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Misión Destiel (Semi - Au) por Babaau

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El resto de la semana transcurrió sin mayores sobresaltos, viajaron hasta la otra punta del mapa para resolver un caso con un Djinn, y para el fin de semana estaban regresando al bunker.

Cas y Dean habían mantenido un trato formal todo el tiempo, pero cuando Sam y Charlie no los veían el cazador solía guiñarle un ojo al ángel, y en otras ocasiones éste no podía evitar recorrerlo con la mirada de pies a cabeza, algo que al joven siempre le hacía cosquillear la piel. Eran pequeños momentos de complicidad, pero para ambos sin decirlo eran un grato recordatorio de que las cosas entre ellos ya no eran como antes.

-Ya quiero estar de vuelta en el bunker. -Pensó Dean mientras manejaba aburrido el auto, dirigiendo sus pensamientos intencionadamente hacia Cas con la intención de hacer un experimento.

El ángel captó las palabras provenientes del cazador y dejó de mirar por la ventana para observarlo a través del espejo retrovisor con gesto interrogativo. Dean interceptó su mirada por un momento y enseguida volvió a concentrarse en la ruta.

-No me mires -Advirtió. Para que su experimento funcionase era imperativo que el ángel fuese sutil.

-¿Por qué me estás hablando por este medio, Dean? -Cas estaba ahora mirando muy poco sutilmente todo alrededor, y el mayor de los hermanos deseó que volviese a mirarlo a través del espejo. Resultaría menos obvio.

-Pensé que así tendríamos más libertad. -Dijo con sencillez. Estaba entusiasmado al haber descubierto que podía comunicarse telepáticamente, aunque sólo fuese con el ángel. Lo hacía sentir como un superhéroe.

-¿De qué quieres hablar, entonces? -Cas sentía curiosidad, si bien Dean lo había invocado cientos de veces con el pensamiento, era la primera vez que mantenían una conversación de esa manera. Era agradable.

-Nada particular, ya sabes... estaba pensando que ya quiero llegar.

-¿Estás cansado? Quizá puedas pedirle a Sam que te releve al volante. -Cas sabía que los humanos se cansaban con facilidad, y no quería que Dean se sobreforzase.

-No, no estoy cansado... pero llevo una semana sin ponerte una mano encima y cierta parte de mí comienza a sentir las consecuencias de eso.

Las mejillas de Cas se encendieron como por arte de magia, y sus ojos azules se abrieron como huevos fritos. Dean contuvo una risita triunfal mientras desviaba la mirada hacia la ventana a su izquierda, procurando que los otros dos no notasen nada raro en su rostro. Castiel por fin logró contestar.

-E--Entiendo. Yo también extraño que... me pongas las manos encima. ¿Así se le dice?

-Hay formas menos sutiles, pero si con ésta ya te ruborizaste así... mejor me las reservo para cuando no estemos rodeados de gente.

-Como el poker. Prometiste enseñarme. -Cas agregó, pensativo. Dean se mordió los labios para contenerse de emitir sonido alguno. La inocencia poco inocente del ángel lo incitaba de formas indecibles, haciendo que su pantalón comenzase a sentirse algo comprimido. 

-Lo hice, y te enseñaré. -Garantizó con petulancia. Al ver que Castiel sonreía levemente ante su promesa, tuvo que acomodarse disimuladamente en el asiento. Quizá no había sido tan buena idea provocar al ángel en una situación tan concurrida.

-Oye Cas, ¿por qué sonríes? -Charlie observó al ángel con curiosidad. Él balbuceó algo incómodo.

-R--Radio ángel. -Contestó de pronto, asintiendo con firmeza.

-¿Tienen un segmento de chistes o algo? -Dean le dijo con una risita, mirándolo por sobre el hombro y haciendo reír a los otros dos cazadores. Cas se encogió de hombros.

-A decir verdad a veces dicen cosas muy interesantes...

-Debe ser raro, ¿no? -Inquirió Charlie, pensativa. -Oír voces en tu cabeza y saber que no estás... bueno, loco. ¡Sin ofender Sam!

