Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Recuerdos por CaedesDarkParadaise

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Aquí tenéis el epílogo!

¡Aquí tenéis el epílogo!

 

Harry Potter daba vueltas de un lado a otro sin saber que hacer. No había podido dormir en toda la noche debido al asunto que le llevaba comiendo buen tiempo. Su esposo no estaba en casa así que había aprovechado para hacer un llamado de emergencia a sus amigos.

 

A sus mas fieles amigos.

 

- ¿¡Harry Potter, maldito cuatro ojos, como se te ocurre llamarme a las siete de la mañana!?

 

Ron Weasley podía ser muy tierno, pero nadie le quitaba su sueño. Absolutamente nadie. Ni siquiera su mejor amigo. Y mucho menos embarazado de seis meses.

 

- ¡Harry, idiota! ¿¡Como has podido sacarme de la cama tan pronto!?- chilló Hermione llegando en ropa de cama y descalza.- ¿Sabes lo que es no dormir por tener a una niña pequeña?

 

- Lo sé, Ron.- aceptó intentando calmar los ánimos.- Y también lo sé, Hermione.

 

George Black apareció un minuto más tarde con la camisa desabrochada y con marcas de mordidas y besos en su piel nívea. Su pequeño estómago de embarazado podía notarse bajo su ropa.

 

- ¡Hola! Lo siento si he tardado.- les saludó como si su aspecto no les hubiera afectado ni un poco.- Harry, quiero que lo sepas, tu padrino quiere matarte. 

 

Harry se quedó a cuadros.

 

- ¡Mi padrino es un ninfómano idiota! 

 

Él sonrió pícaramente.

 

- No te lo voy a negar.

 

Su hermano Ron hizo una mueca de asco.

 

- ¿Porqué nos has convocado?

 

- Os lo diré cuando lleguen todos.

 

- ¿Quién falta?

 

- Fred, Draco y Nev.

 

- ¿¡Pero quién demonios se ha atrevido a quitarme el sueño reparador!?

 

Demonios.

 

Ese era Draco.

 

Entró al salón de los Riddle pulcramente vestido de los pies a la cabeza, pero al igual que George y en mayor circunstancia, su tripa de nueve meses parecía querer explotar fuera de su traje oscuro. Tampoco tenía ni la menor idea de cómo se había metido ahí dentro.

 

Todos escondieron la risa tras sus manos.

 

Draco los fulminó con la mirada.

 

- Sois unos hijos de Merlín.- Ellos se rieron aún más.- Ese Charlie Weasley me las pagará.

 

- Para bailar un tango se necesitan dos, Malfoy.

 

Se burló Hermione.

 

-...Oye, chicos...

 

Harry quiso abrir la boca, pero lo callaron.

 

- Mi pobre hermano.- murmuró Ron.

 

Nadie entendía como Charlie, una persona divertida y tierna, se había enamorado de una serpiente en todo el sentido de la palabra como Draco Malfoy. Bueno, amaban y apreciaban a Draco, pero también lo conocían. Tal vez su querido Charlie era también un león con piel de serpiente.

 

Un poco monstruoso, aunque...

 

...ideal para él.

 

- Bueno, ¿y ahora que merlín ocurre?- gruñó sentándose en el sofá a duras penas.- No es suficiente que os haya ayudado a meteros bajo las sábanas de vuestros estúpidos maridos que encima queréis que os haga la cama.- Él se miro sus tobillos hinchados.- Oh, Merlín.

 

- Espera.- le detuvo Hermione con más paciencia que los demás al ayudarle a sacarse los zapatos y masajear sus tobillos.- ¿Mejor?

 

Draco gimió.

 

- Gracias a Hermione tienes diez minutos más para echarme la charla, Potter.

 

Él sacudió sus manos, impaciente.

 

- Aún faltan Neville y Fred, ¿dónde están?

 

- Fred me dijo que tardaría un poco.- les avisó George.- Mi pequeño sobrino ha estado inquieto últimamente.

 

El pequeño hijo de Regulus y Fred era el doble de travieso que los gemelos Weasley y el mismo Sirius Black. 

 

Ese niño iba a sacar canas verdes a su querido Tom en cuanto pisara Hogwarts.

