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Recuerdos por CaedesDarkParadaise

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Notas del capitulo:

¡Siento haber tardado tanto! 

 

- ¡Fred!- Lee Jordan, su mejor amigo, lo llamó desde la trastienda de Sortilegios Weasley. Fred dejo las cajas en un costado y se secó el sudor.- Han hecho un gran pedido de polvos peruanos de oscuridad instantánea para Hogwarts, pero no se donde puso George las cajas.


- ¿Quienes?- preguntó, divertido.- Tengo que darles la enhorabuena.

Lee echo una carcajada.

- Unas chicas de quinto grado que han empezado una guerra de bromas con chicos de su mismo curso.- Se cruzó de brazos.- Como los viejos tiempos, ¿te acuerdas? 

- Como para no hacerlo.- sonrió.- Diles que les regalamos una caja. A mi cuenta.

De un momento a otro un aliento caliente presiono en el lóbulo de su oído y la voz que emergió del mismo le produjo un estremecimiento. 

- Asi que tu eres quien esta proporcionando suministros para convertir Hogwarts en un ridículo campo de batallas.- Era Regulus Black, el hermano de uno de los mayores bromistas de la historia, profesor de Hogwarts y el hombre mas sexy del mundo.- No te imaginaba asi.

Los ojos grises de Regulus estudiaron cada centimetro de su cuerpo minuciosamente. Fred Weasley, quien nunca sintio vergüenza por nada, se sonrojo como un niño y todo porque un Black le hablaba y lo miraba con una frialdad que quemaba sus entrañas.

- ¿Me imaginabas?- Fred se recompuso rapidamente a sabiendas que habia puesto una cara de memo durante todo su escrutinio.- ¿Se le ofrece algo, señor Black? Aqui solo vendemos artículos de bromas y usted no parece muy...bromista.

Regulus compuso una sonrisa ladina.

- Tienes razón, no lo soy.- le dijo. Cogió unos puff en miniatura y les hizo unas caricias.- Pero tu pareces un experto. 

Fred se rasco la cabeza y se dio cuenta que su aspecto dejaba mucho que desear. Con el cabello pegado a la frente, la ropa llena de polvo y los zapatos de barro. Después de todo no había parado de llover. Y el señor Black lucia impecable de pies a cabeza. Su cabello negro estaba perfectamente peinado, vestía un traje negro sobre un jersey de cuello vuelto que lo hacía ver más pálido, una capa de viaje y unos zapatos oscuros. Fred se sonrojo hasta las orejas por advertir la diferencia entre ellos. 

  - No me considero un experto, aun así se lo que puede divertir.- El pelirrojo se irguio.- Mi hermano y yo llevamos Sortilegios Weasley. Yo estoy ocupado. Si quiere algo, pregunte a George. 

  - Tu eres Fred.- Se paso la punta de la lengua por los labios y Fred siguió el camino que recorría.- Si, el otro me pareció menos hermoso que tú. 

Detrás de ellos se escucho una carcajada a medias. Se había olvidado de Lee por tener a Regulus a centímetros de su boca. 

  - Yo soy Fred Weasley. 

Jamás había tenido tantas ganas de besar a alguien que en ese momento. 

  - Muy bien, Fred. - susurro saboreando su nombre.- No le voy a prohibir que venda sus artículos, pero no a mis alumnos. 

Fred frunció el ceño. 

  - Discrepo.- le dijo poniéndose serio.- Si ustedes no son capaces de detener a unos alumnos haciendo bromas, me hace plantearme muy seriamente cuales son sus capacidades, señor. 

Se escucho un silbido, otro de Lee, y a Regulus Black se le pusieron los ojos negros de ira. Fred lo había puesto en su sitio. 

El hombre le fulminó con la mirada y con un último vistazo salió por la puerta. 

Y Fred sintió un puñetazo en el estómago. ¿Qué demonios significaba eso? Otro puñetazo le vino al pensar en sus ojos grises y penetrantes. 

No lo sabía. 