Sam se tensó en su asiento, con el ceño fruncido.

-No me ofende... -Otra vez volvió a pensar en Lucifer y Gabriel, y decidió que preferiría definitivamente oír al segundo en su cabeza si le diesen a elegir. 

-Estoy acostumbrado. -Cas volteó hacia la chica para responder a su pregunta -Generalmente la ignoro, pero de vez en cuando percibo algunos mensajes que valen la pena y... me distraigo oyéndolos. 

Notó cómo las comisuras de los labios de Dean se elevaban apenas y supo que había entendido a qué mensajes se refería. 

-Oye Cas -Sam intervino -¿Algo que debamos saber en el radar de los ángeles? 

-Nada de tu incumbencia, Sammy... -Dean pensó con malicia. El ángel se encogió de hombros hacia el menor de los hermanos mientras hablaba:

-No, Sam, nada de importancia. 

-A menos que quiera oír lo que planeo hacerte cuando lleguemos... -La sensual voz de Dean resonó en la mente de Cas, y este tuvo que contener un pequeño quejido de placer al oírlo. 

-¡Dean! -Lo reprendió mientras hacía un enorme esfuerzo por no dejar entrever el mar de emociones turbulentas que lo estaba atravesando en ese momento. 

Sam y Charlie continuaron preguntándole sobre la radio de los ángeles animadamente. Sobre qué se sentía percibirla, y qué pasaría si quisiese desconectarse de ella y no pudiese. Cas agradeció que Dean permaneciese en silencio unos momentos, tanto interna como externamente, o le resultaría imposible responder.

El cazador, sin embargo, tenía otros planes...

-¿Y si pensases algo con demasiada intensidad y los demás ángeles te oyesen? -Charlie aventuró en un momento dado -¡Sería como tener un ejército de Profesores X oyéndote las veinticuatro horas del día! ¡Qué horror!

-Gran pregunta. -Dean se coló en sus pensamientos con total descaro -¿Crees que te hayan oído gritar mi nombre los otros días?

-N--No sé quién es ese profesor... -Cas frunció el ceño, azorado, mientras se tironeaba disimuladamente de la corbata. -¡Dean, por favor!

-¿Qué? Es una pregunta válida... 

-Oh Cas, ¡tenemos tantas maratones de películas para hacer! -La chica rió con ternura.

-De acuerdo -Cas convino con amabilidad. Charlie ya le había prometido mostrarle al menos 6 sagas diferentes de su agrado.

-Oye, Cas -Ahora fue el turno de Sam de hablar. Lucía pensativo. -¿Y qué ocurre si alguien piensa algo acerca de ti? Es decir, te invocamos con el pensamiento, pero ¿puedes oír lo que estamos pensando si se trata de ti, aunque no te estemos llamando? 

-Si estoy prestando atención en ese momento, sí. -El ángel respondió con sencillez, y por un instante le dio la sensación de que el joven había palidecido. Sin embargo pronto la voz del hermano mayor del mismo lo distrajo.

-¿Es decir que has oído lo que pensé toda esta semana sobre ti, Cas? Vaya...

-No todo, no me inmiscuyo en tus pensamientos, Dean.

-Lástima...

-Es decir que -Charlie los interrumpió de su conversación psíquica -Si pienso que... no lo sé, Gabriel tiene una nariz graciosa, ¿él me escuchará hacerlo?

-Gabriel es un arcángel, y su alcance es aún mayor al mío. No te aconsejo que te burles de él.

-...porque pensé en tu exquisito trasero más de una vez. Y en lo bien que se siente en mis manos... -Dean volvió a la carga, y Cas se vio tentado de abrir una ventana para dejar entrar algo de aire. 

-De acuerdo, si me estabas oyendo Gabe, ¡lo siento mucho! -Charlie exclamó -No creo que tu nariz sea graciosa... 

-...y pensé cómo me hubiese gustado tener una habitación individual en el motel, para que pudieses visitarme...

