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Tras de ti por Sakuriita_Henandez

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Caminaba con desgano, algo en el le gritaba que volviera sobre sus pasos y se quedara junto al pelirrojo.

Pero no lo haría.

O, por lo menos, no en ese momento. Tenia algo que cumplir en nombre de su madre, únicamente por ella; su padre le daba igual, realmente no le había afectado su muerte.

El aire frío de esa tarde invernal golpeaba su rostro dejando sus mejillas entumecidas, su manos habían quedado protegidas de el frío gracias a los guantes en ellas, guantes que el pelirrojo le había regalado hace bastante tiempo.

-Quien diría que me dolería dejarte ahora - dijo al aire que reflejo su aliento.

-Quizás debió traer un suéter extra - comento una pelirrosa saliendo de una bodega.

-No, debió traer a papí Karma para que lo calentara de toda forma posible - comento un castaño corrigiendo a la chica.

-Gracias por la preocupación Bahar... ¡COMO QUE "PAPÍ KARMA" Y CALENTARME DE TODA FORMA POSIBLE!- respondió el peliazul con un considerable sonrojo en el rostro cuando capto las palabras dichas por su hijo.

-Abrigarlo... ¿No? - explico la inocente chica.

-Correcto Bahar; yo no se que cosas indebidas este pensando nuestro padre - dijo Sauri fingiendo la misma inocencia de la chica.

-Comienzo a creer que eres familiar de Karma...- murmuro el peliazul con un puchero.

-Bueno, quizás sea cierto - acepto el castaño - Después de todo, el es nuestro otro padre. ¿No? - pregunto entre risas disfrutando la reacción avergonzada de su tutor.

-¿¡QUIEN DEMONIOS DIJO ESO!? - exclamó alterado el peliazul, a quien ya se le habían subido por demás los colores al rostro.

-Todavía lo pregunta? - cuestiono Sauri como si fuese una pregunta demasiado obvia.

-Tienes razón... Lo matare realmente cuando lo vea... Como se atreve a meterle esas ideas a mis inocentes hijos - murmuro para si mismo mientras retomaba sus pasos - En fin. ¿Esta listo todo lo que les pedí? - les pregunto cambiando a una actitud mas seria.

-Si, Bahar ya a puesto todo lo necesario alrededor del edificio y uno dentro - informo el chico con la misma seriedad.

-Excelente, bien hecho hija - felicito a la pelirrosa que se emociono al recibir los elogios de su padre/maestro - fue fácil para ti? - le pregunto.

Sip! Nadie duda de una colegiala perdida respondió ella como si nada.

-Has aprendido bien, pequeña -.

-Si, si... Las bombas también están preparadas y las cámaras han sido instaladas correctamente - informo Sauri metiéndose entre Nagisa y Bahar para mostrar ocho segmentos de imágenes diferentes en su tablet que cambiaban cada minuto - no hay ni un solo punto ciego para mi - alardeó.

-Excelente trabajo Sauri - le felicito revisando cada uno de las imágenes - entonces tenemos trabajo que realizar! - les dijo Nagisa sonriente mientras caminaba a la camioneta que usarían -(Sea cual sea el resultado, esto se acaba aquí!)-.

.
.
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Estaban dentro de una vagoneta blanca, justamente fuera de aquel edificio que albergaba el escondite de aquel ser  despreciable.
La pelirrosa se encargaba de ajustar las armas que su maestro usaría para infiltrarse, mientras que el castaño le mostraba los caminos mas seguros para andar.

-Entonces por la puerta del lado derecho y voy por las escaleras hasta el...?- dijo el peliazul tomando nota de lo que su pupilo decía.

-Hasta el quinto piso - respondió el chico - ahí toma la puerta que esta al lado izquierdo; esta lo llevara a las escaleras de emergencia, en ellas no hay vigilancia alguna a esa altura así que podrá pasar tranquilo hasta el octavo piso - detallo Sauri.

-Bien... Suena horriblemente cansado, pero esta bien - admitió Nagisa con pesar.

-se que lo lograra... A no ser que la edad se lo impida - trató de motivar el castaño aunque al final le gano el carácter burlón.

-¿Que tiene que ver mi edad? - preguntó el peliazul ofendido.

-Nada en particular, yo solo lo decía porque usted ya no es el mismo jovenzuelo de hace tres años - comento Sauri.

-en eso mi hermano tiene razón, papá - intervino Bahar - Ya tienes algunas canas notorias y algunas arrugas...- dijo de forma "inocente" mientras miraba atentamente a su maestro.