Paso una semana entera desde que Regulus Black fue a la tienda. Lee se había burlado un rato de él, y luego cuando llego George hubo más burlas. Pero no había podido quitárselo de la cabeza. Hasta había soñado con él, sueños sanos e insanos. 

Muy insanos 

Fred habia perdido las esperanzas de volverlo a ver. Después de todo envío las cajas de polvos peruanos a Hogwarts. Unos días más tarde se entero que McGonagall los había cogido por banda y ahora todos esos alumnos limpiaban los desastres que causaron de manera muggle. 

Y Regulus no había dado señales de haber perdonado a Fred. El pelirrojo sabía que este no le iba a perdonar sus palabras. Fred no se arrepentía de eso, de lo que único que se arrepentía es que Regulus no viniera a rebatirselo o fulminarle con su hermosa mirada gris. 

La campana de la entrada sonó. Fred, por primera vez, tuvo deseos de no hacer bromas tontas, pero el trabajo era el trabajo. 

- ¡Bienvenido a Sortile..!- La voz se le atasco en la garganta al divisar la túnica de Regulus Black. El hombre parecía impasible y Fred trago en seco al notar su frialdad.- Regulus....digo, Señor Black. 

  - Al parecer nunca haces caso cuando te advierten, Weasley. 

  - ¿Como...? 

  - Eres un muchacho desobediente.- siseó. 

  - No soy un...

  - ¿Muchacho?- se burló.- ¿No lo eres? 

Fred se puso rojo de enfado. 

  - No le permito que venga a mi tienda y se ría de mi.- gruñó.- Si quiere algo de la tienda venga cuando quiera, pero si no es así puede marcharse con viento fresco, señor Black. 

Regulus dio unos pasos y Fred, testarudo, no retrocedió a pesar de que tenía unos nervios y un deseo que lo carcomian.

  - ¿Me estas echando? 

  - Si-i.- reunió valor.- Váyase. 

Eso termino por enfurecerlo del todo y encerró a Fred en el mostrador. Muy cerca de su cara, casi sentía su aliento golpear sus labios y el olor de su perfume. Regulus miro sus labios y como él pasaba la lengua por ellos. 

  - No, no eres un muchacho. - susurro.- Para nada. 

  - No lo... 

Y su boca fue apresada de golpe, sus muñecas fueron retenidas y sus piernas inmovilizadas por las de Regulus. Fred le devolvió el beso con la misma pasión desenfrenada, parecía pura tensión sexual, pero el pelirrojo sabía que no era así. Había algo más entre ellos. Y Fred no estaba seguro si el Black estaba preparado para asumirlo. Aun no se conocían después de todo. 

Regulus empezó a quitarle la ropa besando su cuello y dándole placer en lugares que apenas conocía. 

  - A la trastienda, vamos.- Regulus cargo a Fred y este continuo besándole lo que provoco gruñidos de parte del Black. En cuanto entraron a la trastienda cerraron la puerta e insonorizaron la habitación. Ese lugar no estaba hecho para que la gente oyese gemidos y menos los de Fred. 

Estuvieron meses de amantes, los suficientes para que Fred Weasley se enamorase loca y perdidamente de Regulus Black. Desde cada tarde en que hacían el amor o cada madrugada en la que hablaban de todo y nada. Su hermano se lo olía desde el principio. ¡Vaya que se lo olía! Y sin embargo nunca le decía nada. Entre él y Lee ya había recibido suficientes insinuaciones. 

Regulus y él llevaban su relación muy en secreto. Se veían en el piso que Regulus tenía en Londres y a veces se encontraban fortuitamente en un hotel. Nada más. Y Fred empezaba a cansarse. Él quería una relación normal, no tenían porque esconderse. ¿Qué había de malo? Fred tenía miedo de que si le declaraba sus sentimientos, él ya no le quisiese en su vida. Por lo que callaba y disfrutaba de sus momentos a solas. 

  - Estas muy pensativo, Fred.- le dijo su hermano una mañana cuando terminaban de desayunar.- Es por ese Black, ¿verdad? 

