Hipotéticamente
II.
A la inauguración de la exposición en el MET, asistieron todos los Avengers, como invitados especiales de Tony Stark; así que la gala se convirtió en un suceso de grandes dimensiones. Prensa internacional y nacional se pelaban por la mejor toma y las declaraciones de éstos.
—Fue una buena idea invitarlos—le dijo Pepper a Tony cuando éste cortó el listón.
—Soy un genio de la publicidad, querida.
Pero Tony tenía otra intención al hacerlo, que sólo publicidad. Era una manera sutil de entrar en materia de conversación con el capitán, al cual localizó dónde creyó que estaría: en la primera sección de la exposición, aquella que hablaba de los inicios de Industrias Stark y su participación en la Segunda Guerra Mundial.
—¿Qué, Cap? ¿Recordar es vivir?—Le dijo al detenerse a su lado.
Steve desvió la vista de la fotografía que veía, una foto bastante significativa de él junto a Howard y Peggy.
—Supongo que es así—le contestó melancólicamente.
Tony bebió de su copa de champagne y carraspeó.
—Eran buenos amigos, eh.
Steve asintió sonriendo.
—¿Los extrañas, cap?
—Mucho—parecía que la tristeza estaba por inundarlo, Tony no quería eso, pero no sabía cómo detenerlo—. Es difícil cuando todos a quiénes has amado mueren. Siempre me pregunto en que momento podre irme también. No me gustaría que volviera a pasar.
—Vamos, capsicle, no digas cosas tan deprimentes. Debe ser genial ser como los vampiros, vivir eternamente, ver el cambio de los siglos, los avances de la ciencia y el conocimiento, las transformaciones de la sociedad, la historia sin que nadie nos la cuente...
—No es agradable, Tony. No tener con quien compartir la vida, ni los recuerdos de antaño no es fácil. Sólo te sientes más y más solo.
—¿Así te sientes, cap?
—No del todo. No ahora—Steve esbozó una pequeña sonrisa.
—Lo dices por Bucky ¿no? Por ese lado me alegra que esté vivo.
—Lo digo por todos ustedes. Pero gracias, Tony, por darle una segunda oportunidad a Bucky. Sé que no te debes sentir muy cómodo con su presencia.
—No me molesta. He llegado a entender. Cada uno de nosotros tiene sus propias tragedias ¿no es así? —Hizo una pausa— Cap, ¿puedo preguntarte algo sobre mi padre?
Steve le miró extrañado. A pesar del tiempo compartido, Tony jamás le había preguntado sobre Howard. Él siempre estuvo dispuesto a hablar, pero no, si Tony no quería. Sabía que la relación entre ellos no había sido fácil y no quería incomodarlo.
—Claro, Tony, lo que quieras.
Tony se bebió lo que quedaba de champagne en su copa y le arrebató otra a un mesero antes de hablar.
—¿Qué significó mi padre para ti?
—Era mi amigo, de mis mejores amigos. Lo quería mucho, Tony. Me ayudó a ser quién soy ahora.
—¿Amistad era todo lo que había entre ustedes?
Steve frunció el ceño, no alcanzaba a comprender a dónde quería ir Tony con esa pregunta.
—Pues, sí. Nos apreciábamos mucho... Espera, ¿es por lo de Bucky?
—¿Qué?
—¿Me preguntas esto por la muerte de Howard a manos de Bucky?
—No, yo...
—Quisiera que supieras que no fue un trago dulce para mí saberlo. Tardé bastante en asimilarlo. Ellos también eran amigos, tal vez no tanto... pero Bucky jamás hubiera lastimado a Howard. Y si yo hubiera estado ahí, te aseguro que lo habría detenido, sin importar nada yo...
—Lo sé, cap. No te aflijas por eso. No lo culpo a él, ni a ti, y estoy seguro de que mi padre tampoco lo haría. Me llevó tiempo, también, entenderlo. Pero ¡hey! Estamos aquí, juntos como buenos amigos ¿o no? Estamos bien, ¿verdad?
Steve asintió con una sonrisa y volvió a mirar la fotografía cuyo pie rezaba: De Izquierda a derecha: Howard Stark, Steve Rogers, alias Capitán América, y Margaret Carter.
—Fue una cena de Navidad—dijo de pronto—. La hicimos antes de la fecha porque teníamos que partir a una misión. De las mejores Navidades que he tenido.
Tony sonrió.
—Oye, cap, si, hipotéticamente hablando, mi padre se hubiera enamorado de ti y te lo hubiera confesado, ¿qué le habrías dicho?
Steve volteó a verlo y rió ante lo que consideró una ocurrencia de Tony.
—No lo sé, Tony, lo creo muy improbable.
—Por eso dije "hipotéticamente". Anda, dime qué le dirías—Tony se estaba divirtiendo, al parecer su pregunta había cambiado la atmosfera.
Steve respiró profundo. No se le ocurría nada, negó un par de veces mientras se devanaba los sesos.
—Vamos, cap, si tardas tanto, voy a pensar que sentías algo por él.
