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Misión Destiel (Semi - Au) por Babaau

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(Advertencia: Tiene alguito de smut!)


Charlie felicitó a Sam por enésima vez en el día por su idea, mientras se quitaba la aburrida chaqueta que había utilizado para hacerse pasar por una agente del FBI un rato atrás. El caso había resultado un fiasco: La chica en efecto se había fugado con el mejor amigo de su ex, según habían descubierto interrogando a su mejor amiga. La pelirroja, sin embargo, seguía igual de entusiasmada.


-Dejarlos solos todo el día, ¡eres brillante Samwise! Ojalá Cas use este rato con sabiduría.


-Por el momento es todo lo que puedo hacer -Dijo el cazador encogiéndose de hombros. Sabía que era poca cosa, pero en su filosofía de vida cada grano de arena contaba. Quizá tras varias jornadas juntos, los sentimientos de Dean hacia Cas por fin se esclareciesen. 


-¿Sabes qué más podrías hacer? -Charlie interrumpió sus pensamientos mientras tomaba las llaves de su pequeño escarabajo amarillo y abría la puerta. Sam la miró, curioso. -Podrías peinarte un poco. Tu cita estará aquí en un abrir y cerrar de ojos. 


-¿Disculpa?


-¡Oh Gabe! -Imploró ella en voz alta -¡Trickster de nuestros corazones, te pido que te hagas presente frente a nosotros en este momento! Tengo un plan que creo que te gustará.


-Charlie... -Sam gruñó, furioso, pero la chica lo ignoró, aguardando con los ojos fuertemente cerrados y las manos entrelazadas en actitud de rezo. 


Pasaron algunos momentos sin noticia alguna, y entonces ella agregó: 


-Y te compré el nuevo chupetín con chicle de sandía y manzana...


-¡Ahora estamos hablando, Ginny! -Gabriel se materializó frente a ellos y arrebató la golosina de la mano de la muchacha con una enorme sonrisa. 


-Eres un glotón -Rió ella, mientras Sam suspiraba fastidiado. El arcángel rió:


-¡Culpable! Oye, y... ¿qué le pasa a Largo? Se lo ve algo tenso.


-El plan de Charlie es absurdo, eso me pasa. -Sam se cruzó de brazos y se apoyó contra el pequeño auto amarillo, mientras mascullaba enojado. 


-Basta Sam, ya lo discutimos y es genial. Dean necesita apoyo moral. -Dictaminó ella.


-¡No así! 


Justo así! ¡Ahora silencio! 


-¿Apoyo moral para...? -Gabriel mordió el chupetín para llegar a su centro de chicle mientras los miraba intrigado.


-Bueno, verás... -La chica se explicó- Creemos qu--


-Crees.  crees. -La corrigió Sam.


-Bien. Yo creo que Dean necesita un ejemplo positivo y conocido de una pareja gay. Sino seguirá creyendo que lo que le pasa con Cas es una amistad cercana y jamás se animará a admitir que es mucho más que eso. 


-De acuerdo... -Gabriel le siguió el juego -¿Y dónde están Cas y él ahora?


-En el bunker. Sam y yo los dejamos a solas un rato.


-Oh... -El arcángel arqueó sus cejas exageradamente varias veces seguidas, mientras esbozaba una sonrisa ladina.


-No es nada de eso -El cazador intercedió, fastidiado. -El Impala tenía problemas con la caja de velocidades y Dean quería que tu hermano lo ayudase a arreglarla.


-Bah, aburrido... 


-Por eso, ¡escucha! -Charlie volvió al ataque.


Gabriel se distrajo un momento de la apasionada explicación de la chica para espiar con sus poderes si lo que Castiel estaba haciendo en ese rato a solas con su enamorado era realmente tan poco productivo como Sam decía... Sus pequeños ojos ambarinos se abrieron como cuentas al ver que la palanca con la que estaba jugando su hermanito en ese momento no era exactamente la de cambios


-Eeehhm... -Comenzó con un asomo de sonrisa, pero entonces la chica dijo algo que llamó más su atención que la obvia aventura que se estaba desarrollando bajo las supuestamente avezadas narices de aquellos dos jóvenes sabuesos:


-...Entonces pensé que tú y Sam podrían ponerse a salir. 


-¿Disculpa? 


-Sí, lo sé, es mucho pedir. -Se excusó ella enseguida -Samwell está horrorizado. Pero ni siquiera tendría que ser real, ¡es sólo para darle ánimos a Dean!


-Es una estupidez -Volvió a ladrar Sam. Al parecer era mucho más homofóbico que su bisexual hermano mayor, pensó Gabriel con una risita disimulada. 


-No estaría tan seguro, Sammy. -Dijo con aire casual. -No creo que a tu hermano y al mío les falte demasiado para acabar... de descubrir lo que sienten.


-¡¿Lo ves?! -La pelirroja exclamó entusiasmada y se giró hacia el cazador. -Vamos, no será tan malo... Gabe se portará bien, ¿verdad que sí?


