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Rehabilitación/Creek por javithabadeer

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El golpe dio de lleno en su mandíbula, su cerebro se desconectó después de eso. Abrió los ojos en su habitación al día siguiente, estaba tan débil que no tenía fuerzas como para mucho más. Podía oír las voces de sus padres al otro de la habitación, hablando del incidente y sobre que harían, que podrían hacer con él. Cerró los ojos sintiendo el cuerpo pesado, se había golpeado tantas veces la cabeza que sentía hundida la frente. Separó los labios, estaban secos, un fuerte dolor llegó. Su mandíbula sonó debido a aquello. ¿Acaso se la había desencajado?

La puerta fue abierta, miró a un lado y así encontró aquellos ojos azules. Cerró la puerta detrás de sí y así se acercó a su cama. ¿Qué quería? ¿Buscar respuestas? ¿Culparle? La verdad es que quería saber como estaba Craig, saber porque no estaba con él.

—Tweek... Por favor. Permite a Craig irse. —Pidió Tricia mirando su rostro. —Sé que lo amas... pero esto ya fue demasiado. No estás bien, ninguno y Craig tiene futuro que no esperara por él. Por favor, te lo ruego. Déjalo ir, liberalo.

Se quedó en total silencio mirando a la pequeña hermana de Craig. Ella le estaba implorando que dejara a su hermano para que pudiera seguir su vida. Cerró los ojos y así asintió con la cabeza.

—Lo llamaré... le diré que aceptas dejarlo irse y luego te lo pasare para que lo escuche de ti. ¿Está bien?

—Supongo...

—Bien.

 

Estaba a varios kilometros del pueblo, su padre lo había enviado a casa de unos familiares después de lo ocurrido con Tweek, paseaba entre los pasillos del 7-Eleven, una tienda bastante pequeña y vulgar, con aire de cansancio, masajeando su cabello oscuro con los dedos enrojecidos por el frío en el exterior. Su tía lo envío a comprar un galón de leche. Se detuvo frente a la nevera, observó su reflejo, el parche sobre su ojo no se iría por un tiempo, tenía cuatro puntadas sobre el párpado. No había dicho nada a las autoridades y Wendy se había quedado al lado de Tweek cuando el salió confundido y nervioso de la cafetería.

Cerró el ojo bueno tratando de comprender lo que había pasado...

—¿ALGÚN PROBLEMA CON ESO, CRAIG?

Ver como Tweek se salía de sí y comenzaba a hacerse daño, la sensación le recorrió la espina, el estómago se contrajo en su interior.

—¿Craig?

Su primo pequeño volvió de su expedición al área de comida chatarra con un paquete de frituras, levantaba el paquete por encima de su cabeza, y pedía con insistencia que le dejará llevarlas, era tan rubio como un patito, acarició su cabello y la mano le tembló. Tuvo que sostenerse de la puerta del congelador, lo sucedido lo golpeó con toda su fuerza en ese preciso instante. La forma en la que le había hablado, su promesa rota, el golpe que él comenzó. Su novio era tan delgado como un huérfano de guerra, aquel golpe fue suficiente para dejarlo inconsciente, Wendy lo había visto todo y dicho a Craig que se fuera, que ella se encargaría de Tweek. Él había obedecido, le contó todo a sus padres. Cuando le dijeron que lo enviarían con su tía a una granja en mitad de la nada, solo guardo silencio. En la clínica del pueblo, el señor Tucker había dicho que Craig se lastimo paleando nieve cuando lo llevo a suturar, los padres de Tweek no pronunciaron palabra alguna cuando lo vieron partir de South Park. 

La mujer que atenía detrás del mostrador lo observó tras sus viejas gafas de diseño vintage en color rojo cereza con desaprobación, movió su pesado trasero para levantarse un poco más y ver mejor a Craig.

— ¿Vas a llegar esa leche o no?

No respondió, puso la leche y las frituras de su primo sobre el mostrador para que ella las viera, no le faltaban ganas de dar un salto sobre el mostrador y pegarle en la cara a la mujer con el galón de leche. Se había estado sintiendo frustrado desde que dejó a su familia, les había fallado a ellos también. Controló el malestar que se formaba en su interior, pagó y salió de ahí con su primo de la mano. Se sentó en la cuneta, abrió la bolsa de patatas y las ofreció al pequeño, estaba seguro de que no pasaba de los 4 años, inhaló con fuerza, destapó el galón de leche y bebió de la boca del envase, un poco de leche se derramo por el borde de sus labios. Bebió ansioso, como si con aquello se restaurara su paz mental.

Sus tíos habían sido claros, lo estaban aceptando por el cariño que sentía por su madre, ya que, ellos nunca permitirían a un homosexual bajo su techo. Bajó el galón para clavar la mirada en el horizonte, no podían tenerlo eternamente guardado en el culo del diablo. El teléfono en el interior de su bolsillo comenzó a vibrar, su primito se volvió sorprendido, se suponía que Craig no debía tener un móvil, pero, se las había arreglado para comprar uno desechable, le había llamado a Tricia y pedido que lo mantuviera al tanto de lo que ocurriera con Tweek. Miró al niño sentado a su lado, sus manitas pringosas y llenas de sal de las patatas, sus mejillas rosadas moviéndose mientras masticaba en silencio. Craig le pidió que no dijera nada, usó un gesto para eso al posar su dedo frente a sus labios.

—¿Craig? — La voz de Tricia apenas se escuchaba. —que gusto poder hablarte. Tengo noticias, Tweek... Tweek está de acuerdo con que te vayas a Canadá.  Él te lo dirá.

Aquello lo dejó sin aliento, no esperaba para nada eso. ¿Tanto le había lastimado que lo dejaba? Se levantó de la cuneta, su cuerpo se mareo y sintió como su nervio vago se contraía al oír la voz de su novio.

 

Tweek tomó el celular con su temblorosa mano derecha. Logró ponerlo en su oreja mientras miraba el techo, tomó aire sintiendo como se derrumbaba todo. —Craig... —Llamó y así sintió las lágrimas caer por su rostro. Mordió sus labios no queriendo hacerlo. —Tenías razón... —Logró decir casi como un susurro. Su garganta se cerraba por el llanto. —Debimos dejarlo al principio... —Las lágrimas inundaron sus ojos borrando su visión del techo. —Terminamos. Ve a Canadá y solo olvídate de mi.

Se alejó el celular antes que se pudiera escuchar su sollozo. Le entregó el celular a Tricia quien terminó de hablar con su hermano dándole ánimos para que siguiera con su vida. Corto la llamada y así se acercó a la cama donde estaba el rubio. Tomó su mano buscando calmar su dolor.

—Hiciste lo mejor para él. Gracias, Tweek... Si necesitas ayuda... yo...

—Sólo vete. —Pidió con suavidad sin mirarla.

Escuchó la puerta cerrarse despacio. Se volteó mientras abrazaba su almohada y lloraba, ahora si lo había perdido y había sido por y para siempre...

 

Había dejado caer el móvil, tomó la mano del pequeño que lo acompañaba y volvió a la granja... tres días después estaba llenando la matricula para irse del país. No quiso volver a South Park, quería con todas sus fuerzas creer que hacía lo correcto que estaban tomando la mejor decisión, pero, al despedirse de su padre, y no ver a su madre, ni a Tricia, a sus amigos ni a Tweek, el dolor lo embargo como una ola que barría con cualquier rastro de sentido común, quería, deseaba ver una vez más a su novio, pero, esa no era una posibilidad.  

 


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