 

Bueno...no iba a ser el único...

 

- Chicos...yo...- Harry no sabía por donde empezar.-...Os he convocado porqué...

 

Un estruendo impidió que Harry pudiese terminar la frase. Neville Longbottom llegó agitado, con la ropa a medio poner y un walkie-talkie muggle de bebés (regalo de Hermione) en la mano.

 

- ¡Rápido, habla!

 

- ¿Que pasa, Neville?

 

- ¡Zabinni!- chilló.- Estoy huyendo de él y él me esta buscando...para atraparme...

 

Parecía realmente grave porque lucia pálido y alterado.

 

- Pero Neville, ¿que has hecho?

 

- ¿¡Yo!? ¿¡Nada!? ¡Ha sido todo un malentendido!

 

- ¿Y en vez de aclararlo, se te ha ocurrido huir, Longbottom?

 

- ¡Fue mi primera reacción!

 

Malfoy lo miró con incredulidad y después le lanzó una mirada burlona.

 

- Rezaré por tu culo.

 

El Gryffindor empalideció.

 

- ¡Draco!/¡Malfoy!

 

Gritaron todos, amonestándole.

 

- ¡Es verdad!- Draco se miró las uñas.- Si conozco bien a Zabinni, sabrá encontrarte en menos de lo que se dice "Quidditch" y dependiendo de la gravedad del asunto procederemos a calcular durante cuanto tiempo no podrá sentarse.

 

Todos hicieron un sonido de exasperación e indignación. Incluido el pobre Neville que se volvió blanco.

 

- Ese Zabinni se va a enterar.- masculló Ron tronándose los huesos.- No va a venir a intimidar a Nev.

 

- Espera, Ron.- le frenó Hermione.- Habrá que saber que ha ocurrido para poder ayudarlo. ¿No es así, Harry?

 

El pelinegro Potter se pasó una mano por el pelo, exasperado.- Claro que sí.

 

Aun con la inquietud en su pecho, no podía dejar de ayudar a su amigo.

 

George tomó a Neville y le dio una taza de té.

 

- Ahora explica.

 

- Anoche no llegué a dormir a casa.- empezó viendo como los demás abrían los ojos.- Últimamente no podemos pegar ojo a causa de Frankie, y yo estoy como un zombie muggle dando clases. Anoche fue igual. Así que sabiendo que tenía que corregir unos exámenes, dejé a mi pequeño con Winnie, nuestra elfa doméstica, y me quedé en mi despacho. No había ruido.- Neville cerró sus ojos, imaginandolo.- No había tenido tanta paz en meses, asi que me relajé y me puse cómodo. Y sin querer me quedé dormido...

 

- ¿Y por eso Zabinni está hecho una fiera?- bufó George.- Menuda serpiente.

 

- No será lo único ¿o si?

 

Potter sabía que había gato encerrado.

 

- No.- sus mejillas se sonrojaron para sorpresa de todos.- No fue lo único. ¿Recordáis al profesor de Astronomía?

 

Ron jadeó.

 

- Entró a mi despacho mientras estaba dormido.- apretó los labios.- ¿Y os acordáis que os dije que me había puesto cómodo?

 

La risa de Draco Malfoy se escuchó por todo el salón de los Riddle asustando a sus amigos.

 

- Hoy es mi día de suerte.

 

- Eres una serpiente maligna, cuñado.- Fred Weasley hizo su entrada estelar con su hijo Cyrus en sus brazos.- Miedo me das.

 

El Malfoy resopló.

 

Los hermanos Weasley recibieron a su sobrino y hermano con alegría.

 

- Lo siento por tí, Nev.- le consoló el recién llegado poniendo una mano en su hombro.- Me encontré con Zabinni rondando por el castillo y te aseguro que era el mal en persona.

 

Neville abrió y cerró la boca como un pez, y Harry pensó que todo iba de mal en peor.

 

- Termina de explicarnos, Nev.- dándose paciencia, se sentó a su lado.- ¿Que ocurrió?

 

- El tipo decidió despertarme.- bufó.- Yo estaba en calzoncillos.- se avergonzó. Sus amigos apretaron los labios para no reír.- Mi esposo estaba preocupado por mi y se apareció en mi chimenea. Une todo eso e imagina el caos absoluto.

