Durante todo el viaje se quedó mirando el paisaje, su mano a veces era tomada por Craig, este la besaba y entrelazaba sus dedos. Sonría con un rubor cuando lo hacía, había extrañado aquellos detalles que hacían de Craig un caballero, a pesar de su extenso vocabulario soez. Se sentía extraño, por mucho tiempo se obligó a pensar que jamás volvería a tener lo que había tenido con él, pero aquí estaban, juntos después de tantas cosas. Fijó su vista en la carretera, delante de ellos iba el padre de Craig en su camioneta, caía una fina lluvia que empapaba hasta los huesos. Sus pensamientos rebobinaron toda la noche que habían pasado juntos, había añorado tanto sus labios, sus manos y el aroma de su piel. Se habían unido por fin, habían logrado concretar aquel anhelo de ambos. No pasó mucho para que pudieran ver el letrero que indicaba que llegaban a Colorado, habían vuelto a South Park después de todo. Por lo que sabía, Tricia volvería aquel día en la tarde de su viaje con el curso como despedida del año. El padre de Craig sabía que ellos habían vuelto luego de encontrarlos con las manos en la masa y no se había mostrado molesto, sino como si siempre lo hubiera sabido. ¿Tanto se había notado el deseo de ambos?
Volvieron los tres a la casa de los Tuckers, la lluvia había sedado dejando el ambiente frío. Sintió como Craig pasaba una chaqueta por sus hombros, le ayudó a ponersela y ahí aguardó. Lo vio pasar por delante del auto, su padre había bajado y esperaba en la entrada con la puerta abierta. Fue cargado por su... ¿Qué eran ahora? ¿Novios? ¿Amantes? ¿Amigos con beneficios? y llevado a la habitación del mayor. Descansó su pie sobre una suave almohada y su cabeza sobre otra. Antes de que él se separara tomó su ropa, lo hizo bajar hasta su nivel y así besó sus labios con suavidad. Un toque breve, pero que provocaba y decía muchas cosas. Le sonrió levemente mirando su rostro, paseó la vista por toda su cara y luego se detuvo en sus ojos azules.
—¿Irás por Tricia? —Quiso saber este, aunque su pregunta era otra. Quería saber cuando le diría, o si él tendría que decirle la noticia de que ellos habían tenido algo. No quería ocultarselo, Tricia había sido muy amable y gentil con él durante muchos años, si bien ella se asustaba cuando le daban sus crisis, lo intentaba y era lo que contaba.
—Sí, le diré en el camino que ya no puedes estar con ella. Sé que armará un Show, pero no hay otra opción, es mejor que llegue aquí sabiendo que ya no puede tocarte como antes.
—No seas duro con ella, no fue su culpa.
—Lo sé, seré duro contigo. —Respondió con seriedad, luego le sonrió besando su frente. —Por ahora sólo procura descansar, si necesitas algo llama a mis padres. No camines solo.
—No estoy inválido.
—Pero tu tobillo debe dolerte mucho, la verdad es que no sé como soportas el dolor.
—Tengo un alto umbral de dolor. —Respondió con una sonrisa ladina.
—¿Craig? —Llamó su padre desde la puerta. —Un médico vendrá mañana a revisar a Tweek.
—Oh Tweek. —Dijo Laura entrando a la habitación. La rubia tomó asiento junto a su cama y miró su tobillo con fierros. —Cuando me enteré me asuste tanto, me alegra que estés bien. ¿Te duele? —Preguntó mirando ahora su rostro. Pasó su mano por sus cabellos buscando hacerle sentir bien. —Prepararé algo para que bebas y comas. El médico es el que te atendió la otra vez, ¿Lo recuerdas? El jovencito de cabello castaño.
—Si, está bien si es él. —Respondió mirándola. —Y gracias por sus atenciones, otra vez no sé como le pagaré por todo.
—Lo hacemos porque eres parte de la familia. Craig, Tricia llegará en una hora. ¿Puedes llevarle un abrigo?
—Claro. —Respondió luego de un largo silencio. Se marchó de la habitación junto con su padre. Laura seguía con él, le sonreía y acariciaba sus cabellos como una madre preocupada.
—Pregunté por tu padre, está bien, sólo fue el golpe, pero ya está en casa y tu madre volvió de su viaje. Seguro quieres verlos, los llamaré para que puedan venir a verte y...
—Está bien así, gracias por todas las molestias por las que la hago pasar, pero a Craig no le agradaban mucho mis padres... no quiero meterlos aquí por ello. Los veré cuando esté mejor.
—Si eso quieres querido. Una cosa más, me hace feliz saber que han vuelto, Thomas me dijo. Ustedes nacieron para estar junto, ¿No lo crees?
Sonrió por eso y asintió con la cabeza. Ella besó su frente y se marchó por la comida. Suspiró cerrando los ojos, se sentía tan amado en aquella familia, sentía que no lo merecía, pero lo disfrutaría tanto como se lo permitieran. De manera suave podía sentir el aroma de Craig en la cama, ladeó el rostro hundiendo su costado en la almohada. Unos labios besaron su cuello, abrió los ojos muy ruborizado, el pelinegro lo miraba desde arriba sonriendo.
—Iré por Tricy, no vayas a irte.
—¿A donde iré?
—No lo sé, quizá con el doctorcito ese.