-Prometo mantener mis manos por arriba de tu cintura siempre. -Juró el otro con una mano en el corazón y la otra en alto. Sam puso los ojos en blanco.


-¿No creen que resulte altamente sospechoso para Dean que Gabriel y yo de golpe nos pongamos a salir? No es estúpido.


-En eso tienes razón. -El arcángel intercedió. -Así que tu trabajo sólo sería mostrarte halagado ante mis piropos y reírte cuando haga alguna de mis exquisitas bromas, ¿verdad, Charlie? Que sólo parezca que te estoy ablandando de a poco.


-¡Exacto! -La chica estaba feliz -Exactamente esa es mi idea, y de esa forma quizá Dean también se ablande por Cas.


Más bien todo lo contrario, pensó el arcángel con una risita disimulada. El cazador lo miró con sospecha y él carraspeó.


-Yo no tengo problema en ayudarlos, niños. Así que... si te decides, cuenta conmigo Sam. 


Lo miró con una inusual seriedad, y el joven se vio tentado de preguntarle qué tanto ganaría con ello como para haber ofrecido su ayuda tan desinteresadamente. El recuerdo de los flirteos del arcángel hacia él, sin embargo, lo disuadió. Antes de que pudiese decir nada más, Charlie intercedió:


-Ya está decidido... ¿verdad, Sam? -Lo observó con una ceja en alto y el muchacho suspiró.


-De acuerdo. Pero no exageres, Gabriel, ¿oíste? -Le advirtió con la expresión más amenazante que pudo esbozar considerando que estaba tratando de amedrentar a un ser infinitas veces más poderoso que él. El mismo asintió.


-Estamos haciendo esto por nuestros hermanos. Prometo ser sutil. ¿Te veo esta noche? 


-D--de acuerdo. -El cazador gruñó, resignado.


-Perfecto. -Le sonrió con inocencia y sin más se esfumó en el aire con un fuerte batir de alas. 


Benditos fuesen Cas y Dean con su amorío secreto, pensó con traviesa satisfacción mientras disfrutaba su chupetín de frutas arriba en las nubes.


° ° °


-Necesitas asegurarte de que el cable del embrague no quede demasiado tirante, porque estaría accionando todo el tiempo y terminaría gastándose. -Dean le explicó a Cas, quien estaba siguiendo sus indicaciones para ajustar la pieza floja bajo el capó. 


-¿Así está bien? -El ángel le preguntó dudoso, incorporándose mientras sostenía la llave de apriete con ambas manos contra su pecho y aguardaba la evaluación. Estaba ansioso por hacer las cosas bien y no decepcionar al cazador en algo tan importante como el mantenimiento de su querido auto.


-Tú mismo puedes chequearlo -Dean lo alentó con una sonrisa, mientras posaba una de sus manos en la cintura de Cas y lo guiaba hacia el asiento del conductor.


-¿Cómo? -Intentó seguir sus indicaciones pero el calor que despedía el joven lo aturdía. 


-Pisa el pedal y siéntelo. Los autos necesitan el uso de más sentidos que sólo la vista para saber cuando algo anda mal. ¡Anda, pruébalo! Fíjate si se siente normal.


Cas se sentó al volante e hizo lo que le indicó, pero no comprendía del todo qué era lo que estaba buscando notar al presionar el embrague. Dean se inclinó entonces hacia él sosteniéndose del marco de la puerta mientras con su mano libre guiaba la pierna del ángel, totalmente ignorante a los escalofríos que le estaba provocando con ello. 


-¿Puedes llevar el pie hasta el fondo? -Le dijo en un murmullo que a Cas se le antojó excitante. ¿Era él sólo el que se sentía así de abrumado? Cielos, mejor intentaba concentrarse.


-S--sí, creo que sí. -La mano de Dean le aflojó la presión en el muslo por un momento antes de volver a empujarlo hacia el pedal. Cas tragó saliva.


-Pruébalo varias veces, fíjate si no se siente duro.


¿Qué estaba duro...? Dios, realmente necesitaba concentrarse.


-E--eh sí. Se siente duro. Creo. -Balbuceó algo desorientado. Dean frunció el ceño.


-¿Estás seguro? A ver... déjame probar. 


Hizo bajar al ángel y tomó su lugar, accionando con naturalidad el pedal varias veces antes de levantar la vista confundido.


-¡Así está perfecto, Cas! -Le dijo con una sonrisa extrañada.


-Claro.


-Si lo dejases más flojo no llegaría a pasar las velocidades, ¿entiendes?


-Cierto.


-Cas... -Dean esbozó una sonrisa de lado mientras el ángel asentía en el aire, con los ojos muy abiertos. -¿Estás escuchando algo de lo que te estoy diciendo?


-P--por supuesto.


-Mm-hmm. -Bajó del auto y se paró frente al ángel, cuyo rostro traslucía culpa por cada poro. -Para estar tan distraído lo hiciste muy bien. -Le dijo con una mueca divertida.