 

- ¿Y que ocurrió?

 

- Zabinni atacó al pobre tonto con todos los hechizos existentes del mundo mágico.- se tapó la cara con las manos.- No me dio tiempo a vestirme y controlar que no lo matara. Tampoco me dejó explicarme.- Neville se abotonó los últimos botones que le quedaban.- Cuando acabó con él decidió ir a por mí.

 

Harry Potter se cruzó de brazos, suspirando.

 

Esto se estaba alargando y realmente tenía su secreto atascado en la garganta. Si quería liberarse debía ayudar a su amigo para poder confesarse con la mayor de las atenciones.

 

- Lo siento, Neville.- comenzó.- Pero no debiste huir así.- Neville bajó la mirada.- Empeoraste la situación.

 

- Me duele decirlo, pero Potter tiene razón.

 

Harry abrió los ojos. Malfoy nunca lo había halagado tanto. "Será por el embarazo".- pensó. Su amiga Hermione debió pensar lo mismo porque le lanzó una mirada extraña.

 

 -...Zabinni te encontrará de un momento a otro...- continuó.- Tener a tu niño no te permite huir.

 

El pequeño Frank era la viva imagen de su padre. Todo morenito y con los ojos de Neville. Un encanto de niño. Harry se estremeció pensando en su propia situación.

 

- ¡Neville, maldita sea!- chilló Fred tapando los oídos a su hijo. Todos se exaltaron.- ¡Levántate y aclarale las cosas a ese descerebrado de Zabinni!

 

Neville suspiró y tomó valor.

 

- Tenéis razón.

 

-...Chicos...oye...

 

Él se mordió los labios.

 

Empezaba a cansarse.

 

- ¡Sí, tengo que tomar valor!

 

-...amigos...

 

Iba a matar a alguien.

 

- ¡Tu puedes Neville/Longbottom!

 

¡Se acabó!

 

- ¡Ya basta!- rugió dejando a sus amigos estupefactos.- ¿¡Quién os ha convocado aquí soy yo!? ¡Neville!- El nombrado retrocedió, asustado.- ¡Deja de ser un idiota cobarde y enfréntate a tu esposo! ¡Si ese estúpido Slytherin no te escucha, hechizalo! ¿¡Me has entendido!?

 

- ...Si-si...

 

- Joder, Potter. Y yo temía los enfados de Granger.- murmuró Draco haciendo que Harry lo fulminara.

 

Sus amigos incluido Draco tragaron en seco.

 

- ¡Pero lo harás después, primero me escuchareis!

 

Ellos asintieron.

 

- ¿Q-que te ocurre, Harry?- preguntó Hermione.

 

Los demás no se atrevían a abrir la boca.

 

- ¿Recordáis hace algún tiempo cuando Tom y yo fuimos de viaje, y él me mostró el orfanato mágico dónde se crió cuando era niño?

 

- Si, nos dijiste que habías ido a visitar a una panda de mocosos en vuestra segunda luna de miel.- soltó Draco. Harry lo acribilló con la mirada.- Me callo.

 

- El asunto es que...- se miró las manos, indeciso.-...llevo yendo varios meses a visitarlos...Y la verdad no es una decisión que haya tomado a la ligera. He dado vueltas a esta idea durante días y días, y...siempre me llevan a lo mismo. 

 

- ¿De qué se trata, Harry?

 

Ron miró a su amigo con extrañeza.

 

Nunca lo había visto tan pensativo, por lo general, Harry era muy impulsivo.

 

- El orfanato está a punto de cerrar.- les explicó, nervioso.- Van a separar a los niños, yo no...

 

Todos se miraron entre sí.

 

- ¿Que quieres decir, Harry?

 

Se atrevió a preguntarle el gemelo embarazado.

 

- Pretendo...- hizo un silencio de expectación.-...adoptar a los niños antes de que los separen para siempre.

 

Lo dijo tan rápido que la información no les llegó a todos de la misma manera.

 

 - ¿¡Qué!?

 

Los gemelos, Ron, Hermione, Neville y Draco lo miraron con los ojos abiertos como platos.