-¿De verdad? - pregunto el peliazul preocupado, revisando su rostro y cabello en el espejo retrovisor de la vagoneta.

-Te dije que el es la madre y Karma-san el padre - alego Sauri divertido.

-Así si podremos jugar a la casita! - celebro la pelirrosa riendo.

-¿No has matado ya a muchas personas como para querer jugar todavía a algo tan infantil? - le pregunto Sauri.

-Nunca se es demasiado grande para jugar a la casita - alego la pelirrosa.

-Has matado a mas de cien personas - le respondió Nagisa.

-Tampoco demasiado pequeña...-.

-Ok, como sea, es hora de comenzar con nuestro trabajo! - dijo Nagisa colorado y cogiendo de forma veloz la mochila con las armas recién afinadas - Despuesveremoslodejugaralacasita - murmuro soliendo del vehículo para correr a su punto de acceso.

-El quiere jugar, tanto o mas que yo, a la casita - afirmo la pelirrosa sin ninguna doble intención mientras se recargaba en el asiento de su hermano.

-Si, y te aseguro que "papi Karma" estará particularmente encantado con la idea - apoyo el castaño pensando en el peliazul y sus reacciones ante el de mirada cobriza - Es mas, tan feliz estará, que sin duda buscara darnos hermanitos nuevos - dijo burlón.

-¿Como? ¿Adoptaran a otros niños? -.

-Ammm... Cuando crezcas un poco mas, te explicaré...- respondió Sauri evadiendo claramente la pregunta de la niña a sus espaldas y dirigiendo toda su atención a las cámaras que había instalado en aquel edificio - De momento, tenemos trabajo que hacer -.

-Sipi-sip...-.

.
.
.

Estaba recostado en el sillón de su sala, había desconectado cada aparato en la casa y le extrajo la batería a todos sus aparatos para que ni la I.A lo molestara.

Quería estar solo.

Bueno, no solo precisamente. Quería estar con su amado peliazul, tenerlo entre sus brazos, cubrirle de besos y caricias, probar de su piel y su boca los placeres carnales que se habían reprimido en el desde la academia.

-(Le dejare estar una semana sin mi y después, quiera o no; aunque seguro va a querer; ¡Lo haré mio en la menor oportunidad!)- pensó con firmeza mientras monitoreaba el pequeño punto azul en un mapa grafico puesto en su mesa de centro.

Sus inocentes pensamientos fueron interrumpidos por el timbre que era tocado con impaciencia.

-¿¡QUIEN MIERDAS TOCA DE UNA FORMA TAN ESTRESANTE, EL TIMBRE DE MI CASA!? - pregunto molesto, levantándose del sillón y caminando a la puerta, echo un mar de ira - ¿Quien mierdas es y que te cre...es? - cuestiono al abrir la puerta, pero sus palabras perdieron fuerza al ver de quien se trataba.

-Akabane-san! Tiempo sin vernos! Siempre recibes de forma agradable a tus visitas? - pregunto la otra persona con sarcasmo y después noto que el pelirrojo lo veía con los ojos muy abiertos y el color de su piel se había esfumado dejándolo totalmente blanco - Akabane? -.

-...-.

-Oye viejo, no te ves nada bien...- le dijo con un ligero toque de preocupación.

-...- el pelirrojo, aun prendado del picaporte, temblaba cual gelatina y balbuceaba, tratando de formular alguna palabra, sin mucho éxito.

-Oye, antes hubiera sido una buena reacción, pero ahora me parece algo grosera - se quejo el otro chico rodando sus verdes ojos.

-... Tu... Tu estas... Estabas...-.

-Yo estoy aquí, guapo y sexi como siempre - dijo con alegría el pelinegro.

-Muerto! Tu estabas muerto! Deberías estar muerto! - grito el pelirrojo cuando logro salir de su estado de shock.

-Ay por favor... Creiste que con eso darían fin a alguien tan increíble como yo? - dijo presuntuosamente - Soy demasiado como para que un estúpido me mate de forma tan simple -.

-Pero...-.

-Pero nada, Dominic Russo no muere tan fácil! - aclaro entrando a la casa para hablar mejor con el confundido chico de mirada cobriza.

.
.
.

 

En algún lugar de el edificio donde Nagisa esta.

 

-Jefe... Snake ha...-.

-¿Entrado? Eso ya lo se y lo esperaba - hablo el hombre peligris y sin rostro - Vayan por Akabane y recuerden, el es importante para carnada así que no lo maten... Hasta que yo me deshaga de la víbora - ordeno.

-Si, señor...-.

-Veamos de que eres capaz, Snake-kun...

 

 


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