Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Misión Destiel (Semi - Au) por Babaau

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Sam se sentía extrañamente incómodo. Sabía que Gabriel y él habían quedado en buenos términos, pero no podía evitar la sensación de inquietud que lo embargaba desde que habían regresado hacía algunas horas al bunker.


"Gabriel es un arcángel, y su alcance es aún mayor al mío..." - Las palabras de Castiel resonaban en su cabeza como una maldición, haciéndolo sentirse observado. ¿Acaso podía saber cuando pensaba en él? Porque, demonios, los últimos días había pensado en él mucho más de lo que se sentía cómodo admitiendo.


Frustrado, caminó hasta la cocina para servirse un poco de agua. Sentía la garganta seca. Destapó una botellita que sacó de la heladera y le dio un trago, aún mascullando en su mente cada cosa que había pensado acerca del arcángel la pasada semana.


-¿Sabes, Sam? -La voz acaramelada de Gabe lo hizo sobresaltar, y casi se atraganta con su bebida. El arcángel estaba sentado en la encimera, con la cabeza ladeada y una sonrisa tierna en el rostro. -Que pienses "no debo pensar en Gabriel" también es una forma de pensar en mí.


El rostro del joven se tornó de inmediato de un vivo tono carmesí.


-Y--Yo, ehm... -No sabía qué responder. Eso era exactamente a lo que se refería cuando decía que los poderes de aquel ser celestial lo abrumaban. ¿No poder pensar en alguien porque podría darse cuenta? Era absurdo.


-Sí... -Gabriel interrumpió su balbuceo mental con calma -Es algo absurdo. Lo sé.


-¡¿También oíste eso?! -Sam no sabía si indignarse o esconderse bajo una baldosa. El bochorno lo estaba haciendo estremecer.


-Mi padre nos creó a fin de que fuésemos guerreros guardianes, Sam. Centinelas, si así lo quieres. En este momento estoy percibiendo como tú te quieres morir de la vergüenza, pero si te consuela, percibo al mismo tiempo a cientos de miles de pequeños humanos como tú que imploran mi nombre. Si presto atención, suena también la Radio Ángel, como ustedes le dicen, y... capto algo más que suena extrañamente como un CD de Britney Spears. -Fingió un escalofrío de pavor, y Sam sonrió apenas.


-Debe apestar ser tú -Le dijo con honestidad, y fue el turno de Gabriel de sonreír.


-Tiene sus ventajas. Puedo doblar el espacio-tiempo a mi antojo, puedo crear realidades alternativas... oye, creo que fuiste tú quien lo dijo, ¡hasta podría convertirte en un insecto miserable si quisiera! O convertir a tu hermano en mujer... Semejante entretenimiento compensa con creces el constante barullo mental.


-Vaya, y yo me quejaba de tener una voz en mi cabeza...


Gabriel se encogió de hombros con un gesto compasivo, y Sam se reprendió mentalmente por haber traído a tema una vez más a Lucifer.


-Como sea, Sam, aunque no lo creas no estoy aquí para atormentarte.


El joven arqueó las cejas en un gesto interrogativo y el arcángel bajó de un saltito de la encimera para acercarse a él. Sam no pudo evitar pensar lo ridículo que era sentirse tan intimidado por un tipo que frente a él no le llegaba más arriba que el mentón, pero de inmediato se arrepintió.


-Lo bueno viene en frasco chico, Sammy. -Gabe se detuvo a pocos pasos de él, mirándolo con su característica confianza, y el joven rió irónico.


-Un refrán optimista inventado por gente de baja estatura. -Se burló. El arcángel volvió a encogerse de hombros.


-Tal vez tú eres demasiado alto. En fin, te dije que no usaría mis poderes frente a ti, y pretendo mantener mi promesa.


-Usaste tus poderes para oír mis pensamientos.


-No, no realmente. Eso viene con todo el "Paquete Arcángel" que traigo de fábrica. -Se excusó- Pero hay una forma de evitarlo, y quiero ofrecértela.


-¿De evitar que oigas mis pensamientos? -A Sam le costaba creerle.


-No exactamente, de evitar que perciba lo que pienses de mí. ¡Considéralo! Podrás volver a tener todo tipo de pensamientos cochinos con mi cara y yo no lo sabré.


