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Resiliencia. por numerotrece

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Notas del capitulo:

No hay mucho que agregar, este capítulo es claramente más largo. Espero que lo disfruten! 

Penny se despertó desorientada, y le llevó un momento reconocer que era su cuarto en dónde se encontraba. Suponía que su madre la había llevado hacia allí, sino no se explicaba. Escuchó unos cuantos platos romperse y bajó preocupada, pero cautelosa. Después de todo no quería encontrarse con Mack. Al bajar descubrió que el rubio no se encontraba en casa y lo que había causado dichos estruendos era su madre en la cocina, que había tirado todos los platos como si de basura se tratasen. De su boca podían oírse diversos insultos y a Penny se le llenaron los ojos de lágrimas nuevamente.

Tisha se volteó al sentir una mirada en su nuca, y al ver a su pequeña parada con cara de compungida en la puerta de la cocina no pudo hacer más que cerrar la boca e ir a abrazarla con todo el amor que le tenía. No podía creer lo que había pasado, no alcanzaban las palabras para describir las sensaciones que atravesaban su cuerpo en ese momento. Se sentía triste porque no había sido capaz de mantener a salvo a su hija, se sentía desesperada por que su bebé dejase de sufrir, iracunda con el maldito que le había hecho tanto daño. No sabía que pensar, su mente era un embrollo y ni se imaginaba lo que sería el de la pelirroja.

Perdón por todo amor. Nunca debí traerlo a casa, tampoco pensé que el fuera capaz de... Ese hijo de puta... -Aún abrazándola, fue hasta la sala y se sentó en el sillón, con la niña sobre su regazo.

Estuvieron bastante tiempo así, abrazándose mutuamente. Tisha se había calmado lo suficiente como para no arrancarle los testículos a Mack cuando lo viera. Penny había dejado de llorar, y estaba casi dormida cuando la cerradura volvió a sonar.

-Linda, subí a tu cuarto y quédate ahí, ¿sí? -dijo la madre velozmente antes de dirigirse a la puerta. Por segunda vez en el día, subió corriendo las escaleras, intentando ignorar los gritos del piso de abajo. Cerró la puerta, pero aún los escuchaba. No entendía nada en concreto, sólo gritos. Se puso los auriculares, pero no podía concentrarse en la música. Se acostó en su cama, hecha una bolita, y miró distraídamente hacia el reloj en su mesita, intentando pensar en cosas normales.

Cosas normales... Tenía tarea de historia, ¿no? Siempre le parecía difícil concentrarse en esa materia, y en ese momento sería peor. Tenía problemas más importantes que buscar información sobre la revolución rusa. Definitivamente no. Pasó mucho tiempo pensando qué hacer, hasta que se dio cuenta de que su madre estaba en la puerta diciéndole algo. Se sacó los auriculares, aunque ya no se acordaba de que los tenía puestos, y la miró con miedo en sus ojos.


-Mack dice que no te hizo nada... pero vos no me mentirías con algo así. No estoy segura de que él se vaya. Si no lo hace, nos vamos nosotras. Espero que esto no te moleste, pero de verdad que no quiero que se te vuelva a acercar.- Su voz desbordaba de pena, pero sus ojos tenían una gran determinación. Haría lo que fuera por su pequeña. 


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A la mañana siguiente Penny se levantó con unas enormes ojeras, iguales a las que tendría su madre horas más tarde. Ambas habían estado llorando, por separado, en sus habitaciones. Penny por el dolor que le causaba saber que su cuerpo había sido profanado por un hombre asqueroso, que decía ser su padrastro, además de luchas contra pesadillas que hacían que dormir fuese tortura. 
Su madre en cambio, había estado culpándose de haber llevado a su casa a ese hombre, por haberle permitido entrar a su vida si es que no lo necesitaba. Después del fallecimiento de su esposo estaba desesperada por amor y contención, dos cosas que Mack le supo otorgar. ¿Pero a que costo? ¿Cuánto dolor, cuanto estrés la había costado el hecho de tener una persona que la abrace de vez en cuando? De eso se daba cuenta ahora, que su hija estaba lastimada y su vida destruida. Si Mack se iba, ¿De dónde sacarían el dinero para la comida, la ropa, el colegio? Tisha no lo sabía y realmente no le importaba, solo quería ver al hombre que había echo daño a su amada hija lejos. Lo iba a demandar, se lo había dicho aunque el rubio le hubiera negado el haber lastimado a su hija.

