—Craig, tu trabajo ha sido excelente. Así que quisiera que te tomaras unas buenas vacaciones este mes. ¿Qué te parece?
—¿En en serio? Vaya, gracias. —Respondió incrédulo.
Cinco años habían pasado, había estudiado ingeniería y debido a sus altas calificaciones le dieron trabajo de inmediato. Lo primero que pensó al escuchar vacaciones fue en su familia, quizá ya era hora de volver a South Park, reencontrarse con sus padres y hermana, amigos y ex novio. Se había graduado como uno de los diez primeros de su clase, estudiar ingeniería en informática era algo de lo que no se arrepentía, su trabajo como consultor le estaba resultando fructífero, tenía medio año de haberse graduado y ya contaba con un empleo que le permitía darse lujos tales como un auto telsa, aunque debía admitir que había hecho trampa. Comenzó a trabajar desde su primer año en la universidad. La llamada de su madre lo despertó como cada sábado por la mañana, con el paso de los años se había convertido en un hombre de hábitos, de rituales. Estaba listo para darle la buena noticia. sin embargo, su madre lo sorprendió primero.
—Craig, cariño, Tricia se graduará este fin de semana.
—Así que la pequeña finalmente terminó... me alegro por ella. —Respondió sonriendo.
—Sí, todos estamos muy felices. Queremos verte, tenerte aquí.
—Ahí estaré. Me quedaré unas semanas.
"Cinco años". Se dijo, tiempo suficiente para madurar, para alejar los demonios. Volvería a su pueblito de mierda, lo haría con la cabeza en alto, "ahí estaré" respondió a su madre antes de volver su atención al calendario abierto en el monitor de su pc. Esa misma tarde llamó a Wendy, la chica se había hecho de una prospera carrera como abogada, activista que defendía los intereses de las minorías.
—El año pasado fui por las navidades, South Park no ha cambiado, quizás una pared de distinto color o una calle menos o más iluminada que antes, pero, sigue siendo un agujero donde ni el diablo se para. —Hablaba Wendy mirando el pequeño recuadro de la vídeo-llamada, se arreglaba el maquillaje frente al espejo, tenía una cena o una conferencia sobre derechos infantiles. —Stan es un desastre, se que se graduó de la universidad comunitaria como profesor no tengo idea de qué, no pude ver a Tweek, lo lamento.
—Hace mucho que deje de lado todo lo relacionado con Tweek, ni siquiera lo menciono a mis padres. —Respondía Craig que alistaba las maletas sobre la cama, empacaba solo necesario si necesitaba algo, lo que fuera, cargaba con suficiente efectivo para comprarlo. —Deja de pensar en Stan, es un mediocre.
—Lo sé pero, no deja de ser lindo. —Se defendió Wendy, cerrando el labial rosa que acababa de colocar en sus labios. —Mucha suerte en South Park, Craig no te quedes demasiado tiempo o nunca podrás salir. Debo irme, llegaron por mí.
—Hasta luego, perra. — Se burló Craig mostrándole el dedo. Wendy sonrió devolviéndole el saludo.
Tras lo ocurrido en la cafetería terminaron por hacerse cercanos, semejante ironía considerando que ella estaba en DC y él en Toronto. Tomó las llaves del tesla, haría el recorrido en auto, sin importar el tiempo, le serviría para poner en orden sus ideas antes de llegar. Se coloco las gafas oscuras antes de iniciar el recorrido, su espeso cabello negro llevaba ya bastante tiempo sin ser cubierto por un gorro, el frío de Toronto quizás lo había insensibilizado. Paró cuatro veces el auto, y no porque necesitara combustible, no, él había necesitado bajar usar el baño a beber algo caliente, a cerrar los ojos cinco minutos antes de continuar. Cuando leyó "Usted esta entrando a Colorado" el cielo continuaba oscuro, no había nieve que cubriera los campos, y las vacas podían distinguirse a simple vista entre la yerba verde. Un par de horas más tarde, vio el raquítico letrero de su infierno personal. "Bienvenidos a South Park"
Había parpadeado por instante ni siquiera lo suficiente, pero, frente a él cruzaba un peatón, pisó fuerte el freno y la hidráulica del Tesla consiguió frenar el auto sin arroyar a nadie. Bajo del auto, la bufanda azul alrededor de su cuello, por encima del abrigo negro, de pronto parecía demasiado para el clima casi cálido del pueblo.
