Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Crónicas de un héroe por Silence Tsepesh de Lenfet

[Reviews - 25]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

 

 

Un capítulo mas y cada vez mas cerca del final, le quedaran unos cinco capitulos mas, así que ya no queda mucho para las cosas mas significativas.

Gracias a los que han leido hasta aqui, por ser pacientes y disfrutar de esta secuela a modo de precuela (Por mas incongruente que suene) y no se preocupen que la historia continuara.

— ¿es él?


— si…


— ah, es más atractivo de lo que pensé.


— ¿Es verdad que pudo detener a un nigromante él solo?


— ¿Crees que acepte una cena conmigo?


Los murmullos me acompañaron desde entonces a donde quiera que fuera y me reconocían.  Todo empezó al otro día después de ese incidente en el cementerio que tuvimos que ir al parlamento.  Yo no conocía el lugar, así que estaba muy sorprendido por el gran cambio de ambiente entre lo que conocía y eso. El edificio era enorme, casi un palacio o un castillo.  Estaba lleno de magos, y por lo tanto, el aire cargado de magia. Había todo tipo de marcas y magia, yo estaba encantando con esto eso… hasta que al salir de la sala donde habíamos sido presentados, escuche los susurros a mis espaldas.


A mi lado, Anker se puso tenso al escuchar eso ultimo. Él conocía este lugar, no era la primera vez que venía, así que de nuevo, me valí de él para no perderme o saber qué hacer. Parecía que la noticia de lo que habíamos hecho se había regado por todos lados, porque de pronto, todos parecían saberlo. A mí no me parecía la gran cosa.


— Disculpa— me gire. Escuche el refunfuño de Anker y casi me pareció verle poner los ojos en blanco mientras me detenía. Era una de las dos chicas que había escuchado hablar antes. Sus mejillas estaban un poco coloradas, pero había decisión en su mirada— si… tú… ¿podría invitarte a comer?


— eh…— Anker resoplo con fastidio a mi lado— eres muy amable por invitarme, pero lo siento, no puedo aceptar tu invitación. Ya tengo a alguien especial, espero  comprendas—  me gire solo para encontrar a Anker con la cara tan roja como la de esa chica. Me miro y luego siguió caminando— ¿Anker?


— no lo digas así… ese modo… tu…


— ¿Qué dices?


— ¿Por qué le dijiste eso?


— ¿querías que aceptara su invitación?


— ¡De ninguna manera!


— no entiendo… yo solo le dije la verdad. No puedo salir con nadie ahora porque estoy saliendo con alguien más, con alguien especial para mí.


— Me gusta… la forma en que dices eso, suena bien— seguimos caminando en silencio. Yo sonreí. Era divertido ver eso en Anker, aparentando ser tan seguro y todo, pero era muy fácil que se pusiera celoso por cosas sin importancia.  Me causaba más gracia el hecho de que siguiera negándose a decirles a los demás que estábamos juntos.


— Bueno, creo que ahora las cosas van a cambiar un poco  ¿no?— acababan de reconocernos como principales en el parlamento, tendríamos muchas más salidas, más peligrosas y seriamos tomados en cuenta para más asuntos que solo cuidar de los nuevos magos.


— si… no me lo creo. Yo no hice nada.


— ¿No? de no ser por ti, no hubiera podido acercarme a ese nigromante— luchar contra los  reanimados y contra su creador al mismo tiempo era imposible para mí— no menosprecies lo que haces.


— No sé si… yo no quería ser tan importante en el parlamento—  estábamos fuera.  Recién había comenzado a aprender la desaparición, así que después de tomar la mano de Anker, nos desaparecí.  No aparecí directo en casa, sino un poco lejos. No le solté la mano, y Anker no intento soltarse.


— está bien, estamos juntos en eso, es genial que lo estemos. ¿Sabes? incluso me siento feliz de que lo hayamos hecho juntos, creo que el parlamento puede creer que hacemos un buen equipo.


— ¿tú crees?


— Sí— Anker pareció emocionarse con la idea, porque comenzó a hablar sobre los viajes que podíamos hacer, los lugares que le gustaría visitar conmigo. Me gustaba verle más abierto que antes.