—Ja, ja, no Tony, a mí me gustaba Peggy. Tal vez, eso le habría dicho. "Agradezco tus sentimientos, Howard, pero sabes cómo me siento respecto a Peggy."
—Básicamente lo mandarías a la friend zone.
—No podría evitarlo—dijo Steve conteniendo la risa.
—Bueno, eso está bien por mí. De otra manera jamás habría nacido está belleza de hombre.
Ambos rieron y pidieron otra copa de champagne.
—Oye, cap, te tengo otra pregunta hipotética.
—De acuerdo, Tony, lánzala.
Tony le dio largo trago a su nueva copa antes de hacer la pregunta.
—¿Y si yo me enamorara de ti y te lo confesara que me dirías?
Steve levantó las cejas en un gesto pensativo.
—Te contestaré con otra pregunta.
—No, eso no se vale—se quejó Tony, pero estaba sonriendo.
—No especificaste las reglas, antes.
—¡Ah, que astuto, capitán! Bueno, dame mi respuesta, maldita sea.
—Tony...
—Ya, ya, fue una pequeña maldición de nada.
Steve rio y sacudió la cabeza— Si te dijera que también estoy enamorado de ti, ¿qué crees que diría tu padre?
—Interesante—Tony fingió pensar, mientras bebía de su copa— Tal vez, diría, que nos daba su bendición.
—¿De verdad crees eso?
—No, probablemente me diría "No, Tony, yo lo vi primero" o algo así.
—Yo creo que te llevaría al primer burdel que encontrara.
—ja, ja, ja, cap, ya nadie dice "burdel".
—Disculpa a este anciano anticuado.
Tony volvió a reír.
—Ya, en serio, Steve, yo creo que mi padre si nos daría su bendición y hasta pagaría la boda.
—Ja, ja, pareces muy seguro, Tony.
—Lo estoy—Tony reafirmó lo dicho bebiendo un trago de su copa.
Steve ladeó el rostro conservando en su mirada la interrogante.
—¿Por qué estás tan seguro?
—Porque sé que él entendería. Él más que nadie, entendería porque me he enamorado de ti, y lo aceptaría. Hasta estaría feliz.
—Yo creo que tu padre me mataría.
—No, no, estaría contento de tenerte como yerno. Te lo firmo dónde quieras.
Steve lo miró con incredulidad y también le dio un sorbo a su copa. Tony respiró profundo.
—Oye, cap, ¿si te dijera que eso sobre estar enamorado de ti no es nada hipotético, qué harías?
—Me aseguraría de no estar dormido.
—¿Eh, qué? ¿Por qué?
Steve no contestó, le sonrió enigmáticamente y se terminó el champagne de su copa. Tony lo imitó y miró a su alrededor. Pocas personas realmente veían la exposición, así que él que ellos hubieran estado parados frente a una fotografía no pareció incomodar a nadie. A lo lejos distinguió a Thor riendo estridentemente mientras magullaba con un medio abrazo a Bruce, quién sólo podía reír nerviosamente. Mientras el hombrecito verde se quedará en su lugar, no habría problema alguno, pensó al tiempo que llamaba la atención de un mesero y recargaba su dotación de alcohol.
—Oye, cap...
—¿Otra pregunta hipotética?
—Me atrapaste—ambos rieron brevemente— Si quisiera besarte ahora mismo, ¿qué harías?
Nada más decirlo, Tony decidió ocultar la expresión de su rostro en su nueva copa de champagne.
—Supongo que... te diría que fuéramos a un lugar menos concurrido—Steve miró a su alrededor, la sala estaba repleta de gente que ni siquiera conocía, tal vez, nadie se daría cuenta, pero siempre estaban los periodistas, quienes, como buitres, agudizaban la vista en busca de alguna nota.
—¿Te molestaría que nos vieran?
—Me molestaría que la primera plana de los periódicos sea el beso de Tony Stark con el Capitán América; y no el aniversario de la obra de Howard.
Tony sonrió, Steve era bastante considerado y respetuoso con los eventos, y más si éstos tenían que ver con las personas que apreciaba.
—Está bien, entonces, si nos fuéramos a otro lugar, uno quizás dónde sólo estemos tú y yo, ¿qué me harías, cap?
Steve sonrió de medio lado. —Te besaría, por supuesto.
—¿Nada más?—Dijo Tony con fingida decepción.
—¿Querrías algo más?
—Tal vez. ¿Por qué no?
Steve no pudo evitar ensanchar su sonrisa, pero desvió la vista hacia la fotografía.
—Estoy seguro de que me mataría—murmuró, pero Tony alcanzó a escucharlo; después volvió a mirar al hijo de su amigo—¿Te gustaría ir a otro lado, Tony?
Y éste sonrió ampliamente. No esperaba que su conversación derivara en eso, pero era mejor de lo que había planeado. Asintió vehementemente, y decidió que no había tiempo que perder, o uno de los dos se arrepentiría, así que dejó su copa a medio terminar en la mano de algún mesero y empujó a Steve a través de las salas hacia la salida.