiempo a contestar porque su boca fue tomada con una pasion y deseo que jamas había conocido. No tardo mucho en responder la fuerza de su lujuria. Pronto se vio despojado de su camisa y chaqueta, medio desnudo Zabinni lo coloco sobre el escritorio y le contemplo unos segundos antes de besar la curva de su cuello con irremediable excitacion. Durante toda la exploracion que realizó Zabinni, Neville profirió gémidos vergonzosos.

Lo sabía.

Esto era lo que ocurría cuando caias en las garras de Blaize Zabinni.

- Veo que no eres de piedra, Longbottom.

- Por-por supuesto que no.

- Debi asaltarte desde el primer instante en el que te hablé, Neville.- gruñó.- No me hubieras dado tantos dolores de cabeza.

- ¿Dolores de cabeza?

- Claro que si.- dijo y empezo a rastrear su abultada ereccion contra la suya. Ésa vez Neville dejó escapar los gémidos sin vergüenza alguna.- ¿No lo entiendes, Longbottom? Me has estado evitando todo este tiempo sin darme una sola oportunidad. ¿Qué no te gusto?- Neville iba a abrir la la boca.- ¡Y una mierda! ¡No me mientas!

Y como un loco frenético se restrego con más fuerza. Neville se agarro a la espalda de Zabinni y sin darse cuenta clavo sus uñas al sentir que le atravesaba esa sensación tan satisfactoria que era el orgasmo.

- Y esto no es nada, Neville.- Zabinni tenía un brillo peligroso en los ojos.- Ahora que te has rendido a mi, te enseñaré quien soy yo.

Por un instante Neville sintió miedo, lo que le duro un segundo porque un recuerdo empezó a recorrerle la mente.

"- Neville.- le dijo Draco con una mirada firme. - No dejes que Blaize te coma, comele tu a él."

Tenia razón.

Si no lo hacía ahora, jamás le demostraría a Zabinni lo que él valía.

Muy bien.

El torpe Neville Longbottom le iba a enseñar a Zabinni lo que era amar a alguien y no ser correspondido.

Sin esperarlo tomó a Zabinni de los hombros y les dio la vuelta quedando Neville encima de Blaize.

- Pero, ¿que..?

Neville volvió a besar a Zabinni, lo que le dejo en clara desventaja y confusión. Y poco a poco fue relegando sus besos por todo el cuerpo del moreno hasta que se acerco al bulto en los pantalones de Zabinni que había vuelto a crecer después de concentrar su boca en sus puntos más sensibles.

- ¿Quieres esto, Blaize?- pronuncio despacio disfrutando decir su nombre.

- Si.- siseó.

Y Neville le regalo el mejor orgasmo de su vida.

- Ven aquí, Longbottom.- grazno Blaize con los ojos oscurecidos y comiéndoselo con la mirada.

- No.- respondió con todo el dolor de su alma y de su anatomía.- Adiós para siempre, Zabinni.

Blaize se enfureció, pero Neville para ese entonces ya salía corriendo del despacho.

- Ha sido maravilloso.- suspiró, y aun así sintió que aquello también había sido muy triste.

Zabinni no le quería más que para sexo.

Y Neville ya estaba lo suficientemente enamorado como para jugar a esos juegos que solo le harían más daño.

Sin remediarlo las lágrimas se derramaron de sus ojos.

Debia olvidar a Zabinni.

Aunque eso le costara el corazón.

-Una semana y dos días después.-

- Shuu.- les calló Draco mientras observaban escondidos la reconciliación de Riddle y Harry.- Oh, mierda. Van a tener sexo.

- Retirada.- les dijo Hermione dando un giro con sus zapatos de tacón interminables.

- Nosotros comíamos en esa mesa.- oyó Neville, pero no supo de quien.

- Longbottom. ¡Longbottom!

Era Draco.

Le miraba de brazos cruzados y con una ceja alzada.

- Despierta, Neville.- le palmeo el hombro.- Veo que esta siendo una semana difícil para ti.

Neville se mordió los labios.

- Cierto pajarito me dijo que lo dejaste tirado en su despacho a medio camino. - Neville abrió los ojos.- Estoy tan... - Estaba buscando la palabra adecuada y la encontró con una mueca de satisfacción.- orgulloso de ti.

- ¿Qué..?

- Ese idiota de Zabinni merecía un poco de su propia medicina.- Puso los ojos en blanco.- Sé que es mi amigo y blah, blah, blah y todo eso. En fin, ese tonto no ha dejado de hablar y hablar de ti. Lo has dejado muerto por ti. Aun sigue excitado y nadie puede ayudarle, claro.- Draco lo tomo del brazo y lo llevo a su despacho.- Excepto tú.

- No pienso ayudarle a bajarle el calentón, Draco.- bufo.- He dejado mi corazón al hacer lo que hice con Zabinni. Él no me ama.

- ¿Porque estas tan seguro?

Aquello descoloco a Neville.

- Bueno yo...

- No te hagas de rogar, Longbottom. - Lo empujó dentro de su despacho. Y antes de cerrar le dijo. - Y disfruta.

- ¿Draco?

- Longbottom.

A Neville le recorrió un escalofrío por la columna.

- Blaize.- susurró.- ¿Qué haces aquí?

No le quería dar la cara.

- Vine a buscar lo que no me quisiste dar por derecho propio.

El pelinegro evito hacer una mueca.

- No estaba obligado a darte sexo, Zabinni.

- ¿Y quien te dijo que yo hablaba de sexo, Neville?

- No te entiendo. - soltó, confuso.

Y Zabinni le tomó de la mandíbula y le obligó a mirarlo.