— ¿Por qué mierda cruzas sin ver?
Abrió los ojos de manera lenta, la luz del día ingresaba a la habitación aclarando todo a su paso. Se giró en la cama haciendo susurrar la sábana. Era hora de ir a trabajar. Se levantó apagando la alarma antes que sonara. Tomó una ducha rápida y luego se puso algo cómodo, verano y la temperatura era tibia. Con una camiseta roja y pantalón negro se marchó de su casa. Llevaba cajas con harina, huevos y otros que hacían falta en la pastelería. Tarareaba una canción mientras avanzaba, no usaba auto, tenía licencia, pero sentía que era mejor caminar, además no estaba tan lejos. South Park aún dormía, eran cerca de las cinco y media de la mañana, le gustaba llegar temprano y comenzar a hacer los pasteles para cuando la gente fuera a comprar su café, pudiera llevarse un dulce recién hecho.
En esos cinco años, la ciudad no había cambiado nada, seguía siendo la misma triste y horrorosa ciudad. Pero era suya y se había adaptado a ella, por lo que, no la cambiaría por nada.
Había pasado dos años de intensa rehabilitación, medicamentos, psicólogo, todo lo que pudieron darle los padres de Craig le dieron. Estaba tan agradecidos con ellos, habían sido su salvación. Actualmente era el pastelero del Café Tweek, Clyde y Token atendía en la caja. Confiaba en ellos, seguían siendo grandes amigos, de hecho pasaba mucho tiempo con ellos. Eso o estaba con Tricia, su novia desde hace casi ya un año. ¿Era Bisexual? Bueno, lo dudaba.
Como era tan temprano, caminaba sin preocupaciones, no habían personas conduciendo, por lo que sólo cruzó la calle sin mirar antes. Pero para su mala suerte, un auto apareció de la nada, como por magia. Logró frenar antes de arrollarlo, pero eso no le quitó el susto. Lanzó la caja como una reacción involuntaria y así cayó al suelo sentado. Su corazón galopaba en su pecho con fuerza. Estaba pálido debido al miedo de haber casi muerto.
—¿Por qué carajo no miras antes de cruzar, eh? —Preguntó el sujeto con molestia.
Se levantó del suelo tomando su caja, los huevos se habían roto... Se giró y así miró a su casi asesino. Por unos segundos no supo quien era, hasta que su cabeza logró conectarlo. Se quedó petrificado, como si su más grande pesadilla hubiera aparecido.
—C-Craig... Volviste. —Logró decir sintiendo su cuerpo temblar.
El reclamo del pelinegro murió en sus labios cuando se percató de a quien tenía enfrente.
— ¿Tweek? —El impacto inicial había sido demoledor, pero, su sentido de la lógica aquel que siempre le aseguraba la supervivencia, lo aferro a la realidad, no hubo nada que lo hiciera temblar o le estrujara el corazón, Craig podía jactarse de haber superado su enamoramiento por Tweek. — Vaya manera de recibirme ¿siempre cruzas sin fijarte? —Al estrechar su mano pudo constatar lo mucho que había mejorado, incluso su cuerpo se vía masculino, ya no era el enclenque niño rubio, al que le temblaban las extremidades.
—¿Quieres que te lleve? Mis padres me esperan hasta después del medio día, ¿sigues en la cafetería? —Se remolió sonriendo, convencido de su victoria sobre el desamor que había enfrentado cinco años atrás. Después de todo era todo un hombre ahora, incluso podía contar con algunas conquistas y un corto, pero, satisfactorio historial de encuentros casuales. Definitivamente Craig se sentía un ganador.
—Si, sigo en la cafetería y no, gracias. Yo puedo ir solo. —Respondió al final. Su tono de voz había cambiado, había dejado de ser aguda para ser reemplazada por una mucho más varonil. Quizá hasta seductora. —Y no, no cruzó la calle sin mirar. Este fue in descuido. Bienvenido, supongo. Nos vemos.