Fred despertó de sus pensamientos. 

  - ¿Que...? No.- intento negar.- No...si. Es por él. 

  - Ese Regulus Black te ha dado fuerte.- suspiro.- Nunca te había visto así. Al parecer nos ha pegado a todos ese sentimiento de amor. 

  - Si.- gruñó.- Tu también George. No insistire en saber de quién estás enamorado. Esperaré a que me lo digas tú cuando estés preparado. 

  - Muchas gracias, hermano. 

George abrazo a Fred y este empezó a soltar lágrimas en su hombro. ¿Quien mejor que tu alma gemela para consolarte? 

  - Lo amo, lo amo mucho.- lloro.- mucho. 

  - Lo sé, Fred.- lo consoló.- Lo sé. 

Esa mismo día lo tenían libre así que los dos se fueron a casa de Hermione para ayudarla en su debut del Ministerio. 

  - ¡No se que ponerme!- grito Hermione, histérica. Así la habían encontrado los gemelos, su hermano Ron, Neville y Harry. Draco se masajeaba la punta de la nariz, irritado. Hermione suspiro. Se estaba comportando como una niña y todos lo sabían.- Lo siento, chicos. Por tener que oír mis pataletas. Es que estoy muerta de miedo de que Viktor me rechace y acabar sola para siempre. 

Fred le dio una palmadita en la espalda. 

  - No digas tonterías.- le dio una sonrisa que no le llegó a los ojos.- Tu cuentas con nosotros. 

  - Gracias Fred.- Hermione lo abrazo.

  - Bueno, bueno.- Malfoy corto el momento.- Dejaos de rollos sentimentales Gryffindors que no estamos para eso. 

  - No tienes corazón, Malfoy.- lo acuso Harry, divertido. 

  - Mira Potter soy famoso por robarme los corazones de todos los hombres del mundo, no por tener uno. 

Aun asi Fred sabía que debajo de esa piel de serpiente indestructible se encontraba un corderito con miedo a amar y no ser correspondido. 

Como ellos. 

Dejaron a Hermione una vez vestida y los gemelos se prepararon para ver una película o emborracharse cuando una lechuza trajo una carta desesperada de Neville que los alertó. Los gemelos llegaron por red Flu y escucharon los lamentos de Neville. 

  - ¡Fred! ¡George! ¡Ayudadme! 

Fred miro a George extrañado y empuñaron sus varitas listas para atacar. En realidad la situación fue otra. Neville lloriqueaba sobre un trozo de tela roto. 

- Longbottom, ¿Qué te ocurre?- le pregunto su gemelo saliendo de la chimenea. Fred arqueo una ceja al ver el estado de Neville.- ¿Hoy no era la fiesta del Ministerio? 

- Si, pero... 

Nev miro su túnica rota con furia. 

- Ya veo. - dijo Fred tomando ese trozo de tela con un fruncido en el ceño.- Este traje se parece a los que usaban mis abuelos. ¿Ibas a usar esto? 

- Es el único que tengo.- Otra vez empezó a angustiarse.- ¿Qué hago? 

Fred y George se miraron con sendas sonrisas. 

- Compras urgentes.- dijeron a la vez y los dos lo tomaron de los codos para luego meterlo de frente a la chimenea. - ¡Callejón Diagon! 

Los gemelos lo llevaron a Madame Malkin para hacerle un traje nuevo. La dueña estaba tan disgustada con Neville que no paraba de refunfuñar, aun así logro crear un traje en tiempo récord. Una vez terminado lo arrastraron a un salón de belleza y cortaron y engominaron el cabello de Neville. Fred silbo al ver su nuevo aspecto. Su amigo estaba tan atractivo que en otra época lo hubiera intentado seducir, pero ahora con el Black de por medio no podía pensar en nadie más. El pelirrojo estaba seguro que esa noche su susodicho amor estaría en la fiesta del ministerio. Y seguramente con una lista larga de pretendientes detrás de él. 