-Nunca tuve pensamientos "cochinos" con tu cara. -El joven lo fulminó.


-Vaya, deberías. Tú ciertamente te ves muy bien en los míos.


-¡Dios, Gabriel! -Sam se palmeó la frente con una mano mientras el otro reía.


-Ok, ok, demasiada información... En fin, ¿aceptas o no? Es una oferta por tiempo limitado.


El joven cazador estaba por contestar cuando oyeron pasos acercarse a la cocina. Pocos segundos después, Castiel apareció frente a ellos.


-Sam, Gabriel. -Dijo, solemne. -¿Qué tal?


-Hola hermanito, ¿dónde dejaste a Dean? -Gabriel sonrió socarrón y el ángel lo observó con el ceño fruncido.


-En su cama, hace horas.


-¡Vaya! ¡No sabía que habían blanqueado su relación! -El arcángel lo provocó. Sam pudo notar como Cas se ruborizaba y decidió salir en su ayuda.


-El idiota de Dean casi se queda dormido manejando hoy y Cas nos avisó a tiempo para quitarlo del volante, así que ahora está durmiendo una siesta. Por cierto, Cas, ¿es normal que duerma tanto?


-Sí, lo es. Usé mis poderes para dormir profundamente a Dean, despertará cuando esté totalmente descansado. Es probable que esté recuperando algunas horas de sueño perdido.


-Décadas, dirás -Rió Sam irónicamente. Que él recordase, su hermano jamás había dormido más de cuatro horas diarias, y ya llevaba como siete. -Por cierto, gracias por avisarnos. No me había dado cuenta cuán cansado estaba Dean.


-No hay problema, Sam. -Repuso Cas caminando hasta la cafetera para ponerla en funcionamiento.


-Oye, hermanito -Gabriel se puso las manos en los bolsillos, adoptando una actitud relajada; Cas, por el contrario, se tensó. -¿Cómo van esas papilas gustativas? Veo que tomaste cierta afición por el café. ¿Hay algo más que estés disfrutando saborear?


-El café es mi favorito por el momento. -Lo miró fijo y agregó, solemne: -Gracias, Gabriel.


-No hay de qué, ¡sácale provecho! -El arcángel le dio una sonora palmada en la espalda mientras reía, y Cas frunció el ceño.


-¿Qué estaban haciendo aquí? -Les dijo de pronto, mirando de uno al otro. Esta vez fue el turno de Sam de tensarse.


-Oh, ehm... Y--Yo vine por agua, y...


-Y yo le estaba ofreciendo a Sam una solución para lo mucho que lo cohíbe que me entere si piensa en mí. Por cierto, ¿sabes de dónde sacó eso? -La mirada de Gabe se tornó suspicaz, y el cazador comenzó a balbucear a la defensiva.


-¡Y--Yo no me cohíbo si...!--


-Yo le dije eso -Cas lo interrumpió. -Él me lo preguntó más temprano.


Sam se golpeó la frente completamente abochornado y enfiló hacia la salida de la cocina, pero Gabe lo detuvo tomándolo por un brazo con inusitada fuerza.


-Alto ahí, gigantón. -Le dijo mirándolo de costado -No contestaste a mi ofrecimiento.


-¿Qué le ofreciste? -Cas se cruzó de brazos y analizó cuidadosamente la expresión de su hermano. Todo ofrecimiento proveniente de él era algo para analizar con cuidado, en su experiencia.


-Le dije que si le molesta tanto que yo sea consciente de sus pensamientos hacia mí, puedo hacer que eso ya no ocurra. ¡Pero Sam todavía no se dignó a responderme!


-¿Y qué esperas a cambio? -El muchacho inquirió de pronto, haciendo que el arcángel esbozase una mueca indignada.


-¡No espero nada! Pero si tú vas a llorar como niña pequeña porque no puedes pensar en mi dulce trasero sin que yo me entere...


Sam dio un paso adelante, furioso, pero Cas se interpuso en su camino, de cara a su propio hermano.


-Aguarda, Sam. -Le dijo con firmeza -Gabriel, no hay forma de que puedas bloquear únicamente su conexión contigo.


El arcángel se encogió de hombros con inocencia, y Sam ladró.


-¡Dijiste que la había!