Luego de eso se marchó caminando por las calles, aún no era capaz de enfrentarlo, no cuando él no sabía la verdad de su actual situación. Estaba sin aliento luego de ver a Craig, es que simplemente no podía creerlo. Él había vuelto, luego de cinco años... había vuelto otra vez a su vida. Sintió que el piso temblaba bajo sus pies, hace años que no sentía algo similar.
Estaba de pie frente a los distintos Cup cakes que había horneado ya. Lo adoraba con crema de colores, aunque su cerebro lo hacía de manera mecánica, porque no estaba pensando en nada. Tenía la vista pérdida, no escucho cuando Token llegó. Este ingresó a la tienda y se acercó a saludar.
—Buenos días. —Dijo este. —Oh, se ven un poco aplastados. —Comentó sobre los pastelillos. Mordió uno y luego lo escupió a un lado. —¡Que asco! ¿Le pusiste sal en vez de azúcar? Tweek. ¿Tweek?
Seguía sin prestarle atención, en su cabeza tenía demasiadas cosas. Craig había llegado, significaba que tendría que decirle que salía con Tricia y quizá se negaría porque era él. Tendría que verlo a diario... hasta el resto de su vida, no estaba preparado para eso. ¿Como se supone que lo afrontaría? Cerró los ojos dejando lo que hacía, fue cuando por fin escuchó a Token llamarle.
—Hey, ¿Qué te sucede? ¿Qué pasó?
—Él... Él volvió. —Murmuró sin poder creerlo del todo. —Craig volvió a South Park.
—¿En serio? ¿Cómo lo sabes?
—Casi me arrolla esta mañana cuando venía hacia acá. Y-Yo... no se que haré. Oh no creo soportarlo.
—Oye, —llamó Token tomando sus hombros. —lo superarás. Ustedes terminaron hace cinco años, es pasado. Olvidalo. De seguro el también piensa igual, sabes como es Craig.
—Creí saberlo.... —Murmuró sin mirarlo. —Ya no.
El día fue normal, atendía sin mucha gana el local. Todos se habían dado cuenta de su estado de casi zombie que contrastaba con su habitual sonrisa de Buenos días a todos los clientes. Cuando por fin llegó la tarde se apoyó del mesón, sostuvo su cabeza con la manos. Una vez que tuviera que salir del café tendría que afrontar todo lo de afuera.
No te amo... no lo hago. No dejas otra vez a alguien que amas. No te largas sin importante una mierda lo que al otro le pase. ¿No? Aunque... después de todo, era el suelo de Craig el poder ir a la universidad, ¿Quién era él para negarselo? Sintió una mano apoyarse en su hombro, alzó la vista encontrando los ojos cafés de Token. Le sonrió amablemente y así lo vio marcharse con su novia. Suspiró de manera suave, su celular vibró por un mensaje.
Tricy ♡
》 ¡Craig volvió! ¿Por qué no vienes a cenar? Será bueno tener a la familia reunida.
《Tengo que ayudar a mi padre. Pero pasare cuando pueda.
Suspiró por aquello. Guardó su celular y así ayudó a su padre a terminar de cerrar la tienda. Ya había limpiado las mesas y el suelo.
Había logrado evadir a Tricia durante tres días, ¿Por qué? Así evitaba el tema de su noviazgo con Craig. Pero ese día no podía no ir, su graduación era importante. Vestido de manera formal, con camisa blanca, saco y pantalón negro. Sus cabellos iban peinados hacia atrás, despejando su rostro. A Tricia le gustaba cuando se lo recogía así. Apareció en la escuela donde estaban todos reunidos, se acercó a los padres de la chica, saludó a todos junto con Craig que estaba ahí. Preguntándose probablemente que hacía él ahí.
—¡Oh por dios! —Soltó Tricia apareciendo entre la multitud. Sonriendo salto a sus brazos, correspondió su abrazo cerrando los ojos. —Te ves muy guapo. Todas preguntan por ti.
—No es para tanto. —Murmuró este.
—Bueno, vamos a tomar asiento. —Comentó Thomas.
Los padres entraron primero. Tricia besó sus labios y así se marchó para volver con sus amigas, quizá a ver que decía sobre tener un novio seis años mayor. Miró de reojo a Craig, cuando conectó la vista volvió la mirada al frente y así ingresó en el lugar.