A Fred le consumieron los celos. 

No podía rendirse. 

- Wow.- Fue lo único que soltó George. - Definitivamente dejare atrás a ese tipejo. - Fred miro a su hermano con comprensión.- Por ti, mi querido Nev. 

- Tonto.

Todos soltaron una carcajada. 

- Estáis muy enamorados de ellos, ¿no? 

Los Weasley cambiaron su expresión de felicidad a una resignada. 

- No nos hacen ni caso.- dijo George. 

- No lo creo. Simplemente no habéis jugado bien vuestras cartas.- Neville cogió sus manos y las apretó.- ¡Por merlín! Sois guapísimos. Es imposible que no se hubieran fijado en vosotros. ¿Os habéis declarado a ellos?

- No, yo...

Fred volvió a gruñir. Sin darse cuenta una luz los enfoco. Resultó ser un patronus en forma de liebre. Si no se equivocaba era el de Luna. El patronus se quedó quieto frente a Longbottom y empezó a hablar. 

- Lo siento mucho, Nev. - dijo la voz de Luna con un tono de culpabilidad.- Tengo que salir esta misma noche de Londres porque han encontrado pistas de una nueva especie y tengo que ir a la expedición. 

- ¿Como? 

Neville se decepcionó. Y Fred le puso una mano en el hombro. Sabía que su amigo necesitaba apoyo moral para esa noche. 

- Pero no pienso dejarte así, ve tu por mi a la fiesta y lleva a un acompañante.- dijo rápidamente.- Siento haberte avisado tan tarde. Por favor perdoname. Nos vemos pronto. 

Y la luz dejó de iluminarlos. Neville suspiro pesadamente. 

- Ya no voy. 

- ¿¡Pero que dices! ?- exclamó Fred, disgustado.- Después de todo lo que te hemos ayudado para que estuvieses guapo esta noche. 

- Más que de costumbre. 

George le guiño un ojo. Longbottom le regalo una sonrisa que pronto se desvaneció. 

- ¿Y con quien voy a ir? 

Fred ni lo pensó. 

- Eso esta demás decir.- se indigno Fred.- Uno de nosotros. 

- ¿Quien? 

Los gemelos se miraron desafiantes. 

- ¡Yo! 

Empezaron una guerra que iba a ser decidida en todas las competiciones mágicas y muggles habidas y por haber. Pero Neville, un poco aguafiestas, les dio el pare porque no tenian mucho tiempo. Así que les propuso decidirlo a un juego muggle que les enseño Hermione: Piedra, papel o tijeras. 

Finalmente Fred se alzó victorioso. 

  - Hermanito.- George chasqueo la lengua.- A la próxima seré yo. Pero bueno.- suspiro.- Tienes que ir elegante a esa fiesta, ya sabes quien estara ahí. 

Fred lo sabía perfectamente. 

Y de pronto se le ocurrió. 

  - ¿Y porque no vienes? 

Se leyeron mutuamente la mente y lo decidieron con sonrisas traviesas. Fred recibió el collar favorito de George para que lo luciera. El pelirrojo se esmero en su apariencia. Ese día tendría que luchar con todas sus armas.

- Estáis guapísimos. - los halago George. 

- Gracias.

- Pasadlo muy bien. 

Neville sospechaba sus intenciones. 

- ¿Estais planeando algo, cierto? 

Ellos rieron. 

- Como nos conoces. - George los despidió y Fred y Neville se fueron por la red flu al Ministerio. Si el Longbottom se moría de los nervios, Fred había revivido dos veces. 

- Tranquilizate.- le susurro Fred a Neville, pero también se lo decía a si mismo. Le ofreció su brazo algo tembloroso que el otro acepto sin pensar.- Demos una vuelta para que todo el mundo te vea. Hay que lucirse, ¿no crees? 

No veía a Regulus, no estaba por ningún lado. ¿Y si no había ido? Fred mantuvo las esperanzas. 