— incluso podemos ir a ver esa enorme muralla en las tierras chinas, ¿no crees? incluso podrías visitar a shui ¿es tu amiga, no?  Ah, es una pena que ya sepas aparecerte, vamos a perdernos de todos esos días de viaje juntos, viajar con magia es muy corto, y entonces…


— Anker…


— ¿podremos fingir que nos perdimos? Sería una buena excusa, pero no sé si van a creerme a mí…


— Anker


— ¿Qué?— me incline y le bese. Nos quedamos besándonos un buen rato, de pie en alguna de las calles de la ciudad donde vivíamos, que cada vez me parecía más grande y más poblada.


—  Estabas divagando mucho— le dije, moviendo mis labios contra los suyos.


— lo siento.


— no te disculpes, eso no es problema. Pero me gustaría que en lugar de divagarlo, estuvieras planeándolo de verdad. No me molestaría hacer todo eso contigo— sus ojos brillaron y sonrió. Se separó de mí y me soltó la mano cuando seguimos caminando.


— lo hare.


En casa todos nos recibieron como si hubiéramos hecho una gran proeza. Había dos niños más ya en el lugar.  Isabel había preparado todo un banquete y Netikerty había comprado un par de  pasteles para celebrar.


— Es increíble— los niños estaban emocionados por las dos insignias que ahora llevábamos sobre la ropa, y que no habíamos tenido oportunidad de quitarnos— ¿Cómo le hicieron para vencerle?


— sí, dinos, Kiran.


— bueno…— les conté un poco de lo que paso con ayuda de Anker, que era mucho mejor que yo contando historias también. Me quede en silencio, escuchando su voz, usando tonos dramáticos, pausas y muchos altos y bajos. Jency me sonrió cuando se sentó a mi lado y me paso un vaso de vino. 


— qué suerte ¿eh?


— ¿Cómo?


— me hubiera gustado estar con ustedes allá, no todos los días puedes pelear con un nigromante. Y por si fuera poco, ahora…— miro la insignia en mi ropa— es estupendo, Kiran. ¿Te dieron alguna misión?


— no, aun no. creo que nos dejaran descansar un poco. Pero oye, escuchamos que los nigromantes están muy activos por estos días, causando problemas en los pueblos y esas cosas. Quizá de topes con uno pronto— bromee. Jency solo una risita.


— Eso espero—  la pequeña fiesta que teníamos se extendió un buen rato. Recibimos muchos menajes y  pequeños obsequios en los días siguientes, como si hubiéramos hecho algo realmente importante. Podía ver que Anker pensaba igual que yo.  No había encontrado un tiempo para estar a solas con él.


Casi una semana después, él fue quien me busco mientras estaba en la ciudad.


— ¿Qué estás haciendo?


— ayudando…


— ah, ya no puedo sorprenderme. Necesito que vengas conmigo.


— Claro— deje las cosas que había estado cargando hacia una de las tiendas— ¿Qué pasa?


—llego una invitación del parlamento.


— oh… ¿Una misión?


— una fiesta mas bien.


— ¿Fiesta?


— quieren conocernos, involucrarnos más en eso. No me gusta mucho la idea, pero tenemos que ir— nunca había ido a una de esas fiestas, ni a una fiesta en realidad que no fuera en casa hecha por nosotros— ¿Pasa algo?


— Nunca he ido a una fiesta— Anker me miro, con los ojos muy abiertos antes de ponerse a reír.


— Eso no debería preocuparte. Ya verás cuando termine todo, ¿Tienes que ponerte?


— Mi ropa…


— no hablo de eso… ah, olvídalo busquemos algo ahora que estamos  aquí— no tenía idea de los modales para esos eventos, aunque si lo pienso ahora, tampoco me tomo mucho tiempo aprenderlo.  No sabía para nada de que iban esas dichosas fiestas. 


Nos despedimos de los demás dos días después. Nos habían dejado una habitación allí, así que no teníamos porque volver ese mismo día. El lugar era grande, y demasiado lujoso para mí.


— vaya, hay dos camas— fue lo primero que comente. Anker las miro, dejando las cosas a un lado de la puerta.