 

- Si.- susurró sintiéndose algo incómodo por tantas miradas.- Quiero adoptar a esos niños. Es que no os imagináis lo buenos chicos que son, ninguno tiene familia en el mundo y nadie los quiere porque ya no son bebés. No conocen lo que es siquiera una familia.- les explicó totalmente convencido de lo que decía.- Son tres niños y dos niñas que necesitan amor, y nosotros...- se detuvo de golpe.-...y yo, quiero dárselo.

 

- Me parece encomiable lo que vas a hacer, Harry.- sollozó Hermione, conmovida.- Cuenta con todo mi apoyo.

 

- Gracias, Hermione.

 

- Con el mío también, compañero.- le apoyó Ron golpeando su brazo.

 

- Con el de todos nosotros.- aseguró Neville.

 

Los demás asintieron.

 

- ¿Y que es lo que te aflige si el tema de los niños lo tienes tan claro?- preguntó Draco con una ceja alzada.

 

Tom.

 

Era el que más le preocupaba en todo este asunto. No estaba seguro de que estuviera de acuerdo con su decisión de adoptar niños ni menos acoger a tantos sin consultarle primero. Eran un matrimonio. Y a pesar de que habían hablado de tener hijos, Harry sabía que Tom siempre tendría clavado en el pecho el haber sido abandonado por sus propios padres y nunca ser adoptado. Lo que causaba que el tema de los niños fuera incómodo para él. Harry respetaba el hecho de que no quisiera tener hijos aún, incluso él mismo pensaba que tampoco estaba preparado. Hasta que vio sus preciosas caritas tristes el día que terminaron su visita en el orfanato.

 

No merecían un destino así. Y menos cuando él podía hacer algo. Tenía los recursos, una casa preciosa y todo el amor del mundo.

 

¿Qué mas podía necesitar?

 

El beneplácito de su esposo.

 

Su amado Tom.

 

- Tom no lo sabe.- confesó.

 

Sus amigos hicieron una mueca.

 

- Lo sabrá tarde o temprano.- El Malfoy lo miró bajo sus pestañas.- ¿Cuando piensas decírselo? ¿Cuando los críos estén durmiendo bajo su techo?

 

- Malfoy/Draco.- protestaron todos.

 

"Esto se está volviendo repetitivo".- se dijo el rubio, bufando.

 

Harry se cruzó de brazos, molesto.

 

- No sé cómo decírselo.- dio otra vuelta por la habitación.- Necesito que Tom comprenda y esté de acuerdo.

 

- No sabría decirte exactamente cuáles son las palabras correctas, Harry.- comenzó Fred jugando con el cabello de su hijo.- Tal vez debas acostarte con él y luego soltarle la sopa.- se encogió de hombros. Para su diversión vio como la mayoría asentía con la cabeza.- Eso me funcionó cuando me hice un tatuaje en la nalga derecha sin consultárselo a Reggie.

 

- ¿Tienes un tatuaje en el culo?

 

Su hermano Ron no daba de sí. 

 

- ¡Oh, sí!- George soltó una carcajada ensordecedora.- ¡Lo tiene!

 

Inmediatamente todos se levantaron para bajarle los pantalones al gemelo Weasley.

 

- ¡Ey!- chilló.- ¡Pervertidos!

 

El pequeño Cyrus dio palmadas de alegría al ver a su papá siendo atacado por sus tíos.

 

El tatuaje del Weasley era...

 

- ¿¡R.A.B!?

 

Estupefactos vieron como el pelirrojo se sonrojaba un poco, pero su sonrisa pícara pronto le delató.

 

- ¿Que te dijo, Regulus?- inquirió Harry, sorprendido.

 

- Te lo dirá mi nuevo bebé en ocho meses.- anunció con felicidad.

 

Sus amigos y hermanos se pusieron a abrazarle y a felicitarlo por las buenas noticias. Y de repente Harry tuvo una revelación.

 

- ¡Quiero a esos niños!- exclamó. Ellos lo miraron raro unos instantes hasta que al fin comprendieron.- Quiero tener esa sonrisa de felicidad como Fred, verlos crecer, jugar con ellos, hacerles sonreír, limpiar sus lágrimas cuando estén tristes, comprarles miles de regalos en Navidad...