El cuerpo de Neville se puso rígido e intuyo que era por Blaize Zabinni, quien estaba en una esquina mirando de reojo a Neville. Tal vez parecía indiferente, sin embargo Fred reconoció esa mirada. Ese slytherin vigilaba muy de cerca a Neville, casi con posesión. Supuso que el amor de su amigo no estaba del todo perdido. 

- Veo que te tiene muy bien registrado, mi querido Nev.- murmuró Fred en su oído. Zabinni entrecerro los ojos ante tal acto y Fred disfruto fastidiar a ese tipo por ser tan lento. No tardaron mucho en encontrar a Draco y Hermione. Juntos parecían una pareja de cine muggles. Malfoy intentaba relajar a Hermione y ella le escuchaba atentamente. Hasta que Draco se fijo en Fred. 

- ¿Qué haces aquí, Fred? 

- Perdón, Malfoy.- rodó los ojos.- Por no pertenecer a la creme de la creme del Ministerio. 

Malfoy soltó una risa divertida. 

- Luna no pudo venir y me pidió que lo hiciera con un acompañante. - les explico Neville sin más. 

- Muy bien.- Draco echó un breve vistazo al salón de fiestas.- Hermione, Krum ya esta aquí y te esta mirando.- Fred pensó que Hermione estaba a punto de desmayarse.- Calmate y comportate como una mujer poderosa.- Se recompuso y los dos vieron como se alejaba con un balanceo sensual de caderas.- Os vemos después, la llevare a un sitio más tranquilo. Y Neville.- le llamo. - No dejes que Blaize te coma, comele tu a él. 

¡Joder con Malfoy! 

No se perdia ni una. 

- Ese Malfoy da un miedo.- se estremeció Fred. Y de un momento a otro distinguio por el rabillo del ojo al hombre de sus sueños. Caminaba del brazo de una mujer, ella estaba cariñosa y le susurraba cosas al oído. Y él lo aceptaba. Luego frente a todos y como si fuera su prometida le dio un beso en los labios que ella profundizó. A Fred se le puso un nudo en la garganta y las lágrimas se amontonaron en sus ojos. Como pudo se recompuso 

¿Así de que eso se trataba, él le ponía caliente la cama y con ella paseaba en público? 

Fred tapo la vista de Neville para que no viese lo que miraba.- Oye Neville, ¿Porque no bailamos? Así le damos a Zabinni un poco de su propia medicina. 

- Eh... 

No le dio tiempo a pensarlo. 

Bailaron un par de piezas mientras Neville se sonrojaba cada vez que Fred lo apretaba contra si. Eso era lo que quería que todos se fijarán en ellos, incluido Regulus Black. Este no apartaba su mirada de Fred, pero él prefirió ignorarlo. Fred bromeaba con Neville y le hizo reír unas cuantas veces, pero realmente necesitaba estar a solas o en compañía de su hermano. 

¿Donde estaba George? 

Al terminar la cuarta canción, Fred decidio ir a esconderse al baño y dejo a Neville en la barra. No se encontraba para nada bien.  

Los pasillos estaban desérticos. Lo suficiente como para que pudiese sentarse solo en una esquina a lamerse las heridas. 

Si eso era lo que Regulus Black quería entonces él no formaría parte de su juego. 

Cerró los ojos y decidió despejar la mente. Y unos pasos se oyeron estruendosamente. Iban deprisa. Fred no logro verlo bien en la oscuridad, pero iba en su dirección. Era...¿Sirius Black? 

Estaba furioso. 

Nunca había visto a nadie tan enfadado como él. 

Se acerco a Fred con paso firme y lo tomo del brazo antes de que pudiera negarse. 

  - ¿Como has podido? - le decía colérico.- ¿Has traido a Longbottom para ponerme celoso? ¿¡Eso querías!?- le interrogó introduciendolo en un salón y arrinconadolo. ¿Qué le pasaba a los Black con los arrinconamientos?- ¿¡Acaso quieres que mate a todos los hombres que están aquí o los que te miraban el otro día para que te recuerde que eres mio!? 