— ¿Cuál prefieres?


— La que vayas a usar tu— mi comentario le hizo sonrojar, evito mi mirada y se fue a sentar en una de las camas— entonces será esa.


— Tonto— deje mis cosas en la otra cama. Anker no me miraba cuando me puse delante de él. Le bese, tomándole del cabello. Él me respondió el beso con la misma intensidad que yo. Sus manos me sujetaron del cuello y me hicieron caer con él a la cama— ¿Qué haces?


— Tomarme unos momentos— susurre. Metí mis manos entre sus ropas. Anker suspiro, me miro con ese brillo de lujuria que ya había empezado a reconocer.


— pero… oh, dios…


— ¿Umm?— sus manos me detuvieron. Me miro, parecía molesto, desilusionado.


— no podemos… la fiesta…


— ah… pero…


— no sería bueno presentarnos después de… en especial porque no creo dejarte ir— sonreí. Él me beso.   Casi con pesar me levante. Faltaba poco para la fiesta, pero Anker tenía razón, yo no estaba seguro de querer moverme después de lo que hacíamos, y si llegaba a hacerlo, sería solo para estar con Anker otra vez.


— Después— prometí. Anker rio, se sentó y me abrazo.


— Después— repitió.


 


El salón donde era la fiesta no era tan increíble. Me pareció oscuro y soso. De vez en cuando a alguien se le ocurría hacer una demostración de magia, lo cual ocasionaba destellos de colores, o súbitos cambios de temperatura. No me encontraba cómodo con las ropas que llevaba, y me estaba aburriendo. Gran parte del tiempo que había estado allí, me la había pasado saludando a todos los que me presentaban, ya íbamos de un lado a otro, siguiendo a diferentes personas, tomando lo que nos ofrecían.


— ¿Quieres bailar?— suspire discretamente. Anker, a mi lado, solo puso los ojos en blanco, y giro la cabeza para no ver a la octava chica que me pedía bailar esa noche.


—  Disculpa, pero realmente es la primera vez que estoy en una fiesta, y no conozco los bailes, lo siento—  ella se fue, decepcionada. Realmente me estaba cansando de estar rechazando chicas, de escucharles reír y verles volverse entre ellas cuando pasaba cerca de algunas. No era el único cansado, aunque en el caso de Anker, estaba también el mal humor. Al principio fue gracioso verle fruncir las cejas. 


— Vamos fuera— señalo las puertas que daban a un jardín. Le seguí— ah, quiero volver a la habitación. 


— ¿Estás celoso?— le moleste. Él me miro. Desde hacía un buen rato que me estaba costando no besarle, ¿Cómo podía no hacerlo al ver como torcía los labios cada que una chica se me acercaba?


— no tienes idea de cuánto.


— ¿Por qué? No deberías.


— pero… quisiera ser yo quien baile contigo. Sería muy malo si ven bailar a dos hombres, y de seguro, no podría quedarme en paz mientras bailo si eres tu quien está ahí.


— ah, Anker… no estoy mintiéndoles al decir que no sé bailar. No sé, así que… no podría bailar contigo tampoco— él me miro, serio, y luego me dio un golpe en el brazo.


— idiota, estas arruinado mis sueños— eso me hizo reír, en especial porque note que Anker estaba un poco ebrio por la forma en que arrastraba las palabras. Él solo me miro mal mientras me sostenía el estomago de tanto reírme. Nunca me cansaría de estar con Anker— no es gracioso.


— lo siento…


— yo quiero bailar contigo, de seguro iras a bailar con alguna de esas chicas ¿no?


— No sé bailar— repetí. Él hizo una mueca— además, escucha, no podría bailar con alguien más si eso no te hace feliz. No podría estar con nadie más porque estoy contigo.


— vas a dejarme como a los demás, siempre lo haces.


— no a ti. Yo a los demás no… no sentí por nadie más lo que siento por ti, por eso se que no puedo…— el sonido de unos pasos me interrumpió. Los dos miramos como apareció una chica por el camino donde estábamos. Estábamos algo lejos de la entrada, pero aun nos podían ver desde la entrada, y de seguro ella estaba buscándonos… buscándome. 