—Quizá tu te vayas con Thomas lame vergas.
—Buena jugada. —Respondió besando sus labios. —Ya vengo.
Lo vio irse, rió levemente y así fijó su vista en la habitación.
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Esperaba parado con el trasero apoyado del capó del tesla, el aire estaba frío, pero no tanto como en Canadá, ahí si que hacía frío. Tenía las manos metidas en sus bolsillos, sus orejas estaban gélidas, amaría tener su gorro azul, pero lo había dejado en casa, hace años que no lo usaba, era poco profesional. Un sujeto a su lado comenzó a fumar, se acercó a él y le pidio si le vendía uno. Llevaba meses sin probar el tabaco, pero quería relajarse un poco. Con el cigarrillo prendido se quedó esperando la llegada de su hermana, de su brazo colgaba el abrigo de ella. El humo que salía de sus labios genera una pequeña nube grisácea que era llevada por el viento. Cerró los ojos pensando, ¿Cómo se lo diría? ¿Sería directo? ¿Sería discreto? Abrió los ojos mirando hacia el edificio, pudo ver a su hermana a la distancia, llevaba su maleta de estampados de cebra. Se levanto y comenzó a caminar, se detuvo en seco cuando la vio besar a un chico más alto que ella. El cigarro cayó de sus labios y rodó en el suelo. Se acercó con molestia, la sostuvo del brazo y la obligó a mirarlo a los ojos.
—¿Qué mierdas estás haciendo? —Quiso saber-
—¡C-craig!
—Hey, suéltala. —Pidió el chico.
—No te metas, mocoso de mierda. Y tú, estás con Tweek, ¿Cómo puedes besar a otro chico?
—Es que yo...
—No, ni hables. —Le entregó el abrigo con algo de fuerza, le arrebato la maleta y así la obligó a caminar hacia el auto.
—¡Hermano! ¡Espera! Le dije a papá que lo llevaríamos.
—Que use sus piernas. —Respondió metiendo la maletas en el asiento de atrás. —Súbete. —Exigió y así se sentó detrás del volante.
Esperó que cerrara la puerta para manejar hacia la casa. Tricia estaba muy molesta, de brazos de cruzados miraba por su ventana intentando evitar todo punto de contacto con él. Se sentía tan molesto, ella técnicamente aún estaba con Tweek, porque no sabía que romperían por él, así que eso había sido infidelidad, ¿No? Aunque Tweek también lo había sido... Su cabeza iba a explotar.
—Esta mocosa estaba besuqueándose con un chico.
—¡No soy una mocosa! Tengo 18 años.
—¡Eres una pendeja! ¡Ve a tu habitación señorita!
—Craig, no le hables así, es tú hermana no tu hija.
—Pues si fuera mi hija no permitiría que hiciera algo así.
—Tu hiciste lo mismo, te metiste con Tweek y ellos siguen formalmente juntos.
—¿Te metiste con Tweek? —Quiso saber ella. —¡¿Y vienes a reclamarme a mi?! ¡Pues quédate con él! Yo me cansé de tener que cuidarlo como un bebé.
—Más te vale retractarte de lo que acabas de decir. —Murmuró conteniendo su molestia.
—Ustedes dos ya basta. —Exigió su padre acercándose a ellos.
—¡Es pésimo como novio! ¡Jamás se atrevió a tocarme! ¡Es un poco hombre! ¡Perfecto para ti! ¡Estúpido marica! —Respondió con molestia.
—Durante muchos años he abusado de su hospitalidad. —Comentó Tweek bajando la escalera con la ayuda de una muleta. —Lo siento Tricia, pero solo acepté estar contigo para no ofenderte. No quiero ser mal agradecido, sentí que si te rechazaba pensarían eso. Yo prometo pagarles por todo lo que hacen, aunque por ahora tendré que enfocarme en apoyar a mi padre para reconstruir la cafetería. Señor y señora Tucker, de verdad lamento ser una carga para ustedes. Estoy tan agradecido por su apoyo incondicional.
Todos se quedaron en silencio, Tricia se quedó mirando su pie con fierros, subió las escaleras acercándose a él.
—¿Estás bien? No quise decir lo que dije... sólo estaba molesta.
—No te preocupes, Tricy. —Respondió acariciando su mejilla. —Espero seas feliz con este chico, me aseguraré que Craig no moleste.
—Gracias. —Respondió sonriendo.
Ella subió, sus padres le sonrieron a Tweek y los dejaron a solas. Subió hasta él y así lo cargó para llevarlo arriba.
—No era necesario que te levantaras.
—Pues interrumpieron mi sueño.
Sonrieron ambos, lo depositó en la cama y así besó su frente cerrando los ojos. Dejó la muleta a un lado, era la que había usado su padre cuando se había torcido el pie jugando futbol. Acomodó el pie de Tweek sobre la almohada, sus fierros salían de su piel, era una imagen espeluznante, definitivamente era un chico fuerte. Besó su pie y lo miró desde ahí.
—¿Seguro no quieres ir conmigo a Canadá?
—Muy seguro, no se me da cazar focas.
—Entonces dejaré mi empleo y volveré a este agujero de mierda. Haremos nuestra propia familia, ¿Qué te parece?
—Que es demasiada presión. —Comentó sonriendo.