Fred estaba alucinando. 

¿De que demonios le hablaba Sirius? Hacía un mes que no lo veía, ¿quien más iba a..? 

Al pelirrojo se le abrieron los ojos como cuencas. 

- ¡Te voy a enseñar, George, a no ponerme celoso! 

- ¿George?- Fred sonrió divertido y vio como Sirius entrecerraba los ojos. El Weasley iluminó la habitación y Sirius se puso pálido de la impresión.- Yo soy... 

- Fred.- termino por él. 

- ¿No sabes reconocernos, Black?

- Lo siento.- se avergonzo Sirius quitándose los mechones de pelo de su frente.- Estaba furioso y no vi más allá de tu pelo rojo y el collar.- Tocó el collar con adoración.

¿El collar? 

Iba a matar a George. 

  - ¡Vaya, vaya! 

La columna de Fred se enderezo de golpe al escuchar los aplausos de Regulus Black en la puerta. Tenía una sonrisa cínica en la boca y los acribillaba con sus ojos grises. Sirius enarco una ceja al ver a su hermano. 

  - ¿No sabía que también fueras amante de mi hermano, Fred? Aparte de ser el mío. - Fred apretó la mandíbula mientras Sirius jadeaba. - Veo que están muy juntitos, ¿Queréis que os deje a solas para que termineis lo que habéis empezado?- Sus palabras soltaban veneno y apuñalaba a Fred con cada estocada. 

  - No sabes lo que estas diciendo, Reg.- le advirtió Sirius dándose cuenta de la situación. 

  - Claro que me doy cuenta, hermano. Al parecer a este muchacho le gustan mucho los Black.- dijo con asco. 

Fred estaba a punto de llorar. 

Prácticamente lo estaba tratando como un cualquiera. 

  - Regulus.- gruñó Sirius. 

  - No.- Hablo por primera vez Fred poniéndose recto y avanzando hasta ponerse a la altura de Regulus.- Déjale que hable, él cree que puede insultarme, pero esta equivocado.- Fred le sonrió con maldad. Paso por su lado sin mirarle y sus pies se pararon en mitad del umbral.- ¿Sabes que? Al igual que tú me has utilizado, para mi solo has sido un mero entretenimiento. Quería ver que tal lo hacía un Black en la cama. 

Y sin más se marcho de ahí dejando a Regulus que lo miraba con odio. 

Había pasado más de una semana desde la fiesta en el Ministerio y la alegría que sentía había sido arrojada a los pies de Regulus Black. Le contó todo a George, que no podía creerselo y tambien le pidió disculpas, pero su hermano no tenía la culpa. El único culpable de su desamor era Regulus y nadie más. Su hermano no sabía que hacer, ni sus bromas ni las de Lee le ayudaban. Sus amigos habían intentado animarlo e inclusive Harry, quien tampoco estaba para tirar cohetes en el amor. 

Aunque después Ron y sus amigos Hermione y Harry tuvieron más suerte en ese sentido. 

- ¿Fred? ¿Te encuentras bien?- le dijo Neville, preocupado. Él también estaba deprimido por Zabinni.- Después de esto vamos a beber un té con los chicos. Nos aliviaremos la pena juntos, ¿No crees? 

- Tienes razón.- asintió. 

Quizás ya era hora de pasar página. 

- ¡Shuu! Quiero oír lo que dicen.- murmuró George con curiosidad escuchando con las orejas extensibles tras la puerta del Gran comedor. Fred negó con la cabeza, algo divertido por la situación. 

Las cosas se pusieron más calientes entre Riddle y Harry así que decidieron marcharse. En un momento dado perdieron a Neville, aunque Draco aseguró que él estaba en buenas manos. 

Ya en la cafetería Fred y los demás escuchaban la indignación del rubio porque ese cabeza hueca de Viktor Krum no se le había declarado a Hermione después de lo que habían pasado juntos. 

  - ¿Y tu no te declaraste, Hermione?- le preguntó Fred.- Es difícil, ¿eh? 