— tsk…— Anker la miro de tal manera que ella solo nos miro, y dirigió una disculpa antes de volver.  Incluso creí ver algunas chispas en el aire— ¿Qué decías, Kiran?


— te quiero, no tienes que preocuparte por los demás, porque te quiero.


— ah…


— Vamos, creo que podemos irnos ya— Anker parecía perdido. Logre salir de la fiesta sin que nos vieran. Todavía me costaba no reír por la reacción de Anker. Le quería, sí, porque no sentía  lo mismo por los demás, porque no le había dicho que si solo por herir los sentimientos.  Anker se tambaleo a la cama.


— ¿puedo enseñarte a bailar?


— ¿Qué?


— no sabes bailar, entonces yo voy a enseñarte.


— estás diciendo tonterías por el licor. Duérmete—  en lugar de hacer eso, sentí que me abrazaba por la espalda. Sentí sus labios en la piel de mi cuello— ¿Anker?


— No…—  suspire. No estaba tan seguro de que esto fuera correcto, porque Anker no estaba en condiciones, a mi parecer. Le escuche reír— sé lo que piensas. No estoy tan ebrio, Kiran. Y aunque lo estuviera, no me molestaría si quisieras hacer algo más conmigo.


— no lo haría.


— Lo sé— me beso.  Aun tenía algunas dudas sobre si estaba o no ebrio, pero después de estar besándonos a solas, en una habitación donde sabía que no iban a molestarnos, no pude pensar mucho más. Metí las manos en sus ropas, tocando su piel. Él comenzó a jalar de las mías— dilo otra vez.


— ¿Umm?— Anker me miro, había detenido sus manos, intentaba deshacerme de los molestos guantes de Anker— ¿Qué diga qué?


— Que me quieres— se los quite, y luego le bese las manos de nuevo.


— Te quiero— me beso. Me sentí caer hacia la cama. Anker me había empujado, las últimas ropas  en el suelo. Rodé y le deje debajo de mí. Anker suspiro, no despego los ojos de mí mientras le acariciaba, bajando sus manos por su cuerpo. Le sentía temblar bajo mis dedos— te quiero.


Las manos de Anker me atrajeron hacia él. Las pocas reservas que pudiera tener desparecieron al sentir sus manos recorrerme, bajar por mi espaldas, colándose entre nuestros cuerpos, acariciándome.   Cuando él comenzó a suspirar e intentar acallar sus gemidos, me perdí por completo en su cuerpo.


 


No despertamos hasta casi el medio día siguiente. Anker había vuelto a su cama en algún momento de la noche, o quizá de la mañana, no  podía recordarlo. No había ruido, y eso me adormilaba mas. Comenzó a buscar mi ropa, algo más cómodo que lo que había llevado por la noche.


— ¿Qué haces?


— vestirme. Es tarde, nos hemos saltado el desayuno.


— que desgracia— Anker bostezo— porque tengo hambre— tenía cara de sueño, y le costaba mantener los ojos abiertos— ¿Por qué estoy en esta cama?— pregunto, después de frotarse la cara y bostezar un par de veces.


— no lo sé, pensé que tú te habías cambiado de cama.


— Umm… no lo recuerdo— comenzó a vestirse despacio. En su piel aun podía ver las marcas que le hiciera por la noche.  Sonreí al verlas— Kiran… anoche… oh, dime que no hice lo que creo que hice.


— ¿Ponerte a mirar mal a todas las chicas que se me acercaban y hacer una rabieta después?


— ¡No! ¡Qué vergonzoso!— se dejó caer de nuevo en la cama.


— no creo que nadie más notara cual es el problema. Además, ¿tan malo es que los demás sepan?


— por su…


— porque yo no entiendo cual sería el problema de que supieran, aun si no lo aceptan, aun si es malo para ellos ¿Qué es lo peor que pueden hacer? ¿Alejarnos del parlamento? ¿No darnos misiones? Creo que ahora mismo no están para ponerse muy exigentes.