 

- ¿Desde cuándo te has vuelto Santa Claus?

 

- ¿Y tú cuando dejarás de ser el Grinch?- espetó.

 

La contra respuesta de Harry calló a Draco.

 

"Es por eso por lo que no comenzamos siendo amigos, Potter".- pensó Malfoy, enfurruñado.-"Eres casi tan letal como yo".

 

- No es momento, Draco.- le cortó Hermione a su amigo.

 

- No, lo que quiero decir...- empezó cruzándose de brazos al estilo Malfoy.-...es que no se que haces aquí, que no vas a convencer a tu esposo y a buscar a todos esos malditos niños que tanto quieres.- Harry jadeó.- Oye, el tío Draco no es simplemente una figura sexy y a la moda. Además, tiene cerebro. Esos niños necesitarán a alguien con dos dedos de frente con los que ir a quejarse cuando tú o tu maridito la caguéis.

 

Y Harry ya no tuvo dudas de nada. Las palabras de Draco eran ciertas. Él tenía claro lo que quería y aunque Tom maldijera toda su vida, ya sabía lo que tenía que hacer. Maldita sea. Lo convencería.

 

Tom no era mala persona, y además, aunque no lo dijera, también sabía que la situación de los niños había tocado su fibra sensible.

 

- Debo irme.- les anunció.- Debo hablar con Tom.

 

- Suerte Harry/Potter.- le concedieron sus amigos.

 

- Oye, Fred.- escuchó que decía Neville al Weasley.- ¿Dónde te hiciste el tatuaje?

 

También le deseaba mucha suerte a Neville.

 

Harry Potter se apareció en la chimenea de la habitación del director. Es decir, el de su esposo. Casi a tientas salió buscándolo con la mirada, pero no lo encontró por ningún lado. Puso la oreja para escuchar algún ruido dentro del despacho y finalmente halló lo que buscaba. Sin embargo, no estaba solo.

 

- ¡Que deje de acercarse a esposos ajenos!- El rugido de Zabinni lo conmocionó.- ¡No es más que un maldito ladrón de maridos! ¡Un lascivo que no tiene principios!

 

- ¡Tranquilizate, Zabinni!

 

Cuando su Tom gritaba era mala señal.

 

- ¡Lo dejaré peor si no lo sacas inmediatamente de aquí!

 

- El profesor ha sido despedido.- siseó.- Así que haz el favor de ir a buscar a tu esposo y arreglar tus problemas con él.

 

- Tienes razón.

 

Y pronto escuchó el portazo que siguió a su respuesta. Harry maldijo a Zabinni en voz baja por haber cabreado a Tom. Lo que le faltaba. 

 

- Este Zabinni va a pagarme un nuevo profesor de Astronomía.- mascullaba su esposo sentándose tras su escritorio.- Como si no tuviera cosas más importantes en las que pensar...

 

- Tom.

 

Thomas se levantó de golpe al verlo entrar desde su sala privada.

 

- Harry.- su ceño se frunció profundamente.- ¿Dónde has estado toda la noche?

 

Él hizo una mueca.

 

En realidad se había pasado toda la madrugada en el salón de su otra casa pensando en lo que debía decirle a su esposo, quién seguramente debía haber estado rumiando por qué no había ido a dormir al castillo.

 

- En casa.- respondió tímidamente.

 

Tom gruñó.

 

- Creí que vendrías a dormir conmigo.

 

- Y quería.- susurró.- Pero no he dormido nada.

 

Él lo miró con ojo crítico.

 

- Mas te valdría que fuera por una buena excusa. 

 

Ya sabía que estaba hecho un desastre. No se había cambiado de ropa desde el día anterior y mucho menos se había peinado. Su cabello no tenía su mejor aspecto.

 

- La hay.- admitió.

 

- Pues dímelo.- le instó cruzándose de brazos.

 

Harry tragó en seco.

 

- Llevo pensando estas últimas semanas en un asunto importante y por fin me he decidido...

 

- Te refieres al asunto de los niños del orfanato.

 

Él se detuvo.

 

- ¿Lo sabes?