  - ¿Tu tampoco, Fred?- Él negó, triste mientras su hermano George le consolaba. - Somos unos tontos. 

Lo era, pero Fred ya no iba a ir detrás de Regulus Black. Si él queria arreglarlo, tendría que ser de rodillas. 

Se quedaron un rato más una vez que Draco y Hermione se hubieron ido. Ron se despidió a regañadientes, no quería dejar a sus hermanos deprimidos, pero ellos insistieron. Sabian que Snape lo reclamaba.

  - Vete tu, George.- dijo Fred abrigandose. -  Necesito dar una vuelta. Solo. 

George asintió y le dio su espacio. El pelirrojo camino por horas por casi todo Londres. No sabía a donde ir, solo pensar y pensar que haría de ahora en adelante. ¿Olvidaría a Regulus? 

- ¿La próxima vez que lo vea ya lo habré olvidado? 

- ¿Quieres olvidar a alguien, guapo? 

Era un tipo atractivo que caminaba con las manos en los bolsillos. Sonreia abiertamente mostrando sus dientes blancos y su cabello rubio ondeaba al viento. 

  - ¿Vienes conmigo a por unas copas? 

Él le ofreció la mano. Y Fred estaba tentado a cogersela y olvidar a Regulus por una noche. Sus dedos se movieron y su brazo estuvo a punto de subir de no ser por que una luz azul paso volando y el pobre chico cayó redondo al suelo. 

  - ¿Pero que...? 

  - ¡Fred Weasley!- rugió Regulus Black con furia viniendo a zancadas hasta él.- ¿¡Quien diablos te has creído!? ¿¡Crees que te mandas solo!? ¿¡Como te atreves siquiera a pensar que puedes engañarme!?- El Black zarandeó a Fred, descontrolado.- ¡Ni se te ocurra volver a intentar irte con otro hombre porque no respondo de mi! ¿¡Me has entendido!? 

Fred estaba en shock. 

Regulus parecía no querer soltarle, solo lo miraba como si quisiese devorarlo. Lo agarro de la cintura y lo pego a su cuerpo. Antes de que pudiera impedirlo se vio apresado y su boca sobre la suya le instó a darle un apasionado beso. Fred le respondio el beso, aun con reservas, pero no podía evitarlo. Lo amaba intensamente tanto que dolía. Después de unos minutos se separaron. 

- Perdoname, perdoname, cariño.- dijo Regulus en voz baja.- No sabes cuanto siento lo que te dije, no sabes cuanto siento no haberte dado tu lugar.- Y daba  besos a cada centimetro de rostro de Fred, quien se derretia por dentro. - Siento haberte dicho que eras..¡Agh! También haberte acusado de engañarme con mi hermano. Él me escupió todo a la cara, no me ha hablado desde entonces, sabe que lo que hice estuvo mal.- Fred vio la tristeza y el enfado brillar en sus ojos grises.- Se que es difícil que me perdones, pero haré cuanto sea posible para que lo hagas. Fred, yo... - Fred no sabia que decir. Parecía tan arrepentido, tenía ganas de besarlo y ahorcarlo.- He sido un idiota. Hace tiempo que debí decirte cuanto te  amaba, esta semana ha sido una tortura no verte. No poder tocarte. Después de lo que hice entendí que no vinieras a la cita en el hotel. Te decepcione. 

  - No digas más.- le dijo Fred con lágrimas en los ojos. Tenia un nudo en el estómago que no le dejaba respirar. - Retrocede un segundo. Repítelo. 

  - ¿El que? 

Regulus lo abrazo y lo metió dentro de su abrigo dándole calor. 

- Que me amas, como yo... 

- Tu me amas a mi. 

- Era obvio, ¿verdad? 

Fred se escondió en su pecho y Regulus beso su cabeza. 

  - Yo estaba ciego. Nunca doy el amor por sentado. Tenía miedo de que te arrepintieras de lo nuestro  y no quería perderte.- le dijo Regulus con dolor.- Por eso te trataba con tanta frialdad y tu eres tan cálido. Todo lo opuesto a mi.

