El médico ingresó en la habitación, usaba un traje formal: camisa celeste, saco y pantalón de tela negro. Sus cabellos castaños iban peinados con un poco de gel. Usaba unos lentes cuadrados que hacían resaltar sus facciones angulosas. Sonrió al ver a Tweek, se acercó a la cama donde acarició sus cabellos con suma familiaridad.
—Tweek, tiempo sin verte. —Saludó este.
Craig que se encontraba a los pies de Tweek se cruzó de brazos al ver aquello. El médico advirtió su presencia, se volteó hacia él estirando su mano.
—¿Qué tal? Soy Francis, médico de cabecera del joven Tweak.
—Craig. Novio del joven Tweak. —Respondió de manera cortante.
—¿Craig? ¿No es el joven del que me decías querías olvidar? —Quiso saber mirando al rubio.
Tweek lo miró sorprendido, ¿Novio? ¿Eran novios y no le había dicho? Se ruborizó por todo aquello. Había hablado de más con su médico sobre él. Pero es que, en esos tiempos habían tenido una buena relación y solo con él podía hablar sobre Craig, puesto que, no lo conocía ni lo vería... hasta ahora.
—¿Podríamos dejar ese tema de lado?
—Claro, claro. Me dijo el señor Tucker que te lesionaste el pie. ¿Puedo?
—Adelante.
Quitó la manta que cubría su pie y así encontró aquellos fierros perforando su piel, acomodando sus huesos. Estaba inflamado, la piel tenía un tono azulino verdoso. No comentó nada, se veía peor de lo que había imaginado. Sonrió levemente mirando al joven, jamás se había logrado explicar como es que su umbral de dolor era tan alto, ¿Cómo es que no gritaba de dolor? Se sentó a los pies de la cama, dándole la espalda al novio. Sus manos pasaron por sus dedos, sus pulgares bajaron tocando su empeine hinchado, se detuvo antes de llegar al fierro.
—¿Cuánto llevas así?
—Seis días. —Declaró Craig antes que el rubio pudiera responder.
Mantuvo el silencio unos momentos, miró de reojo al joven de ojos verdes, lo asesinaba con la mirada. ¿Acaso creía que era su oponente como si fueran animales? Volvió a mirar al frente hacia el pobre chiquillo.
—¿Has tomado medicamentos?
—Ninguno. —Volvió a hablar Craig. —¿Puedes hacer algo o no?
—Joven Tucker, si su actitud seguirá de aquella manera pediré amablemente que salga de la habitación. Vine aquí exclusivamente a atender al joven Tweak.
Craig apretó la mandíbula con molestia, alzó la vista encontrando los ojos de Tweek quien le pedía por favor se comportara. Alzó las manos para demostrar que no haría nada más, tomó asiento en el baúl que había junto a la cama.
—Necesito que muevas los dedos del pie.
Se quedó esperando mirando sus dedos, luego de unos segundos vio como se movía los dos últimos, pero no había respuesta con los otros. Alzó la vista al joven que lo miraba con pavor.
—¿Desde cuándo están así? —Quiso saber.
—Desde el primer día... No puedo moverlos... no los siento, pero no quise decir nada.
—¿Qué? —Craig se alzó para mirar la situación. —¿Por qué no me lo dijiste?
—Porque si lo hacía me llevarías de vuelta. Además me pediste que no dijera nada durante la estadía en la cabaña.
—¡Nada sobre nosotros! Tu maldito pie es otra cosa Tweek. ¿Puedes hacer algo al respecto? ¿Es grave? —Preguntó hacia el médico.
—Bueno, se puede hacer una cirugía que puede reparar la lesión de los tendones. Pero eso implicaría llevarlo a una clínica.
—No.
—Tweek. —Llamó el azabache. —Debes hacerlo, necesitas esa cirugía.
—Nada de hospitales ni clínicas.
Francis se acercó tomando sus manos entre las suyas, sus ojos castaños se fijaron en los bellos ojos que tenía la pequeña ave de ala rota.
—Será rápido, entrarás, te haremos la cirugía y volverás aquí a descansar. ¿Sí? Traeremos todo lo que necesites, ¿Está bien?
El silencio se volvió parte de la habitación, el joven de ojos azules se quedó mirando al que era su médico sin saber que hacer. Pensar en ir otra vez a un lugar así le ponía la piel de gallina. Miró de reojo a Craig quien esperaba su respuesta con las cejas alzadas. Terminó por asentir, sonriendo, el médico se levantó de la cama. Tomó su maletín donde saco algunas pastillas, se las entregó al joven Tucker.
—Es para cuando sienta mucho dolor. Y este bajará la hinchazón de su pie. Será bueno si haces masajes, ayudará a su circulación. Buscaré hacerle una hora para la cirugía en la clínica donde trabajo. —Se volteó para mirar al menor. —Descansa, debes mantenerte en reposo, ya que, tus huesos se están soldando. ¿Cómo vas con el consumo de cafeína?
—Lo deje totalmente.
—Maravillosa noticia. Bueno, me retiro. No duden en llamarme si algo sucede.
La habitación quedó en silencio, Craig miró a Tweek alzando una ceja, ¿Qué mierda había sido todo ese toqueteo y la confianza al hablarle? Fue cuando notó lo que estaba haciendo, estaba celando a Tweek y había dicho que eran novios cuando aún ni lo proponía. Es que, el miedo de perderlo de nuevo, no poder ser su apoyo y soporte le hacía sentir muy mal, quería estar para él, hacerlo feliz por fin. Tomó aire y así se acercó a este, se sentó a su lado tomando sus delgadas manos, besó sus nudillos con tersura.
—Lo siento... me he comportado como un idiota. Pero es que... Te amo, de verdad te amo Tweek, el tiempo no logró borrar ni un poco lo mucho que te amo, es más, creo que hizo que fuera más grande mi amor hacia ti. Es por eso que quiero que me des otra oportunidad, juro esta vez estar a tu lado para siempre, nos quedaremos aquí a ser felices. ¿Me dejarías?
El rubio se quedó en silencio mirándolo, sólo asintió mientras una sonrisa sacaba a relucir sus dientes. Lo abrazó con un poco de fuerza, hundió su rostro en su cuello, podía sentir ese aroma reconfortante que pertenecía a su novio. Cerró los ojos disfrutando de aquello, podía sentir sus delgados dedos pasar por su espalda, escapulas y omóplatos.