Otra cosa que se había replanteado durante la noche es que debía llevar a la niña al medico, el estrés y la desesperación no le habían dejado ver que esa tendría que haber sido la primera cosa a hacer. Se abofeteo mentalmente y por un momento el pensamiento de que su hija no merecía una madre como ella cruzó su mente. No quería presionar a Penny, así que decidió que cuando se encontrase más calmada le diría que debían ir.

La pelirroja de largos cabellos entró al baño a asearse antes de ir al colegio, estaba echa un desastre. Después de maquillarse y arreglarse para no verse tan mal, se asomó a la puerta para ver si había rastros del demonio rubio. Pero no lo encontró. Salió rápidamente y agarrando algo de dinero se encaminó al colegio, encontrándose con Nick. Este era su mejor amigo desde que tenía memoria, un pelirrojo de estatura alta y con unos ojos color miel que derretian a cualquiera. Excepto a ella, claro está.

-Hola Penny, ¿Cómo estás? -Dijo Nick con una sonrisa abrazando a su mejor amiga. El alto era una persona que solía rebosar de energía, muy sociable también. Hoy estaba contento, aunque fuera lunes. Claro que hasta que su mejor amiga dejó de caminar y comenzó a temblar debido al contacto.

-P-por favor, suéltame... -Dijo bastante bajito la ojiazul. Que Nick la tocara le recordaba su roce, su asqueroso toque en su pura y fina piel.

<Flashback>

Sus manos recorrían sus pechos tocando con brusquedad. "Asco", "repulsión", "desprecio". Esas eran las palabras que venían a su mente cuando pensaba en sí misma y en la situación que se encontraba. Se sentía sucia, todo su ser estaba sucio, ese hombre donde tocaba ensuciaba. ¿Ese era el hombre que varias veces la había llevado a la casa de Nick y la había ido a buscar a la noche? ¿Qué había pasado con quién le compraba las películas que le gustaban? ¿Siempre tuvo esas horribles intenciones? No sabía que hacer, estaba realmente desesperada y por más que rogaba el demonio rubio no se detenía y ya le comenzaban a doler sus toques, a arder. Cuando el mayor comenzó a tener sexo con su cuerpo inerte debido a que su mente se había rendido y quería que todo acabara, sintió que podría morir de dolor en ese mismo instante. Quizá exageraba, quizá su tolerancia a este fuese poca, pero Mack estaba siendo tan rudo y le importaba tan poco que sentía que en cualquier momento podría partirse a la mitad. Estaba cayendo en un pozo muy profundo del cual no estaba segura ser capaz de salir, pero la penetración violenta y los asquerosos besos en el cuello solo la empujaban más abajo, sin ser capaz de salir, arañando los resbalosos bordes en busca de su dignidad, de su pureza.

<End Flashback>

-Hey, ¿Estás bien? -Le preguntó Nick muy preocupado. Penny se había agachado y luego de encogerse de piernas había empezado a temblar bruscamente, como si fuese una reliquia de cristal a punto de romperse.

Penny terminó por salir de su pequeño mundo para notar que el pelirrojo de ojos color miel la miraba con preocupación. No quería, más bien, no podía preocupar al pelirrojo. Sabía que las cosas en su casa no estaban bien y agregar un problema más a su lista no era algo que hacían los amigos, por lo cuál intentó con todas sus fuerzas recomponerse.

-Estoy bien... -Fue lo único que pudo decir. Realmente ya estaba bien, aunque no creía que su mejor amigo siendo tan inteligente, se creyera esa mentira.

-Penelope, te pusiste temblar en el piso después de golpearme, ¿qué pasó?.

-Nick, es solo que... pasé por una experiencia difícil realmente... -Se quedó mirando al vacío con sus azules ojos por unos segundos. Finalmente reaccionó y mirando al ojimiel terminó su frase.- No quiero hablar de eso...

-Está bien, cuando quieras me lo cuentas...-Si había algo que reconocerle al mejor amigo era lo comprensivo. Nunca presionaba para que cuentes cosas, realmente era de esas personas con las que entras en confianza rápido, por lo que siempre terminabas por contarle. Aunque era una persona curiosa sabía respetar el espacio de las personas.

-Gracias por entender. -Penny esbozó lo que supuso quedó en un intento de sonrisa. Esto alertó bastante a Nick, ya que la castaña pelirroja era bastante risueña. -Por ahora apurémonos que vamos a llegar tarde a clases.-Y sin más, empezaron a caminar.