— yo…


—  ah, lo siento. No quiero presionarte, ni que pienses que me importa que lo sepan o no, es solo  que me preocupa un poco como reaccionas con eso. Sigo diciendo que si no quieres que lo sepa nadie, entonces está bien. ¿Deberíamos ir al comedor? A lo mejor aun queda algo del desayuno o encontremos una merienda— dije, terminando por ponerme la ropa. Anker se había quedado en la cama, solo con los pantalones puestos.


— Espera… no es… sé que no importa… que lo sepan los demás. Pero me importa a mí. No soy como tú. Además…— Anker hizo una pausa— todos en mi familia me dieron la espalda cuando lo supieron que no sabía qué hacer, estaba lo de la magia, y luego eso… yo no era un niño cuando me acogieron los del parlamento.  Siempre me había ocultado, primero por mis manos, y luego por eso… antes pensaba al igual que tú, ¿sabes? por eso lo dije, se los deje muy claro.  Quise que no me importara, pero importa.


— No... No lo sabía— Anker nunca me había contado eso.  Sabía que recordaba a su familia porque había hecho algunos comentarios antes, pero de eso a lo que me contaba. Me sentía mal por lo que me contaba, pero aliviado al fin de poder entender un poco más a Anker.  


— no es algo que le cuente a cualquiera. Creo que si lo digo, todo será como antes, todo terminara mal.


— Anker, sabes que no te estaba pidiendo que lo dijeras.


— sí, lo sé. Pero me siento un poco presionado cuando lo mencionas, porque sé que tú no quieres ocultarlo. ¿Acaso no has pensado en que yo también quiero contarlo? ¿Qué quiero que todos me vean contigo y que ya no se acerquen a preguntarte si les puedes dar una cita? claro que quiero que lo sepan, pero no puedo… no puedo.  


— Entiendo— no se lo dije en ese momento, porque no creía que se lo fuera a tomar bien, pero me prometí no volver a presionar ni comentar nada sobre eso— realmente no importa, no cambia el hecho de que estamos juntos.


— Tienes razón— me dirijo una sonrisa un poco triste— pero… quizá vaya a esforzarme con eso. No me gusta ver como las chicas se te acercan.


— Entonces, ¿estaría bien si fuera otro chico?— creo que si Anker hubiera estado comiendo o bebiendo algo en ese momento, habría escupido la comida.


— eso sería peor. ¿Alguien te ha estado insinuando algo? me contengo porque son chicas, pero si es un chico…— me solté a reír, y eso aligero el ambiente pesado que había en la habitación. En serio, no tenía a Anker como alguien celoso, y me sorprendía mucho lo posesivo que podía ser— ¡Estoy hablando en serio!


— lo sé— por si no fueran claras sus palabras, el calor y las chispas a su alrededor lo eran— me asegurare de no provocar a nadie, o al final terminaras incinerando a alguien.


— Mmm— me acerque y le bese— pero de verdad, tengo que hacer algo contigo. Eres terriblemente irresistible para otros.


 — no te presiones, ve a tu paso, Anker, y recuerda, puede ser un héroe  tanto el que triunfa como el que sucumbe pero no el que abandona.


— ¿y me lo dice el héroe?


— Tú también eres un héroe— le dije.


— sigo con hambre. Vayamos a comer antes de que nos vuelvan a llamar y tengamos que saludar a un montón de magos más— se terminó de vestir ante mis ojos— ¿crees que tengan postres? Aunque me comería cualquier cosa ahora mismo.


— Vamos— yo avance primero.


— Kiran, espera…— me gire al tiempo que Anker corría hasta mí, se colgó de mi cuello y me beso.  Fue un beso cargado de lujuria—  hagámoslo otra vez antes de irnos a casa, pero primero vayamos a comer.


— ¿no piensas en otra cosa?


— pienso en muchas cosas, Kiran. Y no todas te involucran— me dijo, usando un tono provocativo antes de salir. Le seguí, riendo— no te burles de mi—  y es que el tono de seducción de Anker era realmente ridículo. Le seguí, procurando no reír mucho, pero no tenía remedio.  


En esos momentos, no podía ver  otra cosa más que el brillante presente que tenía.

Notas finales:

 

Gracias por leer, nos leemos la proxima semana.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).