- Eres mio, Longbottom.- gruñó con un tono posesivo que Neville distinguió perfectamente.- Es la última vez que vuelves a huir de mi, ¿Entendido?- Lo pego tanto a él que casi no pudo respirar. - Y como vuelva a ver al Weasel tocandote de forma indebida pienso destrozarle.

A la mierda todo lo que había dicho anteriormente.

Blaize Zabinni estaba tan atractivo, arrogante y sexy diciendo eso que Neville no pudo evitar abalanzarse sobre él. Los dos cayeron al suelo.

- Eres un salvaje, Longbottom.

- ¿No te gustó lo que hice la semana anterior?- murmuró en su oído.- Creí que te había gustado...Mucho.

Blaize volvia a dirigirle una mirada de deseo que subió la autoestima de Neville a lo alto.

- Está vez no me vas a a dejar a medias, Longbottom.- siseó.- No te lo voy a permitir.

- ¿Permitir?

- Si, eres muy escurridizo.

Neville se sintió un poco juguetón.

- Y seguiré escurriendome, Zabinni.- Este iba a darle un beso, pero Neville aparto la cara.- Lo siento. No pienso besarte, ya no. Para poseerme deberas ser solo mio.

- ¿A que juegas, Longbottom?

- Lo que oyes.- respondió.- Y al ser eso imposible, daré mi amor a otro.

Zabinni maldijo en voz baja.

- No me hagas perder la paciencia.

- Yo no te importo.- Y en parte lo creía así.- Solo me deseas. Y yo quiero amor. Otro me dará amor.

Blaize, cansado de oír tonterías, lo cargo sin que Neville pudiera evitarlo y lo lanzó a su cama.

- Una cosa más, Neville y te ato a mi cama para siempre.

Intento tocar sus labios más Neville evito que lo tocara.

- ¡Neville!

Neville suspiro.

- ¿Porque simplemente no me dejas? Yo no te intereso.

- Eres un tonto.- Zabinni lo abrazo bruscamente.- ¿Quién te ha dicho que no me interesas? Eres el único que me ha interesado desde que hablamos en tu fiesta de cumpleaños.

- Blaize...

- ¿Qué quieres que te diga, Neville? Que no puedo dejar de pensar en ti.- le confesó. - Que desde que probé tus labios lo único que quiero hacer es besarte. Que si no te poseo aquí y ahora mismo me va a dar un ataque al corazón. ¿Eso quieres que te diga?

- ¿Te gustó?

- Maldita sea, si.- escupió.- Has vuelto a Blaize Zabinni un pusilánime. ¿Sabes cuanto tiempo llevo sin acostarme con nadie? Esperandote a ti.- Neville le rodeo el cuello con los brazos con cariño.- Y tú me rehuias. No te lo voy a volver a permitir y mucho menos que te vayas con ese Weasel...

- Weasley.- le corrigió.- Un buen amigo.

Y se acordó de él.

- ¡Lo he dejado solo!- Se iba a levantar, pero Zabinni lo cogió fuertemente de la cintura y no le dejo moverse.- Tengo que avisarle, Blaize.

- No lo harás.- le advirtió.- Te quedaras conmigo esta noche.- soltó y luego murmuró.- Y todas las otras.

- ¿Qué has dicho?

Neville sonrió aun más si era posible.

- Nada.

- Eres un tonto. - Y beso sus labios con la felicidad estallando en su interior.- Te amo, Blaize.

Blaize arrugó los labios, pero no dudo en decirlo.

- Te amo, torpe Longbottom.

Aquella era la mejor noche de su vida.


- ¡Date prisa, Neville!- grito Blaize colocándose la corbata en el espejo de la entrada.- Llegaremos tarde al cumpleaños del bebé Black.

- ¡Voy, voy!

Neville bajo torpemente por las escaleras. Apenas podía verse los pies desde que su tripa crecio a tal punto que parecía que iba a explotar. De un momento a otro los pies le colgaron del suelo y los brazos cálidos de Blaize le rodaron con delicadeza.

- Gracias, amor. - le dio un pequeño beso.- No me veía los pies.

- Comprendo.- Blaize le miro con infinita ternura y acaricio el contorno de su tripa.- Pronto darás a luz así que será mejor que dejes de subir y bajar escaleras.

- Yo estoy bien.- Neville termino de arreglarle la corbata.- Tu hijo es muy tranquilo.

- Mi hijo.- dijo con una sonrisa y atrapó su mano para besar el anillo que Zabinni le habia colocado mientras dormía la primera noche que pasaron juntos y que tomo a Neville desprevenido.

"- No podrás sacartela hasta que yo muera.- le advirtió Blaize con un tono serio.- Y como no planeo morir tan pronto, tendrás que soportar lo has estado buscando. Ya no podrás separarte jamás de mi."

Neville se había quedado mudo.

"- Es un anillo muy antiguo que mi madre le dio a mi padre.- Blaize lo tumbo en la cama y repartio besos por todo su cuerpo desnudo.- Eres el tercero, desde que se creó el anillo, que lo posee. Mi antepasado se enamoro perdidamente del que sería su esposo, y al ser mutuo su amor le hizo este regalo. Simplemente se aparece, mi padre debe saber en este momento que yo estoy enamorado. Hasta ayer el anillo ya no le pertenece."

Y efectivamente, esa misma tarde Neville conoció a sus suegros Arabella y Amos Zabinni-Diggory. Dos semanas después se casaron y un año más tarde se quedo embarazado del primer Zabinni-Longbottom.

Neville despertó de sus recuerdos, entrelazo sus dedos con su esposo y salieron juntos de la mansión.

Juntos hasta el final.


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