-Gracias... 


-¿Se puede saber qué te tiene tan disperso? Es importante que aprendas a arreglar un vehículo, amigo, ¿qué harías si no tuvieses tus alas y necesitases viajar?


-Pues... te pediría ayuda. -Castiel contestó con sinceridad, lo que arrancó una pequeña risa del cazador.


-Vaya. El señor resultó ser cómodo. 


-Es muy difícil entender el funcionamiento de un vehículo, Dean. -Se defendió -Sé manejar uno, pero arreglarlo... 


-¡No es tan complicado! Sólo tienes que prestar atención, ya te dije. Usar tus sentidos. Es como... -Dean buscó un ejemplo sencillo, pero su mente sólo le ofrecía uno y no estaba seguro de que fuese adecuado exponerlo. Cas lo observó con curiosidad.


-¿Como...?


-Es como conmigo. -Las orejas del joven se tornaron de color rosado al decirlo, pero se obligó a mantener la compostura. -Si... me haces algo, ¿cómo puedes saber cómo me siento al respecto?


-¿Algo como qué? -El ángel ladeó la cabeza.


-Algo como... -Extendió su mano y rozó con la punta de sus dedos el antebrazo descubierto de Cas, quien se estremeció. -Algo como esto. ¿Cómo sé si te gusta?


-P--porque... ¿yo te lo digo? 


-¿Y si no me lo dices? ¿Cómo más? -Dean inquirió sin dejar de acariciar su piel lentamente. Cas sintió un agradable cosquilleo recorrer su brazo, pero se obligó a contestar.


-Pues... ¿porque no me alejo?


-Sí, de acuerdo, pero es más sutil que eso. -El cazador subió con sus dedos por el brazo y cuello del ángel hasta llegar a su rostro, donde suavemente delineó el contorno de sus labios con el pulgar. -¿Qué hay de esto? Me doy cuenta que te gusta, pero ¿cómo lo sé?


Cas estaba teniendo dificultades para hilar una frase coherente a esa altura, así que sólo se encogió de hombros. Dean dio un paso más cerca de él y clavó sus ojos en la boca del ángel a medida que la acariciaba.


-Me doy cuenta porque estás respirando más rápido -Le dijo en un ronroneo -Y porque tus labios se abren para mí cuando los rozo. 


-D--dean...


-Me doy cuenta porque tu voz se siente más tensa, y tus pupilas se dilatan... Comprender a un auto es igual, Cas, sólo debes prestar atención a las señales que te envía, ¿entiendes?


-Sí... lo entiendo. 


-Recién no estabas prestando atención a Baby, por eso no notaste que el pedal ya andaba bien. También me di cuenta de eso. -Le dijo mientras le acariciaba el cabello y lo tomaba del cuello, acercándose a centímetros de su rostro. Cas cerró los ojos y suspiró.


-Estaba prestándote atención a tí, y a tu mano sobre mi pierna -Admitió sin pudor alguno. Dean sonrió contra sus labios, mirándolo fijo.


-Lo sé...


Eliminó la distancia entre ambos y lo besó apasionadamente, aprisionándolo por la cintura para pegarlo más a él. Cas le rodeó el cuello con los brazos entregándose sin dudar, contento de haber finalizado la clase de mecánica para pasar a algo más placentero y menos complicado.  


Se besaron con voracidad, completamente inconscientes de lo expuestos que estaban en el garage, sólo prestándose atención el uno al otro. Las manos de Dean volaron enseguida a los botones de la camisa de Cas, y al dejar al descubierto su torso se dedicó a acariciarlo mientras le besaba el cuello y los hombros, arrancándole pequeños murmullos de aprobación que lo excitaban más y más a cada momento. Comenzaba a volverse adicto a los sonidos que emitía el ángel cuando lo tenía entre sus brazos.


No mucho después, sin embargo, mientras sus bocas volvían a estar unidas y sus manos recorriéndose impacientes, el cazador consiguió la fuerza de voluntad suficiente para soltar el exquisito trasero del ángel por un momento y abrir la puerta posterior de su auto. Entonces interrumpió el ardiente beso para deslizarse dentro del vehículo, y arrastró al otro de la mano con él. 


-¿Qué estamos haciendo aquí? -Le dijo Cas confundido una vez que estuvieron sentados, mientras Dean se estiraba por sobre él para cerrar la puerta. 


-Ponernos cómodos -Repuso el hombre inclinándose para besarle el cuello al tiempo que una de sus manos lo rodeaba por la cintura. 


Castiel no comprendía cómo el diminuto interior del automóvil podía resultarle a Dean algo "cómodo" en absoluto considerando que ambos eran hombres adultos y de buena estatura, pero cuando el cazador le desabotonó el pantalón poco después y comenzó a estimular su erección con una mano sin dejar de besarlo, ya no le molestó tanto estar en un espacio reducido. Los obligaría a permanecer apretados el uno contra el otro, y eso le parecía sumamente excitante.


(Continuará.)


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