-Oh, de acuerdo, quizá también silenciaría tu conexión con todos los demás ángeles del mundo, pero ¿para qué los quieres? Tienes celular.


-¿Ibas a cortar mi capacidad para contactar a Cas? -Sam sonaba horrorizado.


-¡Oye! Tú eres el que me critica por mis poderes, ¿y ahora es mi culpa el ofrecerte desactivarlos?


-Sam -Castiel los interrumpió- No sé por qué quieres hacer que Gabriel no pueda oírte, pero no existe una forma de desconectarte individualmente del alcance del cielo. O todos podemos oír tu llamado, o nadie puede. Ten eso en cuenta.


Miró al indignado joven una última vez, tomó la jarra de café y una taza y se marchó de la cocina para darles algo de privacidad. No estaba seguro de qué pensaba Sam al respecto, pero le parecía que Gabriel se sentía atraído por él. Después de todo, jamás había ofrecido renunciar a sus poderes por nadie, que Cas supiera.


.


-No quiero que cortes mi capacidad para llamar a Cas. Olvídalo. -Sam echaba chispas. Había estado a punto de perder su conexión con su mejor amigo, de vital importancia cuando él y Dean se encontraban en problemas, todo por las jugarretas del maldito arcángel y la letra pequeña en sus ofertas.


-Oh lo lamento, olvidé tu necesidad de charlar telepáticamente con mi hermano Castiel. -Gabriel espetó con desagrado -¿O acaso sí te agrada que él oiga lo que piensas de él?


-¿Estás haciéndome una escena de celos? -Sam no lo podía creer. Un día atrás era totalmente indiferente a cualquier cosa relacionada con el arcángel y ahora lo tenía a dos metros de distancia, haciéndole un desplante como si fuesen una pareja.


-¿Celos? Tengo mejores cosas que hacer que estar aquí discutiendo esto contigo, Samuel. -Gabriel se cruzó de brazos, fastidiado -Sólo intentaba ser amable para que no te diese un ataque de pánico en cuanto hiciésemos lo que tu amiga pelirroja nos ordenó, pero si sólo te interesa recriminarme que sea quien soy, entonces renuncio. Enséñenle a Dean cómo salir del closet con alguien más.


-¡Yo no te recriminé que seas un maldito arcángel!


-No, cierto, no lo hiciste. ¡Sólo no haces más que compararme con mi estúpido hermano diabólico por ser de su misma especie!


-¡Sólo fue una vez!


-¡¿Bueno si no es eso entonces qué?! -Gabriel estaba fuera de sí -¿Eres demasiado homofóbico para tratar conmigo? ¡Porque me temo que eso también limite tu trato con nuestros hermanos entonces!


-Oh, cierra la boca, ¿quieres? -Sam gruñó indignado ante las falsas acusaciones del arcángel.


-¡Oblígame!


-¡Lo haré si no te callas!


-¡Bien!


Sam acortó la distancia entre ambos de una zancada y tomándolo por la chaqueta con una mano y por la nuca con la otra le estampó un furioso beso que dejó sin aliento a Gabriel. 


El arcángel se aferró al cazador como pudo, asombrado por la fuerza de su cuerpo mortal y completamente abrumado por el ardiente roce de sus bocas, agresivo e insistente. Sam mordió su labio inferior, arrancándole un pequeño gemido a Gabriel, que el otro aprovechó para deslizar la lengua en el interior de su dulce boca y saborearlo a sus anchas. ¡Vaya! -pensó el menor, comenzando a sentirse afiebrado- ¡El gentil gigante tenía un lado salvaje después de todo! 


Disfrutó unos momentos más del apasionado beso hasta que, con una risilla triunfal, decidió cortarlo de golpe, complacido al ver cómo instintivamente los labios de Sam lo seguían, hambrientos. Entonces puso una de sus manos en el pecho del joven y esbozando su mejor expresión azorada le dijo:


-Lo siento, Sam. Pero no estás pensando claramente, y yo no puedo aprovecharme de eso.


El muchacho lo miró fijo con aquellos bonitos ojos verdes. Lucía aturdido y excitado, y Gabriel deseó con todo su ser aprovecharse de ello hasta quedar satisfecho... Pero no tendría gracia así.


Con un suspiro compungido, volteó entonces entre sus brazos y antes de que Sam pudiese decir nada, desapareció.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).