 

Su esposo suspiró y se levantó con paciencia para ir hacia Harry.

 

- No hay nada que puedas hacer que yo no sepa, querido. Por mucho que estés fuera de mi vista y yo en mi trabajo en Hogwarts no significa que estés lejos de mí.- le confesó. Algo que conmovió a Harry. Amaba mucho a Tom.- Me lo dices tú o te lo saco yo.

 

- Quiero adoptar a Charlie, Miles, Hunter, Camille y a la pequeña Gracie.- soltó de golpe.

 

Riddle asintió, despacio.

 

- También lo sé.

 

Harry sintió como su esposo rodeaba su cintura con sus brazos.

 

- ¿Y que piensas sobre ello?- le preguntó, receloso.- Tú aún no querías niños.

 

- Eso es cierto.- afirmó.- No quería, en pasado. Sé que es un asunto importante.- suspiró.- No es sólo un niño, son cinco. Cinco niños que dependen mucho de las personas para que los quieran. Admiro que lo hayas pensado antes de tomar una de tus locas decisiones.- Harry hizo una mueca.- y de paso que me lo hayas consultado. Eso significa que te importa de verás la seguridad y felicidad de los niños.

 

- Me importa, Tom.

 

Su esposo lo miró con esos hermosos y sexys ojos verdes que adoraba.

 

- Hoy tengo tiempo libre.- él le devolvió la mirada.- ¿Quieres ir al orfanato?

 

- Tom.- jadeó.

 

- Ayer hablé con la directora.- le reveló peinando sus cabellos con sus dedos. Harry abrió los ojos, atónito.- Aunque no lo creas, también tomé una decisión. Y como noté que esas neuronas tuyas te comían la cabeza.- Su esposo bufó.- Me adelanté unos pasos por ti.

 

- Eso quiere decir...

 

- Estoy de acuerdo.- aceptó.

 

- Oh, Tom.- sus ojos se empañaron.- No sabes cuanto te lo agradezco.

 

Se hundió en sus brazos con todo lo que podía y sollozó al sentirse más abrazado.

 

- Sabes...- empezó Harry en un murmullo.-...cuando conocí a los niños, por un segundo también te vi a tí. Un pequeño y solitario niño.- atrapó sus mejillas.- que deseaba ser amado por sobre todas las cosas. Y al que yo amo por sobre todas las cosas.- Las comisuras de los labios de Tom se estiraron.- Y aunque no pude aliviar tu tristeza en aquel momento, intentaré pasar los que nos reste de vida haciéndote feliz. 

 

Tras su declaración Thomas Riddle se enamoró por segunda vez de su esposo.

 

- Y espero que los dos queramos y apoyemos mucho a los niños.

 

- Teniéndote a ti como papá, seguro que sí.

 

Papá.

 

- ¿Ah?

 

- Serás tonto.- se burló.- No te habías imaginado que esos niños te consideran más como un papá que como un hermano mayor, ¿cierto?- El propio Harry se asombró al escuchar eso.- ¿Acaso no sabes como te ven esos niños, Harry?

 

Sabía que se llevaban muy bien y que su amor por ellos crecía cada día más, pero no se había imaginado que algun día sería llamado: Papá.

 

De sus ojos empezaron a caer lágrimas que ni el mismo Tom pudo frenar.

 

- Oh, Harry.- lo consoló abrazándolo con fuerza.- Serás un excelente papá.

 

- Y tú un buen padre, Tom.- sollozó.

 

"Sólo a tu lado, Harry".- se dijo Riddle encaminando a su esposo a la chimenea para ir al orfanato donde no solo les esperaban cinco niños deseosos de verlos, sino que les esperaba un futuro mucho más brillante y lleno de recuerdos felices.

 

Muy felices.

 

 

¡Gracias por haber llegado hasta aquí!

Este es el final de "Recuerdos", pero no hay que lamentar. Habrá Harry Potter para rato, aunque tarde un poco más. Espero que os haya gustado el capítulo. Y ya sabéis: votar, comentar y recomendar para que mas lector@s puedan disfrutar de la historia.

 

Un beso,

Caedes.

Notas finales:

¡Nos vemos pronto en otra historia!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).