- ¿Porque no me lo dijiste antes? Eres un idiota. 

- Soy un idiota que te ama. 

  - Te amo, Regulus.- Él le sonrió.- Pero no quiero ser solo tu amante.- Fred se separo.- No quiero calentarte la cama de Lunes a Miércoles, quiero hacerlo todos los días. Quiero ir de tu mano a todas partes, como en el Ministerio.- gruñó. 

Regulus sonrió de lado al ver los celos en Fred. 

  - Recuerdas a Marietta, ¿eh?- negó con la cabeza.- Ese tipeja me beso delante de ti. Otra cosa que debí evitar, te juro que fue mi prima Narcissa quien me obligó a ir con ella. Es una descarada.- siseo.-  En cuanto me la quite de encima la abandone en mitad del salón. Y ya no te vi y me preocupe. Por eso fui a buscarte esa noche, amor, y te vi allí con mi hermano. Estaba cegado de celos. - suspiro.- Yo te quiero, Fred, no solo para que calientes mi cama sino para que duermas junto a mi por el resto de tu vida. 

  - Tonto.- rió Fred entre lágrimas. - ¿Como has conseguido encontrarme? 

  - Muy fácil.- se encogió de hombros sin ninguna vergüenza.- Te he estado siguiendo. 

La mandíbula de Fred se cayó al suelo de la impresión. 

  - ¡Regulus! 

  - No voy a pedir disculpas, si no te hubiera seguido, ¿Qué hubiera pasado?

Fred se sintió mal. 

  - Lo siento. 

  - Es mi culpa.- movió la cabeza.- Olvidemoslo.- lo beso de nuevo. - Te llevare a mi mansión, no al apartamento, ya es hora de que la conozcas. 

Fred sonrió ampliamente. Y se acordó del bulto humano que estaba en el suelo. 

- Hay que despertarlo. 

- No. - gruñó Regulus. 

  - Si. - Fred lo cogió de la mano y se escondieron en el callejón. Saco su varita y con un movimiento despertó al muchacho que estaba aturdido. Este miro a todas partes y rascándose la cabeza camino por la calle y desapareció. 

  - Deja de mirarlo. - Regulus tiro de él y lo volvió a apresar.- Y ocúpate de mi...Por el resto de tu vida. 

  - Acepto. 

                             ********

Fred Black antes Weasley paseaba de un lado a otro por toda su mansión. Su esposo Regulus llegaba tarde a su cita semanal. 

- ¡Papa!- Su pequeño Cyrus de un año y medio caminaba a tientas desde su salón de juegos.- Papa.

Le hizo un gesto para que lo cargara y Fred lo hizo. 

-  ¿Donde estará tu padre? - pregunto Fred a Cyrus con una sonrisa.

Ahora que veía a su pequeño recordaba perfectamente la noche en que lo concibieron. Fred estaba enfadado porque Regulus no había dejado de sobreprotegerlo y celarlo. En parte tenía razón porque un lord miraba al Weasley con lascivia y se atrevió a toquetearlo delante de Regulus. El Black lo hechizo hasta que acabo con heridas que abarcaron su cuerpo. Sirius, Fred y George tuvieron que sacarlo a rastras de la fiesta. 

El pelirrojo estaba que echaba humo así que mando a Regulus a dormir a otra habitación. Y este a regañadientes obedeció, y cuando Fred se despertó a medianoche lo encontró en su cama abrazandolo. 

Ese lado de Regulus le encantaba y desconcertaba a la vez. 

Resignado, empezó a besarlo y el Black abrió los ojos. Este lo miro con deseo y lo demás es historia. Y llegó Cyrus.

- ¿En que pensabas, amor? 

Como siempre Regulus le provocaba escalofríos.

  - En la noche que concebimos a Cyrus.- dijo picaramente. 

  - Mi noche favorita.  

 

Notas finales:

¡Gracias por leerme!


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