Llegaron al colegio y se desanimaron bastante al saber que tenían evaluación de historia, esa profesora siempre había sido una perra con todos. Por suerte Penny se sentó al lado de Nick y pudo copiar lo suficiente para con suerte, aprobar. 
Fue en eso cuando vieron que Tom se acercaba. Este se había cambiado de escuela recientemente y en muy poco tiempo ya había pasado a ser parte del grupo. Era castaño, más bajo que su mejor amigo pelirrojo, tenía uno enormes ojos verdes que encantaban a cualquiera y un sentido del humor que se complementaba con el suyo. Generalmente era bastante torpe y se sonrojaba con facilidad debido a su timidez, pero igual así les gustaba tenerlo de amigo.

-Hola chicos. -Les dijo mientras se acercaba. El timbre ya había sonado y rápidamente todos habían salido. Ellos preferían quedarse en el salón.

- ¡Tommy! -Como siempre Nick se le había abalanzado encima. Se llevaban muy bien, mientras Tommy admiraba a Nick, a este último le parecía adorable. Sus personalidad se complementaban bastante ya que mientras el bajito no solía hablar demasiado, el pelirrojo podía hablar hasta por los codos, haciendo así los momentos amenos.

¿Cómo te fue en la evaluación? -Le preguntó el castaño al otro luego de saludar a la muchacha sentada con la mano. Tom siempre había sido bueno dándose cuenta cuando no tenía que molestar a una persona, o de los estados de ánimo.

Dentro de todo, bien. ¿A ti? -Respondió sonriendo. El otro se racó la nuca mirando para el costado, no había estudiado nada después de todo. Como consecuencia Nick le dio un golpe.

-Es que eres tonto. Como aquella. Penny, ¿Crees que aprobarás?- Al ver el golpe que le había atinado al ojiverde no pudo evitar reír suavemente. El pequeño se acariciaba el estómago, el otro a comparación suya era muy alto y de un golpe más podría dejarlo K.O.

-¿Sinceramente? No estoy segura. Si tengo suerte, quizá, pero últimamente esta no esta de mi lado.- Y lo que decía era cierto, pero quería olvidar todo estando un rato con sus amigos, así que intentó no volver a mencionar nada respecto a su desgraciada fortuna.

-¡Cierto! -Gritó de la nada Nick. Los otros dos prácticamente saltaron de sus sillas. Vaya susto.- ¡Falta solo una semana para las vacaciones! -Comenzó a saltar de felicidad, era una escena bastante cómica.

- Ajá, es cierto. No sé que haré, no creo que me vaya a ir de vacaciones. Podríamos irnos de campamento algún día. ¿no?- Comentó Tom. Le parecía una buena experiencia para hacer con amigos. Podrían hacer una fogata, contar muchas historias, comer comida chatarra... sus ojos comenzaron a brillar levemente de la ilusión que eso le hacía.

Quizá. -Contestó la ojiazul. Realmente no tenía idea de si podría, pero la idea no le había disgustado en absoluto.

-Si se da, ¡genial! -Gritó Nick emocionado. Si bien la idea era buena, ahora que se le había metido al pelirrojo en la cabeza no había nada que pudiesen hacer para detenerlo.

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Al terminar el colegio Penny se volvió, aunque adolorida, caminando a su casa. Estaba mucho mejor, aunque fuera increíble, tanto física como psicológicamente. Estar con sus amigos la había ayudado. Pero no debía pensar en eso, sino tiraría abajo todos sus progresos.


Al llegar a su casa y entrar, alcanzó a oler el delicioso aroma de las galletas que preparaba su mamá. Pero no tenía hambre, no tenía hambre desde que había pasado eso, incluso sólo la idea de comer le daban ganas de vomitar. Divisó a su mamá en la cocina, sacando las galletas del horno. Muchas veces cocinaba por estrés, por lo que fue y le dio un enorme abrazo.

Hola má.

-Hola hijita, ¿Cómo te fue en el colegio? -La miró algo preocupada. Esperaba que se hubiera olvidado un poco de todo. Su hija siempre había sido fuerte, seguro lo superaría.

-Bien, tomaron una prueba que creo que aprobé... - Notó que su madre la miraba con el ceño fruncido. ¿Es que ni en esos momentos dejaba de ser exigente con el colegio?

-Bueno. No te digo nada nomas porque soy un amor de madre. -Respondió a la noticia riendo levemente, logrando que su hija se contagiara. Tenía una noticia que darle, pero no sabía como le afectaría y no quería que su hija estuviera mal después que más o menos había podido despejar su mente de todo lo malo que había pasado. - Hija... Mack se fue. Desapareció, más bien.

Notas finales:

Si me dejasen algún review que aunque sea diga "el choclo está en el río" estaría muy agradecide. Saber que aunque sea una persona leyó lo que escribí. 


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