-Dean, ¿qué es lo que estás...? -Cas comenzaba a ponerse nervioso. Agradecía que su gabardina fuese lo suficientemente ancha para poder disimular con ella la tiesa erección bajo sus pantalones provocada por los ardientes pensamientos del cazador, pero temía que no fuese suficiente si el otro continuaba incitándolo de esa manera.

-Busca en mis pensamientos y dímelo tú. ¿Qué estoy pensando?

Castiel se concentró a duras penas, y de pronto su conexión mental con Dean estalló con imágenes lujuriosas de él mismo, semi desnudo, llevando a cabo todo tipo de actividades de índole sexual con el cazador. Algunas de ellas ni siquiera sabía que eran posibles. Alarmado, cerró un momento los ojos como si así pudiese apartarlas de su mente, y luego imploró:

-Dean, por favor... Dijiste que no querías que nadie se enterase...

-No tienen por qué enterarse de nada si no lo digo en voz alta, ¿no crees...? 

-Pero yo sí puedo oírte. Y no sé cuánto más pueda permanecer en silencio si sigues pensando esas cosas sobre mí.

-No es que pueda evitarlo, Cas. Necesito sentirte alrededor mío de nuevo...

-Por todos los cielos, Dean.

-...oír como gimes mi nombre mientras me hundo en ti... 

-¡No pienses esas cosas...!

-...sentir tu gracia quemarme la piel nuevamente mientras te vienes sobre mi...

-¡Dean! 

La exclamación indignada de Castiel resonó en el auto, y los tres humanos se sobresaltaron. El ángel pudo ver a través del espejo retrovisor como los ojos del cazador se abrían de golpe, mitad alarmados mitad divertidos, y su cerebro comenzó a buscar desesperadamente qué decir para justificar su grito. 

-¡N--No debes manejar si te estás quedando dormido! -Dijo de golpe.

De inmediato Sam volteó a observar a Dean acusatoriamente, y Charlie formó una perfecta "o" con sus labios. El cazador fulminó al ángel a través del espejo.

-¿Estás bromeando, Dean? -Su hermano lo reprendió. -Detén el auto ahora mismo

-¡Soy demasiado joven para morir porque tú quieras echarte una siesta, bobo! -Agregó Charlie, indignada. Dean suspiró exasperado.

-No me estaba quedando dormido...

-¡Detén el auto! -Sam ladró. -¿Cuántas veces te he dicho que me avises si necesitas descansar? ¡A cualquiera de los tres! ¡Todos sabemos conducir, Dean!

-¡Podrías habernos matado! -Acotó la pelirroja.

-Maldita sea, me la vas a pagar, Cas. -El cazador pensó, furioso, mientras se detenía en la banquina y bajaba del vehículo para dejar que su hermano condujera. 

-Te lo mereces -Repuso el ángel, quien había aprovechado el revuelo para regular su respiración agitada.

-Sí, sí... Te estaba molestando mucho que te hablase así, ¿no? -Dean replicó, irónico.

-De hecho, me estaba gustando demasiado. Así que ahora duérmete, antes de que Sam te obligue a hacerlo. 

La risa traviesa de Dean resonó en la cabeza del ángel, mientras el menor de los Winchester retomaba su reprimenda a coro con la muchacha en el asiento de atrás. Cas se arrebujó plácidamente bajo su gabardina, viendo cómo el cazador suspiraba frustrado, y sonrió: Su malvado juego de seducción había sido arruinado a último momento.

-Si es posible -La voz de Dean volvió a colarse una vez más en su mente, sorprendiéndolo -con lo que acabas de hacerme sólo agravaste mis ganas de llegar cuanto antes al bunker y encargarme de ti.

Cas se estiró hasta el asiento de delante y posó dos dedos en la frente del joven. Antes de obligarlo a dormirse, dejó que sus palabras se deslizasen provocativas hasta la mente de él:

-Te estaré esperando.

Y sin más lo durmió.

 


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